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Principales Diferencias Entre La Aplicación Del Ius Puniendi en El Procedimiento Administrativo Sancionatorio y El Procedimiento Penal - Articulo
Principales Diferencias Entre La Aplicación Del Ius Puniendi en El Procedimiento Administrativo Sancionatorio y El Procedimiento Penal - Articulo
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El presente artículo se estructura a partir de la formación en investigación brindada por el abogado y docente
Andrés Guzmán en el módulo “Investigación I” para optar al título de Especialista en Derecho Administrativo en la
Universidad Libre de Colombia.
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Abogado egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, actualmente cursando la especialización en Derecho
Administrativo en la Universidad Libre de Colombia, con correo electrónico: colorado.cano68@gmail.com
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Abogado egresado de la Universidad Libre, actualmente cursando la especialización en Derecho Administrativo
en la Universidad Libre de Colombia, Coordinador Jurídico de la Universidad Libre en procesos de Selección CNSC,
con correo electrónico: diegoh-fernandezg@unilibre.edu.co
Introducción
Sancionatoria se trate, los cuales son: principio de legalidad de las faltas y las sanciones, la
presunción de inocencia, non bis in ídem, entre otros, que finalmente son un complejo abanico
una sanción a efectos de brindar la inequívoca aplicación del Debido Proceso como derecho
una comparación vaga y grosso modo con los principios que caracterizan el procedimiento penal,
se puede observar una seria semejanza, siendo que dichos axiomas en materia penal se vienen
principios, y así desde ya se adelanta, que, la base jurídica se encuentra en las garantías del
Debido Proceso que debe brindar el Estado cuando de aplicar el ius puniendi se trate, o cuando
ejerza su facultad sancionatoria, y luego de hacer esta revisión teórica, a efectos de cumplir con
el objeto de este texto académico, se procederá a hacer una reflexión de traslape donde se van
procedimiento penal, partiendo de la idea de que ambas ramas encuentran su razón de ser en
el Derecho Sancionatorio.
Ahora bien, dichos tópicos serán desarrollados en un marco temporal comprendido desde
el año 2008, hasta el año 2020, ello para dar facilidad de comprensión teniendo como base,
además, la última vigencia codificada y legislativa en materia Administrativa, así mismo, valga
aprovechar este espacio para exponer que aun cuando el marco teórico general es el Ius
Así como también, se parametriza como marco territorial a Colombia, es decir, que el
formula de la siguiente manera: ¿cuáles son las principales diferencias entre el procedimiento
El método que se usará en este artículo de revisión, se comprende en dos aspectos que
se complementan, siendo uno inicial y el otro de remate dando inicio al cuerpo del texto con una
parte descriptiva de lo que se entiende por ius puniendi y derecho sancionatorio, así como la
contraste con algunas diferencias que se pudieren encontrar en materia de procedimiento penal.
y en materia penal, entendiendo por ejemplo que los bienes jurídicos que protege el
compromiso del Estado a mantener a salvo el bienestar general desde la misma esfera
materia penal puede llegar a comprometer hasta garantías fundamentales. Situación que
la legalidad, por lo cual, desde ya se puede señalar que el ejercicio del derecho
sancionatorio en materia penal debe seguir un respeto por las garantías procesales en un
sentido mucho más estricto que el administrativo; ya que no puede ser equiparable con
histórica en la materia que regula la potestad jurídica con que cuenta el Estado, cuando al aplicar
sujetos de derecho. Así mismo, se significa que la aplicación del derecho sancionatorio cuenta
sanciones y en la aplicación de las penas (Carvajal, 2018), es decir, es esa aplicación de las
Por lo cual, es prudente señalar desde ya que la aplicación del derecho sancionatorio es
el genérico de varias especies, dentro de las cuales salta a la vista el procedimiento penal, y por
Así las cosas, se ha encargo la doctrina jurídica de hacer ese deslinde que permite
manera panorámica, con criterios como: “a) el órgano que la aplica, en este caso la
Administración del Estado; b) la minus valoración ético-social que se atribuye a estas conductas;
c) la gravedad de la sanción, etc.” (Cordero Quinzacara, 2012, p. 4). Sin embargo, antes de
aplicación del Derecho Sancionatorio con respecto al debido proceso, ya que el mismo se nutre
de principios, como hace alusión la sentencia SP8057, 2015, Corte Suprema de Justicia.,
general.
