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Adivinanzas

1. Vuelo de noche, duermo en el día y nunca veras plumas en ala mía.


Murciélago

2. Canto en la orilla, vivo en el agua, no soy pescado ni cigarra. ¿Quién soy?


Rana

3. El roer es mi trabajo, el queso mi aperitivo y el gato siempre será mi más


temido enemigo. ¿Quién soy?
Ratón

4. Soy un trocito de luz en la noche, de día me escondo en la hierba, parezco


una esmeralda que el viento se lleva. ¿Quién soy?
La luciérnaga
5. No es más grande que una nuez, sube al monte y no tiene pies.
El caracol

6. Adivina, adivina, ¿cuál es el bicho sin hueso ni espina?


Sanguijuela

7. Madre me labró una casa sin puertas y sin ventanas, y cuando quiero salir
rompo antes la muralla.
El pollito
8. Pico de cuerno, ala de ave, la rodilla para atrás, y anda adelante.
La gallina

9. No es cama ni es león, y desaparece en cualquier rincón. ¿Quién es?


El camaleón

10. Dos pinzas tengo y hacia atrás camino, de mar o de río en el agua vivo.
¿Quién soy?
El cangrejo
Chistes.
1. Papá, ¿qué se siente tener un hijo tan guapo?
-No sé hijo, pregúntale a tu abuelo

2. La maestra: Jaimito, si en esta mano tengo 8 naranjas y en esta otra 6 naranja


¿Qué tengo? Unas manos enormes, señorita.

3. Esto son dos mosquitos que van en una moto y el de atrás le dice al de delante:
- ¡Oye, para, que se me ha metido una mosca en el ojo!

4. ¿Sabes que mi hermano anda en bicicleta desde los cuatro años?


- Mmm, ya debe estar lejos.
5. Luisito, ¿qué es la A?, pregunta la profesora
- Una vocal, profesora, ¿Y la K? Una consonante que no se puede repetir

5. Pedrito, ¿qué planeta va después de Marte?


- miércoles

6. ¿Cuál es el pez que huele mucho?


- El Peztoso
7. Profesora, ¿qué quiere decir 'why'?
- ¿Por qué?, Por saberlo

8. Mamá, en el colegio me llaman distraído


- Juanito, tu vives en la casa de enfrente.

9. ¿Por qué llora un libro de matemáticas?


¡Porque tiene muchos problemas!
10¿Por qué el profe de música tiene una escalera?
¡Para poder llegar a las notas más altas!

Leyendas.
1. Nessie.
Mejor conocida como “El monstruo de Lago Ness”, esta leyenda forma parte del
folclore escocés y cuenta la historia de una criatura gigante con apariencia
prehistórica, que apareció por primera vez en el siglo XVI en el Lago Ness, pero
que ha sido vista incluso en épocas recientes. La leyenda retomó fuerza cuando
aseguraron verlo en el año de 1933, lo que ha inspirado distintas películas y
mantiene en suspenso a quienes visitan el lago.

2. El molino de sal.
Está leyenda nórdica cuenta que hace muchos años existía un gigante que tenía
un molino mágico. El molino era pequeño y podía producir sal. Un día, el gigante
se lo regala a una mujer viuda y a su pequeña hija. Ambas trabajan con el molino
y obtienen tanta sal que pueden venderla al pueblo. Desafortunadamente un
duende, celoso del molino, lo roba y lo arroja al mar. Y por esta razón el agua del
mar es tan salada.
3. Robin Hood
También conocido como el “príncipe de los ladrones”, Robin Hood es de los
personajes ingleses más conocidos en las leyendas de la cultura occidental. Su
historia se ha inspirado en distintos personajes, aunque uno de los más
mencionados es Ghino di Tacco, héroe italiano de siglo XIII. Los registros escritos
sobre Robin Hood se han ubicado desde el siglo XIII, aunque ganó popularidad a
partir del siglo XV.
Se trata de un hombre que se enfrentaba con los ricos para defender a los pobres.
Sin que se dieran cuenta, le quitaba pertenencias a los primeros para dárselas a
quienes las necesitaban más; siempre en compañía de su traje verde, su arco y
sus flechas.

