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Marcelo Singh
Materia: Antropología Teológica I Universidad Católica de Salta
2° Año de Teología Ciclo lectivo: 2022
Para enmarcar la perícopa de las bienaventuranzas dentro del marco general del texto
del evangelio de Mateo, es preciso realizar algunas precisiones de carácter contextual
para poder comprender de forma más completa lo que expresa el evangelista.
Teniendo presente estas especificaciones, Lona afirma que la fecha de origen del
evangelio puede ubicarse entre los años 80 y 90, otorgando, según explica el autor, un
margen de diez años para dar cuenta del conocimiento de Q y el texto de Marcos por
parte del autor del Evangelio, según indica Lona, esta fecha no podría ser posterior al
inicio del siglo II.
Para esbozar una hipótesis acerca del lugar de origen del evangelio, Lona se apoya en el
testimonio de Papías de Hierápolis. Dicho testimonio, ubica en Siria el posible lugar de
composición del evangelio, debido a que éste esta testimoniado de forma indirecta en la
Didajé o Doctrina de los Apóstoles. Esto se puede deducir porque se encuentran
fragmentos del sermón de la montaña (Did. 1-2), la formula bautismal (Did. 7,1) y la
oración atribuida a Jesús (Did. 8, 2). Es probable entonces, para Lona, que el propio
evangelio haya tenido su origen en la comunidad cristiana de Siria, pero no parece ser
posible una determinación más concluyente según expresa el propio autor.
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Lona, Horacio E. Los evangelios sinópticos: Introducción, exégesis, practica. Editorial Claretiana (1°
Edición). Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina. 2014. Pág. 251.
Rodrigo Cesar Lozano Barrientos Profesor: Pbro. Dr. Marcelo Singh
Materia: Antropología Teológica I Universidad Católica de Salta
2° Año de Teología Ciclo lectivo: 2022
Otro aspecto relevante de este breve análisis contextual e histórico se relaciona con la
identificación del autor del evangelio. siguiendo a Lona, podemos observar que el autor
no se presenta en la obra de forma explícita, sino que permanece anónimo. A partir de
esta premisa, Lona reconstruye el camino que llevó a que este evangelio se atribuya a
Mateo, el discípulo de Jesús. El primer registro de esta tradición es del ya mencionado
Papías de Hierápolis. Charpentier señala que entre los años 110 o 120, este obispo del
Asia menor atribuye a Mateo la organización de una colección de sentencias (logia) en
dialecto hebreo. Dicho testimonio fue recogido por Eusebio de Cesarea en su obra
Historia eclesiástica (III, 39, 6)2. Aunque parece que Papías, según Poittevin y
Charpentier, parece referir con esto a que la reunión de estos “logia” implica la obra
completa del evangelio, no afirma que la versión griega del evangelio de Mateo fuera
una traducción de estos textos. Tampoco es posible afirmar, a partir de un análisis
interno del texto, que se trate de una traducción, sino que es mucho más probable que el
redactor del evangelio en lengua griega sea el responsable de la obra. Sin embargo, la
vinculación del nombre del apóstol Mateo al texto del evangelio esta fuertemente
atestiguada ya en la primera mitad del siglo II.
Según Lona, el nombre de Mateo asociado al apóstol a quien Jesús llama de la mesa de
cobradores de impuestos tiene un recorrido particular, que va de la identificación del
nombre de Mateo (Mt 9, 9; 10, 3) con el nombre de Leví, hijo de Alfeo (Mc 2, 13-17)
en el texto de Marcos. En la lista de los apóstoles dada por Marcos, se menciona a
Mateo, sin hacer ninguna referencia posterior. La identificación en el texto de Mateo
parece señalar al lector que el llamado de Jesús no fue en vano.
Lona explica que como los evangelios a inicios del siglo II ganaban importancia dentro
de las comunidades cristianas se hizo necesario otorgarles un autor cuya importancia y
autoridad les permitiera ser considerado “canónicos”, es decir, que adquiera un cierto
carácter normativo para la fe y la vida de los creyentes.
