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Esaú Jiménez /25/02/23

EL NOVENO MANDAMIENTO
“La mentira aborrezco y abomino; tu ley amo.” Salmos 119:163
¿Mentimos? ¿Habéis mentido alguna vez? ¡Sabias! que Dios no le agrada la mentira,
tanto así, que en el Antiguo Testamento aconsejó a su pueblo: “De palabra de
mentira te alejarás,” Éxodo 23:7 Es tan relevante que fue incluido en el decálogo
de su ley.
“No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.” Éxodo 20:16
Un estudio de la Universidad de Southampton, Reino Unido, asegura que una
persona normal dice en promedio tres mentiras en una conversación de diez
minutos. Considerando las estadísticas ¿Es posible no mentir nunca? Y hablo en
todo lo que puede abarcar mentir, ya que podemos mentir “Mediante una mirada,
un ademán, una expresión del semblante, se puede mentir tan eficazmente como si
se usaran palabras. Toda exageración intencionada, toda insinuación o palabras
indirectas dichas con el fin de producir un concepto erróneo o exagerado, hasta la
exposición de los hechos de manera que den una idea equivocada, todo esto es
mentir.” (E. G. White, PP, 317)
Considerando que “amplio sobremanera es tu mandamiento” (Salmos 119:96)
¿Podría el ser humano andar en verdad sin mentir toda una vida entera? Pues, el
libro de Lucas 1:75 asegura que es posible andar en “santidad y justicia…todos
nuestros días”
En cada momento de la historia humana, Dios ha tenido un pueblo en esta tierra,
pero su pueblo no siempre fue fiel. Aunque la escritura revela que habrá finalmente
una generación o un remanente que no mentirá.
“El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se
hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá
quien los atemorice.” (Sofonías 3:13)
¿Cuándo sucederá? “examínate a ti mismo” (2 Cor. 13:5) y pregúntate ¿He dejado
ya de mentir? ¿Soy yo esa generación?
Consideramos esto con diminuta importancia, pero la escritura misma dice que no
entrará en la ciudad de Dios ninguna cosa que haga mentira. No menoscabemos la
importancia del noveno mandamiento, ya que si violentamos uno de ellos, nos
responsabilizamos de todos (Santiago 2:10)
Ahora, observa lo que garantiza la promesa:
“Dichosos los que guardan sus mandamientos para tener derecho al árbol de la
vida y para entrar en la ciudad por sus puertas. APOCALIPSIS 22:14 RV2020
Ahora, observa lo que niega el incumplimiento del noveno mandamiento:
“No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino
solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.” (Apocalipsis
21:27)
En otras palabras:
“Los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los
idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.” (Apocalipsis 22:15) “
E. G. White escribió, que ni uno en cien se halla preparado para terminar su historia
en esta tierra. Y en la parábola de la viuda y el juez injusto se pregunta ¿Hallará fe
en la tierra?” (Lucas 18;8) ¿Tendrá finalmente respuesta la insistente pregunta de
Salmos 15:1 y Salmos 24:3?¿Podrá ser observable la generación que habitará en
el Santo Monte de Dios? La esperanzadora y descriptiva respuesta que se lee en
los versos de salmos 15:2- 5 y 24: 4-6 ¿Tendrá finalmente su cumplimiento? ¿Se
hallará una generación que calce con los preciosos adjetivos mencionados en estos
salmos? Estimado que lee, ¿Crees que solo sea una utopía? O ¿Será solo un
lenguaje poético o un ropaje literario para embellecer la lectura? Se que nuestro
estilo de vida, nuestra forma de cristianismo práctico, enturbia las promesas de Dios
y la esperanza de “tal generación” (Salmos 25:6) Pero, la biblia habla de una
generación fuerte y grande que no hubo y ni habrá jamás (Joel 2:2) Nos toca creer,
aún en contra de la historia de nuestros antepasados padres, aún cuando las
estadísticas no favorezcan a la credibilidad. Tenemos la amonestación fidedigna del
testigo fiel, llenas de promesas de victorias (Apoc. 3:21) que cambiará los esquemas
destructivos que generación tras generación hemos adoptado. La solución para
nuestra apatía y presunción, se halla en la aceptación de nuestra pobreza, en la
renuncia de nuestro narcicismo; en creer que lo tenemos todo y que no tenemos
necesidad, cuando en realidad no sabemos que somos cuitados pobres, ciegos y
desnudos (Apoc. 3:18)
El diagnóstico que el testigo fiel le refiere a Laodicea, no es en nada diferente al
padecimiento que la iglesia del antaño tenía. La conversación de Jesús llevada acabo
con los líderes religiosos en Juan 8, dejó en claro la patología que Israel sufría.
