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_Cerrutti 2017 - Who is below. Thompson, historiador de las sociedades modernas. Una relectura
_Cerrutti 2017 - Who is below. Thompson, historiador de las sociedades modernas. Una relectura
(editora)
HISTORIA PRAGMÁTICA
Una perspectiva sobre la acción, el contexto
y las fuentes
ÍNDICE
Agradecimientos ........................................................................... 41
Interpretar o describir.
Notas críticas sobre el conocimiento antropológico ................. 105
Jean Bazin
1
A propósito de la obra de E. P. THOMPSON, Customs in common: Studies in Traditional Popular
Culture, New Press, New York, 1991, en ocasión de su traducción al francés. Existe traducción
al castellano: E. P. THOMPSON, Costumbres en común, Crítica, Barcelona, 2000. Debo agradecer
a Jacques Revel por la lectura atenta de estas páginas, por sus comentarios y por sus críticas.
2
E. P. THOMPSON, Les usages de la coutume. Traditions et résistances populaires en Angleterre,
XVII e-XIXe siècle, Éd. de l’EHESS/Gallimard/Le Seuil, Paris, 2015. La traducción fue realizada
por J. Boutier y A. Virmani. Es necesario resaltar la difícil acogida reservada a E. P. Thompson
en la historiografía francesa, evidente en la traducción realizada veinticinco años después de
su publicación original: E. P. THOMPSON, La formation de la classe ouvrière anglaise, Gallimard/
Le Seuil, Paris, 1988 (traducida por G. Dauvé, M. Golaszewki y M.-N. Thibault). Sería útil
preguntarse seriamente acerca de las razones de ese retraso, siguiendo los diagnósticos
adelantados en la reseña de P. FRIDESON, “La formation de la classe ouvrière anglaise présenté par
Patrick Fridenson”, Le Débat, 3, 1980, así como los presentados por Jacques Revel en numerosas
ocasiones, entre las que estuvo el encuentro realizado en la Maison Française d’Oxford en
noviembre de 2013 sobre “The French E. P. Thompson”, en donde presenté algunos de los
argumentos expuestos en este trabajo. Para un balance reciente sobre el éxito mitigado de la obra
de E. P. Thompson ver el número especial de M. DAVIS; K. MORGAN, “‘Causes That Were Lost’?
Fifty Years of E. P. Thompson’s The Making of the English Working Class as Contemporary
History”, en Contemporary British History, vol. 28, 4, 2014. Ver también R. MCWILLIAM, “Back
to the future: E. P. Thompson, Eric Hobsbawm and the remaking of nineteenth-century British
history”, en Social History, vol. 39, 2, 2014.
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3
E. P. THOMPSON, “The Moral Economy of the English Crowd in the Eighteenth Century”, en
Past & Present, 50, 1971, fue traducido al francés bajo el título E. P. THOMPSON, “L’économie
morale de la foule dans l’Anglaterre du XVIIIe siècle”, en F. GAUTHIER y G.-R. IKNI (eds.),
La Guerre du blé au XVIIIe siècle: la critique populaire contre le libéralisme économique au XVIIIe
siècle, Éditions de la Passion, Montreuil, 1988.
4
J. BOUTIER y A. VIRMANI, “Présentation”, en Les usages de la coutume. Traditions et résistances
populaires en Angleterre, XVII e-XIXe siècle, Éd. de l’EHESS/Gallimard/Le Seuil, Paris, 2015, p.
34.
5
C. WINSLOW, “Introduction”, en C. WINSLOW (ed.), E.P. Thompson and the making of the new
left: essays and polemics, Monthly Review Press, New York, 2014. Una reseña de este libro es la
de P. PASQUALI, “La politique de l’« histoire par en bas »”, en Genèses, vol. n° 99, 2, 2015. Existe
traducción al castellano: P. PASQUALI, “La política de la «historia desde abajo». E. P. Thompson
historiador, activista y polemista”, en Nueva Sociedad, vol. 265, 2016.
6
S. JOHNSON, Dictionary of the English Language, J. & P. Knapton, Londres, 1755. citado por J.
BOUTIER y A. VIRMANI, “Présentation”, cit., p. 12.
80
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7
J. BOUTIER; A. VIRMANI, “Présentation”, cit., p. 10. Los autores retoman aquí la fórmula de R.
WILLIAMS, Keywords: A Vocabulary of Culture and Society, Oxford University Press, New York,
1986, p. 70. Existe traducción al castellano: R. WILLIAMS, Palabras clave: un vocabulario de la
cultura y la sociedad, Nueva Visión, Buenos Aires, 2008.
8
J. BOUTIER; A. VIRMANI, “Présentation”, cit., p. 30.
9
El origen del término es controvertido. Aparece en un artículo de E. P. THOMPSON, “History
from Below”, en Times Litterary Supplement, 1966. Según S. HINDLE; A. SHEPARD; J. WALTER, “The
Making and Remaking of Early Modern English Social History”, en Remaking English Society:
Social Relations and Social Change in Early Modern England, The Boydell Press, Woodbridge,
2013, p. 8., sus orígenes se remontan a la actividad del grupo de historiadores próximos al
Partido Comunista Británico entre quienes se encontraban George Rudé, Eric Hobsbawm y
Rodney Hilton. Ver entre otros F. KRANTZ (ED.), History from below: studies in popular protest and
popular ideology in honour of George Rudé, Concordia University, Montreal, 1985, que contiene
el ensayo de Eric Hobsbawm, “History from Below – Some Reflections” y la reseña de J. C.
SCOTT, “Review”, en American Journal of Sociology, vol. 93, 3, 1987. El texto de E. Hobsbawm
tiene traducción al castellano en: E. HOBSBAWM, Sobre la historia, Crítica, Barcelona, 2010.
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10
Uno de los primeros que se hicieron esta pregunta de manera directa fue M. HAILWOOD, “Who
is below?”, en The many-headed monster.
11
T. HITCHCOCK, “A New History from Below”, en History Workshop Journal, vol. 57, 1, 2004,
da cuenta de T. SOKOLL (ED.), Essex Pauper Letters, 1731-1837, Oxford University Press for the
British Academy, 2001.