4. La Llorona.
La Llorona es una leyenda de origen latinoamericano, especialmente popular en
México. La versión más difundida cuenta la historia de una mujer que había sufrido
el rechazo de su marido, y ella, en señal de despecho, asesinó a sus hijos. La
culpa la hace regresar por las madrugadas en la forma de un fantasma que grita
“¡Ay mis hijos!”.
Otras versiones cuentan que se trata de una representación de La Malinche, mujer
que ejerció como traductora e intérprete de Hernán Cortés durante “la conquista”
de América. En este caso, el grito de sufrimiento tiene que ver con que algunas
versiones del proceso de colonización, han atribuido injustamente a la Malinche la
responsabilidad sobre lo ocurrido.
5. Tanabata.
En esta leyenda japonesa, Orihime (que significa princesa que teje) era hija de de
Tentei, el señor del Cielo. A este último le encantaba la ropa que Orihime tejía;
pero ella, en cambio, se encontraba desanimada porque gracias a su duro trabajo,
no había tenido la oportunidad de enamorarse. Tentei, preocupado, le presenta a
Hikoboshi, de quien se enamoró perdidamente. Al casarse, ambos dejaron de
cumplir con los mandatos de Tentei, con lo cual el señor del Cielo termina por
separarlos.
Ante las lágrimas de Orihime, Tentei les permitió encontrarse al séptimo día, una
vez terminadas sus responsabilidades (por eso el nombre de Tanabata, que
significa “Noche del séptimo”). Pero para esto tenían que atravesar un río donde
no había puente. Ella lloró tanto que una bandada de urracas se acercó para
hacer de puente con sus alas. Actualmente, existe un festival en Japón que se
llama Tanabata, o Festival de la Estrella. Según la leyenda este es el día en que
los amantes que han sido separados se reencuentran.

6. Krampus.
Personaje popular en el este de Europa, que ha sido descrito como mitad cabra,
mitad demonio: tiene un par de cuernos gigantes, patas muy grandes y un cuerpo
peludo. Cada navidad, Krampus viene a sancionar a los niños que se han portado
mal; en contraste con San Nicolás, Santa Claus o Papa Noel, que viene a premiar
a quienes han sido muy educados. Se trata de una persona cuyo origen está
vinculado a la cultura religiosa anterior al cristianismo.
7. El hombre lobo.
El hombre lobo es probablemente una de las leyendas que más ha inspirado
cuentos y películas en Europa. Cuentan que a finales del siglo XIX, un hombre con
licantropía asesinó a 17 personas. La explicación que él mismo dio es que por las
noches, se transformaba inevitablemente en un lobo cuya necesidad insaciable
era asesinar. En otra versión, de origen guaraní, existe un humano de aspecto
desgarbado y olor desagradable que se transforma en lobo durante las noches de
luna llena, y se dedica a atacar granjas y buscar carroña.

8. El Zorro y el camello.
En esta leyenda corta proveniente de África, un zorro y un camello se hacen
amigos y deciden cruzar un río para comer los alimentos disponibles en la otra
orilla. Para ello, el zorro se sube a la espalda del camello, y esta cruza
aprovechando su peso para resistir la corriente.

9. El holandés errante.
Una leyenda que se remonta al siglo XVII, donde un capitán holandés llamado
Hendrik Van Der Decken hacía un viaje en barco con rumbo a la India. En eso,
una fuerte tormenta azota su barco, a lo que el capitán se resistió con fuerza y
determinación. Esto desafió la autoridad de Dios, quien condenó al capitán a
vagar, junto con su barco, sin rumbo por todo el océano. Desde entonces, cuenta
la leyenda que el fantasma del holandés errante se aparece a media noche junto
con otras almas en pena. Su aparición es además sinónimo del mal augurio para
los capitanes que lo avistan.
10. Anahí y la flor de ceibo.
En las orillas del Paraná, al este de Argentina, vivía una joven guaraní que
cantaba de una manera especial. A la llegada de los “conquistadores”, Anahí fue
apresada junto con otras personas del pueblo. Una noche se escapó, pero
rápidamente la descubieron. Su condena fue la muerte, atada a un árbol para
quemarla. El día que se cumplió la condena, y mientras su cuerpo ardía, Anahí
comenzó a cantar. A la mañana siguiente, en el lugar donde su cuerpo se hacía
consumido, aparecieron varias flores rojas, que ahora son la Flor Nacional
Argentina y se llaman “Flor de ceibo”.