Nuevamente el noveno mandamiento es pisoteado por el pueblo que profesa ser el
remanente escogido. Observa cuál es la acusación del testigo fiel:
“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis
hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad,
porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es
mentiroso, y padre de la mentira...Pero vosotros no le conocéis; mas yo le conozco,
y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y
guardo su palabra.” Juan 8:44,55
¿Conocían estos líderes a quien profesaban seguir? Presumían de conocer a Dios,
pero ¿Le conocían en verdad? Jesús aseguró que no le conocían y por lo tanto, eran
mentirosos. ¿Cuál era la mentira de la cual eran responsables? Decir que conocían
a Dios y que eran hijos de Abraham, aún cuando procuraban matar a Jesús. Con sus
acciones negaban su aparente ortodoxia, y eso es transgredir el noveno
mandamiento.
Ahora, quiero que consideres la siguiente carta, y veas la similitud en lo acontecido
con Jesús en aquella conversación con los fariseos. Aquí se observa el mismo
problema de apariencia, y el porque “…el nombre de Dios es blasfemado entre los
gentiles” (Romanos 2:24, 2 Ped. 2:2) La actitud e incredulidad hacia la verdad, deja
a Dios como mentiroso, insuficiente e incapaz de cumplir sus promesas (1 Juan
5:10) Lo que la iglesia en cada etapa de la historia ha venido haciendo es, una mala
representación del carácter de Dios. La biblia dice que Dios es luz y no hay tinieblas
en el, pero su iglesia refleja completamente lo contrario.
“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay
ningunas tinieblas en él.” (1 Juan 1:5)
¿Cuál es el mensaje que estás anunciando por medio de tu testimonio? Recuerda
que el evangelio será predicado por testimonio (Mateo 25:14)
Volviendo a la problemática, Juan esta lidiando aquí, con una conducta idéntica a
los catedráticos de Israel. En este texto, clarifica el carácter del Dios verdadero,
entonces, profesar ser seguidor de él (1 Juan 2:6) y no llevar impreso en nuestra
vida esta imagen, es negar a Dios, esto se llama “falso testimonio”. Y el
mandamiento dice: “no hablarás falso testimonio” y al yo decir ser cristiano y vivir
contrario a mi profesión, es dar falso testimonio de Dios. Por eso, el que “cree en
el hijo, lleva el testimonio en sí mismo” (1 Juan 5:10)
Israel estaba faltando al noveno mandamiento, estaba dando falso testimonio de
aquel que había dicho: “vosotros sois mis testigos” (Isaías 43:10) y al estar obrando
contrario a su profesión, y a su misión, sería “encontrado falso testigo de Jehová”
(1Cor. 15:15) Es en este mismo terreno que se enfrentó Jesús, y el que Juan está
enfrentando; un pueblo que con “labios me honra, pero su corazón esta lejos de
mi” (Isaías 29:13) observe:
“Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no
practicamos la verdad;” (1 Juan 1:6)
¡Recuerdas! ¿Quiénes eran los que profesaban conocer a Dios? ¿Quiénes eran los
que decían: “un padre tenemos, que es Dios” (Juan 8:41)? Si, es correcto, eran los
fariseos y líderes religiosos. Juan arguye diciendo: “mentimos” ¿Por qué mentían?
