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Poemas Dia®spora(s) Generacio®n Cero
Poemas Dia®spora(s) Generacio®n Cero
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dejando pasmada, como en vilo, la expresión
de los catalanes.
Walter Benjamin
Una infancia en Berlín, unas llaves oxidadas,
un silbido de paro como alerta y premonición.
La lucidez, las herraduras de un caballo de tropa
integrándose al decorado del estudio,
la estridencia del grillo,
los volúmenes de Hegel,
la mano de Brecht, el desacuerdo de Brecht,
el cigarro de Brecht rodando junto a sus pies.
Los espejuelos, la redondez y el grosor
de los cristales, las fotos,
su vocación de enfadar
a la memoria romántica,
la alambrada, es decir otro cuento
de hadas, otro instante y la sombra
sombreada
y erecta
del kabuki.
CARLOS A. AGUILERA
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ROGELIO SAUNDERS
Sils Maria
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más aún: de la lengua. (Langa. Longa.)
El «no veo» y, si entiende lo que quiero decir, el
«no respiro» y «no hablo».
En una palabra: el abandono.
Ya sé, ya sé. La reacción. O mejor aún: el reaccionar.
A la espalda, fuegos de artificio.
Carrozas destartaladas. Ruido blanco en las viejas
almenas. Orín de albayalde. La conquista
del escalón, por así decirlo. De la esquina del ojo.
Todo falso. «La última vez que estuve aquí».
Todo falso. Nunca estuve aquí. Ni allí. Ni en.
Las calzas del etíope mon prochain. El mucho beber
y la terrible rumba. Intoxicación con mariscos.
La prostituta, el pene cola de cerdo y luego la huida
con el salto sobre el arbusto incluido.
Qué nochecita.
La humedad, mucho peor. El resto, más
o menos como siempre. Son las noticias del día. Soy
usted lo sabe mejor que el suscrito, el espía
de mí mismo. Ahora lo que de verdad me interesa
es la cháchara de los enterradores. La nube
legañosa flotando junto con las hojas
en el patio vacío, el pozo vacío, el vetusto
palacete vacío, allá, no sé dónde. Todo lo oblicuo
por imposible. Lo no visto puesto al frente. Intacto
como no visto. Olvido de todo lo anterior. Ojo
recluido en el ojo. Cráneo cuenca cuenco bacinilla
donde bebe el cráneo, ineviterno. Jo jo. Quieto. Ya
le digo: hojas que se arrastran, hormigas nunca tan
simbólicas cuanto despojadas de todo símbolo, oh
hormigas. Aquí dormimos y, con sabiduría, defecamos.
Tanto más viejos e inusuales, los libros. Destartalados
manuales. Hurgo en ellos con trompa de oso hormiguero.
Palpo la pulpa, aquejado (o bendecido) de alopecia.
Bebo el agua. Ella me bebe. Germino en germen. El
sol-agua-de-aceite rebrilla en la grieta del pavimento.
Es la grieta, lo compruebo. Sólo
hay una. La canción del martillo continúa. Continúan
las nubes, el sudor bajando por las lisas paredes.
Y, sobre todo, continúan, ajenos al crotaloteo
de los visillos, los escalones (tres o cinco) como ya dije.
El punto final. E l g e s t o s i e m p r e s u s p e n d i d o. Sin
cálamo, sin puntualidad. La intención
plenamente incumplida. Abolida. Este golpe
tan parecido al ojo, sin mirada. Este
latido sordo lleno de sonido. In
separado contacto de la mano con la mano, mano
sin la mano en la mano del gitanillo que extiende la mano.
La carcajada que viene desde lo alto, donde sólo hay
este resonar de nube y nube, espacio y espacio.
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Escapar ya no es el máximo sueño. Ya no hay máximo
o ansioso poderío. Onda insalubre-telúrica llenando
la cabeza oh cabeza. Tú mismo, dijo el espejo
rallado-turbio, sotobarbo. Espejeo obleico oblicuo
del «Tú mismo». Sólo el espejo, su despedida de papel.
