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ESCATOLOGÍA

DE LA LUMEN GENTIUM
I. DOCTRINA ESCATOLÓGICA DE LOS CONCILIOS ANTERIORES AL VATICANO II
El IV Concilio de Letrán (1215) en el llamado decreto Firmiter
–Profesión de fe católica– en la perspectiva de la parusía y el
juicio final enseña que resucitaremos con los cuerpos que ahora
llevamos; y afirma la existencia del cielo y del infierno. Ambos
son eternos.
El Concilio II de Lyon (1274) redactó la “Profesión de fe de
Miguel Paleólogo”. Este símbolo indicó la existencia de la
retribución mox post mortem –inmediatamente después de la
muerte– que puede ser el cielo, el purgatorio o el infierno. Nos
encontramos con el primer documento magisterial que señala la
existencia del purgatorio.
El Concilio de Florencia (1439-1445). En el decreto Laetentur
coeli, llamado decreto de unión con los griegos, se reiteran las
enseñanzas de Lyon. Además se indica que en el cielo se ve a
Dios uno y Trino y existen diversos grados de felicidad.
El Concilio de Trento (1545-1563) aborda la verdad del
purgatorio en un contexto marcado por los errores de
Lutero. En la sesión VI –donde se enseñó la doctrina de
la justificación– hay una referencia al purgatorio. Recibir
la justificación no significa quedar libre del reato –
deuda– que trae el pecado. El purgatorio aparece así
como el ámbito donde se satisface dicha deuda si es que
no se hizo en la vida terrenal.
Por otro lado, en la sesión XXV se afirma que existe el
purgatorio. Además, se hace una exhortación a los
pastores de la Iglesia para que enseñen correctamente
esta verdad, evitando todo lo que suene a lucro, fábulas o
cuestiones supersticiosas.
En síntesis, antes del Concilio Vaticano II, son
sobre todo cuatro los concilios que nos han
enseñado verdades escatológicas.
Ahora pasaremos a exponer las enseñanzas
escatológicas de la Lumen gentium. Podremos
darnos cuenta que la escatología contenida en
este documento está en perfecta armonía con
lo que la Iglesia ha enseñado siempre. Es un
signo claro de que el Concilio Vaticano II está
inserto en la gran tradición de la Iglesia.
II. La Escatología en el conjunto de la Lumen Gentium
La Constitución dogmática Lumen gentium es el primer
documento magisterial donde se explica el misterio de la
Iglesia. Nunca antes, el Magisterio había enseñado con
tanta riqueza el ser de la Iglesia.
Como podemos darnos cuenta, existe todo un capítulo
exclusivamente de contenido escatolico. Se trata del
capítulo VII denominado: “Carácter escatológico de la
Iglesia peregrina y su unión con la Iglesia del cielo”.
Además, el último capítulo (VIII) dedicado a la Santísima
Virgen María es, en cierta manera escatológico, dado que la
figura de María es presentada como señal de esperanza
cierta y de consuelo (cf. LG n. 68).
En este sentido, “los capítulos VII y VIII nos exponen a
la vez lo que es la Iglesia consumada como totalidad y
como individualidad: en los santos y en la Virgen.”
A lo largo de toda la Lumen gentium hay referencias a las
verdades últimas. En especial, conviene hacer notar las
siguientes enseñanzas contenidas aparte del capítulo
propiamente escatológico:
(1) La Iglesia, presente en el designio eterno de Dios Padre,
será consumada al final de los tiempos.
(2) La Iglesia está orientada a la consumación del Reino de
Dios. La Iglesia hace presente en la historia humana el Reino de
Dios dado que hace presente a Cristo y todos los bienes
salvíficos que manan de Él. Sin embargo, la Iglesia no es el
Reino, está al servicio del mismo y espera que venga su
consumación.
(3) Hay una analogía entre la Iglesia e Israel. Así como
Israel, pueblo de la antigua Alianza peregrinaba hacia la tierra
prometida, tierra donde mana leche y miel (cf. Ex 33, 3); de la
misma manera, la Iglesia, pueblo de la nueva Alianza, peregrina
hacia la Jerusalén del cielo, la patria eterna.
(4) En la Iglesia, la vida
religiosa posee una
dimensión escatológica
fundamental. Los religiosos
dan testimonio en el mundo de
los bienes celestiales. Es decir,
recuerdan a los demás fieles, el
estado escatológico del Reino
de Dios.

