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Rionegro (Antioquia), mayo 2 de 2024.

Alerta Temprana y solicitud de declaratoria de Crisis Humanitaria


Estructural para el Oriente de Antioquia

Durante varios años, la Mesa de Derechos Humanos del Oriente Antioqueño y el


Observatorio de Derechos Humanos, Paz y Medio Ambiente, han estado solicitando a la
Defensoría del Pueblo una alerta temprana debido a la creciente situación de violencia en
la región. A pesar de esta permanente violencia silenciosa y extrañamente invisible para
algunas autoridades, es evidente que los diferentes factores, dinámicas y actores ilegales
se están fortaleciendo cada día más en la zona dejándola en un estado crítico que
demanda atención inmediata e inaplazable1.

En el informe "Bajo El Cielo Que Perdimos: Informe de DDHH Oriente 2023", se alerta a
las instituciones sobre las preocupaciones claramente identificadas para los 23 municipios
del oriente: la presencia, avance y consolidación de estructuras armadas, los efectos
nocivos por los megaproyectos de desarrollo, las inversiones de dineros ilícitos y la
decadencia de las condiciones socioeconómicas, emocionales y de seguridad estructural
combinan una alerta que denota una clara Crisis de carácter Humanitario que se
transforma en cifras de hecho violentos y aumento de las víctimas de nuevos conflictos2.

Las violaciones a los derechos humanos coinciden con los escenarios geográficos donde
grupos armados ilegales se consolidan, ejerciendo una contundente presencia a cielo
abierto por corredores urbanos y rurales dejando un rastro nauseabundo que coincide
geográficamente con las agendas económicas trazadas por los sectores económicos, pero
también con la vulneración del derecho a la vida, la dignidad y la integridad de los
habitantes del oriente.

Este contexto ha propiciado un aumento significativo en homicidios, desapariciones,


desplazamientos, hurtos, extorsiones. Además, el denominado desarrollo no está exento
de intereses particulares de empresarios que se entrelazan con intereses particulares de
políticos, bandas criminales y mafiosos que se aprovechan e impulsan la avanzada del
desarrollo y que oprimen a una ciudadanía debilitada por los factores ampliamente
conocidos en el marco del conflicto social y armado.

1El Espectador. 2022. Mesa de Derechos Humanos lanzó alerta por ola de violencia en el Oriente
Antioqueño. https://www.elespectador.com/colombia/medellin/mesa-de-derechos-humanos-lanzo-alerta-
por-ola-de-violencia-en-el-oriente-antioqueno/

2IPC. 2024. Defensores de DDHH piden reconocimiento de la crisis humanitaria que hay en el Oriente
antioqueño. https://www.ipc.org.co/agenciadeprensa/index.php/derechos-humanos/defensores-de-dhh-
piden-reconocimiento-de-la-crisis-humanitaria-que-hay-en-el-oriente-antioqueno/
La crisis humanitaria en el oriente de Antioquia: Un análisis de los casos de
homicidios como reflejo de la situación
En detalle el fenómeno de los homicidios en el Oriente Antioqueño es especialmente grave
y persistente por el aumento sistémico de los últimos 4 años. Los lugares que muestran
un comportamiento más preocupante son los municipios de Rionegro, Marinilla y La Ceja,
y se vinculan a dinámicas de control territorial y económico por parte de grupos armados
ilegales3.

Estas violencias escalan debido a la importancia estratégica del Oriente Antioqueño como
corredor de movilidad para los actores armados hacia otras subregiones del departamento
y hacia el resto del país. Además, la disputa territorial entre los diversos grupos ilegales
por asumir el control en áreas urbanas y rurales tiende a incrementar los niveles de
violencia, incluyendo homicidios.

El aumento de homicidios en los últimos años ha sido característico de patrones de


violencia generalizada y está relacionado con la reorganización y expansión territorial de
grupos armados.

Del 2020 al 2023 se han registrado 731 casos de homicidios solo en el Oriente Antioqueño,
evidenciando no sólo el incremento de la violencia sino también la grave amenaza a la
seguridad general de la población, afectando el tejido social y la estabilidad de la
comunidad. Estos fenómenos de violencia prolongada también han provocado
desplazamientos forzados masivos, aumentando la inseguridad y desestabilización en la
región.

