Nacido el 31 de Diciembre del año de 1899 en Santiago Papasquiaro, una pequeña población ubicada en el estado de Durango. Fue el primero de 12 hijos del matrimonio conformado por José Revueltas Gutiérrez y Romana Sánchez Arias. Teniendo a 11 hermanos entre los cuales destaca Fermín Revueltas, uno de los muralistas mas importantes en la historia de la republica mexicana. José Maximiliano que murió a corta edad, Consuelo, Emilia, Rosaura, José que fue escritor de gran importancia y peso con su ideología socialista y de los más importantes en el país (* Mirar la diapositiva 17), María del Refugio, Maura, María de la Luz, María y Agustín. Estas escuchando Sensemayá
La Familia Revueltas, 1921.
De pie: Consuelo, la prima Margarita, Silvestre y su primera esposa, Jule, Fermín, Emilia; sentados: Rosaura, doña Romana con Agustín en los brazos, Don José, Cuca; sentados en el piso: Luz, María, José Su padre, cuándo Silvestre tenía a penas siete años de edad, le regaló su primer violín. La música para un niño representa un nuevo espacio de exploración, de descubrimientos, y un niño como Silvestre el cual cuenta con un aliciente para esta práctica, se traduce rápidamente por un gusto hacia este arte. Las primeras lecciones musicales recibidas por silvestre fueron en su cuidad natal con el profesor Francisco Ramírez, del cuál no se tiene Al añoinformación siguiente ya había formado una banda de niños pagando a los músicos jóvenes con dulces.
El ambiente de la comunidad provinciana en la que vivía
Silvestre, era el de estabilidad económica que se basaba en la extracción minera y comercio. Su educación estaba muy apegada a los valores tradicionales, a la vida en familia y la influencia de la religión católica. La situación política del país era de aparente estabilidad, hubo pocas rebeliones y sólo se dieron en la periferia del país. “la Pax Porfiriana que se apoyaba en el hecho de que Díaz había logrado aniquilar, o al menos neutralizar, a los grupos y clases sociales líderes de movimientos revolucionarios” (Katz 1986) Para 1911 la familia de Silvestre se trasladó hacia Durango con el fin de abrir un negocio, cuidad donde Revueltas sería inscrito en el Instituto Juárez donde siguió sus estudios de violín. Silvestre mostraba un muy buen desempeño, y fue esto lo que orillo a sus padres a mandarlo a un lugar mejor para desarrollar su potencial. Así llego a la cuidad de México en 1913 donde fue recibido por un amigo de la familia. Sus padres fueron clave importante para el desarrollo de sus habilidades artísticas no sólo de Silvestre sino de todos los demás hermanos, ya que como menciona Eduardo Contreras.
“Gracias a su amplia cultura, intuyeron el talento de los
niños y se esforzaron por promoverlo” (Contreras Soto 2000) La ciudad que acogió a Silvestre para esos años, era una ciudad que poco a poco recuperaba su rito de vida normal después de haber sufrido diversos desórdenes que fueron provocados por la llegada al poder del nuevo gobierno, el de Victoriano Huerta.
Ejemplo de estos desórdenes son los que
también menciona John Womack, Jr, “el surgimiento de los científicos trago consigo nuevos levantamientos, revueltas que estallaron contra la usurpación en varios estados, los más peligrosos a lo largo de la frontera norte, en Sonora, Chihuahua y Victoriano Huerta Coahuila” (Womack Jr 1986). Silvestre estudio en el Conservatorio Nacional de Música durante cuatro años, teniendo como profesores a José Rocabruna con quién estudio violín, y Rafael Julio Tello que comenzó a darle sus primaras lecciones de composición. Entre sus primeros ejercicios que datan de 1915, ejercicios meramente escolares y piezas de salón pasó la infancia y primera juventud de Silvestre Revueltas. De estas primeras lecciones y ejercicios musicales que formaban poco a pocos el carácter musical de Silvestre, Contreras nos comenta: “es difícil hallar en ellos sugerencias o peculiaridades que revelen pistas para explicarnos el desarrollo de su obra posterior” (Contreras Soto 2000). Es importante señalar que en la capital del país ya existían figuras muy destacadas dentro del ambiente musical, tales figuras fueron, entre otras, las de Julián Carrillo y Manuel María Ponce, este último de quién se dice que fuera el precursor del movimiento nacionalista musical en México. Se integró a la escuela Saint Edward College en San Antonio, Texas. En 1918 estudió en el Musical College de Chicago, donde se graduó con diplomas de violín y composición. En