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PROGRAMA

Espacio curricular: LENGUA Y LITERATURA


Curso: 3° 2°
Prof.: Díaz Luna, Cyntia
Periodo lectivo: 2024

CONTENIDOS

UNIDAD I
El concepto de Literatura. Reconocimiento de la literatura como producción discursiva de carácter social,
ficcional, estética, connotativa y polisémica. Teoría de la recepción: el rol del lector literario.
La obra literaria como objeto de estudio. Propuesta para el análisis de textos narrativos.
Literatura regional: Cuentos. Selección de cuentos.
La novela: Características del Género. Lectura y análisis de los niveles: historia y discurso, según modelo de
análisis. Informe de Lectura: características formales.
Gramática textual: propiedades del texto: coherencia, cohesión, adecuación y corrección. Cohesión léxica
y gramatical.
Normativa: acentuación, puntuación y ortografía.

UNIDAD II
Gramática oracional: La oración compuesta por subordinación.
Los textos argumentativos. Estrategias argumentativas y superestructura. Subjetivemas y Modalizadores
del discurso. Los textos de opinión: Carta de Lectores y Reseña Crítica. Lectura, análisis crítico y producción
de textos de opinión orales y escritos: carta de lectores y reseña crítica.
Gramática oracional: La oración compuesta por subordinación.
Gramática textual: Propiedades del texto: coherencia, cohesión, adecuación y corrección.
Normativa: acentuación, puntuación y ortografía.

UNIDAD III
Los textos líricos o poéticos. Rima y métrica. Figuras retóricas. Producción poética regional. Lectura y
análisis de poemas seleccionados.
Textos dialogales. Características. El texto dramático, sus subdivisiones genéricas y su puesta en escena.
Lectura de textos teatrales. Adaptación de textos narrativos a las características del género.
Gramática oracional: la oración compuesta por subordinación.
Gramática textual: Propiedades del texto: coherencia, cohesión, adecuación y corrección.
Normativa: acentuación, puntuación y ortografía.

EVALUACIÓN
Se realizará el seguimiento de los alumnos a través de su participación en clase (presencial/virtual), de sus producciones orales y escritas efectuadas en
trabajos prácticos y en trabajos evaluativos. Dichos criterios de seguimiento serán explicitados a los integrantes del grupo-clase para que tengan conocimiento
de cuáles son los resultados que se espera que obtengan. La devolución de trabajos y evaluaciones no se limitará a la entrega de una calificación, sino que
estará acompañada de una explicación que visibilice sus logros, les ayude a reconocer sus debilidades y fortalezas, les aporte información que les sirva para
mejorar.
Dicha evaluación será procesual con la finalidad de verificar el aprendizaje efectivo y significativo de los estudiantes respecto de los contenidos seleccionados,
por ello, centrará su atención en procesos de evaluación formativa más que sumativa.
NOTA: Para el cursado de la materia se ha seleccionado la lectura activa de una novela por trimestre. La información
será compartida oportunamente por la docente. El tutor puede optar en comprar la novela física, las copias o la
lectura digital.