La creciente preocupación por las desapariciones en el oriente antioqueño:


un análisis de la tendencia y distribución geográfica de los casos
Las cifras de personas reportadas como desaparecidas en el oriente antioqueño son
preocupantes debido a una tendencia ascendente, especialmente en el año 2021, donde
se evidenció un alarmante aumento del 328% en comparación con el año anterior, y un
incremento del 8.5% en 2022 y del 9.3% en 20234.

La distribución geográfica de estos casos permite identificar patrones y posibles factores


determinantes que podrían estar contribuyendo a la perpetuación de esta alarmante
situación por reacomodo y consolidación de estructuras armadas ilegales.

Los municipios donde más se concentran los casos de personas desaparecidas son
Rionegro (44.1% del total de casos en la región), Guarne (10.4%), Marinilla (9.5%),
Carmen de Viboral (7.6%), La Ceja (3.8%), El Peñol (3.3%), San Vicente Ferrer (3.3%) y
San Carlos (2.8%).

Estas cifras delinean claramente los municipios donde se registran los mayores índices de
desapariciones, evidenciando la magnitud y la dispersión geográfica de un problema que
afecta profundamente a la comunidad y, además, dejan una preocupación en las
organizaciones de defensa de los derechos humanos ya que la tendencia ascendente en
las desapariciones proyecta una clara amenaza a los derechos fundamentales, tales como
el derecho a la vida, la libertad y la integridad.

3La Nueva Prensa. 2022. El paramilitarismo y la mafia se están tomando el Oriente antioqueño.
https://www.lanuevaprensa.com.co/component/k2/el-paramilitarismo-y-la-mafia-se-estan-tomando-el-
oriente-antioqueno

4BAJO EL CIELO QUE PERDIMOS. Mesa de Derechos Humanos del Oriente antioqueño y Observatorio de
Derechos Humanos, Paz y Medio Ambiente. 2024
Desplazamiento Forzado y Reconfiguración de Espacios por Grupos
Armados
El desplazamiento forzado y la reconfiguración de espacios por grupos armados en el
oriente de Antioquia han dejado en el pasado más de 354.525 casos de personas
desplazadas en las épocas más atroces de la violencia. Sin embargo, entre los años 2020
y 2023 se reportaron cerca de 1500 casos, lo que evidencia que el fenómeno del
desplazamiento forzado persiste en la región de manera silenciosa 5.

Desde el año 2020, el municipio de Nariño ha sido el epicentro del desplazamiento forzado
en la región. Según los reportes, Nariño lidera esta las estadísticas con 183 casos, seguido
por San Francisco con 155, Argelia con 136, Rionegro con 112, Cocorná con 95, San Luis
con 92, Granada y San Carlos con 88 cada uno, El Carmen de Viboral con 62, El Santuario
con 61, y Marinilla con 50, entre otros. Estos datos revelan una realidad desgarradora:
todos los municipios enfrentan casos de desplazamiento forzado provocados por diversos
factores. Pero, más preocupante aún es que el Estado siga afrontando la criminalidad y
sus amenazas a la comunidad de la misma forma que las afrontó hace 20 años, dejando
desplazar a las personas, como si las capacidades adquiridas y el alto presupuesto anual
no fueran suficiente para hacer su tarea constitucional de brindar seguridad y tranquilidad
a las comunidades.

Amenazas, un patrón sistémico que tiende a crecer en el Oriente Antioqueño


Las cifras de amenazas en la región del Oriente Antioqueño muestran un patrón
preocupante de aumento del 24,2% entre 2020 y 2021, impactando a todos los municipios
de la región. Estas amenazas ponen en riesgo la seguridad y la vida de la población local,
afectando no solo su bienestar físico sino también el social y económico.
Los municipios que más reportan amenazas son San Carlos, Rionegro, Guarne, El
Carmen de Viboral, y La Ceja del Tambo, los cuales son importantes centros económicos
de la región.

En el caso de San Carlos, se registró un aumento del 100% en la tasa de amenazas entre
2020 y 2021, alcanzando una tasa del 63%. En Rionegro, las amenazas representaron el
22,5% del total registrado en el Oriente Antioqueño en 2023. En Guarne, el aumento de
las amenazas fue del 13,6%, mientras que en El Carmen de Viboral se registró un aumento
del 9,4%, y en La Ceja del Tambo del 8,1.

