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La sordera se podría definir como la pérdida de audición, que conlleva la no-
adquisición del lenguaje oral por esa vía, pudiendo hacerlo por la visual,
convirténdose ésta en el principal canal para el conocimiento y la
comunicación.
Otra categoría la de hipoacúsico, se referiría a aquel niño o niña que, con una
audición deficiente, tiene funcionalidad en esa modalidad sensorial en la vida
diaria y permite adquisición del lenguaje oral por vía auditiva.
Características generales
Desde un punto de vista psicológico y de valoración
cognitiva, esta deficiencia no conlleva retraso mental, aspecto
éste que no por obvio es más asumido por buena parte de la
población.
Desde un punto de vista audiológico, la pérdida auditiva se
evalúa, a través de la impedanciometría, potenciales evocados,
tests de respuesta motora, audiometrías tonal y vocal, etc.
considerando, básicamente, los aspectos de intensidad y tono o
frecuencia del sonido percibido.
Hipoacusia leve o ligera. Pérdida sin incidencia social. Deficiencia auditiva ligera.
Pérdida de entre 20 y 40 dB. Buena audición del habla con voz normal. Dificultad en la
Pérdida tonal media en torno a 20 percepción de voz baja, lejana, así como en entorno
dB. ruidoso.
NEEs:
Estrategias visuales y aprovechamiento de otros canales, como restos
auditivos, tacto, etc.
Aspectos concretos y menor carga de abstracción (al menos inicialmente).
Experiencia directa y mayor grado de información de lo que sucede.
Sistema lingüístico de representación.
Comprensión de sus circunstancias personales y sociales y no sólo del
trastorno.
Mayor conocimiento del trastorno por parte de toda la población y del
docente en particular.
Asegurar su identidad y autoestima
Apropiarse de un código comunicativo útil: lenguaje de signos, lectura
labiofacial, palabra complementada, …
2.- NEEs Y RESPUESTA EDUCATIVA:
Respuesta Educativa:
La respuesta educativa se dará, naturalmente, teniendo en
cuenta la integración de las características que, en general tiene
el niño o niña sordos, con las necesidades educativas que su
singularidad y contextos presenten. De cualquier forma, esa
respuesta educativa bien podría llevarse a cabo reflexionando
sobre los siguientes puntos a modo de sugerencias:
A). - Aceptación del niño o niña sordos tal y como son, con
sus características individuales y derivadas de su
deficiencia. Ello nos conducirá a establecer una actitud
positiva, de acercamiento a su realidad y de introducción de ésta
en el propio contexto comunitario en el que se desenvuelve.
2.- NEEs Y RESPUESTA EDUCATIVA: