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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE COAHUILA

ESCUELA DE LICENCIATURA EN ENFERMERÍA

SINDROMES GERIATRICOS
Síndrome de inmovilidad

DOCENTE:
Dr. Luz Elena Rodríguez Mejía
INTEGRANTES:
EE. MIRIAM CAROLINA CONTRERAS SANCHEZ
NORMA
ITZALY
RAUL
MIREYA
SINDROMES
GERIATRICO
S
Síndrome de inmovilidad
¿Pasa el adulto mayor, la
mayor parte del día sentado
o acostado?

• Este interrogante permite ahondar en un


tema muy asociado a las caídas como es el
síndrome de inmovilidad o inmovilización o
también llamado dismovilidad, el cual ha
sido definido como el descenso de la
capacidad para desempeñar las actividades
de la vida diaria por deterioro de las
funciones motoras.
Se reconoce en este caso que existe un
deterioro de la capacidad de desempeño de las
actividades de la vida diaria (AVD) (Rodríguez,
1999),
no obstante es preciso advertir que no sólo el
deterioro es motor, sino que además existe
compromiso en las esferas biológica, psíquica,
social, funcional y espiritual, lo que a la postre
afecta la capacidad del paciente para moverse.
Sin embargo, autores como Jose
Luis Dinamarca afirma que la
inmovilidad solo existe cuando la
persona muere porque una
persona encamada aun estando en
el final de la vida, tiene la
capacidad de ser trasladado,
además de la movilidad autónoma,
pasiva o vegetativa. Un ejemplo de
ello es la movilidad
cardiorrespiratoria, la ocular y la
digestiva.
Por esta razón, este geriatra chileno, sugiere
sustituir el termino inmovilidad por
dismovilidad. La cual sencillamente hace
referencia a movilidad dificultosa definida
como la molestia, dificultad o imposibilidad
para movilizar parte del cuerpo o
trasladarse, suele ser secundaria a
situaciones patológicas diversas, de origen
biológico, psíquico, social, o espiritual que
afecta la calidad ele vicia o que tiene riesgo
de progresión.
• Es preciso identificar las causas que pueden desencadenar
dismovilidad. Al hablar de factores desencadenantes o de
causas que provocan la inmovilidad, aparece una lista muy
extensa y empezaría por señalar enfermedades ele tipo
neurológico como la enfermedad de Parkinson, cuya
incidencia resulta frecuente en la población de adultos
mayores, así como también, la enfermedad vascular
cerebral, las enfermedades cardiopulmonares tipo
insuficiencia cardíaca y enfermedad pulmonar obstructiva
crónica, siendo estas enfermedades de alta prevalencia en
la población de adultos mayores, ya que se convierten en
primeras causas de morbimortalidad.
• No menos importantes son las
enfermedades músculo esquelético
como la osteoporosis y la enfermedad
ele Piaget, trastornos sensoriales como
cataratas y los déficits visuales y
auditivos. En la lista se suman los
trastornos endocrinos como la diabetes
tipo 11, las alteraciones en equilibrio y
marcha, los problemas podológicos y la
incontinencia urinaria y fecal.
• Es preciso mencionar que cuando
sobreviene una fase aguda de cualquiera
de estos padecimientos se agregan
factores precipitantes de dismovilidad
para el adulto mayor (López, 1998), no
obstante, hoy por hoy, se recomienda
manejar con cautela el reposo en cama y
más bien se prefiere movilizar al paciente
en cama o lo que es mejor iniciar
deambulación temprana asistida.
• En la práctica, queda demostrado que este síndrome
de dismovilidad en muchos casos acarrea en el adulto
mayor problemas cardiorrespiratorios, digestivos,
sensoriales y de piel y cuando éste se prolonga puede
comprometer funciones cognitivas y con ello soslayar la
calidad de vida de la persona afectada. A lo anterior, se
añade el tratamiento farmacológico y su contribución a
generar el síndrome de inmovilidad especialmente
cuando se administran hipnóticos, sedantes y
diuréticos, entre otros (López, 2007).
¿Por qué evitar la dismovilidad
en el adulto mayor?

