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DISCIPLINA POSITIVA

¿QUÉ ES LA DISCIPLINA POSITIVA?


• Es una corriente educativa que defiende que la clave de la educación no reside en el castigo,
sino en el respeto entre las personas.
“La disciplina positiva trata de establecer una conexión antes de la corrección, porque el
objetivo principal es desarrollar el sentido de pertenencia e importancia. Una vez los
estudiantes desarrollan esta conexión − con la comunidad, la familia, la escuela…−, están
preparados para aceptar correcciones desde la amabilidad y la firmeza. Otro aspecto
significativo del programa es que no se centra en los castigos, sino en aportar soluciones.”
¿QUÉ ES LO QUE NECESITAMOS TODAS LAS
PERSONAS EN ESTE MUNDO PARA SENTIRNOS BIEN?

• 1. Sentimiento de pertenencia. Pertenecer a un grupo que garantice nuestra supervivencia.


• 2. Sentimiento de contribución. Sentir que pueden contribuir en el grupo, que su opinión es
escuchada y que pueden ayudar a los demás con sus aportaciones.
• En el caso de los niños, el sentimiento de pertenencia consiste en asegurarse de que
tienen cerca a alguien que se ocupe de satisfacer sus necesidades (afecto, alimento,
protección etc.) y garantizar su supervivencia.
• Bien, pues detrás de esto se esconde algo muy potente. Y es que el «mal comportamiento»
que tienen los niños es la mejor forma que encuentran de decirnos que:
• Bien, pues detrás de esto se esconde algo muy potente. Y es que el «mal comportamiento»
que tienen los niños es la mejor forma que encuentran de decirnos que:

• Sienten peligrar su supervivencia (no saben si les sigues queriendo y si podrás o no


satisfacer sus necesidades).
• Creen que no les tenemos en cuenta, que su opinión no nos importa (no se sienten parte de
un grupo social en el que pueden aportar y sentirse útiles).
• Cuando un niño no se siente «visto» y siente que su opinión no cuenta, puede llegar a pensar
que no le quieres (te puede parecer absurdo, pero para ellos tu amor incondicional no es algo
que tengan interiorizado).
• Y, en estos casos, los niños suelen actuar de «malas maneras», reclamando tu atención de
forma desmedida (puede gritar, llorar, amenazarte, ignorarte etc.). De igual forma cuando te
pide algo y no se lo concedes. Puede llegar a pensar que no te importa.
• Ahora que ya sabes que su mal comportamiento suele venir de esas dudas y miedos
acerca de tu amor por él o de que no le tienes en cuenta, te invito a que pienses algo por un
momento:
• ¿Cómo cambiaría tu reacción si, en lugar de patalear y gritar, tu hijo se acercara a ti y te
dijera:
• «Sólo quiero captar tu atención para saber si me sigues queriendo, porque no lo tengo
claro…».
• ¿Podrías hablarle con gritos y amenazas? Apuesto a que no.
• Por eso, a partir de ahora, piensa que cuando tu hijo se «porte mal», necesita saber que
estás ahí y que su opinión es importante para ti.
• Ok, estarás pensando. ¿Entonces tenemos que dejar que se comporte así y no hacer nada?
¿Ignorarlo? ¿Dejar que se salga con la suya? NO.
LA PREGUNTA QUE TODOS LOS PADRES
DEBERÍAMOS HACERNOS: ¿QUÉ TIPO DE ADULTOS
QUEREMOS QUE SEAN NUESTROS HIJOS?
• Por lo general, todos los padres nos esforzamos por criar de la mejor manera a nuestros
hijos y aspiramos a que de mayores sean adultos:
• Independientes y autónomos Estables emocionalmente Seguros de sí mismos
• Generosos y empáticos Colaborativos Humildes
• Congruentes Cariñosos Luchadores
• Con espíritu crítico Inteligentes Honestos
• Sin miedo a expresar sus ideas
• Para que sean autónomos, tenemos que darles responsabilidades. ¿Dejas que se vistan solos,
que pongan la mesa, que te ayuden a cocinar etc. o lo haces todo tú para ganar tiempo?
• Para que sean respetuosos, tienen que vivir en un ambiente de respeto. ¿Les gritas o les
amenazas a menudo si no hacen lo que les pides (comer, lavarse las manos, recoger sus
juguetes…)?
• Para que sean empáticos, tenemos que ponernos en su lugar y entender sus necesidades: ¿Le
dices «basta ya de tele» y se la apagas sin mediar palabra?
• Para que sean seguros de sí mismos, tenemos que generar un buen autoconcepto: ¿Le dices
que es un vago y que nunca hace lo que debe? ¿Le dices que es un maleducado? (aunque
sea con otras palabras)
¿ME SIGUES? TE PONGO UN SÍMIL:

