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LA BIBLIOTECA DEL INCA v Mario Vargas Llosa Premio Nobel de Literatura Miembro del Patronato dela Biblioteca Nacional de Espana Entre las muchas buenas y justas cosas que se han dicho sobre el Inca Garcilaso de la Vega, la excelencia de su prosa, su idili- ca vision del Tahuantinsuyo, sus esfuerzos por armonizar la alta civilizaci6n de los Incas con las culturas que la precedieron y el enriquecimiento que signifies el aporte dela civilizacién cristiana yy occidental al legado cultural prehispénico, no se ha subrayado lo suficiente su reivindicacién del mestizaje Para valoraren toda su significacién y audacia esta defensa del mestizaje que hizo el Inca Gareilaso, hay que tener presente el contexto en que el gran eseritor cuzquefio llev6 a cabo su titéni- ca obra historica en la que, valiéndose de sus propios recuerdos yconsultando no muchas fuentes, traz6 la historia del Incario y la conqnista del Peri por los espafioles. Era una época en la que todavia se discutia silos indios tenfan alma y eran hijos de Dios o pertenecian al reino animal. El Inca se proclama, con orgullo, hijo de una princesa Ina y de un conquistador espafol, y no ve enello minusvalia alguna ni desde el punto de vista racial, ni re~ ligioso, ni cultural, Porel contrario, se ufana de esta condiciony, visionariamente, insinda que el futuro de la sociedad americana se nutrira por igual de los grandes aportes que las civilizaciones incay espaftola darénaese mundo del que él mismo es adelantado. Este aspecto de la obra del Inca Garcilaso de la Vega revela en @ una lucidez y una gallardia intelectual muy notables. La idea del mestizaje racial y cultural estaba muy lejos de ser aceptada en la Espafia y la Europa renacentistas. Por el contrario, era re- chazada como un pecado y un empobrecimiento de la cultura y de la raza que condenaba a quienes practicaban esas mezclas a la degeneraciény el atraso. En.su refugio andaluz, el Inca Garcilaso sale al frente de semejantes prejuicios y proclama que de la unién de incas y espanoles nacera una sociedad distinta, enriquecida porla influencia de dos tradiciones, ambas altamente creativas y originales, y de la que nacerd un mundo diferente, una nueva civilizacién que trascenderd sus propios componentes. Solo a fines del siglo xxxy comienzos del xxla idea del mestizaje ‘como un hecho positivo y creador se extiende por el mundoy, en América Latina, aleanzara su apogeo con la Revolucion mexicana. A partir de entonees, sociélogos, antropélogos e historiadores reivindieardn como una fuente de mejoray progreso la integracion delo indioylo espanol, yalgunos, como el mexicano José Vascon- celos, hablaré incluso, orgullosamente, de una «raza césmica» Con motivo de este centenario en que celebramos auno de los grandes escritores de nuestra lengua nacido en el Peri conviene recordar que, entre sus méritos, figura el de haber sido uno de los primeros intelectuales en el mundo en haber defendido el mesti- zaje como una fraternidad en la que culturas de distinto signo se confunden en una nueva que aprovecka lo mejor de cada una de cllas para hacer avanzar ala humanidad hacia horizontes mejores. El primer peruano» no solo fue un gran prosista y un histo- riador de alto vuelo; también un defensor y promotor de la idea de que no hay razas superiores ni inferiores, que todas ellas re- presentan una de las distintas manifestaciones de la diversidad humanay que, en verde rechazarloy combatirlo, hay que impulsar ‘el mestizaje como un mecanismo feliz de integracion y progreso para los seres humanos. [Page 7151 tnes areas, Theol omnia of Pr Teaducin de Paul yeast. London, 1688. BNE