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RÉGIMEN JURÍDICO GENERAL

3.21 Poder adjudicador: cofradías de pescadores, organizaciones de productos de la


pesca y la acuicultura y grupos de acción local del sector pesquero

Consulta sobre si el concepto de poder adjudicador de la Ley 9/2017, de 8 de


noviembre, de Contratos del Sector Público (LCSP), resulta aplicable a las cofradías
de pescadores, organizaciones de productos de la pesca y la acuicultura y grupos de
acción local del sector pesquero. 1

Examinado, al amparo de lo dispuesto en la Instrucción 3/2010, de 17 de mayo,


sobre identificación y tratamiento de asuntos relevantes en el ámbito de la Abogacía
del Estado y actuación procesal y consultiva de los Abogados del Estado, su borrador
de informe sobre el concepto de «poder adjudicador» previsto en la Ley 9/2017, de
8 de noviembre, de Contratos del Sector Público, y su aplicación a las cofradías de
pescadores, organizaciones de productos de la pesca y la acuicultura y grupos de acción
local del sector pesquero, la Abogacía General del Estado-Dirección General del Servicio
Jurídico del Estado emite el siguiente informe:

ANTECEDENTES

1.º) En el borrador de informe que se eleva a consulta se establecen los siguientes


antecedentes de interés:
«Con fecha de 25 de febrero de 2021, la Comisión Europea remitió el Proyecto de
informe en relación a la Misión de auditoría n.º 2020/ES/Compliance/MARE/E1 de
"Revisión del trabajo de las Autoridades de Auditoría/Auditorías de cumplimiento
2014-2020" del Programa Operativo para España del Fondo Europeo Marítimo y de
Pesca 2014ES14MFOP001, que ha tenido por objeto la revisión del trabajo llevado a
cabo por la Intervención General de la Comunidad Autónoma de Galicia.
Entre las constataciones puestas de manifiesto en el informe de auditoría de
la Comisión se encuentra la siguiente: Constatación n.º 2: Falta de verificación de la
legalidad y la regularidad de un proceso de contratación pública subyacente.
En el marco de esta constatación, se realizan una serie de recomendaciones, entre
las cuales se solicita a las autoridades nacionales responsables, entre las cuales se
1
Informe emitido el 4 de junio de 2021 por D.ª Raquel Ramos Vallés. Abogada del Estado adjunta.
Subdirección General de los Servicios Consultivos.

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encuentra la Dirección General de Ordenación Pesquera y Acuicultura, como Autoridad
de Gestión del Programa Operativo del FEMP, lo siguiente:
— que garanticen una verificación adecuada de los procedimientos de contratación
pública subyacentes en el futuro.
— que evalúen si se han certificado otras operaciones cuyos procedimientos de
contratación pública subyacentes no se hubieran verificado antes de la certificación y si
es así, que lleven a cabo la verificación que falta de los respectivos procedimientos de
contratación subyacentes.
Con objeto de cumplir con esta solicitud, la Autoridad de Gestión ha comunicado
a los Organismos Intermedios de Gestión la necesidad de iniciar un Plan de acción
solicitando que se proceda a la verificación de los procedimientos de contratación
pública subyacente de acuerdo con la LCSP en aquellos casos en los que no se hubiese
llevado a cabo.
En relación al Plan de Acción citado, han surgido diversas dudas respecto a qué se
entiende por poder adjudicador, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 3.3 de la Ley
9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector, particularmente, respecto a algunas
entidades que son potenciales beneficiarias del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca,
como son las Cofradías de Pescadores, las Organizaciones de Productores y los GALP».
2.º) La Abogacía del Estado en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación
eleva consulta a este Centro Directivo sobre la referida cuestión, adjuntando la
correspondiente propuesta de informe en el que, previas las consideraciones jurídicas
pertinentes, formula las siguientes conclusiones:
«Primera. Con la excepción de las cofradías de pescadores de Galicia, las cofradías
de pescadores no cumplen con los requisitos necesarios para ser consideradas poder
adjudicador y para resultar sujetas a la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos
del Sector Público (LCSP).
Segunda. Las organizaciones de productores del sector pesquero tienen una
clara finalidad mercantil o industrial que determina, conforme a lo establecido en el
artículo 3.3 d) de la LCSP, su no sujeción a las disposiciones de esta norma.
Tercera. Los Grupos de Acción Local Pesquera analizados son asociaciones sin ánimo
de lucro en las que no concurren los requisitos previstos en el artículo 3.1 j) de la LCSP para
considerar que se encuentran encuadrados en el sector público, ni, consiguientemente,
que están comprendidas en el ámbito subjetivo de aplicación de dicha norma.»

