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Freinet Una Pedagogia de Sentido Comun
Freinet Una Pedagogia de Sentido Comun
15 .- EL TRABAJO EN SERIE.
16.- ENSALZAR.
No más difícil que manejar la hoz en un prado de hierba fina o cargar los
sacos de espliego en la albarda del asno plácido. Sólo que los viejos
pastores guardan para sí los verdaderos secretos de su éxito y nos
desvían por caminos accesorios, nos convencen de que hay que saber
oraciones y magia allí donde su sentido común les ha sido suficiente. Los
cargadores de asnos añaden maliciosamente nudos superfluos a las
cuerdas de la albarda para hacernos creer que hay una ciencia de los
nudos y que ellos son sus grandes maestros.
El cultivo humano sería entonces una flor espléndida, promesa segura del
fruto poderoso que madurará mañana.
Por San Miguel los conducía de nuevo al pueblo. Cada uno de nosotros
escogía su pequeño rebaño y treinta pastores jóvenes partían
seguidamente, a través de las rastrojeras todavía ricas en hierba
reverdeciente, para hacer el aprendizaje de conductores de ovejas.
-!No dejéis que los corderos se aparten del rebaño pues correis el riesgo
de perderlos!
-!No los tengáis del lado de las rocas donde pueden "embarcar"!
Iba por senderos cuyo secreto sólo él conocía. Ningún animal a nuestro
alrededor, apenas un lejano murmullo y al sonar de los cencerros que
situaban al rebaño en movimiento entre los caminos y los pinos.
- Pequeño, los animales siempre suben por la mañana. Se van hacia las
cimas. No es que allí el pasto sea más abundante ni más fácil, pero es un
instinto del ser el levantar los brazos hacia el azul del cielo y lanzarse al
asalto de las cumbres. La hierba que se ha conquistado a fuerza de
músculos y de tenacidad tiene un excelente valor, tal vez solamente
porque se la ha deseado mucho...
¿Habéis visto a las madrazas que tratan de hacer comer a sus hijos?
Espera, con la cuchara en la mano, que el paciente entre habrá la boca
todavía llena para meter en ella la ración de la papilla... !Otra mas para
papa! !Otra para el gato!...
Todo método que pretenda hacer beber al caballo que no tiene sed es
lamentable. Todo método que habrá el apetito de saber y estimule la
poderosa necesidad de trabajo es bueno.
!Haced un esfuerzo!
Las averías de corriente, dice el mecánico, son siempre las más delicadas
de arreglar.
Son una docena, sentados alrededor del saco entreabierto sobre los
ladrillos de la cocina, como combatientes desengañados velando al
enemigo vencido.
Había una vez cinco pequeños que subían hacia el "Albergue", con una
hermosa manzana en la mano para terminar la merienda. Ya sabéis cuanto
gusta a los niños la merienda y las manzanas crujientes.
- Lo pondremos en el pañuelo...
¿Os habéis dado cuenta de la importancia que tienen los colores, los
sonidos y los sueños en el lenguaje y en los primeros escritos de los
niños? En ellos, todo es luminoso, aéreo, libre y fresco como agua que
corre. Y nosotros nos empeñamos en hacer una presa, apagar la luz,
empañar el esplendor de los paisajes, bajar obstinadamente hacia la
piedra y el barro unos ojos que se obstinan en mirar hacia el espacio y el
azul. Pero nosotros, al esconderles para siempre el ideal y la belleza,
orientamos a los niños hacia la materia, hacia el objeto que hay que
examinar o manipular, hacia el papel que hay que elaborar, el lápiz que
hay que coger, la construcción que hay que levantar y hacia lo prosaico,
tal vez practico.
¿Se atreverá Mateo a hablar todavía del viejo pastor que se para a
filosofar, a lo largo de los días, en las apacibles montañas, o del
campesino que se para al extremo del surco para dejar que su yunta tome
aliento?
Me dicen que escojo muy mal mis ejemplos, que el campesino no tiene
ocasión de silbar porque no le deja el ruido de las explosiones del motor
del arado mecánico, y que el buen sentido y la filosofía ya no interesan al
pastor deseoso de ganancias y reticente frente a las exigencias del
progreso.