(5) La Santísima Virgen


María, modelo y tipo de la
Iglesia, anticipa el estado
escatológico al que la Iglesia
llegará al final de los tiempos
cuando se dé la parusía del
Señor.
III. Doctrina del Capítulo VII
Está estructurado en cuatro números. Se inicia señalando la orientación
escatológica de la vocación de quien está inserto en la Iglesia. Se afirma la
comunión entre los santos y los que peregrinan; para pasar luego a
enseñar la relación inversa: de los que peregrinan hacia los que ya gozan
de la visión beatífica. Este capítulo concluye con unas disposiciones
pastorales.
(1) Carácter escatológico de nuestra vocación en la Iglesia.
El número 48 lleva como título, el carácter escatológico de nuestra
vocación en la Iglesia. El hecho de señalar que la vocación del cristiano
tiene un carácter escatológico expresa que el llamado divino encuentra su
plenitud en la consumación definitiva que traerá Cristo glorioso con su
segunda venida.
En este número se explican las realidades escatológicas, se evita caer en
detalles secundarios sobre las verdades últimas. Hay una sobriedad en
toda la exposición. Las citas bíblicas son el principal referente y
apoyo dado que la intención es partir siempre del dato revelado.
Toda la exposición muestra el carácter eclesial- cósmico de la
consumación escatológica.
(a) La Iglesia alcanzará su consumación cuando llegue a la gloria
celestial. “Es interesante darnos cuenta cómo se habla de que el cosmos
será transformado escatológicamente. Es una consecuencia de la
solidaridad que existe entre el hombre y el cosmos: “lo cósmico está
íntimamente unido con el hombre, y por él llega a su fin. Que la materia
tiene un destino escatológico, que ella obtiene por el hombre, es
claramente dogmático. El dogma de la resurrección implica una
permanencia eterna de la materia en los cuerpos de los hombres
resucitados”. Más difícil es explicar la forma cómo este universo se
transformará.

(b) Aunque esperamos la consumación, ya ahora participamos de


los bienes salvíficos de Cristo resucitado en la Iglesia. “La
resurrección prometida que esperamos ya comenzó en Cristo, progresa
con el envío del Espíritu Santo y por Él continua en la Iglesia. En ésta por
medio de la fe, aprendemos también el sentido de nuestra vida temporal”
(LG n. 48). Es interesante señalar la presencia del Espíritu Santo en
el caminar de la Iglesia hacia su meta escatológica. La restauración
escatológica “gracias a la acción ininterrumpida del Espíritu Santo está ya
comenzada, no sólo en la persona del Señor, sino también en la Iglesia”.
(c) La Iglesia peregrina, aunque es objetivamente santa, está
marcada también por el pecado. La impecabilidad sólo se dará en
el cielo.

El misterio de la Iglesia, no lo olvidemos, nos lleva a señalar que en el


momento actual, “las instituciones y los ritos, las leyes y las
explicaciones, llevan la etiqueta del “todavía no” y no serán
integrados en el estado de bienaventuranza a que nos conducen y
donde nos veremos establecidos en la justicia y la dicha de la
contemplación.

(d) Peregrinamos en la fe y no en la visión. “Unidos a Cristo en su


Iglesia, con el sello del Espíritu que es la garantía de nuestra herencia
(Ef. 1, 14) Nos encontramos nuevamente con la tensión: “ya” pero
“todavía no”. Ahora, gracias al Espíritu Santo recibimos la gracia de
la adopción filial, pero aún no vivimos en la gloria escatológica. Y,
mientras caminamos por este mundo, debemos estar preparados y
aprovechar nuestra única vida terrena.
(e) El infierno es una posibilidad latente. De ahí que es
fundamental estar en gracia. La presencia de estas
referencias bíblicas indica que la existencia de un estado
eterno de condenación es una verdad revelada. “La
descripción del infierno se hace con términos bíblicos,
incluso más exactamente con palabras del mismo Jesús.
(f) Dentro de las verdades relacionadas con la
escatología está el juicio. La Iglesia enseña la existencia de
dos juicios: el particular y el universal. En la Lumen gentium
se refieren al juicio sin especificar cuál es.
(g) La verdad de la resurrección universal está
claramente expuesta. Se afirma la resurrección de
condenación y de gloria, ambas fundamentadas
bíblicamente. En efecto, existirá una resurrección de
condenación. “Al fin del mundo, los que hicieron el mal
resucitarán para el juicio (Jn 5, 29; cf. Mt 25, 46)” (LG n. 48).
(2) Comunión de la Iglesia del cielo con la Iglesia peregrina.

