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Rodrigo Cesar Lozano Barrientos Profesor: Pbro. Dr.

Marcelo Singh
Materia: Antropología Teológica I Universidad Católica de Salta
2° Año de Teología Ciclo lectivo: 2022

Actividad: Elegir una de las bienaventuranzas (Mt. 5) y realizar un trabajo de exégesis


bíblica (considerando el aspecto histórico, literario y teológico). En un segundo
momento realizar el vínculo de la bienaventuranza elegida con la teología de la
creación.

Contexto histórico del Evangelio de Mateo

Para enmarcar la perícopa de las bienaventuranzas dentro del marco general del texto
del evangelio de Mateo, es preciso realizar algunas precisiones de carácter contextual
para poder comprender de forma más completa lo que expresa el evangelista.

En primer lugar, es importante reconocer el momento histórico en el que es producido el


evangelio. según expresa Horacio Lona1, la determinación del momento de origen se
apoya en dos elementos centrales:

 Por un lado, en la fecha de origen del evangelio de Marcos, el cual, según el


consenso general de los estudiosos, parece ser el más antiguo de los cuatro
evangelios;
 Por otro lado, depende también de la recepción de la fuente llamada “Q”.

Teniendo presente estas especificaciones, Lona afirma que la fecha de origen del
evangelio puede ubicarse entre los años 80 y 90, otorgando, según explica el autor, un
margen de diez años para dar cuenta del conocimiento de Q y el texto de Marcos por
parte del autor del Evangelio, según indica Lona, esta fecha no podría ser posterior al
inicio del siglo II.

Para esbozar una hipótesis acerca del lugar de origen del evangelio, Lona se apoya en el
testimonio de Papías de Hierápolis. Dicho testimonio, ubica en Siria el posible lugar de
composición del evangelio, debido a que éste esta testimoniado de forma indirecta en la
Didajé o Doctrina de los Apóstoles. Esto se puede deducir porque se encuentran
fragmentos del sermón de la montaña (Did. 1-2), la formula bautismal (Did. 7,1) y la
oración atribuida a Jesús (Did. 8, 2). Es probable entonces, para Lona, que el propio
evangelio haya tenido su origen en la comunidad cristiana de Siria, pero no parece ser
posible una determinación más concluyente según expresa el propio autor.

1
Lona, Horacio E. Los evangelios sinópticos: Introducción, exégesis, practica. Editorial Claretiana (1°
Edición). Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina. 2014. Pág. 251.
Rodrigo Cesar Lozano Barrientos Profesor: Pbro. Dr. Marcelo Singh
Materia: Antropología Teológica I Universidad Católica de Salta
2° Año de Teología Ciclo lectivo: 2022

Otro aspecto relevante de este breve análisis contextual e histórico se relaciona con la
identificación del autor del evangelio. siguiendo a Lona, podemos observar que el autor
no se presenta en la obra de forma explícita, sino que permanece anónimo. A partir de
esta premisa, Lona reconstruye el camino que llevó a que este evangelio se atribuya a
Mateo, el discípulo de Jesús. El primer registro de esta tradición es del ya mencionado
Papías de Hierápolis. Charpentier señala que entre los años 110 o 120, este obispo del
Asia menor atribuye a Mateo la organización de una colección de sentencias (logia) en
dialecto hebreo. Dicho testimonio fue recogido por Eusebio de Cesarea en su obra
Historia eclesiástica (III, 39, 6)2. Aunque parece que Papías, según Poittevin y
Charpentier, parece referir con esto a que la reunión de estos “logia” implica la obra
completa del evangelio, no afirma que la versión griega del evangelio de Mateo fuera
una traducción de estos textos. Tampoco es posible afirmar, a partir de un análisis
interno del texto, que se trate de una traducción, sino que es mucho más probable que el
redactor del evangelio en lengua griega sea el responsable de la obra. Sin embargo, la
vinculación del nombre del apóstol Mateo al texto del evangelio esta fuertemente
atestiguada ya en la primera mitad del siglo II.

Según Lona, el nombre de Mateo asociado al apóstol a quien Jesús llama de la mesa de
cobradores de impuestos tiene un recorrido particular, que va de la identificación del
nombre de Mateo (Mt 9, 9; 10, 3) con el nombre de Leví, hijo de Alfeo (Mc 2, 13-17)
en el texto de Marcos. En la lista de los apóstoles dada por Marcos, se menciona a
Mateo, sin hacer ninguna referencia posterior. La identificación en el texto de Mateo
parece señalar al lector que el llamado de Jesús no fue en vano.

Lona explica que como los evangelios a inicios del siglo II ganaban importancia dentro
de las comunidades cristianas se hizo necesario otorgarles un autor cuya importancia y
autoridad les permitiera ser considerado “canónicos”, es decir, que adquiera un cierto
carácter normativo para la fe y la vida de los creyentes.

