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INTRODUCCIÓN
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Administración parroquial
El Catecismo describe la misión de Cristo del siguiente modo: El Verbo se encarnó para:
1. Salvarnos reconciliándonos con Dios. (CEC 457).
2. Darnos a conocer el amor de Dios. (CEC 458).
3. Hacernos partícipes de la naturaleza divina (CEC 460).
4. Ser nuestro modelo de santidad (CEC 459).
La Parroquia es la Iglesia en el aquí y el ahora, y existe para continuar la misión de Cristo.
La Parroquia es el medio para alcanzar la divinización del hombre, que es el fin.
El presbítero es un instrumento, un servidor en la realización de una obra maravillosa: la
obra de Dios en los hermanos.
La Iglesia existe para dar culto a Dios, y “llega la hora (ya estamos en ella) en que los
verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y en verdad” (Jn 4,23)… esto es
negándote a ti mismo (cf. Lc 9,23), odiando tu vida en este mundo (cf. Jn 12,25).
La Sacrosanctum Concilium dirá que todas las obras de la Iglesia tienden a la santificación
de los hombres y la glorificación de Dios como a su fin (cf. SC 10).
Jesucristo nos ha revelado toda la Verdad, y el Espíritu Santo nos va llevando a la verdad
completa (cf. Jn 16,13). En la medida en que acogemos al Espíritu Santo, nos vamos
convirtiendo, vamos siendo poseídos por la Verdad que nos hace libres (cf. Jn 8,32).
El hombre vive en la estupidez, alienándose en la televisión, el cine, las redes sociales, etc.
El Señor nos llama a desestupidizar al hombre de hoy, pero necesitamos, primero, ser
desestupidizados nosotros.
La Lumen Gentium hace una analogía entre la Iglesia y el verbo encarnado (cf. LG 8).
La Iglesia es una y tiene a la vez elementos visibles (externos) e invisibles (el Espíritu
Santo), Institución y carisma, que nunca se pueden contraponer.1
Sin justicia no hay misericordia. La justicia es una parte de la misericordia. “Misericordia
sin justicia es un sentimentalismo barato” (Papa Francisco). El pecado rompe el orden y
este necesita ser restablecido, y para Dios es importante que participemos en la expiación
de los pecados, pues somos importantes para él, que no es un Padre paternalista que hace
todo por nosotros.
La misión de la Iglesia se concretiza en:
- Palabra
- Liturgia: en particular los sacramentos que son canales privilegiados de la Gracia.
- La diaconía de la caridad
Así, lo que creemos lo celebramos, y lo transparentamos en nuestra vida, en especial en la
solicitud por los pobres y desdichados, no solo materialmente. De este modo, el amor hace
creíble nuestra palabra, y testifica que nuestra Liturgia no son ritos vacíos.
Es importante desterrar la idea de que la Liturgia debe ser entretenida y también el
enardecer sentimientos. La liturgia está llamada a dejarnos envolver por el Misterio. Si se
explotan los sentimientos, impedimos que la gracia entre en lo más profundo del hombre,
ya que los sentimientos están en la superficie. Si se vive la Liturgia a este nivel, cuando
1
Ver la penetrante comprensión del Cardenal Ratzinger en su discurso pronunciado en el Congreso Mundial
de Movimientos Eclesiales, patrocinado por el Pontificio Consejo para los Laicos, en Roma del 27 al 29 de
mayo de 1998, Publicado en Communio: International Catholic Review 25, n. 3, 1998, con el título The
Theological locus of Ecclesial Movements. Allí señala que la antítesis de los términos institución-carisma no
captura adecuadamente la realidad de la Iglesia.
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Administración parroquial
empieza lo duro de la vida las personas se marchan se quiebran. Así les impedimos ser
hombre y mujeres hechos y derechos capaces de participar en Misterio Pascual de Cristo
cada día.2
Otro aspecto importante es la predicación. Predicamos lo que hemos recibido: “Y la
palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado” (Jn 14,24). Hay
muchas personas que el único alimento que tienen es la Misa Dominical, por esto es
importante preparar muy bien la homilía, bebiendo de la Sagrada Escritura, de los Padres
de la Iglesia y del Magisterio, y aterrizarlo al hoy, es decir, inculturar el Evangelio. Esto
tiene especial importancia, ya que no es lo mismo predicar a una comunidad que inicia el
Camino Neocatecumenal, que a una que lleva doce años de camino. No es igual predicar a
Jahdai que a los Focolares. Es necesario, también, interiorizar el carisma, para hablar en el
lenguaje de cada comunidad concreta, para hacerse todo a todos (cf. 1 Co 9,19).
Es importante también, preparar a los catequistas, enseñarles a predicar, guiarlos y darles
responsabilidad paulatinamente.
2
A este respecto dice Ratzinger: “la liturgia no tiene por fin llenarnos, entre temor y temblor, del
sentimiento de lo santo, sino la de enfrentarnos con la espada tajante de la palabra de Dios; no tiene por fin
procurarnos un marco bello y festivo para el recogimiento callado y la meditación, sino introducirnos en el
«Nosotros» de hijos de Dios y, con ellos, en la kénosis de Dios…” (RATZINGER, J., El Nuevo Pueblo de Dios,
Herder, Barcelona 1972, 341.)
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Capítulo I
HISTORIA DE LA PARROQUIA
3
Cf. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Catequesis Bautismales VII, 17; cf. SAN AGUSTÍN, Tratados Sobre el Evangelio
de Juan 120, 2).
4
SAN IRENEO, Contra la Herejías, Libro 3, 17, 1. Liturgia de la Horas; Oficio de lectura del domingo de
Pentecostés, segunda lectura.
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Administración parroquial
Lo que es claro que Jesucristo dono el Espíritu Santo y en ese momento confía una misión:
«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación». (Mc 16,15).
Una vez recibido el Espíritu Santo, los apóstoles salen a predicar, a anunciar que la muerte
está vencida. Esto es una experiencia profunda, más allá de sentimentalismos e
intelectualismos, la experiencia de que Cristo crucificado ha pagado por nuestros pecados.
Entonces todo se ilumina, comprendemos el sentido de la vida, la razón de ser. Esto es lo
que expresa el signo de la luz en el Bautismo y la Vigilia Pascual.
Todo esto se manifiesta en el amor: “Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a
la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte.” (1 Jn
3,14).
Origen Divino de la Misión de la Iglesia
Los discípulos después de la Ascensión del Señor, permanecen por un tiempo en
Jerusalén, se reunían todos los días para orar, para oír la enseñanza de los apóstoles, para la
fracción del pan, y tenían todo en común (Hch 2,42-44).
La primera comunidad cristiana todavía estaba vinculada al Templo,
Hubo dos razones que motivaron la evangelización: Las Persecuciones y la movilidad
propia de los comerciantes sirvió para que se difundiera el Evangelio.
Luego los Apóstoles también empiezan a moverse: Tomás a la India, Juan y la Virgen
María a Éfeso…
Se empiezan a fundar pequeñas comunidades, la Iglesia de Jerusalén va dejando las
sinagogas. De este modo, nacen la Iglesias
particulares, fundadas por los apóstoles… “Los apóstoles no fueron obispos
de iglesias particulares, sino solo
Las Iglesias particulares son de Origen Divino eso, “apóstoles”, y como tales ellos
La única Iglesia Universal que existe en y desde las eran responsables del mundo
Iglesias particulares. entero y de la Iglesia entera que se
iba a ser construida: la Iglesia
No hay Iglesia Universal sin Iglesia particular
universal precede a las Iglesias
No hay Iglesia particular sin Iglesia Universal. locales, las cuales vienen a existir
La Congregación para la Doctrina de la fe indica que como su realización concreta.”
primero nació la Iglesia Universal que nace en Joseph Ratzinger
Pentecostés hablando todas las lenguas5. La Iglesia de
Jerusalén es como una madre que va engendrando las otras iglesias.6
Otros autores sostienen que primero existió una Iglesia particular, la de Jerusalén, y de esta
nacen otras Iglesias particulares que formarán la Iglesia Universal.
Monseñor Javier sostiene que Iglesia Universal y Particular nacen al mismo tiempo.
5
Congregación Para la Doctrina de la Fe, carta Communionis notio, n°9.
6
Dice Ratzinger: “El hecho de que la única Iglesia, la única novia de Cristo, la cual continúa la herencia del
pueblo de Israel, de Sión, la “Hija” y la “novia,” tiene precedencia sobre la concretización empírica del
pueblo de Dios en las iglesias locales es tan evidente en la Escritura, y en los Padres que es difícil para mí
entender la a menudo repetida contestación a esta afirmación. Es suficiente releer el Catolicismo de De
Lubac (1938) o su Méditation sur l’Eglise, 3d ed. (1954), o los maravillosos textos que H. Rahner ha reunido
en su libro Mater Ecclesiae.” (RATZINGER, J., Communio: International Catholic Review 25, n. 3, 1998,
conferencia The Theological locus of Ecclesial Movements.)
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Administración parroquial
El Colegio episcopal no puede existir sin el Papa, y el Papa no puede existir sin el Colegio
Episcopal.
La permanencia en el Colegio Episcopal depende de comunión con Pedro y de la
comunión con los otros miembros del Colegio.
La Iglesia de Roma nos preside en la caridad. El vínculo de la Iglesia particular con roma
es el Obispo. No se puede decir que estamos en comunión con el Papa si no estamos en
comunión con nuestro Obispo, No podemos decir que estamos en comunión con Cristo si
no estamos en comunión con el Papa.
El Papa es Vicario de Cristo en toda la tierra; el Obispo es Vicario de Cristo en su diócesis.
El primado de Pedro no es solo de honor sino también de Jurisdicción.
Papa
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Dirá Henri De Lubac: “Progresar en el campo del conocimiento analítico no entraña siempre un avance en
la inteligencia vital. ¿Cómo podríamos pretender, por ejemplo, que nuestra conciencia de lo que es la Iglesia
ha progresado mucho en comparación con los tiempos de un San Ireneo o de un San Pablo? Lo que se llama
desarrollo del dogma no es más que un progreso relativo, porque la fe recibida de los apóstoles ha sido
transmitida a la Iglesia «de una vez por todas», como lo recuerda la Constitución Dei Verbum (n. 8). Lo cual,
por otra parte, no quiere decir que el desarrollo del dogma, por muchas razones, deje de ser necesario” (DE
LUBAC, H., Diálogo sobre el Vaticano II, BAC, Madrid 1985, 50).
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Administración parroquial
Siglo I
Cuando los Apóstoles dejan las comunidades, establecen jefes por la imposición de sus
manos y por la oración consecratoria, por ejemplo, Timoteo en Éfeso y Tito en Creta.
En la época apostólica no existían aun las parroquias. Una diócesis era una comunidad, una
Iglesia particular y su pastor era el Apóstol o en su defecto, el obispo que este hubiera
delegado.
Siglo II
San Justino, en su apología, da testimonio de la celebración de la Eucaristía: “El día que se
llam día del solo tiene lugar la reunión en un mismo sitio de todos los que habitan en la
ciudad o en el campo…”8 Había una sola Eucaristía.
Poco a poco se empezó a permitir que presbíteros presidan a una determinada comunidad,
pero no eran párrocos, sino coadjutores, meros ayudantes del obispo, y celebraban como
presencia del obispo en esa comunidad local. San Ignacio de Antioquía afirma que los
presbíteros son la corona del Obispo9.
Con el aumento del número de discípulos sea hace cada vez más difícil la atención y guía
del Pueblo de Dios desde un solo centro. Plinio el joven hace constar que empiezan a
surgir comunidades en los campos y los templos paganos se empiezan a vaciar.