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PERÍODO DE DIAGNÓSTICO Y NIVELACIÓN
1- Lea atentamente el siguiente texto:
El escuerzo
Un día de tantos, jugando en la quinta de la casa donde habitaba la familia, di con un pequeño sapo que, en vez de huir
como sus congéneres más corpulentos, se hinchó extraordinariamente bajo mis pedradas. Horrorizábanme los sapos y
era mi diversión aplastar cuantos podía. Así es que el pequeño y obstinado reptil no tardó en sucumbir a los golpes de
mis piedras. Como todos los muchachos criados en la vida semicampestre de nuestras ciudades de provincia, yo era un
sabio en lagartos y sapos. Además, la casa estaba situada cerca de un arroyo que cruza la ciudad, lo cual contribuía a
aumentar la frecuencia de mis relaciones con tales bichos. Entro en estos detalles, para que comprenda bien cómo me
sorprendí al notar que el atrabiliario sapito me era enteramente desconocido. Circunstancia de consulta, pues. Y tomando
a mi víctima con toda la precaución del caso, fui a preguntar por ella a la vieja criada, confidente de mis primeras
empresas de cazador. Tenía yo ocho años y ella sesenta. El asunto había, pues, de interesarnos a ambos. La buena mujer
estaba, como de costumbre, sentada a la puerta de la cocina, y yo esperaba ver acogido mi relato con la acostumbrada
benevolencia; cuando apenas hube empezado, la vi levantarse apresuradamente y arrebatarme de las manos el
despanzurrado animalejo.
—¡Gracias a Dios que no lo hayas dejado!—, exclamó con muestras de la mayor alegría. En este mismo instante vamos
a quemarlo.
—¿Quemarlo?— dije yo —; pero qué va a hacer si ya está muerto...
—¿No sabes que es un escuerzo— replicó en tono misterioso mi interlocutora —y que este animalito resucita si no lo
queman? ¡Quién te mandó matarlo! ¡Eso habías de sacar al fin con tus pedradas! Ahora voy a contarte lo que le pasó al
hijo de mi amiga la finada Antonia, que en paz descanse.
Mientras hablaba, había recogido y encendido algunas astillas sobre las cuales puso el cadáver del escuerzo.
¡Un escuerzo! decía yo, aterrado bajo mi piel de muchacho travieso; ¡un escuerzo! Y sacudía los dedos como si el frío
del sapo se me hubiera pegado a ellos. ¡Un sapo resucitado! Era para enfriarle la médula a un hombre de barba entera.
—¿Pero usted piensa contarnos una nueva batracomiomaquia?, interrumpió aquí Julia con el amable desenfado de su
coquetería de treinta años.
—De ningún modo, señorita. Es una historia que ha pasado.
Julia sonrió.
—No puede usted figurarse cuánto deseo conocerla...
—Será usted complacida, tanto más cuanto que tengo la pretensión de vengarme con ella de su sonrisa.
Así, pues, proseguí, mientras se asaba mi fatídica pieza de caza, la vieja criada hilvanó su narración que es como sigue:
Antonia, su amiga, viuda de un soldado, vivía con el único hijo que había tenido de él, en una casita muy pobre, distante
de toda población. El muchacho trabajaba para ambos, cortando madera en el vecino bosque, y así pasaba año tras año,
haciendo a pie la jornada de la vida. Un día volvió, como de costumbre, por la tarde, para tomar su mate, alegre, sano,
vigoroso, con su hacha al hombro. Y mientras lo hacía, refirió a su madre que en la raíz de cierto árbol muy viejo había
encontrado un escuerzo, al cual no le valieron hinchazones para quedar hecho una tortilla bajo el ojo de su hacha.
La pobre vieja se llenó de aflicción al escucharlo, pidiéndole que por favor la acompañara al sitio, para quemar el
cadáver del animal.
—Has de saber, le dijo, que el escuerzo no perdona jamás al que lo ofende. Si no lo queman, resucita, sigue el rastro de
su matador y no descansa hasta que puede hacer con él otro tanto.
El buen muchacho rió grandemente del cuento, intentando convencer a la pobre vieja de que aquello era una paparrucha
buena para asustar a chicos molestos, pero indigna de preocupar a una persona de cierta reflexión. Ella insistió, sin
embargo, en que la acompañara a quemar los restos del animal.
Inútil fue toda broma, toda indicación sobre lo distante del sitio, sobre el daño que podía causarle, siendo ya tan vieja,
el sereno de aquella tarde de noviembre. A toda costa quiso ir y él tuvo que decidirse a acompañarla.
No era tan distante; unas seis cuadras a lo más. Fácilmente dieron con el árbol recién cortado, pero por más que hurgaron
entre las astillas y las ramas desprendidas, el cadáver del escuerzo no apareció.
—¿No te dije?, exclamó ella echándose a llorar; ya se ha ido; ahora ya no tiene remedio esto. ¡Mi padre San Antonio te
ampare!
—Pero qué tontera, afligirse así. Se lo habrán llevado las hormigas o lo comería algún zorro hambriento. ¡Habráse visto
extravagancia, llorar por un sapo! Lo mejor es volver, que ya viene anocheciendo y la humedad de los pastos es dañosa.
Regresaron, pues, a la casita, ella siempre llorosa, él procurando distraerla con detalles sobre el maizal que prometía
buena cosecha si seguía lloviendo; hasta volver de nuevo a las bromas y risas en presencia de su obstinada tristeza. Era
casi de noche cuando llegaron. Después de un registro minucioso por todos los rincones, que excitó de nuevo la risa del
muchacho, comieron en el patio, silenciosamente, a la luz de la luna, y ya se disponía él a tenderse sobre su montura
para dormir, cuando Antonia le suplicó que por aquella noche siquiera, consintiese en encerrarse dentro de una caja de
madera que poseía y dormir allí.