Los nombres referidos en los cuatro textos, según explica el propio autor, refieren a
directamente a dos discípulos de Jesús (Mateo y Juan) y a personas que estuvieron muy
cerca de los apóstoles (así el nombre de Marcos remite a Pedro como su interprete, y el
de Lucas a Pablo, pues fue su acompañante). Pero esta tradición, aunque coherente con

2
P. Le Poittevin y Etienne Charpentier. Cuadernos bíblicos 2. El evangelio según San Mateo. Editorial
Verbo Divino (9° Edicion). Navarra. España. 1989.
Rodrigo Cesar Lozano Barrientos Profesor: Pbro. Dr. Marcelo Singh
Materia: Antropología Teológica I Universidad Católica de Salta
2° Año de Teología Ciclo lectivo: 2022

su fuente según dice Lona, se topa con un gran problema: pues es incoherente que un
cobrador de impuestos como Mateo pueda ser autor de un texto evangélico que
demuestra un gran conocimiento de las Escrituras, que construya su mensaje teológico a
partir del uso de citas bíblicas y elaborar discursos combinando diversas tradiciones,
seleccionando y asumiendo de forma critica a “Q” en un todo coherente y organizado.

Como explica el autor, el evangelista posee una formación teológica y literaria que no
se corresponde con la realidad de un judío al servicio de la ocupación romana que
carecían de conocimientos religiosos. Lona adhiere a una hipótesis que afirma que
sostiene que el evangelista da pistas sutiles sobre su identidad en Mt 13, 51-53 y Mt 8,
19-20. Desde un análisis contextual de estas perícopas, el autor sugiere que puede
tratarse de un escriba convertido que puso su conocimiento al servicio del Reino de
Dios, de modo que es capaz de recepcionar tradiciones sobre Jesús, y redactarlas según
su propio proyecto teológico y las características de la comunidad a quien dirige su
obra. Esta postura de Lona, sin embargo, aunque llamativa y con algún fundamento
basado en el análisis de la obra, no deja de ser una conjetura.

Finalmente, respecto a la comunidad de Mateo, dicen Charpentier y Le Poittevin que se


trata de una comunidad marcada por las tradiciones judías, principalmente en cuanto a
la liturgia. Por eso, queda enmarcado en un contexto judío los relatos, materiales y
documentos acerca de la vida de Jesús. Las enseñanzas que predominan parecen ser de
carácter moral y práctico, iluminados por la Ley de Moisés, a la cual el propio Jesús
lleva a su plenitud y legitima interpretación. Se trata de una Iglesia que vive en el marco
de la Ley pero que está en conflicto con el judaísmo oficial y también en un proceso de
apertura hacia los paganos. Por eso la mayoría de los especialistas coinciden en
considerar como principales destinatarios de Mateo a comunidades del norte de Siria y
Palestina.

Contexto literario del Evangelio de Mateo

Sobre el aspecto literario de las bienaventuranzas, conviene enmarcarlas en este breve


análisis dentro de lo que Lona denomina las formas literarias de la tradición sinóptica3.
De esta forma, se nos presenta como propuesta de análisis un cuadro general para
distinguir y discriminar aquellas estructuras formales que se presentan en los evangelios
3
Lona, Horacio E. Los evangelios sinópticos: Introducción, exégesis, practica. Editorial Claretiana (1°
Edición). Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina. 2014. Pág. 49.
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Materia: Antropología Teológica I Universidad Católica de Salta
2° Año de Teología Ciclo lectivo: 2022

sinópticos. Esto nos permite distinguir relatos de carácter narrativo de los discursos de
Jesús. A modo introductorio, permite acceder principios básicos de análisis e
interpretación. Para ellos distinguimos la forma de un genero literario. La forma refiere
en este caso a una unidad literaria en su realidad particular, individualizándola. El
género es una abstracción de carácter más general a partir de la tipificación y
descripción de ciertos rasgos fundamentales que se presentan en las formas particulares:
los evangelios, en este caso, constituyen un género literario; y las formas literarias que
pueden presentarse son, por ejemplo, un relato de un milagro o una parábola.

Lona distingue tres grandes categorías para discriminar las formas litararias de la
tradición sinóptica:

a. Las palabras del Señor: son palabras que no se asocian o vinculan con ningún
acontecimiento.
b. Apotegmas o formas intermedias: presentan esquemas dialógicos donde
intervienen otros interlocutores.
c. Formas narrativas: se caracterizan por narrar un hecho.

Dentro de la primera categoría, es decir, aquella que engloba las Palabras del Señor,
Lona distingue aquellas que tienen un carácter sapiencial. Estas palabras parecen
influenciadas por la tradición sapiencial del Cercano Oriente, hecho también observable
en el Antiguo Testamento. Son frutos de la experiencia de vida, y expresan la realidad
del pueblo judío que vive inmerso en el ambiente cultural y encuentra el modo de
expresar sus verdades religiosas con este lenguaje.

