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Cátedra Vallejo - 2019 2

Vida de César Vallejo: hechos importantes y valores trascendentales.


Lectura: “El espíritu universitario”

Introducción

Para muchos jóvenes, el poeta universal César Vallejo puede estar muy lejano de su conocimiento; sin
embargo, saber de él es darse la oportunidad de incursionar en la vida de un hombre que como muchos nació
en una provincia, de familia humilde, siguió sus sueños hasta alcanzarlos y se ha inmortalizado a través de
sus poemas. En esta separata se detalla, cronológicamente, cómo transcurrió la vida de nuestro poeta desde
su infancia en el seno familiar, sus estudios, sus relaciones amorosas, los diferentes trabajos que realizó hasta
la fecha en que viaja a París.
Santiago de Chuco, capital de la provincia del mismo
Lugar de origen, 1892
nombre, perteneciente al departamento de La
César Abraham Vallejo Mendoza nació en Santiago de Libertad, en el norte del Perú, es una típica población
Chuco en marzo de 1892. Aunque no hay consenso andina ubicada a unos 3100 metros de altura: casas
absoluto respecto a la fecha exacta de su nacimiento, de un solo piso aferradas al suelo, con sus techos de
suele aceptarse la propuesta de André Coyné, quien tejas sobresalientes, y que se abren sobre calles
sostiene que César habría nacido del 16 de marzo, desiguales de pavimento rudimentario (…). Fundada
basándose en el hecho de que en el calendario católico se por mineros gallegos a principios del siglo XVI, sobre
celebra ese día a San Abraham y, siguiendo la antigua el asiento de la antigua población de Andaimarca,
costumbre, se habría tomado el nombre del santo como el recibió su nombre del apóstol venerado en
segundo nombre de nuestro poeta. Compostela (…). La región santiaguina es una de las
regiones serranas de mestizaje más avanzado,
Su familia y niñez donde se habla solo español, un español rico en
Sus padres fueron don Francisco de Paula Vallejo expresiones típicas, algunas arcaicas, que adornan
Benítez y doña María de los Santos Mendoza Gurrionero. versos de Trilce y de Poemas humanos.
El poeta fue el benjamín o “shulca”, es decir, el último de (André Coyné)
doce hermanos.

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“En total fueron doce los hijos de la familia Vallejo Mendoza,


quienes en orden cronológico fueron: María Jesús, Víctor
Clemente, Francisco Cleofé, Manuel María, Augusto José,
María Encarnación, Manuel Natividad, Néstor de Paula,
María Águeda, Victoria Natividad, Miguel Ambrosio y César
Abraham. “Éramos 12, me decía Vallejo. A los cuatro
primeros, se les llamaba los viejos. A los cuatro siguientes, los
mayores. Y a los cuatro últimos, nos llamaban y nos
llamábamos nosotros mismos, los pequeños” (Philippart,
1978, p. 7).

1905-1908
Estudió la primaria en la Escuela Municipal y en el Centro Escolar n.° 271 (hasta 1905) y la secundaria en el
Colegio San Nicolás de Huamachuco, donde destacó claramente: “Sus compañeros lo han referido. Era
estudioso, inquieto, versificaba con gran facilidad y gustaba discutir sobre temas filosóficos”, nos cuenta Juan
Espejo Asturrizaga. Durante las vacaciones escolares regresaba siempre a Santiago, aunque también pasó
temporadas en la Hacienda Tulpo y en los asientos mineros de Quiruvilca y Tamboras.

Su juventud
1910-1912
Realizó diversos trabajos con el fin de ayudarse económicamente; colaboró con su
padre en sus labores de
“abogado” de pleitos menores, mientras se decidía su vocación y su destino
profesional, pues la economía de la casa no era muy holgada, situación que incluso
lo obliga a desertar de su primer intento de estudios superiores en la Universidad
de La Libertad (hoy Universidad Nacional de Trujillo).
En 1911 se matriculó en la UNMSM, en la Facultad de Ciencias, con el objetivo de
estudiar Medicina, intento que fracasaría nuevamente por su precaria condición
económica.
En Huánuco trabajó como preceptor de los hijos del hacendado y político Domingo
Sotil. Ese mismo año, un texto suyo aparece en la revista Variedades junto con un
comentario burlón.
En 1912, trabajó como ayudante de cajero en la hacienda Roma de Víctor Larco
Herrera.

