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HISTORIA DE LA IGLESIA
DENOMINACIONES
REFORMADAS
ANA KAREN
MARTÍNEZ CORTÉS
INDICE
1- Protestantismo
1.1- Movimientos de reforma anteriores a Lutero
1.2 CALVINISMO
1.3-Anglicanismo
1.4-Presbiterianas
1.4.1- Puritanismo
1.5- Anabaptistas
1.6- Bautistas
1.7- CONGREGACIONALES
1.8- Metodismo
1.9- Iglesias Evangélicas Libres
1.10- Pentecostalismo
PRE-
REFORMADORES
Valdo y los pobres de Lyón.
Bajo el nombre de valdenses, con sus variantes (vauodies, vallenses, insabbatati, sabbatati,
xabatati, ençabots, sandaliati, sotularii y cotularii), los escritores
polémicos católicos después de 1180 se refieren a un grupo de predicadores cuyo origen
atribuyen al comerciante de Lyón llamado Pedro Valdo, Valdesius, Valdexius o Gualdensis.
Mientras que al principio solo los miembros franceses de la organización llamaron a su
cuerpo Societas Valdesana o Socii Valdesii, el nombre oficial de la sociedad fue Pauperes
spiritu (pobres en espíritu) o posteriormente Pauperes Christi o simplemente Pauperes, con
o sin las adiciones de Lugduno o de Lombardia. La sociedad misma prácticamente no dio
información sobre su fundador, salvo que era un hombre de determinación incansable y que
murió antes de 1218. La única fuente de conocimiento consiste de autoridades católicas de
los siglos XII y XIII, de dos autores anónimos de Laon y Passau y de Esteban de Borbone.
Según el anónimo escritor de Laon, Valdo oyó un domingo en mayo o abril del año del
hambre (1176) a un trovador itinerante cantar en la calle las últimas estrofas del poema de
San Alejo (quien había abandonado su propiedad e ido en peregrinación a Tierra Santa,
obteniendo gran paz). Valdo invitó a su casa al trovador y a la mañana siguiente le preguntó
a un teólogo el camino más corto y mejor para llegar a Dios. La respuesta fue la que dio
Cristo al joven rico. Valdo dio una porción de su propiedad a su esposa y vendió el resto,
otorgando gran parte a los pobres y arrojando el resto a la calle; luego se puso a
mendigar limosna, haciendo poco después voto de pobreza. Al año siguiente otros de Lyón
se le unieron y gradualmente los 'pobres' comenzaron a mortificar sus propios pecados y los
de otros. En la primavera de 1179 Valdo fue al concilio de Letrán en Roma, donde Alejandro
III confirmó su voto de pobreza, pero les prohibió a él y a sus compañeros predicar, a menos
que fueran expresamente invitados por los sacerdotes. Al principio ellos obedecieron la
orden, pero finalmente la desobedecieron, lo cual fue usado en su contra. Esteban de
Borbone, por otro lado, atribuye la conversión de Valdo a su curiosidad. Al oír los evangelios
pidió a dos sacerdotes que se los tradujeran. En manera similar obtuvo versiones vernáculas
de muchos libros de la Biblia y de los dichos de los santos. Desde entonces resolvió practicar
la pobreza apostólica, vendió su propiedad, tiró el dinero en el fango y comenzó a predicar
en las calles. Pronto se le unieron muchos hombres y mujeres sin cultura, que al ser iletrados
enseñaban muchos errores. El arzobispo de Lyón, Jean aux Blanches-Mains, les prohibió
predicar pero ellos persistieron y fueron expulsados. En 1179 fueron citados a Roma, donde
fueron declarados herejes. El anónimo escritor de Passau relata que la súbita muerte en una
reunión de una de las autoridades de Lyón produjo un choque tan fuerte en Valdo que dio su
propiedad a los pobres, les enseñó a imitar la pobreza voluntaria de Cristo y los apóstoles y
comenzó a traducir la Biblia a la lengua vernácula. Del relato de Walter Map se desprende
que los seguidores de Valdo, cuando fueron examinados en el concilio de Letrán, fueron
atrapados en una sutileza teológica y ridiculizados, por lo que se les prohibió predicar.