Rye OTC Ra CEI CH Ne earn Inga Gualpa Topac, uno de los hijos de Topac Inca Yupanquiy de la Palla Mama Ocllo, su legitima Peter eet Peres enna? eng (..) También por la parte de Espaita soy hijo de Garcilaso de la Vega, vuestro eriado, que fue conquistador y poblador de los Reynos y provincias POR eRe ET OCU tne m aca POET UOC Cina teem Chars (...) nide escuelas pude en la puericia adquirir Pree ee er RN Cn mec enreay del fuego y furor de las cruelisimas guerras civiles Peerage eT) Seeeer eo ew rect Lenny Pete wees et ones ue peat entonces Con ee ee ) preey oreeey e ATeABALIPA, ROT DV PERV. THI. © Esperanza Lépez Parada Universidad Complutense de Madrid Marta Ortiz Canseco Universidad Internacional de La Rioja Paul Firbas Stony Brook University E123 de abril de 1616 moriaen sucasa de Cordoba el Inca Garcilaso de la ‘Vega, primerescritormestizo del Pera, cronista bilingue, traductor de Leén Hebreo y autor de la historia de aque! territorio, antesy después dela llegada de los espaiioles, Unos dias més tarde, sus albaceas testamentarios levantan el inventario de la biblioteca que dejara a su muerte: hasta un total de 188 entradas que el trabajo bibliografico de exégetasy es- pecialistas ha permitido identificar fehacientemente. Laexposicién «Labibliotecadel Inca Gareilaso de la Vega (1616-2016), al querer reconstruir su archivo letrado ‘con apoyo en dicho inventario, se pro- yeeta como homenajea este importan- te autor de dos mundos y dos lenguas: pero también como recorrido, con su mediacién, porlanueva cultura hibri- da, surgida del dislogo entre el huma- nismo europeoy el pasado incaico del Perit recién conquistado. “La exposicion «La biblioteca del Inca Gareilaso ddelaVega (166-2016)» ye presente bro que da ‘enta de ellaseintriben dentro del proyecto de ‘nvestigaeién IsDsi del Ministerio de Economia y Competitividad al que, bajo el titulo «Intrtex tualidedy Cronica de India: variedad diseursiva de a escrituravirreinal americana» (FFla012~ 235FILO), pertenecen dos de sus comisarias, Esperanza Lépex Parada y Marta Orta Canseco, ssi como Rosario Navarro Gals, que a transerito el inventaro de bienesy el testamento del Inca, La participacion de Paul Firbas,tercer comisario. delacxposicin, cont6 con lapoye de una beea de investigacion del College of Asani Seiences dela State University of New York at Stony Brook. Nacido en el Cuzco en 1539 de ma- dre inca, la princesa Isabel Chimpu Ccllo, y de padre espaol, el capitan Sebastian Garcilaso de la Vega, el autor de los Comentarios reales de los Ineas (1609), la erénica mas impor tante sobre el gobierno y costumbres del antiguo imperio andino, forma parte de la primera generacién de mestizos. Educado en lasdos culturas, laandinay lahispana, participé desde muy pronto de los dos eédigos, ofre- ciendo como ejemplo desuencuentro una obra en prosa que se admira hoy yse considera entre lo mis seftalado dela produecién literaria de su época Ala singularidad de su testimonio seuneeldetalle relevante de que has- tanosotros haya llegado el catdlogo de 188 libros de su propiedad que, leidos y atesorados por él, fueron ademas inspiracion de su propia obra, lacual se caracteriza precisamente por sus constantes citasy suvoluntad letrada. Enefecto, la escritura del Inca apun. ta, comenta, dialoga y entra mucha vecesa debatir aquellos titulos histo- riogréficos que, como era su cas0, se interesaron porla cuestién de mayor actualidad del momento, el hallazgoy descripeién del Nuevo Mundo. Dada, por tanto, lasingularidad de cesta sitnacién, se ha considerado un buen modo de recordar los cuatro. cientos afios de la muerte del escri- tor en 2016 la reconstruceién, sino ‘integra, de una parte