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PERDIDO
“LA DIGNIDAD”
Charles Darwin fue el primero en hablar de la transformación progresiva de la
naturaleza y como los más fuertes son los que sobreviven.
En su libro “el origen de las especies” por medio de la selección natural
expone la teoría evolucionista. Lo que distingue a una especie de otra, es su
grado de desarrollo.
El ser humano está en la última etapa, es decir, es la especie animal más
evolucionada
Hay restos que comprueban que el ser humano no era el mismo antes
físicamente que ahora.
Grandes pensadores de la historia afirman que el ser humano no es un eslabón
más en esta cadena evolutiva.
Según Kant las cosas son valiosas, pero el ser humano no solo es valioso entre
ellas, pues está dotado de valor, susceptible de más y de menos, sino de
dignidad.
Entonces, el eslabón perdido es nuestra alma trascendente que nos da
características diferentes al resto de la creación.
“Todas las personas somos iguales en dignidad por el simple hecho de ser personas”
Esta fue una de las aportaciones del cristianismo, San Pablo decía: no habrá diferencia
ente amo o esclavo, varón o mujer, judío o gentil. Entonces, sin importar que clase de
vida tenga una persona tendrá la dignidad correspondiente.
Aunque una persona está mermada de su actividad corporal, nunca perderá su valor de
persona.
Es fundamental hablar sobre la dignidad porque elevamos a la persona a su valor real.
Únicamente si valoramos la dignidad nos preocuparemos en tratar a todos con el debido
respeto. Aún si nos tratan de manera inadecuada la dignidad es algo que tenemos por lo
que somos.
Lo único que puede dañar nuestra dignidad es nuestra propia voluntad.
En el evangelio se describe como el ser humano, al reconocer que ha actuado
mal y tener la valentía de volver recupera la señal de la dignidad.
La cultura contemporánea ha rebajado esta dignidad al exigir que las
relaciones no sean entre personas.
Todos sabemos lo que provoca la ausencia de una persona.
Por supuesto se puede seguir adelante, pero la persona querida ocupa un lugar
especial.
La dignidad de una persona tiene como fundamento su trascendencia. Vale
porque existe, no por su acción o su manera de ser, independientemente de su
condición moral o física, cada ser humano tiene un valor que traspasa los
productivo y merece que lo valoremos por el solo hecho de existir.
Por todo lo dicho, ser persona puede describirse como aquel que puede y debe
ser amado por sí mismo, pues persona no se adquiere, no se logra, no se
compra, ni se demuestra persona se es.