Los lolardos de Wycliffe
Conocido tradicionalmente en España como Juan Wiclef, nació en Yorkshire, Inglaterra, hacia el año 1320,
sin que se sepa apenas de su juventud más que era de familia noble y numerosa, hasta que se trasladó
a Oxford para estudiar Teología y Filosofía en la famosa universidad. Allí se quedó como catedrático,
compatibilizando la enseñanza con la publicación de una obra religiosa, hasta que el duque de
Lancaster, Juan de Gante, le tomó bajo su protección y lo llevó consigo a la corte para encargarle la
educación del rey Ricardo II.
Como su tutor, le aleccionó sobre algunas ideas que ya había expresado en 1370 en su libro De
Eucharistia acerca de la relación entre Iglesia y Estado, mostrándose contrario a los tributos que Inglaterra
debía pagar a la Santa Sede como feudataria y abogando por mantener una política de independencia respecto
a la autoridad papal en materia civil y política. Esto le puso en el punto de mira de los tribunales eclesiásticos
y el propio pontífice Gregorio XI le llamó anticristo, aunque Wycliffe logró salir indemne gracias a su
ascendiente sobre el monarca, de quien se había autonombrado capellán personal.
Este revolucionario posicionamiento no se limitó a la edición de obras para la élite sino que se plasmó
también en la publicación de folletos y vibrantes sermones dirigidos al pueblo, y como así consiguió reunir
tras de sí a un grupo de seguidores de verbo incendiario que recorrían el país denunciando la incapacidad de
la Iglesia para cambiar, a éstos se les conoció despectivamente como lolardos.
Porque, de hecho, en 1377 el obispo convocó a Wycliffe para que expusiera sus ideas; la reunión terminó en
una agria discusión y el teólogo inglés fue acusado de herejía por una bula. También el arzobispo de
Canterbury le sancionó por convencer al rey de no pagar impuestos a Roma. La cuerda se empezaba a
romper. La cosa pareció distenderse un poco con el fallecimiento de Gregorio XI y su sustitución por Urbano
VI, que Wycliffe celebró esperanzado. Pero el nuevo pontífice tampoco acometió la reforma esperada y el
inglés fustigo a la Santa Sede aprovechando aquella esquizoide situación que supuso al año siguiente
el Cisma de Occidente
Teológicamente siguió dando pasos adelante y negó la realidad de la Transubstanciación (o sea, la conversión
material del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo), paso tan atrevido que le supuso la pérdida de la
protección del duque de Lancaster y la expulsión de la corte y la universidad.
Los husitas.
Se conoce con el término de Iglesia husita al movimiento reformador y revolucionario surgido en Bohemia a
principios del siglo XV. El nombre procede del teólogo Juann Hus (1369-1415), quien fue condenado y
ajusticiado en el Concilio de Constanza por mantener una posición muy crítica frente al poder eclesiástico.
Su terrible muerte agravó las tensiones religiosas, sociales y nacionales hasta desembocar en el estallido
revolucionario del 30 de julio de 1419, cuando la muchedumbre asaltó la casa consistorial de Praga,
defenestró a las autoridades municipales, liberó a varios presos acusados de husitas y tomó el poder en la
ciudad. La muerte del rey Venceslao, el 16 de agosto de ese mismo año, y la reclamación del trono checo por
su hermano Segismundo complicaron más el panorama político, pues le apoyó la alta nobleza mientras la
pequeña, la burguesía y los sectores sociales desfavorecidos se oponían a sus pretensiones.