Los nombres referidos en los cuatro textos, según explica el propio autor, refieren a
directamente a dos discípulos de Jesús (Mateo y Juan) y a personas que estuvieron muy
cerca de los apóstoles (así el nombre de Marcos remite a Pedro como su interprete, y el
de Lucas a Pablo, pues fue su acompañante). Pero esta tradición, aunque coherente con
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P. Le Poittevin y Etienne Charpentier. Cuadernos bíblicos 2. El evangelio según San Mateo. Editorial
Verbo Divino (9° Edicion). Navarra. España. 1989.
Rodrigo Cesar Lozano Barrientos Profesor: Pbro. Dr. Marcelo Singh
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2° Año de Teología Ciclo lectivo: 2022
su fuente según dice Lona, se topa con un gran problema: pues es incoherente que un
cobrador de impuestos como Mateo pueda ser autor de un texto evangélico que
demuestra un gran conocimiento de las Escrituras, que construya su mensaje teológico a
partir del uso de citas bíblicas y elaborar discursos combinando diversas tradiciones,
seleccionando y asumiendo de forma critica a “Q” en un todo coherente y organizado.
Como explica el autor, el evangelista posee una formación teológica y literaria que no
se corresponde con la realidad de un judío al servicio de la ocupación romana que
carecían de conocimientos religiosos. Lona adhiere a una hipótesis que afirma que
sostiene que el evangelista da pistas sutiles sobre su identidad en Mt 13, 51-53 y Mt 8,
19-20. Desde un análisis contextual de estas perícopas, el autor sugiere que puede
tratarse de un escriba convertido que puso su conocimiento al servicio del Reino de
Dios, de modo que es capaz de recepcionar tradiciones sobre Jesús, y redactarlas según
su propio proyecto teológico y las características de la comunidad a quien dirige su
obra. Esta postura de Lona, sin embargo, aunque llamativa y con algún fundamento
basado en el análisis de la obra, no deja de ser una conjetura.
sinópticos. Esto nos permite distinguir relatos de carácter narrativo de los discursos de
Jesús. A modo introductorio, permite acceder principios básicos de análisis e
interpretación. Para ellos distinguimos la forma de un genero literario. La forma refiere
en este caso a una unidad literaria en su realidad particular, individualizándola. El
género es una abstracción de carácter más general a partir de la tipificación y
descripción de ciertos rasgos fundamentales que se presentan en las formas particulares:
los evangelios, en este caso, constituyen un género literario; y las formas literarias que
pueden presentarse son, por ejemplo, un relato de un milagro o una parábola.
Lona distingue tres grandes categorías para discriminar las formas litararias de la
tradición sinóptica:
a. Las palabras del Señor: son palabras que no se asocian o vinculan con ningún
acontecimiento.
b. Apotegmas o formas intermedias: presentan esquemas dialógicos donde
intervienen otros interlocutores.
c. Formas narrativas: se caracterizan por narrar un hecho.
Dentro de la primera categoría, es decir, aquella que engloba las Palabras del Señor,
Lona distingue aquellas que tienen un carácter sapiencial. Estas palabras parecen
influenciadas por la tradición sapiencial del Cercano Oriente, hecho también observable
en el Antiguo Testamento. Son frutos de la experiencia de vida, y expresan la realidad
del pueblo judío que vive inmerso en el ambiente cultural y encuentra el modo de
expresar sus verdades religiosas con este lenguaje.
Además, el autor señala que Jesús no solo nutre su lenguaje de la tradición sapiencial,
sino principalmente de la tradición profética. Estas palabras, a diferencia de las
sapienciales, no se nutren de la experiencia y de los años, sino que iluminan la realidad
desde la perspectiva de Dios: lo que anuncian es precisamente el juicio de Dios en la
actualidad de la comunidad. Si bien siempre miran hacia el futuro, se orientan
principalmente al presente de la fe de los creyentes. Estas palabras Lona las denomina
Palabras de carácter profético y apocalíptico4 y es aquí donde el autor ubica
literariamente a las bienaventuranzas, pues constituyen anuncios de salvación.