La gente en la ciudad también empieza a abandonar los templos paganos, pero aún no
existía templos cristianos, y la Iglesia se reunía en casas (Domus Ecclessiae), pero no había
lugar para todos, entonces se empiezan a reunir en más casas y se delegan más presbíteros.
San Justino atestigua que “cada uno va donde puede”.
Siglo III
En Roma había varias Domus Ecclessiae, en la actualidad se conoce que existieron por lo
menos veinticinco. En cada casa celebraba un presbítero. Inicialmente existía un solo altar,
en el cual el Obispo realizaba la Eucaristía. Los demás eran una especie de actualizaciones
de ese altar, dejando ver la importancia de la figura del Obispo.
8
SAN JUSTINO, Apología 1,65.
9
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los Magnesios, XIII,1.
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Signo del fragmentum viene de esta época: Se entregaba un trocito del pan consagrado por
el Obispo y durante la consagración lo introducían en el cáliz como signo de comunión con
el Obispo.
Los presbíteros no tenían una comunidad asignada de manera permanente, y vivían en
torno al Obispo de forma colegial.
San Hilario de Poitiers dice que “en cada ciudad debe haber un Obispo y el número
suficiente de presbíteros para atender a las comunidades y para enviarlos de dos en dos,
como Cristo a sus discípulos.
Siglo IV
Los presbíteros empiezan, delegados por su obispo, a quedarse a vivir en lugares lejanos –
esto es el primer germen de la parroquia: un presbítero que guía una comunidad en nombre
del obispo.
Siglo V
Según una carta enviada por Teodoreto de Ciro al Papa San león Magno, existían 800
comunidades, pero sin delimitación territorial. Estas comunidades crecían por el celo de los
presbíteros, pero a la vez surgen dificultades.
El Papa Sócimo dispone que los Obispos fijen territorios para sus presbíteros.
Miles de personas entran en la Iglesia, se empieza a deteriorar el clero por falta de
iniciación cristiana. Así mismo, el Obispo no se da abasto para visitar las comunidades ni
atender al clero.
Entonces los Obispos empiezan a ordenar otros obispos, denominados como obispos
rurales –antecedente de los obispos auxiliares– que se encargan de acompañar a los
presbíteros y las comunidades y la vez son nexo entre los presbíteros rurales y el Obispo.
Los obispos rurales no podían ordenar presbíteros y diáconos.
Los Obispos salían poco de su sede y gobernaban a través de sínodos diocesanos y
provinciales.
El Papa Pablo VI recuperó los sínodos en torno al Concilio Vaticano II. El Papa Francisco
hace mucho énfasis en la sinodalidad de la Iglesia. Santo Toribio de Mogrovejo realizó
muchos sínodos, llamados limenses, pero que no se celebraron únicamente en Lima sino en
muchos lugares diversos.)
El Obispo convocaba a los representantes de las distintas comunidades, legislaba y daba
pautas sobre como conducir a la Iglesia.
En estos sínodos se legisla sobre la potestad de los presbíteros: predicar, bautizar, celebrar
la Eucaristía e incluso practicar el sacramento de la penitencia de forma privada, ya que la
celebración de la penitencia pública, por la que los penitentes retornaban a la comunidad,
estaba reservada al Obispo (La práctica priva da la penitencia fue introducida en Europa en
el siglo VII por los misioneros irlandeses. Cf. CEC 1447). Los presbíteros no podían
confirmar.
Así mismo, no existían bienes parroquiales, sino diocesanos, que eran administrados por
los presbíteros, que entregaban una parte al Obispo, quien se encargaba de que no faltara
nada a la parroquia para su funcionamiento.
Este siglo estuvo marcado por la invasión de los bárbaros a Europa, y por la destrucción
que dejan a su paso. Destruyen parroquias y templos.
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Siglo VI
Rey Clodoveo es bautizado (496), las tribus germánicas se convierten al cristianismo, y se
comienzan a construir otra vez los templos, no solo los obispos, sino también los nobles y
señores feudales, que construían sus propios templos que eran parte de su propiedad
privada, bajo la pretensión de que los ingresos de esos templos eran suyos. Para esto
contrataban un presbítero, que recibía un pago de una parte de los ingresos. Aparece así la
noción de parroquia como “beneficio personal” que arraigó fuertemente en la edad media
y en algunos lugares perdura hasta hoy.
Bajo el concepto de parroquia como “beneficio personal”, no se distinguía entre ingresos
de la parroquia e ingresos del párroco, todo era suyo y no rendía cuentas a nadie.
Los obispos y el clero se comienzan a deteriorar. La Jerarquía se corrompe al perder la
esencia de lo que es ser Obispo y Presbítero.
Los señores feudales tenían dos tipos de gente: siervos y esclavos.
Presentaban, así, uno de sus siervos al obispo, para que lo ordenase presbítero, y este
pasaba a ser un empleado suyo. Esto se hacía por dádiva.
El problema era que el nuevo presbítero no dependía del Obispo sino del señor feudal de
quien era asalariado. Si este despedía a presbítero, este pasaba a ser presbítero vago. Los
presbíteros así ordenados no tenían formación filosófica ni teológica.
Aparece así lo que se denominó como el bajo clero, caracterizado por su ignorancia
(muchos no sabían leer ni escribir), y su dependencia servil del señor feudal. En este
sentido era un clero empobrecido: no predicaban, solo celebraban sacramentos,
bendiciones de campos y establos, limpiaba el templo, fungían de sacristanes, etc. No
había cura de almas organizada, ni catequesis de preparación a los sacramentos.
En esta coyuntura, los Obispos empiezan a crear Escuelas Catedralicias para formar a su
clero. Por ejemplo, la fundada por Cesareo de Arlés (470-543), de la cual salía un clero
excelente: estudiaban, rezaba y vivían en comunidad.
La organización feudal estaba muy arraigada y no se podía hacer nada. Para contrarrestar
esta situación, los obispos edifican sus propios templos para que la gente recurra a ellos, a
la vez, a los presbíteros de los señores feudales les retira la facultad de bautizar, de seste
modo, los bautizos se hacían en los templos que dependían de los obispos. Entonces, surge
otra dificultad: los presbíteros que dependían del obispo no se daban abasto para bautizar.
Por esta razón, los obispos autorizan la celebración de bautizos y exequias en los templos
de los señores feudales. Se genera cierta rivalidad entre el clero dependiente del Obispo y
el clero de los señores feudales.
Siglo VIII
El Papa san Zacarías emite una Bula/carta en la que recuerda que solo el Obispo tiene
derecho a nombrar presbíteros y elegirlos para cualquier templo. Pero esta medida no
surtió efecto, aumentado el “bajo clero”.
El concilio germánico dispone que todos los presbíteros deben rendir cuentas al Obispo
una vez al año, recoger los oleos sagrados y recibir al obispo en visita pastoral, personal o
por medio de un delegado.
Siglo IX
El Papa Eugenio II reconoce oficialmente a la Iglesias privadas y les da el mismo estatus
que aquellas fundadas por el Obispo.
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para las reconstrucciones, lo que motivó la venta de las indulgencias, olvidando que el
primer requisito para obtenerlas es precisamente detestar el pecado. En esa época se
permitía aplicar una indulgencia por una tercera persona que aún estuviera viva.
Después de esto ha habido cierto desprecio a las indulgencias, que perdura hasta hoy,
debido a la mala fama que adquirieron.
El Papa era consciente de esto, pero no tenía las maneras para cambiar la situación.
El gran error de Lutero fue no fiarse del Papa y ponerse por encima de él, que en el fondo
es no fiarse de Dios, puesto que el Papa nos vincula a Cristo y a la Iglesia de todos los
tiempos.
El Papa no era impasible a las inquietudes de Lutero, e intentó entablar diálogo con él, pero
Lutero no aceptó, se rebeló y origino el cisma de Occidente, originando gran daño a la
Iglesia y a la humanidad, rasgó la túnica inconsútil de Cristo.
Grandes errores de hoy tienen su raíz en el cisma luterano: ideología de género,
matrimonio gay. Lutero jamás pensó en todas las consecuencias de su proceder. Lo que
queda claro es que, si te apartas un milímetro de la verdad, terminarás muy lejos de ella, es
solo cuestión de tiempo.
Tiembla si te apartas de la comunión con tu Obispo y
con el Papa. Comunión afectiva y efectiva. El Papá tiene
una visión más amplia que los obispos, y los obispos,
más amplia que los presbíteros, ven mucho más. Es
necesario fiarnos del Papa y del Obispo.
La única Iglesia fundada por Jesucristo subsiste en la Iglesia Católica (LG 8).
Dios siempre saca del mal un bien mayor. Del cisma se valió para suscitar el gran bien que
fue el Concilio de Trento (1545-1563), para lo cual suscitó a su vez grandes teólogos.
A través de este Concilio Dios estaba preparando la evangelización de Asia y América, que
daría grandes santos a la Iglesia: Santo Toribio, Santa Rosa, San Martín, San Juan Masías.
Dios hacer surgir una oleada de santos que sostienen a la Iglesia en tiempo de crisis.
Trento llevó a cabo la renovación del Clero, la recuperación de la figura del Obispo como
Pastor:
1. No es un Señor Feudal.
2. Debe estar en medio de su grey (Obligación de residencia).
3. Debe anunciar el Evangelio.
4. Debe cuidar que los fieles sean atendidos a través de los presbíteros (atención
pastoral de los fieles).
5. Obligación de la visita pastoral, sea personalmente, sea a través de un delegado.
6. En cuanto a los presbíteros, se crean lo seminarios para su formación.
En cuanto al Párroco:
1. Es responsable directo de la cura de almas.
2. Tiene la obligación de predicar.
3. Tiene la obligación de residencia en la parroquia.
4. Debe cuidar la acción catequética orientada a niños y jóvenes.
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En cuanto a la Parroquia:
1. Ya no es un centro de trabajo sino un lugar de misión.
2. Se termina con los beneficios personales.
3. Debe tener un territorio que no sea ni demasiado grande, ni muy pequeño.
El Concilio también reguló las relaciones JuanPablo II: “Recomiendo que se difundan y
entre el Obispo diocesano y las órdenes que sean usados (los movimientos) para dar
religiosas. Dispuso la participación de las energía fresca, especialmente entre los
órdenes religiosas en la cura pastoral, en jóvenes, a la vida Cristiana y a la
comunión con el Obispo y bajo su guía.
evangelización, dentro de una visión plural
Exhorta a las órdenes religiosas a
de los caminos en los cuales los cristianos
someterse a los obispos en lo que refiere a
pueden asociarse y expresarse”
la cura pastoral; y exhorta a los obispos a
(Redemptoris missio, 72 )
acoger los carismas de las órdenes
religiosas. Benedicto XVI exhorta a los movimientos a
Frutos del Concilio de Trento: insertarse con humildad en la vida
diocesana; y a los pastores a acogerlos con
Como en toda época de renovación, Dios
caridad.
suscita grandes santos: Carlos Borromeo;
Toribio de Mogrovejo, que fundó el primer
seminario del nuevo mundo.
Este proceso de renovación de la Iglesia inició en torno a Trento y con este Dios fue
preparando a la Iglesia para el descubrimiento de América.
Las órdenes religiosas organizaron misiones populares, Aparece san Ignacio, sus Ejercicios
Espirituales y la Compañía de Jesús; aparecen también “Pías Uniones”, que eran
asociaciones de fieles que se dedicaban a diversas obras sociales. Es un tiempo de
efervescencia en la Iglesia.