FUNDAMENTOS JURÍDICOS

Planteada, en los términos que anteceden, la cuestión relativa a la consideración de


determinados sujetos (cofradías de pescadores, organizaciones de productores de la pesca
y la acuicultura y grupos de acción local del sector pesquero) como poderes adjudicadores,
a los efectos de la Ley 3/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público (LCSP),
este Centro Directivo comparte los razonamientos jurídicos y las conclusiones de la
propuesta de informe que se eleva a consulta, salvo la excepción que en dicha propuesta
de informe se efectúa respecto de las cofradías de pescadores de Galicia.

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II

El artículo 3 de la LCSP, al desarrollar el ámbito subjetivo de aplicación de dicha Ley,


define sucesivamente los conceptos de sector público (artículo 3.1), Administraciones
Públicas (artículo 3.2) y poderes adjudicadores (artículo 3.3.)
A este último respecto, conforme al artículo 3.3.de la LCSP:
«3. Se considerarán poderes adjudicadores, a efectos de esta Ley, las siguientes
entidades:
a) Las Administraciones Públicas.
b) Las fundaciones públicas.
c) Las Mutuas colaboradoras con la Seguridad Social.
d) Todas las demás entidades con personalidad jurídica propia distintas de las
expresadas en las letras anteriores que hayan sido creadas específicamente para
satisfacer necesidades de interés general que no tengan carácter industrial o mercantil,
siempre que uno o varios sujetos que deban considerarse poder adjudicador de acuerdo
con los criterios de este apartado 3, bien financien mayoritariamente su actividad; bien
controlen su gestión; o bien nombren a más de la mitad de los miembros de su órgano
de administración, dirección o vigilancia.
e) Las asociaciones constituidas por las entidades mencionadas en las letras
anteriores».
De forma novedosa, añade el artículo 3.4 de la LCSP lo siguiente:
«4. Los partidos políticos, en el sentido definido en el artículo 1 de la Ley Orgánica
8/2007, de Financiación de los Partidos Políticos; así como las organizaciones
sindicales reguladas en la Ley Orgánica 11/1985, de 2 de agosto, de Libertad Sindical,
y las organizaciones empresariales y asociaciones profesionales a las que se refiere la
Ley 19/1977, de 1 de abril, sobre regulación del derecho de asociación sindical, además
de las fundaciones y asociaciones vinculadas a cualquiera de ellos, cuando cumplan
los requisitos para ser poder adjudicador de acuerdo con la letra d) del apartado 3 del
presente artículo, y respecto de los contratos sujetos a regulación armonizada deberán
actuar conforme a los principios de publicidad, concurrencia, transparencia, igualdad
y no discriminación sin perjuicio del respeto a la autonomía de la voluntad y de la
confidencialidad cuando sea procedente.
Los sujetos obligados deberán aprobar unas instrucciones internas en materia de
contratación que se adecuarán a lo previsto en el párrafo anterior y a la normativa
comunitaria, y que deberán ser informadas antes de su aprobación por el órgano al que
corresponda su asesoramiento jurídico. Estas instrucciones deberán publicarse en sus
respectivas páginas web.»
Y el artículo 3.5 se refiere expresamente a las Corporaciones de Derecho Público,
al disponer que, «Asimismo, quedarán sujetos a esta Ley las Corporaciones de derecho
público cuando cumplan los requisitos para ser poder adjudicador de acuerdo con el
apartado tercero, letra d) del presente artículo».
Sobre el concepto de «poderes adjudicadores», el apartado I. A de la Instrucción 3/2018,
de 6 de marzo, sobre contratación de poderes adjudicadores que no tengan la condición