Los husitas formaban un heterogéneo movimiento dividido por profundas diferencias sociales, políticas e
incluso dogmáticas. Básicamente podían distinguirse dos grupos: los moderados praguenses y los radicales
taboristas (de la ciudad de Tábor en Bohemia del Sur). Segismundo decidió el empleo de la fuerza contra
ellos, pero sólo consiguió que el movimiento lograse la unidad en torno a un programa único, los Cuatro
artículos de Praga: predicación en checo; comunión bajo los dos especies para todos los fieles; desaparición
de la distinción entre clérigos y laicos y de la propiedad eclesiástica; y castigo de los pecados públicos por las
autoridades temporales[6]. Con ese programa en lo religioso, al que se añadía la pretensión de realizar
numerosas transformaciones sociales y políticas, llegando al comunitarismo, los taboristas se sublevaron
provocando las “guerras husitas” (1419-1436), en las que consiguieron derrotar a las sucesivas cruzadas
enviadas para derrotar al movimiento considerado hereje. Sin embargo, las divisiones internas seguían
extendiéndose entre los husitas, hasta el punto que los taboristas fueron vencidos en Lipany en 1434 por los
moderados, quienes pudieron así negociar con los católicos. Tras el Concilio de Basilea y las conversaciones
de Praga se llegó a un acuerdo de paz por el que el Vaticano permitía a los husitas la comunión bajo las dos
Las peticiones «democráticas» de las capas menos favorecidas del pueblo fueron, por lo general,
desatendidas. Posteriormente hubo rebrotes como el protagonizado por el husita Jorge de Podiebrad, que se
hizo coronar rey de los checos, dando pie a una cruzada que le destronó.
Para entender la duración y relieve de este movimiento es preciso tener en cuenta que en la segunda mitad
del siglo XIV Bohemia era uno de los reinos más poderosos de Europa, con ricas minas de plata, florecientes
ciudades, una importante producción agrícola y una ventajosa situación, en las inmediaciones de las
principales rutas comerciales continentales. En tiempos del rey Carlos IV (1346-1378), la casa de
Luxemburgo reunía bajo su cetro no solo Bohemia y Moravia, sino también la mayor parte de Silesia,
Lusacia y feudos al oeste de Bohemia. Al igual que las posesiones familiares en Luxemburgo, el reino de
Bohemia constituía una poderosa unidad política cuyo centro natural era Praga. Por añadidura, Praga se
convirtió en la capital del Sacro Imperio Romano Germánico, por lo que se creó una corte imperial que atrajo
a comerciantes y artesanos. Además en 1348 se fundó allí la que era la primera Universidad de Europa
central.
Calvinismo
Se llama Calvinismo a la teología cristiana del reformador de la Iglesia Juan Calvino, quien publicó un
trabajo llamado Institución de la religión cristiana, (1536-1559) que tuvo mayor influencia en el desarrollo
de las iglesias protestantes de la tradición reformada.
La doctrina calvinista se basa en la tradición teológica paulina y agustiniana. Dentro de sus dogmas más
importantes se incluye la creencia en la soberanía absoluta de Dios y la doctrina de la justificación sólo
por medio de la fe.
Las posiciones de Calvino con respecto a la organización y la liturgia de la Iglesia eran más rupturistas y
radicales que las de Lutero.
Calvino no sólo rechazaba el obispado, sino también la decoración de las iglesias, las ceremonias y la
música en los servicios.
La irrupción del calvinismo se produjo en la segunda fase de la Reforma, que tuvo lugar luego de la
excomunión de Martín Lutero por el papa León X, en 1521.
Su creador fue Juan Calvino, nacido en Noyon, Francia, en 1509. Durante su paso por las universidades de
París, Orleans y Bourges, fue influenciado por las ideas de Lutero.
Su conversión al protestantismo tuvo lugar en 1533, cuando aceptó los puntos de vista de Lutero acerca de
la negación de la autoridad de la Iglesia de Roma por derecho divino, la importancia de la Biblia como
fuente de fe y la doctrina de la justificación de los seres humanos por medio de la gracia divina.
En 1536 huyó de Francia y se instaló en Ginebra, donde se propuso sistematizar la teología reformada que
había creado Lutero. Escribió entonces su obra Institución de la Religión Cristiana, la cual junto con sus
cartas pastorales, sus sermones y comentarios bíblicos, constituyen la fuente doctrinal del calvinismo.
Calvino pasó gran parte de su vida en Ginebra, donde mantuvo varias disputas teológicas. La más famosa
fue la que lo enfrentó al español Miguel Servet, quien rechazaba el dogma de la Santísima Trinidad. Esta
disputa finalizó con el arresto de Servet, que en 1553 fue quemado en la hoguera junto con todos sus libros.
A partir de entonces Calvino se concentró en la redacción de la llamada Biblia de Ginebra, una edición
protestante de la Biblia francesa que logró publicar antes de su muerte, en 1564.