Ponéos en el lugar de este niño al que acabáis de humillar con una mala
nota o un puesto inferior en la clasificación. Acordáos de vuestro propio
orgullo cuando estabais entre los primeros y de todos los malos
sentimientos que os trastornaban cuando otros os habían adelantado...
Entonces comprenderéis y suprimiréis la clasificación.
Ninguna técnica os preparará mejor para ello que la que incita a los niños
a expresarse por medio de la palabra, el escrito, el dibujo o el grabado.
El sol brillará...
Somos una generación para la que la obra creadora, este primer peldaño
de la obra del arte, ha sido reducida a la clandestinidad. ¡Estudiar!
¡Copiad! ¡Repetid!... Nunca sacaréis nada espléndido de vuestras torpes
manos y de vuestros insignificantes cerebros.
15 .- EL TRABAJO EN SERIE.
Yo mismo soy un gran contratista de series. Las ovejitas que han nacido
en Navidad y que son tan originales y caprichosas, cada una con su
carácter y su personalidad, las cojo por Pascua y las meto en el molde o
la serie que es el rebaño. Miradlas como pastan; ya no tienen fantasías, ni
necesidades que no sean las del rebaño. Engordan normalmente y yo
tengo menos preocupaciones. Opino que es mejor así por que serán
destinadas muy pronto al matadero, donde me las piden grandes y
gordas.
16.- ENSALZAR.
Os contentáis, vosotros, con batir récords para nada, con hacer copiar
unos textos que anotáis sin escrúpulos y que tacháis autoritariamente
con un lápiz rojo chillón. Encontráis completamente natural la hecatombe
al final de la sesión, para recuperar la arcilla plástica de las obras
maestras modeladas con tanta seriedad y con tanto amor.
A veces sucede, ciertamente, que para compensar los gastos del esfuerzo
físico o para reaccionar contra un peligro brusco, el corazón late más
fuerte, como un motor que se acelera al pie de una subida. Pero en
seguida vuelve a encontrar el ritmo en un especie de bienestar en la
tranquilidad recobrada.
Si alguien os afirma hoy en día: "el niño está agotado... hay que reducir
los programas", no es que hayáis exigido una cantidad de trabajo
demasiado grande, sino que habéis alterado sus funciones naturales,
habéis presentado como trabajo unas exigencias que no se incorporaban
nuestras necesidades vitales, que habéis hecho funcionar el motor en el
vacío con el riesgo de acelerarlo demasiado o que lo habéis alimentado
con una gasolina impura que carboniza el motor.
Entonces, ya no hay descanso por que no hay fatiga, sino herida, porque
se anuncian unas brechas que no podréis tapar y que corren el riesgo de
hacer penosa y obsesiva cualquier acción y cualquier esfuerzo.
Pero nos hace falta algo mejor que los discursos para devolver al trabajo
su permanencia y su dignidad.
¿Cuándo dejarán, pues, los adultos que los niños caminen a su paso de
niños? ¿Cuándo mirarán cómo viven los niños con ojos de niños?
Nosotros somos los ríos calmados en la llanura, ellos son los torrentes
impetuosos todavía, que no corren ni con el mismo ritmo ni con el mismo
impulso. Nosotros somos los animales cansados para los que el
momento que sigue está ya inscrito en el presente, y que van hacia el
redil o el abrevadero con paso uniforme y ordenado; ellos son los
cabritos que bailan la farándula por los caminos, y los potros impacientes
por medir la agilidad de sus patas sagaces y para los que la prudencia
consiste en brincar, hacer volteretas y saltar.
Los que se nos escapan para asir la vida con todo el cuerpo y para
dominarla son los mismos que, superando nuestras esperanzas y
nuestras enseñanzas, se obstinan en bailar la farándula en lugar de seguir
juiciosamente los descansillos metódicos que nosotros les hemos
preparado pretenciosamente en la gran aventura de la vida. Son los
jóvenes ases del pedal, del ring o del estadio, que por un momento
acceden a una celebridad que nos irrita por que es el fruto de esta
superación; son los artistas y los poetas, aquellos potros escapados de la
cuadra y que pese a nuestras llamadas, se van, desenfrenados, a
conquistar horizontes desconocidos.