El principio de legalidad nace del componente normativo que supone un hecho, y que de
disposición prescriptiva “En términos generales, el enunciado jurídico dice que, si se cumplen
determinados requisitos condicionados por el orden jurídico, debe producirse determinado acto
establecido por el orden jurídico” (Islas Montes, 2009, p. 5), lo cual sirve como apoyo a la garantía
jurídica de que gozan las personas, ello comprendiendo que nadie puede ser juzgado sin la
Empero, vale la pena significar, que la facultad que tiene el Estado de imponer sanciones;
decir, una norma Constitucional o Legal que imponga una sanción o una pena a quien pretenda
Con un planteamiento tan básico y genérico, desde este punto podemos concertar con
Ernesto Luquín(2006), frente a su premisa cuando refiere que “el ius puniendi es esa facultad
que encuentra legitimidad cuando su finalidad es social y democrática” (p. 5), que dicha
afirmación contiene mucho sentido, incluso si nos remontamos a las teorías políticas clásicas
Jean Rousseau, que el Estado adquiere su poder por medio de esa cesión dada a nivel general
por el pueblo (democracia), con el objeto de que este garantice el goce y respeto de unas
Por lo cual, salta a la vista que esta potestad sancionatoria adquirida por el Estado, debe
en los tipos penales, y tiene como objeto velar por el efectivo cumplimiento y respeto por la debida
ejecución de los fines del estado, lo que justifica la sanción aplicable por parte de la
administración.
se han mantenido por dos décadas, teniendo como precedente la sentencia C- 530 de 2003, se
puede afirmar como señala la sentencia C – 394, 2019, Corte Constitucional: “la jurisprudencia
ha sido pacífica en reconocer que la aplicación mutatis mutandi de los principios del derecho
penal en el campo del derecho administrativo sancionador es consecuencia del disímil impacto
que tales regímenes sancionadores tienen sobre los derechos de las personas” apalancando la
tesis ya prevista, de cara a un aplicación más rigurosa del debido proceso en el procedimiento
Ahora bien, sobre este axioma frente a la especial aplicación en la sanción que impone
la administración; se debe apartar la idea de que toda consecuencia jurídica que impone el
Estado al particular y que parece adversa a sus intereses particulares se concrete en sanción,
puesto que, la función administrativa buscando ser eficaz, podrá hacerse valer de medidas
14.)
1.2. El Principio de Proporcionalidad
proclamado en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, donde se
señala que la ley no debe establecer más penas que las estrictamente necesarias y que éstas
deben ser proporcionales al delito” (Medina Cuenca, 2007, p. 11), por lo cual se significa que
este principio tiene como objetivo primario, establecer de un límite claro a la facultad
sancionatoria del Estado, es decir, la pena o la sanción deberá obedecer a un criterio íntimamente
ligado a los estragos jurídicos que haya causado el cometimiento de una conducta previamente
Con lo anterior y siguiendo lo propuesto por Ferrajoli, se establece una relación intrínseca
en los límites de la pena de acuerdo a unos elementos de juicio “tanto objetivos como subjetivos,
en el mismo orden el daño o el resultado, frente a la culpa del infractor )…” (Luquin, 2006, p. 7)
Por lo tanto, las circunstancias a evaluar será la relevancia e importancia que tiene el bien
jurídico que ha sido afectado, es decir, no es lo mismo causar un perjuicio sobre el derecho a la
vida, a que una conducta en principio solo cause afección al patrimonio; los rangos prelativos
son a todas luces de calibre distinto, y en ese sentir, sería más estricta una pena que se aplique
por una infracción contra el derecho a la vida. Además, frente al comportamiento del sancionado,
se refieren dos extremos donde “la conducta dolosa es la más grave y menos grave la
la creación de la sanción, cuando el legislador estudia la finalidad de esta según el bien jurídico
que pretenda proteger y ii) al momento de aplicación, cuando, en el caso del derecho
particular y tasa la afección que causa con la sanción de acuerdo con las vulneraciones
gravedad de las faltas y la intensidad de las sanciones, el legislador debe orientarse por criterios
(Sentencia C – 721, 2015, Corte Constitucional) , que relacionado con el axioma en estudio, la
lesividad expone la afección que se causa o causó al bien jurídico que se buscó proteger, de ahí
mismo nace la necesidad como medida adecuada que no se extralimita en la consecución de los
(Medina Cuenca, 2007, p. 6), esquematizo el orden categórico de aplicación del ius puniendi,
dando cuenta de que el último recurso que le queda al poder es hacer uso de su facultad
sancionatoria. Toda vez que el castigo que deben soportar los sujetos de derecho, en ultimas
será la afección, limitación o extirpación de sus bienes jurídicos, caso extremo en el derecho
penal donde es el derecho fundamental a libertad el que se extrae del conjunto de garantías al
sancionado.
