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28 de abril de 2024

¿Debo esforzarme por congregarme? (Heb. 10:19-25).


Uzziel Jiménez Peláez.

Introducción y contexto.

El libro de Hebreos, en general, nos habla de la superioridad de Cristo y


de la superioridad de su obra redentora. Por su parte, los primeros 18
versículos de este capítulo 10 enfatizan el sacrificio perfecto de Jesucristo: Su
sacrificio quita el pecado. El sacrificio de Cristo no necesita repetirse. El
sacrificio de Cristo nos permite acercarnos a Dios; en este último que nos
enfocaremos hoy.

Otra cosa, la obra expiatoria de Cristo ha sido consumada ¿Y ahora qué?


Esta tarde intentaremos responder a esta pregunta.

Contenido.
1. Acerquémonos (v. 22).
2. Mantengámonos firme (v. 23).
3. Considerémonos unos a otros (v. 24).

Desarrollo.
Podemos y debemos ejecutar estas acciones, sin perder de vista que
esto solo es posible por el sacrificio perfecto de Jesús (“por la sangre de
Jesucristo”, v. 19). Cuando su carne fue clavada en la cruz, y su vida sacrificada,
el velo del templo se rasgó, permitiendo de manera simbólica la entrada al
lugar santísimo, donde también, de manera especial, estaba la presencia de
Dios.1

1. Acerquémonos (v. 22).

El capítulo 16 de Levítico describe cómo era el día de la expiación y de


cómo debía prepararse el sacerdote para entrar al lugar santísimo ¿Cómo debe
acercarse el creyente en el Nuevo Pacto?

1
Wiersbe, W. W. (2003). Confiados en Cristo: Estudio Expositivo de la Epístola a los
Hebreos (p. 118). Sebring, FL: Editorial Bautista Independiente.
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a. Con corazón sincero.

Debemos examinarnos y asegurar que nos acercamos al Lugar


Santísimo con las actitudes correctas. En el antiguo pacto, el sacerdote debía
ocuparse de la condición exterior, la sinceridad no era uno de los requisitos
que se le pedían.

Lo más importante en cuanto a nuestro corazón es que sea sincero,


íntegro, entero [“todo nuestro corazón”], no dividido. IMPORTANTE. El
cristiano verdadero, no puede pertenecer a dos mundos a la vez. El afecto de
su corazón no puede estar puesto a la vez en los lugares celestiales y en el
mundo.

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno


ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 1 Jn. 2:15.

El cristiano no puede tener dos hogares, ni dos patrias, ni dos señores.

Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y


amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis
servir a Dios y a las riquezas. Mt. 6:24.

El cristiano no debe entrar en la presencia de Dios con la intención de


pasar sólo un rato allí y, luego, volver a la «vida normal». No puede
acercarse a Dios con la intención de alejarse de Él cuanto antes.2

b. En plena certidumbre de fe.


Nos acercamos y tenemos la entrada por la obra perfecta de Cristo,
por ello debemos acercarnos confiadamente, con plena certidumbre de fe.
Pudiera ser que el enemigo intentara hacernos dudar, hacernos sentir
culpables e indignos, pero ¡Cristo nos ha hecho dignos de entrar!

c. Purificados los corazones y lavados los cuerpos.

“Purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con


agua”. Para el creyente, esto ya lo ha hecho Jesucristo mediante su sangre.

2
Burt, D. F. (1997). Cosas Celestiales, Hebreos 9:23–10:39 (Vol. 134, p. 136). Terrassa
(Barcelona): Editorial CLIE.
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No hay nada más que agregar a la obra redentora de Jesús. Mediante la sangre
de Jesucristo nos ha hecho perfectos para siempre:

Porque con una sola ofrenda [Cristo] hizo perfectos para siempre a
los santificados. 10:14.

¿Y a qué se refiere con los cuerpos lavados con agua pura? Existen
varias propuestas, pero la que evidentemente no es, es el bautismo; el
bautismo no te hace acepto delante de Dios.

Cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor


para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que
nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el
lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu
Santo. Tito 3:4–5.

Según este texto del apóstol Pablo, el lavamiento que nos salva –es
decir, el que nos capacita para entrar en una nueva relación con Dios– es el de
la regeneración. Cuando depositamos nuestra fe en Jesucristo, recibimos su
Santo Espíritu, este es el lavamiento que nos limpia espiritualmente.