El patrón de aumento de las amenazas sugiere una conexión significativa entre la


incidencia del delito y el potencial económico legal e ilegal de los municipios más
afectados. La distribución desigual de las amenazas entre los distintos municipios del
Oriente Antioqueño pone de manifiesto la necesidad imperiosa de abordar esta
problemática de manera integral y efectiva, y de implementar estrategias coordinadas a
nivel regional para contrarrestar efectivamente esta preocupante tendencia.

Extorsiones, una alarma constante


Los casos reportados como extorsiones en la región del Oriente Antioqueño representan
una de las mayores preocupaciones en materia de seguridad. Este es un fenómeno que
se extiende a diferentes zonas y territorios, sin importar la condición social, económica o
territorial de las víctimas.

5 Ídem.
Este patrón de aumento de extorsiones en la región es un fenómeno complejo, que se
conecta con la presencia y expansión de grupos armados y la delincuencia organizada y
donde se interrelaciona la presencia del crimen organizado con los megaproyectos de
desarrollo.

Según estadísticas del informe, los municipios más afectados por la extorsión en la región
del Oriente Antioqueño son Rionegro, Marinilla, La Ceja del Tambo, Guarne, El Carmen
de Viboral, Sonsón, El Santuario y El Peñol. Las cifras sobre casos demuestran cómo la
concentración del fenómeno se vincula directamente con centros de poder económico,
como los municipios mencionados.

En los 23 municipios del Oriente antioqueño, se registró un promedio de 132 extorsiones


por año, según los casos denunciados. Durante el año 2022, se documentaron un total de
529 extorsiones, destacándose como uno de los años con mayor incidencia de casos, con
un total de 163 denuncias.

En el caso de San Carlos, se registró un aumento del 466% en el número de casos de


hurto entre 2020 y 2023, lo que sugiere una influencia directa de diversos actores, entre
los que cuentan los grupos armados, quienes buscan obtener recursos a través de la
intimidación y el miedo, aprovechándose de la vulnerabilidad de la población.

Lo preocupante en el tema del extorsión es que es un delito que viene en incremento


desde hace 3 años y a las autoridades subregionales y departamentales parece no
importarles, la mayoría de las veces se conforman con decir que es extorsión carcelaria y
que aprovechan la información pública de la Cámara de Comercio, como si eso le quitara
lo delictivo, resolviera la preocupación de las comunidades y además, devolviera los
millonarios recursos pagados por cientos de víctimas de los 23 municipios, y eso cuando
le reciben la denuncia, pues es toda una odisea que hace que muchos ciudadanos
desistan de hacer la denuncia.

Aumento alarmante de casos de hurto: impacto en la vida cotidiana y


seguridad regional
Es alarmante el aumento en los índices de hurto durante el período comprendido entre
2020 y 2023, con un total de 14.923 casos reportados que abarcan hurtos a personas,
hurtos de automóviles y otros tipos de hurto.

Esta situación es especialmente neurálgica en la medida en que afecta la vida cotidiana y


la sensación de seguridad de cada habitante del Oriente Antioqueño. La distribución de
los casos de hurto entre los distintos municipios del Oriente Antioqueño pone de manifiesto
una conexión significativa entre la incidencia del delito y la influencia económica de dichas
localidades que vienen siendo apoderadas por estructuras armadas ilegales y delincuencia
común.

Los municipios que han registrado el mayor número de casos de hurto en 2023 son
Rionegro con el 31,2% del total de casos, Marinilla con un 19,2%, La Ceja con el 12%,
Guarne con el 8,9%, y El Santuario con un 6,4.

Intrincados hilos de poder: La compleja realidad de los grupos armados en


el Oriente Antioqueño
El panorama general en los 23 municipios del Oriente Antioqueño está determinado por
particularidades y por un comportamiento muy homogéneo de los actores armados
ilegales contra la población. A pesar del negacionismo y de algunas autoridades que
siguen sin reconocer el problema, la región se ha convertido en una zona clara de control
territorial de avance y fortalecimiento armado.
Si bien es cierto que estos grupos armados presentan algunas particularidades en la
manera en que abordan los diferentes municipios del Oriente Antioqueño, también es
cierto que siguen utilizando corredores nodales de movilidad hacia otras subregiones del
país y hacia otras regiones del departamento.