Además, el autor señala que Jesús no solo nutre su lenguaje de la tradición sapiencial,
sino principalmente de la tradición profética. Estas palabras, a diferencia de las
sapienciales, no se nutren de la experiencia y de los años, sino que iluminan la realidad
desde la perspectiva de Dios: lo que anuncian es precisamente el juicio de Dios en la
actualidad de la comunidad. Si bien siempre miran hacia el futuro, se orientan
principalmente al presente de la fe de los creyentes. Estas palabras Lona las denomina
Palabras de carácter profético y apocalíptico4 y es aquí donde el autor ubica
literariamente a las bienaventuranzas, pues constituyen anuncios de salvación.

4
Lona, Horacio E. Los evangelios sinópticos: Introducción, exégesis, practica. Editorial Claretiana (1°
Edición). Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina. 2014. Pág. 53.
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Formulaciones similares ya están presentes a lo largo de la literatura sapiencial del


Antiguo Testamento: Prov 3, 13; Sal 119, 1-2; Ecl 31, 8, entre otros ejemplos.

En el Nuevo Testamento, su mayor expresión literaria se da en las bienaventuranzas,


generalmente precedido por el termino griego μακαριος, que puede traducirse como
feliz o bienaventurado. No refiere a un sentimiento, dice el autor, que se corresponda
con una simple felicidad o la dicha, sino mas bien expresa el beneplácito de Dios sobre
el creyente a quien se acredita con esta denominación.

Respecto a la función literaria dentro del contexto general de la obra de Mateo, las
bienaventuranzas se enmarcan dentro de la gran unidad que se conoce como el sermón
de la montaña (5, 1-7, 29), y constituye el primer gran discurso de Jesús en el evangelio
de Mateo. Parece funcionar como un discurso programático, y según explica
Charpentier ha sido compuesto con mucho cuidado por el autor del evangelio para
referirnos a un Jesús que proclama con poder y autoridad, con palabras y hechos, que el
Reino de los Cielos ha llegado.

Para Charpentier, Jesús en el sermón de la montaña asume al menos tres roles


principales5:

a. Como doctor de la ley, Jesús precisa a sus discípulos las exigencias del
judaísmo, partiendo desde la obediencia a la Ley hasta llegar a la justicia según
las obras.
b. Como maestro, Jesús parece proponer una ley impracticable para el hombre.
Pero este no es el sentido, sino hacer descubrir al hombre que ante sus limites y
miserias, conviene entregarse a la gracia de Dios.
c. Como predicador, Jesús anuncia la inminencia del final de los tiempos,
otorgando a quienes lo siguen una ley excepcional para enfrentar las dificultades
que sobrevendrán. No pretende generar angustia, sino movilizar a los creyentes

Charpentier asume un esquema sobre el sermón de la montaña que presenta de forma


resumida en tres grandes unidades temáticas, donde las bienaventuranzas se presentan
como un exordio ubicado al inicio del discurso.

Exordio (5, 3-16)


5
P. Le Poittevin y Etienne Charpentier. Cuadernos bíblicos 2. El evangelio según San Mateo. Editorial
Verbo Divino (9° Edicion). Navarra. España. 1989. Pág. 28.
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 Bienaventuranzas (5, 3-12)


 Los cristianos, sal de la tierra y luz del mundo (5, 13-16)
I. La justicia nueva superior a la antigua (5, 17-48)
II. Carácter interior de la justicia nueva (6, 1-34)
III. Tres moniciones -no juzgar, los falsos profetas, los verdaderos discípulos-
(7, 1-27)
Efecto sobre la multitud (7, 28-29)

Reflexión teológica

En un sentido general, afirma Charpentier que las bienaventuranzas son un grito


profundamente arraigado en los anuncios proféticos que desarrollan a través de
imágenes la buena noticia que trae Jesús, que no es otra que la cercanía del Reino de los
cielos. En este contexto, los discípulos, que son los destinatarios de este primer gran
discurso de Jesús, al pie de la montaña, rememora la imagen del pueblo que espera a
Moisés al pie de la montaña del Dios. Jesús, el nuevo Moisés, proclama de forma
solemne las bienaventuranzas como exordio inicial de un discurso que renueva la
comprensión de la Ley.

Estos discípulos, el nuevo pueblo de Dios, que han dejado todo para seguir a Jesús, ya
están en camino, y las exigencias de la nueva Ley parecen ser terribles, pero que en
realidad para estos discípulos implica la felicidad. Bienaventurado aquí es estar en el
buen camino, que requiere unas disposiciones interiores necesarias para acoger
realmente el reino de Dios. funciona entonces aquí las bienaventuranzas como un
camino de catequesis de carácter iniciático.