En España, Dios suscita al rey Fernando y la Reina Isabel quienes, junto con el Cardenal
Cisneros, reformaron el clero de Castilla.
Cuando se descubre América, Cisneros va de convento en convento predicando y pidiendo
voluntarios misioneros, obteniendo gran respuesta. Muchos se ofrecían a ir y también a
morir.
Muchos misioneros morían, debido al choque bacteriano. Según Bartolomé De las Casas,
los mil que partieron con él murieron en el lapso de un año (un poco exagerado).
La relación entre Obispos y órdenes religiosas no siempre fue buena y, aunque se ha
mejorado mucho, aún no es muy buena en algunos lugares, ya que las órdenes religiosas no
llegan a insertarse plenamente en la vida diocesana. En su época, denunciaron a Santo
Toribio ante la Santa Sede.
Trento marcó la vida de la Iglesia hasta el Concilio Vaticano II. En esos cinco siglos, se
fue tomando en cuenta la importancia de la parroquia y se ha ido plasmando mejor el
ministerio episcopal como un servicio pastoral más que administrativo. Antes los obispos
eran prácticamente inaccesibles, los vicarios se encargaban de asuntos administrativos, la
vida de las diócesis y las parroquias eran fundamentalmente administrativas, y se veía poco
al Obispo.
Ahora, el Obispo guía y está en medio de su rebaño, son pastores con olor a oveja (Papa
Francisco). Aunque hay algunos obispos que aún no han cambiado, son pocas excepciones.
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Las órdenes religiosas van recuperando el fervor, los párrocos van cambiando su visión, y
se recupera la imagen de pastor.
Así empieza a prepararse el Concilio Vaticano II.
Surgen también realidades supraparroquiales y extraparroquiales, por ejemplo, los
Cursillos de Cristiandad, con su propio centro, con un presbítero delegado por el Obispo
como asesor eclesiástico.
Así llegamos al Concilio Vaticano II que, en palabra de Congar, dio un giro copernicano
en la autocomprensión de la Iglesia. Esta autocomprensión ha ido madurando a lo largo de
los siglos, y el Concilio Vaticano II no rechaza nada de lo antiguo, sino que recoge los
tesoros de todos los tiempos.
LG 8 nos ofrece un resumen de toda la tradición: La Iglesia es la comunidad de discípulos
en el amor (Evangelio de Juan); es el Cuerpo de Cristo (San Pablo); es Sacerdocio Real
(San Pedro).
Siglo XIX
El Concilio Vaticano I se desarrolló en tiempos de dificultad en las relaciones Iglesia-
Estado. El cesaro-papismo, las dos espadas.
Se concebía a la Iglesia como la sociedad perfecta, y su estructura era piramidal. Esto
respondía a un contexto histórico, y buscaba destacar el papel de la Jerarquía frente al
emperador y luego frente a Lutero. La concepción como tal no es errónea, sino que
enfatiza algunos aspectos por sus matices.
El Concilio Vaticano II describe a la Iglesia como Comunión para la misión. No es que la
pirámide se haya invertido, como pretende la visión comunista:
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JUAN XXIII, Discurso en la Solemne apertura del Concilio Vaticano II, jueves 11 de octubre de 1962.
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La distinción entre “progresistas” y “conservadores” quizá no sea la más adecuada. Dice De Lubac: “Si
estas dos palabras no significan más que dos tipos de temperamentos humanos, igualmente honorables los
dos y cuya cooperación puede ser preciosa, como la unión de la audacia y la prudencia, son entonces
etiquetas políticas, que pueden falsear incluso el alcance de una política. En el caso del Concilio, en el que
cuenta sobre todo la búsqueda de una unanimidad moral, bajo la invocación del Espíritu de Dios, están
fuera de lugar.” (DE LUBAC, H., Diálogo sobre el Vaticano II, BAC, Madrid 1985, 31).
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2. Ultra progresistas: estos hacen más bulla, sus teólogos comienzan a hablar del
“espíritu del Concilio” y, amparándose en ese “espíritu” desconocen la letra del
Concilio.
A este respecto, Benedicto XVI en un discurso a la curia en la Navidad del 2005, explicó
que la renovación de la Iglesia debe hacerse siempre en la continuidad, porque la Iglesia no
puede negarse a sí misma, ya que esto origina una ruptura:
“La hermenéutica de la discontinuidad corre el riesgo de acabar en una ruptura
entre Iglesia preconciliar e Iglesia posconciliar. Afirma que los textos del Concilio
como tales no serían aún la verdadera expresión del espíritu del Concilio. Serían el
resultado de componendas, en las cuales, para lograr la unanimidad, se tuvo que
retroceder aún, reconfirmando muchas cosas antiguas ya inútiles. Pero en estas
componendas no se reflejaría el verdadero espíritu del Concilio, sino en los
impulsos hacia lo nuevo que subyacen en los textos: sólo esos impulsos
representarían el verdadero espíritu del Concilio, y partiendo de ellos y de acuerdo
con ellos sería necesario seguir adelante. Precisamente porque los textos sólo
reflejarían de modo imperfecto el verdadero espíritu del Concilio y su novedad,
sería necesario tener la valentía de ir más allá de los textos, dejando espacio a la
novedad en la que se expresaría la intención más profunda, aunque aún
indeterminada, del Concilio. En una palabra: sería preciso seguir no los textos del
Concilio, sino su espíritu.”12
El “espíritu” no puede sustituir a la letra del Concilio.
Pablo VI aprobó los documentos conciliares. El Concilio no puede publicar documentos
por sí mismo.
El progreso y la renovación, no pueden ir nunca separados de la tradición.13
Los progresistas se ponen en contra de Pablo VI tras la publicación de la Humanae Vitae.
Los obispos contestan públicamente al Papa en los medios de comunicación. Esto fue un
gran sufrimiento que acompañaría a Pablo VI los últimos años de su vida: el ver la
comunión episcopal resquebrajada… “Heriré al Pastor y se dispersarán las ovejas” (Mt
26,31).
La crisis tenía 3 aspectos:
1° Interpretación errónea de las Escrituras.
2° Pérdida de la visión jerárquica de la Iglesia. Estos van de la mano con la crisis
de la humanidad
3° Crisis de la Teología moral.
No se puede predicar lo que se le ocurra a uno, por más bello que parezca; es necesario:
1° preparar las homilías, siempre, rezando, dialogando con el Señor.
2° Tener en cuenta con quien se va a celebrar (Asamblea), conocer la situación de la
comunidad.
12
BENEDICTO XVI, Discurso a los Cardenales, Arzobispos, Obispos y Prelados Superiores de la Curia Romana,
Jueves 22 de diciembre de 2005
13
Sobre el tema de la renovación, ver la conferencia de Joseph Ratzinger “¿Qué significa la renovación de la
Iglesia?”, pronunciada el 10 de junio de 1965, en Munster, ante la Sociedad de Estudiantes Católicos,
publicada en El Nuevo Pueblo de Dios, Herder, Barcelona 1972, 297-312)
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La homilía no es una clase, no es un evento académico, donde tienes que demostrar tus
afirmaciones citando un montón de autoridades, porque la gente se marea. La homilía
dominical debe empezar a prepararse el lunes o, a más tardar, el martes.
Ustedes van a ser pastores, no solo líderes, ser pastor es otra cosa.
La labor es llevar a la gente al cielo. Uno no puede hacerlo. Cristo sí puede, entonces es
necesario llevar a Cristo a la gente y la gente a Cristo, pero para llegar hace falta caminar,
avanzar. En este sentido, el kerigma es importante, pero no puedes estar repitiendo siempre
lo mismo, porque no haces avanzar a la gente.
Dios tiene un plan, no hace lo que se le ocurre. Nosotros también necesitamos un plan, que
responda a la realidad y necesidad del ser humano.
Con la homilía se va llevando a la asamblea de la mano. Ser pastor es una cosa bellísima
cuando uno se dedica…
Para esto es fundamental la intimidad con el Señor. La única manera de ser feliz en este
mundo es siendo uno con Jesucristo, seas casado o seas presbítero.
La vida se encuentra dándola, donándola. En el mundo se vive cada uno acaparando su vida,
guardándosela. Esto es endemoniado –ser el centro del queque, la última coca cola del
desierto.
Jesús le habla a la samaritana de una fuente que salta hasta la vida eterna (cf. Jn 4,14), que es
el Espíritu Santo que te va regenerando.
El Papa Francisco dice: “El servicio por amor es fuente de alegría. El servicio por obligación es
esclavitud.”
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Excursus
¿Desde cuándo se empieza a usar la palabra Parroquia?
Proviene del griego paraeikía = junto a las casas
También paroikos= el extranjero, el que está de paso, lejos de su casa.
Ambos términos hacen referencia a personas que están lejos de su tierra, pero en medio de
las casas de la gente. San Pedro dice: “Queridos, os exhorto a que, como extranjeros y
forasteros, os abstengáis de las apetencias carnales que combaten contra el alma” (1 Pe
2,11).
La carta a Diogneto dice: “Toda tierra extraña es su patria; y toda patria les resulta
extraña.”15 Somos como itinerantes, peregrinos en este mundo, nuestra ciudadanía está en
el cielo. Estamos en este mundo de paso, para anunciar el Evangelio, sembrando la semilla
del Reino a través del ministerio presbiteral. También san Pablo dice: “Pero nosotros
somos ciudadanos del cielo” (Flp 3,20 y “Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino
conciudadanos de los santos y familiares de Dios” (Ef 2,19).
Clemente de Roma (s. I), en su carta a los Corintios, escribe: “La Iglesia de Dios que
peregrina en Roma a la Iglesia de Dios que peregrina en Corinto”16.
Los cristianos de Lyon, en una carta a los de Asia y Frigia (s. II), dicen: “Los siervos de
Dios que peregrinan en Lyon, en la Galia…”
En los inicios el término parroquia no se refería a la institución, sino a las personas, a la
comunidad, que convivían con los demás, pero no como los demás. Dice la carta a
Diogneto: “En efecto, los cristianos no se distinguen de los demás hombres ni por la nación
ni por la lengua ni por el vestido. En ningún sitio habitan ciudades propias, ni se sirven de
un idioma diferente ni adoptan un género peculiar de vida […]Habitan ciudades griegas y
bárbaras según le correspondió a cada uno; y, aunque siguen los hábitos de cada región en
el vestido, la comida y demás género de vida, manifiestan - y así es reconocido- la
admirable y singular condición de su ciudadanía. Comparten la mesa pero no la cama. 8.
Están en la carne pero no viven según la carne. Pasan la vida en la tierra pero tienen su
ciudadanía en el cielo. Obedecen las leyes establecidas pero superan las leyes con su
particular manera de vivir. Aman a todos pero son perseguidos por todos.”17
Esto se perdió con la masificación, el surgimiento de la cristiandad, la unión Iglesia –
Imperio. Se pierde la iniciación cristiana hasta nuestros días, originando el divorcio entre
fe y vida.
¿Qué había en el fondo de la manera de vivir de los primeros cristianos?
El Misterio Pascual de Cristo. En la medida en que comprendemos que Cristo nos pasa de
la muerte a la vida, nos traslada del reino de las tinieblas al reino del Hijo de su amor, en
quien tenemos la redención de los pecados (cf. Col 1,13). Muchas veces no nos damos
cuenta del amor preferencial que nos ha tenido Dios, que nos ha preservado de tantos
pecados, nos ha sacado de ahí… ¿Por qué no estoy en el mundo?
15
Carta a Diogneto V, 5.
16
SAN CLEMENTE DE ROMA, Carta a los corintios, introducción.
