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ABORTO Y

BIOÉTICA
ABORTO
■ El debate sobre aborto en el ámbito de la bioética
esta entre quienes adjudican al cigoto un
supuesto derecho absoluto a la vida desde la
concepción hasta la muerte natural, y quienes
confieren a la mujer un supuesto derecho
absoluto a decidir sobre su cuerpo. Ambos, lemas
efectistas que simplifican una problemática
compleja, con implicaciones graves para la salud
individual y social.
■ En términos de un choque de absolutos, el
debate sobre el aborto es un falso debate:
apelar a derechos absolutos resulta
improcedente en el ámbito del Derecho, ya
que todo derecho encuentra su límite en el
derecho de terceros; ante derechos en
conflicto, lo que procede es la ponderación.
■ Tampoco es válida la tesis de que el
derecho a la vida es “el primero y superior”
de todos los derechos humanos. Ningún
Derecho Humano tiene ni puede tener
preeminencia sobre ningún otro; por
naturaleza son indivisibles,
interdependientes, complementarios y no
jerarquizables.
■ El conocimiento científico en genética y
embriología humanas registran que en la
primera fase del embarazo una proporción
“no mayor del 20% de los cigotos producto
de la concepción se desarrolla para dar
lugar a un feto que pudiera llegar a ser un
nacido vivo. 
■ Los cigotos tienen muy diferentes destinos;
entre ellos, generar tejidos amorfos,
embarazos anembriónicos, cigotos caóticos,
tumores benignos y malignos, tejido
embrionario con deficiencias orgánicas” tan
severas que producen fetos anencefálicos y
ausencia de otros órganos
FASES DEL DESARROLLO
DEL
■ FETOfecundado, al cigoto,
Al óvulo al
blastocisto, al pre-embrión, al embrión
o al feto se les pueda conferir estatus
ni derechos de la persona con
anterioridad al nacimiento.
■ La neurobiología, por su parte, tras realizar y
cotejar numerosos estudios, concluye que “desde el
punto de vista científico, el ser humano, la persona,
es resultado del desarrollo ontogénico cuando éste
alcanza la etapa de autonomía fisiológica –
viabilidad fuera del útero materno, ya que mientras
tanto depende totalmente del aporte nutricional y
hormonal de la mujer– y cuando su sistema
nervioso ha adquirido la estructura y la
funcionalidad necesarias para percibir estímulos
sensoriales, experimentar dolor y adquirir
conciencia y autonomía”, todo lo cual no sucede
sino hasta la fase tercera y última de la gestación.
■ La tesis gradualista reconoce a la mujer –
persona jurídica– el derecho pleno a decidir
sobre la interrupción del embarazo durante
el primer trimestre. Al embrión lo reconoce
como un bien tutelado jurídicamente –mas
no como persona jurídica– cuya protección
incrementa a medida que logra viabilidad
extrauterina en el tercer trimestre de la
gestación
■ En América Latina, el aborto se condena
como pecado y se tipifica como delito; se
penaliza a la mujer que aborta y a quien la
auxilia para ello. Aún así, nuestra región
mantiene la tasa más elevada de aborto
inducido en el planeta. La realidad
latinoamericana es prueba fehaciente de
que la penalización del aborto no evita, ni
previene, ni resuelve este problema.
Paulina
■ Paulina: menor mexicana de 13 años de edad, miembro
de una familia de escasos recursos; fue violada y quedó
embarazada en 1999. Paulina y su madre solicitaron el
aborto por violación en los términos y plazos que
contempla la ley del estado de Baja California. El director
del hospital se opuso al aborto; Paulina fue retenida en el
hospital, donde se recurrió a dilaciones y presiones para
disuadirla de abortar. El caso se presentó a la Comisión
Interamericana de los Derechos Humanos, la cual
intervino para propiciar una solución amistosa entre las
partes.