Entra como ayudante de cajero en la Hacienda Roma (producción azucarera), de la


que saldrá profundamente marcado (…); no puede, sin embargo, no ver y no oír,
cuando apenas apunta el alba, llegar peones (cerca de 4000) al inmenso patio;
ponerse en fila a medida que se les llama, y partir para los campos de caña en los que
se extenuarán hasta el sol poniente, con un puñado de arroz por todo alimento…
(Georgette de Vallejo).

1913-1916
1913. Inició sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Libertad, donde
En 1913 publica sus primeros versos, que son de tono didáctico, en la revista Cultura Infantil. Empieza a
enseñar en el Colegio Nacional San Juan, donde Ciro Alegría fue uno de sus alumnos.
1915. En agosto muere su hermano Miguel, su compañero de juegos infantiles (“Y tu corazón gemelo de esas
tardes/extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya/cae sombra en el alma”, dirá en el poema “A mi
hermano Miguel”).
Se gradúa de bachiller en 1915, con honores, con la tesis “El Romanticismo en la poesía castellana”.
Entabló entrañable amistad con Antenor Orrego, José Eulogio Garrido y otros miembros de la Bohemia de
Trujillo, que empieza a escandalizar a ciertos catedráticos “jubilados de la cabeza” que ven con recelo las
muestras de arte nuevo.
En 1916, empieza un amorío con María Rosa Sandoval; en este mismo año empieza a usar el seudónimo de
Korriskosso.
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EL GRUPO NORTE Inicios literarios de Vallejo


Hacia el año 1915, en Trujillo se distinguían dos agrupaciones literarias. Una de ellas representaba el tono
tradicional y aristocrático de la sociedad trujillana, y era dirigida por Víctor Alejandro Hernández. La otra
agrupación era poco convencional para el contexto; este grupo, que buscaba renovar la cultura en Trujillo a
través de las diferentes artes, sería conocido inicialmente como la Bohemia de Trujillo.
La Bohemia de Trujillo era una asociación de jóvenes con diferentes talentos. Como líder del grupo fue
reconocido Antenor Orrego, filósofo, crítico literario y periodista, además de ser su más entusiasta promotor.
Entre los integrantes se encontraban: José Eulogio Garrido (periodista, poeta y narrador, cuya casa era
generalmente el centro de reunión), Macedonio de la Torre (pintor y escultor), Víctor Raúl Haya de la Torre
(dramaturgo), Carlos Valderrama (músico), Federico Esquerre (dibujante), Alfonso Sánchez Urteaga (pintor,
conocido como Camilo Blas), Alcides Spelucín, Óscar Imaña, Francisco Xandóval, Juan Espejo Asturrizaga, y
Eloy B. Espinoza (poetas). Algunas jóvenes eran también parte del grupo: María Rosa Sandoval, Carmen Rosa
Rivadeneyra y Zoila Rosa Cuadra.
Dentro de esta agrupación, el joven Vallejo se formó literariamente. Según señala González Vigil, es posible
rastrear los cambios que se suscitan en los poemas de César Vallejo en un “antes” y “después” de su
participación en la Bohemia de Trujillo. En el “antes”, sus poemas resultan incipientes, deudores del
Romanticismo, y carecen de un estilo personal (se indica como referencia los poemas anteriores a “Aldeana‟).
Fue a través de las lecturas compartidas con el grupo que César modelará su pensamiento y su estilo.

De la Bohemia de Trujillo al Grupo Norte


El nombre de Bohemia de Trujillo no era del
agrado de Antenor Orrego pues consideraba que
no respondía a los intereses de la agrupación y
que además no era adecuado delimitarlo a
Trujillo porque el grupo crecía bajo las simpatías
de jóvenes intelectuales del norte del país,
quienes se sumaban al grupo como embajadores
en sus respectivas ciudades: Juan José Lora
desde Chiclayo y Juan Luis Velásquez desde
Piura. A partir de 1923, con la fundación del
diario El Norte, dirigido por Orrego, el grupo
empezó a ser conocido como Grupo Norte.
En el grupo, Vallejo contó con el apoyo para difundir sus poemas. Fue a través de Antenor Orrego y José
Eulogio Garrido que pudo publicar sus primeros poemas en los periódicos La Reforma y La Industria (Orrego
y Garrido eran los jefes de redacción de estos periódicos de manera respectiva).
Asimismo, Vallejo siempre contó con el apoyo moral del grupo incluso durante su injusta estadía en la cárcel.
Las actividades del grupo atrajeron pronto la atención de destacados intelectuales limeños como fue el caso
del poeta Juan Parra del Riego, quien escribió sobre ellos en el artículo La bohemia de Trujillo, y Abraham
Valdelomar, quien conservaría una grata impresión de este grupo.