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de Administración Pública y de entidades del sector público que no tengan el carácter de
poderes adjudicadores, indicó lo siguiente:
«En el concepto de poder adjudicador el artículo 3.3 de la LCSP incluye a las
Administraciones Públicas, las fundaciones públicas, las Mutuas colaboradoras con la
Seguridad Social, "las demás entidades con personalidad jurídica propia distintas de
las expresadas en las letras anteriores que hayan sido creadas específicamente para
satisfacer necesidades de interés general que no tengan carácter industrial o mercantil,
siempre que uno o varios sujetos que deban considerarse poder adjudicador de acuerdo
con los criterios de este apartado 3, bien financien mayoritariamente su actividad; bien
controlen su gestión; o bien nombren a más de la mitad de los miembros de su órgano
de administración, dirección o vigilancia", y las asociaciones constituidas por cualquiera
de las anteriores entidades.
En consecuencia, el concepto de poder adjudicador en la nueva LCSP no difiere del
recogido en el artículo 3.3 del TRLCSP, siendo aplicables las consideraciones que, a este
respecto, se efectuaron en la Instrucción de este Centro Directivo 1/2008, de 5 de febrero,
sobre contratación de las fundaciones del sector público, sociedades mercantiles del
Estado y entidades públicas empresariales dependientes de la Administración General
del Estado. En concreto, el concepto de poder adjudicador resulta de la conjunción de
los siguientes requisitos:
a) Que la entidad en cuestión haya sido creada específicamente para satisfacer
necesidades de interés general que no tengan carácter mercantil o industrial.
b) Que uno o varios poderes adjudicadores financien mayoritariamente su actividad,
o controlen su gestión, o nombren a más de la mitad de los miembros del órgano de
administración, dirección o vigilancia.
El concepto de poder no adjudicador, que no se define expresamente en la LCSP,
se obtiene en la LCSP (como también ocurría en el TRLCSP) por contraposición con el
concepto de poder adjudicador. La distinción entre uno y otro tipo de entidades sigue
dependiendo, en última instancia, de la finalidad mercantil o industrial (o no mercantil
ni industrial) para la que haya sido creada la concreta entidad del sector público,
resultando aplicables los criterios interpretativos de la jurisprudencia del Tribunal de
Justicia de la Unión Europea (TJUE) que se relacionaban en la Instrucción 1/2008, que
habrán de ponderarse de forma conjunta y que, en síntesis, atienden a las siguientes
circunstancias:
— Consideración del objeto de la entidad: la vinculación del objeto a potestades
públicas (en alguna sentencia se habla de vinculación al orden público), y la inexistencia
de un mercado para los bienes o servicios que proporciona la entidad orientan su
calificación hacia una actividad de interés general no mercantil o industrial. También
serán relevantes las razones y circunstancias que el poder público apreció para la
creación de la propia entidad.
— Existencia de una competencia desarrollada: la circunstancia de que la entidad
de que se trate actúe en una situación de competencia en el mercado que pueda
considerarse normal constituye un indicio de que se trata de una entidad que persigue
una finalidad de carácter mercantil o industrial.
— Existencia de mecanismos para compensar pérdidas: la existencia de mecanismos
para compensar pérdidas económicas (ordinariamente, transferencias presupuestarias
por parte de Administraciones Públicas) en que pudiera incurrir la entidad, de forma

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que ésta no soporte el riesgo de sus actividades o que, aun soportándolo, el poder
público que la creó procedería, llegado el caso, a recapitalizarla, evitando situaciones
concursales, permite apreciar que no se está en presencia de una actividad de carácter
mercantil o industrial.
— Sistema de fijación de precios: la fijación de los precios de los bienes que produzca
o de los servicios que preste la entidad que se considere con arreglo exclusivamente a
las leyes de la oferta y la demanda orienta la calificación hacia el carácter mercantil o
industrial; por el contrario, la fijación de los precios de los bienes o servicios por órganos
del poder público inclina a la negación del carácter mercantil o industrial.
Se recuerda que, en el supuesto en que una misma entidad realice simultáneamente
actividades estrictamente públicas y actividades netamente mercantiles, el TJUE ha
considerado (sentencias Mannesmann de 15 de enero de 1998, C 44/96, e Ing Aigner
de 10 de abril de 2008, C-396/06) que esa duplicidad de actividades no exime de la
observancia de las Directivas sobre contratación pública, cuya aplicación se extiende,
por tanto, no sólo a los contratos relacionados con las actividades públicas, sino también
a los relacionados con las actividades de carácter mercantil, y ello aun cuando estas
últimas sean económicamente preponderantes.
Cabe añadir que la LCSP regula, de forma novedosa (artículo 3.4), la sujeción de
los partidos políticos, organizaciones sindicales y asociaciones empresariales y
profesionales que cumplan los requisitos para ser poder adjudicador, a los principios de
publicidad, concurrencia, transparencia, igualdad y no discriminación, en los términos
que concreten unas instrucciones internas de contratación que dichas entidades
habrán de aprobar, con informe previo del órgano al que corresponda su asesoramiento
jurídico. Y, asimismo, que quedan sujetas a las disposiciones de la LCSP, conforme a su
artículo 3.5, las Corporaciones de derecho público cuando cumplan los requisitos para
poder ser poder adjudicador.»