IMPORTANTE. Entonces, Cristo ha conseguido algo maravilloso


[tenemos acceso a la presencia de Dios] ¿Estamos aprovechándolo? Jesús ha
logrado reconciliarnos con Dios (2 Co. 5:18-21) Por tanto, no queremos venir
ante Él con indiferencia, ni ninguna pretensión; sino con una adoración
sincera, pura y personal.

Vivir de otra manera [si no nos acercamos] es hacernos


daño a nosotros mismos, es no vivir a la altura de nuestro
llamamiento, es despreciar la gloria y la grandeza de nuestra
herencia en el Señor Jesucristo y, en última instancia, podría
ser despreciar la misma salvación.3

2. Mantengámonos firme (v. 23).

El problema de los destinatarios de esta carta era que estaban en


peligro de dejarse llevar por circunstancias adversas y presiones sociales.
Habían quedado seriamente afectados por la apostasía de algunos de sus
3
Burt, p. 140.
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compañeros. Empezaban a dudar de la fe y a pensar que a lo mejor estaban


equivocados al seguir a Jesús.4 Por lo que estaban tentados a abandonar su
profesión en Jesucristo y a volver a la adoración bajo el Antiguo Pacto.

La necesidad de estar firmes es una de las notas predominantes de esta


epístola. La «fluctuación» siempre ha sido uno de los peligros más serios de
la vida cristiana; yodos estamos expuestos a este peligro. 5

Por ello, el autor de esta carta los exhorta a mantener firme “la
profesión (confesión) de nuestra esperanza”. IMPORTANTE. Si Jesucristo y su
obra hacen innecesario el sistema sacrificial anterior, ¡qué necedad sería volver
a éstos y dejar a Jesucristo!6

Cuando el creyente tiene su esperanza puesta en Cristo, y confía en la


fidelidad de Dios, entonces no titubeará ni fluctuará. En vez de mirar hacia
atrás (como los judíos solían hacer), debemos ver hacia adelante a la venida del
Señor.7 No dudemos de nuestra fe, no dudemos del plan perfecto de Dios.

3. Considerémonos unos a otros (v. 24).

Se hace evidente que algunos de los creyentes se estaban ausentando


del compañerismo de la comunión entre hermanos. Resulta interesante que el
autor de esta carga no defiende la asistencia por lo que has de recibir (y sí
que recibimos), pero más bien lo pone en términos de lo que se ha de
contribuir. Mi asistencia anima a otros y los estimula al amor y a las buenas
obras. Lo contrario, será una visión bastante egoísta (Me gusta, me viene
bien, etc).

Algunos dones espirituales no pueden hacerse servir sin estar


reunidos. No es suficiente asistir a una iglesia; debemos estar involucrados en
algún tipo de ministerio que ayude a otros (“estimularnos y exhortarnos”),
usando los dones espirituales que Dios nos ha dado (Ef. 4:11-13). Para usar sus
dones y ser animado y exhortado por otros creyentes debemos asistir a la
iglesia.

4
Ibid, p. 144.
5
Ibid, pp. 143-144.
6
Ibid, p. 143.
7
Wiersbe, p. 119.
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Finalmente, el escritor de esa carta agrega el elemento de la pronta


venida de Jesucristo. IMPORTANTE. Cuanto más cercana creemos su venida,
mayor es nuestra responsabilidad unos por otros. La apostasía de esta
época debiera ponernos en guardia especialmente contra el descuido, tanto
en nosotros mismos como en nuestros hermanos. 8

Conclusiones.
I. Le importa a Dios, debe importarme a mí.
Las Escrituras son claras en cuanto a que Jesús murió por la iglesia (Hch.
20:28; Ef. 5:25) y que la iglesia es Su cuerpo (Rom. 12:5; 1 Co. 10:17; 12:12-27; Ef.
1:23; 4:12; 5:30; Col. 1:18, 24; Heb. 13:3). La participación en una iglesia es
esencial para la salud espiritual de los cristianos. 9 A Jesús le importa la iglesia
¿A ti?

No es obligatoria la asistencia semanal de los creyentes a la iglesia,


pero alguien que ha confiado en Cristo debería tener el deseo de adorar a
Dios, ser instruido en Su Palabra, y tener compañerismo con otros
creyentes.

El congregarse es parte de la confesión pública del cristiano.

A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también


le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y a cualquiera
que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de
mi Padre que está en los cielos. Mt. 10:32-33.