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Lona, Horacio E. Los evangelios sinópticos: Introducción, exégesis, practica. Editorial Claretiana (1°
Edición). Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina. 2014. Pág. 53.
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Respecto a la función literaria dentro del contexto general de la obra de Mateo, las
bienaventuranzas se enmarcan dentro de la gran unidad que se conoce como el sermón
de la montaña (5, 1-7, 29), y constituye el primer gran discurso de Jesús en el evangelio
de Mateo. Parece funcionar como un discurso programático, y según explica
Charpentier ha sido compuesto con mucho cuidado por el autor del evangelio para
referirnos a un Jesús que proclama con poder y autoridad, con palabras y hechos, que el
Reino de los Cielos ha llegado.
a. Como doctor de la ley, Jesús precisa a sus discípulos las exigencias del
judaísmo, partiendo desde la obediencia a la Ley hasta llegar a la justicia según
las obras.
b. Como maestro, Jesús parece proponer una ley impracticable para el hombre.
Pero este no es el sentido, sino hacer descubrir al hombre que ante sus limites y
miserias, conviene entregarse a la gracia de Dios.
c. Como predicador, Jesús anuncia la inminencia del final de los tiempos,
otorgando a quienes lo siguen una ley excepcional para enfrentar las dificultades
que sobrevendrán. No pretende generar angustia, sino movilizar a los creyentes
Reflexión teológica
Estos discípulos, el nuevo pueblo de Dios, que han dejado todo para seguir a Jesús, ya
están en camino, y las exigencias de la nueva Ley parecen ser terribles, pero que en
realidad para estos discípulos implica la felicidad. Bienaventurado aquí es estar en el
buen camino, que requiere unas disposiciones interiores necesarias para acoger
realmente el reino de Dios. funciona entonces aquí las bienaventuranzas como un
camino de catequesis de carácter iniciático.
Dice el papa Benedicto XVI que las bienaventuranzas se insertan en una larga tradición
de mensajes del Antiguo Testamento, allí el entonces cardenal Ratzinger ubica el Salmo
1 y en el texto paralelo de Jeremías 17, 7s: “Dichoso el hombre que confía en el
Señor...”. Según explica el propio Ratzinger, son palabras de promesa que al mismo
tiempo permiten el discernimiento y la orientación del espíritu del hombre 6.
6
Ratzinger. Ratzinger, Joseph. Jesús de Nazaret. Biblioteca de Autores cristianos. Madrid. España.
2015. Pág. 160.
Rodrigo Cesar Lozano Barrientos Profesor: Pbro. Dr. Marcelo Singh
Materia: Antropología Teológica I Universidad Católica de Salta
2° Año de Teología Ciclo lectivo: 2022
Prosigue en su exposición diciendo algo de sumo interés, pues afirma que las
afirmaciones de las Bienaventuranzas nacen de la mirada dirigida a los discípulos 7;
pues describe su situación de vida.
Los creyentes son perseguidos por causa de la justicia de la fe. Visto en clave
antropológica, el hombre parece tender, según Ratzinger, a intentar emanciparse
del proyecto de Dios y para erigirse como criterio último de la realidad,
prescindiendo de Dios. Por eso, en la historia conducida por la voluntad de los
hombres, el creyente es adversario, pues esta encaminado hacia el proyecto de
Dios. El hombre creyente entonces requiere el consuelo y la esperanza de la
presencia de Dios, es decir, la instauración del Reino de los Cielos.
Bibliografía:
Lona, Horacio E. Los evangelios sinópticos: Introducción, exégesis, practica.
Editorial Claretiana (1° Edición). Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina.
2014.
Poittevin, P. Le y Charpentier, Etienne. Cuadernos bíblicos 2. El evangelio según
San Mateo. Editorial Verbo Divino (9° Edicion). Navarra. España. 1989.
Ratzinger, Joseph. Jesús de Nazaret. Biblioteca de Autores cristianos. Madrid.
España. 2015.
Ubieta López, José Ángel (Dir.). Biblia de Jerusalén. Nueva Edición. Editorial
Desclée de Brouwer. Bilbao. España. 2009.