III

Partiendo de las anteriores premisas, las organizaciones de productores de los


productos de la pesca y la acuicultura, reguladas en la Ley 3/2001, de 26 de marzo,
de Pesca Marítima del Estado, y en el Reglamento de desarrollo de dicha Ley, aprobado
por Real Decreto 277/2016, de 24 de junio, constituyen organizaciones profesionales
del sector pesquero que, a tenor de lo dispuesto en el artículo 52 de la citada Ley y en el
artículo 7 del Reglamento (UE) 1379/2013 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11
de diciembre de 2013, asumen funciones que tienen una finalidad predominantemente
mercantil o industrial (tendente a la mejora de las condiciones de venta de su producción,
a la introducción de los productos de pesca y acuicultura de sus miembros en el
mercado y a aumentar su rentabilidad económica), lo que determina que, conforme al
artículo 3.3.d) de la LCSP, no tengan la condición de poderes adjudicadores.

IV

Por su parte, los grupos de acción local del sector pesquero (GALP) son asociaciones
de persona o entidades representativas de los sectores pesquero y acuícola, encargadas

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de llevar a cabo estrategias de desarrollo local (EDLP) en la zona en la que desarrollan
su actividad.
Conforme al artículo 61 del Reglamento (UE) 508/2014 del Parlamento Europeo y
del Consejo, de 15 de mayo de 2014, relativo al Fondo Europeo Marítimo y de Pesca,
los GALP han de proponer una estrategia de desarrollo local participativo, plasmado
una representación equilibrada de las principales partes interesadas (sector público,
privado y sociedad civil) y una representación equitativa de los sectores de la pesca
y/o la acuicultura, y asumen una serie de funciones de fomento, impulso y apoyo de
carácter no mercantil ni industrial. Ahora bien, se indica en la propuesta de informe que
estos GALP, a tenor de sus estatutos, constituyen asociaciones sin ánimo de lucro en
las que no concurre ninguno de los restantes requisitos previstos en el artículo 3.1.j) de
la LCSP para poder considerarlos entidades integradas en el concepto legal de sector
público («siempre que uno o varios sujetos pertenecientes al sector público financien
mayoritariamente su actividad, controlen su gestión, o nombren a más de la mitad de los
miembros de su órgano de administración, dirección o vigilancia»), dado que:
— Los órganos rectores de los GALP son la Asamblea General y la Junta Directiva,
elegida por los miembros de la asociación.
— No están sometidos a mecanismos de tutela administrativa, más allá de los
previstos con carácter general para las entidades sin ánimo de lucro.
— Se financian mayoritariamente con las cuotas de los socios, sin perjuicio de que
puedan ser beneficiarias de ayudas del Fondo Europeo marítimo y de Pesca.
Este Centro Directivo comparte, por todo ello, la conclusión de la propuesta de
informe de que estas entidades no se encuentran incluidas en el ámbito de aplicación
de la LCSP.

Por último, las cofradías de pescadores se definen en el artículo 45 de la ya citada


Ley 3/2001 como «corporaciones de derecho público, sin ánimo de lucro, representativas
de intereses económicos, que actúan como órganos de consulta y colaboración de las
administraciones competentes en materia de pesca marítima y de ordenación del sector
pesquero».
Señala la propuesta de informe que el Real Decreto 670/1978, de 11 de marzo,
de Cofradías de pescadores, tras definirlas en su artículo 1. Uno como «Corporaciones
de Derecho Público que actúan como órganos de consulta y colaboración con la
Administración sobre temas de interés general y referentes a la actividad extractiva
pesquera y su comercialización,…», regula en su artículo 5 los recursos de estas entidades
(cuotas o derramas, rentas y productos de su patrimonio, donaciones, legados, ayudas
y subvenciones que puedan serle atribuidos, los procedentes de servicios convenidos o
concertados, venta de publicaciones y cualesquiera otros recursos de que dispongan, y
subvenciones o consignaciones que se establezcan en los Presupuestos Generales del
Estado).
Los artículos 48 a 51 de la Ley 3/2001 regulan los órganos rectores de las cofradías
de pescadores (la Junta General, el Cabildo y el Patrón Mayor, todos ellos elegidos
entre los miembros de la Cofradía mediante sufragio libre, igual y secreto). Y en cuanto