La prevalencia de este tipo de comportamientos genera realmente una preocupación por


las graves afectaciones a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario
que se están perpetrando.

Es importante aclarar que esta situación no necesariamente está ocurriendo de manera


exclusiva en algunos municipios específicos, sino que también se han detectado presencia
armada de grupos ilegales en todos los municipios del oriente, lo que demuestra la
magnitud del problema. Por lo tanto, es fundamental tomar medidas para fortalecer los
mecanismos de seguridad en la región, proteger a las comunidades vulnerables y prevenir
y sancionar las violaciones de derechos humanos.

La presencia de organizaciones como: GDO Pachely, y GAOS como las Autodefensas


Gaitanista de Colombia y El Clan Isaza, no es nuevo. Como le respondió el comandante
del Ejército en el municipio de Abejorral “ellos siempre han estado aquí”.

Rionegro: El oscuro dominio de los grupos armados ilegales y su impacto en


la vida cotidiana
En el municipio de Rionegro, los grupos armados ilegales están involucrados en diversas
actividades ilegales, que incluyen enriquecimiento ilícito a través del narcotráfico y el
control de negocios ilegales como el tráfico de sustancias ilícitas. Además, estos grupos
también imponen su control territorial a través de prácticas violentas, como los homicidios
selectivos, desapariciones y desplazamientos forzados de personas.
En cuanto a las violaciones a los derechos humanos que cometen estos grupos en zonas
urbanas y rurales, según el informe, estas incluyen la afectación a la vida, la integridad
personal y la libertad de las personas, la limitación del acceso a servicios básicos como el
derecho a la salud o a la educación, el desplazamiento forzado y la afectación en las
dinámicas económicas y comerciales de la región.

Es claro el uso de corredores interveredales para actividades ilegales (con conexión con
Medellín a través de Santa Elena y con el municipio de Guarne y desde allí al sector norte
del Área Metropolitana), donde se han avistado personas vestidas de civil, encapuchadas
y armadas con armas cortas y largas, circulando en motos de alto cilindraje y vehículos de
alta gama. Se presume un aumento en puntos de venta de sustancias ilícitas tanto en
áreas urbanas como rurales, operando hasta altas horas de la madrugada y generando
impactos sociales que podrían afectar a niños, niñas y adolescentes.

Granada en alerta: presencia de actores ilegales y riesgos hacia la


comunidad
En el municipio de Granada, existen situaciones irregulares que ponen en riesgo a la
población. Según testimonio de varias personas existen circuitos cerrados de televisión
instalados estratégicamente ubicadas en ubicadas en zonas como la autopista Medellín-
Bogotá, el río Calderas hacia Santa Ana y corredores de movilidad de la zona. Estas
cámaras vienen siendo controladas por civiles asociados a cuestionadas estrategias de
seguridad activadas en el municipio de las cuales no ha sido muy claro el papel que
desempeñan con las autoridades locales. Estas personas aprovechan las cámaras para
mantener el control de la zona, se conocen casos de posibles amenazas a habitantes del
municipio. Las cámaras están estratégicamente ubicadas en zonas como la autopista
Medellín-Bogotá, el río Calderas hacia Santa Ana y corredores históricos del municipio
utilizados por nuevos grupos.
En este escenario, destacan diversos personajes conocidos por las autoridades sobre las
cuales que son vistos como un riesgo para las garantías de seguridad y a protección de
los habitantes del municipio.

Se alerta a las autoridades sobre la presunta construcción ilegal de vías que sirven como
corredores para estructuras criminales que intentan dominar y consolidarse en el territorio.
Se conoce que posibles integrantes de estas estructuras armadas buscan interferir en las
reuniones de varias Juntas de Acción Comunal a las que llegan a intimidar a la población
diciendo que han llegado para quedarse y para reactivar presuntamente estructuras
armadas y expandirlas hacia Doradal. El análisis de esta situación revela la complejidad y
gravedad de la situación actual en Granada y zonas cercanas, poniendo en peligro la
amenaza inminente, la seguridad y el bienestar de la comunidad.