12
T. HITCHCOCK, “A New History from Below”, cit., p. 295.
13
Ibid.: “En ese proceso, los pobres, es decir las mujeres y los hombres que no dejaron más que
algunas palabras escritas, perdieron su atractivo”.
14
Ibid., p. 297.: “La creación de la nueva Poor Law era, esencialmente, producto del éxito de los
pobres en la manipulación de la antigua ley”. T. Hitchcock considera que el libro de T. Sokoll,
con la publicación de miles de cartas que los pobres habían mandado a curas para obtener la
asistencia en el marco de las primeras leyes de pobres, tiene el mérito de poner en evidencia la
falsa coartada que consiste en atribuir la dificultad del estudio de los pobres a la ausencia de
fuentes que los conciernan. T. Sokoll muestra que estas son abundantes y explícitas pero, sobre
todo, que tomarlas en cuenta cambia la interpretación de los procesos históricos, comenzando
por la “modernización” que habría conducido al disciplinamiento de los pobres.
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de los recursos y de utilizar para sus propios fines “esa tecnología que es el
lenguaje” (la única concesión del autor al linguistic turn). Las nuevas posibi-
lidades que los recursos digitales ofrecen para la recolección y la difusión de
fuentes constituyen las bases de esta nueva historia desde abajo15. Esta renova-
ción es anunciada también por muchas intervenciones en el foro de 2013, en
el que la historia desde abajo se repone, deslizándose hacia nuevos terrenos
de investigación, si consideramos lo que algunos de sus participantes propo-
nen como una “historia del paisaje desde abajo” o una “historia global desde
abajo”16.
En ese marco, raras son las contribuciones que revienen a la pregunta pro-
puesta por M. Hailwood (pero debe subrayarse que el foro es continuamente
alimentado por nuevas intervenciones): la de David Hitchcock, apoyándose
sobre una lectura del Angelus Novus de Walter Benjamin, abre una discusión
sobre ese trabajo de “rescate” que está en el corazón del proyecto de E. P.
Thompson, sobre el cual volveremos; la de Matt Jackson tiene el mérito de
resaltar los problemas que puede imponer la distancia entre el contenido
de las fuentes y las expectativas de los historiadores17. El descubrimiento
del hecho de que ciertos lugares tradicionalmente identificados con el pue-
blo, los pobres, la plebe, etc., tal como las tabernas y los hoteles, acogían en
realidad a una población mucho más diversificada desde el punto de vista
social, condujo a una interrogación radical: “si los historiadores utilizan las
tabernas para escribir una ‘historia desde abajo’, ¿de quién están escribiendo
la historia?”18.
Vuelta a la pregunta inicial: Who is below? La respuesta no es simple y,
desde los primeros usos del término, las interpretaciones han sido múltiples,
principalmente por una cierta indeterminación que no fue resuelta por E. P.
Thompson. Estas se cristalizaron a través de las traducciones que la history
from below, pero también el conjunto de las “palabras clave” de E. P. Thomp-
son, conoció en diferentes países. Es útil detenerse un momento sobre esas
diferentes interpretaciones antes de volver a la interrogación principal.
15
Ver la intervención de T. HITCHCOCK, “A New History From Below”, en Historyonics. Sobre
esta nueva historia desde debajo de T. Hitchcock, ligada al proyecto de los Old Baily Proceedings
Online, ver M. VAILLANT, “La foule des pauvres à Londres au XVIIIe siècle: une nouvelle histoire
par en bas”, en Revue d’histoire moderne et contemporaine, 60-3, 2013.
16
Ver los textos de Nicola Whyte, “Landscape History from Below” y William Farrell, “Global
History from below?” en el foro coordinado por B. WADDELL, “The future of ‘history from below’:
an online symposium”, en The many-headed monster.
17
Ver los textos de David Hitchcock, “Why History from Below Matters More than Ever” y
Matt Jackson, “Relocating History from Below: Places, Spaces, Databases”, en Ibid.
18
M. JACKSON, “Relocating history from below: places, spaces and databases”, en The many-
headed monster.
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19
E. P. THOMPSON, Società patrizia, cultura plebea: otto saggi di antropologia storica sull’Inghilterra
del Settecento, Einaudi, Torino, 1981.
20
Sobre Edoardo Grendi, ver la reconstitución biográfica e intelectual en O. RAGGIO; A. TORRE,
“Prefazione”, en O. RAGGIO, A. TORRE (eds.), In altri termini: etnografia e storia di una società
di antico regime, Feltrinelli, Milan, 2004. Sobre la relación entre E. P. Thompson y E. Grendi ver
O. RAGGIO, “E. P. Thompson”, en Studi Classici e Orientali, vol. 58, 2012.
21
G. LEVI, “Microhistory and the Recovery of Complexity”, en S. FELLMAN, M. RAHIKAINEN
(eds.), Historical Knowledge: In Quest of Theory, Method and Evidence, Cambridge Scholars
Publishing, Newcastle, 2012, p. 131.
22
Ni Sabina Loriga, quien tradujo la mayoría de los artículos (entre los que está “English
Crowd”), ni yo misma, entonces encargada del seguimiento editorial de la colección
“Microstorie”, nos acordamos si esta opción fue de la traductora o del editor.
23
C. GINZBURG, Le fromage et les vers: L’univers d’un meunier du xvie siècle, Flammarion, Paris,
1980. Original de 1976 en italiano. Existe traducción al castellano: C. GINZBURG, El queso y
los gusanos: el cosmos segun un molinero del siglo XVI, Muchnik Editores, España, 1986. M.
BAKHTIN, L’opera di Rabelais e la cultura popolare: riso, carnevale e festa nella tradizione medievale
e rinascimentale, Einaudi, Torino, 1979. Original de 1965. Existe traducción al castellano: M.
BAKHTIN, La cultura popular en la Edad Media y Renacimiento: el contexto de François Rabelais,
Barral, Barcelona, 1974. P. BURKE, Cultura popolare nell’Europa moderna, Mondadori, 1980.