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a las facultades de control o tutela de las cofradías de pescadores por parte de las
Administraciones Públicas, el artículo 1 del Real Decreto 670/1978 atribuye al Ministerio
del ramo un mero control de legalidad, hay que entender, a posteriori, de ciertos actos
de las cofradías que impliquen el ejercicio de funciones públicas, previsión que los
Estatutos de las cofradías de pescadores (se citan en la propuesta de informe las de
Cataluña, País Vasco y Galicia) atribuyen a la correspondiente Comunidad Autónoma.
Así las cosas, comparte este Centro Directivo las consideraciones de la propuesta
de informe que se eleva a consulta respecto de la caracterización de estas cofradías de
pescadores como corporaciones de derecho público que satisfacen principalmente fines
de interés general del sector pesquero (y no fines predominantemente mercantiles o
industriales), y que no reúnen, a reserva de lo que seguidamente se indica, los requisitos
exigidos en el artículo 3.3.d) de la LCSP para poder ser consideradas como poderes
adjudicadores. En concreto:
— Considerando la enumeración de los recursos económicos de estas entidades
que establece el artículo 5 del Real Decreto 670/1978, de 11 de marzo, no puede
entenderse, en un plano estrictamente teórico, que la actividad de las cofradías de
pescadores esté financiada mayoritariamente por uno o varios poderes adjudicadores,
al no ser las subvenciones o transferencias de las Administraciones Públicas su principal
fuente de financiación, que radica, por el contrario, en las cuotas o contribuciones de
sus miembros. No obstante, si real y efectivamente la actividad de estas entidades
fuese financiada mayoritariamente por uno o varios poderes adjudicadores (mediante
subvenciones o transferencias), lo que habría de determinarse en cada caso, sí se
cumpliría el requisito exigido por el artículo 3.1.j) y 3.3.d) de la LCSP.
— Tampoco concurre el requisito de que uno o más poderes adjudicadores
controlen su gestión, o nombren a más de la mitad de los miembros de sus órganos de
administración, dirección o vigilancia, pues, de un lado, y como ya se ha indicado, sus
órganos rectores se nombran mediante sufragio por sus propios miembros o cofrades y,
de otro lado, el genérico control de legalidad por las Administraciones Públicas al que se
ha aludido no implica, conforme a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión
Europea (TJUE), un «control de su gestión», a efectos de configurar el concepto técnico-
jurídico de «poder adjudicador».
Efectivamente, el TJUE viene entendiendo que ese control que se exige como requisito
para poder calificar a una entidad como poder adjudicador debe permitir a los poderes
públicos influir en las decisiones de la entidad en materia de contratos públicos, sin que
resulte suficiente, a estos efectos, la posibilidad de los poderes públicos de ejercer un
simple control a posteriori sobre las actuaciones de los entes en cuestión: «… un control
a posteriori no cumple dicho criterio cuando tal control no permite a los poderes públicos
influir en las decisiones del organismo de que se trata en materia de contratos públicos»
(sentencia de 12 de septiembre de 2013, asunto IVD Ärztkammer Westfalen- Lippen),
pues «dicho control debe originar una dependencia del organismo de que se trate frente
a los poderes públicos, equivalente a la que existe cuando se cumple uno de los otros
dos criterios alternativos, a saber, que la financiación proceda mayoritariamente de los
poderes públicos o que éstos nombres a la mayoría de los miembros del órgano de
administración, dirección o vigilancia de ese organismo, permitiendo así a los poderes
públicos influir en las decisiones de dicho organismo en materia de contratos públicos».
Por ello, «en virtud de esta jurisprudencia, queda descartada la posibilidad de considerar
que se cumple el requisito de control de la gestión en el supuesto de un mero control a

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posteriori ya que, por definición, tal control no permite que los poderes públicos influyan
en las decisiones del organismo de que se trate en materia de contratos públicos»
(sentencia de 27 de febrero de 2003, asunto Adolf Truley).
Ello determina que, salvo que su actividad esté financiada mayoritariamente por uno
o varios poderes adjudicadores —lo que, se insiste, habrá de determinarse en cada caso
mediante el examen de su contabilidad—, las cofradías de pescadores no reúnan los
requisitos exigidos en el artículo 3.3.d) de la LCSP y que, consecuentemente, no puedan
calificarse como poderes adjudicadores (artículo 3.5 de la LCSP).