■ El gobierno de Baja California reconoció
públicamente su responsabilidad en la violación
del derecho de Paulina a interrumpir su
embarazo, la indemnizó y costeará los gastos de
educación y salud de su hijo hasta que éste
cumpla 18 años. El gobierno se comprometió
asimismo a emitir un código de procedimientos
para la interrupción legal del embarazo en Baja
California, a fin de prevenir “la recurrencia de ese
tipo de situaciones”.
KL
■ Menor peruana de 17 años de edad; gestó
un feto anencefálico en 2001. Los médicos
indicaron la interrupción de embarazo; el
director del hospital no lo consintió. KL tuvo
que llevar su embarazo a término y
amamantar a la recién nacida durante los 4
días en que sobrevivió. La experiencia
ocasionó depresión severa a KL.
■ El Comité de los Derechos Humanos de la ONU
conoció del caso y responsabilizó al Estado
peruano por la violación de los derechos de KL:
trato cruel, inhumano y degradante hacia una
menor, y por “no tomar medidas para responder
a las resistencias de la comunidad médica a
practicar el aborto terapéutico”. El gobierno de
Perú debió indemnizar a KL y promulgar un
protocolo para el aborto terapéutico que impidiera
que casos similares volvieran a ocurrir.
Martha Solay
■ Colombiana de 37 años de edad y madre
de tres niñas, con un cuarto embarazo en
curso en 2006. Falleció ese mismo año
debido a un cáncer que no le fue tratado
porque “pondría en peligro la vida del feto”.
Dejó cuatro huérfanas. La Corte
Constitucional de Colombia despenalizó el
aborto en mayo de 2006; la sentencia no
llegó a tiempo para salvar la vida de
Martha.
Siete indígenas de
Guanajuato (México)
■ Mujeres pobres, sin estudios, con dificultad para
comunicarse en lengua española. Se les acusó de
“homicidio en grado de parentesco”; cumplían penas de
hasta 28 años de prisión. Dos de ellas habían quedado
embarazadas por violación; un aborto fue espontáneo, los
otros cuatro, imprudenciales. En 2010 la oficina de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) en México
intercedió para que se revisaran las sentencias y formuló
recomendaciones al gobierno de Guanajuato para que
tomara las medidas necesarias para erradicar la violencia
de género. Las siete mujeres fueron liberadas al poco
tiempo.
■ La prohibición resulta ineficiente y es,
además, contraproducente: no logra
disuadir a las mujeres que deciden abortar
y, en cambio, las orilla a hacerlo en
situación de riesgo. La prohibición agrava el
problema. Los países comprometidos con
las mejores prácticas para la protección y la
atención de la salud han adoptado el
gradualismo como la opción más adecuada
para reglamentar el aborto.
■  Los más de cuarenta millones de abortos
que se realizan año con año en todo el
mundo son resultado de embarazos que no
fueron planeados ni deseados. El gran reto
para la bioética es contribuir al diseño de
medidas viables en los ámbitos de la
educación, la salud y el derecho que
contribuyan a la prevención de ese tipo de
embarazos.
■ América Latina está urgida de políticas públicas y
acciones de la sociedad en favor de una educación
sexual focalizada hacia los sectores que muestran
la mayor propensión a mantener relaciones
sexuales sin protección: los más jóvenes; los
habitantes de zonas rurales; los pueblos
indígenas; los residentes de asentamientos
irregulares en la periferia de las grandes urbes.
Las parejas deben tener acceso a información
objetiva, oportuna y suficiente sobre planificación
familiar, a anticonceptivos modernos y a
orientaciones sobre su uso apropiado.
■ En América Latina requerimos realizar
esfuerzos adicionales en todos los ámbitos
a fin de eliminar la violencia sexual contra
las niñas, contra las jóvenes, contra todas
las mujeres, no sólo mediante más y
mejores campañas, sino también mediante
la aplicación de penas efectivas contra los
violadores. El reto es enorme.
■ Empecemos por el primer paso. En
tanto avanzamos en educación y en
prevención, una primera medida –
adoptada cada vez por más países– es
la regulación del aborto conforme al
modelo gradualista.

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