Durante la segunda mitad del siglo XVI el calvinismo se extendió por Francia, Alemania, Inglaterra,
Escocia, los Países Bajos, Escandinavia y Hungría.
En el siglo XVII el calvinismo llegó a América del Norte y África del Sur, debido a la emigración de
puritanos ingleses, hugonotes franceses y calvinistas alemanes y holandeses.
1.- No considera al sacerdocio como un sacramento.
2.- Dentro de sus principios está el de declarar una creencia absoluta en Dios y su soberanía.
3.- Igualmente, a diferencia de la religión católica, para el Calvinismo, la salvación no es el resultado de la
acumulación de obras buenas por parte del hombre, sino que se consigue simplemente por la fe en la gracia
divida de Dios.
4.- Predestinación: el hombre nace destinado por Dios a la salvación o a la condenación.
5.- Toda actividad humana es bien vista por Dios (ej. Préstamos a interés), favoreciendo el desarrollo del
capitalismo
6.-Los sacramentos y las indulgencias no tienen ningún valor.
7.-La presencia de Cristo en la Eucaristía no es ni siquiera simbólica.
8.-La salvación depende exclusivamente de la fe.
A N G L I C A N O S
El uso del término anglicanismo data del año 1838, cuando esta palabra fue usada
para identificar a las iglesias inglesas sometidas a la autoridad del Rey de Inglaterra
y separadas de la Iglesia católico-romana desde 1534. El término es un derivado de
la palabra ‘anglicano’, con la que se conocía a los ingleses desde el siglo XIII, pero
fue solo hasta el siglo XIX que la palabra adquirió matices teológicos para poder
diferenciar a los cristianos ingleses que no eran protestantes disidentes ni católico-
romanos. Desde allí, el término se extendió a las Iglesias fundadas en otros países
durante el período de la expansión colonial inglesa.
El cristianismo en Inglaterra data de tiempos antiguos. La evidencia histórica sugiere
que para el año 180 d.C. ya se había constituido la primera diócesis en Londres.
Posteriormente algunos obispos ingleses asistirían al Concilio de Arles del año 314.
Durante los tres siglos siguientes, el cristianismo local sobreviviría tanto
al paganismo de los celtas y al de los invasores anglosajones, así como
al pelagianismo. De modo que cuando Agustín de Canterbury (534-604) fue enviado
desde Roma en el año 597, se encontró con una iglesia nativa conocida como
la Iglesia celta.
En un sentido estricto se puede citar el origen de la Iglesia Anglicana en 1534,
cuando el Parlamento británico aprueba el Acta de Supremacía que declara al Rey
Enrique VIII (1491-1547) como máximo jerarca de la Iglesia inglesa y se hace
oficial la separación con Roma.
Durante el reinado de Eduardo VI (1537-1553), reformadores continentales
colaborarían con clérigos ingleses en la reforma de la Iglesia de Inglaterra. Algunos
cambios que introdujeron fueron la abolición del celibato clerical y del uso y culto
de imágenes, la reducción de los sacramentos, dejando solo el bautismo y la cena del
señor, el rechazo a la transubstanciación, el cambio en el idioma de los servicios
religiosos del latín al inglés, la promoción del estudio de la Biblia, el establecimiento
del Libro de Oración Común para el culto público, entre muchas otras
transformaciones.
Cuando Eduardo VI falleció en 1553, fue sucedido por su media hermana María I de
Inglaterra (1516-1558), una devota católica que volvería a someter a la Iglesia
inglesa a la autoridad del Papa. Como consecuencia, miles de protestantes se
refugiarían en zonas reformadas de Europa.
Tras la muerte de María I, su media hermana Elizabeth I (1533-1603) ascendería al
trono. Elizabeth reestablecería la independencia de la Iglesia con las Leyes de
Supremacía y Uniformidad de 1559, así como con muchos de los cambios
doctrinales y litúrgicos efectuados en el reinado de Eduardo VI.
Presbiterianos
Para hablar del nacimiento la iglesia presbiteriana, tenemos que hablar de John Knox (1514-1572).
Knox, que nació en 1514, tan solo tres años antes de que Martín Lutero (1483-1546) clavara las 95
tesis en la puerta de la catedral de Wittenberg, era un sacerdote católico escocés, que había tenido
cierto contacto con las ideas reformadas y que, en pleno furor de la reforma, se mudó a Ginebra, para
aprender directamente de Juan Calvino.
