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SCRIPTA THEOLOGICA 36 (2004/2) RESEÑAS

Shimon BAR-EFRAT, El arte de la narra- la componen. En el cuarto, se tratan las


tiva en la Biblia, Ediciones Cristiandad, categorías del tiempo y el espacio, mar-
Madrid 2003, 380 pp., 13 x 21, ISBN co en el que se desarrolla la trama.
84-7057-447-7.
Tal vez por el carácter didáctico del
libro, falta en el estudio una sistemati-
La obra que ahora publica en caste-
zación teórica más precisa, pues se en-
llano Ediciones Cristiandad pertenece al
tremezclan conceptos como «punto de
grupo de los que ya podemos llamar clá-
vista», «distancia» o «voz», cada uno de
sicos del análisis narrativo aplicado a la
los cuales tiene un sentido preciso den-
Sagrada Escritura; en este caso, a la Biblia
tro del «discurso», tal como se concibe
hebrea. Shimon Bar-Efrat traza en este li-
este término en la narratología moder-
bro, de un modo escolar y muy pedagó-
gico, salpicado por constantes ejemplos na. Del mismo modo, quizá hubiera si-
que ilustran los argumentos teóricos, los do más útil relegar el estudio de la tra-
conceptos centrales del análisis narrativo. ma del relato al último lugar, ya que,
Este estudio, aplicado a la Escritura, en- aunque en la mente del autor es el pri-
cuentra su justificación, por un lado, en mer paso lógico que se lleva a cabo, en
el carácter fundamentalmente narrativo el estudio de un texto es el último, cul-
que presenta más de un tercio de la Biblia men al que se llega después del análisis
hebrea. Por otro, en que, como expresa el de los elementos singulares. La trama,
mismo autor en la Introducción (p. 13), sin duda, como queda puesto de relieve
las técnicas narrativas que se usan para en el libro, goza de una especial impor-
componer los relatos «confieren sentido a tancia, ya que es ella la portadora del
los hechos que se relatan», siendo preci- sentido del texto, y, en cuanto tal, es ca-
samente el estudio de este sentido el ob- paz de aunar en torno a ella los diversos
jeto último de la exégesis bíblica. elementos que la configuran.

De los seis capítulos de que consta En resumen, la obra es clara y peda-


el libro, los cinco primeros exponen los gógica. Tiene el inconveniente para un
elementos teóricos, mientras que el sex- estudioso de la Biblia cristiana de que no
to es una aplicación práctica de los ex- se toca el Nuevo Testamento, pero los
puesto a la narrativa de Amnón y Ta- numerosos ejemplos que se invocan, con
mar, que se encuentra en el segundo frecuencia no como meras citas bíblicas
libro de Samuel (2 S 13,1-22). El pun- sino transcribiendo completamente los
to de partida del análisis es el texto textos, hacen que el libro sea de gran uti-
mismo. Con un estudio minucioso, lidad como una primera aproximación
Bar-Efrat va detectando en él las huellas al análisis narrativo aplicado a la Biblia.
del narrador: es el llamado punto de Juan Luis Caballero
vista o perspectiva. A continuación, el
autor pasa a examinar, de un modo teó-
rico, la formación de los personajes, la Charles Kingsley BARRET, El Evangelio
estructura de la trama, del espacio y el según san Juan. Una introducción con co-
tiempo, y algunos detalles de estilo. En mentario y notas a partir del texto griego,
el segundo capítulo, el autor se detiene Ed. Cristiandad, Madrid 2003, 977
en el análisis de la formación directa o pp., 15 x 23, ISBN 84-7057-445-0.
indirecta, a través de un discurso, de los
personajes. En el tercero, se estudia la Tras la primera edición de 1955 y la
trama, sus unidades y los elementos que segunda de 1978, este trabajo fue revi-

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sado y, incorporando materiales nue- Citando a L. Morris que «ha defendido


