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TEMA 4:

EL DIALECTO HISTÓRICO DEL ARAGONÉS


1. Introducción histórica
En Aragó n, no se documentaron escritos en romance hasta el siglo XII.
Desde un punto de vista histó rico, suele señ alarse a sus cuatro primeros reyes
como figuras fundamentales para el desarrollo posterior del reino: Ramiro I
reconquistó Sobrarbe y Ribagorza; Sancho Ramírez hizo lo mismo con Huesca;
Pedro I tomó Barbastro y su hermano, Alfonso I, culminó la empresa mediante la
reconquista de la regió n que ocupa de Egea a Monreal del Campo, de Tarazona a
Fraga y Zaragoza. En este ú ltimo estadio de la Reconquista, la llegada de multitud
de francos cambió decisivamente el devenir lingü ístico de la zona, cambiando el
primer romance que se documenta en Aragó n.
Tras el sitio de Zaragoza – enclave muy importante para los musulmanes –
llevado a cabo por Alfonso I, Aragó n cobró entidad como reino: se asentó un gran
nú mero de juglares en el territorio – muchos de ellos procedentes de Francia –, se
abandonaron grafías, los apellidos se hicieron a la francesa y se olvidó el léxico
prerromano. De este periodo datan documentos en latín que presentan elementos
vascos – al principio – y ará bigos – má s tarde –. Así, durante los siglos XI, XII y
después en el latín puede conocerse el habla romance a través del latín popular o
vulgar, lo que significa que este latín aragonés vivió má s tiempo que el latín leonés,
que fue abandonado entre siglos X y XI; prueba de ello es el arcaísmo dialectal del
aragonés.

2. El aragonés medieval
2.1. Vocalismo
En lo que al vocalismo respecta, destacaron:
1. La inestabilidad del timbre de las vocales.
2. La persistencia de la /u/ final latina y su ultracorrecció n, como ocurre en
susu o caballerus.
3. La pró tesis de /a/ ante /r/, como ocurre en arripera, en está ndar ribera.
4. No se produce inflexió n vocá lica ante /x/ (/fraxin/ en lugar de /fresno/).
5. Diptongació n de /o/ breve latina en /ua/ en lugar de /ue/, como ocurre
en /nuava/ de NOVA.
6. La diptongació n de la /e/ breve latina en /ia/ en lugar de /ie/.
7. La apó cope de /o/ y /e/ finales, que se entiende como una propensió n
espontá nea del dialecto, favorecida por el catalá n y el francés. En
aragonés, a diferencia de lo que ocurrió en el castellano, no se
restituyeron las formas plenas.
2.2. Consonantismo
En lo que al consonantismo respecta, destacan:
1. La conservació n de la /f/ y /x/ iniciales, como ocurre en facer o en
genestal.
2. El mantenimiento de las sordas intervocá licas, como ocurre en capanna.
3. La sonorizació n de las oclusivas tras nasal y líquida – alda en lugar de
alta – y la evolució n del grupo interior /kt/ hacia /it/, como en peito.
4. La pluralidad de soluciones para el grupo secundario /m’n/: la
conservació n de /m’n/ como en homne, la simplificació n del grupo
en /m/ o la epéntesis en /mpn/o /npn/, como en el bajo latín, que
pretendía marcar la pronunciació n diferenciada de /m/ y /n/.