1917
Lee algunas revistas en que se difunde la Vanguardia europea, como Cervantes. Envía un poema a la revista
Variedades, desde la cual Clemente Palma, el hijo de Ricardo Palma, pontificaba como crítico literario: “A qué
diablos llama usted los maderos curvados de sus besos? ¿Cómo hay que entender eso de la crucifixión?...
Hasta el momento de largar a la canasta su mamarracho, no tenemos de usted otra idea sino la de deshonra
de la colectividad trujillana, y que, si descubriera su nombre, el vecindario le echaría lazo y lo amarraría en
calidad de durmiente en la línea del ferrocarril…”.
En este año, Vallejo presenta a sus amigos su poema “Los heraldos negros”.

Poema decisivo en la evolución de Vallejo. Al escucharlo el 10 de junio de 1917, en la casa de Macedonio de la


Torre, los “bohemios” sintieron que había nacido un gran poeta. Sin precisar la fecha, Juan Espejo Asturrizaga
informa que, en 1917, se publicó en La Reforma, conteniendo variantes muy reveladoras de la deuda modernista
que Vallejo casi borraría por completo en la versión final; así los versos 11-12 decían: “Son esos rudos golpes las
explosiones súbitas/de alguna almohada de oro que funde un sol maligno”. (Ricardo González Vigil)

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Aparecen poemas suyos en diversos periódicos de Trujillo. En setiembre de ese año, se produce la ruptura
sentimental con Zoila Rosa Cuadra, a la cual llama “Mirtho”. Ello motiva su partida de Trujillo a Lima, pues
dicho desenlace le resulta trágico. Cuando llega a Lima, el 30 de diciembre de 1917, lleva consigo casi la
totalidad de los poemas que compondrán su primer libro: Los heraldos negros.

1918
Llega a Lima, donde se inscribe en la Facultad de Letras de la UNMSM. Entra rápidamente en contacto con
intelectuales prestigiosos. Hace una entrevista a José María Eguren y a González Prada, y mantiene una
estrecha amistad con Valdelomar, a quien también entrevistó.
Empieza a trabajar como profesor en el Colegio Barrós.
En julio, muere Manuel González Prada, con quien Vallejo se reunió con cierta frecuencia: “No es obra menor
de González Prada haber tenido y dejado un discípulo como Vallejo”, nos dice Georgette de Vallejo. En agosto,
en Santiago de Chuco, muere su madre, lo cual le causa profundo dolor: “En este mundo no me queda nada
ya. Apenas el bien de la vida de nuestro papacito. Y el día que esto haya terminado, me habré muerto yo
también para la vida y el porvenir, y mi amino se irá cuesta abajo”.
Vallejo ya ha entregado su poemario a la imprenta y solo espera el prólogo que le había pedido a Valdelomar,
pero por su activa campaña política este no se dio tiempo para escribirlo.
Conoce a Otilia Villanueva, con quien mantendrá un romance tormentoso. Esta relación inspirará muchos de
sus poemas de Trilce (con un marcado contenido erótico), que ya empieza a escribir.

1919
Salen a circulación, por fin, Los heraldos negros, que ya no esperan más por el
Conde de Lemos. Fue bien recibido por la crítica, que vio en él una buena
muestra del Modernismo, que aún imperaba en el gusto de aquel entonces.
Inicia su trabajo en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe. La muerte de
Abraham Valdelomar le causa gran pesar: “Hermano en el dolor y en la belleza,
hermano en Dios, Abraham, tú no puedes haberte ido para siempre; es
imposible, solo, ‘como cuando viajabas, hermano, estás ausente’. Sí, nada más,
estás ausente desde la mañana lluviosa en que partiste en un tren que volverá
a traerte. Sí, estás viajando, hermano, nada más. Y volverás, Abraham, pronto…”,
escribió el poeta, consternado.
Resuelve partir a Europa, pero antes hace un viaje a Santiago de Chuco. “Llega
solo para verse mezclado en un sangriento conflicto que ha degenerado en
incendio…”, dirá, tiempo después, Georgette de Vallejo.

En agosto de 1920, en Santiago de Chuco, Vallejo se vio involucrado en un sangriento conflicto local que
degenera en un incendio. Fue acusado y el 6 de noviembre fue detenido por incendiario y disturbios políticos,
junto a otras 19 personas. Fue absuelto y liberado el 26 de febrero de 1921.