de lo que debié de ser su biblioteca, sobre la base, paraello, de los asientos identificados enel inventario, Este niicleo expositi~ vo se completa, no obstante, con otros titulos que sin duda estuvieron en su poder, aunque por diversas razones, que la exposicién ha servido precisa~ mente para clarificar, no aparezcan en el primer listado. Se ha querido as{ afladir a la némina inventariada otras piezas fundamentale: clusién queda justificada bien porque el autor mestizo las nombra y utiliza reiteradamente en sus obras, bien porque era indudable que cualquier humanista las conociay manejaba. La muestrase ha propuesto enton- ces, como primer objetivo, documen- tar la formacién intelectual de un es- critorcomo el Inca Garcilaso, amedio camino entre el renacimiento ibérico yla América indigena; iluminando en segunda instancia el trabajo letrado de la época y la importancia del archivo en tanto depésito de piezas, regis- tros, objetos de cultura y elementos de identidad y cardcter. Siendo en el caso del Inca un archivo culturalmen- te heterogéneo y desigual en el valor quese podria asignara sus documen- tos, resulta sin embargo central parala constituciénde su personalidad y para la comprensién mas cabal de su obra, El inventario de la biblioteca del Inca Garcilaso dela Vega fue publicado porJosédela Torrey del Cerroen1935, sin aclarar los titulos ahi asentados, a Jo que fueron contribuyendo en suce sivos intentos Aurelio Miré Quesada, José de la Riva-Agueroy José Durand. Este iltimo se ocupé de la identifica cin fiable de los items catalogadosy de la evaluacion mas acertada de sus deficiencias. Porque es evidente que tanto por errores de dictado y regis tro, como por pérdida, venta previa o extraceién, el inventario de los libros del Inca Garcilaso en el momento de su muerte no se aproxima ni en un tercio a lo que debié de ser en reali- dad su biblioteca, inicialmente en su casa de Montilla y luego en Cérdoba En funcién de todo ello y por con- traste conlas cole’ bli6filos, Durand legaria a conside- rarla la biblioteca de un viejo escritor ciones de otros bi cansado: un acervo cuantitativamente menor, en palabras de Maxime Che valier, sin titulos innovadores ni re~ volucionarios, convencional, parco y desequilibrado. Es evidente, por un lado, que no estamos ante el desplie gue de medios y de peculio del conde Gondomar, por ejemplo, duende un envidiable tesoro bibliografico que, centrado en literatura italiana, reba~ saba la cifra de 6.500 ejemplares, se gin Manso Porto; ni siquiera ante los 974 que Seligestimaen los estantes de Juan Vicencio Lastanosa, mecenas de Gracidn. Pero superalos escasos 22 libros de Rembrandt y andaria a la par con a biblioteca del Greco, cuya ex posicién en el Museo del Prado de abrilajuniode 2014, montaday selec- cionada por José Riello y Javier Do: campo, nos ha servido de modelo, cestimulo y guia para la presente. Este juego de curiosidades compa ratistas, ademas de su atractivo anee d6tico, ayuda sin embargo a ponderar la asombrosa condicién del registro notarial de los bienes del Inca. El suyo, un documento précticamente iinico entre las iltimas pertenencias de escritores a caballo entre los si- glos xvty xv1t, nos regalaba un punto de partida s6lido para empezar a tra bajar. En lugar dena reconstruceién hipotétieay probabilista, contabamos con laconsignacién exaeta de, al me~ nos, unos ciento ochenta voliamenes que pasaron, alguna ver y sin lugar a duda, por sus manos. Es quiza el evidente asombro de este hecho lo que, en contrapartida, ha generado ciertas especulaciones yanilisis, centrados habitualmente en sus lagunas: libros que deberian aparecer y no estan catalogados, ti- tulos