Original de 1978. Existe traducción al castellano: P. BURKE, La cultura popular en la Europa
moderna, Alianza, Madrid, 1996.
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francesa aparecida el año anterior24. Traducir english crowd por “clases popu-
lares” fue seguramente menos una elección deliberada que el producto de ese
“clima de época” que se respiraba al menos en Italia y en Francia25. En los he-
chos, esta traducción reproducía la misma ambigüedad que caracterizaba la
proposición de la colección “Microstorie”, cuya contratapa anunciaba pres-
tar atención “también, pero no necesariamente, a la historia de los pequeños
(piccoli) y de los excluidos”.
E. Grendi había mostrado una gran sensibilidad en torno al tema de “who
is below?”, tanto en su introducción a los ensayos de E. P. Thompson co-
mo en escritos posteriores26, intentando reconstituir las intenciones del autor
que, a propósito de la identificación entre historia desde abajo y “pueblo”,
había sido prudente y había dejado márgenes de interpretación en muchos
de sus artículos. Él hablaba más vivamente de multitud (crowd), mientras
que de manera más rara e indefinida se refería a clases populares. Este es un
punto importante, incluso decisivo para la comprensión del trabajo de E. P.
Thompson, a pesar de que haya sido pasado por alto. No ha sido evocado,
incluso, en las discusiones recientes llevadas adelante en el marco del 35°
aniversario de la aparición del artículo “Patrician Society, Plebeian Cultu-
re”; discusiones que han avanzado más bien sobre el carácter extremo de la
oposición entre los dos términos (“patricio” y “plebeyo”) que habría borrado
toda jerarquía y toda diferenciación al interior de cada uno de los campos27.
E. Grendi subrayaba además que la categoría de plebe, en E. P. Thompson,
no describía una condición social, si no que servía para designar la configura-
ción específica de las relaciones que caracterizaban a la sociedad inglesa. La
categoría de la plebe reintroducía los conflictos y las formas de competencia
social en el cuadro idílico y consensual del “largo momento de las paz whig”
24
N. Z. DAVIS, Le culture del popolo. Saperi, rituali e resistenza nella Francia del Cinquecento,
Einaudi, Torino, 1980. Original de 1975. El libro fue traducido al castellano: N. Z. DAVIS,
Sociedad y cultura en la Francia moderna, Crítica, Barcelona, 1993.
25
Para una reflexión crítica sobre este “clima de época”, ver G. STRAUSS, “The Dilemma of
Popular History”, en Past & Present, 132, 1991, con una réplica de W. BEIK, “The Dilemma of
Popular History”, en Past & Present, 141, 1993; en Alemania, el artículo de E. P. Thompson
sobre la economía moral apareció en la compilación E. P. THOMPSON, Plebeische Kultur und
moralische Ökonomie: Aufsätze zur englischen Sozialgeschichte des 18. und 19. Jahrhunderts,
Ullstein, Frankfurt, 1980 (agradezco a Christophe Duhamelle por esta información).
26
E. GRENDI, “E. P. Thompson et la «cultura plebea”, en Quaderni storici, vol. 29, 85, 1994.
27
Ver la reseña del debate que tuvo lugar en la universidad de Warwick en febrero de 2009:
M. HAILWOOD; B. WADDELL, “Plebeian cultures in early modern England: thirty-five years after
E. P. Thompson”, en Social History, vol. 34, 4, 2009. Las intervenciones de Phil Withington
y Keith Wrightson, por ejemplo, subrayaron que esa dicotomía era extraña al lenguaje de los
contemporáneos (volveremos sobre esta crítica a E. P. Thompson más adelante).
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28
E. GRENDI, “Introduzione”, en Società patrizia, cultura plebea: otto saggi di antropologia storica
sull’Inghilterra del Settecento, Einaudi, Torino, 1981, p. XXVIII.
29
E. P. THOMPSON, Les usages de la coutume. Traditions et résistances populaires en Angleterre, XVII
e-XIXe siècle, cit., pp. 59-60. citado por E. GRENDI, “E. P. Thompson et la «cultura plebea»”, cit.,
pp. 236-237.
30
E. P. THOMPSON, Les usages de la coutume. Traditions et résistances populaires en Angleterre, XVII
e-XIXe siècle, cit., p. 113.
31
E. GRENDI, “Introduzione”, cit., p. XXVIII. Ver E. P. THOMPSON, Whigs and Hunters: The Origin
of the Black Act, Allan Lane, Londres, 1975. Existe traducción al castellano: E. P. THOMPSON,
Los orígenes de la Ley Negra: un episodio de la historia ciminal inglesa, Siglo Veintiuno, Buenos
Aires, 2010.
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32
Y, sin embargo, ya en los años 1970 y 1980, la crítica de la utilización “realista” de la
categoría “popular” produjo reflexiones importantes: ver por ejemplo J. REVEL, “La culture
populaire. Sur les usages et les abus d’un outil historiographique”, en Y. FONQUERNE, E.
FERNÁNDEZ (eds.), Culturas populares: Diferencias, divergencias, conflictos, Universidad
Complutense, Madrid, 1986; R. CHARTIER, “Culture populaire”, en A. BURGUIÈRE (ed.),
Dictionnaire des sciences historiques, PUF, Paris, 1986; C. GRIGNON; J.-C. PASSERON, Le savant et le
populaire: misérabilisme et populisme en sociologie et en littérature, Le Seuil, Paris, 1989. Existen
traducciones en castellano del texto de Revel en Un momento historiográfico. Trece ensayos de
historia social, Manantial, Buenos Aires, 2005, y de C. GRIGNON; J.-C. PASSERON, Lo culto y lo
popular. Miserabilismo y populismo en sociología y en literatura, Nueva Visión, Buenos Aires,
1991.
33
J. C. SCOTT, The Moral Economy of the Peasant: Rebellion and Subsistence in South East Asia,
Yale University Press, New Haven, 1977, y más recientemente J. C. SCOTT, “Afterword to Moral
Economies, State Spaces, and Categorical Violence”, en American Anthropologist, vol. 107, 3,
2005. Sobre esta obra, y cómo fue influenciada no solo por E. P. Thompson, sino también por
Karl Polanyi y Alexander Chayanov ver M. EDELMAN, “Bringing the Moral Economy Back in... to
the Study of 21st-Century Transnational Peasant Movements”, en American Anthropologist, vol.