Un suceso que ha marcado la actual situación en Granada tiene que ver con un ataque a
una familia que tuvo lugar en la noche del Jueves Santo. La familia estaba viajando en un
taxi por una zona entre la vereda La Aurora y Reyes en el municipio de Granada cuando
fueron atacados por desconocidos armados. Aparentemente, había un retén instalado
ilegal que intentaba detener el vehículo o esperar a alguien para fines desconocidos.

Según denuncia resiente, muchas de las cámaras que había en el municipio y en el


corregimiento de Santa Ana fueron destruidas o apagadas desde que empezó la presencia
más evidente de lo que parece hombre de las AGC.

Abejorral bajo amenaza: La lucha contra el control de grupos armados y los


asesinatos selectivos
Este panorama general no es ajeno al municipio de Abejorral en el que existe una situación
alarmante para sus habitantes que se ven vulnerables ante grupos armados ilegales que
controlan zonas urbanas y rurales.

Estos grupos imponen su control territorial a través de prácticas violentas, como los
homicidios selectivos, las desapariciones y los desplazamientos forzados de personas.

Es realmente alarmante la situación que se ha vivido en el municipio de Abejorral durante


el actual 2024. La zozobra y el miedo generado por los actos de violencia son
preocupantes. Según la información proporcionada por varios habitantes, en la primera
semana de diciembre se llevó a cabo una reunión de varios civiles de Abejorral y Sonsón
en la que supuestamente acordaron una estrategia de "limpieza social", información que
coincide con la situación de violencia contra el derecho a la vida en ese municipio.

Durante el año en curso se han registrado cerca de 7 asesinatos. Esta situación preocupa
a quienes ejercen liderazgo social y a la población en general que ha visto cómo se
recrudece la situación de violencia en la zona, ya que se percibe que un ambiente de uso
de patrones de violencia.

Históricamente la vía entre Abejorral y Santa Bárbara ha sido vital para el control de grupos
armados organizados en el pasado y ahora como centro de la disputa entre las AGC, el
Clan Isaza o Autodefensas del Magdalena Medio y bandas criminales de Medellín que
llegan o se fugan del municipio por la vía a la Ceja o por la vía de Santa Bárbara a Medellín.
Guarne: una sombra que oscurece la vida de sus habitantes
La presencia de actores armados ilegales y sus rentas ilícitas muestran un escenario sobre
la escalada de violencia en donde la ausencia del Estado y dejan desamparados a cada
uno de los habitantes de este municipio.

Veredas como Bellavista, Colorado, Juan XXIII, Guamito y Chaparral y los corredores
históricos de movilidad desde zonas rurales hacia y también desde zonas urbanas sobre
las vías importantes, como la autopista Medellín-Bogotá, la vía al municipio de San Vicente
y otras vías veredales están en riesgo porque siguen siendo usados como corredores
delincuenciales por grupos armados. Esta situación se refleja en un aumento significativo
de homicidios en el 2023 y las consecuencias generadas por el miedo a la ruptura del
tejido social y la naturalización de las problemáticas por temas de seguridad, comercio y
de consumo de alucinógenos cerca de instituciones educativas y en áreas residenciales.

No se descarta el uso, utilización, de niños, niñas y adolescentes bajo diversas


modalidades degradando totalmente la vida y los proyectos de vida de estos jóvenes y de
sus familias.

Vacíos institucionales, escasez de recursos y resultados insuficientes en la


prevención del delito.
Las estrategias de seguridad en el Oriente Antioqueño generan incertidumbre debido a la
falta de claridad y eficacia en las políticas públicas y medidas implementadas para
enfrentar la violencia, la criminalidad y la presencia de grupos armados ilegales.

Estas deficiencias podrían llevar a situaciones como justicia por mano propia, homicidios
selectivos bajo la modalidad de "limpieza social", influencia indebida en las herramientas
institucionales, control ilegal de espacios civiles y la imposición de normas de conducta
por parte de civiles, ya que no habría supervisión por parte de las autoridades
democráticamente constituidas.

A pesar de algunos esfuerzos individuales, existen vacíos institucionales, escasez de


recursos y resultados insuficientes en la prevención del delito.

La asignación de responsabilidades en materia de seguridad a organizaciones civiles sin


supervisión nos preocupa, ya que evoca experiencias pasadas que han tenido graves
consecuencias en cuanto a la violación de los derechos humanos y el derecho
internacional humanitario.