Dice el papa Benedicto XVI que las bienaventuranzas se insertan en una larga tradición
de mensajes del Antiguo Testamento, allí el entonces cardenal Ratzinger ubica el Salmo
1 y en el texto paralelo de Jeremías 17, 7s: “Dichoso el hombre que confía en el
Señor...”. Según explica el propio Ratzinger, son palabras de promesa que al mismo
tiempo permiten el discernimiento y la orientación del espíritu del hombre 6.

6
Ratzinger. Ratzinger, Joseph. Jesús de Nazaret. Biblioteca de Autores cristianos. Madrid. España.
2015. Pág. 160.
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2° Año de Teología Ciclo lectivo: 2022

Prosigue en su exposición diciendo algo de sumo interés, pues afirma que las
afirmaciones de las Bienaventuranzas nacen de la mirada dirigida a los discípulos 7;
pues describe su situación de vida.

En este contexto, podemos introducirnos en la Bienaventuranza que moviliza este


análisis:

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos


es el Reino de los Cielos (5, 10)

En su análisis, Ratzinger asocia esta bienaventuranza con la segunda:

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados (5, 5)

El sufrimiento aquí es la puerta de entrada para la gran consolación que es luz de


Dios. Es un modo concreto de oponerse al mal, frente a la colaboración que exige
por parte del hombre. Así se conecta con la octava bienaventuranza, pues el dolor
que es en el cristiano aflicción salvadora, esto es fundamental para comprender la
situación del hombre y uno de los mayores interrogantes de la existencia humana
que se relaciona con el sufrimiento. El hombre sufre, pero no puede asumir el
sufrimiento como un sinsentido en su experiencia, sino que es invitado por Dios a
dar un paso hacia la trascendencia y a esperar el consuelo que sólo Él puede dar.
De este modo, el sufrimiento conduce al hombre a Dios, no lo extravía ni lo hace
“infrahumano”, sino que lo vincula directamente con la cruz salvadora del Señor
Jesús. Así, en su humanidad sufriente, Jesús asume nuestra realidad, nuestra
distancia de Dios, cuyo punto de mayor drama es alcanzado en la cruz, para
restaurar en su justicia lo que nosotros sin su gracia no podríamos alcanzar. El
Reino de los cielos es la promesa, el consuelo de quien vive hasta sus últimas
consecuencias las bienaventuranzas.

Ratzinger profundiza sobre la cuestión de la justicia. Explica que esta expresión


“los perseguidos a causa de la justicia” adquiere un carácter profético 8 y
manifiesta la situación de la comunidad de Mateo. Se trata pues de una Iglesia que
es perseguida “a causa de la justicia”. Justicia en el la Antigua Ley es
7
Ratzinger. Ratzinger, Joseph. Jesús de Nazaret. Biblioteca de Autores cristianos. Madrid. España. 2015.
Pág. 160.
8
Ratzinger. Ratzinger, Joseph. Jesús de Nazaret. Biblioteca de Autores cristianos. Madrid. España. 2015.
Pág. 173.
Rodrigo Cesar Lozano Barrientos Profesor: Pbro. Dr. Marcelo Singh
Materia: Antropología Teológica I Universidad Católica de Salta
2° Año de Teología Ciclo lectivo: 2022

principalmente la fidelidad a la Torá, resuena entonces como un reclamo de tono


profético. Pero en el Nuevo Testamento, la justicia se relaciona con la fe del
creyente, es decir, que el creyente es el justo. Todo esta unido en Cristo mismo,
pues el creyente camina con Jesús, en quien se cumple todo lo anunciado por la
Ley y los profetas.

Los creyentes son perseguidos por causa de la justicia de la fe. Visto en clave
antropológica, el hombre parece tender, según Ratzinger, a intentar emanciparse
del proyecto de Dios y para erigirse como criterio último de la realidad,
prescindiendo de Dios. Por eso, en la historia conducida por la voluntad de los
hombres, el creyente es adversario, pues esta encaminado hacia el proyecto de
Dios. El hombre creyente entonces requiere el consuelo y la esperanza de la
presencia de Dios, es decir, la instauración del Reino de los Cielos.

Bibliografía:
Lona, Horacio E. Los evangelios sinópticos: Introducción, exégesis, practica.
Editorial Claretiana (1° Edición). Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina.
2014.
Poittevin, P. Le y Charpentier, Etienne. Cuadernos bíblicos 2. El evangelio según
San Mateo. Editorial Verbo Divino (9° Edicion). Navarra. España. 1989.
Ratzinger, Joseph. Jesús de Nazaret. Biblioteca de Autores cristianos. Madrid.
España. 2015.
Ubieta López, José Ángel (Dir.). Biblia de Jerusalén. Nueva Edición. Editorial
Desclée de Brouwer. Bilbao. España. 2009.

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