Cuentos de hadas.
1. Cuento de hadas: El deseo de Luisa.
Hace mucho tiempo, existió un pueblito pequeño de nombre Tristona, cuyos
habitantes eran muy pobres, tan pobres, que apenas tenían para comer o para
vestir. Sin embargo, a pesar de la pobreza, eran personas muy bondadosas, que
compartían todo cuanto tuviesen, incluso la tristeza.
En efecto, las personas de aquel pueblito siempre andaban tristes y esperaban
con impaciencia la llegada del nuevo año, pues durante esa fecha, el hada de los
pobres aparecía justo a las doce de la noche, para conceder un deseo a la
persona que tuviese el corazón más bondadoso de todos.
En aquel pueblito, vivía una dulce muchacha llamada Luisa, que se levantaba
cada mañana bien temprano a trabajar la tierra para poder obtener comida, y
brindarla a los más pobres de Tristona. Las tierras de Luisa no eran buenas, y la
pobre campesina debía trabajar día y noche para lograr abundante comida.
Cuando terminaba la época de cosecha, repartía lo obtenido entre todos y a partes
iguales, y solo se quedaba para ella una porción muy pequeña de los alimentos.
Su alma era tan generosa, que se compadecía de todos los seres de Tristona, y
sufría por todos los niños que se iban a la cama sin probar bocado alguno.
Finalmente, llegó el último día del año, y todos esperaban impacientes la aparición
del hada mágica para que concediera un deseo. Cuando todos comenzaban a
impacientarse, se abrió una luz en el cielo, y descendiendo hizo su entrada la
noble figura del hada. Tras mirar a todos los ciudadanos, decidió que el deseo
sería para la buena de Luisa, y ¿Saben lo que Luisa pidió?
Pues más tierras para cultivar, y así dar de comer a todos los niños de la ciudad.
Las personas aplaudieron emocionadas, y Luisa pudo ver su deseo hecho
realidad.

2. Cuento de hadas: El Hada de la noche.


Hace mucho, muchísimo tiempo atrás, cuando en la Tierra comenzaron a habitar
los primeros hombres, ya existían bestias temibles que dominaban la oscuridad y
sembraban el terror a su paso.
Por fortuna, también existían seres buenos y compasivos, como las hadas, que
sirvieron al hombre y le protegieron de todo peligro. Así, para que los primeros
habitantes de la tierra no murieran de frío en el crudo invierno, el Hada de la Luz
les regaló el fuego. Y para que pudieran defenderse de los grandes monstruos, el
Hada de los Metales, les regaló espadas y escudos.
Todas las hadas bondadosas tenían algo que obsequiar a los hombres, todas
menos el Hada de la Noche, que a pesar de ser generosa, no podía encontrar un
regalo que pudiera ser de utilidad.
Un buen día, mientras descansaba en el regazo de un río, el Hada de la Noche se
encontró con un muchacho que temblaba de frío a los pies de un árbol. Cuando le
preguntó, el triste chiquillo solo pudo explicarle que había perdido todo en la vida,
y que un furioso dragón había devorado su casa, su caballo y su gato.
Con el corazón arrugado, el hada buena quiso compensarle con un noble detalle,
agarró un trozo de su vestido, hecho de la noche más oscura, y dibujó con él la
silueta exacta del muchacho. Seguidamente, la colocó sobre el suelo y la llenó de
magia, y el muchacho se llenó de alegría al ver que la silueta imitaba todos sus
movimientos.
Entonces, el Hada de la Noche recorrió el mundo entero, regalándole a cada
hombre su propia sombra, hecha con los retazos de su vestido, para que jamás
volvieran a sentirse solos en el mundo.

3. Cuento de hadas: El Hada que no podía volar.


Había una vez, un lugar especial donde habitaban todos los seres mágicos del
mundo. Desde horribles ogros, hasta elfos de oreja puntiaguda. Por supuesto, las
hadas también vivían en aquel lugar, donde reinaba la paz y la armonía.
Entre las hadas, existía una muy pequeña y de blancos cabellos que, a diferencia
de sus hermanas, no podía volar, pues había nacido sin alas. Inés, como se
llamaba la pequeña, había crecido con mucha tristeza al ver como el resto de las
hadas se alzaban hasta el cielo y reían de placer volando entre las ramas de los
árboles y empinándose hasta las nubes.
Sin embargo, como sólo podía caminar, poco a poco se hizo de grandes amigos
que no habitan en las alturas, como las ranas y los conejos, y estos le enseñaron
todos los escondrijos y pasadizos secretos de aquella tierra mágica.
Un buen día, mientras transcurría una hermosa mañana llena de tranquilidad, los
humanos irrumpieron de la nada con espadas y con odio, y sembraron el caos
entre todos los habitantes mágicos del lugar. Las hadas, desesperadas, corrieron
para salvar sus vidas, pero los hombres más altos lograban capturarlas y
encerrarlas en sus jaulas.
En ese momento, la pequeña Inés corrió al encuentro de sus hermanas y les
indicó la entrada a un túnel secreto por donde podrían escapar de los humanos.
Sin embargo, el túnel era tan pequeño, que las hadas no podían entrar con sus
alas enormes. Algunas se negaron rotundamente, pero la mayoría quebraron sus
alas y escaparon junto a Inés para ponerse a salvo. Luego agradecieron a la
valerosa Inés por haberlas salvado y jamás volvieron a menospreciarla.