errados, dificil identificacion de algunos asientos. Se ha hablado mucho, por ejemplo, de la ausencia de novelas y obras de ficcién y se ha desatendido (excepto parala especia- lista Carmen Bernand que colabora en este catilogo) la existencia de no ‘uno sino dos ejemplares dela Historia ctidpica de Heliodoro que, con sus ha: zahas fabulosas y sus amores castos, resistieron los muy probablesy suce- sivos expurgos. Quiza acompafarian al Inca desde antes de la redaccién de La Florida hasta sus tiltimos momen- tos, jugando un papel que intuimos conmovedor si se coloca en parale- lo con los tiltimos dias de Miguel de Cervantes, entretenido también, enel lecho de muerte, con la redaceién de las aventuras bizantinas de su Persiles ySigismunda Por otra parte, la falta flagrante de titulos de sus coeténeos espanoles (los grandes autores del Siglo de Oro) ha servido para afirmar su condicién atipica, marginal, incluso protoin- digenista: un juicio de Luis Valearcel hoy muy matizado, pero que atin re~ suena en cierta tendencia a juzgarlo ‘mis proclive a la produceién litera- ria de otras zonas que hacia el pen- samiento gestado en su inmediato entorno. Sin embargo, la relacién de amistad del Inca con nombres sete ros de la cultura renacentista cordo- hesa quedé registrada en las obras de estos, a veces bajo mencién expresa, por ejemplo, a su aportacion a la eti- mologia del nombre del Pera que Bernardo de Aldrete reconoce en Del origen y principio de la lengua castella~ na; y otras, con dedicatoria rendiday elogiosa en calidad de «Principi viro D. Garsiae Lasso de la Vega, Yncas peruano clarissimo», como ocurre al frente de la muy peculiar Retdrica de Francisco de Castro. La presencia de este titulo entre los anaqueles de la biblioteca garcilasista indica, ademas de la camaraderia que une al Inca con los pensadores de la Andalucia del ‘momento, un interés actualizado por esta ciencia del discurso, que iria mas alla de los titulos obvios en la materia En este sentido, el alto cémputo de obras de este caracter (introdue~ ciones practicas, tratados técnicos, artes retéricas, manuales de arqui- tectura, de urbanismo, de estrategia, de edificacién militar, de erfa equina, de ciencia médica, filosofia natural y moral, politologia, documentos his t6ricos, cosmografias, cronologias, repertorios, polianteas y hasta guias de viaje) permiten pensar en una bi- blioteca activa, que el Inca consulta y frecuenta. Y la heterogeneidad de ‘su materias, més que abundar en el desorden variopinto del catalogo, lo describen como un hombre curioso yun humanista en toda la amplitud de intereses del término. Cabe decir que este humanismo del Inca es un humanismo al diay de profunda raigambre: no solo ofrece de ello huella la mucha ~y selecta~ literatura italiana que frecuentaba (Marsilio Ficino, Bembo, Castiglione, Guicciardini) sino que sorprende lo nutrido en produccién clisica de sus anaquelesy, en conereto, la constan- cia en ellos de dos titulos signifieati- vos de Arist6teles, los Problemata yla Retdrica: titulos nada comunes y que elneoplatonismo, con suafan compi- lador y transdisciplinar, incorpora a sundmina més especializada, a pesar de la contradiccién que eso supone. Ena misma linea, hay en el Inca una preocupacién letrada, una des~ pierta conciencia hacia el mundo de la produccién editorial y las posibi- lidades de la impresion (que anali- za Pedro Guibovich en el presente volumen), llegando a proyectar una edicion expurgada del poeta Garci Sanchez de Badajoz y a ocuparse de promover la publicacién de un ser~ mén pronunciado en Malaga por el padre Alonso Bernardino, Pero tam- bién el Inca estudia y se especializa encuestiones de traduccién