Impacto Arq en La Reforma y Contrareforma

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Investigación

Impacto de la Arquitectura en la
Reforma y Contrarreforma

Arquitectura Barroca

UNIVERSIDAD AUTONOMA DE
TAMAULIPAS
FACULTAD DE ARQUITECTURA,
DISEÑO Y URBANISMO
5to “A”
Carolina Gonzalez Villasana
Arq. Araceli Córdova Madrigal
Jueves 28 de Octubre del 2021
Historia de la arquitectura del
renacimiento y moderna
Reforma
La reforma fue un movimiento religioso que se propuso reformar algunos dogmas,
interpretaciones de la biblia y prácticas de la iglesia católica (corrupción, afán de lucro
económico y poder político) en Europa durante los siglos XVI y XVII. Se destacan
movimientos como el luteranismo, calvinismo y anglicanismo.
El luteranismo se origino en el imperio alemán bajo el gobierno del emperador Carlos V y
fue creado por Martín Lutero en el siglo XVI. Los nobles y los burgueses tenían mucho
poder económico y político en este imperio alemán, pero tenían problemas con la iglesia
católica quienes eran apoyados por el emperador.
Escribió 95 tesis que criticaba la situación que vivía la iglesia católica el cual estaba
ofreciendo indulgencias a los creyentes que dieran dinero para terminar de construir la
basílica de San pedro. Afirmo que las personas podían leer e interpretar la biblia y
establecer un dialogo directo con dios sin la intervención de la iglesia católica, negó el culto
a los santos y reconoció dos sacramentos: el bautismo y la eucaristía.
Muchos de los nobles burgueses del imperio alemán apoyaron el luteranismo con la
expectativa de aumentar su poder económico y de tierras. Muchos campesinos también
apoyaron este movimiento e hicieron revueltas en 1520 buscando unas mejoras
económicas y sociales, sin embargo, Lutero apoyo a los nobles y burgueses para acabar
estas revueltas de manera violenta.
Contrarreforma
Se denomina Reforma católica o Contrarreforma a la respuesta de la Iglesia católica a la
Reforma protestante de Martín Lutero, que había debilitado a la Iglesia. Abarca desde el
Concilio Ecuménico de Trento en 1545 hasta el fin de la guerra de los Treinta Años, en
1648, con la paz de Westfalia que ponía fin a la más importante de las guerras de religión
en Europa.
Sus objetivos fueron renovar la Iglesia y evitar el avance de las doctrinas protestantes. La
Contrarreforma, para algunos, no difería en forma sustancial de aquello que buscaba la
Reforma protestante a la hora de renovar la Iglesia. Sin embargo, en cuestiones teológicas
era completamente opuesta. Los esfuerzos reformistas de Paulo IV se basaron en el
Derecho Canónico y las encíclicas papales. Dos de sus herramientas fueron la Inquisición,
institución creada por el papa Gregorio IX en el siglo XIV para investigar y juzgar a los
acusados de herejía o brujería, y la censura, con la creación del Índice de libros prohibidos.
Frente al surgimiento de movimientos protestantes, la iglesia católica realizo una serie de
cambios internos importantes.
Su primer objetivo fue la renovación y la corrección de los viajes males (compañía de
Jesus).
Otro de sus objetivos fue evitar la propagación del protestantismo, razón por la cual adopto
una postura defensiva (Santa Inquisición en España e Italia).
Impacto en la
Arquitectura
El renacimiento permitió que el espíritu europeo se encontrará con una parte de su tradición cultural y
material que había quedado ensombrecida por la experiencia religiosa, por otra parte coincide con una
época de expansión económica importante, no debemos olvidar que en 1492 asistimos al descubrimiento
del Nuevo Mundo, al mismo tiempo que la corte papal reclutaba a los más grandes genios de su época
para llevar a cabo ambiciosos y monumentales proyectos arquitectónicos renacentistas como la basílica
de san Pedro, que dejará para la posteridad su ejemplar y magnífica cúpula, rasgo arquitectónico tan
imitado y repetido por el arte barroco posterior. El renacimiento fue un periodo glorioso y magnífico; una
época de mucho entusiasmo, de grandes logros, y de una apertura impresionante del conocimiento