4. Cuento de hadas: El Príncipe y la cebolla.


Cuando los príncipes aún libraban doncellas atrapadas en castillos, y las brujas
vivían en los bosques y tenían mucho poder, existió un reino lejano, cuyo príncipe
quería encontrar el amor, tener muchos hijos y volverse un rey justo.
Con el paso de los años, el príncipe se convirtió en un apuesto joven, y cierta
mañana decidió partir en busca de una princesa en apuros, para rescatarla y
brindarle su amor por siempre. Tras haber cabalgado durante un tiempo, se dio
cuenta que había llegado al fin del mundo, donde no alcanzaban los colores del
arcoíris ni llegaba el agua de la lluvia.
Un hada que andaba de paso quiso ayudar al príncipe, se trataba del Hada
Distraída, y le prometió que, al regresar a su reino, encontraría al gran amor de su
vida, sentada junto al trono esperando su llegada. El príncipe volvió sobre sus
pasos a toda velocidad, pero al llegar al castillo descubrió que le esperaba una
cebolla gigante.
Sin más remedio, el príncipe se casó con la cebolla, y en las noches, se
acostumbró a soportar su olor tan horrible. Con el paso de los años, la cebolla
aprendió a hablar, a recitar poemas y cantar hermosas melodías, y el príncipe
comenzó a sentirse a gusto con su esposa, quien le hacía reír y le preparaba
sopas exquisitas con su propia piel.
Un buen día, el Hada Distraída se apareció en el reino, disculpándose con el
príncipe por su terrible confusión, pues había equivocado sus conjuros y debía
devolver la cebolla a su dueño y en cambio ofrecerle la hermosa princesa que
siempre había querido. Sin embargo, el príncipe se negó rotundamente, pues
había encontrado el amor junto a su querida cebolla.
Y así amigos, es que no debemos dejar de creer en los imposibles, y mucho
menos, en un sentimiento tan poderoso como el amor.

5. Cuento de hadas: Fiorina y Ponina.


En el país de las hadas, nadie es más bella que Fiorina, excepto su hermana
Pionina. Pero nadie es capaz de saberlo, porque nadie ha conocido jamás a
Pionina.
Cuando las dos hadas hermanas nacieron, se formaron en una gotica de rocío
mañanero que se quedó en los pétalos de una hermosa rosa blanca. Allí crecieron
las dos hadas, envueltas y seguras en el interior de la flor. Y aunque la curiosidad
les motivaba a salir al exterior, ninguna de las dos se atrevía a hacerlo por temor a
lo que pudieran pensar de ellas las otras hadas.
Fiorina y Pionina pensaban que eran horrorosas y tontas, y que jamás serían
tratadas con amabilidad. Vivían con tanto temor que no se les ocurría salir de la
flor. Un buen día, Fiorina quiso salir, sin importarle lo que pudieran pensar de ella:
“Si soy tonta y horrorosa, al menos seré de buen corazón, y trataré a todas las
hadas con amabilidad para que me acepten entre ellas”.
Su hermana Pionina no estaba de acuerdo, y temblaba de miedo solo de pensar
en que debía abandonar su cobija tan segura. De ese modo, Fiorina salió sola al
mundo, y pudo ser contemplada a plena luz del día. El resto de las hadas, se
rindieron a sus pies por lo hermosa que era, y los animales del bosque se
reunieron cerca de ella para contemplar el brillo de sus ojos y la hermosura de sus
cabellos.
Entonces, Fiorina quiso buscar a su hermana, para mostrarle lo equivocadas que
estaban, pero no pudo recordar en qué flor se encontraba su hermana, pues
existían cientos de rosas blancas en aquel lugar. Y aún hoy continúa Piorina
escondida entre las rosas blancas, con temor de salir afuera y sin saber que es la
más hermosa de todas las hadas.