107, 3, 2005. Una confrontación entre E. P. Thompson y J. Scott fue ideada por M. GRANOVETTER,
“Economic Action and Social Structure: The Problem of Embeddedness”, en American Journal
of Sociology, vol. 91, 3, 1985. La economía moral ha conocido un éxito extraordinario en los
últimos treinta años; una búsqueda (realizada gracias a Google) sobre las ocurrencias de esta
expresión en los títulos de las publicaciones científicas arroja centenas de resultados. Esto
evidencia, además, que la fórmula fue retomada en investigaciones sobre terrenos asiáticos y
latinoamericanos, muchos de ellos citados en D. FASSIN, “Les économies morales revisitées”, en
Annales. Histoire, Sciences Sociales, vol. 64, 6, 2010, pp. 1239-1240. Sobre esta difusión ver D.
FASSIN (ED.), A Companion to Moral Anthropology, Wiley-Blackwell, Hoboken, 2012; D. FASSIN;
J.-S. EIDELIMAN (EDS.), Économies morales contemporaines, La Découverte, Paris, 2012; D. FASSIN;
S. LÉZÉ (EDS.), Moral Anthropology: A Critical Reader, Routledge, Londres, 2014.
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E. P. THOMPSON, Les usages de la coutume. Traditions et résistances populaires en Angleterre, XVII
e-XIXe siècle, cit., p. 418, citado también por D. FASSIN, “Les économies morales revisitées”,
cit., p. 1249. Según A. WOOD, “Subordination, Solidarity and the Limits of Popular Agency in a
Yorkshire Valley c.1596–1615”, en Past & Present, vol. 193, 1, 2006, los libros que adoptan de
manera más firme la formalización del tema de la agency siguiendo a J. Scott son: M. J. BRADDICK;
J. WALTER (EDS.), Negotiating Power in Early Modern Society: Order, Hierarchy and Subordination
in Britain and Ireland, Cambridge University Press, Cambridge, 2001; P. GRIFFITHS; A. FOX;
S. HINDLE (EDS.), The Experience of Authority in Early Modern England, Palgrave Macmillan,
Londres New York, 1996.
35
Ver nota 29.
36
D. FASSIN, “Les économies morales revisitées”, cit., p. 1249.
37
J. C. SCOTT, Weapons of the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistance, Yale University
Press, New Heaven, 1985, p. 184; el pasaje también fue evocado por D. FASSIN, “Les économies
morales revisitées”, cit., p. 1249. Existe traducción al castellano: J. C. SCOTT, Los Dominados y
el Arte de la Resistencia, Ediciones Era, México, 2000.
38
Ibid.
39
Ver las reflexiones sobre la justicia social y el mercado propuestas por W. J. BOOTH, “A Note
on the Idea of the Moral Economy”, en The American Political Science Review, vol. 87, 4, 1993;
W. J. BOOTH, “On the Idea of the Moral Economy”, The American Political Science Review, vol.
88, 3, 1994; S. CADIGAN, “The Moral Economy of the Commons: Ecology and Equity in the
Newfoundland Cod Fishery, 1815-1855”, en Labour / Le Travail, vol. 43, 1999; T. C. ARNOLD,
“Rethinking Moral Economy”, en The American Political Science Review, vol. 95, 1, 2001; P.
TRAWICK, “The Moral Economy of Water: Equity and Antiquity in the Andean Commons”,
88
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en American Anthropologist, vol. 103, 2, 2001. Algunos balances, muy útiles, sobre los usos
de la moral economy de E. P. Thompson de parte historiadores y de investigadores en ciencias
sociales se pueden encontrar en A. RANDALL; A. CHARLESWORTH (EDS.), Moral economy and popular
protest: crowds, conflict and authority, Palgrave, Basingstoke, Hampshire, 2000, así como, más
recientemente, en el artículo de R. BATZELL; S. BECKERT; A. GORDON; G. WINANT, “E. P. Thompson,
Politics and History: Writing Social History Fifty Years after The Making of the English Working
Class”, en Journal of Social History, vol. 48, 4, 2015. Sobre la utilización así como sobre la crítica
reciente que proviene de los subaltern studies, ver V. BAHL, What Went Wrong with «history from
Below»: Reinstating Human Agency as Human Creativity, K P Bagchi, Kolkata, 2005. Estimo que
la utilización “desviada” de la fórmula de L. DASTON, “The Moral Economy of Science”, en Osiris,
vol. 10, 1995, contribuyó a hacer de la moral economy un código de valores “corporativo”: el
“sistema equilibrado de fuerzas emocionales, con puntos de equilibrio y de presión” (p. 4) es
efectivamente bastante más impreciso que la moral economy de E. P. Thompson, pero deviene
un reservorio de la cultura de ciertos grupos sociales específicos.
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40
H. J. KAYE; K. MCCLELLAN (EDS.), E. P. Thompson: Critical Perspectives, Temple University
Press, Filadelfia, 1990, en particular W. H. SEWELL, “How classes are made: critical reflections
on E.P. Thompson’s theory of working class formation”, en H. J. KAYE, K. MCCLELLAN (eds.), E. P.
Thompson: critical perspectives, Temple University Press, Filadelfia, 1990; R. JOHNSON, “Edward
Thompson, Eugene Genovese and Socialist-Humanist History”, History Workshop Journal, 6,
1978; S. CERUTTI, “Processus et expérience. Individus, groupes et identités à Turin, au XVIIe
siècle”, en J. REVEL (ed.), Jeux d’échelles. La micro-analyse à l’expérience, Gallimard, Paris, 1995.
Existe traducción al castellano en: J. REVEL (ED.), Juegos de escala. Experiencias de microanálisis,
UNSAM, Buenos Aires, 2015.