e imple- mentacién de las lenguas verniculas, interés que comparte con su época de unmodo representado claramente en la biblioteca. Ahora bien, el hecho diferencial respecto a otros eruditos del siglo xv1 lo constituye su amplio bagaje ame- ricanista, eifrado en la abundancia de una recientfsima bibliografia s0- bre el Nuevo Mundo: es decir, la ad- quisicién, por su parte, de crénicas, relaciones, cartas e historias que se ocupan de deseribir aquellas tierras de Indias, su peculiaridad, idio- sinerasia y los rasgos de identidad que las escinden para siempre de la ya entonces y por su intervencién— trasnochada cultura clasica. En la biblioteca del Inca hay un buen nimero de titulos de esta clase, con los que él, ademés, entraria en muchas ocasiones en discusién: algo evidente para la pieza fundamen- tal del archivo, La historia general de las Indias, de Lopez de Gomara, con glosas y anotaciones autografas del escritor mestizo, custodiado en la Biblioteca Nacional del Pera, aquien debemos (y en especial a su director Ramén Mujica Pinilla) la digitaliza- cién del mismo para suexhibicionen lamuestra Ademas de este ejemplo de inter- textualidad temprana, porlaslecturas del Incay por sus citaciones, sabemos que estaba al tanto y posefa no solo los titulos oficiales del género, sino documentos polémicos, prohibi dos, eritieados o censurados, como las Republicas del mundo, de fray Je~ rénimo Roman y Zamora. Pero a su ver, la propia conquista de las Indias oceidentales produciria una escri- ‘ura mestiza e indigena; es decir, un conjunto de crénicas a las que, por relatar dicha conquista desde el otro lado, establecen, en raz6n de ese re lato desde la pérdida y la memoria, un importante lazo diseursivo con las intenciones escriturales del autor peruano, que José Antonio Mazzotti indaga en sucontribuciénal catélogo, yal que asimismo la exposicién quiere dar cabida. Eneste sentido, es impor- tantisimo el trabajo de Garcilaso por establecer una continuidad religiosay politica, desde dentro de la flexibili- dad armonizadora de su humanismo, con categorias del pensamiento andi- no, como la reciprocidad ya comple~ mentariedad que, acausa desu condi- cién oral y de la situacién de expolio sufrida, no pueden incorporarse ni dejar sus trazas en el archivo, pero si quedan testimoniadas en el tejido escritural de los Comentarios reales. De hecho, el combinado de temas y titulos que el inventario constata su- brayaria este caracter de mediacién que el Inca desea dar a toda su vida y su literatura: mediacion para la que le ‘capacita especialmente su nacimiento mestizo y el pertinente conocimiento de la historia, naturaleza, creencias, costumbres y realidades de sus an- cestros del Pert, Insistiendo en el es~ fuerzo intercultural que el Inea se vera obligado a afrontar, la exposicin de su biblioteca tendré obligatoriamen- te que hacerse cargo de esa diferencia andina y de las peculiaridades que la separan de modos de comprensién oc cidentales. Se trata de exhibir también (y gracias ala colaboraci6n del Museo de América de Madrid) uncus, keros, figuras, alfareria, tejidos o armas: las piezas de un vivir ineaico, que son mencionadas con nostalgia por el es critor en sus Comentarios, formas de un pasado dolorosamente perdido, con que completar la coleccién de la autoctonia conquistaday transmitir el otro polo de la realidad conel quelaes- critura garcilasista se propone mediar. Conviene subrayar que, desde el principio, el Inca concibe esta labor mediadora como una tarea de claro signo lingiistico. Al manejar perfec: tamente el quechua en tanto lengua materna, el escritorestaria sensibili~ zado en el poder conformador de rea~ lidad