3. El aragonés actual
La evolució n del aragonés medieval al aragonés actual puede observarse en
documentos administrativos, histó ricos o lingü ísticos como los atlas o los libros de
peaje. Los libros de peaje son documentaciones que demuestran la vigencia y
permanencia de ciertas formas aragonesas, al mantener muchas palabras y
estructuras propias del dialecto.
3.1. Rasgos fónicos: vocalismo y consonantismo
1. La pérdida de los esdrú julos – aguila en lugar de águila –.
2. La realizació n de prepalatal fricativa sorda para velar fricativa sorda
(tishidor en lugar de tejedor o matesha en lugar de madeja) que incluso
puede llegar a prepalatal africada sorda (cheringa en lugar de jeringa).
3. Mantenimiento de sordas intervocá licas.
4. La escasa diptongació n de la /o/ breve tó nica en /wo/ u /wa/: guordio
en lugar de cebada o cualla. Tampoco es abundante la diptongació n de
/e/ breve tó nica en /ia/. Sí que es frecuente el sufijo arcaizante /jello/.
5. La supervivencia de la diptongació n de vocal breve ante yod: fuella (de
FOLIA) o güello (de OCULUM).
6. La yod procedente del grupo interior /kt/ forma diptongos que en
ocasiones se reducen: /dereita/ que puede reducrise en /dreta/.
7. Es frecuente la apó cope de /e/ y /o/ finales.
8. Conservació n de la /f/ inicial latina, como ocurre en /fenosho/. Es un
rasgo característico del dialecto aragonés.
9. La evolució n de /x/ iniciales hacia /sh/ (/shelar/ en lugar de /elar/,
/chemekar/ en lugar de /xemir/ y /jinebro/ en lugar de /enebro/).
10. La conservació n de los grupos iniciales /pl/, /kl/ y /fl/ como ocurre en
plover, clau y flama.
11. La evolució n del grupo interior /ll/ hacia /d/, que puede relacionarse
con la evolució n del grupo /rr/ hacia /rd/: /ezkerra/>/izkjierda/.
12. Mantenimiento del grupo intervocá lico /ns/, que simplifica en
castellano: ansa en lugar de asa.
13. Evolució n del grupo -LY- latino hacia la palatal lateral: viello, güella, tella.
3.2. Rasgos morfológicos
1. Hasta finales de la Edad Media, se aprecia el posesivo lur, lures.
2. Hasta el siglo XVII, puede apreciarse el empleo del demostrativo exe.
3. Es frecuente el empleo del artículo está ndar masculino el, pero también
de las formas lo y o.
4. En lo que a los verbos respecta, en el imperfecto destaca el
mantenimiento de la /b/ intervocá lica.
3.3. Rasgos léxicos
En lo que al léxico respecta, es interesante estudiarlo a través del artículo
“Notas léxicas sobre el aragonés. A propó sito de la traducció n de la Agricultura de
Palladio al castellano” de José Antonio Pascual. En este texto, el autor considera la
traducció n castellana del có dice de la Agricultura de Palladio como un escrito de
gran interés filoló gico por albergar términos – fundamentalmente tecnicismos –
propios de la lengua aragonesa, que separan el vocabulario de la misma del de
otras como el catalá n. De esta forma, Pascual elabora una lista de diez términos
propios del léxico aragonés – que no se dan así ni en catalá n ni en castellano –
localizados en este manuscrito del siglo XV y que pueden documentarse en otras
fuentes aragonesas. De este modo, estos diez términos se erigen como
aragonesismos y son:
1. Conrear ‘cultivar’. Conrear se extiende por un amplio espacio del que está
excluido el castellano: lo ocupan el occitano antiguo (conrezar), el
francés antiguo (correer, luego corroyer), el italinao (corredare) y el
catalá n (conrear). Datos lingü ístico-histó ricos que corroboran la
extensió n de esta voz a través del aragonés a otras regiones como Murcia
permiten atribuirle a conrear la condició n de aragonesismo, pero
entendido como préstamo del catalá n.
2. Empeltar,’injertar’. Las palabras catalanas empeltar y empelt aparecen en
esa á rea continua del sur de la Galia ocupada por el occitano y por el
catalá n; de ahí pudo tomarse en aragonés, donde aparece empeltre ‘olivo
injertado’. Como en el caso anterior es un aragonesismo que había sido
tomado en préstamo del catalá n.
3. Borró o borrons ‘brote de una nueva planta’. Este borró ‘brote’ y su
derivado borronar ‘brotar’ son también préstamos del catalá n al
aragonés.
4. Senalla ‘cuévano’. A pesar de la ausencia de esta voz en la traducció n
catalana de la Agricultura – que puede deberse al origen quizá
valenciano del traductor y al cará cter norteñ o de la palabra –, lo má s
posible es que senalla sea otro aragonesismo en préstamo del catalá n.
5. Lambrusca ‘uva silvestre’. Da la impresió n de que lambrusca es un
aragonesismo que procede del catalá n, que, apoyado en el latín, logra
introducirse como tecnicismo en españ ol, en la forma labrusca.
6. Brocada ‘trozo de sarmiento que se deja en una cepa para que dé fruto’.
Brocada parece un préstamo del aragonés, donde a su vez había entrado
procedente del catalá n.
7. Entrecavar ‘remover la tierra’. La introducció n de este cripto-
aragonesismo, que no se reputa como tal en el diccionario, lo facilita su
apariencia morfoló gica: era predecible en castellano, pues partía ahí de
la misma base del catalá n y aragonés (cavar) y de unas posibilidades
formativas idénticas también (entre- + verbo); aparte de que desde el
punto de vista semá ntico permitía establecer una gradació n con
respecto
al verbo cavar, con el que se podía relacionar genéticamente (condició n
de la que carecen escardar y layar, a las que se suele acudir para explicar
esta acció n en españ ol).
8. Palafangar ‘remover la tierra’. Este término aragonés – a su vez préstamo
del catalá n – no se ha incorporado al castellano - en este ni en otros
sentidos con los que se emplea en catalá n –; ni siquiera aparece en el
diccionario académico.
9. Pámpano ‘hoja de la vid’. Hay casos de palabras que, semejantes al
castellano por su significante en aragonés y catalá n, se diferencian por
su significado, como ocurre con el castellano pámpano y el catalá n o
aragonés pampol. El primero se refiere al ‘sarmiento tierno’, mientras
que el segundo designa la ‘hoja de la vid’; de ese modo el castellano se
separa de este amplio espacio lingü ístico situado al Oriente, relegando
ese significado de ‘hoja de la vid’ al femenino pámpana. En la traducció n
de la Agricultura se acude a pámpano con el sentido aragonés.
10. Espleyto y espleytar ‘cosecha y cosechar’ o ‘explotació n y explotar’.
Proceden de la voz latina EXPLICITARE, que no dejó descendencia
popular en castellano, pero sí en occitano, catalá n y navarroaragonés.

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