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MEJORA-TU-COMUNICACION-CON-LOS-DEMAS
MEJORA-TU-COMUNICACION-CON-LOS-DEMAS
Estás charlando con una amiga, sentada frente a ella en una cafetería, en
este momento sólo ella habla y tú… tú estás pensando en la lista de la
compra, los deberes de tu hijo o lo que vas a contarle en cuanto se calle.
¡Eso no es escuchar! Se emplea en inteligencia emocional el término
“escucha activa” para indicar que, si tenemos dos orejas y una boca es por
algo, porque deberíamos hablar la mitad y escuchar el doble. Escuchar con
los cinco sentidos, porque el cuerpo de tu amiga también te está hablando,
con su postura, con sus gestos, así como con su voz, su volumen, su tono…
son los llamados “metamensajes” y te proporcionan mucha información.
Generalmente, más de la que la otra persona nos quiere transmitir.
Nos gusta tanto hablar que estamos perdiendo “el noble arte de la
conversación”. Si no somos nosotros los que llevamos la voz cantante, la
charla no nos interesa. Para mejorar la comunicación es fundamental
involucrarse en la conversación. Los temas pueden ser de lo más variado:
expresa tu opinión y escucha la de los demás, te enriquecerán sus diferentes
puntos de vista. Conocer personas de distintos círculos, niveles culturales,
profesiones e incluso países, ampliará tu visión del mundo y completará tu
educación en comunicación interpersonal. ¿Qué círculo nuevo de personas
te gustaría conocer? Eso sí, cuando lo hagas, escúchalas con atención.
Si hay personas que emplean más palabras visuales, otras más auditivas y
otras más kinestésicas (referidas al tacto, gusto y olfato), está claro que nos
entendemos mejor con aquellas que usan términos similares a los que
nosotros empleamos. “No lo veo claro”, “no me suena bien” o “no cojo la
idea” son tres maneras de expresar algo parecido y, sin embargo, según
percibamos la realidad por nuestros sentidos –y no todos lo hacemos igual-
utilizamos más palabras visuales, auditivas o kinestésicas. A fin de mejorar
tu comunicación necesitas combinar todas ellas para que nadie se quede
excluido cuando hablas y tu comunicación sea efectiva, sea como sea el
interlocutor que tengas delante. Escuchándote a ti mismo percibirás qué
términos empleas más y cuáles menos en cada circunstancia y podrás
incrementar el uso de aquellas palabras que raramente utilizas.
Cuántas veces los políticos dicen algo de lo cual después se tienen que
arrepentir. Fue el caso hace unas semanas del alcalde de Valladolid, Javier
León de la Riva, cuando al ser nombrada ministra de Sanidad Leire Pajín
hizo un comentario inadecuado sobre “sus morritos”. Unas palabas que
sentaron mal a un partido en particular pero sobre todo a las mujeres en
general. El alcalde se desdijo de lo dicho en declaraciones posteriores. Este
es un ejemplo de cómo nos ocurre en muchas ocasiones que no elegimos
nosotros las palabras que queremos emplear.
¿Quién crees que elige las palabras que utilizas? ¿Y tus gestos? ¿Y tu tono
de voz? Si has respondido “yo” a las tres preguntas estás en un error. No
eres tú sino tu subconsciente quien elige tu vocabulario, tus gestos e incluso
el uso que le das a la voz. De ahí que en numerosas ocasiones te cuestiones:
¿he dicho yo eso? ¿Cómo he podido comentarlo en ese tono? ¿Por qué no
me ha creído? Claro que podemos ser conscientes de los tres tipos de
lenguaje que empleamos: verbal (palabras), no verbal (gestos) y paraverbal
(voz), aunque habitualmente no lo somos. ¿Te escuchas cuando hablas?
Está claro que sabes lo que quieres decir aunque pocas veces nos damos el
tiempo de recapacitar para elegir los términos que queremos emplear en
nuestra comunicación. Las palabras salen de nuestra boca demasiado
rápido sin darnos tiempo a pensar. Por ello, como nos dice la PNL se
cometen errores de generalización (“todos los políticos son iguales”), de
omisión (“lo rompió”) o de deformación como las lecturas de mente (“yo
sé lo que piensa”). Generalizando, omitiendo información o deformándola
no conseguiremos mejorar nuestra comunicación. Por tanto, escúchate,
analiza qué palabras empleas y elígelas conscientemente.
Los gestos y las posturas inconscientes nos juegan malas pasadas porque
hablan de tu incongruencia. A lo mejor estás diciendo algo con tus palabras
pero tu cuerpo explica lo contrario. ¿Qué ocurre? El subconsciente de tu
interlocutor lo capta como que le estás mintiendo, que muestras
inseguridad, que no crees lo que comentas. Por ello es fundamental ser
consciente en cada momento de dónde están nuestras manos, cuál es
nuestra postura, qué gestos hacemos al hablar. Con un poco de práctica
podrás dominar los tres tipos de lenguaje y expresar mejor lo que quieres
expresar.
¡Ah, por cierto! Respecto a lo de caerle bien a los demás hay algo que
debes saber: no le puedes caer bien a todo el mundo, si “el mapa no es el
territorio” cada persona te va a contemplar desde su propia perspectiva,
escuchará de ti lo que quiera oír y se sentirá bien o mal ante lo que dices,
sin que tú puedas evitarlo así que… ni te preocupes por ello. Mejora tu
comunicación y serás mucho más feliz.