Entonces, refiere este axioma que, si existen otros medios procesales para garantizar la
tutela de los bienes jurídicos que haya afectado o puesto en riesgo la conducta antijurídica, no
será justificable recurrir al derecho sancionador, en especial en materia penal, por lo cual la
Entonces, sólo es posible que intervenga el Estado en la libertad de actuar que tienen los
administrados, “cuando se han agotado todos los mecanismos aptos e idóneos para conjurar la
lesividad que se produce con una conducta a determinado bien jurídico” (Monroy Rodriguez,
2013, p. 14) en materia de desarrollo de este concepto, se denota un amplio desarrollo en materia
penal, y no tanto en administrativo sancionatorio, ello se debe a que la pena compromete
“Por tanto, no es legítimo que se utilice el derecho penal en primera instancia, pues
siempre el legislador debe auscultar sobre la aplicación de los demás mecanismos disuasorios
de la conducta por reprimir” (Monroy Rodriguez, 2013, p. 4) a ese respecto, ha dado amplio
que debe requerir acudir al derecho penal como medida de protección de garantías y derechos
“la Corte ha sostenido que el derecho penal se enmarca en el principio de mínima intervención,
según el cual, el ejercicio de la facultad sancionatoria criminal debe operar cuando los demás
alternativas de control han fallado” (Sentencia C – 365, 2012, Corte Constitucional), de manera
tal que resulta válido, dejar una crítica en este acápite, ya que en la praxis del procedimiento
penal colombiano, se evidencia una clara tergiversación de este principio que más bien resulta
Como primera medida se significa que tanto el delito como la infracción parten de una
base genérica sobre normas de orden prescriptivo, las cuales se dirigen a uno o varios sujetos
con la finalidad de que se adopte una conducta (Silva Abbott, 2017), que en el caso del ius
puniendi se formalizan en prohibiciones, así las cosas, encuentra aquí el derecho sancionador,
que contienen un supuesto de hecho y una consecuencia jurídica, el supuesto de hecho supone
una obligación de orden prohibitivo y la consecuencia jurídica, una situación adversa como la
pena sanción.
entre el ser y el deber ser, lo que se encauza en la ilicitud, lo cual justifica la sanción (Merlano
Sierra, 2008), en el campo penal la ilicitud es el delito, que comprende una conducta típica,
antijurídica y culpable(Ley 599 del 2000), así el legislador dotó de claridad al operador del sistema
con axiomas en que se fundan los criterios de aplicabilidad (Sanchez Zapata, 2014).