Impacto de los Proyectos de Desarrollo, Encarecimiento de la Tierra y el


Desarraigo
El desarrollo en la región ha tenido consecuencias negativas, como el desplazamiento de
comunidades nativas y la presión sobre los recursos naturales, especialmente el agua, lo
que ha dejado una huella ambiental negativa. El abandono del campo ha llevado a la
exclusión social, la marginación y la pobreza de las poblaciones campesinas, así como a
una disminución en la producción de alimentos y un aumento en los precios. Además, el
crecimiento sin planificación ha tenido consecuencias cuestionables en términos de
movilidad, transporte, ruralidad y paisaje.

Existe una desconexión entre el Estado y diversos sectores con las realidades que marcan
las agendas ciudadanas, lo que se traduce en una falta de respuesta estatal a las
necesidades económicas, sociales y de seguridad de las comunidades -lo que hemos
llamado seguridad humana integral-.
La sostenibilidad requiere políticas reales para prevenir el daño ambiental, la pérdida
cultural y mejorar la atención en salud mental. Los modelos de desarrollo propuestos
continúan mostrando rasgos de exclusión en la participación de las comunidades en su
construcción, perpetuando desigualdades económicas y sociales.

El impacto de los megaproyectos genera una presión crítica en el débil desarrollo


económico de las comunidades. Cuando se priorizan este tipo de proyectos sin importar
las circunstancias y necesidades de las comunidades y sus territorios, sin lograr un
equilibrio sostenible, los perjudicados siguen siendo los mismos. Esos costes ocultos del
desarrollo extractivista no se calculan ni se expresan cuando le vienen a vender humo a
las comunidades. Uno de los procesos de defensa del territorio, el agua y la vida lo dicen
así “transición energética justa y popular”, como dicen la calle, transición sí pero no así,
pues la propuesta que pareciera muy buena en lo ambiental permite que la Corporación
ambiental proempresarial Cornare y los inversionistas en PChs pasen por encima de los
derechos y sueños de las comunidades y las revictimicen promoviendo una política que
debe ser objeto de cuestionamiento y negociación. A la par de estas nuevas vulneraciones
persisten problemas de acceso a una educación de calidad y a servicios básicos,
evidenciando la urgencia de replantear los modelos de desarrollo existentes e involucrar
activamente a las comunidades en su diseño e implementación para superar las
desigualdades arraigadas.

No han sido medidas las consecuencias de los efectos de descampesinizacion y los


procesos mediante los cuales la población rural deja de depender de la agricultura y se
traslada a áreas urbanas en busca de mejores oportunidades económicas y de vida. Este
fenómeno causado por diversos factores, como el desarrollo industrial, la “modernización
agrícola”, la falta de acceso a tierras y recursos, y la migración hacia ciudades en busca
de empleo y servicios.

Tampoco se ha medido la crisis generada por la gentrificación y los procesos de


transformación urbana en los cuales una zona de una ciudad, generalmente deteriorada o
de bajos ingresos, experimenta una revitalización y se convierte en un área atractiva para
personas de mayores ingresos y cómo esto tiene derivaciones en el aumento de los
precios de la vivienda, el desplazamiento de nativos y la pérdida cultural.

La Intersección Vital: Declaratoria de Crisis Humanitaria por el riesgo de


Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario
Las cifras, los datos, las dinámicas violentas y los antecedentes históricos sustentan de
manera clara la necesidad y obligación al Estado colombiano en cabeza del Presidente
Gustavo Petro para activar los mecanismos necesarios hacia la declaratoria de crisis
humanitaria y acatar toda la legislación o regulación considerada respete los principios
consagrados tanto en los Derechos Humanos como en el Derecho Internacional
Humanitario, centrándose en garantizar la protección de los derechos humanos
universales.

Es obligación del Estado de Colombia cumplir con los mandatos emanados de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) sobre las garantías de seguridad a la
población de las personas civiles, las garantías de no repetición, e implementar normativas
basadas en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario para establecer
mecanismos que prevengan la recurrencia de violaciones de derechos.

Violencia silenciosa y expansión armada: La crisis latente en el Oriente


Antioqueño
En San Carlos y San Rafael, también predominan los riesgos por las dinámicas de
violencia silenciosa y amenazante, exacerbadas por la expansión de diversos actores
armados que buscan control territorial y acceso a corredores económicos y logísticos
críticos.
Esta expansión no sólo fortalece estructuras armadas existentes, sino que también
intensifica la violencia, afectando directamente a las comunidades locales, sumergiéndolas
en un estado de miedo y coerción constantes.