En junio de 1922 Vallejo ganó el concurso de narrativa organizado por la asociación cultural “Entre Nous”
con el cuento Más allá de la vida y la muerte, que le permite imprimir Trilce, poemario fundamental en la
poesía vanguardista hispanoamericana, cuya primera edición saldría en octubre de este mismo año.

En marzo de 1923, publicó el libro de cuentos Escalas, y en mayo salió su novela Fabla salvaje. Ese mismo
año, el 17 de junio, Vallejo partió rumbo a París en compañía de Julio Gálvez Orrego, a pesar de su adversa
situación económica.

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Vallejo en Europa

Sin empleo, temeroso ante los rumores de que volvería a abrirse su proceso judicial y,
de alguna manera, resentido por el rechazo de Trilce, Vallejo se embarcó el 17 de junio
de 1923 rumbo a Europa acompañando a Julio Gálvez (quien le pagaría el pasaje y
moriría, más tarde, en la Guerra Civil Española) y llegó a París el 13 de julio de 1923.

Este primer periodo de la vida de Vallejo en Europa ha dado pie, solo con relativa razón,
a que se lo considere un poeta pobre, incluso miserable. La imagen que de él nos dan
biógrafos como Armando Bazán contribuye a ello; también lo hacen las cartas que el
poeta escribió a su amigo Pablo Abril de Vivero, en que se nota a un Vallejo realmente
agobiado por las carencias materiales y sus consecuencias.

Sin embargo, hacia 1925-26 su situación económica se estabiliza, gracias a sus colaboraciones con las revistas
peruanas Mundial y Variedades, y porque empieza a trabajar en Los Grandes Periódicos Iberoamericanos y a
cobrar una beca otorgada por el gobierno español para que perfeccione sus conocimientos en Leyes.

En 1924, es internado por problemas intestinales en el Hospital de la Charité. Esta experiencia será muy
importante para la escritura de poemas en prosa como “Las ventanas se han estremecido…” y será
rememorada en poemas en verso como “Hoy me gusta la vida mucho menos…”. En este mismo año, fallece su
padre. En 1926, Vallejo conoce a Georgette; pero empezará a convivir con ella recién en 1929.

Entre los años 1927-28 empieza a interesarse seriamente por el marxismo, en esa época en boga por efecto
de la Revolución Rusa, que Vallejo quiere conocer personalmente y de cerca; de ahí el primer viaje hacia ese
país, emprendido en octubre de 1928. En esta etapa, al parecer, se produjo en él una profunda crisis de cariz
moral; la salida la habría encontrado el poeta en su adhesión al marxismo.
Vallejo periodista

Vallejo era una persona dotada de una sensibilidad especial para transformar
situaciones dolorosas e injustas en bellísimos poemas y también en artículos
periodísticos. En su etapa como redactor, colabora en diarios y revistas con cierta
regularidad.

Entre los años veinte y treinta Vallejo envía regularmente sus crónicas a la prensa
hispanoamericana, en especial la peruana. Él habla lo mismo del cine que del arte
cubista, del surrealismo que de la vanguardia musical, de los falsos nuevos poetas
viciados por la retórica de la novelería, del verdadero nuevo teatro, al igual que de
la política, mostrando, como pocos, una gran independencia de criterios propios y
sólidos para abordar sin desméritos las conflictivas relaciones entre la estética y la
ética. Sobre estos tópicos, entre sus artículos más significativos figuran “Los
funerales de Isadora Duncan”, “La pasión de Charles Chaplin” y “Los maestros del
cubismo”

Como cronista policial, su desarrollo es excepcional. Este tema le ayuda a develar algunas de las miserias de
la sociedad en la que le tocó vivir y el papel de la crónica roja. Un notable texto es su artículo “Gastón Guyot,
el nuevo Landrú”. Escribe también sobre periodismo económico, entre sus artículos destacan “Las crisis
financieras de la época” y “Alrededor del Banco de las Reparaciones”; periodismo político, su vasta obra de
reportero lo sitúa entre el testigo que penetra y el hombre que ha bebido el materialismo dialéctico y el
periodismo turístico en “Crónicas de viajes”.

Vallejo deja una enseñanza ética para los periodistas que deben aprender como norma de vida para
contravenir a quienes pretenden imponerles los códigos contemporáneos de una conducta ruin.