17
Carta a Diogneto V, 1-2.4.6-11.
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Capítulo II
LA PARROQUIA EN EL MAGISTERIO
I. En el Concilio Vaticano II
Lumen Gentium 28
Cristo ha hecho partícipes de su consagración y de su misión a los Apóstoles y sus
sucesores (Obispos), quienes a su vez encomiendan algunas de sus funciones los
presbíteros y diáconos (LG 8).
Los presbíteros no tienen la plenitud del sacerdocio, dependen del Obispo, a quien están
unidos en el honor del sacerdocio. Su misión consiste en:
1° Anunciar a todos la Palabra de Dios.
2° Celebrar el culto divino, especialmente la Eucaristía.
3° Ejerciendo en la medida de su autoridad la función de Cristo Pastor y Cabeza, reúnen y
guían a la comunidad.
El presbítero es un hombre de comunión. Esto es muy importante. Debe evitar cualquier
preferencia en la comunidad, en la parroquia, en el movimiento, etc. El presbítero es un
padre, y no hay nada que haga más daño que ver que un padre prefiere a uno de sus hijos.
Es necesario crear comunión.
Forman un único presbiterio con su Obispo, quien es el presidente. Los presbíteros hacen
presente a su Obispo, son sus colaboradores diligentes. La unión del presbítero con Cristo
pasa por la unión con su Obispo.
El presbítero no es un funcionario, es un sacramento, pero lo es por su participación en el
sacerdocio de Cristo, que no es directa, sino mediada por su obispo. Si el obispo se desgaja
de la vid de su Obispo, jurídicamente sigue siendo presbítero, además por el carácter que
imprime el sacramento, pero en lo profundo de su ser ese carácter se opaca, la savia ya no
fluye, ya no hay la mediación salvífica que requiere el vínculo con el Obispo.
El presbiterio no es un sindicato ni un “grupo de amigos”. Los presbíteros santifican y
rigen bajo la autoridad del Obispo. Por sí solo, el presbítero no es nadie. Hace visible en
cada lugar a la Iglesia universa y procura colaborar en el trabajo pastoral de toda la
diócesis y toda la Iglesia.
Además, los presbíteros reconocen en el Obispo un Padre a quien deben obediencia y
respeto. Un gran error de los presbíteros es no recurrir al Obispo.
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En la Trinidad, siendo 3 son uno (Perikoresis). Cada persona está en la otra y son
indivisibles. Algo similar se da en el cristiano, de quien Jesús dice: “vendremos a él y
haremos morada en él” (cf. Jn 14,23).
Tenemos un problema de nacimiento. El Papa Francisco dice que, en el fondo, nosotros, la
cultura occidental somos hijos del iluminismo racionalista, y fundamentalmente vivimos
en la razón, pasamos todo por la razón… esto marca profundamente nuestra relación con
Dios, nos basamos en dogmas, doctrinas, etc. Necesitamos aprender de la Iglesia de
Oriente. Los padres orientales usaban más las figuras, los símbolos.
Ratzinger decía que muchas veces se reduce el cristianismo a un conglomerado de leyes
que nadie puede cumplir.
Al encontrarnos con Cristo, nos encontramos con Dios, nos unimos a él, como dicen los
Evangelios de los últimos domingos: “Yo soy la vid y ustedes los sarmientos” (Jn 15,5),
una unidad. Esto se realiza también en la Iglesia que es una, indivisible. No es una
federación de iglesias como los luteranos, porque en cada Iglesia particular está la Iglesia
Universal. Esto se comprende solo en lo profundo del ser, en la contemplación.
Nosotros estamos marcados por dos tipos de oración: la oración vocal y la meditación.
Necesitamos también la contemplación, por la cual el Señor nos introduce en su misterio.
Esto requiere tiempo. De aquí viene la teología de rodillas.
Por otro lado, América Latina está marcada por el sentimentalismo. El sentimiento no es
malo, pero es necesario el equilibrio.
De que nos sirve tener tantas cosas en la cabeza, si no conocemos directamente, no
conocemos con el conocimiento de que se habla en la Biblia, un conocimiento de
experiencia, de intimidad (ejemplo: la respuesta de la Virgen María al Ángel: “no conozco
varón” (Lc 1,34).
El encuentro personal con Jesucristo te abre a nuevos horizontes, la libertad del amor, ya
no se vive para no pecar o para obedecer de manera legalista, se vive en el amor.
En la trinidad se da la perikoresis; en el cristiano la inhabitación trinitaria; en la Iglesia,
donde está la Iglesia particular está la Iglesia Universal.
En el Obispo, por poseer el sacramento del orden en grado pleno, está la presencia
misteriosa de la Iglesia (Ubi episcopus ibi eclessiae); también en el presbítero, que
participa de la sucesión apostólica por la imposición de manos de su obispo, en
consecuencia, el vínculo presbítero-obispo es sacramental y por ser sacramental es también
ontológico. El presbítero hace presente al obispo, pero no de modo funcional sino de modo
sacramental, el Obispo y el presbítero son uno, y no hay presbítero sin obispo. Si pierde la
unión con su obispo, pierde la comunión con su presbiterio. El presbítero es presencia del
obispo en la comunidad.
Hay que tener mucho cuidado con la dictadura del laicado. Los presbíteros son pastores,
figura de Cristo cabeza, el responsable puede ser un laico, pero la cabeza es uno. Donde
hay un presbítero, la liturgia ya no la preside un laico, por más santo que sea. El presbítero
hace presente al obispo y, por lo tanto, a la Iglesia universal en cada lugar donde se
encuentren, y procura colaborar con la misión de toda la Iglesia particular y Universal.
Los presbíteros reconocen la paternidad del obispo (no solo para pedirle plata, ni para
obedecerle como el sargento obedece al general, y por su parte, el obispo ve en los
presbíteros a hijos y amigos, como Jesús les dijo a los discípulos: “Ya no los llamo siervos,
los llamo amigos” (Jn 15,15). Amigo sí, pero no su “pata”.
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Entre presbíteros: estén unidos entre sí como hermanos. La comunión brota del
sacramento, en virtud de la común ordenación y de la común misión. Si no se da no es
culpa de Dios, la gracia sacramental está actuando, el problema eres tú que te has
encerrado en ti mismo. Si ves un hermano caído y no se te mueve el corazón, algo está
fallando. Si juzgas al párroco hieres la comunión de la Iglesia y te hieres a ti mismo y te
pierdes la gracia de vivir la comunión eclesial, que es más que la comunión con cuatro
personas que piensan igual que tú.
Es importante la vida común. La casa parroquial no es una pensión, es necesario comer
juntos, el almuerzo, la cena, que no son reuniones de trabajo. Si se rompe la comunión
aparece un vacío interno porque estamos hechos para amar y ser amados. Si rompes la
comunión, buscarás llenarte del afecto de la viuda tal, del grupito cual, luego buscarás
pornografía, etc. El hombre no puede vivir con vacíos, y si no encuentra nada para llenarlo
o algo con que alienarse, se suicida.
La comunión se empieza a vivir desde el seminario. Hay algunos seminarios donde cada
uno hace lo que quiere.
San José renunció a todo, a la paternidad física, y dedicado totalmente a María y Jesús,
encontró el sentido de su vida. Esto es el presbiterado, dedicarse a Jesús y María, a la
Iglesia y Cristo.
Los presbíteros con los demás bautizados, deben mostrar solicitud de padres, ser modelos
de la grey (1 Pe 5,3):
- Vigila: cuida el rebaño.
- Lo sirve: como Cristo a los pues de los apóstoles.
- No de mala gana.
- No por afán de ganancia.
El presbítero es uno con la comunidad, uno de ellos, pero no uno más del grupo. No es
más, sino distinto. Es igual a todos en dignidad. Iguales, pero no idénticos. Los laicos
participan de la misión de una manera, el presbítero de otra. El presbítero, como pastor,
hace presente a Cristo cabeza, lava los pies de todos, dando la vida como rescate por
muchos.
¿Cómo se logra esto?
Amor y mucha intimidad con el Señor.
Cuando un presbítero no ejerce bien su ministerio, sigue siendo uno más de la comunidad.
Solo un presbítero que tiene las cosas claras ayuda mucho a la comunidad. No es un papá,
pero tampoco un tirano. Sus palabras tienen un peso enorme. Debe mantener el vínculo
entre la comunidad, la parroquia y la diócesis.
Dar la vida también es corregir. Esto hace falta mucho, porque muchas veces tenemos
miedo de corregir, y da pena… si no se hace se está traicionando el ministerio.
La comunión no significa hacerse el imbécil, sino vivir en la verdad. Al principio quizá los
hermanos zapatearan, pero luego te lo agradecerán.
San Agustín dice: “Yo soy pastor para ustedes, pero soy oveja con ustedes bajo aquel
pastor”.
Lumen Gentium 28;
Relación Presbíteros – fieles.
Presbiterorum Ordines
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El problema es que muchos cristianos nos hemos quedado en el Sinaí, donde se estableció
una alianza transitoria en la que Dios nos enseña el deber ser, la moral, nos dice para qué
hemos sido creados, nos muestra el camino de la vida, pero está escrita sobre tablas de
piedra.
Nosotros estamos llamados a llevar a la gente a la Nueva Alianza, que es gratuita… esto es
mi Cuerpo que se entrega por ustedes… el Espíritu Santo es un don gratuito. Pidan y
recibirán, dice Jesús, “cuánto más el Padre dará el Espíritu Santo a quien se lo pida” (cf. Lc
11,9-13). La vida cristiana consiste en que Dios, a partir del bautismo, va tomando
posesión de nosotros poco a poco a través de la vida de la Iglesia: Palabra, Sacramentos y
Comunidad.
La primera consecuencia del Espíritu Santo en nuestra vida es que experimentamos el
amor de Dios en lo profundo de nuestro ser, toca nuestra sustancia, y de ahí dentro, sin que
tú te lo propongas, brota el amor. El Espíritu Santo testifica en tu corazón el amor de Dios.
El mismo Espíritu que te ama te hace amar. El primer beneficiado eres tú, porque has sido
creado para amar, si amas eres feliz. Muchas veces
Dios no nos da porque pedimos mal. Muchas veces gastamos el tiempo luchando, o
buscando la raíz de nuestros pecados… el quid del asunto, el secreto es “buscar a Dios
mientras se deja encontrar” (Is 55,6). La vida cristiana implica esfuerzo, violencia, pero
¿qué violencia? Violencia para la oración, para buscar al Señor, rezar las Completas
aunque estés cansado, arrodillarse ante el sagrario aunque todo vaya bien, escrutar la
Palabra antes que alienarte haciendo cosas.
Es importante celebrar la eucaristía con devoción. Si te descuidas, caerás en la rutina.
“Celebra esta misa como si fuera tu primera Misa, tu última Misa, tu única Misa”.
No se trata de repetir fórmulas… de ahí brota el amor, el verdadero celo evangelizador,
aunque sea buscando el éxito humano al principio.
Papa Francisco: “muchas veces vale más un pequeño paso de alguien que está esclavo que
una gran zancada de uno que tiene madurez en la vida cristiana”.
El Papa Benedicto XVI decía, sobre el uso del preservativo, que su uso puede ser un paso
positivo, porque la persona empieza a reconocer que puede dañar a otros, algo se mueve en
su conciencia.
A un presbítero que no se siente amado por Dios, no le importa que la gente se pudra. Se
puede creer que es bueno, pero tiene una soberbia impresionante, que es peor que la
fornicación. ¡Cuidado con la soberbia! Que, si hizo caer a un ángel, imagínate… orar con
el salmista: “Tengo siempre presente mi pecado” (Sal 51,5).