VI

A juicio de este Centro Directivo, la conclusión anterior ha de entenderse, en


principio, de general aplicación para todas las cofradías de pescadores en las que la
tutela administrativa se limite a un control a posteriori de legalidad de los actos que las
cofradías adopten en ejercicio de las funciones públicas que asumen, y no se aprecia
fundamento jurídico suficiente para excluir la aplicación de esa regla general en el
concreto caso de las cofradías de Galicia.
El hecho de que el artículo 11 bis de la Ley 9/1993, de 8 de julio, del Parlamento
de Galicia, permita la intervención administrativa de los órganos de gobierno de las
cofradías gallegas (e incluso su disolución) en caso de que se observen graves faltas
en la gestión económica que pudiesen poner en peligro su existencia, o en caso de
imposibilidad de funcionamiento normal de dichos órganos, constituye un supuesto
excepcional de control administrativo, de carácter eventual y contingente —pues puede
no llegar a aplicarse nunca, si no concurren esos presupuestos fácticos legalmente
previstos de grave irregularidad en la gestión económica de la cofradía o de imposibilidad
de funcionamiento normal de sus órganos—, que no permite entender, conforme a la
jurisprudencia del TJUE expuesta, que concurra un control que permita a los poderes
públicos, con carácter general y previo, «influir en las decisiones del organismo de que
se trata en materia de contratos públicos».
El artículo 1.2 de la Ley 9/1993 concreta el alcance del control administrativo
general que asume la Administración autonómica, al disponer que «Las cofradías
quedan sujetas a la tutela de la Administración pública gallega, que será ejercida a
través de la Consellería de Pesca, Marisqueo y Acuicultura». En desarrollo de ese
precepto, el artículo 3 del Decreto 8/2014, de 16 de enero, por el que se regulan las
cofradías de pescadores de Galicia y sus federaciones, dispone que «Las cofradías de
pescadores quedan sujetas a la tutela de la Administración pública gallega, que será
ejercida por la consellería competente en materia de pesca, respecto de aquellos actos
y acuerdos adoptados en el ejercicio de sus funciones públicas y sujetas al derecho
administrativo». Ello implica que, con carácter general, el control que la Administración
competente ejerce sobre las cofradías gallegas es un control de legalidad a posteriori
sobre determinadas facetas de su actuación (las que implican ejercicio de funciones
públicas), siendo así que la abstracta y genérica posibilidad de que la Administración
autonómica pueda intervenir o incluso llegar a disolver las cofradías se circunscribe a
los concretos supuestos del artículo 11.bis de la Ley 9/1993 (se insiste, de carácter
eventual, contingente y excepcional) y, en cualquier caso, no constituye un control de
su gestión que permita a los poderes públicos influir, de forma general y habitual, en la

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previa toma de decisiones en materia de contratación pública por parte de las cofradías
de pescadores.
En atención a lo expuesto, la Abogacía General del Estado confirma el borrador de
informe que se eleva a consulta, a excepción de la matización recogida en el fundamento
jurídico VI del presente informe y, en su virtud, formula las siguientes

CONCLUSIONES

Primera. Las organizaciones de productores de productos de la pesca y la


acuicultura, reguladas en la Ley 3/2001, de 26 de marzo, de Pesca Marítima del Estado,
y en el Reglamento de desarrollo de dicha Ley aprobado por Real Decreto 277/2016,
de 24 de junio, constituyen organizaciones profesionales del sector pesquero que asumen
funciones de carácter predominantemente mercantil o industrial, lo que determina que,
conforme al artículo 3.3.d) de la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector
Público, no tengan la condición de poderes adjudicadores.
Segunda. Los grupos de acción local del sector pesquero son asociaciones de
persona o entidades representativas de los sectores pesquero y acuícola, sin ánimo
de lucro, en las que no concurre ninguno de los restantes requisitos previstos en el
artículo 3.1.j) de la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, para poder considerarlos entidades
integradas en el concepto legal de sector público.
Tercera. De acuerdo con las consideraciones efectuadas en los fundamentos
jurídicos V y VI del presente informe, y salvo que su actividad esté financiada
mayoritariamente por uno o varios poderes adjudicadores —lo que habrá de determinarse
en cada caso mediante el examen de su contabilidad—, las cofradías de pescadores no
tienen la consideración de poderes adjudicadores, por no concurrir en ellas los requisitos
de financiación y control de su gestión por parte de poderes adjudicadores, previstos en
el artículo 3.3.d) de la Ley 9/2017, de 8 de noviembre.

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