El juego es el principal recurso que tienen los niños/as para iniciar sus primeras relaciones con sus iguales. Conforme el niño se va relacionando con otros aprende a asimilar conductas deseables como compartir, saludar, respetar turnos… y aprende también a no manifestar conductas no deseables como pegar a los demás o ejercer su voluntad El juego permite el autoconocimiento y el conocimiento del entorno y de las personas que lo comparten con nosotros. A nivel social el juego es básico porque es un elemento socializador que nos ayuda a construir la forma en que nos relacionamos con los demás. Permite conocer y respetar las normas, fomenta la comunicación, promueve la cooperación y favorece los procesos de inserción social. El bebe mediante el juego, se El niño compartiendo los juegos comunica con el adulto que con los demás aprenden: corresponde con sus acciones. Con estas interacciones y de forma A socializarse. lúdica aprenden: A esperar su turno. Normas de comportamiento. A satisfacer sus deseos. A descubrir intercambios A compartir. sociales. A cooperar. A conformar su propia A establecer vínculos de personalidad. amistad. A integrarse socialmente. Las aportaciones del juego al desarrollo social se manifiestan esencialmente en el juego simbólico y en el de reglas. En el primero por su carácter cultural e inter- cultural, así como porque el niño expresa a través del mismo su manera de entender el mundo que le rodea (la familia, la escuela, la calle, los cuentos…) y debe elaborar la forma en que se sitúa en el mismo. El juego simbólico constituye un auténtico ejercicio social, un laboratorio de ensayo para comportamientos, actitudes y roles Los juegos de reglas suponen una iniciación en la norma social, una relativización del sentido de competitividad (lo que importa es jugar), así como el ensayo, aprendizaje e incorporación de valores como la cooperación, la solidaridad, el sentido de igualdad o el trabajo en equipo. El carácter competitivo del deporte no existe en el juego como tal; las aportaciones de ambas actividades al desarrollo infantil son diferentes y por eso es interesante propiciar las dos. DIMENSIÓN CULTURAL
Transmisión de tradiciones y valores.
El niño imita elementos del entorno en el que
se mueve. Es su modo de adaptarse y de conocer el mundo adulto. Podemos decir sin temor a equivocarnos que el juego es un elemento transmisor de costumbres y además está presente en todas las civilizaciones humanas. El juego tiene un papel clave en el aprendizaje social del niño, ya que va aprendiendo aspectos del contexto cultural en el que vive a través de las actividades lúdicas. El juego tiene carácter cultural en un doble sentido: porque los juegos tradicionales forman parte del patrimonio cultural de una comunidad, y porque los rasgos culturales propios se manifiestan a través de los juegos: rituales como una boda, particularidades como las celebraciones con toros, la recogida del… (grano, uva, aceituna), los apagones, o las procesiones de semana santa. Y tiene carácter inter- cultural porque cuando jugamos juegos similares de forma distinta (un corro, un escondite, una boda) es necesario ampliar, entre otras posibilidades, nuestros conocimientos sobre el mundo o la capacidad de tolerancia.