Para entender estos hechos y los posteriores, es necesario comprender que la historia de la Iglesia
Presbiteriana se cruzaría en el futuro de manera permanente con la historia de la Iglesia anglicana,
cada vez que los hilos del poder se entretejían entre Inglaterra y Escocia.
Por ejemplo, para inicios del siglo XVII, el rey Jacobo VI de Escocia (1566-1625) quiso instaurar
un gobierno episcopal, de tipo anglicano, en la iglesia presbiteriana de Escocia. En 1637, el hijo de
Jacobo, Carlos I de Inglaterra (1600-1649), intentó obligar a la iglesia de Escocia a usar el Libro de
la Oración Común de la Iglesia Anglicana, lo que desencadenó revueltas. Luego los escoceses,
seguidores del presbiterianismo, enviaron tropas para apoyar la Guerra Civil Inglesa (1642-1651),
poniéndose de lado de Oliver Cromwell (1599-1658), que era puritano. Puedes conocer más sobre
los puritanos.
Con el tiempo, la Confesión de los escoceses sería suplantada por la Confesión de fe de
Westminster y los Catecismos mayor y menor, que fueron formulados por la Asamblea que se reunió
entre 1643 y 1649. Al respecto, es muy importante mencionar la influencia que la Confesión de Fe
de Westminster tuvo sobre la Iglesia Presbiteriana.
En 1643, el parlamento inglés convocó a "teólogos piadosos, doctos y de testimonio" para que se
reunieran en la Abadía de Westminster para dar su opinión sobre cuestiones de adoración, doctrina,
gobierno y disciplina de la Iglesia de Inglaterra. Sus reuniones, que se llevaron a cabo a lo largo de
cinco años, produjeron una confesión de fe, así como un Catecismo Mayor y un Catecismo Menor.
Aunque se hizo primeramente para la Iglesia de Inglaterra, la Confesión de Fe de Westminster
permanece como un “estándar subordinado” de doctrina para la Iglesia de Escocia, y ha influido
sobre las iglesias presbiterianas de todo el mundo.
Pero esta Confesión no evitó las tensiones entre la iglesia anglicana y las disidencias que se
profundizaban cada vez más. Los presbiterianos, congregacionalistas y bautistas ingleses llegaron a
ser conocidos todos ellos (junto con otros) como los "no conformistas", puesto que no se
conformaron al Acta de Uniformidad de 1662 que establecía a la Iglesia de Inglaterra como la única
iglesia aprobada legalmente, aunque todas estas iglesias estaban unidas entre sí de alguna forma a
través de la Confesión de Fe de Westminster.
Las diferencias llegarían a su fin en 1688 con la “revolución gloriosa”, cuando finalmente la iglesia
de Escocia fue reconocida y el presbiterianismo se convertiría en la iglesia oficial de Escocia,
mientras en Inglaterra se mantendría la Iglesia Anglicana.
A partir de ahí, el presbiterianismo se expandió progresivamente hacia otros territorios. En Irlanda se
convirtió en la denominación protestante más grande del país después del anglicanismo, gracias a
la inmigración de escoceses presbiterianos. Durante el siglo XIX hubo una fuerte expansión del
presbiterianismo a África. La migración de los escoceses llevó el presbiterianismo
a Australia, Nueva Zelanda y a los Estados Unidos y Canadá.
Durante el reinado del sucesor de Elizabeth, Jacobo I (1566-1625), el sector puritano de la Iglesia de
Inglaterra hizo una petición para hacer reformas en la Iglesia, la cual fue rechazada en su mayor
parte por Jacobo. Sin embargo, él estuvo de acuerdo con el proyecto de elaboración de una Biblia en
inglés, la cual sería conocida como la Versión King James. Si bien el Rey era partidario del derecho
divino de los reyes y tuvo disputas con los puritanos y los presbiterianos, tenía una fuerte influencia
calvinista, e incluso envió algunos delegados al Sínodo de Dort.