41
La literatura sobre el linguistic turn es desmesurada: para un paneo ver V. E. BONNELL; L. HUNT
(EDS.), Beyond the cultural turn: new directions in the study of society and culture, University of
California Press, Berkeley, 1999. Sobre la noción de experiencia ver el artículo clásico de J. W.
SCOTT, “The evidence of experience”, en Critical Inquiry, vol. 17, 4, 1991 (existe traducción
al castellano: J. W. SCOTT, “Experiencia”, en La ventana, 13, 2001), así como la crítica de S.
CERUTTI, “Le linguistic turn en Angleterre. Notes sur un débat et ses censures”, en Enquête, 5,
1997.
42
F. DE VIVO, Patrizi, informatori, barbieri. Politica e comunicazione a Venezia, Feltrinelli, Milano,
2012. Este libro es producto de una profunda reelaboración de F. DE VIVO, Information and
communication in Venice: rethinking early modern politics, Oxford University Press, Oxford, 2007.
En los ámbitos anglosajones, esta aproximación abrió también la posibilidad de sobrepasar la
oposición entre historiografía whig y corrientes revisionistas que atravesó las últimas décadas:
P. LAKE; S. PINCUS (EDS.), The Politics of the Public Sphere in Early Modern England, Manchester
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and Social Exchange in Early Modern Central Europe, Ashgate Publishing, Farnham, 2009. P.
Clark escribe: “Matizando el carácter subversivo que la historiografía prestó a los albergues,
las tabernas, y sobre todo a los cabarets en tanto que lugares de desorden, este artículo quería
mostrar su centralidad en el marco de prácticas sociales y materiales de vigilancia en el interior
de la comunidad provincial” (p. 80). Ver también P. CLARCK, “The Alehouse and the Alternative
Society”, en D. PENNINGTON, K. THOMAS (eds.), Puritans and Revolutionaries: Essays in Seventeenth-
Century History Presented to Christopher Hill, Clarendon Press, Oxford, 1978; B. KÜMIN, Drinking
Matters: Public Houses and Social Exchange in Early Modern Central Europe, Palgrave Macmillan,
Basingstoke England, New York, 2007; K. WRIGHTSON, “Alehouses, Order and Reformation in
rural England, 1590-1660”, en E. YEO, S. YEO (eds.), Popular Culture and Class Conflict 1590-
1914: Exploration in the History of Labour and Leisure, Harvester Press, Brighton, 1981.
46
J. R. BROWN, “Drinking Houses and the Politics of Surveillance in Pre-Industrial Southampton”,
cit., p. 80.
47
C. H. DAYTON, “Rethinking Agency, Recovering Voices”, en The American Historical Review,
vol. 109, 3, 2004, p. 839. Una de las primeras utilizaciones del término agency por E. P.
Thompson se puede consultar en E. P. Thompson, “Agency and Choice”, en New Reasoner:
A Quaterly Journal of Socialist Humanism, 5, 1958. Una aguda reflexión sobre la agency de
E. P. Thompson se encuentra en P. ANDERSON, Arguments within English Marxism, Verso/NLB,
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Experiencia y fuentes
Volvamos atrás y preguntémonos sobre la pertinencia de esa operación de
crítica de la “cultura popular”. Formulada en los términos evocados, corre-
mos el riesgo de equivocar el objetivo. El problema no es poner en discusión
cada ingrediente de la “cultura popular”, como se ha hecho, debilitando el
carácter alternativo de lo “below”, sino cuestionar, y de manera radical, la
legitimidad de la identificación entre ese “abajo” y las clases populares así
como la superposición tan frecuente entre las culturas de la protesta y las
clases populares. Es, precisamente, esta asociación lo que no sobrevive –para
decirlo con E. P. Thompson- a la inmersión “en la acidez de los datos”49. Se
trata, de hecho, de volver a reflexionar sobre las relaciones entre experiencia,
acción y cultura, sobre esa cadena instituida por E. P. Thompson que muchos
investigadores pensaban que debía ser desarmada y repensada, como hemos
Londres, 1980. Para una crítica de este concepto “saturado […] con categorías del liberalismo
decimonónico” ver W. JOHNSON, “On Agency”, en Journal of Social History, vol. 37, 1, 2003,
p. 114, todo el número de la revista fue consagrado a la discusión de ese concepto. Sobre la
agency en una perspectiva posmoderna ver D. G. SHAW (ed.), “Agency after postmodernism”,
en History and Theory, vol. 40, 4, 2001. Ver, además, A. WOOD, “Subordination, Solidarity and
the Limits of Popular Agency in a Yorkshire Valley c.1596–1615”, cit. Un bello análisis de la
relación que se puede establecer entre agency y análisis emic y etic en antropología se encuentra
en W. KEANE, “Agency, and the Objects of Anthropology: Reflections on a Genealogy”, en Society
for Comparative Studies in Society and History, vol. 45, 2, 2003. Para un balance reciente de la
agency thompsoniana a la luz de los análisis espaciales ver D. FEATHERSTONE; P. GRIFFIN, “Spatial
Relations, Histories from Below and the Makings of Agency: Reflections on the Making of the
English working Class at 50”, en Progress in Human Geography, vol. 40, 3, 2016.
48
M. LUSSAULT, De la lutte des classes à la lutte des places, Grasset & Fasquelle, Paris, 2009.
49
E. P. THOMPSON, Misère de la théorie. Contre Althusser et le marxisme anti-humaniste, Versus,
Paris, 2015, p. 101. Existe traducción al castellano: E. P. THOMPSON, Miseria de la teoría, Crítica,
Barcelona, 1981.
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R. AGO, “Popolo e papi. La crisi del sistema annonario”, en Subalterni in tempo di
modernizzazione. Nove studi sulla società romana nell’Ottocento, Franco Angeli, Milán, 1985. Ver
la presentación y la discusión de los resultados de esas investigaciones en S. CERUTTI, “Processus
et expérience. Individus, groupes et identités à Turin, au XVIIe siècle”, cit.