6. Cuento de hadas: La vaina y los mendigos.


Había una vez, dos mendigos muy tristes y muertos de frío que llevaban semanas
sin comer. A punto de desfallecer, se apareció mágicamente un hada buena ante
los dos desgraciados. La noble criatura les concedió una vaina de frijoles a cada
uno y desapareció al instante, no sin antes pedirles que sacaran el mejor provecho
de aquel regalo. Inmediatamente, el primero de los mendigos rasgó la vaina y
engulló las alubias de un solo bocado. “Qué satisfecho me siento. Al fin mi
estómago ha probado algo” exclamaba con alegría.
Mientras tanto, el segundo mendigo extrajo los granos cuidadosamente y los
guardó en sus bolsillos, luego se comió el resto de la vaina y quedó igual de
complacido.
A la mañana siguiente, el mendigo precavido sembró las alubias en la tierra
fresca, las regó con un poco de agua y las protegió de la hierba mala. Así lo hizo
durante un tiempo, y al cabo de un año, ya contaba con una planta hermosa llena
de vainas. Entonces, el mendigo insensato le pidió devorar aquellas vainas y
saciar su hambre, pero el noble hombre decidió plantar nuevos granos en su lugar,
y esperar la llegada del próximo año.
En efecto, los retoños dieron a luz en poco tiempo, y el mendigo llegó a sembrar
cientos de granos hasta llenar incontables sacos para vender. Su amigo
desquiciado, quiso derrochar el dinero y darse mil y un lujos, pero el mendigo
juicioso, que ya no le quedaba nada de mendigo, empleó el dinero para comprar
más tierras y mejorar la calidad de los cultivos, compró regadíos y contrató a otros
mendigos para que trabajaran la tierra por un salario justo.
Finalmente, el más inteligente de aquellos hombres se había vuelto todo un
empresario exitoso, mientras el otro continuaba de mendigo, esperando que
apareciera el hada nuevamente a regalarle otra vaina.
7. La ratita blanca.
Un buen día, el Hada Suprema de las montañas nevadas, decidió reunir a todas
las hadas bajo su mando, para premiarlas por la gran labor que realizaban. Hasta
su palacio, llegaron todas ellas, con sus mejores galas y sus carruajes más
lujosos. Todas, menos la pequeña Alba, una joven hada que en su camino se
encontró con una solitaria cabaña, de la que salía el lastimero llanto de dos niños.
Al entrar en la cabaña, descubrió a dos pequeños muertos de frío. Sin pensárselo
dos veces, utilizó su magia para encender la chimenea y hacer que los pequeños
entraran en calor. Para que no se sintieran solos y el fuego no se apagase, decidió
quedarse con ellos, hasta que sus padres regresaran.
Cuando estos volvieron y se dio cuenta de lo tarde que era, salió corriendo lo más
rápido que pudo, dejando atrás su varita mágica. Al llegar, se encontró con El
Hada de las montañas nevadas, mirándola muy enfadada.
-Pero bueno ¿qué horas son estas de llegar? ¿Dónde dices que te has dejado la
varita? Por descuidada y tardona, estás castigada.
Mientras sus compañeras lanzaban todo tipo de argumentos para defenderla, la
Gran Hada dijo:
-Sé que Alba no merece que la castigue, pues si ha llegado tarde, ha sido por
culpa de su buena voluntad. Es por eso, que, en lugar de imponerle un severo
castigo, tan solo la hechizaré por un período de cien años. De ahora en adelante,
la condeno a deambular por el mundo, transformada en una ratita de color blanco.
Así, cuando os crucéis en algún lugar con una ratita blanca como la nieve,
posiblemente sea Alba, que no ha conseguido cumplir su castigo.