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Vallejo y Georgette

Como ya se ha afirmado, Vallejo conoce a Georgette Marie Philippart


Travers en 1926; no obstante, es en 1927 cuando entabla una relación
amical con ella. Hacia 1929, empiezan a convivir y el 11 de octubre de 1934
contraen nupcias civilmente en París.
Eran tiempos muy duros tanto para los escritores y artistas. La vocación y
el talento no alcanzaban para vivir. En 1930, Vallejo fue expulsado de
Francia por razones políticas y, por ello, decide junto a Georgette, viajar a
Madrid, lugar donde se vincula con escritores y poetas que lo llevarán a
una intensa militancia en el Partido Comunista.
Cuando César Vallejo fallece, el 15 de abril de 1938, Georgette quedó sola
y pobre en vida. Su madre ya había fallecido y, como había sido educada
con la idea de que no había que pedir ayuda a nadie, se las arregló como
pudo para vivir. Mucho tiempo después, en 1951, decide conocer el Perú
y, en 1952, llega hasta Santiago de Chuco, tierra natal de Vallejo. El
Gobierno del Perú le concedió una pensión (la cual más tarde se vería
reducida) y Georgette se quedó a vivir en Lima.
Todos coinciden en que Georgette tenía un carácter muy fuerte y eso le trajo muchas enemistades con amigos
de César Vallejo, amigos que no estaban de acuerdo sobre la administración de la memoria de su esposo. La
más desagradable y constante discusión lo tuvo con Juan Larrea de quien llegó decir “deploro tener que
reconocer que Vallejo ha merecido como biógrafo a este siniestro fugitivo de la Guerra Civil de su propio país,
‘necrófago’ del cadáver de Vallejo”.
Uno de los pocos amigos de Georgette fue el pintor peruano Fernando de Szyszlo, quien la recuerda con
mucho afecto “Con dinero que pudo juntar, Georgette consiguió que los restos de Vallejo fueran trasladados al
cementerio de Montparnasse. Ella escribió el epitafio He nevado tanto para que duermas” (3 de abril de
1970.)
Georgette terminó sus días en la Clínica de la Sociedad Francesa de Beneficencia Maison de Santé, que le
prestó atención gratuita hasta el 4 de diciembre de 1984, fecha en la que fallece a la edad de setenta y seis
años. Sus restos fueron enterrados en el cementerio La Planicie en La Molina (Lima).
El mérito de Georgette Philippart es, sin duda, el impulso que le dio a la difusión de las obras póstumas de
César Vallejo. Además, gracias a ella conocemos de manera fidedigna la etapa europea del autor de Trilce. Al
respecto, Pachas Almeyda afirma que “Gran parte de lo que conocemos de Vallejo se debe fundamentalmente
a la abnegada labor de Georgette, cuyo esfuerzo nos permitió conocer no solo al Vallejo multifacético, sino,
fundamentalmente, al Vallejo personal.”

Producción literaria de César Vallejo

Los heraldos negros

Los heraldos negros es el título del primer libro de poemas escrito por César Vallejo, de 1915 a 1918, y
publicado por primera vez en 1919 (aunque con fecha de 1918).

“Vallejo es un poeta. Hemos por desgracia abusado de ese título. Vallejo es un poeta en la más noble
acepción de la palabra. Pienso ocuparme de su obra en detalle, cuando escriba el prólogo que me pidió para
su hermoso y raro libro de versos Los heraldos negros”.
Abraham Valdelomar (La Reforma, 4 de mayo)

Nota: Lamentablemente, las ocupaciones políticas no le dieron tiempo a Valdelomar para escribir el
anunciado prólogo, y fue por la espera de Vallejo que el poemario se publicó con retraso.

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El libro está compuesto por 69 poemas, incluido el primero, "Los heraldos negros", que le sirve de pórtico.
El volumen se divide en seis secciones:

Los heraldo negros

Secciones Poemas
“Plafones ágiles” “Deshojación sagrada”, “Comunión”, “Nervazón de angustia”, “Bordas de hielo”,
“Noche buena”, “Nocturno”, “Ascuas”, “Media luz”, “Sauce”, “Ausente”,
“Avestruz”, “Bajo los álamos”.
“Buzos” “La araña”, “Babel”, “Romería”, “El palco estrecho”.
“De la tierra” “¿…………..”, “El poeta a su amada”, “Verano”, “Setiembre”, “Heces”, “Impía”, “La
copa negra”, “Deshora”, “Fresco”, “Yeso”.
“Nostalgias “Nostalgias imperiales” (I, II, III, IV), “Hojas de ébano”, “Terceto autóctono”,
imperiales” “Oración del camino”, “Huaco”, “Mayo”, “Aldeana”, “Idilio muerto”.
“Truenos” “En las tiendas griegas”, “Ágape”, “La voz del espejo”, “Rosa blanca”, “La de a mil”,
“El pan nuestro”, “Absoluta”, “Desnudo en barro”, “Capitulación”, “Líneas”, “Amor
prohibido”, “La cena miserable”, “Para el alma imposible de mi amada”,
“El tálamo eterno”, “Las piedras”, “Retablo”, “Pagana”, “Los dados eternos”, “Los
anillos fatigados”, “Santoral”, “Lluvia”, “Amor”, “Dios”, “Unidad”, Los arrieros”.

“Canciones de hogar” “Encaje de fiebre”, “Los pasos lejanos”, “A mi hermano Miguel” “Enereida”,
“Espergesia”.

Los heraldos negros se sitúa en una etapa relativamente temprana de la producción de César Vallejo. Este
poemario se presenta como una evolución, ya que los primeros poemas aparecen marcados por la huella del
modernismo. El poemario abarca algunos de los temas recurrentes en la obra de César Vallejo: el sufrimiento
humano, la religión o la culpa, todos ellos bajo una mirada cercana al existencialismo.

Marcas vallejianas en Los heraldos negros


• Expresa la crisis y la angustia que la modernidad, engendra al poner en duda o hacer estallar las creencias
y pautas “tradicionales”, a la par de la búsqueda de una nueva salida para la humanidad, como nadie lo ha
hecho en lengua española.
• Aborda grandes temas (la muerte, el dolor, el absurdo, el no saber, el compromiso solidario, el hogar de
los años infantiles y la confianza en una ulterior realización del ser humano) con un acento personalísimo
y una de las intensidades mayores que se haya visto en la poesía universal.
• Inicia la conquista de un lenguaje único e intransferible, abriendo la senda de Trilce y sus poemas
europeos.
• Asume rasgos de sensibilidad indígena (nostalgia, pesimismo, ternura, panteísmo, sentido comunitario,
etc.) que lo tornan una voz raigalmente peruana y americana.

TRILCE

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Los poemas que conforman Trilce empezaron a escribir desde 1918. La mayoría
de ellos fueron redactados en 1919 y los dos últimos en 1922. La edición príncipe
constó de 200 ejemplares y su circular empezó en octubre de 1922. El libro tenía
121 páginas, con un prólogo escrito por Antenor Orrego y, en la tapa, un retrato
de Vallejo realizado por Víctor Morey.

Se sabe que el libro inicialmente se llamaba Cráneos de bronce y que Vallejo pensó
usar el seudónimo de César Perú, aunque no prosperó la iniciativa. El poeta
advirtió la escasa respuesta que generó su libro; sin embargo, era consciente de
que su texto era innovador, revolucionario y polémico:

“El libro ha caído en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda la
responsabilidad de su estética. ¡Hoy, y más que nunca quizás, siento gravitar sobre
mí una hasta ahora desconocida obligación sacratísima, de hombre y de artista! la de ser libre! Si no he de
ser libre hoy, no lo seré jamás”.

El nombre de Trilce

Existen varias propuestas y testimonios sobre el origen de la palabra que da título al libro: Trilce.
Escuchemos a Vallejo dando pistas sobre la génesis del término: “Ah, pues Trilce no quiere decir nada. No
encontraba, en mi afán, ninguna palabra con dignidad de título, y entonces la inventé: “Trilce”. ¿No es una
palabra hermosa? Pues ya no pensé más: “Trilce”. Más que la expresión de una idea, más que el significado
intrincado u oscuro, el poeta prefirió un vocablo nuevo y extraño de una admirable sonoridad.

TEMAS DE TRILCE:

• Persiste el tema del amor en casi la mitad de los 77 poemas (XXXV, “El encuentro
con la amada”).
• Existen poemas existenciales con base vivencial y centrada en la soledad (XLVIII,
“Tengo ahora 70 soles peruanos”).
• Hay siete poemas centrados en el tema del hogar (III, “Las personas mayores”).
• Otros seis poemas aluden al tema de la cárcel (destaca LVIII, “En la celda, en lo
sólido”).
• Otros poemas reflexionan sobre el quehacer artístico (LV, “Samain diría el aire
es quieto”).