los Estados Unidos estuvo hasta 1921, cuando regresó a México para hacer una gira exitosa de recitales. En el año 1922 volvió a Chicago a seguir estudiando violín con Vaclav Kochanski y Otakar Sevcik. En 1924 y 1925 Revueltas unió fuerzas con Carlos Chávez y juntos organizaron conciertos de las obras contemporáneas mexicanas. En el 1926 regresó otra vez a los Estados Unidos para trabajar como violinista y director en los teatros de San Antonio, Texas y Mobile, Alabama. En 1929 comenzó a ejercer como director asistente de la Orquesta Sinfónica de México. Al mismo tiempo trabajó como profesor de violín y de música de cámara en el Conservatorio Nacional. Fue nombrado director artístico de la Orquesta Sinfónica Nacional en Carlos Chávez 1936. Nacionalismo en México El nacionalismo representó un fenómeno dentro del ámbito musical, buscaba en esencia una identidad sonora particular y al ocurrir esta búsqueda abrió el camino hacia posibilidades de expresión diferente de las que hasta en ese entonces predominaban en la escena musical de México. Podría enmarcarse en esta corriente a los siguientes compositores: Manuel M. Ponce, José Roldón, Carlos Chávez, Candelario Huízar, Silvestre Revueltas, José Pablo Moncayo, Miguel Bernal Jiménez entre otros. Se podría decir que las raíces del nacionalismo musical se ven con Manuel M. Ponce aunque es muy aventurado el ofrecer como determinante las ideas de Ponce para la gestación del nacionalismo sonoro mexicano. “Tras volver de su viaje a Alemania y de estudiar con Martín Krause en Berlín, algunos de sus conocidos mexicanos, que también eran simpatizantes del nacionalismo en todas sus expresiones, le propusieron “desenterrar” la música folklórica mexicana.” (Malmström 1974). En la lucha política, Revueltas definió su inclinación de izquierda, manifestada desde joven, participando en actos públicos y en la legendaria Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, la LEAR, que entre 1934 y 1938 agrupó a los más destacados intelectuales de izquierda. Sus caminos políticos lo llevaron a viajar a España en 1937, para apoyar la causa republicana de la guerra civil junto con otros intelectuales mexicanos, como Carlos Pellicer, Juan de la Cabada y Octavio Paz. Participó en actos políticos, visitó el frente de combate y dio conciertos en Valencia, Madrid y Barcelona, que constituyeron la cima de su carrera profesional, enmarcados en la dramática urgencia del momento: imagine el lector un ensayo musical en Madrid, El compositor recorrió sus caminos vitales con total entrega. Deseoso de superación, terminó por chocar con Chávez y por romper con él en 1935, aunque nunca dejó de admirarlo ni de reconocer sus méritos. Siguió su camino musical por su cuenta: trabajó en el Conservatorio en proyectos que no fructificaron, y encontró un lugar especial en la industria cinematográfica nacional, que entonces empezaba a despegar. Se ha comentado muchas veces que la caída de la República española en 1939 representó una herida moral y mortal para Revueltas; en cualquier caso, la experiencia de la Madre Patria le afectó de manera significativa Revueltas vivió sus últimos años en un frenético contraste entre su crónico alcoholismo que lo fue destruyendo de modo gradual y la culminación de sus mejores páginas musicales, entre ellas su obra maestra, Sensemayá. Escribió artículos de critica en los periódicos; compuso música para las más diversas películas, una de ellas con guion de Salvador Novo y la actuación de Cantinflas y Manuel Medel; continuó sus clases en el Conservatorio, donde siempre fue admirado como ejemplo de rigor y entrega. Una neumonía derivada de sus crisis alcohólicas le cortó la vida el 5 de octubre de 1940; como para hacer el cuadro digno de la leyenda que ya empezaba a protagonizar en vida, murió en la pobreza más espantosa y justo el día en que se estrenaba una coreografía con música suya, en medio del aplauso general a su trabajo. Reconocimiento
El reconocimiento público vino muy pronto, aunque
demasiado tarde para él: sus obras comenzaron a verse con frecuencia creciente en los programas sinfónicos, y en 1947 se empezaron a grabar -en Estados Unidos-, maravillando a cada nueva generación de músicos, que sentían anticuados a todos sus maestros, excepto a este irreverente que rompía toda clasificación. Carta de Pablo Neruda, enviada al presidente de México, Lic. Gustavo Díaz Ordaz, en Febrero de 1969. (Pidiendo la liberación de José Revueltas).