• Imagina que te propones cuidar tu salud con dieta y deporte. Pero, en lugar de alimentarte de
forma saludable y de hacer ejercicio, comes todos los días en el McDonald’s y pasas las
tardes en casa viendo Netflix. No sólo no te estás acercando a tu objetivo, sino que cada día
estás más lejos. ¿verdad?
• ¿O qué crees que suele pasar cuando te están diciendo constantemente «no hagas esto»,
«eres un vago», «haz lo que te digo», «eres un desastre»…? Cuando tu jefe o alguien te
habla así, ¿te sientes más motivado o te vienes abajo? Lo más probable es que pierdas la
confianza en tus capacidades y dejes de pensar por ti mismo. Buscas la aprobación
externa porque tu criterio deja de importar.
• Como habrás deducido, nosotros somos sus referentes, las personas de las que aprenden los
valores que forjarán su personalidad adulta.
• Entonces… ¿Crees que es tu hijo el que debe cambiar su comportamiento o eres tú?
POR QUÉ CAMBIAR EL FOCO EN TU FORMA DE
EDUCAR

• Si queremos ver resultados favorables en la conducta de nuestros hijos debemos dejar


de centrarnos en que cambien ellos. El foco debe apuntarnos a nosotros.
• ¿Por qué? Porque nosotros tenemos algo que ellos no tienen: un cerebro maduro (al menos
en la mayoría de casos 😉 ), con su parte racional bien integrada. Una representación muy
simplificada del cerebro humano podría ser esta:
• Hasta pasados los 3 años de edad, los niños no tienen desarrollada la parte racional que
les permite frenar ciertos comportamientos impulsivos que van en contra de las normas
sociales (detalle). Y la corteza cerebral no acaba de formarse hasta pasados más de 20
años… ¿Entiendes quién es el que tiene que aportar cordura y racionalidad? Exacto, tú.
• ¿Y sabes cómo puedes ayudar en el proceso? Con tu propio comportamiento, por el efecto
de las neuronas espejo, que hacen que los niños imiten lo que haces, definiendo así sus
conexiones neuronales
• Por eso, la Disciplina Positiva propone un cambio de foco. En lugar de centrarnos en tratar
de cambiar la conducta de nuestros hijos únicamente, vamos primero a vernos a nosotros
mismos: ¿cómo debería tratarle o comportarme con él para que acabe siendo el adulto que
quiero que sea?
• Piensa que los niños nacen con un fuerte sentimiento de inferioridad: son más pequeños que
nosotros, más débiles, entienden menos el mundo, está todo adaptado a los adultos… Para
compensar este sentimiento y sentar unas buenas bases en su desarrollo psicológico, tenemos
que mostrarles amor incondicional, afecto y confianza.
UNA FRASE QUE SUELE DECIRSE MUCHO EN DISCIPLINA
POSITIVA: PRIMERO CONEXIÓN Y DESPUÉS CORRECCIÓN.