POEMAS HUMANOS

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Durante años, Vallejo ha sido considerado como el autor de tres libros de


poesía, dos publicados en vida: Los heraldos negros y Trilce, y otro que
salió al año de su muerte bajo el nombre de Poemas humanos. De este
conjunto solo la serie denominada España, aparta de mí este cáliz, fue
organizada por el poeta.

El título Poemas humanos, trajo como resultado diversas críticas, el


primero en criticar fue Juan Larrea, en 1961, en el primer número de la
revista Aula Vallejo, que él dirigió como docente de la Universidad de
Córdoba, Argentina. Decía: “Me parece indudable que el autor de Los
heraldos negros, Trilce, etc., nunca hubiera consentido que un libro
poético suyo,… se titulara de modo tan insubstancial y fuera de contexto”;
y más abajo agrega “Cuando Georgette Vallejo me consultó en 1938 sobre
la pertinencia de la denominación que proyectaba, no le disimulé mi
disconformidad.”

Poemas humanos surge en octubre de 1931, con algunos versos nacidos


en la Unión Soviética y otros versos realizados entre octubre o noviembre de 1937. Poemas humanos está
formado por 76 poemas, entre los cuales se encuentran poemas en los que el poeta mira el mundo a su
alrededor y se mira a sí mismo, a veces con esperanza, a veces con cansancio, hay poemas que recuerdan el
dolor, el cuerpo y el alma, el hambre, la carencia, la familia, el pasado, el amor al Perú, sus amigos; así como
también los hay con el tema de la vida y la muerte.

Saúl Yurkievich sostiene que en los Poemas humanos no solo se medita sobre los problemas fundamentales
de la existencia, no solo se experimenta los sentimientos primordiales del hombre, sino que también cumple
con sus funciones orgánicas o realiza los actos más triviales de la vida doméstica. Vallejo quiere que la poesía
descienda del Olimpo y baje hasta la gran ciudad, que recorra sus calles, sus plazas, sus hoteles baratos, sus
cafés, sus fábricas y sus hospitales públicos, Vallejo no solo comunica vivencias comunes a los hombres de
nuestro tiempo, sino también las dice con palabras familiares:

El dolor nos agarra hermanos hombres,


por detrás, de perfil, y nos
clava en los cinemas, nos
clavas en los gramófonos,
nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
a nuestros boletos, a nuestras cartas; y es muy
grave sufrir, puede uno orar…..
(Los nueve monstruos)

ESPAÑA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ

César Vallejo fue una persona de una profunda sensibilidad, lo cual se


expresaba en su permanente preocupación que mostraba ante los problemas
sociales y el sufrimiento de los demás. No en vano la primera poesía del
primer libro que publica: Los heraldos negros, tiene como tema el
sufrimiento humano. Pero esta preocupación se convierte en compromiso
cuando llega a Europa, y sobre todo cuando asume el marxismo como
ideología. En 1928, se afilió al Partido Socialista de Perú. En 1930, necesitó
huir de Paris y se mudó a Madrid. En Madrid, se agrupó con los Comunistas
de España en 1931 cuando la República de Madrid empezó y estuvo presente
durante la Guerra impulsando el movimiento antifascista.

En este contexto la Guerra Civil Española es asumida plenamente por Vallejo,


y a pesar de su salud quebrantada y de las exigencias de sus amigos de
enviarlo a Perú, él decide permanecer entre París y Madrid, porque considera
que el problema de la Guerra Civil no solo es un problema de España, sino un

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problema de principios, como afirma en su discurso “La Responsabilidad del Escritor”:

Y recurre al arma más poderosa que posee: la poesía, y quizá en medio de sus últimos momentos más tensos
que pasó produce su obra épica “España aparta de mí este cáliz”, en plena guerra. César Vallejo fallece el 15
de abril de 1938 en vísperas de la derrota del pueblo español y del estallido de la II Guerra Mundial. La obra
fue publicada póstumamente el año 1939.

El poemario consta de 15 poemas:

XII – Masa (fragmento)

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tánto!» Pero
el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle: «¡No


nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando


«¡Tánto amor, y no poder nada contra la muerte!» Pero el
cadáver ¡ay! siguió muriendo.