Porque decían una cosa y vivían otra, lo que profesaban con sus labios, lo negaban
sus acciones.
El texto a continuación, ha sido adulterado muchas veces para defender una
presuposición. Este texto sea ha usado para sostener la idea agustiniana de pecado
original. Pero, ¿Respalda el texto la idea de pecado como una condición o un estado
de nuestra naturaleza? No, en absoluto. El autor aquí está argumentando en contra
de aquellos que creen que está bien profesar ser cristiano y mantenerse en tiniebla.
En el verso 7 recalca “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos
comunión unos con otros,”
Y continúa diciendo:
“Si decimos que no tenemos pecado,” ¿Cuándo es que no tenemos pecado? ¿Esta
hablando el autor de negar que no existe pecado innato en nuestra naturaleza? ¡No!
No lo creo querido, continuemos leyendo el texto: “nos engañamos a nosotros
mismos, y la verdad no está en nosotros.” (1 Juan 1:8)
¿Cuándo es que nos engañamos? O mejor dicho ¿En donde radica el engaño? ¿En
decir no tener pecado innato en nuestra naturaleza o en profesar que le conozco,
pero ando en tinieblas?
Si somos sinceros y fieles al contexto, consideraremos que es lo segundo, ya que el
verso 5 introduce diciendo: “Dios es luz y no hay tinieblas en el” no hay lugar para
considerar que le conocemos si andamos en tinieblas. No hay verdad alguna en
justificar nuestra vida de oscuridad; la solución está en la confesión:
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9)
Pero, si en lugar de confesarlo, lo justificamos argumentando de que no dejamos
de ser cristiano, por el hecho de pecar esporádicamente, entonces mentimos, y no
hay posibilidad de limpieza.
Que os parece ¿Somos mentirosos? Si estamos viviendo al altura de nuestra
profesión, no lo somos; si nuestro estilo de vida predica lo que profesan nuestros
labios, estamos en la verdad, por lo tanto, tenéis comunión con el. Pero, si dices
que en ese estado Laodiceano estas bien, y que no tienes pecado, vuelves a Dios
mentiroso (vers. 10)
Justo a la idea de victoria sobre el pecado de la mentira, de vivir contrario a nuestra
profesión, es a dónde debe direccionar la comprensión genuina de la justificación
por la fe.
Mentir es un obstáculo grande que impide el acceso al cielo, entonces, creer que
viviendo al inverso de lo profesado, garantiza vuestra participación en las bodas del
cordero, es vivir engañado y engañando a quienes nos escuchan.
La biblia habla de los justificados por la “fe de Jesús” (Apoc. 14:12) y es interesante
el currículum de esta generación; pues, certifica que “en sus bocas no fue hallada
mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.” (Apocalipsis 14:5)
La respuesta a la exasperante pregunta de Salmos 24 y 15 se encuentra en la
generación conocida con el título de los 144000. ¿Quién residirá en tu Santo
Monte?
“Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él
ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en
la frente.” (Apocalipsis 14:1)
El cordero junto con su escolta de redimidos, aparecen en pie en el monte de Sión,
la ciudad del gran rey (Salmos 48 y 50) No hay engaño en sus bocas, es decir,
vencieron la mentira de profesar ser cristiano, y negarlo con sus actos. Por cierto,
la victoria que nos brinda la fe (1 Juan 5:4) se patentizará en la verificación de un
buen testimonio; que fue el propósito inicial de nuestra creación (Efesios 2;10)
“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.” (Apocalipsis
12:11)
¿Cuál es el testimonio de ellos? ¿es falso o verdadero? Los judíos decían de Jesús:
“tu testimonio no es verdadero pues testificas de ti mismo” (Juan 8:13) Pero, Jesús
respondió: “mi testimonio es verdadero” (vers. 14) porque el “Padre da testimonio
de mi” (vers. 18)
En el antiguo testamento Dios testificó de Job, Noé, Daniel etc… (Ezeq. 14:20)
como hombres justos, rectos, temerosos de Dios y apartados del mal (Gen 6:9, Job
1:1-2) ¿Qué testimonio tendrá Dios de ti? ¿Qué está escrito de ti en los libros? En
cualquier caso, no desesperes, Dios es amplio en perdonar y “limpiarnos de toda
maldad” (1 Juan 1:9) La misma palabra de Dios nos recuerda que habrá una
generación que “siguen al cordero por donde quiera que va” (Apoc. 14:4) siguen
sus pisadas “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por
nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;” y sus pisadas son “el
cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;”(1 Pedro 2:21-22) Tu y yo
podemos ser incluidos, si creemos a Dios y aceptamos sus promesas.
“No hubo engaño, en su boca” es la misma expresión utilizada para describir el
carácter de los 144,000, son un “Copy Page” de la vida de Cristo. Tu y yo podemos
recibir esa estampa, pues es el deseo de Dios
“Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte;
aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.” Isaías 53:9
Por eso, las escrituras dicen: “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si
guardamos sus mandamientos”. (1 Juan 2:3)
Si le conocemos, el noveno mandamiento será finalmente exaltado en nuestra vida.
Pero, “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es
mentiroso, y la verdad no está en él; (1 Juan 2:4)
La mayor victoria que se encuentra en apertura esta señalada en el noveno
mandamiento. La mentira de decir, soy Judío (cristiano) y no lo soy finalmente será
borrada de nuestra vida.
“He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no
lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y
reconozcan que yo te he amado.” Apocalipsis 3:9
Ciertamente no es judío (Cristiano) genuino el que lo es exteriormente, el que lo es
de palabra y no de hechos (1 Juan 3:18) sino el que lo es en su interior (Rom.
2:28,29)
Creí que aquel estudio de la Universidad de Southampton, Era un poco exagerado,
pero al considerar más de cerca el asunto, pude darme cuenta que de seguro
formaba parte de aquella estadística, de los que mienten constantemente. Así como
para Abraham, cuando se le preguntaba por su nombre cuyo significado era padre
de muchedumbre, aún no teniendo heredero, responder correctamente era un acto
de fe, porque tenía dos opciones, responder Abram y así negar a Dios y su promesa
o responder Abraham, creer a Dios y vivir sus promesas. Así también cada momento
que se me preguntase a mí “sois Cristiano” Mi respuesta, ¿Colocaría a Dios como
mentiroso o como un Dios verdadero? Si respondo soy cristiano ¿Estaría
confirmando eso solo con mis labios o también con mi testimonio? O ¿Lo negaría
por el hecho de no testimoniar mi profeso cristianismo? Jesús dijo: “y si dijere que
no le conozco, sería mentiroso como vosotros” ¿Que os parece? ¿Contestar le
conozco como los judíos (Juan 8:41) y negarlo con nuestro acto? O ¿Decir que no
le conozco?
“De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso;”
(Romanos 3:4)
Reconocer nuestra condición, y que hemos fallado, es reconocer su justicia, pero si
conociendo nuestra vida argumentamos no haber pecado, le hacemos mentiroso.
“Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está
en nosotros.” (1 Juan 1:10)
Pero, si en lugar de justificarnos a nosotros mismos, nos arrepentimos rogando
como David ser limpiado de toda maldad, reconociendo nuestra malas acciones,
solo hasta entonces serán nuestras ofrendas y holocaustos agradable ante Dios
(Salmos 51:19)
“Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; para
que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.” Salmos
51:4
¿Conoces a Dios? ¿Testimonia tu vida el cristianismo que profesas?
Conozcamos al Dios que no miente (Tito 1:2)

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