profesiones” (caps. 4-9) ¿QUÉ SON LOS PRINCIPIOS? Un principio se puede entender como una generalización de una pauta de prudencia basada en la experiencia acumulada de los individuos y colectividades. También se puede entender como un enunciado que determina una valoración a priori sobre lo que el hombre, en tanto ser racional, debe hacer. ¿QUÉ SON LOS PRINCIPIOS? Por último, se puede entender como punto de referencia derivado de los fines de la vida humana en relación con las aspiraciones más básicas de la vida de una sociedad → éste es el concepto propio de la ética profesional. A fin de poder aplicarse adecuadamente, los principios deben ser interpretados a la luz de las situaciones específicas que tienen lugar. ¿QUÉ SON LOS PRINCIPIOS? La ética de las profesiones no puede entenderse deductivamente (definiendo soluciones a partir de premisas fijas y certeras) ni inductivamente (extrayendo normas a partir de los casos particulares). La ética profesional se aplica mediando entre los principios y las situaciones, a medio camino entre lo que dictan las pautas de carácter general y la mirada atenta hacia los matices propios de una situación particular. PRINCIPIO DE BENEFICENCIA Basado en la obligación moral de hacer bien una actividad de modo que resulte un bien para otros. Combina la lógica pragmática de maximizar el beneficio y disminuir el perjuicio con el compromiso ético de concretar acciones productivas que la sociedad considera valiosas. Las acciones valiosas lo son en relación con el fin (telos en griego) de una vida buena, la consecución de todo aquello que constituye una vida plena: salud, libertad, seguridad, autorrealización, etc. PRINCIPIO DE BENEFICENCIA Los bienes intrínsecos son aquellos que solo pueden conseguirse con el buen ejercicio de una práctica específica: así pues, la práctica profesional eficiente está ligada a los bienes significativos. El principio de beneficencia pone énfasis en este tipo de bienes porque los bienes extrínsecos (poder, prestigio, status, etc.) son ambiguos, se pueden utilizar para el bien o para el mal. Éstos deben estar al servicio de los bienes intrínsecos. PRINCIPIO DE BENEFICENCIA El justo medio es un criterio que ayuda a integrar la multiplicidad de bienes que están en juego en la sociedad con cada acción profesional. Jugar todas las cartas por un solo valor o beneficio lleva a la deshumanización. Con la beneficencia, tenemos una perspectiva que va más allá de lo meramente técnico/funcional y que incluye explícitamente el bienestar de la comunidad. PRINCIPIO DE AUTONOMÍA Basado en el respeto a la conciencia y libertad de la persona individual en tanto que es, ante todo, dueña de sí misma, su capacidad y su propiedad. Nada que sea impuesto a los hombres por otros hombres tiene verdadero valor humano. En el campo profesional, esto se traduce como que el cliente o usuario de nuestros servicios debe ser informado detallada y verídicamente a fin de que pueda tomar una decisión informada. PRINCIPIO DE AUTONOMÍA De esta manera, la autonomía sirve como una defensa frente a la tentación del paternalismo en el que se puede caer en nombre de la beneficencia, la cual instaura una asimetría entre el experto y el usuario. La autonomía ayuda a situar en una perspectiva más amplia el concepto de beneficio sobre el cual se pretende sustentar una labor profesional. PRINCIPIO DE AUTONOMÍA La clave central de la autonomía está en la integridad de la persona en todos los aspectos de su vida: es a partir de aquí que se define el bien, pues la persona es fin en sí misma. Los derechos de la persona sirven como un criterio decisivo para aclarar la relación entre beneficencia y autonomía. PRINCIPIO DE JUSTICIA Basado en la equitativa distribución de bienes y servicios significativos en el contexto social, profesional, económico. El criterio de justicia parece estar por todos lados: es justo realizar una buena labor, es justo respetar la autonomía del cliente, es justo no hacer daño… PRINCIPIO DE JUSTICIA La obligación de que el ser humano reciba un trato justo se puede definir según diversas consideraciones: porque en tanto humano lo merece;
porque va de acuerdo a lo estipulado en un contrato;
porque se debe dar a cada uno según su mérito;
porque se debe dar una participación proporcional
según las cargas y beneficios;
porque la ley determina lo que es justo y es bueno obedecerla. PRINCIPIO DE JUSTICIA En la ética profesional, el criterio de justicia hace referencia: al sentido social de la profesión misma, a la cual es inherente el compromiso con el bien público; al significado de los bienes y servicios brindados por la profesión en relación con las necesidades y urgencias de la sociedad; a los conceptos de libre iniciativa (trabajo individual) y función social (servicio público). PRINCIPIO DE JUSTICIA El ejercicio profesional nunca es neutral: en las situaciones reales, el profesional compatibiliza y jerarquiza las demandas que proceden de varios lados. Los casos más dramáticos en este sentido son los dilemas que solo se pueden resolver respetando un principio y sacrificando otro.*
* Esto debe entenderse como priorizando un principio y matizando otro, no en
forma literal. PRINCIPIO DE JUSTICIA Recapitulando: para ser justo, el profesional tiene que ser leal a las condiciones sociales en las que ejerce su labor. Y por tanto, debe mantenerse al tanto del recto cumplimiento de todos los principios en bloque, lo cual supone la máxima justicia posible en cada circunstancia. PRINCIPIO DE NO-MALEFICENCIA Basado en el deber de evitar el daño y/o perjuicio a toda costa, es un principio correlativo pero no simétrico al de beneficencia. Se distinguen en que la beneficencia apunta siempre a acciones concretas destinadas a prevenir el daño más allá de lo inmediato, mientras que la no-maleficencia se concentra en omitir acciones que claramente podrían generar un perjuicio inmediato. PRINCIPIO DE NO-MALEFICENCIA En cuanto al vínculo con el principio de autonomía, la beneficencia ordena que hacer el bien suponga el consentimiento total del otro, mientras que la no- maleficencia se conforma con no hacerle daño, lo cual ya incluye implícitamente su consentimiento. La no-maleficencia no se refiere exclusivamente al destinatario o cliente: el profesional tiene la obligación de hacer el bien a quien acude a él junto a la obligación de no hacer daño a nadie. PRINCIPIO DE NO-MALEFICENCIA En un dilema donde tengamos dificultades para elegir entre varias acciones beneficiosas posibles, el principio de no-maleficencia puede servir como criterio para evaluar cuál solución produce mayores perjuicios colaterales, y por tanto, descartarla. Saber qué es el mal a evitar presupone una recta comprensión de los bienes que la sociedad valora: por aquí puede verse una cierta conexión con el principio de beneficencia.