Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Clase Maestria Simone de Beauvoir
Clase Maestria Simone de Beauvoir
Clase 2
Existencialismo y feminismo:
Simone de Beauvoir
No sin dificultades, sólo Nueva Zelandia, lo concedió a finales del XIX°, en 1893.
Ecuador y Uruguay concedieron el voto a las mujeres a inicios de la década del
treinta, con algunas restricciones (en 1932). En Occidente, la Segunda Guerra
Mundial puso a prueba la población europea y estadounidense al punto de que, en
los últimos años de la contienda, sobre todo a partir de 1943, los batallones de
mujeres ganaron presencia, especialmente en el frente del Este. No sólo como
personal sanitario (al estilo de Florence Nightingale) sino como aviadoras,
tanquistas, francotiradoras, etc. Svetlana Alexiévich, Premio Nóbel de Literatura de
2015, da cuenta de ello en su libro La guerra no tiene rostro de mujer (original
2013; traducción castellana, 2016).
¿Por qué me detengo en eso? Por que en los países involucrados en la contienda, las
mujeres obtuvieron su derecho al voto como “premio” por los servicios de guerra
prestados: si eran “iguales” para defender la patria y morir por ella, debían ser
iguales en derechos ciudadanos. Por extensión, el resto de los países occidentales
Beauvoir escribe El Segundo Sexo (ESS, 1949) siguiendo una idea fundamental que
hace las veces de hilo conductor, y que analiza a lo largo de toda la obra:
1
Casale, R. “Algunas coincidencias entre Sartre y Beauvoir sobre el método progresivo-regresivo” Cagnolati,
B. y M. L. Femenías, Simone de Beauvoir: Las encrucijadas de “el otro sexo”, La Plata, Edulp, 2009.
2
Casale, ibid.
3
Casale, ibid.
4
El Segundo Sexo, Buenos Aires, Siglo XX (ed. varias) Lectura obligatoria: Introducción y Conclusión.
8
López Pardina, T. “El feminismo de Simone de Beauvoir”, C. Amorós, (Coordinadora) Historia de la teoría
feminista, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1994.
Discuta cómo se entiende aquí “universal” y si efectivamente se desecha el “voto calificado”. Reflexione sobre
qué argumentos se utilizaron para la dupla inclusión/exclusión. Vincular con la clase anterior
____________________________________________________________________________
En suma, para Beauvoir es preciso que las mujeres restituyan los modos
(métodos), los hechos (la historia), la libertad (en la calidad de sujetos de proyecto
propio), para sí mismas. Para ello se propone desarticular los presupuestos de tres
concepciones fundamentales de “la mujer” en aras de su liberación. Muy brevemente,
el primer presupuesto que rechaza (junto con los demás existencialistas) es el
esencialismo. Las posiciones esencialistas —sostiene— han “construido” a las mujeres
ahistóricamente, fijadas en ciertos rasgos eternos e ineludibles englobados dentro de
la categoría difusa de “femineidad”, tan cantada por los poetas. El segundo es la falsa
creencia de que el psicoanálisis freudiano es “objetivo” y no una construcción histórica
y patriarcal más de la cultura imperante. En efecto, bajo suposición de su “objetividad
científica” tacha de “fálica” a cualquier mujer que busque constituirse en sujeto
autónomo; es decir, las considera masculinas cuando no anormales. Por último,
Beauvoir denuncia que la revolución del proletariado no lo fue por igual para
“proletarios” y “proletarias”. Las clasescon
Relación sociales, y la obrera
críticas feministas que no
le es una excepción, están
realiza Silvia Federici a Marx
10
F. Olsen, “El sexo del derecho”, en Identidad femenina y discurso jurídico, Alicia E. C. Ruiz (comp.), Buenos
Aires, 2000, pp. 25-42.
c- La noción de “situación”
Beauvoir aborda la noción de situación especialmente en Phyrrus y Cineas (1944), y
remite a El ser y la nada de Sartre, publicado un año antes. Sin embargo, su
conceptualización se despega claramente de la de Sartre.
11
El “Tribunal Russell-Sartre se creó para “juzgar” los crímenes de la Guerra de Viet-Nam. Sus fallos no eran
vinculantes, pero sí éticamente destacados.
12
La force de l´âge, París, Gallimard-Folio, 1950. Traducido como La fuerza de las cosas.
De modo que las relaciones con los otros encierran la peculiaridad de que, si bien no
se puede incidir en el sentido de sus fines, sí se puede incidir, en cambio, en la
posibilidad de su cumplimiento. Cada quien influye en la configuración de la
situación de los demás. Por eso, para Beauvoir, la situación posibilita o coarta la
libertad, la ensancha o la comprime.
Tanto es así, que en Pour une morale de l´ambigüité (traducido como Para
una moral de la ambigüedad) Beauvoir establece una jerarquía de situaciones: “Las
situaciones que la libertad desvela a través de su proyecto /.../ no aparecen como
equivalentes; la libertad establece como privilegiadas las que le permiten realizarse
como movimiento indefinido”. 15 Esta noción de situación es la que utiliza en ESS.
Es decir, para Beauvoir, la situación delimita el alcance de la libertad. La noción de
situación en Beauvoir es más opaca que la de Sartre, dado que no se interpenetra
con la de libertad. Por el contrario, puede constituirse en una barrera insuperable
para el sujeto. De ahí que establezca una jerarquía de situaciones constituida por
diferentes grados de posibilidad de cumplimiento de la libertad. Las situaciones en
las que la libertad se cumple al máximo son “privilegiadas”. En otras, como la
13
L´être et le néant, Paris, Gallimard, 1943, p. 572.
14
Pour une morale de l´ambigüité y Pyrrhus et Cinéas, Paris, Gallimard, 1947, pp. 330-31.
15
Idem, 45.
Maestría en Filosofía – Seminario de Filosofía Política Contemporánea: Cuestiones de género Docente:
María Luisa Femenías
situación de esclavitud, la de las mujeres en un harén, la de los totalitarismos, etc,
suponen una realización mínima de la libertad. 16
En la “Introducción” de ESS, Beauvoir toma esa caracterización de libertad.
Por eso, la libertad de las mujeres puede modelarse desde “afuera”, por los otros que
constituyen la facticidad de su situación. Por ello, libertad no es equivalente a
situación. Cuando una mujer no puede ejercer su libertad plenamente, debido a los
límites que le son impuestos “desde afuera”, le es infligida una degradación a su
trascendencia y se la empuja a inmanencia. Cuando esto es así, desde un punto de
vista ético, no es culpable. No se trata de un caso de mala fe; se trata de una
existencia degradada en la que intervienen elementos externos que configuran el
hecho. La frustración y la opresión de la que habla Beauvoir, revelan la asimetría
Uno−Otra. La construcción de relaciones simétricas y recíprocas es la única salida a
la opresión y a la mala fe como mengua de la libertad de los seres humanos en
general, y de las mujeres en particular.
***
En sus Memorias, Beauvoir escribe:
“Toda mi historia me había preparado para ello; desde la infancia mi temperamento
me había llevado a dar crédito a mis deseos y a mis elecciones. Y entre las doctrinas
que me habían formado intelectualmente había elegido las que reforzaban tal
disposición”. 17
16
Idem, p. 56.
17
La force de l´âge, II, París, Gallimard-Folio, 1950. p. 629.
18
ESS, “Conclusiones”. [Lectura obligatoria]