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Francisco Cruzado Coca

El riesgo en la evaluación de proyectos


La ilustración siguiente muestra los “tres pilares de la evaluación de proyectos" y son las columnas
en las que se sustenta la creación de valor.

Es tiempo de tratar el segundo pilar de las técnicas de evaluación de proyectos; esto es la inclusión del
riesgo.

Imaginemos que el proyecto que estamos evaluando, es la instalación de una panadería, la cual será
operada por 5 años. Uno de los supuestos básicos que se ha utilizado para construir el FC del proyecto
es, obviamente, el precio del pan. Nuestras estimaciones han arrojado que, el pan podrá ser vendido a
S/.0.15 por unidad. Si utilizamos ese precio para los cinco años que dura la operación del proyecto,
estaremos suponiendo que la probabilidad de ocurrencia de nuestra estimación es del 100%. Le
pregunto ¿es realista suponer, que a lo largo de ese período de tiempo, el precio del pan no variará?
Obviamente, no. El precio del pan puede ser mayor o menor de S/.0.15. Es decir, existe la probabilidad
que el precio se comporte de manera diferente a lo originalmente estimado.

Lo anterior, define de manera conceptual al riesgo. Riesgo, por lo tanto, es simplemente la probabilidad
que las variables del proyecto, se comporten de manera diferente a lo supuesto. Un aparte, el riesgo
ocurre, tomando el ejemplo anterior, tanto cuando el precio del pan aumenta (aunque esto favorezca a
nuestro proyecto), como cuando disminuye (lo que lo perjudica) Hago esta aclaración, pues nos hemos
acostumbrado sólo a percibir el riesgo cuando el comportamiento de la variable analizada no nos es
favorable.

Estadísticamente, el riesgo es definido, como el grado de dispersión de los resultados observados frente
al promedio. A mayor dispersión, mayor riesgo. Esa dispersión, también se conoce como volatilidad y,
es medida, a través de la desviación estándar; la cual, es la raíz cuadrada de la varianza. Mientras más
alta sea la desviación estándar, mayor será la volatilidad y, por ende, el riesgo.

Un ejemplo ayudará a mejorar la comprensión de estos conceptos. Supongamos, que estamos pensando
invertir en bolsa. Para tal fin, estamos viendo el comportamiento de dos acciones (A y B) durante los
últimos 5 días (lo sé, lo sé... ese lapso de tiempo, es muy breve para poder obtener conclusiones válidas;
pero estoy simplificando la situación para fines didácticos). Las rentabilidades observadas en ese
período, se presentan en la tabla siguiente (en %):

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Francisco Cruzado Coca

El promedio de la rentabilidad es el mismo para las dos acciones. Tanto la acción A como la B, tienen
una rentabilidad promedio de 5.3%. A juzgar por el comportamiento anterior, ambas pueden dar la
misma rentabilidad. Ahora toca saber cuál es la más volátil. Es decir, cuál es la que presenta un mayor
grado de dispersión de la rentabilidad observada con respecto a su promedio.

En este caso, a simple vista, podemos deducir que la acción B es la que presenta mayor volatilidad; pero,
como no siempre esta observación será tan evidente, es que necesitamos hallar la desviación estándar.

Esta es la fórmula que nos permite obtener la desviación estándar, representada por la letra griega
sigma (no se olvide que es la raíz cuadrada de la varianza). Para hallar la desviación estándar de la
rentabilidad de la acción A, hay que obtener primero el promedio. En este caso, ya lo hicimos (5.3%).
Luego, toca operar la fórmula planteada. Un segundo aparte, el denominador es n -1, donde n es el
tamaño de la muestra (en nuestro ejemplo las rentabilidades de 5 días). El por qué se le resta una
unidad a la muestra tiene que ver con el concepto estadístico de grados de libertad. Debido a que el
rendimiento promedio se obtiene de los mismos datos de la muestra, se pierde un grado de libertad al
utilizarse uno de los datos puntuales; lo que implica, que para el cálculo de la varianza, se tiene en
realidad, sólo n-1 datos adicionales en los cuales basarse.

Para la acción A, la desviación estándar es de 0.54% (a diferencia de la varianza, la desviación estándar


siempre está expresada en las unidades de la variable (soles, kilogramos, metros, porcentajes, etc.) y se
obtiene de esta expresión:

La acción B, por su parte, tiene una desviación estándar de 3.60%. Tal como le dije, esta acción, tiene
una volatilidad mayor que A. ¿Quiere verlo de otra manera? Entonces, podemos decir que, la
rentabilidad de la acción B, presenta una variación mayor frente a su promedio, que las de la acción A.

En conclusión, la acción B, es más riesgosa que la A. A los entendidos, no se les debe escapar que falta
complementar este análisis con el coeficiente de variación; pero, por el momento, lo dejaremos de lado
para retomarlo más adelante.

Toca ahora explicar las técnicas que se emplean en la evaluación de proyectos para incluir el riesgo.

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