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Populismo

Populismo, pueblo y democracia liberal

Populismo = Activación política del “pueblo”, de lo “bajo”

El Pueblo como referente privilegiado del orden político liberal


pero que por un pase de prestidigitación desaparece como
actor político.

El Populismo como “sombra”, “espectro” o “borde” de la


democracia liberal
Populismo: una definición

Tipo de práctica política que combina tres elementos: a) un


pueblo, es decir, un público movilizado, que coalesce como
tal alrededor del liderazgo personal de un b) líder
carismático, y que se involucran activamente en c) prácticas
de acción colectiva movilizantes y antagonistas
La polisemia del término “populismo”
El populismo parece estar en todas partes y adquiriendo las
formas, impulsando las políticas e incluso sosteniendo las
ideologías más diversas (Menem es populista, Le Pen y
Trump lo son, Podemos era populista y también fue populista
o lo sigue siendo Syriza; incluso para algunos Macri fue
populista en algún momento).

Es una tarea imposible definir al populismo “inductivamente”, a


partir de las características de todos los populismos
“realmente” existentes.

Además, es un término muy activo en la lucha política. Todos se


acusan de populistas y nadie admite serlo
El populismo de Laclau

Uno de los abordajes más originales e influyentes sobre el


populismo: el populismo como una lógica de articulación
social (una lógica política) a partir de la cual emerge una
identidad política (el “pueblo”). Se trata, por ende, de una
perspectiva ontológica (que se ocupa de los procesos
instituyentes) y no óntica (lo ya-instituido).
Demandas y las dos lógicas de articulación política
 La “Lógica de la Diferencia”: demandas como “petición”;
reconocimiento de la legitimidad del orden institucional;
tratamiento diferenciado a administrativo

 La “Lógica de la Equivalencia”: demandas (insatisfechas)


como “reivindicación”.
En esta lógica surge un tipo de solidaridad entre las
demandas que comparte una dimensión negativa (son
equivalentes) más allá de su naturaleza diferencial positiva

Creación de una frontera interna que divide lo social


en dos campos ANTAGÓNICOS: el del poder y “los de abajo”
(cita p. 57)
Significantes Vacíos

La “cadena” de equivalencia entre las demandas se sostiene en


la negatividad que las opone al poder que está más allá de la
frontera y que les niega su satisfacción.
Pero esto no es suficiente para la construcción de una
subjetividad popular: para que la cadena de equivalencia sea
algo más que una vaga solidaridad debida a la insatisfacción,
debe haber una referencia, una representación “positiva” de
esa cadena.
Esto sólo es posible si una demanda particular comienza a
funcionar como un significante que trasciende su
particularidad y pasa a representar la cadena en su totalidad:
este proceso de representación universal por un particular se
llama hegemonía
Cuanto más se extiende la cadena de equivalencias (abarcando
más demandas) más débil se hace la conexión de la demanda
que asume la función de representación universal a partir de su
particularismo inicial. Es un significante que tiende a
“vaciarse” de un significado específico para pasar a representar
la equivalencialidad que contiene a las diferentes
particularidades que, ahora sí, pasan a identificarse como “un
pueblo:

“La construcción de una subjetividad popular sólo es posible por


la producción discursiva de significantes tendencialmente
vacíos” (en el extremo, el nombre del líder)

No hay nada en la materialidad de las demandas que garantice la


emergencia de una identidad popular (coincidencia con Sorel;
discrepancia con Marx)
Significantes Flotantes
La no esencialidad y la contingencia de los procesos
equivalenciales (no hay nada en las demandas que anticipe si
estas va a ser procesadas diferencial o equivalencialmente, ni
la naturaleza ni extensión de la cadena equivalencial).

Ambigüedad de la frontera e imposibilidad de adquirir una


estabilidad definitiva (por la no esencialidad de sus límites y
la cadena equivalenciales que le dieron origen)

Los significantes populares radicales pasan a habitar “una tierra


de nadie” que se disputan cadenas equivalenciales diferentes.
Pasan a ser “significantes flotantes”
Dialéctica entre Diferencia y Equivalencia
Ambas son imposibles en “estado puro”. Toda situación social
real implica cierta combinación de cierto quantum de ambas
lógicas (en todo movimiento político hay algo de populismo).
Estas combinaciones puede dar lugar a una variedad de
situaciones históricas que supone su convivencia pero
también su tensión:
1- La “ruptura populista” (preminencia de la equivalencia)
2- Una ruptura populista que se institucionaliza
progresivamente (preminencia de la diferencia)
3- Grupos dominantes que intentan crear fronteras internas a
través de un discurso anti-institucional
Pueblo

“(…) el ‘pueblo’, al operar en los discursos populistas nunca es


el dato primario sino una construcción –el discurso populista
no expresa simplemente un tipo de identidad popular
originaria; él la constituye (…) como resultado, las relaciones
de representación no constituyen un nivel secundario que
refleja una realidad social primaria constituida en otro lado;
son, por lo contrario, el terreno primario dentro del cual se
constituye lo social”
Críticas
 Desconsideración del rol de los líderes
 Desconsideración de las potencialidades auto-organizativas
de los grupos sociales populares
 Exceso de formalismo y falta de apreciación de los rasgos y
bases socio-culturales de las identidades populistas
 Falta de precisión sobre el origen de las cadenas de
equivalencia y de las crisis de las lógicas diferenciales (una
superficial y ambigua referencia a la “crisis” en el origen de
las dinámicas populistas)
 Asimilación del populismo a la política (no hay política que
no sea populista; lo no populista no es política sino
administración)
 Exclusión (lógica) de la noción de “gobierno populista”
 ¿Izquierda y derecha? ¿Emancipación?

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