• Es decir, antes de intentar corregir el comportamiento de tu hijo, tienes que empatizar con él
a través de la conexión emocional. Sólo si haces esa conexión emocional (diciéndole que le
entiendes, hablándole de sus sentimientos y mostrando afecto) conseguirás un canal de
comunicación para que te escuche. De otro modo, su cerebro estará preso de la amígdala que
tendrá secuestrada su (inmadura) parte racional.
• Por si fuera poco, algunos estudios con resonancia magnética cerebral sugieren que un
enfoque de crianza basado en los principios de la Disciplina Positiva protege a los niños
de los efectos del estrés tóxico en su cerebro. No sólo ayuda a tener un cerebro «más
saludable», sino que reduce la probabilidad de desarrollar anomalías cerebrales relacionadas
con el estrés.
• Llegados a este punto, es el momento de abordar los 2 temas que más dudas generan en
Disciplina Positiva: los premios y los castigos.
LOS CASTIGOS FUNCIONAN, PERO
NO COMO CREES
SI SIGUES PORTÁNDOTE ASÍ, NOS VAMOS A CASA. 
¡TE HE DICHO QUE ME HAGAS CASO O TE QUEDAS SIN POSTRE! 
¡CASTIGADO SIN SALIR DE CASA HASTA MAÑANA!
LOS CASTIGOS FUNCIONAN EN MUCHAS OCASIONES. SÍ.

• A corto plazo, es una herramienta que da resultados (los niños te obedecen por miedo a las
represalias). Pero seguro que las consecuencias a largo plazo no te gustan tanto…
• Imagínate que haces algo mal en el trabajo y tu jefe te dice delante de todos que te vayas a
un rincón de la oficina a pensar en lo que has hecho y que vuelvas cuando hayas
reflexionado.
¿CÓMO TE SENTARÍA? LO MÁS PROBABLE ES QUE
AFLOREN EN TI ESTOS SENTIMIENTOS:

• Resentimiento (sentimiento de rabia y dolor por haber sido tratado así).


• Generan en ti un autoconcepto negativo (tal vez tenga razón y me merezca ser castigado
porque soy un desastre).
• Venganza, porque consideras que ha sido injusto contigo (algún día este ca**ón me las
pagará).
TE PARECEN SENTIMIENTOS POSITIVOS? ¿TE
ANIMAN A MEJORAR O TE DESALIENTAN?

• Pues lo mismo ocurre con los niños (con el agravante de que su cerebro es mucho más
emocional y no pueden darle una visión tan racional como la nuestra).
• Los niños quieren hacerlo bien, lo mejor que pueden, pero muchas veces no saben cómo. Su
inmaduro cerebro les hace comportarse de forma irracional para nosotros y, en lugar de
mostrarnos comprensivos con ellos, les humillamos castigándoles.
NOTA: SOBRA DECIR QUE LOS PADRES QUEREMOS LO MEJOR PARA
NUESTROS HIJOS. ACTUAMOS DE CIERTA FORMA PORQUE ENTENDEMOS
QUE ES LO MEJOR PARA ELLOS O PORQUE NO TENEMOS MÁS RECURSOS.

• La realidad es que con el castigo no estamos resolviendo el problema (el por qué se ha
comportado así) sino que estamos poniendo un parche. Es como cuando tienes el colesterol
alto y, en lugar de hacer hincapié en que comas mejor y hagas ejercicio, te recomiendan
tomar una pastilla. Durante un tiempo volverá a bajar pero, si no has cambiado tus hábitos,
ese colesterol aparecerá en cuanto dejes de tomarla.
LOS PREMIOS: LA OTRA CARA DE
LA MONEDA
• Si te portas bien, te daré helado de postre. 
• Si acabas los deberes, podrás salir a jugar con tus amigos.
• Si apruebas los exámenes, te compraré el juguete que quieres. 
• Si lo piensas, la estrategia detrás de los premios es muy similar a la de los castigos, pero en lugar de
amenazarles, estamos sobornándoles, esperando que hagan algo que nos interesa (o que vemos bueno para
ellos) a cambio de una recompensa.
• Pero con los premios estamos haciendo que nuestros hijos hagan las cosas por complacernos, no por su
propia motivación interna.
• ¿Quieres que tu hijo haga las cosas para tenerte contento o porque entiende que son su responsabilidad y que
son buenas para él o para el grupo? Si tratas de hacer lo primero, ten por seguro que, cuando no estés
controlándole, hará lo opuesto a lo que quieres que haga. Es una de las consecuencias del control, que incita
a la rebelión.
• Algo muy relacionado con los premios son los elogios que tan inocentemente decimos.
ELOGIAR ES UNA FORMA DE PREMIAR DE FORMA «NO MATERIAL». ES
DECIR, LES PREMIAS CON TU APROBACIÓN. PIENSA POR EJEMPLO, EN LA
DIFERENCIA QUE IMPLICA «MOTIVAR» CON RESPECTO A ELOGIAR:
Elogiar Motivar