94
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51
J. BOHSTEDT, “The Moral Economy and the Discipline of Historical Context”, en Journal of
Social History, vol. 26, 2, 1992, puso en evidencia que la moral economy no era una “impugnación
al capitalismo” si no una “corrección” del intercambio, invitando así a “repensar la economía
moral como un conjunto de tácticas pragmáticas más que como un conjunto de creencias
anticapitalistas”, p. 274. Siguiendo a William Reddy, muestra hasta qué punto, más que ser
expresiones de los intereses consolidados de ciertos grupos sociales, “las revueltas creaban una
comunidad, le daban consistencia (enacted), realizaban una comunidad en potencia”, p. 276.
Reflexiones tempranas sobre el tema se encuentran en A. W. COATS, “Contrary Moralities: Plebs,
Paternalists and Political Economists”, en Past and Present, vol. 54, 1, 1972, y en la respuesta
de E. FOX GENOVESE, “The Many Faces of Moral Economy: A contribution to a Debate”, en Past
and Present, vol. 58, 1, 1973; J. STEVENSON, “The «Moral Economy» in the English Crowd: Myth
and Reality”, en A. FLETCHER, J. STEVENSON (eds.), Order and Disorder in Early Modern England,
Cambridge University Press, Cambridge, 1985.
95
Simona Cerutti
El uso crea múltiples estatus […] sin convocar los sujetos y sus voluntades;
se limita a registrar un equilibrio de fuerzas, natural o bien consolidado por el
tiempo, revistiéndolo de juridicidad. Los estatus personales no son un número
limitado de condiciones personales definidas a priori, sino las incontables situa-
ciones socio-económicas en las que se encuentran las personas54.
Acción / agency
La acción de la que estamos hablando es bien diferente de la agency
thompsoniana: mientras esta última es la expresión de las capacidades de un
grupo definido, dotado de consciencia y voluntad, para interpretar el mundo
52
A. TORRE, Il consumo di devozioni. Religione e comunità nelle campagne dell’ancien régime,
Marsilio, Venezia, 1995; O. RAGGIO, “Costruzione delle fonti e prova. Testimoniali, possesso e
giurisdizione”, en Quaderni storici, vol. 31, 91, 1996; S. CERUTTI, Giustizia sommaria. Pratiche
e ideali di giustizia in una società di Ancien Régime: Torino 18 secolo, Feltrinelli Editore, Milan,
2003; “À qui appartiennent les biens qui n’appartiennent à personne?”, en Annales. Histoire,
Sciences Sociales, vol. 62, 2, 2007.
53
A. OGIEN, “Décrire ou expliquer. Notes sur une mauvaise querelle de méthode”, en Décrire,
un impératif? Description, explication, interprétation en sciences sociales, EHESS, Paris, 1985; S.
CERUTTI, “Histoire pragmatique, ou de la rencontre entre histoire sociale et histoire culturelle”,
en Tracés. Revue de Sciences humaines, 15, 2008. Una reflexión reciente desde la filosofía sobre el
carácter performativo de las prácticas es la de R. FREGA, “Les pratiques normatives. Repenser la
normativité entre philosophie et sciences sociales”, en SociologieS, 2015, en https://sociologies.
revues.org/4969.
54
La cita, perfectamente adaptable a un contexto de la época moderna, es de un historiador
medievalista: E. CONTE, “Cose, persone, obbligazioni, consuetudini. Piccole osservazioni su
grandi temi”, en O. FARON, É. HUBERT (eds.), Le sol et l’immeuble: les formes dissociées de propriété
immobilière dans les villes de France et d’Italie (XIIè-XIXè siècle), École Française de Rome,
Roma, 1995, p. 38; E. CONTE, “Dai servi ai sudditi. La realitas dei contratti di status nel diritto
comune”, en F. THEISEN, W. ECKART Voss (eds.), Summe, Glosse, Kommentar. Juristisches und
Rhetorisches in Kanonistik und Legistik, Universitätsverlag Rasch, Osnabrück, 2000.
96
Who is below?
55
R. ROSALDO, “Celebrating Thompson’s Heroes: Social Analysis in History and Anthropology”,
en E. P. Thompson: critical perspectives, Temple University Press, Filadelfia, 1990. Existe
traducción al castellano en: R. ROSALDO, Renato Rosaldo: ensayos en antropología crítica, Casa
Juan Pablos, México, 2006.
56
E. GRENDI, “E. P. Thompson et la «cultura plebea»”, cit., p. 244.
57
E. P. THOMPSON, “The Crime of Anonymity”, en Albion’s Fatal Tree: Crime and Society in
Eighteenth-Century England, Pantheon Books, New York, 1975. Existe traducción al castellano
en: E. P. THOMPSON, Tradición, revuelta y conciencia de clase. Estudios sobre la crisis de la sociedad
preindustrial, Crítica, Barcelona, 1989.
58
E. GRENDI, Lettere orbe. Anonimato e poteri nel Seicento genovese, Gelka, Palermo, 1989.
59
E. P. THOMPSON, “The Crime of Anonymity”, cit., p. 257.
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60
E. GRENDI, Lettere orbe, cit., p. 8.
98
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61
Durante toda la Edad Media y una parte larga de la época moderna, la palabra pauper remitió
a una noción de ausencia, de insuficiencia, de falta, de “minoridad”, de acuerdo a la palabra
latina paulus (“poco de”), mientras que la idea de deprivación económica se asocia mejor a los
términos indigens, inops y egenus: G. TODESCHINI, Au pays des sans-nom: gens de mauvaise vie,
personnes suspectes ou ordinaires du Moyen Age à l’époque moderne, Verdier, Paris, 2015.
62
Los pobres son la gloria de los obispos, según san Jerónimo, quien ofrecía así una formulación
a ese proceso particular de “creación” así como de apropiación de la categoría de parte de los
obispos durante los primeros años de la cristiandad. La tutela de los pobres devino un asunto
político capital en la competencia que oponía a las élites urbanas en el curso del siglo IV y es
seguramente en este proceso que se insertó la invención del carácter popular de la cristiandad.
