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A.

LA UNCIÓN DE
ENFERMOS
Naturaleza
"La Iglesia cree y confiesa
que, entre los siete
sacramentos, existe un
sacramento especialmente
destinado a reconfortar a
los atribulados por la
enfermedad: la Unción de
enfermos" (Catecismo,
1511).
"Por su Pasión y su Muerte en
la Cruz, Cristo dio un sentido
nuevo al sufrimiento: desde
entonces éste nos configura
con Él y nos une a su Pasión
redentora" (Catecismo, 1505).

"Cristo invita a sus discípulos


a seguirle tomando a su vez su
cruz (cfr. Mt 10,38).
El Señor nos enseñó el
sentido positivo del dolor
para realizar la Redención.
"La enfermedad y el
sufrimiento se han contado
siempre entre los problemas
más graves que aquejan la
vida humana. (Catecismo,
1500).
La se convierte en camino
de conversión
«Él tomó nuestras flaquezas y
cargó con nuestras
enfermedades»
(Mt 8,17; cfr. Is 53,4)

«¿Está enfermo alguno de


vosotros? Llame a los presbíteros
de la Iglesia, que oren sobre él y
le unjan con óleo en el nombre
del Señor. » Escribe el apóstol
Santiago, en el capítulo 5 de su
carta.
Materia y forma de la
Unción de enfermos
Materia remota: el óleo de
oliva —o de otro aceite vegetal
— bendecido para ese fin.
Materia próxima es la unción
con el óleo en la frente y en las
manos del enfermo.
La forma de este sacramento
son las palabras.
Ministro y sujeto de la
Unción de enfermos
Ministro de este sacramento es
únicamente el sacerdote
(obispo o presbítero).
Los fieles deben animar a los
enfermos a llamar al sacerdote
para recibir la Unción.
No es un sacramento sólo para
aquellos que están a punto de
morir.
Para recibir con fruto este
sacramento, se requiere en el
enfermo el estado de gracia.
Es muy conveniente que se
celebre dentro de la Eucaristía.
El sacramento puede ser
reiterado si la enfermedad se
agrava.
Es conveniente recibirla antes de
una operación importante.
No debe administrarse a
aquellos que permanecen
obstinadamente
impenitentes en pecado
mortal manifiesto.

Si hay duda acerca de


esto, se administra bajo
condición.

Hay que procurar que se


reciba con conocimiento.
Sentido cristiano
de la muerte y de la
preparación para
bien morir.
La recepción de la Unción de
enfermos no es necesaria con
necesidad de medio para la
salvación, pero no se debe
prescindir voluntariamente de
este sacramento.
Privar a un enfermo de esta
ayuda, podría constituir
incluso pecado grave.
Efectos de la Unción
de enfermos
El aumento de la gracia
santificante.
Produce la unión del enfermo
a la Pasión de Cristo.
Se limpian las reliquias del
pecado.
Perdona los pecados en caso
de que el enfermo no hubiera
podido recibir la Penitencia.
La gracia específica
sacramental brinda el consuelo,
la paz y el ánimo para vivir
cristianamente los sufrimientos
de la enfermedad o de la vejez;
fortalece el alma del enfermo
para vencer más fácilmente las
asechanzas del diablo en esa
última hora y abandonarse
confiadamente en
los brazos
misericordiosos de su Padre
Dios.
Secundariamente,
este sacramento
produce la salud
del cuerpo, si
conviene a la del
alma.
EL ORDEN SAGRADO

EL ORDEN SAGRADO
Sacerdocio común y
sacerdocio ministerial
Nuestro Señor Jesucristo es el
único Mediador entre Dios y los
hombres
"Gracias al Bautismo, todos los
fieles participan del sacerdocio
de Cristo.
Esta participación se llama
«sacerdocio común de los fieles».
Entre el sacerdocio común y el
ministerial hay una "diferencia
esencial y no sólo de grado.
El sacerdocio ministerial
realiza el sacrificio eucarístíco
haciendo las veces de Cristo (in
persona Christi) y lo ofrece a
Dios en nombre de todo el
pueblo.
Ambos sacerdocios "están
ordenados el uno al otro“.
"El sacerdocio ministerial está
al servicio del sacerdocio
común, en orden al desarrollo
de la gracia bautismal de todos
los cristianos" (Catecismo,
1547).
Naturaleza del
sacramento del Orden
Por institución divina,
mediante el sacramento del
Orden, algunos de entre los
fieles quedan constituidos
como ministros sagrados (...)
Los ministros ordenados
reciben una potestad
que les permite ejercer
su servicio mediante
la enseñanza
(munus docendí),
el culto divino
(munus santificandi) y
el gobierno
pastoral (munus
regendi).
El sacramento del
Orden confiere:
El poder de santificar:
celebrar el Santo
Sacrificio del Altar, y, en general,
ejercen su poder de santificar
fundamentalmente
administrando los santos
Sacramentos.
El poder de regir: una misión
exclusivamente espiritual, y de
servicio, como la del Buen
Pastor.
El poder de enseñar: anunciar el
Evangelio a todos los hombres,
con la autoridad de Cristo.
Este sacramento existe en tres
grados: Episcopado,
Presbiterado y Diaconado.

El obispo recibe la plenitud del


sacramento del Orden que lo
incorpora al Colegio episcopal
y hace de él la cabeza visible
de la Iglesia particular que le
es confiada.

Son sucesores de los Apóstoles.


Los presbíteros están unidos
a los obispos en la dignidad
sacerdotal y al mismo tiempo
dependen de ellos en el
ejercicio de sus funciones
pastorales.
Los diáconos son ministros
ordenados para algunas
tareas de servicio de la
Iglesia: funciones en el
ministerio de la Palabra, del
culto divino y del servicio de
la caridad.
Ministro y sujeto del
Orden sagrado
El ministro de este sacramento
es sólo
el obispo.
El sujeto es sólo el varón
bautizado.
Se requiere además: vocación
divina, intención recta y estado
de gracia con probidad de vida.
Nadie tiene derecho a recibir el
sacramento.
Los presbíteros en la Iglesia
latina son elegidos
ordinariamente entre hombres
que tienen la voluntad de
guardar el celibato

El celibato es un don de Dios.


Aunque no está exigido por la
misma naturaleza del
sacerdocio existen razones
profundas que hacen que el
celibato sea muy conveniente
para los ministros sagrados.
Son razones de orden
cristológico (configuración con
Cristo sacerdote), eclesiológico
(entrega total del sacerdote a
la Iglesia, esposa de Cristo) y
escatológico (signo de la unión
con Cristo en la gloria).
El Papa Juan Pablo II, ha
enseñado estas razones con
especial profundidad en una
serie de Discursos en el año
1982 .
"La Iglesia no tiene de ningún
modo la facultad de conferir a
las mujeres la ordenación
sacerdotal. Esta afirmación
debe ser considerada
definitiva por todos los fieles
de la Iglesia" (JUAN PABLO
II, Carta Ordinatio
sacerdotalis, (22-V-1994), 4).
Esto no quiere decir que
tengan menor dignidad, sino
que Dios no ha querido que
sirvieran de este modo.
Efectos del
sacramento del Orden
Confiere carácter: una nueva
participación en el sacerdocio
de Cristo, a fin de servir como
instrumento suyo a favor de la
Iglesia.
Aumenta la gracia santificante
y confiere la gracia específica
sacramental, que ayuda al
ministro sagrado a ejercer
rectamente las funciones
propias de su ministerio.
El sacramento del orden
confiere al ministro que
lo recibe, el poder de
actuar in persona Christi
Capitis (en el caso de los
Obispos y presbíteros).

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