Debes estar súper contento con lo ordenados que están tus juguetes (le das el
Qué contento estoy de que hayas ordenado tus juguetes (te adueñas de su logro)
protagonismo al niño)

Es que eres un niño tan bueno… (centrado en la persona) Has sido muy honesto con tus amigos (centrado en la acción concreta)

Te ha quedado genial el dibujo de la casa, casi como te dije que lo hicieras (las cosas  Te has esforzado mucho y cada vez te sale mejor (lo importante es el esfuerzo, no el
están bien si las hace como tú quieres) resultado)
SI LOS PREMIOS Y LOS CASTIGOS NO
FUNCIONAN… ¿ENTONCES QUÉ?
• Si hay 2 palabras que representan a la Disciplina Positiva y que deberías «tatuarte» son:
• Firmeza.
• Amabilidad.
• Ante casi cualquier conflicto que tengas en casa, si actúas de esas 2 formas combinadas,
tienes buena parte del camino hecho.
FIRMEZA.
• La firmeza implica ser fiel a tu palabra y a tus decisiones. Si le has dicho algo a tu hijo,
debes cumplirlo. Por ejemplo, si le has dicho «hoy tienes que bañarte», luego no puedes
ceder a su negativa «Es que estoy cansado» y decir «Ok, lo dejamos para mañana» porque tu
palabra se devalúa.
• Y no sólo se aplica para situaciones comprometidas, sino para cualquier situación del día a
día. La firmeza tiene que ver con ser congruente con tus palabras.
• Por ejemplo, si le dices que cuando se acabe la cena le vas a contar un cuento, no puedes
faltar a tu palabra. Si no, tu hijo interpreta que «dices una cosa pero haces otra». Por lo que,
cuando le digas que haga tal cosa u otra, no te va a tomar en serio.
AMABILIDAD.
• Si sólo aplicamos la firmeza, podemos pecar de autoritarismo y perder vínculo emocional.
Para eso necesitamos equilibrar la balanza con amabilidad. ¿Cómo se aplica? Retomando el
ejemplo de la bañera de antes, en lugar de decirle: «Hoy te bañas y punto» debes mostrarte
empático con sus emociones y cariñoso. Por ejemplo: te agachas, le miras a la cara, le coges
la mano y le dices: «entiendo que estés cansado y que no quieras bañarte. Pero recuerda que
ayer dijiste que hoy te bañarías. ¿Crees que si metemos esos monstruos de goma se
hundirán? ¡Vamos a comprobarlo, corre!».
1.- INFORMA LO QUE ESTA POR VENIR
2.-SI LO QUE VAS A DECIR NO TE ATREVERÍAS A DECÍRSELO A UN ADULTO, ENTONCES NO SE LO DIGAS
3.-PROPÓN OPCIONES LIMITADAS
4.-APLICA EL JUEGO Y EL HUMOR
5.-PREGUNTA ANTES DE ACUSAR
6.-DEJA QUE HAGAN ELLOS LAS COSAS, PERO ENSÉÑALES CÓMO
7.-TÓMATE UN TIEMPO MUERTO.
8.- EN LUGAR DE DECIRLES LO QUE NO PUEDEN HACER, MEJOR DILES LO QUE SI PUEDEN HACER
9.-”EN CUANTO” EN LUGAR DE “SI NOO”
¡MUCHAS GRACIAS!

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