II. Es peligroso no congregarse.


Dios no dice que faltar a una reunión de la iglesia es pecado. Lo que sí
dice es que debemos tener la costumbre congregarnos. El no congregarse se
hace hábito muy fácil. Si no haces el propósito y meta de asistir, muy pronto
estás faltando más y más. Si normalmente no estás en la iglesia, estás
pecando. IMPORTANTE. Las razones para no asistir suelen ser una
emergencia, una enfermedad, etc. Pero las emergencias no son cada

8
Earle, R. (2010). Introducción. En Comentario Bíblico Beacon: Hebreos hasta Apocalipsis
(Tomo 10) (pp. 130–131). Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones.
9
https://www.gotquestions.org/Espanol/adoracion-grupo.html
6|

semana.10 IMPORTANTE. Hay gente que está enferma para venir a la iglesia,
pero no para ir al mercado o para ir a trabajar.

Hemos de entender que estamos en una guerra espiritual. Satanás


que no quiere que nos capacitemos en las cosas que nos protegen y nos
ayudan en nuestras vidas espirituales. ILUSTRACIÓN. Imagina que tu país está
en guerra, y tú, siendo soldado, tienes cursos para aprender cómo defenderte
contra el enemigo, como cuidar y usar tu arma, como dar primeros auxilios a los
heridos, y clases de estrategia para ganar la batalla. Pero para que no vayas a
tus clases de preparación, el enemigo te consigue unas entradas a un evento
muy atractivo a la misma hora para que no vayas. ¿No será obvio lo que hace
el enemigo? Pero nosotros semana tras semana no llegamos a los servicios
por una cosa u otra, y nunca pensamos que es Satanás atrás de todo esto.11

El que suele ausentarse, en la primera etapa de su desvinculación de la


iglesia, casi siempre dirá: Aunque no asisto a la iglesia, mantengo mi fe en
Dios; no necesito ir a la iglesia para seguir siendo fiel; tengo firmes
convicciones. Pero algún tiempo después, no dirá lo mismo. Frecuentemente,
no querrá saber nada de Dios ni del evangelio. La autosuficiencia inicial se
convierte poco a poco en incredulidad.12

III. Sí, se requiere esfuerzo.


Vamos a responder la pregunta del título. No conozco a un cristiano
que no diga o sostenga que Dios es lo más importante. Pero ¿qué dicen los
hechos? A muchos padres nos preocupa que Dios no sea lo más importante
para nuestros hijos ¿De dónde viene esto? Muchas veces viene de lo que
observan en casa. Nos observan y miran que para nosotros Dios es opcional,
leo si me da tiempo, oro, si me da tiempo, voy a la iglesia si nada más surge,
etc.

¿Qué nos ven hacer nuestros hijos en el día del Señor? Muchas veces
ven que el Señor no es lo primero. Primero la sobremesa, la visita, el
cansancio, el desvelo, etc. Todo lo anterior aplica testimonialmente también en
familiares, amigos y vecinos.

10
https://sermons.logos.com/sermons/105645-tema:-la-obligacion-de-congregarnos
11
https://sermons.logos.com/sermons/105645-tema:-la-obligacion-de-congregarnos
12
Burt, p. 153.
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IMPORTANTE. Cuando tenemos un vuelo o una cita importante


¿Hacemos un esfuerzo por estar? ¿Por qué no podemos hacer siquiera ese
mismo esfuerzo para congregarnos?

Si normalmente no puedes asistir a la iglesia ¿quién crees


que pone esos impedimentos?

Todo esto no queda allí, en ti y en tus hijos, sino que trasciende a otros.
“Un poco de levadura leuda toda la masa” dice Gálatas 5:9. Tristemente otros
seguirán tu ejemplo. ILUSTRACIÓN. Imagina que llegas a un lugar nuevo, y a
un nuevo trabajo también; allí todos son esforzados, puntuales y
responsables ¿Qué tenderás a hacer? [O renuncias o te haces como ellos] Pero
si observas que algunos o por lo menos uno es impuntual, desordenado,
irresponsable ¿Cuál es una de las posibilidades? Que haga lo mismo… pues
eso.

Algunos nuevos creyentes llegan con las pilas puestas, hasta que miran
los malos ejemplos y comienzan a hacer lo mismo.

El Señor nos manda a que nos acerquemos, que nos mantengamos


firmes y que nos consideremos los unos a los otros. Si, es necesario hacer un
esfuerzo por congregarnos. Tengamos esto presente durante nuestra
Asamblea.

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