de conductas que contraríen la ley y que por tanto sean objeto de castigo, en ese sentido, surge
la necesidad de recurrir a principios del derecho penal y del derecho administrativo a efectos de
lograr concretar una conceptualización, por lo cual, la infracción también es una conducta típica,
antijurídica y culpable, solo que, el operador no será el juez con especialidad penal, sino, la
administración (Merlano Sierra, 2008), referido a la tipicidad resulta más flexible el derecho
secundarias verbi gratia los reglamentos, por su parte la antijuridicidad comporta ya una
Sin embargo, la finalidad entre el delito y la infracción dista en su objetivo por cuanto:
La no total aplicabilidad de las garantías del derecho penal al campo administrativo obedece
Así las cosas, el delito tipifica en numerus cerradus que etimológicamente conceptualiza
conductas que son cerradas y limitadas, que cierran el margen de ejercicio del operador,
contrario al derecho administrativo que por perseguir como fin la garantía de su propia
funcionalidad, basan las infracciones en numerus apertus, o normas ilimitadas que precisamente
Entrando al nudo de la materia, y con el objetivo de lograr sentar las bases diferenciales
que se han buscado en este artículo, en adelante se describen axiomas que fundan el ejercicio
en el derecho administrativo sancionatorio y que también existen e incluso emanan del ejercicio
sancionador en el derecho penal (Lombana Villalba, 2020), pero que, aun así, no son definidos
de igual forma en las dos áreas, ni su aplicación se materializa igual. Para ello, se usa como
Sirva esta revisión para cumplir con el cotejo comparativo que se ofreció desde un
principio, y en ese orden de ideas lograr esquematizar de una forma muy general y a modo de
conclusión sobre aquellas similitudes y diferencias que encuentra el ius puniendi cuando se
sancionatorio se ha nutrido del procedimiento penal (Sierra Avellaneda, 2019) entendiendo que
la teoría general del derecho penal desde Beccaria se ha encargado de ir nutriendo los axiomas
“El debido proceso penal puede definirse como la serie de garantías consagradas
cabo por un juez imparcial, dentro de un término razonable, conservando el derecho a no auto
relación directa con su derecho a la defensa, a la contradicción de las pruebas y con la posibilidad
de acceder a una segunda instancia que verifique la legalidad de las actuaciones llevadas a cabo
que tienen como móvil: brindar garantía y seguridad jurídica al individuo, cuando por
amplio margen que las decisiones tomadas por el juzgador; se basen en arbitrariedades,
“En resumen, la norma constitucional que refiere el Debido Proceso, involucra unos derechos de
carácter procesal que, si son vulnerados, ya no conformarían un debido proceso, sino por el
contrario, tendríamos que denominarlo un indebido proceso, y como tal, causa de nulidades de
de los derechos que consagra que la vulneración a la que pueden verse sometidos éstos, puede
suceder tanto en el caminar procesal, como en su extremo final, es decir en la sentencia” (Patiño
“El debido proceso comporta al menos los derechos (i) a la jurisdicción, que a su vez conlleva
decidido en el fallo; (ii) al juez natural, identificado como el funcionario con capacidad legal
de los hechos, la calidad de las personas y la división del trabajo establecida por la
Constitucional)
De manera tal, que se reconoce este principio como máximo axioma del cual se
desprenden todas las garantías procesales que existen en el procedimiento penal, y que alcanza
la Carta Política.
Este renacimiento tiene una relación directa con el ya desarrollado principio de legalidad,
manera previa en la ley (Orduz Barreto, 2010), del cual no podrá haber confusión ni aplicación
discrecional por parte del juez penal, sumado al hecho de que las pruebas obtenidas deben
nulo el proceso.
contradicción, el derecho a ser oído y asistido por un profesional en derecho, así como de lograr
Entonces, es prudente concluir que el debido proceso en el derecho penal, tiene una
función plenamente garantista y que encuentra congruencia con el principio pro homine, ya que
pone serias barreras al ius puniendi y brinda herramientas procesales al indiciado para que su
derecho a la defensa se vea garantizado materialmente, evitando de esa manera ser sometido a
derecho a ser juzgado por un juez o tribunal imparcial es una garantía fundamental del debido
proceso” (Caso Granier y otros (Radio Caracas Televisión) Vs. Venezuela. , 2015), por lo cual,
el juez como director del proceso deberá bajo el principio de inmediación, sujetarse a lo