vos, reelaborado en algunas de sus par- con gran competencia» la opinión de
tes. A la primera, de carácter introduc- que el evangelio fue escrito por un
torio, sigue un análisis pormenorizado apóstol, añade que hay que aceptar co-
del texto, dividido en cuarenta y dos mo no imposible que Juan el apóstol es-
apartados y tres apéndices, dos sobre Jn cribiera el evangelio que lleva su nom-
21 y otro sobre Jn 7,53-8,11. Cierran el bre. Por eso, explica, usa la expresión de
volumen los índices: de citas bíblicas, «certeza moral». Nos parece una postu-
de apócrifos y pseudoepígrafos, de Jose- ra poco clara y, en cierto modo, contra-
fo y Filón, de literatura rabínica y de dictoria.
Qumrán, de autores griegos y latinos,
El comentario es de ordinario mi-
de inscripciones y papiros, de literatura
nucioso y amplio, bien fundamentado,
cristiana primitiva, etc.
riguroso y razonado. No obstante, hay
Reconoce la dificultad que entraña la textos donde se echa de menos una ma-
investigación del IV Evangelio, pero «a yor claridad y detenimiento. Así ocurre
la vez, es de extrema importancia, pues en Jn 1,29 con el Cordero de Dios, o al
este libro es clave para la interpretación explicar Jn 2,4 en que Jesús contesta a
del primitivo pensamiento cristiano» (p. la Virgen con una frase (ti emoi kai soi),
23). El griego del texto destaca por su difícil de traducir y de entender (pp.
afinidad con las epístolas joánicas y su 266 y 286).
singularidad. Al hablar de la relación del
Al hablar del primer encuentro de
IV Evangelio con las corrientes gnósti-
Jesús con Pedro señala cómo el evange-
cas, reconoce el valor de los estudios de
lista explica que Cefas significa piedra.
Bultmann, pero aporta una serie de da-
Cuando explica la triple pregunta de Je-
tos que muestran «la inconsistencia de la
sús a Pedro sobre si le ama, así como el
tesis de Bultmann» (p. 47). «La opinión
encargo de Cristo para que apaciente a
más común es que hay más doctrina sa-
su rebaño, apenas se detiene en el senti-
cramental en el evangelio según Juan
do primacial que Pedro vuelve a recibir,
que en cualquier otro relato evangélico»
a pesar de sus negaciones. Casi se limi-
(p. 131), afirmación que contrasta con la
ta a referir que Benoit ve el fundamen-
de Bultmann, para quien cualquier alu-
to del primado de Pedro en el hecho de
sión a los mismos (especialmente Jn
que su amor a Jesús es más grande que
3,5,6,51c-58) ha de atribuirse a un re-
el de los otros. «Sin embargo —aña-
dactor eclesiástico (cfr. p. 133).
de—, precisamente ese hecho va en
En cuanto al tema de la autentici- contra del nuevo argumento de Benoit
dad, establece como postulados: «1) la sobre la sucesión de Pedro (que en cual-
certeza moral de que no fue escrito por quier caso, ni se menciona en el texto).
Juan, el hijo de Zebedeo; y 2) la proba- La esencia de la primacía de Pedro es el
bilidad de que la tradición de que el amor, no la sucesión» (p. 892). Nos pa-
evangelio había sido escrito por Juan, rece que la esencia de dicha primacía es
hijo de Zebedeo (que, sin duda, era in- la voluntad de Cristo de dar a su Iglesia
teresada y, al parecer, comenzó en fecha una cabeza visible, un fundamento per-
temprana con la inserción de Jn 21,24) manente sobre el que edificar, que ha de
no era pura ficción, sino que poseía perdurar a través de la Historia, y con-
cierto fundamento» (p. 201). Son dos tra el cual no prevalecerán las fuerzas
postulados a primera vista contrarios. del infierno.

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Respecto a Jn 19,27 cita a Brown tres capítulos de que consta el libro son
que escribe: «La presentación de la ma- tres ángulos desde donde se contempla
dre de Jesús como madre del discípulo la misma realidad, aunque el A., desde
predilecto parece evocar ciertos temas su honestidad intelectual, adelanta que
del Antiguo Testamento, como el de no pretende agotar todas las cuestiones
Sión que da a luz a un nuevo pueblo en que pueden plantearse al abordar un te-
la edad mesiánica, y el de Eva y su des- ma de tanta envergadura.
cendencia». Y añade: «Sin embargo, se-
El capítulo primero, Panorámicas
ría prudente no ir más allá de un simple
sobre el Reino, presenta una visión de
reconocimiento de que se trata de una
conjunto del tratamiento del Reino en
alusión a la nueva familia, la Iglesia, y al
el Antiguo y en el Nuevo Testamento.
poder soberano de Jesús» (p. 842).
Con lenguaje sencillo recorre la historia
La edición está muy cuidada en su de la salvación poniendo de relieve có-
presentación tipográfica, aunque resul- mo la soberanía de Dios resplandece ya
ta un volumen muy grueso. Quizás hu- en el relato de la creación, queda refle-
biera sido preferible hacerlo en dos vo- jada durante la etapa monárquica tal
lúmenes como hizo la editorial con el como la relata la Historia Deuterono-
comentario al IV Evangelio de Brown. mista, y se anuncia en la predicación de
los profetas. Con rigor de experto, y
Antonio García-Moreno huyendo de tecnicismos inútiles, el A.
explica la proclamación del Reino en
Antonio GARCÍA MORENO, Pueblo, los Evangelios y en los Hechos de los
Iglesia y Reino de Dios, ed. Rialp, Ma- Apóstoles. El último apartado de este
drid 2003, 248 pp., 16 x 24, ISBN 84- capítulo es una exposición impregnada
321-3461-9. de honda piedad del puesto de honor
que María la Virgen ocupa en la procla-
Los tres términos del título indican mación del Reino.
el contenido del libro y conducen al
lector al tema central que es el Reino de El capítulo segundo, El Pueblo y el
Dios. No dan a entender que sean las Reino, aborda un aspecto importante y
tres partes o tres capítulos; son más bien muy de hoy, la religiosidad popular co-
tres elementos complementarios de la mo expresión de la respuesta del pueblo
misma realidad. Haciendo suya una fra- sencillo al mensaje del Evangelio. Reela-
se de Cerfaux el A. señala que «la Igle- bora una conferencia que el A. pronun-
sia es ya el Reino en trance de realizar- ció como parte de la XXX Semana mi-
se» (p. 101), al hilo del n. 5 de Lumen sional de Burgos en el año 1979, y que
Gentium afirma que «en la Iglesia se sigue teniendo actualidad y fuerza. Pone
de relieve cómo el Reino de Dios «se de-
realiza el Reino» aunque de manera in-
sarrolla y crece dentro de la gente que
cipiente y parcial (p. 103), y en otro lu-
forma el Pueblo de Dios, en cuyas en-
gar dice «al fin y al cabo, la Iglesia no es
trañas late y anima el Espíritu Santo» (p.
otra cosa que el Pueblo de Dios» (p.
166). Los más sencillos fueron los que
133).
con mayor calor acogieron a Jesús y su
El objetivo del libro, por tanto, es mensaje; ya en el Antiguo Testamento
exponer desde el punto de vista bíblico, se narra que Dios quiso elegir un pueblo
teológico y ascético-pastoral lo que en- como propio, hacer con él una Alianza,
cierra la expresión Reino de Dios. Los e irlo preparando hasta que, como seña-

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