El Papa Francisco nos dice que somos misericordiados para misericordiar. Es importante
conocerse a sí mismo, saber que mi sitio es el infierno. Entonces brota el celo, la gratitud a
Dios, y podemos decir con la Virgen María: “Proclama mi alma la grandeza del Señor”
(Lc 1,46), que me ha salvado, que me ha preservado de tantas cosas.
El celo por el Evangelio brota de la intimidad con el Señor y del agradecimiento por la
obra de Dios en mí.
Función de santificar: Celebrar la eucaristía. Celebrar los otros sacramentos, en especial la
penitencia. Llevar a la comunidad a la activa participación (actuosa participatio). Esta
participación activa no significa que todos hagan algo para figurar en la celebración, sino
que cada uno haga lo que tiene que hacer, por ejemplo, si el diácono proclama el
Evangelio, a todos los demás les corresponde escuchar.
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lee junto con los fieles el ritual de exequias y se les explica de que se trata, que hay tres
momentos: en la casa, en la parroquia y en el cementerio.
Toda parroquia tiene el grave deber:
1. De formar catequistas.
2. De prever el equipamiento necesario para la catequesis en todos sus aspectos.
A veces somos muy cerrados. Hoy el mundo está migrando a ser digital, a los
jóvenes les hablan mucho las imágenes y los mensajes cortos. Pretender que les
ayude lo que te hizo bien a ti es anacrónico. Hay que hacer lo que dice san Pablo:
“Me hice todo a todos para salvar a toda costa a algunos” (1 Co 9,22) y lo que
dice Don Bosco: entrar por su puerta para salir por la nuestra.
Siendo jóvenes somos muy legalistas y nos gusta el manual, pero la Iglesia no es un
manual, por eso es muy importante la intimidad con el Señor, porque solo él nos
puede hacer libres, solo su Espíritu, entonces podremos vivir como dice Agustín:
“Ama y haz lo que quieras”. De todos modos, tendremos una pauta, pero sabrás
cómo aplicarla.
Hoy la capacidad de atención de un niño es mucho menor a la que teníamos
nosotros. No podemos pretender usar el m ismo método que se usó con nosotros,
necesitamos ser creativos. Por ejemplo, el movimiento Manquehue, hace la Lectio
Divina con niños de 4 a 5 años, y ellos dan su experiencia de la palabra con dibujos.
3. De Multiplicar y adaptar los lugares.
4. De la formación y la integración en el cuerpo eclesial.
Esto sin monopolizar, porque si bien es cierto, la parroquia es indispensable, no es
la única realidad, también hay realidades supraparroquiales y extraparroquiales.
Sin uniformizar, porque no todas las parroquias son iguales, hay distintas
posibilidades, y es necesario ver cuál es la que mejor se adapta a cada realidad.
La parroquia es casa de familia, fraternal y acogedora, donde los fieles aprenden a ser
Pueblo de Dios, un pueblo distinto a todas la naciones. Allí se reparte el pan de la Palabra y
de la Eucaristía, y de allí los laicos son enviados a la misión en todo el mundo.
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Segundo, es un gran error conformar el consejo pastoral con mis amigos, con los que me
caen bien, con los que no me incomodan, con los que no me contrastan, con los que puedo
instrumentalizar.
Para pensar como yo, basto yo.
El consejo pastoral debe estar conformado por quienes forman parte de las distintas
realidades de la parroquia: religiosas, el grupo tal o cual, los jóvenes, etc. Es importante
que se refleje la realidad de la parroquia.
Es necesario dar nueva vida al afán misionero en la parroquia. A causa del modernismo, la
Iglesia se fue alejando del mundo porque este pasó a ser enemigo de la Iglesia, por tanto,
se contraponía la Iglesia al mundo. Con el Concilio Vaticano II se recupera la visión de
que los cristianos no estamos llamados a fugar del mundo, sino a evangelizarlo.
El Papa juan Pablo II nos dice que hay fuerzas de disgregación y deshumanización, por lo
tanto, el hombre está perdido y desorientado.
Sabemos que Cristo revela el hombre al propio hombre (cf. GS 22), y si se aparta de Dios,
el hombre ya no sabe quién es, pierde su identidad.
El gran problema de hoy es un problema antropológico, que tiene su raíz en un problema
teológico: el hombre no sabe quién es Dios.
Por ejemplo, en Alemania, mucha gente ya no sabe ni siquiera de oídas quién es Jesucristo,
no se pueden dar las catequesis del camino neocatecumenal sobre pastoral de
sacramentalización y pastoral de evangelización, porque no entienden ni siquiera que son
los sacramentos.
El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, y en su corazón permanece el
deso de vivir en comunión. Hoy hay mucha gente que no conoce a los que viven en el piso
de arriba del mismo edificio; en Inglaterra y Japón se ha creado el ministerio de la soledad,
porque hay mucha gente que vive absolutamente sola y mueren también así; en Bélgica la
soledad es una causal para solicitar la eutanasia.
Ante esta situación, nosotros, como Iglesia, no podemos permanecer indiferentes. ¿Cómo
podemos dormir tranquilos mientras haya una persona que no se ha encontrado con
Jesucristo?
La parroquia está llamada a ser la respuesta. “Caritas Christi urget nos”.
Ser en el mundo el lugar de comunión de los fieles, una comunidad que se ama. Si no hay
esto, no somos signo y no hay eficacia.
En la Novo Millenio Ineunte, Juan Pablo II dice que la parroquia es casa y escuela de
comunión (NMI 43).
En la parroquia, lo más importante no es que se hagan muchas cosas, sino que se amen. No
se trata de transmitir doctrina, no es ese el primer paso, no es decirle a la gente cómo se
tiene que comportar, sino que nuestra primera misión es hacer visible a Dios para el
mundo. ¿Cómo? A través de una comunidad que se ama, porque Dios es amor (1 Jn 4,8).
Luego se puede entablar diálogo con el mundo, CIC 787 §1 Con el testimonio de su vida y
con los alejados, los no creyentes, no para de su palabra, entablen los misioneros un
juzgarlos. El Papa Francisco habla constantemente diálogo sincero con quienes no creen en
de esto, no hay que tener miedo de dialogar. Cristo, para que, de modo acomodado a
Tampoco se trata de hacer proselitismo. La la mentalidad y cultura de éstos, les abran
plantatio ecclesiae inicia con el diálogo, con la los caminos por los que puedan ser
llevados a conocer el mensaje evangélico.
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19
JUAN PABLO II, Discurso Inaugural en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, 6.
20
JUAN PABLO II, Discurso Inaugural en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, 10.
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Es necesario el paso paulatino, en el que unas cosas van tomando fuerza y otras van
decayendo, sin aplicar eutanasia a ningún grupo ni realidad parroquial.
Es muy importante la participación de los laicos. El presbítero tiene que aceptar que no
puede hacerlo todo. Fíate de los laicos. En algunas parroquias hay algunos laicos en
quienes puedes confiar, en otras no hay, pero sí hay gente disponible, que con un poco de
Kerigma aparece su disponibilidad.
Es necesario empezar a soltar poco a poco. Puede pensar “es que van a decir herejías”.
Pero ¿acaso tú no dices herejías?
Hay un desfase entre ritmo de la parroquia y el ritmo de la vida moderna.
Esto se puede ver, por ejemplo, en los horarios parroquiales. En la ciudad, no puedes cerrar
la parroquia a las 5 o 6 pm. Los laicos se desocupan de sus responsabilidades a las 8 pm. Y
no tiene donde confesarse, donde oír una predicación ¿A dónde van a ir? Se hace de la
parroquia un gueto. A los fieles laicos solo les queda la Misa dominical y, hoy por hoy, e
muy difícil sobrevivir solo con ella.
N° 60. Grandes líneas de renovación de la Iglesia:
- Estructuras: tanto infraestructura como estructura orgánica, esto es, sectorizar la
pastoral en pequeñas comunidades para que aparezca la responsabilidad de los
laicos.
- Cualificar la formación y reparación de los laicos. Por ejemplo, si no hay en la
parroquia un equipo de catequistas para preparación al matrimonio, se puede contar
con las otras parroquias, para colaborar como parte de la pastoral de conjunto. En
Arequipa pronto se empezará con la preparación catecumenal para el matrimonio,
que inicialmente constará de doce catequesis.
- Renovar la capacidad de acogida y el dinamismo misionero.
José Luis Pérez Guadalupe tiene un estudio sobre las razones por las que los católicos se
van a las sectas. Deja ver tres razones:
1. Testimonio de vida.
2. Liturgia festiva y predicación kerigmática
3. Acogida
Estas tres además son tres grandes deficiencias en la Iglesia.
Por ejemplo, durante sus primeros años como Obispo de Arequipa, Monseñor Javier
recibías quejas constantes sobre las homilías en las parroquias.
Es muy importante que la parroquia sea acogedora, que tengan una nueva estética, que es
la estética del amor, como la esposa que embellece su casa y se embellece a sí misma para
su esposo.
La parroquia no es un almacén de imágenes. Es importante que haya buena iluminación,
que el sonido sea excelente.
Mons. Javier, cuando era párroco, se ponía en la puerta al finalizar la Misa para saludar a
todos, preguntándoles como estaban, etc.
El ámbito urbano es totalmente inhumano, el hombre necesita que nosotros les mostremos
la comunión.
N° 114. La opción preferencial por los jóvenes. Desarrollar una pastoral juvenil orgánica,
no en base a eventos, aunque estos también son importantes.
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Administración parroquial
La Santa Sede ha publicado unas instrucciones para la JMJ diocesana, que es importante
que sea potenciada. Todas las pautas que indica la Santa Sede, ya se venían realizando en
Arequipa, en la fiesta juvenil de la fe.
La pastoral juvenil debe tener dimensión vocacional, que lleve a descubrir a los jóvenes a
qué los llama el Señor.
N° 181. Hacer de la parroquia un espacio para la solidaridad. Este término fue introducido
por Juan Pablo II, y significa la comunión de bienes y carismas.
Es necesario crear la “comunidad parroquial”, poco a poco, ya que es trabajosa.
Por ejemplo, Mons. Javier en su parroquia desarrollaron la pastoral del diezmo y pastoral
de voluntariado: médicos, profesores, acompañar a los ancianos, etc.
N° 210. La familia es Iglesia doméstica. La parroquia es el lugar más indicado para hablar
de la familia.
Un gran error que se cometió fue el diversificar las misas de acuerdo a la edad: jóvenes,
niños, adultos. El error está en que se desintegró la familia.
Como dice Ratzinger en un artículo, hay una crisis profunda de fe y que la cristiandad ya
pasó.21
Los pastores se asustaron ante la revolución de mayo del ‘68, y los pastores buscan atraer a
los jóvenes con guitarras y baterías… la Iglesia se vende al mundo, y ya no da ella la pauta,
sino que la da el mundo.22
Es necesario recuperara la celebración de la Misa de toda la familia junta, ya que celebrar
la eucaristía crea comunión.
Conclusión: necesitamos adecuar la parroquia a la realidad.
DOCUMENTO DE APARECIDA
N° 170. Renovación de la Parroquia para que sea espacio de Iniciación cristiana, de
educación y celebración de la fe, abiertas a la diversidad de carismas, servicios y
ministerios, organizadas de modo comunitario y responsable, integradoras de movimientos
de apostolado ya existentes, atentas a la diversidad cultural de sus habitantes, abiertas a los
proyectos pastorales y supraparroquiales y a las relidades circundantes.
