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• Imagina que te propones cuidar tu salud con dieta y deporte. Pero, en lugar de alimentarte de
forma saludable y de hacer ejercicio, comes todos los días en el McDonald’s y pasas las
tardes en casa viendo Netflix. No sólo no te estás acercando a tu objetivo, sino que cada día
estás más lejos. ¿verdad?
• ¿O qué crees que suele pasar cuando te están diciendo constantemente «no hagas esto»,
«eres un vago», «haz lo que te digo», «eres un desastre»…? Cuando tu jefe o alguien te
habla así, ¿te sientes más motivado o te vienes abajo? Lo más probable es que pierdas la
confianza en tus capacidades y dejes de pensar por ti mismo. Buscas la aprobación
externa porque tu criterio deja de importar.
• Como habrás deducido, nosotros somos sus referentes, las personas de las que aprenden los
valores que forjarán su personalidad adulta.
• Entonces… ¿Crees que es tu hijo el que debe cambiar su comportamiento o eres tú?
POR QUÉ CAMBIAR EL FOCO EN TU FORMA DE
EDUCAR
• Es decir, antes de intentar corregir el comportamiento de tu hijo, tienes que empatizar con él
a través de la conexión emocional. Sólo si haces esa conexión emocional (diciéndole que le
entiendes, hablándole de sus sentimientos y mostrando afecto) conseguirás un canal de
comunicación para que te escuche. De otro modo, su cerebro estará preso de la amígdala que
tendrá secuestrada su (inmadura) parte racional.
• Por si fuera poco, algunos estudios con resonancia magnética cerebral sugieren que un
enfoque de crianza basado en los principios de la Disciplina Positiva protege a los niños
de los efectos del estrés tóxico en su cerebro. No sólo ayuda a tener un cerebro «más
saludable», sino que reduce la probabilidad de desarrollar anomalías cerebrales relacionadas
con el estrés.
• Llegados a este punto, es el momento de abordar los 2 temas que más dudas generan en
Disciplina Positiva: los premios y los castigos.
LOS CASTIGOS FUNCIONAN, PERO
NO COMO CREES
SI SIGUES PORTÁNDOTE ASÍ, NOS VAMOS A CASA.
¡TE HE DICHO QUE ME HAGAS CASO O TE QUEDAS SIN POSTRE!
¡CASTIGADO SIN SALIR DE CASA HASTA MAÑANA!
LOS CASTIGOS FUNCIONAN EN MUCHAS OCASIONES. SÍ.
• A corto plazo, es una herramienta que da resultados (los niños te obedecen por miedo a las
represalias). Pero seguro que las consecuencias a largo plazo no te gustan tanto…
• Imagínate que haces algo mal en el trabajo y tu jefe te dice delante de todos que te vayas a
un rincón de la oficina a pensar en lo que has hecho y que vuelvas cuando hayas
reflexionado.
¿CÓMO TE SENTARÍA? LO MÁS PROBABLE ES QUE
AFLOREN EN TI ESTOS SENTIMIENTOS:
• Pues lo mismo ocurre con los niños (con el agravante de que su cerebro es mucho más
emocional y no pueden darle una visión tan racional como la nuestra).
• Los niños quieren hacerlo bien, lo mejor que pueden, pero muchas veces no saben cómo. Su
inmaduro cerebro les hace comportarse de forma irracional para nosotros y, en lugar de
mostrarnos comprensivos con ellos, les humillamos castigándoles.
NOTA: SOBRA DECIR QUE LOS PADRES QUEREMOS LO MEJOR PARA
NUESTROS HIJOS. ACTUAMOS DE CIERTA FORMA PORQUE ENTENDEMOS
QUE ES LO MEJOR PARA ELLOS O PORQUE NO TENEMOS MÁS RECURSOS.
• La realidad es que con el castigo no estamos resolviendo el problema (el por qué se ha
comportado así) sino que estamos poniendo un parche. Es como cuando tienes el colesterol
alto y, en lugar de hacer hincapié en que comas mejor y hagas ejercicio, te recomiendan
tomar una pastilla. Durante un tiempo volverá a bajar pero, si no has cambiado tus hábitos,
ese colesterol aparecerá en cuanto dejes de tomarla.
LOS PREMIOS: LA OTRA CARA DE
LA MONEDA
• Si te portas bien, te daré helado de postre.
• Si acabas los deberes, podrás salir a jugar con tus amigos.
• Si apruebas los exámenes, te compraré el juguete que quieres.