Ver P. BROWN, Pouvoir et persuasion dans l’Antiquité tardive. Vers un empire chrétien, Seuil, Paris,
1998; P. BROWN, Poverty and Leadership in the Later Roman Empire, University Press of New
England, Hanover, 2002. Ver, también, P. ALADJIDI, Le roi, père des pauvres: France, XIIIe-XVe
siècle, Presses Universitaires de Rennes, Rennes, 2008.
63
P. ALADJIDI, Le roi, père des pauvres, cit.
64
S. CERUTTI, Étrangers. Étude d’une condition d’incertitude dans une société d’Ancien régime,
Bayard, Paris, 2012. Para un análisis del lenguaje de la pobreza utilizado en las súplicas y en las
fuentes judiciales ver las investigaciones (siempre atentas a las precauciones que venimos de
evocar) de A. SHEPARD, “Poverty, labour and the language of social description in early modern
England”, en Past and Present, vol. 201, 1, 2008; A. SHEPARD, Accounting for Oneself: Worth,
Status and the Social Order in Early Modern England, Oxford University Press, Oxford, 2015.
Ver también A. WOOD, “«Poore men woll speke one daye»: plebeian languages of deference
and defiance in England, c. 1520-1640”, en T. HARRIS (ed.), Politics of the Excluded, c.1500-
99
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1850, Palgrave, Basingstoke, 2001. Para la época medieval ver S. MCDONOUGH, “Impoverished
mothers and poor widows: negotiating images of poverty in Marseille’s courts”, en Journal
of Medieval History, vol. 34, 1, 2008; G. VERMEESCH, “Access to Justice: Legal Aid to the Poor
at Civil Law Courts in the Eighteenth-Century Low Countries”, en Law and History Review,
vol. 32, 3, 2014. Una crítica de una lectura economicista en S. CERUTTI, “Travail, mobilité
et légitimité. Suppliques au roi dans une société d’Ancien Régime (Turin, XVIII siècle)”, en
Annales. Histoire, Sciences Sociales, 3, 2010; M. VALLERANI, “La pauvreté et la citoyenneté dans
les suppliques du XIVe siècle”, en L’Atelier du Centre de recherches historiques, 13, 2015, editado
por Simona Cerutti y Massimo Vallerani.
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capital del estado saboyano a lo largo del siglo XVII, encontré efectivamen-
te una pluralidad de procedimientos65. Cada uno de ellos estaba regido por
una “gramática” del derecho específica, por diferentes ideas de lo que es una
prueba o de lo que es un juicio justo. En particular, los rasgos de la justicia
sumaria que estaban en vigor en esos tribunales la convertían en un ejemplo
especialmente significativo de justicia popular. La presencia de abogados y
de su “razonamiento” estaba prohibida, en tanto que el debate consistía en
la confrontación entre las partes. Estas presentaban el caso a través de deta-
lladas descripciones de sus propias acciones –las condiciones de las ventas,
las deudas, los préstamos, etc.- cuya legitimidad no estaba establecida en
función de la conformidad a una norma, sino de su inscripción en un con-
texto de consenso general. Se trataba de prácticas que eran desarrolladas “sin
contradicción”. El procedimiento sumario legitimaba estos procedimientos
sociales en tanto que fuentes del derecho.
Prácticas sociales vs normas jurídicas: eso podría ser suficiente para hacer
de la justicia sumaria una justicia “popular”, más aún cuando fue reempla-
zada, en los años 1730, por procedimientos más formalizados. Sin embargo,
al mirar con más detenimiento, es decir, una vez analizada la gramática de
este procedimiento, individualizados los partidarios y los antagonistas, una
imagen bien diferente se impuso. Este procedimiento correspondía a una
concepción particular de la justicia cuyos principios se reivindicaban del
derecho natural más que del derecho positivo. Eran cualquier cosa salvo in-
formales, anclados en tradiciones jurídicas antiguas y legítimas. Se trataba de
una forma de justicia supralocal, que permitía a los comerciantes y a otras
figuras sociales itinerantes (aunque también a figuras socialmente débiles co-
mo las viudas y los menores) tener acceso a un juicio justo, fundado en la
legitimidad reconocida de las acciones más que en la adhesión a las leyes.
Esta justicia estaba entonces concebida por sujetos que, en razón de una
debilidad jurídica o bien de la movilidad en el territorio, compartían una
“incompetencia” ante las normas locales. La justicia sumaria da cuenta de un
pluralismo jurídico específico de esa sociedad y su derrota es el resultado de
una muy áspera competencia entre diferentes actores sociales que no pueden
ser reducidos a una oposición entre el pueblo y las élites. El derecho natural
no era un lenguaje del pueblo, sino la expresión de todos aquellos que, per-
teneciendo o no al pueblo, se oponían a la idea de una justicia monopolizada
por los profesionales del derecho, de todos aquellos que reivindicaban la dig-
nidad de las prácticas para ser fuentes de derecho.
La derrota del procedimiento sumario fue la derrota de un ideal de equi-
dad más “laico” pero ciertamente no popular. El calificativo de popular que
65
S. CERUTTI, Giustizia sommaria, cit.
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Simona Cerutti
le fue atribuido a esa justicia tenía que ver con su fracaso pero no lo expli-
caba. Este punto merece mayor insistencia en tanto que la asimilación entre
exclusión y “pueblo” constituye de manera frecuente un atajo abusivo. La
derrota o la exclusión de la cultura popular del campo de la visibilidad son
asiduamente presentadas como procesos obvios, resultados necesarios de la
afirmación del poder, mientras que nada puede darse por hecho en la compe-
tencia por la legitimidad.
La history from below es fruto de ese trabajo de salvataje de lo que habría
podido pasar; un trabajo de readquisición de otros sistemas de significacio-
nes que, habiendo perdido su batalla por la legitimidad, fueron “olvidados”.
Es entonces un trabajo sobre la memoria y sobre el poder, sobre todo lo que
hemos olvidado o que nos han hecho olvidar. Es sobre este aspecto que reposa
su dimensión profundamente política, más bien, creo yo, que sobre la atri-
bución de ciertas culturas a grupos específicos. La history from below es un
trabajo de reconstitución de configuraciones sociales a menudo compuestas
(al interior de las que las clases populares pueden haber estado asociadas a
otros grupos sociales), que han concebido, utilizado, modificado estos siste-
mas de sentidos66.