N° 171. Todos los miembros de la comunidad parroquial son responsables de la
evangelización.
N° 172. Novedad de aparecida: Discípulos misioneros. El primer documento enviado a la
Santa Sede decía “discípulos y misioneros”.
21
Ver la conferencia de Joseph Ratzinger “Los nuevos paganos y la Iglesia” (1958/59), publicado en El Nuevo
Pueblo de Dios, Herder, Barcelona 1972, 359-373.
22
En referencia a esto dice Ratzinger: “A quien recuerde la intransigencia con que, pocos años ha, se
dogmatizó que la música gregoriana era la única forma legítima de música eclesiástica, con qué indignación
se negó a todo tipo de orquesta un lugar en el santuario (¡a la postre procedía de la época barroca y la cosa
era ya lo suficientemente mala por ser carolingia en vez de romana!) y vea ahora cómo, en un estallido de
entusiasmo por el jazz, entran en la casa de Dios orquestas bien distintas de las de antaño, se le hará difícil
tomar igualmente en serio y dar importancia a todo lo que se le representa con las máximas pretensiones
de ser expresión del movimiento litúrgico. El mero arcaísmo no sirve para nada, y la mera modernización
menos todavía.” (RATZINGER, J. El Nuevo Pueblo de Dios, Herder, Barcelona 1972, 343).
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N° 176. Exigencia de una evangelización integral. La Iglesia debe llegar a ser buena
samaritana.
Juan Pablo II habló de las nuevas pobrezas de índole moral (NMI 50), creadas por los
sistemas económicos de derecha e izquierda, que al final son la misma mierda porque
quitan a Dios, ambas son materialistas. En uno el estado es dios; en el otro el dinero es
dios.
El Papa Francisco ha dicho que la propiedad privada es un derecho secundario, supeditado
al destino universal de los bienes.
Nosotros no somos de derecha ni de izquierda, porque estos sistemas descartan a la gran
mayoría.
América Latina tiene el mayor porcentaje de católicos y a la vez el mayor porcentaje de
desigualdad. Cada vez es mayor el número de super ricos y de super pobres. Esta paradoja
deja ver un serio problema de formación, porque muchos grupos de grandes riquezas
pertenecen a familias católicas.
Por ejemplo, una empresa que compraba plantaciones en la selva para sus proyectos,
pagando hasta 5 veces el precio, pero el Obispo se oponía porque los campesinos no sabían
utilizar el dinero y lo malgastaban y en poco tiempo quedaban desarraigados. Monseñor
Javier sugirió a la compañía que en lugar de comprar las plantaciones desarrollen una
cadena productiva con los propietarios originales de los terrenos, pero la compañía
simplemente no quiso.
Hablar de esto es ser cristiano, es decir la verdad, no es ser comunista.
Un gran aporte del Papa Francisco es que no está aterrizando el Evangelio, para que no
creaos que porque decimos aleluya o damos el diezmo estamos haciendo la gran cosa. al
final de nuestra vida el examen será el de Mateo 25.
Juan Pablo II hablaba de recomenzar desde Cristo. El que conoce a Cristo lo reconoce: en
la Eucaristía, en la Palabra, en el Sagrario y en los pobres. El Papa Francisco dice que hay
una presencia real de Cristo en los pobres.
Pero esto no es nuevo, ya San Pablo se enfadaba cuando los ricos tenían grandes ágapes en
la Eucaristía y excluían a los pobres. A raíz de esto se empezó a quitar el entorno de cena
de la Eucaristía.
N° 177. Sacramento de la reconciliación. Presbítero que no se confiesa es porque él mismo
no se confiesa, y no soporta cargar con los pecados de los otros.
El que se confiesa experimenta la alegría de la misericordia, y también la puede dar.
El presbítero no es un super hombre, sino un experto en misericordia. “Revestidos de
debilidad” es el título de una meditación que monseñor suele dar en ejercicios espirituales
a presbíteros.
N° 178. Comunidades eclesiales de base y pequeñas comunidades. Las CEBs tienen su
origen en la Teología de la Liberación. Esta tuvo dos ramas: una cristiana y una marxista.
La primera habla de la liberación integral del hombre a través de la gracia sacramental,
pero también de ser la voz de los que no tienen voz, y tienen claro que el paraíso nunca
está aquí en la Tierra. La segunda usa el marxismo y la lucha de clases como clave
hermenéutica del Evangelio, así, Cristo es un subversivo, y muchos religiosos promovieron
la lucha de clases, dejaron el ministerio y se unieron a la lucha armada como medio para
tomar el poder.
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Esto es quedarse en “lo que ya tengo”, las catequesis de primera comunión, unas cuantas
confesiones, etc. A las Misas dominicales vienen 2000 personas, pero otros 18000 no
vienen, ¿Cómo puedes dormir tranquilo mientras haya alguien que no se ha encontrado con
Jesucristo?
Necesitamos evitar dos extremos: el “siempre se ha hecho así” (autopreservación), y el
“aquí llega el Mesías, hay que cambiar todo”.
Poco a poco ir pasando de una pastoral de sacramentalización a una pastoral de
evangelización. No se puede quitar un alimento a los fieles mientras no se les de otro,
tampoco se puede quitar por quitar.
No podemos confundir la religiosidad natural, con la piedad popular. La religiosidad
natural no es mala, el problema es cuando el sentimiento religioso se pervierte y se quiere
instrumentalizar a Dios. Esto también nos pasa a nosotros. La piedad popular son formas,
manifestaciones sencillas de la fe del pueblo de Dios.
Es importante discernir. Al llegar a una parroquia se requiere conocer para poder discernir.
El Papa Francisco en Gaudete et Exultate habla del discernimiento: Los seminaristas
necesitan formarse en el discernimieto. Esto no se aprende en los libros.
¿Cuál es la voluntad de Dios para esta parroquia, para esta comunidad de fieles?
El discernimiento es fruto de la obediencia: si un seminarista no es obediente jamás será un
presbítero con discernimiento. Un presbítero que desobedece a su obispo pierde el
discernimiento.
¿Cuál es la situación de la parroquia?
Se necesita realismo pastoral: el punto de partida es la situación concreta de la parroquia.
Así mismo, se necesita paciencia.
Jesús dijo: “Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es
semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo antiguo” (Mt 13,52).
La Iglesia tiene un patrimonio miltisecular. La renovación no se trata de quitar todo lo
antiguo, sino de ver qué cosa es necesaria purificar poco a poco. Por ejemplo, una
parroquia que no tiene Exposición del santísimo, o un grupo que rece el rosario todos los
días… esto es necesario, para que recen por la parroquia, por la comunidad, por el párroco.
Tampoco se trata de exponer el santísimo y luego irse hasta el final, cuando vuelve para
hacer la reserva. Esto es horroroso. El presbítero debe ser el primero en rezar, rezar junto
con los fieles, dar una pequeña predicación.
“La parroquia no es una estructura caduca; precisamente porque tiene una gran
plasticidad, puede tomar formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad
misionera del Pastor y de la comunidad.” (EG 28).
La parroquia no es una estructura caduca. Se requiere creatividad pastoral.
Un riesgo es el “manualito”, que te justifica, pero te quita la creatividad misionera. Los
importante es llevar a la gente al cielo, llevarlos al encuentro con Jesucristo, que hagan el
acto de fe que justifica, y para esto la gente necesita que se le predique. Ahora bien, Por el
acto de fe se logra la primera justificación, pero se le tiene que dar más a la gente, porque
el hombre Nuevo que se ha empezado a gestar por el esperma del Espíritu Santo que ha
fecundado el corazón por la predicación, es como un niño que necesita del cordón
umbilical, si no, se muere. Así. Se necesita no solo la predicación, sino los sacramentos,
canales privilegiados de la gracia, y el signo de la caridad para que la palabra sea creída.
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Hay personas a las que no les interesa insertarse en la Iglesia sino ligarse contigo. A estos,
con delicadeza y firmeza debes decirles que se busquen a otro, porque la ligazón afectiva
contigo no los salvará.
¡Mucho cuidado con las mujeres! Las mujeres son muy astutas. No seas imbécil. Las
puertas del despacho parroquial deben ser de vidrio, las confesiones en el confesionario. Si
te empieza a dular, enciende todas las alarmas.
Con los jóvenes ser líder, necesitan líderes, un padre, estar con ellos.
N°29. Otras realidades que evangelizan: Comunidades Eclesiales de Base, Nuevas
comunidades, Movimientos y otras formas de asociación.
Ningún carisma agota la Iglesia. Si no se integran al resto de la Iglesia se quedan sólo con
una parte del evangelio y de la Iglesia. La integración es muy importante, no perder el
contacto con la parroquia y con la Iglesia particular.
La figura del presbítero es muy importante: es un pastor, no un clerical, es pobre, no lleva
monedas ni túnica de repuesto, solo sandalias y bastón, para hacer Pascua, listo para partir;
un presbítero que ame, pues cuando ama sabe lo que es mejor para cada uno.
Se humilde, no dejes la Realidad desde la que Dios te ha llamado, escucha a los hermanos
que te predican, se oveja con ellos. Es una gran tentación dejar tu comunidad ¡Cuidado!
Los hermanos son una ayuda enorme, porque para los de la parroquia siempre serás “el
curita”.
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Capítulo III
La Parroquia en el Derecho Canónico
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§ 3. Para que alguien sea designado para el oficio de párroco, es necesario que conste
con certeza su idoneidad según el modo establecido por el Obispo diocesano, incluso
mediante un examen.
522 El párroco debe tener estabilidad y por tanto, debe ser nombrado por tiempo
indefinido; sólo puede ser nombrado por el Obispo diocesano para un tiempo
determinado, si este modo de proceder ha sido admitido, mediante decreto, por la
Conferencia Episcopal.
El párroco debe gozar de estabilidad porque es pastor: los fieles se identifican con su
pastor y el pastor con sus fieles. Antes el párroco era inamovible salvo causas graves. En el
Nuevo Código ha pasado a ser amovible, es decir, debe ser estable, pero no es inamovible,
sino que puede ser trasladado, que no es lo mismo que ser removido. Siempre se piensa en
el bien de la persona. El mundo piensa en criterios de eficacia, de éxito, de utilitarismo,
que hace que el centro sea no la persona sino el éxito. Más importante que la parroquia es
el párroco como persona. Jamás se piensa en la conveniencia personal sino en el bien del
párroco y de la comunidad.
El cambio de parroquia puede ayudar:
1° Para romper la rutina en la que se puede haber caído. El cambio le ayuda a recomenzar,
a renacer, a enfrentar nuevos desafíos, a veces de modo voluntario y otras no tanto.
2° por el bien de la parroquia, para que siga creciendo, para que venga otro que la pueda
seguir haciendo avanzar
En todo caso, deben converger el bien del párroco y el bien de la comunidad.
Cambiar a los párrocos a cada rato es un error que algunos obispos cometen, ya que somos
personas, y no piezas de un tablero de ajedrez, ni de una maquinaria como se piensa en el
mundo.
El tiempo determinado por la conferencia episcopal peruana es de 6 años mínimo.
523 Quedando a salvo lo prescrito en el c. 682 § 1, la provisión del oficio de párroco
compete al Obispo diocesano, mediante libre colación, a no ser que alguien goce del
derecho de presentación o de elección.
524 El Obispo diocesano debe encomendar la parroquia que haya quedado vacante a
aquel que, ponderadas todas las circunstancias, considere idóneo para desempeñar en
ella la cura parroquial, dejando de lado cualquier acepción de personas; para juzgar
sobre la idoneidad, oiga al arcipreste y realice las investigaciones oportunas, pidiendo
parecer, si el caso lo aconseja, a algunos presbíteros y fieles laicos.