8. El hada de los Deseo.


Kate era una joven muy simpática y de un corazón bondadoso. Todo el día
recorría la ciudad con su varita en mano en busca de algún niño o niña al cual
pudiera hacer feliz.
Katherine, como ya habrás imaginado, no era una joven común y corriente: Kate
era un hada, un hada de la felicidad.
Día tras día, al caer la noche, la joven hada tenía que ir a la reunión de las hadas
de la felicidad, en dicha reunión todas sus compañeras contaban aventuras y
experiencias respecto a lo que les había ocurrido en el día y a los niños que les
habían cumplido deseos.
Nuestra pequeña amiga, se iba todas las noches muy triste, porque nunca podía
contarles nada, ya que en nunca había conocido a alguien que la necesitara
realmente. Siempre encontraba niños que pedían dinero o juguetes nuevos y
costosos. A pesar de que Kate les cumplía los deseos no dejaba de sentirse triste
porque los niños pedían cosas materiales.
Tras mucho pensarlo, Kate encontró una posible solución, y es que nunca había
ido a buscar más allá de la ciudad, en la cual la mayoría de los niños tenían todo
lo que sus padres les podían comprar y eso los hacia felices, aparentemente.
La mañana siguiente, con una energía renovada gracias a su descubrimiento,
decidió que ese día iría al pueblo llamado Tecpan a probar suerte. Tras unas
horas de vuelo por fin llego al pueblo. No tardó mucho en encontrar a unos
pequeños niños que jugaban con el lodo. Kate se acercó a ellos y le dijo:
– Hola, me llamo Kate, soy un hada de la felicidad y vengo a concederles un
deseo. ¿Cómo se llaman?
– Yo soy Julia – Respondió la niña
– Yo me llamo Jerry – Contestó el.
– Bueno, ¿ y qué les gustaría que les concediera?
Tras unos minutos de pensarlo y discutirlos los dos dijeron al mismo tiempo:
– Desearíamos que estos pasteles de lodo que estamos haciendo se convirtieran
en reales, para darles un poco a todos nuestros amigos.
Kate se sorprendió mucho, ya que por primera vez en su vida había escuchado un
deseo sin pretensiones y lleno de bondad, nunca había pensado que algún día
escucharía un deseo para nada ambicioso y con lágrimas de felicidad en los ojos
movió su varita y convirtió los pasteles de lodo en ricos pasteles de chocolate.
Ese día varias personas fueron felices, en primer lugar todos los niños que
comieron de los deliciosos pasteles y también Kate, quien por fin tuvo algo digno
de contar en la reunión de esa noche y aprendió que los mejores deseos, son
aquellos que buscan beneficiar a otros también.

9. Un marinero.
Cuento de hadas enviado por Raquel
Érase una vez un marinero llamado Derec el joven, una noche mientras recogía la
red de pescar vio una cola muy grande salir del agua, pensaba que una cola tan
grande no podía ser de un pez pero él pensaba que podría ser de una sirena pero
creía que solo era una leyenda de marineros nadie le creyó pero lo que el no sabia
que era verdad lo que contaba la sirena se llamaba Marian pero todos le llamaban
Mar le gustaba subir a la superficie a tocar el arpa y cantar cantaba como los
ángeles Derec se despertó por la noche por que no podía dormir y escucho a
alguien cantar intrigado cogió una barca y fue de donde venia el ruido y vio a Mar
la sirena le dijo que no gritara y en cuanto se miraron se enamoraron pero su amor
era imposible quedaron en que todas las noches se verían en ese mismo sitio a
cambio de que no dijera nada a nadie la sirena no podía dejar de pensar en el
todos los días una noche le dijo el marinero que conocía a una hechicera que
podría convertirlo en sirena le dijo que mañana vendría convertido en un sirena la
hechicera le dijo que le convertiría si todas las noches gritaba al viento que su
amor esta en el mar pero que lo tenia que hacer a las doce sino morirá le hizo el
hechizo y se reunió con ella convertido en sirena todo el mundo se preguntaba
quien era se casaron y tuvieron un hijo que le pusieron de nombre Ulises una
noche cuando tenia que subir para gritar al viento que su amor esta en el mar
cuando un barco pasaba no podía subir y iban a dar las doce y murió Mar sabia
que algo le avía pasado y se sentó donde siempre se reunían con el bebe en los
brazos gritando que donde estaba su amor.
10. El hada fea.
Hace muchos años, vivía una pequeña hada, a la que todo el mundo, estaba
empeñado en rechazar porque era muy fea, a pesar de que poseía un carácter
dulce y amable. Por mucho empeño que pusiera en que los demás vieran sus
cualidades, todos insistían en lo más importante para ser una buena hada tenía
que ser hermosa.
Ante tal rechazo, más de una vez, se le paso por la cabeza, hechizarse para
parecer ante los ojos de los demás como la hermosa de todas. Sin embargo, le
enseño a que debía aceptarse como era.
Un día, las malvadas brujas que por allí vivían, destruyeron el país, llevándose
consigo a todas las hadas y brujos del lugar. Nuestra hada fea, haciendo uso de
su inteligencia, cambio sus vestidos y gracias a su apariencia, las brujas, pensaron
que era una de ellas y no pusieron impedimento en que fuera con ellas hasta su
escondite.
A pesar de que todos de metían con ella, montó una fiesta para mantener
ocupadas a las brujas, mientras liberaba a las demás hadas y brujos, con los que
lanzó un hechizo tan potente, que nada se supo en 100 años de las malvadas
brujas.
Desde aquel día, la fealdad en el país de las hadas, fue considerada como signo
de que el recién nacido iba a realizar grandes proezas.