EL TUNGSTENO

1931 viene a ser un año fundamental en el desarrollo de la narrativa


vallejiana porque define un propósito distinto a la etapa anterior que
corresponde a Escalas (1923) y Fabla salvaje (1923).
El tungsteno es una novela social publicada por primera vez en Madrid
el 7 de marzo de 1931 (Editorial Cenit, colección "La novela proletaria").
Posteriormente fue reeditada y publicada bajo el título de Tungsteno
(Lima, Editorial Mejía Baca, 1957). Fue después incluida en la
recopilación: César Vallejo. Novelas y cuentos completos (Lima, 1967,
Francisco Moncloa Editores, edición supervisada por Georgette Vallejo,
viuda del escritor). Desde entonces ha aparecido en diversas ediciones,
en forma individual o acompañando a otras obras.
La importancia de El tungsteno en la producción narrativa de Vallejo es
enorme y ha sido reconocida por la crítica desde su aparición. Tuvo
influencia fundamental en el desarrollo de la narrativa indigenista en el
Perú.
Según Georgette Vallejo, esta novela fue escrita rápidamente. Vallejo
llegó a Madrid el 31 de diciembre de 1930; casi seguidamente la Editorial Cenit aceptó su proyecto de una
novela proletaria, y en febrero de 1931 el escritor se puso manos a la obra, escribiéndola de un solo tirón, en
un lapso de tres semanas, para ser publicada en marzo de ese mismo año. Según este testimonio, la novela
pertenecería, sin atenuantes, a la literatura de propaganda y agitación de inspiración comunista (realismo
socialista).

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Cátedra Vallejo - 2019 2

PACO YUNQUE

Paco Yunque es uno de los cuentos más conocidos y divulgados de César


Vallejo. Según una versión que recoge David Sobrevilla (1995), un editor
le solicita un cuento para niños, Vallejo escribe Paco Yunque pero el
editor lo rechaza porque lo considera “demasiado triste”. El mismo
Sobrevilla sitúa la escritura del relato en el periodo que va desde 1929
hasta 1932, si bien es cierto que el cuento recién fue publicado en 1951.
De una parte, el modelo educativo que retrata Vallejo en Paco Yunque es
el modelo tradicional. El profesor muestra un comportamiento vertical y
autoritario. Se deja entrever que la actitud del docente también es de
dependencia frente al poder económico, donde no se indigna, sino más
bien se parcializa; no es equitativo frente al clamor de los demás. El
educador modela el discurso y a través de él refuerza los patrones
culturales. Al calificar a Humberto como “niño decente” refuerza en la
mente de los alumnos la idea de que los ricos son incapaces de acciones
delictivas o inmorales. Como modelador de conducta, el maestro es un
instrumento. Al tolerar que el niño Grieve haga y diga lo que se le antoje,
el maestro ayuda a distorsionar la formación de su identidad,
permitiéndole que desarrolle una actitud egocéntrica y de exclusión hacia los demás.
De otra parte, Flor de María Rodríguez (2007) considera que Paco Yunque revela un sistema de construcción
social basado en la exclusión. En ese sentido, este cuento fija su atención en la devastación cultural producto
del racismo y clasismo: vemos como los niños, se comportan según las reglas que aprendieron en el hogar.
Los actos de Humberto Grieve señalan a un niño con una socialización inadecuada puesto que para él las
relaciones interpersonales consisten en manipular y sojuzgar. En su casa no ha aprendido las reglas de
comportamiento social. El proceder de sus progenitores abarca desde el extremo consentimiento hasta la
más tranquila despreocupación por su comportamiento hacia los otros (“Porque al niño Humberto nadie le
hacía nada. Y porque el patrón y la patrona le querían mucho al niño Humberto”). En suma, la beligerancia
aprendida del padre convierte al niño en un ser extremadamente agresivo y rebelde.

Referencias

Cepeda, J., Flores, J., Varas, G. (2009). César Vallejo. Selección de artículos. UCV. Trujillo.
Coyné A. (1999). Medio siglo con Vallejo. Lima: PUCP.
De Vallejo Georgette. (1989). Allá ellos, allá ellos, allá ellos. Lima: Lustra.
Delgado, J. (2006). Vallejo estudiante y docente. Callao: Instituto del libro y la lectura del Perú INLEC.
González, R. (2009). Claves para leer a Vallejo. Lima: San Marcos.
Orrego, A. (1989). Mi encuentro con César Vallejo. Bogotá: Tercer Mundo.
Pachas, M. (2018). ¡Yo que tan solo he nacido! (Una biografía de César Vallejo). Lima: Juan Gutemberg.
Rivero, T. (2004). Vallejo y ese 15 de abril. Trujillo: Trilce.

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