La situación en estos municipios no es aislada y refleja un problema que podría estar


presentándose de forma similar en otros municipios del oriente antioqueño, aunque no se
reporte con la misma intensidad. La expansión territorial de grupos armados en busca de
dominio económico y social, el aumento de las tasas de homicidio y las prácticas
sistemáticas de intimidación son indicativos de una problemática generalizada que podría
estar replicándose en otros lugares del departamento, manifestando una crisis de
seguridad y derechos humanos que requiere atención urgente.

Esta compleja red de violencia en el oriente antioqueño, permeando desde municipios


específicos a potencialmente una región más amplia, demuestra la necesidad crítica de
intervenciones estatales y comunitarias. No se trata sólo de contener la violencia en puntos
calientes como San Carlos y San Rafael, sino de entender y desactivar las dinámicas
subyacentes que permiten la propagación de estos patrones de violencia en el Oriente
Antioqueño, garantizando así la seguridad y los derechos humanos de todas las
comunidades afectadas.

Según denuncia recibida, en San Carlos la mayoría de los comerciantes están apoyando
económicamente la presencia de las AGC y del Clan Isaza.

Peticiones urgentes: Protegiendo la vida en el Oriente de Antioquia


Dirigimos esta comunicación al presidente Gustavo Petro, a las autoridades
departamentales y municipales, a la Defensoría del Pueblo y demás entes de control, para
expresar nuestra profunda preocupación por evidente crisis generada por la violencia y la
situación de derechos humanos en el Oriente de Antioquia.

Hemos observado un alarmante aumento en los índices de homicidios, desapariciones y


desplazamientos forzados, lo que evidencia una grave crisis humanitaria que requiere una
respuesta inmediata y efectiva por parte del Estado.

Durante años, distintas organizaciones, incluyendo la Mesa de Derechos Humanos del


Oriente Antioqueño y el Observatorio de Derechos Humanos, Paz y Medio Ambiente, han
venido alertando sobre el incremento de la violencia y la presencia dominante de grupos
armados ilegales, que perpetúan un ciclo de intimidación y coerción contra la población
civil.

Las implicaciones de estos actos violentos son profundas y contravienen los principios
fundamentales consagrados en los Derechos Humanos y el Derecho Internacional
Humanitario. Es crucial que el Gobierno Colombiano actúe de manera proactiva y decisiva
para proteger la vida y la integridad de sus ciudadanos en el Oriente Antioqueño.

Solicitamos, en base a las evidencias presentadas y al llamado humanitario urgente, la


declaratoria oficial de Crisis Humanitaria Estructural en esta región y la implementación de
medidas concretas que garanticen la protección y los derechos de las comunidades
afectadas.

Al proteger la vida y seguir los mandatos de la Corte Interamericana de Derechos


Humanos, el gobierno no solo cumplirá con sus obligaciones legales, sino que también
fortalecerá el tejido social y la cohesión nacional, demostrando un compromiso
inquebrantable con los valores de justicia y paz.
Es imperativo recibir una pronta respuesta y acciones concretas que reflejen la gravedad
de esta crisis. La vida y la seguridad de nuestra gente no pueden seguir estando en riesgo.
Este llamado se basa en el detallado análisis de los problemas que enfrenta la región
según lo consignado en el documento Alerta Temprana y solicitud de declaratoria de Crisis
Humanitaria Estructural para el Oriente de Antioquia, el cual resalta no solo el aumento de
violencia sino también la implicación de megaproyectos y la influencia económica que
exacerba la situación. La protección de la vida es primordial y urgente frente a esta
situación de violencia y violación de derechos humanos que lamentablemente sigue
creciendo.

Igualmente, exigimos el respeto de los 13 mínimos humanitarios que desde la Mesa


Humanitaria de Antioquia venimos exigiendo a todos los actores armados como mínima
garantía para el avance de las negociaciones de paz que garanticen la vida de los
pobladores de las 9 subregiones de Antioquia.

Mesa de Derechos Humanos y


Atención Humanitaria del Oriente Antioqueño

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