Me escriben que José Revueltas, el novelista, está preso en
su patria, México. La noticia es áspera para quien lo conozca y a mí me provoca recuerdos y tristeza. Esta familia Revueltas tiene “ángel”. En un país de creación perpetua, como el país hermano, ellos se revelaron excelentes y superdotados. Es una familia eficaz en la música, en el idioma, en los escenarios. Pasa como con los Parra de Chile, familia poética y folklórica con talento granado y desgranado. Una tarde, al regresar de mis trabajos, encontré a un desconocido sentado en la sala de mi casa, en la ciudad de México. Yo no le veía claramente la cara porque se había puesto uno de mis sombreros de paja, pequeño y multicolor, comprado en la Feria. Debajo de sus alas una melena profusa y entrecana protegía su robusto cuello. Más abajo, venían unos hombros de coloso y un traje desaliñado. Junto a él había varias botellas de mi precioso vino chileno, estrictamente vacías. Se trataba del más grande, más original y poderoso compositor de México: Silvestre Revueltas. Me senté frente a él y de pronto levantó su cabeza de minotauro. Apenas abrió los ojos me dijo: -Tráeme otra botella. Hace ya varias horas que te espero. Se me ocurrió pensar esta mañana que puedo morir un día de estos sin haberte conocido. Por eso estoy aquí. Es malo que los hermanos no se conozcan. Era fantástico, pletórico y pueril. Era el gigante genial de la música de México. Tres días y tres noches se pasó en mi casa. Yo salí a mis quehaceres y volvía a encontrarlo sentado esperándome en el mismo sillón. Repasamos nuestras vidas y las vidas ajenas. Conversábamos hasta muy tarde en la noche y luego él se echaba sobre una cama con el traje y los zapatos puestos. Al verlo dormido, yo le dejaba otra botella de vino, abierta, cerca de su inmensa cabeza Así como llego a mi casa, un día desapareció sin despedida y sin ceremonia. Se había ido a dirigir los ensayos de su Renacuajo paseador, ballet clásico de nuestra época contemporánea. Algún tiempo después, la noche del estreno, estaba yo en un palco. En el programa se acercaba el momento en que debía presentarse Silvestre a dirigir su obra. Pero en ese momento no llegó. Sentí que desde la sombra me tocaban el hombro. Mire hacía atrás. Su hermano José Revueltas me susurró: -Vengo de casa. Acaba de morir Silvestre. Eres el primero en saberlo. Salimos a conversar. Me contó que se había agravado en los últimos días y que poco antes de morir había pedido que colgaran en la pared, frente a su lecho, el sombrerito de paja que se llevó aquella vez. Al día siguiente lo enterramos. Yo leí mi Oratorio menor, dedicado a su memoria. Nunca un muerto me había oído con más cuidado. Porque mi poema lo sacaba de las circunstancias y del territorio para darle la verdadera dimensión continental que le correspondía. Hablando de los Revueltas, contaré que en Berlín me invitó Helene Weigel, viuda de Bertolt Brecht, a una función del Berliner Emsemble. Se daba una obra rusa del siglo pasado, en alemán, se comprende, con muchas damas y caballeros cazadores en escena. La protagonista era bella, festejada, fatal y natural. Miré el programa. La actriz era la hermana de los Revueltas, la mexicana morena Rosaura Revueltas. Allí estaba con su mirada negra, echando rayos y centellas y hablando en alemán, en una capital de Europa y en el centro del conjunto teatral más famoso del mundo. Después de la función, le pregunté: -¿Y qué hiciste para aparecer tan blanca en ese teatro de rubios? Pensé que te verías como una mosca en la leche. ¿Te pintaron? -No –me respondió-. No te imaginas lo que pasó. Oscurecieron a los otros. Pero, ahora, nuestro importante Revueltas es José. Contradictorio, hirsuto, inventivo, desesperado y travieso es José Revueltas: una síntesis del alma mexicana. Tiene, como su patria, una órbita propia, libre y violenta. Tiene la rebeldía de México y una grandeza heredada de familia. Yo siento amor carnal por México con los altibajos de la pasión: quemadura y embeleso. Nada de lo que pasa allí me deja frío. Y a menudo me hieren sus dolores, me perturban sus errores, y comparto cada una de sus victorias. Se aprende a amar a México en su dulzura y en su aspereza, sufriéndolo y cantándolo como yo lo he hecho, desde cerca y desde lejos. Por eso, con la tranquilidad que da el derecho ganado con amor, termino así esta prosa: Señor Presidente Díaz Ordaz: Yo reclamo la libertad de José Revueltas, entre otras cosas, porque seguramente es inocente. Además, porque tiene la genialidad de los Revueltas y también, lo que es muy importante, porque lo queremos muchísimo. Pablo Neruda. Bibliografía
“Silvestre Revueltas: la vida y obra de un compositor posrevolucionario”
Eduardo Mendoza Reséndiz “ Silvestre Revueltas, genio y tesón” “Los Revueltas: biografía de una familia” de Rosaura Revueltas. Editorial UJED, segunda edición 2010. Gracias
Trastornos Musculoesqueléticos Asociados Con La Interpretación de Violín y Viola en Estudiantes de La Escuela Municipal de Música de Paraíso y Estrategias de Prevención, Agosto A Diciembre Del 2015