Esta elección se debe escuchar al arcipreste o decano y otros fieles. También es importante
tener en cuenta las necesidades de la parroquia.
525 Cuando esté vacante o impedida la sede, corresponde al Administrador diocesano
o a quien rige provisionalmente la diócesis:
1.º conceder la institución o la confirmación a los presbíteros que han sido
presentados o elegidos legítimamente para una parroquia;
2.º nombrar párrocos, si ha transcurrido ya un año desde que la sede quedó vacante o
impedida.
526 § 1. El párroco ha de tener la cura de una sola parroquia; sin embargo, por
escasez de sacerdotes u otras circunstancias, se puede confiar a un mismo párroco la
cura de varias parroquias cercanas.
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1. Rentas de unos inmuebles que dejó un presbítero hace muchos años, creando la
fundación “Hospital Sacerdotes pobres de San Pedro”.
El 85% queda en una cuenta a nombre de la fundación, para el sostenimiento de
presbíteros ancianos, enfermos y pobres.
El 15% restante es destinado por el Obispo para gastos menores de presbíteros que
tienen alguna necesidad particular.
2. Tributo de S/. 5.00 soles por persona confirmada. Este tributo fue creado por Mons.
Paulino Ríos Reynoso para el sostenimiento de la curia. Monseñor Javier del Río
destino este fondo para ayudas a parroquias, por ejemplo, cambio de llantas del
carro de la parroquia de Cabanaconde, que asciende a 3.200 soles.
3. Tributo de S/. 5.00 soles por intención de Misa con estipendio, también para ayudas
a parroquias que tienen que hacer gastos un tanto mayores. Por ejemplo, nuevo
retablo de la parroquia de Sabandía costó 50.000 soles, de los cuales 40.000 se
cubrieron con actividades y fondos de la parroquia, y 10000 se tomaron de este
fondo.
Monseñor Javier presenta en la primera reunión de presbiterio de cada año el informe
económico anual detallado de la arquidiócesis.
Don Bosco decía: “yo discierno si es voluntad de Dios o no, Si es su voluntad, yom pongo
la primera piedra y Dios pone el resto”; y Daniel Comboni: “Para pedir dinero hay que
tener dos cosas: ser muy santo, y tener la cara dura”.
En Arequipa no hay ningún presbítero que pueda decir que ha acudido al Obispo y no ha
sido atendido. También hay algunos que están apegados al dinero y no se les puede dar
todo.
¡Mucho cuidado con la familia! A veces la familia destripa al presbítero y este se monetiza
por estar preocupado por su familia y ya no evangeliza. Esto es lo más contrario al celibato
presbiteral. El Papa Francisco dice: “El demonio entra por el bolsillo”.
532 El párroco representa a la parroquia en todos los negocios jurídicos, conforme a
la norma del derecho; debe cuidar de que los bienes de la parroquia se administren
de acuerdo con la norma de los cc. 1281-1288.
El párroco no puede disponer de los bienes de la parroquia. Existe el caso de hermandades
antiguas que guardan ornamentos de plata y oro de las imágenes en casas de los laicos
porque los presbíteros se los robaban.
La administración es fundamental: tener todo ordenado y tener cuidado con quien eliges
para ayudarte porque muchas personas se aprovechan de la Iglesia.
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1257 § 1. Todos los bienes temporales que pertenecen a la Iglesia universal, a la Sede
Apostólica o a otras personas jurídicas públicas en la Iglesia, son bienes eclesiásticos,
y se rigen por los cánones que siguen, así como por los propios estatutos.
§ 2. Los bienes temporales de una persona jurídica privada se rigen por sus estatutos
propios, y no por estos cánones, si no se indica expresamente otra cosa.
Los bienes temporales no siempre son cosas, podrían ser acciones de empresas, por
ejemplo.
Existen también normas en la Iglesia universal para las congregaciones religiosas.
1258 En los cánones que siguen, con el nombre de Iglesia se designa, no sólo la Iglesia
universal o la Sede Apostólica, sino también cualquier persona pública en la Iglesia, a
no ser que conste otra cosa por el contexto o por la naturaleza misma del asunto.
1259 La Iglesia puede adquirir bienes temporales por todos los modos justos, de
derecho natural o positivo, que estén permitidos a otros.
Estos modos son: compra-venta, donación intervivos, mortis causa (herencia),
prescripción.
La Iglesia en el Perú, por el acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Peruano (19 de Julio
de 1980). Afirma que: 1) La iglesia goza de independencia y soberanía. 2)L Iglesia
Católica en el Perú goza de personalidad jurídica pública. 3) La Iglesia tiene plena potestad
para adquirir bienes.
1260 La Iglesia tiene el derecho nativo de exigir de los fieles los bienes que necesita
para sus propios fines.
La primera Evangelización fue en algún sentido muy paternalista, y quedan rezagos de esto
hasta hoy, y los fieles ayudan al sostenimiento de la Iglesia. Por esto es muy importante
enseñar a los fieles a dar.
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1270 Los bienes inmuebles, los bienes muebles preciosos y los derechos y acciones,
tanto personales como reales, que pertenecen a la Sede Apostólica prescriben en el
plazo de cien años; los pertenecientes a otra persona jurídica pública eclesiástica, en
el plazo de treinta años.
Las acciones reales son aquellas que se tienen sobre inmuebles; las personales sobre
empresas.
El derecho real puede ser de propiedad o dominio.
Esta prescripción rige entre personas jurídicas eclesiásticas.
1271 Por razón del vínculo de unidad y de caridad, y conforme a las posibilidades de
su diócesis, los obispos contribuyan a que la Sede Apostólica disponga de los medios
que, según las distintas circunstancias, necesita para el debido servicio a la Iglesia
universal.
En Arequipa esta contribución se hace junto con el Óbolo de San Pedro.
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Otro modo es firmar contratos de servicios no personales para servicios que no son
constantes, por ejemplo, el de jardinería.
Otra opción es el voluntariado, que debe ser registrado a nivel estatal.
Tanto en el convenio antes mencionado como para el voluntariado NO HAY SALARIO.
La comunidad parroquial, sí puede, otorga una asignación como ayuda para sus pasajes,
por ejemplo.
1287 § 1. Quedando reprobada la costumbre contraria, los administradores, tanto
clérigos como laicos, de cualesquiera bienes eclesiásticos que no estén legítimamente
exentos de la potestad de régimen del Obispo diocesano, deben rendir cuentas cada
año al Ordinario del lugar, que encargará de su revisión al consejo de asuntos
económicos.
En Arequipa esto no se hacía. Monseñor Javier lo implementó poco a poco después de diez
años, pacientemente, porque la cuestión de dinero es muy delicada.
§ 2. Los administradores rindan cuentas a los fieles acerca de los bienes que éstos
entregan a la Iglesia, según las normas que determine el derecho particular.
Si rindes cuentas, en la parroquia, la gente dará más. Los informes son importantes.
1288 Los administradores no deben incoar un litigio en nombre de una persona
jurídica pública, ni contestar a la demanda en el fuero civil, sin haber obtenido
licencia del Ordinario propio dada por escrito.
1289 Aunque no estén obligados a administrar en virtud de un oficio eclesiástico, los
administradores no pueden abandonar por su propio arbitrio el cargo recibido; y si
se provoca un daño a la Iglesia por ese abandono arbitrario, están obligados a
restituir.
1290 Lo que en cada territorio establece el derecho civil sobre los contratos, tanto en
general como en particular, y sobre los pagos, debe observarse con los mismos efectos
en virtud del derecho canónico en materias sometidas a la potestad de régimen de la
Iglesia, salvo que sea contrario al derecho divino o que el derecho canónico prescriba
otra cosa, quedando a salvo el c. 1547.
En el caso de los vigilantes, no se debe darles un lugar para vivir, porque luego es casi
imposible sacarlos. Se puede firmar un contrato de comodato, por un tiempo determinado,
puede ser un año. Estos contratos los hacen los abogados del arzobispado. Lo mejor es que
en la parroquia solo viva el párroco, el vicario y el seminarista si se diera el caso.
1299 § 1. Quien, por el derecho natural y canónico, es capaz de disponer libremente
de sus bienes, puede dejarlos a causas pías, tanto por acto inter vivos como mortis
causa.
§ 2. Para las disposiciones mortis causa en beneficio de la Iglesia, obsérvense, si es
posible, las solemnidades prescritas por el ordenamiento civil; si éstas se hubieran
omitido, se ha de amonestar a los herederos sobre la obligación que tienen de cumplir
la voluntad del testador.
La ley peruana exige que las donaciones sean hechas mediante escritura pública.
1300 Deben cumplirse con suma diligencia, una vez aceptadas, las voluntades de los
fieles que donan o dejan sus bienes para causas pías por actos inter vivos o mortis
causa, aun en cuanto al modo de administrar e invertir los bienes, salvo lo que
prescribe el c. 1301 § 3.
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1301 § 1. El Ordinario es ejecutor de todas las pías voluntades, tanto mortis causa
como inter vivos.
§ 2. En virtud de este derecho el Ordinario puede y debe vigilar, también mediante
visita, que se cumplan las pías voluntades; y los demás ejecutores deben rendirle
cuentas, una vez cumplida su función.
§ 3. Las cláusulas contenidas en las últimas voluntades que sean contrarias a este
derecho del Ordinario, se tendrán por no puestas.
1302 § 1. Quien adquirió como fiduciario unos bienes destinados a causas pías, sea
por acto inter vivos sea por testamento, debe informar de su fiducia al Ordinario,
dándole cuenta de todos aquellos bienes tanto muebles como inmuebles, y de las
cargas anejas; pero si el donante hubiera prohibido esto, expresa y totalmente, no
deberá aceptar la fiducia.
§ 2. El Ordinario debe exigir que los bienes entregados en fiducia se coloquen de
manera segura, y vigilar la ejecución de la pía voluntad conforme al c. 1301.
§ 3. Cuando unos bienes han sido entregados en fiducia a un miembro de un instituto
religioso, o de una sociedad de vida apostólica, si están destinados a un lugar o
diócesis, o a sus habitantes o para ayudar a causas pías, el Ordinario a que se refieren
los §§ 1 y 2 es el del lugar; en caso contrario, es el Superior mayor en el
instituto clerical de derecho pontificio y en las sociedades clericales de vida apostólica
de derecho pontificio, o bien el Ordinario propio del mismo miembro en los demás
institutos religiosos.
1303 § 1. Bajo el nombre de fundaciones pías se comprenden en el derecho:
1.º las fundaciones pías autónomas, es decir, los conjuntos de cosas destinados a los
fines de que se trata en el c. 114 § 2 y erigidos como personas jurídicas por la
autoridad eclesiástica competente;
2.º las fundaciones pías no autónomas, es decir, los bienes temporales, dados de
cualquier modo a una persona jurídica pública con la carga de celebrar Misas y
cumplir otras funciones eclesiásticas determinadas con las rentas anuales, durante un
largo período de tiempo, que habrá de determinar el derecho particular, o de
perseguir de otra manera los fines indicados en el c. 114 § 2.
§ 2. Una vez vencido el plazo, los bienes de una fundación pía no autónoma, si
hubiesen sido confiados a una persona jurídica sujeta al Obispo diocesano, deben
destinarse al instituto de que trata el c. 1274 § 1, a no ser que fuera otra la voluntad
del fundador expresamente manifestada; en otro caso, revierten a la misma persona
jurídica.