El hecho de liberar a la history from below del estudio de la cultura popular
tiene por efecto expandir su campo de acción. Sin poder profundizarlo, me
gustaría proponer un ejemplo –de hecho, apenas una sugerencia- que con-
cierne a un terreno aparentemente distante de la historia social y que me es
poco familiar: la historia de un concepto, el adiaphoron. Las adiaphora son las
“cosas indiferentes” que, según la filosofía de los estoicos, se sitúan por fuera
de la ley moral o, para decirlo mejor, acciones que la ley moral no prescribe
ni prohíbe. Retomado por Pablo en la Primera Carta a los Corintios (8-10),
el concepto devino un instrumento de reflexión sobre la posibilidad para los
cristianos de practicar ritos paganos; la cuestión es entonces saber cuáles son
y en dónde se sitúan las cosas indiferentes, las cosas a propósito de las que no
es necesario pedir permiso a la autoridad67.
66
D. HITCHCOCK, “Why history from below matters more than ever”, en The many-headed
monster, también habla de “salvataje”, pero en una acepción diferente, ligada a la percepción
de la alteridad: “Para mí, la historia desde abajo es todavía un proyecto de salvataje, no sólo
de ‘condescendencia’, desde la superioridad de nuestra mirada moderna en relación a la de
nuestros ancestros, sino también de la manera en la que elegimos tratar a las personas que no
comprendemos. La historia desde abajo consiste en rescatar historias que la memoria colectiva
así como la historia nacional han marginalizado”.
67
Sobre este punto, ver el controvertido libro de J. JAQUETTE, Discerning What Counts: The
Function of the Adiaphora Topos in Paul’s Letters, Scholars Press, Atlanta, 1995, que contiene
una rica bibliografía. También J. JAQUETTE, “Life and Death, Adiaphora and Paul’s Rhetorical
Strategies”, en Novum Testamentum, vol. 38, 1, 1996.
102
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68
Para una buena introducción al tema ver W. R. J. STEVENSON, Sovereign Grace: The Place and
Significance of Christian Freedom in John Calvin’s Political Thought, Oxford University Press,
New York, 1999. Ver, también, T. W. STREET, “John Calvin on adiaphora: an exposition and
appraisal of his theory and practice”, Union Theological Seminary, New York, 1995. Sobre las
posiciones de Philippe Melanchton y Thomas Starkey ver W. G. ZEEVELD, Foundations of Tudor
policy, Harvard University Press, Cambridge, 1948; y la reseña crítica de T. F. MAYER, “Starkey
and Melanchthon on Adiaphora: A Critique of W. Gordon Zeeveld”, en The Sixteenth Century
Journal, vol. 11, 1, 1980.
69
W. BRADSHAW, Treatise of the Nature and Use of Things Indifferent: Tending to Prove, That the
Ceremonies in Present Controversie amongst the Minister of the Gospell in the Realme of England,
are Neither in Nature nor Use Indifferent, W. Jones’ Secret Press, Londres, 1605; R. L. GREAVES,
“Concepts of Political Obedience in Late Tudor England: Conflicting Perspectives”, Journal of
British Studies, vol. 22, 1, 1982; B. J. VERKAMP, The indifferent mean: Adiaphorism in the English
Reformation to 1554, Ohio University Press, Athens, 1977.
70
Los argumentos fueron presentados en J. LOCKE, Tratado del Gobierno civil, Minerva española,
Madrid, 1821; Carta sobre la tolerancia, Tecnos, 2008 (originales en inglés de 1689 y 1690,
respectivamente), en respuesta a los propósitos de E. BAGSHAW, The Great Question Concerning
Things Indifferent in Religious Worship, Londres, 1660. Sobre este debate, ver I. CREPPELL, “Locke
on Toleration: The Transformation of Constraint”, en Political Theory, vol. 24, 2, 1996; y.
sobre. todo J. ROSE, “John Locke, «Matters Indifferent», and the Restoration of the Church of
England”, en The Historical Journal, vol. 48, 3, 2005, con una nutrida bibliografía.
71
Se encuentra un buen ejemplo en J.-A. FERRIÈRE, Traité des tutelles, divisé en quatre parties...,
A. Birosse, Toulouse, 1766.
72
F. GRIMAUDET, Des causes qui excusent de dol, livre unique, Marnef/Vve Cavellat, Paris, 1585. El
original es de 1569. Agradezco a Françoise Briegel por haber llamado mi atención en relación a
este tratado, en el marco de nuestro trabajo común sobre la responsabilidad en justicia durante
la época moderna.
103
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73
Dice F. Grimaudet : «ceux lesquels par cognoissance et instinct naturel l’homme juge estre
malefices, et qu’il ne les faut commettre, comme meurtre, parricides, empoisonnemen, et autres
semblables actes, lesquels sans aucune prohibition il ne faut commetre, et convient les fuir».
Ibid., pp. 33-34.
74
Otra vez F. Grimaudet : «comme s’il commandoit mettre le feu en la ville, trahir le pays,
ou faire aucun vilain cas. Mais toutesfois le refus d’obéir, doit estre avec response modeste, et
reverence à eux deüe». Ibid., p. 33.
75
Grimaudet aún: «et ne sont crimes fors par la prohibition de la loy: comme s’ascrire dans des
biens d’un testateur en son testament, de soy est acte indifferent, et est delict seulement pour
la prohibition de la loy». Ibid.
76
Se trata de una posición compartida, por ejemplo, con Robert Barnes, según quien “las leyes
humanas no comprometen la consciencia”, citado en B. J. VERKAMP, The indifferent mean, cit.,
p. 42.
77
A. GOWLAND, “The Problem of Early Modern Melancholy”, Past and Present, vol. 191, 1, 2006
subraya el vínculo existente entre difusión del protestantismo y difusión de la melancolía, sin
inscribir el fenómeno en el debate contemporáneos sobre los límites de la obediencia y sobre
las formas de resistencia a la autoridad.
104