En el número 49 se afirma la communio existente entre la Iglesia


celestial y la Iglesia peregrina. Son dos estados de la misma Iglesia. Se
trata de la comunión que se da entre los vivos, los difuntos del
purgatorio y los santos. En otras palabras, “unos peregrinan en la tierra;
otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están glorificados,
contemplando “claramente a Dios mismo, uno y trino, tal cual es”” (LG
n. 49). No se trata, conviene decirlo, de tres Iglesias, sino de una sola
Iglesia que vive en tres estados.

En esta comunión existe una comunicación de bienes espirituales.


Es, por tanto una comunión dinámica. Estos bienes comunicables
proceden de Cristo, fuente de toda gracia en la Iglesia.

Merece resaltar aquí, el esfuerzo que se hace por afirmar que Cristo es el
único mediador . Esto nos lleva a contemplar a los santos no como
competidores de Cristo, sino “mediadores en el único mediador”. Los
santos han participado libremente de la Redención obrada por Cristo.
(3) Relaciones de la Iglesia peregrina con la del cielo.

La Lumen gentium afirma cómo los que peregrinan establecen


una comunión con los santos. En otras palabras, “si el número 49
había mirado la comunión de los santos a partir de los
bienaventurados, el número 50 la mira a partir de la Iglesia terrestre”.
Se remarca que la Iglesia siempre ha orado por los difuntos.

La Iglesia peregrina al contemplar a los santos aviva su


esperanza escatológica. La invocación a los santos nos lleva a una
profunda comunión con Cristo, la única fuente salvífica.

La devoción a los santos es “cristocéntrica”.

En la Sagrada Liturgia se realiza de manera excelente la


comunión con la Iglesia celestial. La Iglesia que peregrina en la
tierra se une con la del cielo para alabar al único Dios vivo y
verdadero.
(4) El Concilio establece disposiciones pastorales.
El número 51 señala la importancia de valorar las
disposiciones emanadas en los concilios: II de Nicea (787),
Florencia (1439-1445) y Trento (1545-1565).
Fundamentalmente la intención es exhortar a los
pastores para que eduquen correctamente al pueblo de
Dios sobre el culto a los santos.

Se remarca que el culto a los santos lleva a la práctica de la


caridad. El culto a los santos no daña la primacía de Cristo.

Conviene hacer notar que nuevamente se insiste en mostrar


la centralidad de Cristo cuando hablamos de los santos.
CONCLUSIONES
(a) El misterio de la Iglesia conduce a la escatología. Es decir
que el ser de la Iglesia está orientado a su consumación gloriosa y
esto incluye también el cosmos.
(b) La Iglesia vive una admirable comunión con quienes ya
dejaron este mundo. Ya sea con los santos, como también con
los que aún no gozan de la visión beatífica, pues están
purificándose. Esta comunión, remarca la Lumen gentium, es
“en Cristo”.
(c) En la liturgia, especialmente en el sacrificio eucarístico, se
realiza de manera excelente la communio sanctorum.
(d) Los pastores deben enseñar con claridad que la
invocación a los santos posee un carácter eminentemente
cristológico.
(e) En la Santísima Virgen María se ha anticipado ya lo que
será la Iglesia cuando se dé la Parusía. Ella es la mujer
escatológica, y al mismo tiempo, anima nuestra esperanza.
“La resurrección prometida que
esperamos ya comenzó en Cristo,
progresa con el envío del Espíritu
Santo y por Él continua en la Iglesia.
En ésta por medio de la fe,
aprendemos también el sentido de
nuestra vida temporal” (LG n. 48)

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