En el Perú, las fundaciones son supervisadas de cerca por el estado, y si este considera que
aquella no está cumpliendo sus fines, puede intervenir cambiando la junta directiva, como
fue el caso de la fundación “Ciudad de Papel”, creada por un presbítero muy entregado,
que pedía limosnas para esta fundación. Después de su muerte, durante el gobierno de
Toledo, se nombró otra junta directiva, en la cual se quiso incluir a Monseñor Javier. Él no
podía ocupar este cargo, pero si sugirió quienes podían conformar esa junta directiva.
Después de varios años, el Estado devolvió la administración manos privadas.
Para cuidar esto, hay una norma que permite a las fundaciones eclesiásticas se pueden
inscribir en el Estado como asociaciones civiles, y así el estado no puede intervenir.
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1304 § 1. Para que una persona jurídica pueda aceptar válidamente una fundación se
requiere licencia escrita del Ordinario; licencia que no concederá sin haber
comprobado legítimamente que la persona jurídica puede cumplir tanto la nueva
carga como las anteriormente aceptadas; y debe cuidar sobre todo de que las rentas
cubran totalmente las cargas anejas, según los usos del lugar o de la región.
§ 2. El derecho particular determinará condiciones más específicas para la
constitución y aceptación de fundaciones.
1305 El dinero y los bienes muebles asignados como dote, han de depositarse
inmediatamente en un lugar seguro aprobado por el Ordinario, a fin de conservar ese
dinero o el precio de los bienes muebles, y colocarlo cuanto antes, cauta y útilmente,
en beneficio de la fundación, con mención expresa y detallada de las cargas, según el
prudente juicio del Ordinario, oídos los interesados y su propio consejo de asuntos
económicos.
1306 § 1. Las fundaciones, aun las hechas de viva voz, se han de consignar por escrito.
§ 2. Se conservará de manera segura una copia de la escritura de fundación en el
archivo de la curia, y otra en el archivo de la persona jurídica interesada.
1307 § 1. En observancia de las prescripciones de los cc. 1300-1302 y 1287, ha de
hacerse una tabla de las cargas de las fundaciones pías, y colocarla en un lugar
visible, de modo que las obligaciones que hayan de cumplirse no caigan en el olvido.
§ 2. Además del libro al que se refiere el c. 958 § 1, el párroco o el rector ha de llevar
y conservar otro en el que se anoten cada una de las obligaciones, su cumplimiento y
las limosnas.
1308 § 1. La reducción de las cargas de Misas que sólo se hará por causa justa y
necesaria, se reserva a la Sede Apostólica, salvo en lo que a continuación se indica.
§ 2. Si así se indica expresamente en la escritura de fundación, el Ordinario puede
reducir las cargas de Misas por haber disminuido las rentas.
§ 3. Compete al Obispo diocesano la facultad de reducir el número de Misas que han
de celebrarse en virtud de legados o de otros títulos válidos por sí mismos, cuando
han disminuido las rentas y mientras persista esta causa, habida cuenta del estipendio
legítimamente vigente en la diócesis, siempre que no haya alguien que esté obligado y
a quien se le pueda exigir con eficacia que aumente la limosna.
§ 4. Compete al mismo Obispo la facultad de reducir las cargas o legados de Misas
que pesan sobre las instituciones eclesiásticas, si las rentas hubieran llegado a ser
insuficientes para alcanzar convenientemente el fin propio de dicha institución.
§ 5. Goza de las mismas facultades expresadas en los §§ 3 y 4 el Superior general de
un instituto religioso clerical de derecho pontificio.
1309 Compete también a las autoridades mencionadas en el c. 1308 la potestad de
trasladar, por causa proporcionada, las cargas de Misas a días, iglesias o altares
distintos de aquellos que fueron determinados en la fundación.
1310 § 1. Si el fundador concedió expresamente al Ordinario, el poder de reducir,
moderar o conmutar la voluntad de los fieles sobre causas pías, éste puede hacerlo
sólo por causa justa y necesaria.
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LA PARROQUIA
515 § 1. La parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo
estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo
diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio.
§ 2. Corresponde exclusivamente al Obispo diocesano erigir, suprimir o cambiar las
parroquias, pero no las erija, suprima o cambie notablemente sin haber oído al
consejo presbiteral.
§ 3. La parroquia legítimamente erigida tiene personalidad jurídica en virtud del
derecho mismo.
DEL PÁRROCO
530 Son funciones que se encomiendan especialmente al párroco las siguientes:
1.º la administración del bautismo;
2.º la administración del sacramento de la confirmación a quienes se encuentren en
peligro de muerte, conforme a la norma del c. 883, 3.º;
3.º la administración del Viático y de la unción de los enfermos sin perjuicio de lo que
prescribe el c. 1003 § § 2 y 3; asimismo, impartir la bendición apostólica;
4.º la asistencia a los matrimonios y bendición nupcial;
5.º la celebración de funerales;
6.º la bendición de la pila bautismal en tiempo pascual, la presidencia de las
procesiones fuera de la iglesia y las bendiciones solemnes fuera de la iglesia;
7.º la celebración eucarística más solemne los domingos y fiestas de precepto.
531 Aunque otro haya realizado una determinada función parroquial, ingresará en la
masa parroquial las ofrendas recibidas de los fieles en tal ocasión, a no ser que,
respecto a las limosnas voluntarias, conste la intención contraria de quien las ofrece;
corresponde al Obispo diocesano, oído el consejo presbiteral, establecer normas
mediante las que se provea al destino de esas ofrendas, así como a la retribución de
los clérigos que cumplen esa función.
532 El párroco representa a la parroquia en todos los negocios jurídicos, conforme a
la norma del derecho; debe cuidar de que los bienes de la parroquia se administren
de acuerdo con la norma de los cc. 1281-1288.
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538 § 1. Cesa el párroco en su oficio por la remoción o traslado que haga el Obispo
diocesano conforme a la norma del derecho, por renuncia presentada por el párroco
con causa justa, que, para su validez, ha de ser aceptada por el Obispo; asimismo por
haber transcurrido el tiempo, si, según las prescripciones del derecho particular al
que se refiere el c. 522, hubiera sido constituido para un tiempo determinado.
§ 2. La remoción de un párroco que sea miembro de un instituto religioso o
incardinado en una sociedad de vida apostólica se rige por las normas del c. 682 § 2.
§ 3. Al párroco, una vez cumplidos los setenta y cinco años de edad, se le ruega que
presente la renuncia al Obispo diocesano, el cual, ponderando todas las
circunstancias de la persona y del lugar, decidirá si debe aceptarla o diferirla; el
Obispo diocesano ha de proveer a la conveniente sustentación y vivienda de quien
renuncie, teniendo en cuenta las normas establecidas por la Conferencia Episcopal.
539 Cuando quede vacante una parroquia o el párroco esté imposibilitado para
ejercer la función pastoral en la misma, por cautiverio, destierro o deportación,
incapacidad, enfermedad u otra causa, el Obispo diocesano ha de proveer cuanto
antes con un administrador parroquial, es decir, un sacerdote que supla al párroco,
conforme a la norma del c. 540.
540 § 1. El administrador parroquial tiene los mismos deberes y derechos que el
párroco, a no ser que el Obispo diocesano establezca otra cosa.
§ 2. No es lícito al administrador parroquial hacer nada que pueda perjudicar los
derechos del párroco o causar daño a los bienes parroquiales.
§ 3. Una vez cumplida su tarea, el administrador parroquial ha de rendir cuentas al
párroco.
Un derecho del párroco es la amovilidad. Si el administrador es provisto solo
temporalmente, debe constar en el decreto que es nombrado “hasta que se provea párroco”.
541 § 1. Al quedar vacante una parroquia, o hallarse impedido el párroco para
ejercer su función pastoral, hasta que se constituya el administrador parroquial,
asume provisionalmente el régimen de la parroquia el vicario parroquial; si son
varios, el más antiguo por su nombramiento, y, donde no haya vicarios, el párroco
que determine el derecho particular.
§ 2. Quien se hace cargo del régimen de una parroquia conforme a la norma del § 1,
debe informar inmediatamente al Ordinario del lugar acerca de la vacante de la
parroquia.
542 Los sacerdotes a los que, de acuerdo con el c. 517 § 1, se encomienda
solidariamente la cura pastoral de una o varias parroquias:
1.º han de estar dotados de las cualidades indicadas en el c. 521;
2.º se nombrarán o instituirán de acuerdo con lo que prescriben los cc. 522 y 524;
3.º se hacen cargo de la cura pastoral sólo a partir del momento en que toman
posesión; a su moderador se otorga la toma de posesión según las prescripciones del c.
527 § 2 y, para los demás sacerdotes, la profesión de fe legítimamente emitida hace las
veces de la toma de posesión.
543 § 1. Si se encomienda solidariamente a los sacerdotes el cuidado pastoral de
alguna parroquia o de varias parroquias a la vez, cada uno de ellos, según la
distribución establecida por ellos mismos, tiene obligación de desempeñar los
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encargos y funciones del párroco de que se trata en los cc. 528, 529 y 530; la facultad
de asistir a los matrimonios, así como todas las facultades de dispensar concedidas de
propio derecho al párroco, competen a todos ellos, pero deben ejercerse bajo la
dirección del moderador.
§ 2. Todos los sacerdotes que pertenecen al grupo:
1.º están obligados a cumplir la ley de residencia;
2.º determinarán de común acuerdo el orden según el cual uno de ellos habrá de
celebrar la Misa por el pueblo, a tenor del c. 534;
3.º en los negocios jurídicos únicamente el director representa a la parroquia o
parroquias encomendadas al grupo.
544 Al cesar en el oficio uno de los sacerdotes del grupo del que se trata en el c. 517 §
1, o el moderador del mismo, o al quedar incapacitado uno de ellos para el ejercicio
de la función pastoral, no por eso quedan vacantes la parroquia o parroquias
encomendadas al cuidado del grupo; pero corresponde al Obispo diocesano nombrar
otro moderador y, en tanto éste no sea constituido por el Obispo, desempeñará dicha
función el sacerdote del grupo más antiguo por su nombramiento.
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1. La parroquia es una comunidad de fieles. Todos ellos deben ser igualmente acogidos
por el párroco. La parroquia no es para una élite de perfectos. Todos son distintos, y
no puede haber preferencia por ninguno, porque el párroco es pastor de todos.
Se necesita mucha delicadeza para no imponer un estilo parroquial de un determinado
carisma, porque la parroquia es la casa de todos, como una familia, y tendrás muchos
problemas si alguno se hace la idea de que tienes preferencias, aunque no se verdad.
2. El presbítero no es dueño de los fieles. Lo importante no es la institución, porque la
parroquia es un medio para que la gente se encuentre con Jesucristo.
Otra tentación de los presbíteros son los números.
No hay que tener miedo de acoger los nuevos carismas. Estos dan fruto, el trabajo del
párroco se aligera, ellos evangelizan, empiezan a atraer más personas con su
testimonio de vida.
No podemos llevar la parroquia solo con Misa, rosario y adoración al santísimo. Estos
son necesarios, pero no bastan.
El equilibrio es fundamental, porque la parroquia tampoco es u supermercado donde
hay 25 carismas, porque no podrá acompañarlos a todos.
3. Los párrocos (así como los obispos) no son tutores de los laicos como si tuviésemos
que decirles qué es lo que tienen que hacer, y ellos limitarse a ejecutar.
Sí les transmite la fe, los ilumina con una palabra, también en las cuestiones morales, y
ellos toman sus decisiones.
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Capítulo IV
INFORME ECONÓMICO
*Más detalles sobre el informe económico en los formatos entregados por Monseñor Javier
en clase.
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