Está en la página 1de 18

La Vida Ocupada

De Ernestina
Buckmeister
La Vida Ocupada de
Ernestina Buckmeister
Cada mañana, mientras Ernestina desayuna y su nana, la Sra.
Ana Diomio, prepara la lonchera. El papá de Ernestina sale
corriendo por la puerta diciendo “Vive la vida al máximo
¡Erny!”
Y cada mañana la mamá de Ernestina se va rápidamente
a tomar el autobús exclamando, “¡Haz que cada
momento cuente, Eti!
Y cada mañana, Hugo el vecino de al
lado le pregunta, “¿Ernestina quieres
jugar después del colegio?”
Pero Ernestina nunca tiene tiempo...
... porque sus ocupados pero, bien intencionados padres han
colmado su día de actividades después de clases.
Los miércoles teje con la
Los lunes esculpe en arcilla con el profesor Archi Grumos´o. Sra. Perla Crotcheta.

Los martes toma clases de danza acuática con la Sra. Aguaviva.

Los jueves toma


lecciones de tuba con el
profesor Umpah.
Los domingos practica yoga con el Guru Prakash Canchis!
Los viernes aprende
Yodel con la Sra. Lidia
Oldi Hoo.

Los sábados estudia karate con el Gran Maestro Hi Yah!

Gracias a Dios los Buckmeisters


contaban con la asistencia de la nana
Diomio para que ayude a Ernestina a
cumplir con su horario.
La nana se
aseguraba de que
Ernestina
asistiera a todas
sus clases. Pero
en ocasiones
estaban tan
ocupadas que se
confundían.

Un día cuando El Sr. y la


Sra. Buckmeister
llegaron a casa del
trabajo tarde por la
noche, notaron que
Ernestina se veía pálida.
“De repente necesita
clases de maquillaje
infantil,” dijo el Sr.
Buckmeister.
La nana Ana Diomio
solo dijo, “¡Ay! ¡Dios
mio!.”
Todos los días cuando Ernestina iba
camino a clases, se detenía un tiempo
para observar a Hugo jugar en su
jardín.

Hugo hacía piruetas en el trampolín,


montaba su caballito como un vaquero
y jugaba a la pelota.
Una tarde Hugo grito,
“¡Cuidado!” cuando su
pelota saltó la cerca y
aterrizó en la tuba de ¡Ay! ¡Dios mío!” le dijo la nana.
Ernestina. “Ya es hora de la clase de
¡Whomp! Tuba,”

Ernestina cogió la pelota y Ernestina suspiró tristemente y


se la tiró a su nana y le pidió le regresó la pelota a Hugo.
entusiasmada, “¡tiramela!”.
Esa noche, mientras Ernestina Exhaló y se puso a pensar en Hugo, en cómo él podía hacer
practicaba yoga en su cama, Inhaló y piruetas en su trampolín, jugar al vaquero con su caballito y
se quedó observando su horario. tirar la pelota. Entonces se le ocurrió una idea.
En la tarde del día siguiente Ernestina anunció, “¡Hoy he
programado algo nuevo!”
“Pero te toca clases de Yodel,” le dijo su nana. “Lo escribí en mi…
¿has visto my horario? y ¿Dónde está mi celular? ¡Ay! ¡Dios
mio...!”
Ernestina cruzó la calle brincando hacia el parque.
“¡Er nes tina!” jadeo la nana, “Vamos a llegar tarde a la clase de
yodel - o nos tocaba tejido?”
Ernestina llegó a la cima de la colina y se lanzó sobre el césped,
jalando a su nana junto con ella.
¡Ay! ¡Dios mio! Dijo la nana.
¡Mira! Grito Ernestina.
La nana se detuvo jadeando y observó el valle que se extendía por debajo.
“¡Qué hermosa vista!”
“Esa nube parece una piña” dijo Ernestina. “No, un conejo…”
“¿O… crema batida?” sugirió la Nana.
No pasó mucho y las dos estaban jugando a ser insectos pequeñitos rodeadas de
un mundo enorme. Después se volvieron pioneros y construyeron un fuerte de
ramas y palitos y la nana le enseñó a ernestina a hacer coronas con margaritas.
Mientras tanto la Sra. Lidia Oldi
Hoo. había llamado a la Sra.
Buckmeister para contarle que
Ernestina había faltado a la clase
de Yodel.