Sencillamente porque las consecuencias


que de ella se derivan, ponen muchas
veces en riesgo la vida del adulto mayor,
por lo cual los profesionales de la salud al
igual que el cuidador deben evitar o por lo
menos reducir su incidencia.
Entonces, empezaría por decir que este
síndrome puede desencadenar en el
adulto mayor cambios en el estado psico-
afectivo que se traduce en miedo,
ansiedad, inseguridad, cambios de humor
y puede llegar hasta la depresión.
• A nivel del sistema cardiovascular,
quizás lo que se observa con mayor
frecuencia es la hipotensión ortostática,
que aumenta el riesgo de presentar
trombosis venosa profunda y con ello
lo hace susceptible al trombo embolia
pulmonar. Esto resulta fácil de entender
porque ocurren en la persona cambios
hemodinámicas y
desacondicionamiento cardiovascular.
• El sistema pulmonar va a ver acentuados la
calcificación de las articulaciones
condrocostales. Hay disminución de la
fuerza muscular, lo que hace que la
respiración se haga a expensas de los
músculos abdominales, disminuye la PaO,
(presión de oxígeno en sangre arterial) y la
PaCo2 (presión de dióxido de carbono en
sangre arterial) y aumenta el pH, merma el
movimiento mucociliar y el reflejo tusígeno
y con ello predispone al desarrollo de
atelectasias y neumonías, situación ésta
que en muchos casos pone en riesgo la vida
del adulto mayor.
• La pérdida de fuerza muscular calculada
en un 5% por día es más severa en
miembros inferiores. Así mismo, hay
atrofia muscular como las principales
consecuencias a nivel del sistema
muscular. La contractura de las
articulaciones a consecuencia de cambios
en la estructura y peri articular se
muestran como consecuencias
frecuentes de la dismovilidad que afectan
esta estructura del cuerpo del adulto
mayor.
• Igualmente, importantes resultan las
alteraciones en piel tipo ulceras por
presión, como consecuencia de la
dismovilidad, en donde es fácil
entender que hay factores
fisiopatológicos como presión, fuerzas
tangenciales, fricción y maceración que
terminan por producir necrosis tisular
en tejidos blandos, cuya mayor
complicación puede derivarse en
infecciones por bacteriemia.
¿Cuales son las medidas
preventivas que deben
impulsarse?

• La primera medida preventiva siempre y


cuando resulte viable, es corregir la causa
que llevó al adulto mayor a la
dismovilidad. Ahora veamos que aun
cuando ya se ha dicho que está revaluada
aquella medida de reposo en cama, no se
descarta que hay circunstancias que
demandan esta práctica, como es el caso
de adultos mayores afectados por la
enfermedad coronaria (fase aguda), por
ejemplo, en la que su recuperación exige
reposo.
• Cuando las condiciones lo permitan, el
adulto mayor deberá practicar
ejercicios activos, recordando privilegiar
los isotónicos, con alguna resistencia
manual y contracciones isométricas de
los músculos abdominales, de los
cuádriceps y de los glúteos
particularmente.
• Los cuidados especiales de la piel
incluyen cambios de posición
(recomendable cada 2 horas) e hidratar
la piel con soluciones que humecten (tipo
cremas), evitando el uso de aceite
mineral y dando especial protección a las
prominencias óseas (homoplato,
cóndilos, región sacrocoxígea, codos,
región maleolar), éste se convierte en un
cuidado cardinal de enfermería y evitará
la formación de ulceras por presión.
• Otro cuidado de enfermería
recomendado para ciertos pacientes, es
el drenaje postural, para posibilitar la
movilización de secreciones y con ello
minimizar el riesgo de procesos como la
neumonía y las atelectasias, llegado el
caso se le debe estimular la práctica de
ejercicios con el uso de incentivos
respiratorios, así como enseñarle a toser
para que ésta sea productiva.
• La alimentación, se convierte en una
recomendación básica para estos
pacientes y para ello se deben tomar en
cuenta algunas consideraciones que
incluyen, además de una dieta
balanceada con buen aporte de
proteínas y calorías, que contrarreste el
proceso de desgaste que experimentan
muchos de estos pacientes, la
presentación de los alimentos, el
contraste de los colores de los mismos
para oponerse a la hiporexia e
hipodipsia que experimentan.
• No menos importante, es la inclusión de
alimentos ricos en fibra no hidrosoluble
como: cereales, legumbres y hortalizas,
para reducir el estreñimiento y la
impactación fecal tan frecuentes en estas
personas. De igual forma, es necesario
prevenir mediante una óptima hidratación,
la formación de cálculos renales que son el
resultado de la hipercalciuria que
experimentan los adultos mayores, lo cual
exige un conecto manejo de la
incontinencia urinaria, que será estudiada
más adelante.
• La dismovilidad predispone a estasis
venosa, por lo cual se recomienda el
uso de medias de soporte y la práctica
de ejercicios de dorsiflexión plantar
cada 2 horas. Si ya resulta inevitable la
dismovilidad, es preciso recordar que se
deben agotar medidas que garanticen
el confort y la comodidad del adulto
mayor, lo que significa la práctica de
cuidados higiénicos, así como también,
proporcionar aquellos dispositivos
como prótesis dental, anteojos y
audífonos.
• Otras medidas incluyen los pasatiempos
que recreen al paciente como serían la
labor terapia, escuchar radio, ver
televisión, los juegos de mesa
(crucigramas, sopa de letras, ejercicios de
observación, ajedrez, parques, etc.), la
lectura de periódicos, revistas, y en lo
posible mantener una comunicación
fluida y permanente que estimule
procesos cognitivos superiores tales
como memoria, atención, concentración,
análisis y juicio.
• Todo esto, se hará teniendo en cuenta los
hábitos, costumbres, intereses,
expectativas del paciente y los recursos
disponibles.
• En ello se deben involucrar además de los
profesionales de salud, familiares y
amigos o en su defecto se debe promover
a nivel de comunidad la creación de redes
de apoyo que participen en procesos de
acompañamiento a los adultos mayores
cuando estos pierden la funcionalidad a
fin de reducir el aislamiento (Klainberg,
2000).

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