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“Jóvenes con sueños de grandeza, deseosos de triunfar en la vida, esperando tener un mejor

futuro, sueños rotos, esperanzas truncadas, ilusiones perdidas que los obligan a iniciar una vida
llena de responsabilidades para los cuales no están preparados”

Tengan muy buenos días, distinguidos jurados calificativos, maestros, y alumnos presentes, mi
nombre es Nataly Rocío, alumna del octavo grado, del Complejo Educativo Católico “Santa
Teresita”. Es un honor y privilegio poder representar a esta institución

Me dirijo hoy a ustedes para abordar un tema que ha persistido durante generaciones y que siendo
una mancha en nuestra sociedad: la pobreza. La pobreza, ese enemigo silencioso que afecta a
millones de personas en todo el mundo, es un problema que merece muestra atención y nuestra
acción decidida.

Permítanme comenzar compartiendo mi punto de vista sobre la pobreza. Para mí, la pobreza no es
solo la falta de recursos económicos, sino una falta de acceso a los servicios básicos que todos
deberíamos tener: alimentos, vivienda, educación y atención médica. La pobreza es una cadena
que aprisiona a las personas en un circulo vicioso de desventajas, impidiendo su desarrollo,
negando oportunidades para una vida mejor.

Es importante destacar que la pobreza no es solo un problema que afecta a los países en
desarrollo. Incluso en naciones prósperas, existen bolsas de pobreza que a menudo pasan
desapercibidas. La pobreza no entiende de fronteras ni de límites geográficos, sino que
afecta a personas de todas las edades, géneros, etnias y religiones
La pobreza es una realidad desgarradora que priva a las personas de sus derechos básicos, limita
sus oportunidades y perpetúa un ciclo intergeneracional de desigualdad y sufrimiento. En un
mundo que ha progresado tanto en términos de avances tecnológicos y científicos, es inaceptable
que millones de seres humanos sigan viviendo en condiciones de extrema pobreza.

Para comprender la magnitud de este desafío, es importante considerar algunos datos


impactantes. Según el Banco Mundial, más de 700 millones de personas viven en condiciones de
pobreza extrema, lo que significa que subsisten con menos de 1,90 dólares al día. Además,
alrededor de 2.200 millones de personas luchan diariamente para satisfacer sus necesidades
básicas, como alimentación, vivienda y atención médica adecuada. Estas cifras son alarmantes y
llaman a la acción inmediata.

En muchas regiones, los niños se ven obligados a abandonar la escuela para trabajar y
ayudar a sus familias a sobrevivir. Estos niños son privados de su derecho a la educación y
se ven atrapados en un ciclo de pobreza intergeneracional. Además, las personas que
viven en la pobreza a menudo carecen de acceso a servicios de salud adecuados, lo que
resulta en enfermedades prevenibles y muertes prematuras
La pobreza no se limita a la falta de ingresos; es un problema multidimensional que afecta la
educación, la salud, la vivienda, el acceso a servicios básicos y la participación en la sociedad. La
falta de educación y oportunidades de empleo digno perpetúa la desigualdad y la exclusión social.
Además, las mujeres y los niños son los más vulnerables a los efectos devastadores de la pobreza,
enfrentando mayores dificultades para acceder a la educación y a servicios de salud adecuados.
Ante esta realidad preocupante, es imperativo que tanto las personas como los gobiernos asuman
su responsabilidad y trabajen juntos para combatir la pobreza de manera efectiva. En primer lugar,
como individuos, podemos marcar la diferencia mediante acciones concretas. Podemos comenzar
por apoyar a organizaciones benéficas y donar nuestro tiempo, recursos o habilidades para ayudar
a aquellos en situación de pobreza. También podemos educarnos sobre el tema y sensibilizar a
otros acerca de la importancia de abordar la pobreza en todas sus dimensiones

Sin embargo, el papel de los gobiernos es fundamental en la lucha contra la pobreza. Es necesario
que implementen políticas y programas efectivos que promuevan el crecimiento económico
inclusivo y sostenible. Esto implica invertir en infraestructura básica, como agua potable y
saneamiento, y garantizar el acceso equitativo a servicios de salud y educación de calidad.
Además, es crucial establecer sistemas de protección social sólidos que brinden una red de
seguridad a los más vulnerables y les permitan escapar del círculo de la pobreza.

Entonces, ¿qué podemos hacer para abordar este desafío tan vasto y complejo? En primer
lugar, debemos reconocer que la pobreza no es un problema insoluble. Con voluntad
política, compromiso y cooperación internacional, podemos marcar la diferencia. Es
fundamental que los gobiernos inviertan en programas sociales, infraestructura y
educación para romper el ciclo de pobreza.

Además, es esencial fomentar la inclusión económica y el empoderamiento de las personas


en situación de pobreza. Esto implica proporcionar acceso a microcréditos y capacitación
laboral, así como promover el espíritu empresarial en las comunidades más necesitadas. Al
brindar a las personas las herramientas y oportunidades necesarias, podemos ayudarlas a
generar ingresos sostenibles y escapar de la pobreza

Un ejemplo exitoso de lucha contra la pobreza es el enfoque adoptado por el país de Finlandia. A
través de su programa de renta básica universal, el gobierno finlandés ha brindado apoyo
económico a todos sus ciudadanos, sin importar su situación financiera. Esta medida ha
demostrado la pobreza y promover la igualdad de oportunidades, permitiendo que las personas
accedan a recursos básicos y se enfoquen en el desarrollo de habilidades y oportunidades
laborales.

En conclusión, la pobreza es un desafío que debe abordarse de manera urgente y decidida. Los
datos nos revelan la magnitud del problema y la necesidad de actuar. Tanto los individuos como los
gobiernos tienen un papel crucial que desempeñar en la superación de la pobreza.
Como individuos, podemos marcar la diferencia a través de acciones cotidianas, como apoyar a
organizaciones benéficas, brindar oportunidades de empleo o educación a personas necesitadas y
promover la igualdad de oportunidades. Pero también necesitamos exigir a nuestros gobiernos que
tomen medidas concretas para abordar este problema. Es fundamental que implementen políticas
y programas que fomenten el crecimiento inclusivo, mejoren la educación y la atención médica, y
promuevan la igualdad de género

La lucha contra la pobreza no es una tarea fácil, pero es una responsabilidad moral y social que no
podemos ignorar. Debemos recordar que la pobreza no solo afecta a los individuos en situación de
necesidad, sino que también socava el desarrollo sostenible y la estabilidad de nuestras
sociedades. Al unir nuestras fuerzas y trabajar juntos, podemos crear un mundo en el que la
pobreza sea solo un recuerdo del pasado.

Enfrentemos este desafío con valentía y determinación. No podemos permitirnos ser indiferentes
frente a la pobreza y sus consecuencias devastadoras. Trabajemos juntos para construir un futuro
más justo y equitativo, donde todas las personas tengan la oportunidad de desarrollar su máximo
potencial y vivir con dignidad. Ha llegado el momento de actuar y marcar la diferencia.

Es nuestra responsabilidad como sociedad abordar la pobreza desde diferentes frentes.


Esto incluye la implementación de políticas públicas efectivas, la promoción de la igualdad
de oportunidades, la inversión en educación y salud, y la creación de empleos dignos y
sostenibles.

Y por último recordemos que la pobreza no es solo un problema económico, sino una
violación de los derechos humanos

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