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Sección 1
EL FIN DE UN MITO
Todavía no hemos llegado a medir las poderosas
consecuencias que tienen para la comprensión
de la sociedad que nos rodea las ideas del ganador
del Premio Nobel de Economía, James Buchanan.
1
Francisco Cruzado Coca
Buchanan sostiene que su teoría de la "Opción Pública" ( public choice) que las
motivaciones que guían a los funcionarios públicos al tomar sus decisiones no
son superiores a aquellas que guían a los ciudadanos privados.
¿Se mide el alcance de esta afirmación? Siempre hemos supuesto que, en tanto
los ciudadanos privados se guían al actuar por su interés personal – y hasta esto
es difícilmente admitido desde una cultura que privilegia el bien común – lo que se
espera de los políticos y funcionarios es que miren las cosas desde la perspectiva
más alta y digna del interés general.
Costó mucho, como digo, aceptar que el interés particular sea una guía legítima
para las decisiones del hombre común. Adam Smith sostuvo en un famoso pasaje
que el carnicero o el panadero que proveen a mis necesidades no lo hacen por
solidaridad sino por interés: el precio que les tendremos que pagar. Esto sonaba
escandaloso en una cultura todavía impregnada de las ideas como la del precio
justo y el bien común pero, a la larga, fue asimilado: el homo economicus,
después del todo existe.
Es curioso que un siglo democrático como el nuestro haya aceptado tanto tiempo
esta visión esencialmente aristocrática. Ella ayudó decisivamente al avance del
estatismo. Si había dos clases de personas, una egoísta y otra altruista, nada más
lógico que esta clase dirigiera a aquélla, interviniendo en todas y cada una de sus
áreas de interés para salvarla de su propia mezquindad.
En otro ejemplo, Friedman se pregunta por qué la Reserva Federal no hizo lo que
tenía que hacer antes del período de ocho años que viene de completar Paul
Vocker. Nada más fácil que responder a ello desde la perspectiva del Public
Choice: si la Reserva Federal, cumpliendo su deber de no emitir, hubiese salvado
desde el comienzo a los Estados Unidos y al mundo de la inflación, hoy la
consideraríamos algo tan aburrida y rutinario como la Oficina de Grabado e
Impresión. Pero la Reserva Federal es un gigante que concita la atención de
todos justamente porque no preservó en su momento a los Estados Unidos y al
mundo de la inflación.
Esto no quiere decir que los funcionarios públicos piensen sólo en ellos mismo.
Sus motivaciones son mezcladas. Pero también lo son las de los ciudadanos
particulares: en cada uno de nosotros hay un altruista y un egoísta. Lo que ha
terminado en las mentes es aquella fe ciega y mítica en una categoría de
personas que, por ser políticos, funcionarios o economistas, eran tenidos, casi
necesariamente, por altruistas. No hay altruistas profesionales. De un lado hay
ciudadanos que piensan habitualmente en su interés particular aunque, en
ocasiones, sean capaces de trascenderlo. Del otro lado hay políticos que piensan
en ganar elecciones, burócratas que quieren ampliar su influencia y economistas
en busca de mejores contratos que también, en ocasiones, se trascienden a sí
mismos. La ventaja moral que atribuíamos al Estado y a sus servidores se ha
extinguido. Ahora somos todos iguales, ni más ni menos que seres humanos.
A inicios del 2008, Los altos precios del petróleo (cercano a los 100 dólares) y el
temor a que se extienda la crisis crediticia en Estados Unidos golpeaban el
miércoles a las bolsas de América y de todo el mundo. Se teme que los bancos,
que ya pasaron a pérdida activos por más de 50.000 millones de dólares, realicen
aún más amortizaciones por la crisis generada por un salto de la morosidad en el
mercado hipotecario de alto riesgo de Estados Unidos.
Sección 2
PUBLIC CHOICE
El instrumento más poderoso del Estado para influir sobre la actividad económica
es sin duda alguna el ejercicio de su poder coactivo y reglamentario. Pero las
decisiones públicas son adoptadas por determinados individuos ¿Quién garantiza
que utilicen criterios racionales?
Las decisiones del Estado las toman los políticos que están en el poder. Todo el
mundo encuentra lógico que los consumidores y los empresarios adopten sus
En el mundo real los políticos adoptan sus decisiones en función de sus propios
intereses. Esto no es una alusión a los políticos corruptos que utilizan su poder
para enriquecerse de forma deshonesta; un político absolutamente honrado en un
país democrático se esforzará en ser reelegido y en que su partido obtenga más
votos. Lo que ocurre es que en los países democráticos donde hay libertad de
prensa, los intereses de los políticos suelen coincidir con los intereses de la
mayoría de la población.
Gracias a reformas atrevidas, que dieron mas espacio a los mercados y redujeron
las burocracias centralizadas, los países ex comunistas de Europa Central y la
región báltica han sacado de la pobreza a 40 millones de personas en los últimos
siete años. Es fácil olvidar que hace apenas una generación estas repúblicas
estaban dirigidas por regímenes que habían aniquilado los cimientos
institucionales de la sociedad libre. Todos estos países partieron de una situación
desventajosa, inclusive respecto de naciones subdesarrolladas de América en las
que los gobiernos centralizados y dirigistas afectan aún la institucionalidad de una
sociedad libre. Hoy día, la mejor esperanza para las crisis de los países radica en
prestar atención a las lecciones de las naciones de Europa Central y la región
báltica que han revertido su rumbo.
El Public Choice trata de los procesos de elección que realizan las personas
cuando no seleccionan alternativas sólo para sí - su consumo o producción
privados-, sino para la comunidad a la que representan tanto como para sí
mismos. El Public Choice asume que los individuos que realizan elecciones entre
alternativas se comportan guiados por la misma racionalidad cuando lo hacen en
la función pública que cuando escogen para sí: ellos tienden a maximizar sus
beneficios y minimizar sus costos. Así, es posible comprender muchos temas que
pertenecian tradicionalmente al ámbito de la ciencia política mediante uso del
instrumental analítico que proporciona la Teoría Económica. El análisis de los
procesos de elección pública surgió, en gran medida, cuando se contrapuso a la
idea de fallas en el mercado la idea de que también existían fallas en el proceso
de asignación de recursos que realiza el sector público.