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La capitulación de Ayacucho 

(1924). Daniel Hernández


Morillo.

DE LA EMANCIPACIÓN
A LA LIBERACIÓN
LA INDEPENDENCIA POLITICA Y SU CONTEXTO
INTERNACIONAL

El siglo XIX fue un siglo fundamental para


la historia de Latinoamérica. En él se
termina la dominación española, dando fin
a la Colonia, y las diferentes repúblicas
que nacen, comienza cada una de ellas
una historia personal y autónoma.

Entre 1810 y 1890 se gestarán una serie


de cambios importantes, en los que tanto
el aspecto político de Latinoamérica, así
como también económico, social y
cultural, serán modificados.

Es un período en el que, de manera


espontánea y sin demasiada previsión, se
planteará la identidad de la ex-colonia.
EL PROCESO DE
EMANCIPACIÓN

El proceso de emancipación fue un acontecimiento en el


que confluyen intereses muy variados, de grupos
también múltiples (población iberoamericana y agentes
políticos exteriores a ella)

La independencia de Latinoamérica no fue un proceso


premeditado, sino algo que se fue fraguando como
consecuencia de verse España envuelta en la invasión
napoleónica.

De la cuestión de la autonomía se pasó a la de la


independencia.
Según el autor, “en esos años de comienzos del s. XIX, la población hispanoamericana abarcaba poco más de 15
millones de habitantes, de los cuales el 46% eran indígenas puros, el 8% negros, el 26% mestizos, y sólo el 20%
blancos, con sólo un 5% de ellos nacidos en España. De todos estos grupos, sólo la minoría blanca participó con
plena conciencia en las luchas independentistas, tanto en el bando realista (defensor de la continuación de la colonia)
como en el patriota (independentistas)”.

Junto a las élites político-económicas (criollos), se hallaban las masas populares de mestizos y de indígenas, que
aprovecharon en un primer momento el paréntesis de desgobierno para organizar revueltas en
búsqueda de mejorar su situación. También se dieron revueltas de grupos indígenas, como es el caso del
levantamiento de Tupac Amaru, quienes vieron en el momento de la independencia una ocasión para volver a la
situación anterior a la conquista española.
El movimiento de independencia, liderado por los criollos, se hizo en su propio interés y en contra de las clases bajas,
de las que temían que aprovecharan la ocasión para configurar una sociedad más democrática e igualitaria.

Esta oligarquía pensaba que la ruptura de la dependencia política con España iba a suponer identidad propia sólo con
la consecución de la independencia política. Pero no fue así en absoluto. Lo que sí se consiguió, por parte de los
grupos oligárquicos, fue un avance en la consecución del poder político y un fortalecimiento de su situación de
privilegio económico.
Las élites políticas de Latinoamérica buscaban distanciarse, una vez superada la dependencia política de España, del
modelo impuesto en la Colonia. Por esa razón, en su mira estaban los modelos político-económicos de los países
anglosajones.

Esa manera de pensar no se cambiará sino hasta la guerra de Cuba, en 1898, y se muestren las pretensiones
imperialistas de los Estados Unidos.

Se pensaba además que el subdesarrollo en el que se hallaban era debido a la influencia de la conquista hispana, a la
composición étnica de la mayoría de la población, o al modo en que se había dado la independencia.
Del mismo modo, entre las élites se establece una relación que pasa por lo religioso, al pensar en el empobrecido Sur Católico y el
pujante Norte protestante.

Desde esta perspectiva, se plantea que, en virtud del desarrollo de Latinoamérica, es necesario implantar en tierras del nuevo
continente a inmigrantes europeos, que contribuyan al desarrollo del continente.

Bajo el lema “Orden y Progreso”, el positivismo surge como un programa político que aspiraba a la ciencia y a la formación de la
población por medio de la educación.
De acuerdo con los liberales, Latinoamérica
estaba, para la fecha, atravesando los tres
estadios de los que hablaba el filósofo
Augusto Comte.

Finalmente, Beorlegui establece el auge y


el declive del siglo XIX latinoamericano de
la siguiente manera:

—época de la independencia política,


—época de la independencia cultural,
—época de hegemonía del positivismo,
—y declive del positivismo.

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