La Sra. Buckmeister llamó al Sr.


Buckmeister. “Es algo raro que
Ernestina falte a su horario. ¿Sé que
está con su nana, pero dónde podrán
estar?
Trataron de llamar a la nana
Diomio, pero ella no tenía su
celular.
“¿Ha visto a Ernestina?”
Así que los Buckmeister se fueron a preguntaron los padres en la
encontrar a su hija. clase de tejido.
La Sra. Crotcheta respondió
sin perder un punto,
“vuelta, punto, vuelta,
punto. Lo siento, no la he
visto. Punto y vuelta.”
o
¿Vin a?
rn es tin
E

Fueron a la clase de karate.


“¡Maestro Hi Ya!” preguntó
el Sr. Buckmeister, “¿Está
Ernestina aquí?”
El Gran Maestro Hi Ya
respondió “¡No!” con una
patada voladora.
“Puede ser que esté en su
clase de ballet acuático”,
sugirió la Sra. Buckmeister.
Se apuraron para llegar a la clase
Los Buckmeister se Había muchos de Yoga.
fueron corriendo al niños modelando, “Ha venido Ernestina” dijeron
estudio de Archi Grumos pero Ernestine no susurrando.
´o. estaba alli. El Guru Prakash Canchis estaba
meditando y lo único que dijo
fue “Oooohm… ohm…”
“¿Ohm?” dijo el Sr.
Buckmeister, “¿Ohm?” dijo la
Sra. Buckmeister. “¡Umpah!
¡Debe estar en la clase de tuba!”
“¿HA VISTO A Cuando terminar de buscar en todas las clases los
ERNESTINA?” padres de Ernestina estaban agotados y perplejos.
Gritó el Sr. Buckmeister para “Esto es lo que nuestra pobre Ernestina hace
que lo escuchen por sobre las todas las semanas,” dijo el Sr. Buckmister.
trompetas. La Sra. Buckmeister respondió con un
Pero el Sr. Umpah no lo gruñido.
escuchó. “Con razón siempre se
ve tan pálida,” agregó
el Sr. Buckmeister.

De pronto a lo lejos escucharon risas y


carcajadas.
Los Buckmesiter subieron jadeando la
colina.
Y ahí estaba Ernestina con las mejillas
coloradas como manzanas.
“¡Ernestina Marigold Buckmeister
Pérez!” le dijo su mamá. “¿Dónde has
estado?”
“¡Ay! ¡Dios mio!” tartamudeó la nana,
“Pues Ud. vera…”
“Así”, respondió Ernestina.
Todos inhalaron… y exhalaron.
“La vista es divina,” dijo la Sra. Buckmeister.

“¡Estuvimos aquí!” Explicó emocionada Ernestina. “Fue mi idea. Vimos


figuras en las nubes y rodamos colina abajo y jugamos a ser insectos y
después fuí una princesa… ¡Y quiero volverlo a hacer!”

Sus padres se quedaron sorprendidos.

“Me gusta tomar clases, pero ¿puedo dejar de ir a algunas?” les suplicó
Ernestina.
“¿Pero cómo vas a vivir la vida al máximo sin escultura y natación?”
“Cierto,” asintió la Sra. Buckmeister. “¿Y cómo vas a hacer que cada
momento cuente sin yoga y yodel?”
Y Ernestina, algunas tardes practica karate con Hugo.

Desde ese día, la Sra. Buckmeister va y vuelve de la oficina en


bicicleta y está aprendiendo jardineria. El Sr. Buckmeister regresa
temprano del trabajo una vez a la semana para construir una casita en
el árbol, y la nana Ana Diomio ha descubierto la alegría de volar Y algunas veces toca la tuba.
cometas.
Y algunas veces simplemente juega.

También podría gustarte