Fabulas.
1. El bobo y la grulla.
Mientras un lobo se comía un hueso, se le atragantó en la garganta, y empezó a
correr por todas partes en busca de ayuda. En su camino se encontró a una grulla
y le pidió que le salvara de aquella situación y que le pagaría por ello. La grulla
aceptó, introdujo su cabeza en la boca del lobo y sacó el hueso atravesado de la
garganta. Entonces, le pidió su compensación al lobo, a lo que este le respondió:
– “Oye amiga, ¿no crees que es suficiente paga el haber sacado tu cabeza sana y
salva de mi boca?”.

Moraleja: Nunca hagas favores a malvados, traficantes o corruptos, pues mucha


paga tendrías si te dejan sano y salvo.

2. . El caballo viejo.
Un caballo que ya estaba muy mayor fue vendido por su amo a un molinero que lo
empleó para que diera vueltas a la piedra de un viejo molino. El caballo no hacía
otra cosa desde la mañana hasta la noche que girar y girar alrededor de aquella
rueda, lo cual no solo le cansaba mucho sino que lo ponía muy triste. Y es que el
viejo caballo recordaba lo veloz y famoso que había sido en sus años de juventud,
en los que había vivido infinidad de aventuras y también cómo se burlaba de los
otros caballos que eran más viejos y lentos que él.
Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días atado y dando vueltas
a dicho molino, se arrepentía de aquella actitud que había tenido cuando era
poderoso:
– “Después de las grandiosas vueltas que di en las carreras durante mi juventud,
mira las vueltas que tengo que dar ahora. Este es un justo castigo por burlarme de
aquellos a los que veía más débiles e inferiores”.
Moraleja: Mejor ser humilde cuando tienes poder, porque un día u otro lo has de
perder.
3. El lobo con piel de oveja
Un lobo pensó un día cambiar su apariencia para así obtener comida de forma
más fácil. Ni corto ni perezoso, se metió dentro de una piel de oveja y se fue a
pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor. Al atardecer, fue llevado
junto con todo el rebaño al granjero, donde le cerraron la puerta para que ningún
lobo entrara a comerse a las ovejas. Sin embargo, en la noche, el pastor entró
buscando la cena para el día siguiente, tomó al lobo y creyendo que era un
cordero, lo sacrificó al instante.
Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.

4. Las ranas pidiendo rey.


Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una
delegación a Zeus para que les enviara un rey. Zeus, atendiendo su petición, les
envió un grueso leño a su charca. Espantadas las ranas por el ruido que hizo el
leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no
se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba,
empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él
y se le sentaban encima, burlándose sin descanso. Y así, sintiéndose humilladas
por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que
le cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo. Indignado Zeus, les mandó
una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin
compasión.
Moraleja: A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y
honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.
5. El perro, el gallo y la zorra.
Hace muchísimos años, un perro y un gallo se pusieron de acuerdo para
abandonar el triste lugar en el que vivían y viajar por todos los rincones del mundo.
Cansados de caminar llegaron a un gran árbol, en el cual el gallo se encaramó a lo
más alto para dormir más tranquilo y el perro se quedó recostado a los pies de tan
magnífico tronco. Al otro día, como hacen todos los gallos, al ver la salida del sol,
nuestro gallo se puso a cantar enérgicamente para anunciar la llegada de un
nuevo día. Una zorra escuchó su canto y en un abrir y cerrar de ojos se plantó a
los mismos pies del árbol.
Cuando vio al gallo encima, le gritó desde abajo que deseaba poder verle más de
cerca y besar la cabeza del intérprete de tan encantadora melodía. Pero en vez de
bajar, el gallo le pidió que le hiciera antes el favor de despertar al portero que
había debajo del árbol. Antes de que la zorra pudiera decir nada, el perro se lanzó
sobre ella y no le dejó nada más que el rabo.
Moraleja: Si no puedes vencer a un enemigo poderoso, busca a alguien más
fuerte que quiera ayudarte.