Carlos I (1600-1649), hijo y sucesor de Jacobo I, se inclinaría hacia el arminianismo y William
Laud (1573-1645), el nuevo arzobispo de Canterbury, haría volver muchas prácticas litúrgicas del
catolicismo romano a la Iglesia establecida. En la primera mitad del siglo XVII se emprendería una
dura política contra el calvinismo en la Iglesia de Inglaterra y en especial contra el puritanismo y
el presbiterianismo escocés, por lo cual muchos de ellos emigrarían a las colonias.
Dicha persecución desembocaría en varias guerras. La más importante fue la Guerra Civil
inglesa entre 1642 y 1651, en la que se ejecutó a William Laud y a Carlos I, y los disidentes
puritanos triunfaron. Entre 1649 y 1660, los obispos fueron destronados y se introdujo la eclesiología
presbiteriana. Los 39 artículos fueron reemplazados por la Confesión de Fe de Westminster, y el
Libro de Oración Común por el Directorio de Adoración Pública.
Pero el puritanismo no duró mucho tiempo, ya que la monarquía, con Carlos II (1630-1685), se
restablecería, y con ella la Iglesia de Inglaterra, el gobierno episcopal y los 39 artículos. Nuevamente
se impondría el uso obligatorio del Libro de Oración Común mediante el Acto de Uniformidad de
1662, por lo cual la mayoría de los puritanos abandonarían la iglesia de Inglaterra y se verían
enfrentados a la persecución.
Es durante el siglo XVII que surgen los términos Iglesia Alta (High Church) e Iglesia Baja (Low
Church). Los primeros ponen un mayor énfasis en el ministerio, los sacramentos y la liturgia,
mientras que los segundos ponen un menor énfasis en esos aspectos y se preocupan más de los
principios evangélicos.
El sucesor de Carlos II fue su hermano Jacobo II (1633-1701), quien era católico romano, lo cual fue
considerado por la mayoría de la población como una amenaza para el protestantismo y la libertad,
por lo cual muchos anglicanos y puritanos dejaron de lado sus diferencias y se pronunciaron a favor
del protestante holandés Guillermo III de Orange (1650-1702), quien ascendería al trono inglés
luego de la llamada “Revolución Gloriosa” de 1688. Con la Ley de Tolerancia de 1689, se concedió
la libertad de culto a aquellos protestantes disidentes como los congregacionalistas, bautistas,
presbiterianos y otros.
A principios del siglo XVIII el clima espiritual en Inglaterra era frío. Sin embargo, fue la predicación
de clérigos anglicanos como George Whitefield (1714-1770) y los hermanos Charles Wesley (1707-
1788) y John Wesley (1703-1791) lo que resultaría en el “Gran Avivamiento” de 1740, el cual se
extendería por las Islas Británicas y las colonias de Norteamérica. Como consecuencia de este
avivamiento surgió el metodismo. También se fundarían varias sociedades misioneras, se
promoverían reformas en la sociedad como la abolición de la esclavitud, el fin del comercio de
esclavos, la legislación sobre bienestar infantil y el desarrollo de la salud y la educación pública.
Después de la Revolución Americana, las congregaciones anglicanas en los Estados Unidos fueron
reestructuradas en iglesias autónomas con sus propios obispos y estructuras autónomas. Estas fueron
conocidas en adelante como “Iglesia Episcopal.”
PU R I TAN O S
https://historiaybiografias.com/calvinismo/
https://biteproject.com/presbiterianismo/
https://es.9marks.org/articulo/historia-de-la-iglesia-clase-12-la-historia-bautista-y-el-movimiento-misionero-mundial/
https://www.coalicionporelevangelio.org/entradas/sugel-michelen/historia-de-los-bautistas/
https://xvii.es/el-pietismo/
http://www.scielo.org.mx/pdf/peni/v1n0/v1n0a10.pdf
https://es.scribd.com/document/424986637/Historia-Del-Pentecostalismo
https://www.feautentica.com/products/sobre-la-historia-del-movimiento-pentecostal-y-carismatico/
https://www.feautentica.com/products/sobre-la-historia-del-movimiento-pentecostal-y-carismatico/
https://www.labrujulaverde.com/2016/11/los-lolardos-de-wycliffe-precursores-ingleses-del-protestantismo
https://www.despertaferro-ediciones.com/2020/el-movimiento-husita-y-la-conflictividad-del-siglo-xiv/