de todo lenguaje, pero también hacia las virtudes y conflictos de un mestizaje que, donde empieza por de- tectarse, es precisamente en los usos idiomiticos. La exposicién tiene en: tonces que ofrecer ejemplos dela im- presién de gramaticas, diecionariosy ejercicios de aprendizaje de las voces autéctonas, asi como de los catecis~ ‘mos, doctrina, y literatura pastoral que se edita para la evangelizacién de los naturales del Pera. Conocidos sin duda por el escritor, constituyen pe quefias pildoras, aveces erradas oim- positivas, de multiculturalismo: asi el Vocabulario de a lengua general de todo el Peni, de Gonzilez Holguin, ingen- te proyecto jesuita del que Garcilaso parece haber ojeado las propuestas de notacién ortografica, Sibien elIncano se expresadema neramanifiesta respecto ala posesion desus libros (como lo har Montaigne cuando los considera mejor y menos voluble compania que la de amigos y amantes), la biblioteca inventaria~ da y la otra, la intuida a través de su obra, permiten trazar su perfil mas personal y mas ereible. La exposi- cién pretende reconstruir este perfil, por tanto, a través de la aventura de poner en pie de nuevo el archivo de un intelectual sin parangon a fines del siglo xv1y prineipios del wnt: un archivo que, aun respetando esa ex- cepeionalidad y sirviendo a la ver de espacio de los saberes humanistas y dela cireulacién de conocimiento enla época, se haga cargo de la triple representatividad que en él coneu- rre para retratar al humanista que fue, sin duda, el Inca Gareilaso de la Vega. al cronista singular delas Indias halladas y del Peri natal y al mestizo transculturado, al mediador orgulloso y privilegiado entre ambos mundos. Jan Bernabé Palomino. Rerstoe elosemperdores inca. Mad, 198 [Pgs 3081 Abraham Oren, «America sve novi poh apap saree prea Wie Cee ners) ee eect Pere Oe roe m emt en cri Cee re Cm OC Ret para entrar a dar cuenta del origen y principio de los Incas, reyes naturales que fueron del Pera, me Pe ea eee RRO cc ano era contar lo que ees Pre ae Rae htt eee sus mayores acerea de este origen y principio. (...) al mas aneiano de ellos, que era el que daba cuenta de ellas, le dije: «Inca, tio, pues no hay eek ee een erry lamemoria de las cosas pasadas, ;qué noticia tenéis del origen y principio de nuestros reyes? Prue Ee sus comarcanas, como tienen historias divinas COR Sa eRe cnt y humanas saben por ellas cuando empezaron ar Oren ean) ete vosotros, que carecéis de ellos, ,qué memoria tenéis de vuestras antiguallas?» rere PRINCIPI VIRO D. GARSIAE LASSO DE LA Noa Yneas PERVANO CLARISSEMO, Ducig; Regio, P. Franctsevs ps Casto, Socictatis Insv des dico,& confecto. VGIEBAT Elias, Virclarifiime,ine domitam lexabelis vabiem, o in dejersife fia populors flitudine buc illuc pererrét, : “fubquadam inniperi vmbre confedit, Gua Ui Laffo perfuginm,cr fanorfuit non vt Lateret,fed opt ibi 2 venenatarum ferpentum morfibus,(queiatl~ Io trattufeatebant plarima,at4.vbig imniperi abhose vés)tutus conquiefcerct. Fugicba or ega,in dfertifi~ sna Rhetor multitudine, non gratifeinsn ernditorume ‘hominnmm indieit(id enim quefini femper, valded di Yexifedgrawiimivineruditord indichiguod vt eni- paremad tus ynins vbr2 confugi, quippe qui qual Guniperus,id eftsrefupitsfanor er gratis (qua omnia Garfiaetia figuificar )enslibet LASS 0 prefens ades, ‘non yealiquen ‘vanitatis fol obumbres,non vt Ipcb fail flarbus deletes enim inwiperss caret fed v8 aesnes dare virentilfragr i(simo reficia,frutta [u~ fiztes,robore defendas, Quod ed celia ac dintins Pre ‘abiyquo altun fixe im wtr0gorberadices habes, Glos quid iDaftriBimas, Qua enim partelndus sales en

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