secuencia de actos que siguen un orden preestablecido por la ley, mismos que deben ser
seguidos por la Entidad Administrativa, y de los cuales no se podrá apartar. Así, el objetivo
principal de esta previa regulación es asegurar el correcto desarrollo de la función pública, dar
Por lo cual, es dable afirmar que aun cuando el debido proceso en los PAS tiene una
función garantista y de directa relación con el principio de legalidad (Sentencia C-412, 2015,
Corte Constitucional), salta a la vista que es además una herramienta útil que sigue buscando
lograr el efectivo cumplimiento de los fines esenciales del Estado desde la función administrativa
Entonces, el debido proceso confiere “la facultad de los interesados en una decisión
administrativa, de exigir que la adopción de esta se someta a un proceso dentro del cual asegure
Sin embargo, el operador de la justicia en los PAS, será la misma administración por
medio de sus entidades (Gómez Angarita, 2020), por lo cual, se trastoca y se desfigura dentro
de las garantías del debido proceso, la de un juez natural que juzgue imparcialmente, ya que, al
2012, Sección tercera); la parte que además acusa e investiga, salta a la vista que existe una
Por lo anterior, es evidente la flexibilidad (Carvajal, 2010) con que se “garantiza” el debido
proceso en los PAS; raya en una posible vulneración de este derecho fundamental desde el
punto de vista lógico que no puede haber lugar a la objetividad e imparcialidad en un proceso
No obstante, los PAS contienen una garantía adicional que supera en amplia brecha el
procedimiento penal, y ello se debe al hecho, de que, los actos administrativos que profieran
sanciones, que se encuentren en firme y hayan sido debidamente recurridos; podrán ser
decir, las consecuencias adversas de una decisión sancionatoria, puede ser cuestionada en un
en otro escenario para retener actos posiblemente ilegales.(Sentencia C 034, 2014, Corte
Constitucional)
2004, expone que la presunción de inocencia es una garantía procesal inherente al Debido
Proceso, que limita la facultad de condenar al procesado siempre que no exista una prueba que
demuestre su responsabilidad por la comisión de una conducta punible (Sentencia C 342, 2017,
culpabilidad está en cabeza del Estado, razón por la cual, las dudas se resuelven a favor del
sociedad civil, y que el mismo, podrá ser extirpado siempre que exista sentencia favorable o
que se activa la acción penal en contra de un individuo, se puede incluso asumir que existe una
presunción de culpabilidad, porque la existencia de determinada evidencia, enfoca a la existencia
probatoria al indiciado, a efectos de que logre desvirtuar en razón de modo, tiempo y lugar,
cualquier indicio que apunte en su contra, mostrando coartadas que lo blinden de cualquier
imputación por lo cual “si el encartado no despliega una actividad probatoria eficaz en orden a
contrarrestar el ataque del órgano investigador, no toda duda se resolverá a su favor, y sufrirá
Valga la pena aclara que, aun cuando exista una carga probatoria en cabeza del
procesado, la presunción de inocencia sigue siendo una garantía fundamental de mucho respeto,
en el entendido de que es el órgano acusador el que debe lanzar el primer ataque de imputación
contra la persona, luego de haber construido una teoría del caso basado en elementos de
convicción objetivos y legales, es decir, el órgano de acusación no puede iniciar la acción penal
en contra de cualquier sujeto sin tener construida un hipótesis que arroje probabilidades con base
Sancionatorios
sancionatorio, se evidencia como fuente el Artículo 3 del CPACA, sin embargo, no existe allí una
definición, y esto es en principio, porque esta garantía es un trasplante del derecho penal, razón
por la cual se puede dar uso conceptual a la definición clásica, frente a prohibición de aplicar la
Sobre el tópico, expone Sierra(2019), que “para que proceda la imposición de una sanción
administrativa, esta debió haber sido el resultado de un análisis de las pruebas aportadas a cargo
de quien acusa, al igual que, de las legalmente producidas durante la actuación” (Sierra
Avellaneda, 2019, p. 16), premisa que nos da lugar a concluir que en el caso bajo examen, la
bajo un análisis exhaustivo a las pruebas que esta misma aportó o de aquellas que el sancionado
administrativa, obedece a fines de interés general y de cumplimiento de los fines esenciales del
presunción de inocencia resulta más lapsa, “en ese sentido, ya no es el Estado quien debe probar
19)
