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Augusto Monterroso

(Guatemala, 1921 – 2003)



Quizá la dificultad del cuento reside en la sencillez.

El ser humano no es malo, sólo es tonto.


Vida y obra

 Honduras – Guatemala – México.

 Literatura y política.

 Revista “Acento”.
Vida y obra

 1959: “Obras completas (y otros cuentos)”.

 Temas.

 Obras: La oveja negra y demás fábulas (1969),


Movimiento perpetuo (1972), Lo demás es silencio
(novela, 1978)
Vida y obra

 Intermediario.

 Muere el 7 de Febrero del 2003.


El zorro es más sabio

Un día que el Zorro estaba muy aburrido y hasta cierto punto
melancólico y sin dinero, decidió convertirse en escritor, cosa
a la cual se dedicó inmediatamente, pues odiaba ese tipo de
personas que dicen voy a hacer esto o lo otro y nunca lo
hacen.
Su primer libro resultó muy bueno, un éxito; todo el mundo lo
aplaudió, y pronto fue traducido (a veces no muy bien) a los
más diversos idiomas.
El segundo fue todavía mejor que el primero, y varios
profesores norteamericanos de lo más granado del mundo
académico de aquellos remotos días lo comentaron con
entusiasmo y aun escribieron libros sobre los libros que
hablaban de los libros del Zorro.
El zorro es más sabio

Desde ese momento el Zorro se dio con razón por satisfecho, y pasaron los
años y no publicaba otra cosa.
Pero los demás empezaron a murmurar y a repetir “¿Qué pasa con el
Zorro?”, y cuando lo encontraban en los cocteles puntualmente se le
acercaban a decirle tiene usted que publicar más.       

-Pero si ya he publicado dos libros -respondía él con cansancio.


-Y muy buenos -le contestaban-; por eso mismo tiene usted que publicar
otro.
El Zorro no lo decía, pero pensaba: “En realidad lo que estos quieren es
que publique un libro malo; pero como soy el Zorro, no lo voy a hacer”.
Y no lo hizo.
El cuento más corto del
mundo

EL DINOSAURIO

Cuando despertó,
el dinosaurio todavía estaba allí.
El dinosaurio

 Secciones.

 ¿Quién despertó?

 Despertar.

El dinosaurio

 Segunda parte.

 Contradicción.

 ¿Qué es lo que sigue ahí?

 El número 7.





Violeta Parra “El
gavilán”

…me confunden los siete elementos.


El dinosaurio

 ¿Cuento? ¿Cuál cuento? Yo sólo estaba barajando el título
(Monterroso).

 Estoy leyendo “El dinosauro” de Augusto Monterroso,


espero terminarlo pronto.



La tela de Penélope o quién engaña a
quién


Hace muchos años vivía en Grecia un hombre llamado
Ulises (quien a pesar de ser bastante sabio era muy astuto),
casado con Penélope, mujer bella y singularmente dotada
cuyo único defecto era su desmedida afición a tejer,
costumbre gracias a la cual pudo pasar sola largas
temporadas.
Dice la leyenda que en cada ocasión en que Ulises con su
astucia observaba que a pesar de sus prohibiciones ella se
disponía una vez más a iniciar uno de sus interminables
tejidos, se le podía ver por las noches preparando a
hurtadillas sus botas y una buena braca, hasta que sin
decirle nada se iba a recorrer el mundo y a buscarse a sí
mismo.
La tela de Penélope o quién engaña a quién


De esta manera ella conseguía mantenerlo alejado
mientras coqueteaba con sus pretendientes, haciéndoles
creer que tejía mientras Ulises viajaba y no que Ulises
viajaba mientras ella tejía, como pudo haber imaginado
Homero, que, como se sabe, a veces dormía y no se
daba cuenta de nada.
El burro y la flauta

Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una Flauta que
ya nadie tocaba, hasta que un día un Burro que paseaba por
ahí resopló fuerte sobre ella haciéndola producir el sonido más
dulce de su vida, es decir, de la vida del Burro y de la Flauta.
Incapaces de comprender lo que había pasado, pues la
racionalidad no era su fuerte y ambos creían en la
racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo
mejor que el uno y el otro habían hecho durante su triste
existencia.
El eclipse

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya
nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había
apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se
sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin
ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España
distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde
Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para
decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de


rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un
altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al
fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.
El eclipse

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio
de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras
que fueron comprendidas.
Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su
talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento
de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse
total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel
conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.
-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en
su altura.
El eclipse

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la
incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo,
y esperó confiado, no sin cierto desdén.
Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola
chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios
(brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de
los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa,
una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses
solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya
habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de
Aristóteles.

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