• Si lo piensas, la estrategia detrás de los premios es muy similar a la de los castigos, pero en lugar de
amenazarles, estamos sobornándoles, esperando que hagan algo que nos interesa (o que vemos bueno para
ellos) a cambio de una recompensa.
• Pero con los premios estamos haciendo que nuestros hijos hagan las cosas por complacernos, no por su
propia motivación interna.
• ¿Quieres que tu hijo haga las cosas para tenerte contento o porque entiende que son su responsabilidad y que
son buenas para él o para el grupo? Si tratas de hacer lo primero, ten por seguro que, cuando no estés
controlándole, hará lo opuesto a lo que quieres que haga. Es una de las consecuencias del control, que incita
a la rebelión.
• Algo muy relacionado con los premios son los elogios que tan inocentemente decimos.
ELOGIAR ES UNA FORMA DE PREMIAR DE FORMA «NO MATERIAL». ES
DECIR, LES PREMIAS CON TU APROBACIÓN. PIENSA POR EJEMPLO, EN LA
DIFERENCIA QUE IMPLICA «MOTIVAR» CON RESPECTO A ELOGIAR:
Elogiar Motivar
Debes estar súper contento con lo ordenados que están tus juguetes (le das el
Qué contento estoy de que hayas ordenado tus juguetes (te adueñas de su logro)
protagonismo al niño)
Es que eres un niño tan bueno… (centrado en la persona) Has sido muy honesto con tus amigos (centrado en la acción concreta)
Te ha quedado genial el dibujo de la casa, casi como te dije que lo hicieras (las cosas Te has esforzado mucho y cada vez te sale mejor (lo importante es el esfuerzo, no el
están bien si las hace como tú quieres) resultado)
SI LOS PREMIOS Y LOS CASTIGOS NO
FUNCIONAN… ¿ENTONCES QUÉ?
• Si hay 2 palabras que representan a la Disciplina Positiva y que deberías «tatuarte» son:
• Firmeza.
• Amabilidad.
• Ante casi cualquier conflicto que tengas en casa, si actúas de esas 2 formas combinadas,
tienes buena parte del camino hecho.
FIRMEZA.
• La firmeza implica ser fiel a tu palabra y a tus decisiones. Si le has dicho algo a tu hijo,
debes cumplirlo. Por ejemplo, si le has dicho «hoy tienes que bañarte», luego no puedes
ceder a su negativa «Es que estoy cansado» y decir «Ok, lo dejamos para mañana» porque tu
palabra se devalúa.
• Y no sólo se aplica para situaciones comprometidas, sino para cualquier situación del día a
día. La firmeza tiene que ver con ser congruente con tus palabras.
• Por ejemplo, si le dices que cuando se acabe la cena le vas a contar un cuento, no puedes
faltar a tu palabra. Si no, tu hijo interpreta que «dices una cosa pero haces otra». Por lo que,
cuando le digas que haga tal cosa u otra, no te va a tomar en serio.
AMABILIDAD.
• Si sólo aplicamos la firmeza, podemos pecar de autoritarismo y perder vínculo emocional.
Para eso necesitamos equilibrar la balanza con amabilidad. ¿Cómo se aplica? Retomando el
ejemplo de la bañera de antes, en lugar de decirle: «Hoy te bañas y punto» debes mostrarte
empático con sus emociones y cariñoso. Por ejemplo: te agachas, le miras a la cara, le coges
la mano y le dices: «entiendo que estés cansado y que no quieras bañarte. Pero recuerda que
ayer dijiste que hoy te bañarías. ¿Crees que si metemos esos monstruos de goma se
hundirán? ¡Vamos a comprobarlo, corre!».
1.- INFORMA LO QUE ESTA POR VENIR
2.-SI LO QUE VAS A DECIR NO TE ATREVERÍAS A DECÍRSELO A UN ADULTO, ENTONCES NO SE LO DIGAS
3.-PROPÓN OPCIONES LIMITADAS
4.-APLICA EL JUEGO Y EL HUMOR
5.-PREGUNTA ANTES DE ACUSAR
6.-DEJA QUE HAGAN ELLOS LAS COSAS, PERO ENSÉÑALES CÓMO
7.-TÓMATE UN TIEMPO MUERTO.
8.- EN LUGAR DE DECIRLES LO QUE NO PUEDEN HACER, MEJOR DILES LO QUE SI PUEDEN HACER
9.-”EN CUANTO” EN LUGAR DE “SI NOO”
¡MUCHAS GRACIAS!