El frú frú de los cordones alejándose con saltos de Pulgarcito.
Sonaron las trompas anunciando la muerte de algún grande uomo
que a nadie importa. No sobre todo a mí, borroneando
detrás de la página de cera, que fais écran. Ya nada digo,
concentrado, como digo, en este curioso movimiento: el
más extraño. Me arrastra como una visión a la esquina del ojo
a la visión más allá de la esquina del ojo invisible a los ojos.
La evaporada verdad que ulula en toda verdad, resonando
como una gran carcajada. La carcajada del grande uomo
bailando dentro del catafalco que es casa de locos y
vetusta casona inundada. Ahora miro sin distancia las hojas.
Río porque lo que me interesa no es saber. Ni la mano
que reposa pesadamente sobre mi cabeza, otrora espesa oh.
Adiós. Aletean el ala del pájaro, la aleta del pez, los rayos
de crayola del sol. No hay fin sino este ¡ah! al fin del fin.
Adiós, dije la última vez, escalón
que sustrae al escalón. Desnivel
entre el párpado y el ojo. La corneja
se desternilló. El gran tapiz resonó, violento-dulce, en el aire del: «No».
Me espera el espejo —sonreí.
Adiós.
El trabajo de Funk
Mi trabajo se pierde
como el trabajo de Funk,
Christian Funk, de Hamburgo, Alemania.
Yo no quisiera, como no quiere ya un hombre
que se le caiga un vaso, o le digan Llorar /
5
Llorar, porque ya ha muerto Tan’
nuestra amiga cordial
e ingenua, no obstante, no exenta
de nunas belleza.
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GENERACIÓN CERO (POESÍA CUBANA ÚLTIMA)
De El derrumbe
Todos tenemos un alto coeficiente de idiotismo.
Singar es nuestra medicina.
Que se decrete la clonación de mujeres
y hombres para el gusto de todos.
Que haya superpoblación de mujeres hermosas.
Un hartazgo increíble.
Que la gente egoísta se muera al instante.
Que se unan las razas y se pueda vivir como los animales.
Los egoístas tienen arrebatado el mundo.
Secuestrada la vida.
Muéranse egoístas infames.
Codiciosos enfermos de mierda.
Que quieren seguir modelándolo todo
a su imagen y a su semejanza.
[…]
La poesía es un falso consuelo.
La poesía es una cruz sin redención.
La poesía no es posible
si no estamos dispuestos
a que nos maten por ella.
Hay que ser rebelde
contra muchas cosas:
incluso contra nosotros mismos.
No seas complaciente.
[…]
No lo olvides: echa dinero en tu bolsa.
¿No sería mejor entonces
cambiar ese nombre enfadoso:
El derrumbe?
¿De qué escombros me habla?
La memoria no es ruina únicamente.
Aunque usted elabora el pasado
la memoria no es ruina únicamente.
¿Además ese lobo de penumbra
no era un lujo de palabras exquisitas
un lujo soberano del espíritu
un símbolo magnífico de permanencia?
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Desde que te narré cómo se levantaron las paredes del balcón por aquel albañil que solo
venía a sellar un salidero en la azotea.
Ahora el apartamento se filtra por las nervaduras del papel de techo y el fino que no
caló sobre el resano trasluce una mancha gigantesca de humedad.
La mancha unida a las anomalías de las paredes simula un pez. Repleto el estómago del
pez de otros peces más pequeños atrapados a mordiscos.
En tanto más llueve más se esparce el estómago del pez y empieza a segregar una bilis
rancia que los pescadores cetrinos apenas olemos.
MR. GLANDE
Pago una porquería al albañil. Según cada miembro de La Fraternidad es una cifra
irrisoria y me puedo dar con un canto en el pecho.
El albañil tira cemento sobre bloques de 15 cm. Muy difícil para el albañil salpicar sin
huecos a los lados. Lo vi salpicarmalamente. No pudo dar resano y luego fino en esas
dos paredes exteriores. Grabo los tres pasos del cemento:
el albañil salpica
el albañil resana
el albañil da fino.