humano hacia otras esferas del saber hasta ese entonces tan poco transitadas. Pero la religión, estaba
solo en apariencia perdiendo su protagonismo, pues todavía jugaba un rol fundamental en las sociedades
europeas. En España la monarquía isabelina unificaba la península bajo la autoridad y el machete de la
cruz, unidad que estaba basada en la expulsión de los “enemigos” de la fe, (en otras palabras, judíos y
moros), los turcos otomanos, pero bajo la uniformidad del islam, se servían del mismo lenguaje intolerante,
para justificar el cautiverio contra las minorías religiosas en sus dominios. Y para poner la guinda a este
mundo hundido en el conservadurismo religioso, asistiríamos en 1517, a la experiencia de la Reforma
religiosa, nacida en Alemania, acontecimiento que desgarraría por dentro y para siempre al cristianismo
europeo. La Reforma y la aparición del movimiento protestante, rápidamente popular en el norte de
Europa, llevará a la sociedad católica mediterránea a cerrar filas y a afincarse en los dogmas de la tradición
encarnada en la Iglesia Apostólica Romana, amenazada ahora justamente por la herejía alemana. La
respuesta ante la disidencia será la llamada Contrarreforma, que adquiere carácter oficial a mediados del
siglo XVI, tras el Concilio de Trento. La Contrarreforma – frente al desafío de poner la autoridad de los
príncipes y el mundo laico por sobre la autoridad de la Iglesia como institución y poder- responderá con
más poder al clero, con una cultura profundamente reaccionaria afincada con más fuerza en la religión y
en el absolutismo monárquico, que será un garante y protector de la tradición católica-eclesiástica. Pero
esta nueva política, no significará un retroceso desde el punto de vista artístico, no se vuelve al simplismo
del arte medieval, sino al contrario, todas las fuerzas del virtuosismo de los artistas descubierta por el
renacimiento, ahora debe y se pondrá en servicio de la religión católica, o más precisamente de la
Contrarreforma. Para los protestantes, por su parte, la religión de ser una cosa pública e institucional
pasará a ser por el contrario, una cosa netamente privada e íntima, y en lo que respecta la representación
de lo divino, los evangélicos al volverse hacia las fuentes originarias del cristianismo (evangelios) hay una
tendencia, al menos en teoría no así en la práctica, iconoclasta, o al menos reservada, con respecto al
arte sagrado. Esto jamás negará la posibilidad del arte entre ellos, sino que abrirá en estos países un
camino llano y libre hacia los motivos laicos y profanos. Realidad totalmente opuesta encontraremos en la
cultura de la Contrarreforma, la religión reclamará y luchará en todos los campos por su validez y gloria
universal. Y para representar este fin, florecerán monumentales y espectaculares Iglesias, que ya en sus
fachadas y relieves parecen traer hacia la tierra la gloria del reino de los cielos; estatuas de santos, de la
virgen, de mártires y padres de la tradición abundarán dentro y fuera de los templos.
Los artistas deben obrar conforme a motivos encargados por los imperativos dictaminados por la cultura
profundamente religiosa y reaccionaria de la Contrarreforma. En este contexto llevarán sus trabajos a
niveles extraordinarios, exuberantes. A este estilo y aun época, le llamamos justamente el Barroco.

Aquí la cultura clásica o renacentista solo aporta su técnica y sus formas, no tanto así su fondo ni sus
motivos. Si uno de los triunfos del renacimiento fue justamente abrir nuevas fuentes de inspiración en el
arte, con la Contrarreforma se cierra bastante esa posibilidad (al menos en lo que respecta el arte público),
y será la religión otra vez la que concentrará casi la totalidad de las representaciones artísticas. Las
antiguas mitologías cederán su lugar a los motivos religiosos de la piedad cristiana, y en menor medida,
simultáneamente se posiciona un arte que retrata el espacio cortesano aristocrático, pero estas
expresiones a diferencia de las manifestaciones religiosas quedaron relegadas a la privacidad de los
palacios y castillos de la nobleza.

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