ámbitos específicos de operancia, etc.), que lleva a su aplicación bajo ciertos matices o de
podría establecerse la responsabilidad sin culpa (objetiva)”}. (Sentencia C 595, 2010, Corte
Constitucional)
De razón que nuevamente evidenciamos como los PAS resultan menos garantistas en esta
al debido proceso, siendo que la presunción de inocencia dentro del articulo 29 Superior,
“La culpabilidad en sentido estricto tiene dos dimensiones: por un lado, que no puede
haber sanción penal sin reprochabilidad y, por otro lado, que en todo caso la pena debe
graduarse con base en la culpabilidad, nadie debe responder más allá de su culpabilidad”
tipicidad y la antijuridicidad; y que por lo tanto no existe delito a falta de laguna de las tres. Es por
esto por lo que en el caso concreto encontramos como primer margen de identificación, que, en
efecto la culpabilidad es requisito fundamental de existencia para que se aplique una pena y esto,
porque esta figura se relaciona con el reproche social que se hace al agente delictivo, en razón
Entonces, se hace tal juicio de reproche; comprendiendo que aun cuando una conducta
haya sido típica y antijurídica (…) (Sentencia C 181, 2016, Corte Constitucional), el valor o
desvalor que el sujeto activo dio o no dio a la acción o el bien jurídico; puede cambiar
en este aspecto, la justificación a lo cometido, situación que adquiere sentido que en efecto el
Artículo 32 del código penal, contempla unas situaciones en las cuales de la reprochabilidad es
nula y por tanto no existe el delito, verbi gratia la legitima defensa o el miedo insuperable. (…)
Es importante hacer hincapié en que aquí nada tiene que ver la negligencia o elementos
subjetivos diferentes al dolo, por lo cual esta definición no se puede usar en la figura de la culpa;
que finamente hace parte del tipo subjetivo. (Vega Arrieta, 2016)
Sancionatorios
“La culpabilidad configura el elemento subjetivo del tipo administrativo, pues, en esta es
2019, p. 16) este principio comporta en sentido teórico; también un juicio de reproche, sin
embargo, el mismo se efectúa sobre la evaluación de la intención del infractor; de ahí que se
(Gomez, 2014)
Entiéndase que este principio al ser evaluador de la intención del administrado comporta
una identidad similar al tipo subjetivo en materia penal, ello por cuanto se hace un examen del
del elemento volitivo y cognitivo del actor, la imprudencia o negligencia, es decir, elementos
inherentes al sujeto, lo que en penal se estudia desde el dolo y la culpa (Ibarra Pardo, 2021)
4. Conclusiones
1. El derecho penal persigue como fin por medio de la aplicación del ius puniendi el orden
social y la protección de bienes jurídicos en abstracto, por su parte, el derecho
administrativo sancionatorio garantiza su estructura y funcionalidad.
2. El ius puniendi aplicado en derecho penal es más garantista de reconocimientos
inherentes al debido proceso, en cambio, en el derecho administrativo sancionatorio
permite flexibilidad al operador al no ser del todo garantista siempre que se respete el
núcleo esencial.
3. El derecho administrativo sancionatorio, por proferir sanciones en sede administrativa:
ofrece al sancionado la posibilidad de cuestionar sus Actos Administrativos en la
Jurisdicción Contenciosa Administrativa; en cambio, el procedimiento penal por
desarrollarse directamente en la jurisdicción ordinaria, una vez agotada la segunda
instancia y en su defecto la casación, finiquita el proceso con sentencia en firme.
4. Aunque con la aplicación del ius puniendi en materia penal se busca proteger fines
distintos a los que protege el derecho administrativo sancionador, es posible inferir que
los mismos comparten una identidad material, por cuanto, ambas figuras son normas
jurídicas prescriptivas que parten de un supuesto de hecho que regula la conducta en
sentido prohibitivo, y que se complementa con una consecuencia jurídica adversa a quien
contraría la prohibición tipificada.
5. La presunción de inocencia como base del proceso penal, por el contrario, no se garantiza
integralmente en el derecho administrativo sancionador, de razón que incluso la
Administración puede sancionar con ausencia de responsabilidad subjetiva
suficientemente probada.
6. El principio de culpabilidad en materia penal, obedece: i) a un elemento estructural del
delito y ii) a un juicio de reproche que se realiza al sujeto activo por adoptar un
comportamiento totalmente contrario al esperado y exigido por la sociedad y por su
formación particular; empero, en el ámbito administrativo sancionador
Bibliografía