Ahora el albañil emerge por el hueco del frente (donde irá la reja y sus grotescos puntos
de soldadura), espera salpicar en torno al hueco, medio cuerpo afuera, con mejor
resultado que en las dos paredes laterales del rectángulo. Asegura resano mediocre y
fino mediocre.
El cemento percute en la pared. Y sobre el zinc (techo que adorna el portal de las
vecinas) empiezan a crecer gibas de cemento.
—Son las podas de cemento sobre el zinc.
Las veces que voy a orinar mido la cantidad exorbitante de cemento que se filtra desde
la sala hasta el baño.
Mr. Glande ya alcanza el tono púrpura.
Mr. Glande arrastra ese sino frente a la mínima situación adversa.
Mme. de Asbaje
[Sueño de monja produce monstruos]
A lume spento
[Napoleón entre los altos]
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JAMILA MEDINA RÍOS (Holguín, 1981)
Desde 1963
con la medalla del anticonceptivo
desde 1971 cuando firmé con las 343 guarras
para sacar a la calle (con sus gafas de lujo)
mi abortico doméstico
yo me siento liberada
yo me siento ciudadana yo me paro de noche en las guaguas vacías
para darle el asiento al conductor. (54)
Matanzas Bay
Como una jaula de pájaros sin pájaros, dos días antes del cumpleaños. Mochila otra vez
a las Matanzas. Medias caladas contra el viento norte y una pareja inseparable de jirafas,
ador-mecida en el fondo. Paseo Martí. De blanco y negro como una vieja foto. Pañuelo
de cuadros enrollado, avalancha. Viendo pasar a izquierda y a derecha una dresina.
Filmándola. Bajando a gatas a buscar el paliacate. Hasta los rieles. Escritos en la mano
los asuntos (una bandada de golondrinas ligeras) para llenar el día de un celofán de
cháchara. Y el pico del pelícano de las conversaciones graves cayendo a carenar cuando
se fue la última. ¿Volverás, volveré? ¿Volveremos a ser Matanzas Bay?
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hacernos creer que-sí-que-no que-sí-que-sí que-no vendrá que-no se irá. Con este frío ni
muertos en el agua. Apretujarse. Labios, lenguas, (em)be(le)sos. Humedecerse, remojar
las puntas de las yemas, salivar, tragar en seco, negarse-darse, me(re)cer. Balanceos,
seseos… embestida.
Después la bruma. Las golondrinas idas/ flor de sangre en el pecho del pelícano. Matar
el hambre (es un decir). Regresar con sed. Volver a nado a ras del agua como sea. Uno
mirando al frente y otro mirando atrás. Una de dos. Manos tomadas pero la rosa apenas.
¿Vendrá el deseo que marca (lomo abrasado de res) en medio de la noche (estómago
girando: retorcido en el disco del teléfono)? ¿Caeremos irremediablemente atropellados
en mendicante balbuceo? ¿Podrá la lu(cide)z en madrugada volver de la vorágine de
algas?
Hay días en que el corazón logra calmarse y no pensar constantemente; días en que es
mejor (como engañados) sortear la boca-de-lobo de las minas de lágrimas. Repaso y
recorto negativos: Matanzas Bay, el mar besaba el ramo, el sol tu pelo y yo colmada
(como encinta) de una seguridad inapelable: un nosotros, un siempre (sin The End).
Pájaros, cola de zorros, jirafas… amancebados, muertos de miedo pero salvos: arca,
diluvio, milagro. Boda invisible bajo el cielo fue aunque no dije. La esclusa era el anillo
y la estela amarilla mi dedo (mi garra de paloma) entrando al agua. Yo te tenía y el mar
quería también su jaula.
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Olvido, recordatorio
No he vuelto a saber de la Palma Real
ni del Escudo de la Palma Real.
Oye,
tú que dices que tu patria no es tan linda,
dame un poco de agua
que estoy llorando.
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