6. Las mulas y los ladrones.


Dos mulas bien cargadas con paquetes andaban con dificultad por el camino. Una
cargaba sacos con dinero y la otra llevaba granos. La mula que llevaba el dinero
andaba con la cabeza erguida, como si supiera del valor de su carga, y movía de
arriba abajo las campanas sonoras sujetadas a su cuello. Mientras tanto, su
compañera seguía con el paso tranquilo y silencioso. De repente unos ladrones se
precipitaron sobre ellas desde sus escondrijos, y en la riña con sus dueños, la
mula que llevaba el dinero fue herida con una espada, y avariciosamente tomaron
el dinero sin hacer caso del grano. La mula que había sido robada y herida se
lamentó sus desgracias. La otra contestó:
– “Estoy en efecto muy contenta de que fui despreciada, pues no he perdido nada
y tampoco me hicieron daño”.

Moraleja: La ostentación bulliciosa de la riqueza solo trae desventuras.

7. El viento del norte y el sol.


El viento del norte y el sol disputaban sobre sus poderes, y para ver quién era el
más fuerte decidieron conceder una palma al que despojara a un viajero de sus
vestidos. El viento del norte empezó primero, sopló con violencia, pero el hombre
apretó contra sí sus ropas, el viento del norte asaltó entonces con más fuerza,
pero el hombre, molesto por el frío, se colocó otro vestido. El viento del norte,
vencido, se lo entregó al sol. Este empezó a iluminar suavemente y el hombre se
despojó de su segundo vestido, luego lentamente le envió sus rayos más
ardientes, hasta que el hombre, no pudiendo resistir más el calor, se quitó sus
ropas para ir a bañarse en el río vecino.
Moraleja: Es mucho más poderosa la persuasión que la violencia.
8. El lobo orgulloso y el león.
Vagaba cierto día un lobo por lugares solitarios a la hora en que el sol se ponía en
el horizonte, y, viendo su sombra bellamente alargada, exclamó:
– “¿Cómo me va a asustar el león con semejante talla que tengo? ¡Con treinta
metros de largo, bien fácil me será convertirme en rey de los animales!”.
Y mientras soñaba con su orgullo, un poderoso león le cayó encima y empezó a
devorarlo. Entonces el lobo, cambiando de opinión se dijo:
– “La presunción es causa de mi desgracia”.
Moraleja: Nunca valores tus virtudes por la apariencia con que las ven tus ojos,
pues fácilmente te engañarás.

9. El perro y su reflejo.
Un perro muy hambriento caminaba de aquí para allá buscando algo para comer,
hasta que un carnicero le tiró un hueso. Llevando el hueso en el hocico, tuvo que
cruzar un río. Al mirar su reflejo en el agua creyó ver a otro perro con un hueso
más grande que el suyo, así que intentó arrebatárselo de un solo mordisco. Pero
cuando abrió el hocico, el hueso que llevaba cayó al río y se lo llevó la corriente.
Muy triste quedó aquel perro al darse cuenta de que había soltado algo que era
real por perseguir lo que solo era un reflejo.
Moraleja: Valora lo que tienes y no lo pierdas por envidiar a los demás.

10. El murciélago y las comadrejas.


Un murciélago cayó al suelo y de inmediato fue atrapado por una comadreja que
detestaba las aves. Viéndose a punto de perecer, le suplicó a la comadreja que lo
dejara vivir. La comadreja se negó, diciendo que era su naturaleza ser enemiga de
todas las aves. Resuelto a no darse por vencido, el murciélago le aseguró que no
era un ave sino un ratón. Dudosa, la comadreja se acercó al murciélago y al notar
que este no tenía plumas, lo dejó en libertad.
A los pocos días, el murciélago volvió a caer al suelo y fue atrapado por otra
comadreja. Sin embargo, esta comadreja sentía una gran hostilidad hacia los
ratones. Nuevamente, el murciélago rogó por su vida. La comadreja se negó,
afirmando que desde el día de su nacimiento es enemiga de todos los ratones. El
murciélago le aseguró que no era un ratón sino un ave. La comadreja se acercó al
murciélago y al observar sus alas, lo dejó volar. Fue así como el murciélago
escapó dos veces.
Moraleja: Es de sabios adaptarse a las circunstancias.

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