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La protesta contra semejante petición fue viva. Estaba chocha, la pobre, no había duda. ¡A quién se le ocurría pensar
en hacerlo dormir con aquel calor, dentro de una caja que seguramente estaría llena de sabandijas!
Pero tales fueron las súplicas de la anciana, que como el muchacho la quería tanto, decidió acceder a semejante capricho.
La caja era grande, y aunque un poco encogido no estaría del todo mal. Con gran solicitud fue arreglada en el fondo la
cama, metiéndose él adentro, y la triste viuda tomó asiento al lado del mueble, decidida a pasar la noche en vela para
cerrarlo apenas hubiera la menor señal de peligro.
Calculaba ella que sería la medianoche, pues la luna muy baja empezaba a bañar con su luz el aposento, cuando de
repente un bultito negro, casi imperceptible, saltó sobre el dintel de la puerta que no se había cerrado por efecto del gran
calor. Antonia se estremeció de angustia.
Allí estaba, pues, el vengativo animal, sentado sobre las patas traseras, como meditando un plan. ¡Qué mal había
hecho el joven en reírse! Aquella figurita lúgubre, inmóvil en la puerta llena de luna, se agrandaba
extraordinariamente, tomaba proporciones de monstruo. ¿Pero, si no era más que uno de los tantos sapos familiares
que entraban cada noche a la casa en busca de insectos? Un momento respiró, sostenida por esta idea. Mas el escuerzo
dio de pronto un saltito, después otro, en dirección a la caja. Su intención era manifiesta. No se apresuraba, como si
estuviera seguro de su presa. Antonia miró con indecible expresión de terror a su hijo; dormía, vencido por el sueño,
respirando acompasadamente.
Entonces, con mano inquieta, dejó caer sin hacer ruido la tapa del pasado mueble. El animal no se detenía. Seguía
saltando. Estaba ya al pie de la caja. Rodeóla pausadamente, se detuvo en uno de los ángulos, y de súbito, con un salto
increíble en su pequeña talla, se plantó sobre la tapa.
Antonia no se atrevió a hacer el menor movimiento. Toda su vida se había concentrado en sus ojos. La luna bañaba
ahora enteramente la pieza. Y he aquí lo que sucedió: el sapo comenzó a hincharse por grados, aumentó, aumentó de
una manera prodigiosa, hasta triplicar su volumen. Permaneció así durante un minuto, en que la pobre mujer sintió pasar
por su corazón todos los ahogos de la muerte. Después fue reduciéndose, reduciéndose hasta recobrar su primitiva forma,
saltó a tierra, se dirigió a la puerta y atravesando el patio acabó por perderse entre las hierbas.
Entonces se atrevió Antonia a levantarse, toda temblorosa. Con un violento ademán abrió de par en par la caja. Lo que
sintió fue de tal modo horrible, que a los pocos meses murió víctima del espanto que le produjo. Un frío mortal salía
del mueble abierto, y el muchacho estaba helado y rígido bajo la triste luz en que la luna amortajaba aquel despojo
sepulcral, hecho piedra ya bajo un inexplicable baño de escarcha.
Leopoldo Lugones (en Las fuerzas extrañas. Bs. As., Huemul, 1966)

1- Escriba la síntesis del cuento leído (aproximadamente diez renglones).


2- En el cuento se desarrollan los siguientes temas:
a. La creencia popular sobre la maldición del escuerzo.
b. El temor y la incertidumbre frente a lo desconocido.
c. El cumplimiento de una maldición.
d. El poder de lo sobrenatural.
e. La incredulidad frente a la superstición.
Si bien todos estos temas son correctos, ¿cuál de ellos le parece más adecuado de acuerdo con su interpretación
del cuento? Explique el porqué de su elección.
3- En este cuento hay dos historias contadas por el mismo narrador. ¿Por qué el narrador necesita recurrir al segundo
relato y qué efecto logra en el lector?
4- Lea atentamente lo siguiente:
Uno de los rasgos que caracteriza al relato fantástico es que en él se produce un choque entre dos mundos
diferentes: lo imposible en el orden físico o científico se hace posible en el orden fantástico.
De acuerdo con la definición anterior, explique por qué El escuerzo es un relato fantástico.

BLANCANIEVES, LA LEYENDA CONTINÚA


LOCUTOR: ACTO PRIMERO: LA ESCENA TRANSCURRE EN UNA OSCURA TABERNA VECINA A LA
ZONA PORTUARIA. CON EL CODO EN LA MESA MUGRIENTA Y LA VISTA PERDIDA EN UN SUEÑO, UN
HOMBRE DE MEDIANA EDAD Y A MEDIAS SOBRIO SE DISPONE A NARRAR UNA HISTORIA SOMBRÍA. SU
INTERLOCUTOR NO PARECE DEL TODO ENTUSIASMADO ANTE LA PERSPECTIVA DEL RELATO. AÚN ASÍ,
NO SE NIEGA A ESCUCHAR. EN SITIOS COMNO ESTE, LAS CONFIDENCIAS SE PAGAN CON ALCOHOL Y EST
ES LO UNICO QUE A ÉL LE INTERESA: BEBER GRATIS. CON LA MAYOR ASTUCIA, EL HOMBRE LLEVA LA
CHARLA A SUTILES CALLEJONES DONDE LA ÚNICA SALIDA ES LA INVITACIÓN.
PRÍNCIPE: Vea, mi amigo. Ando con ganas de contarle una historia.: Tal vez se trate de la historia de Tomás…
PRÍNCIPE: ¿Qué Tomás?
FULANO: Un fernet con coca cola…
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PRÍNCIPE: Esta bien… Mozo… sírvale aquí al amigo… Yo pago. Tal como le decía, le voy a contar una historia, la
historia de Blancanieves…
FULANO: Sin ánimo de desalentarlo, ya me ha contado esa historia más de treinta veces…
PRÍNCIPE: Es el alcohol amigo. El alcohol siempre me trae tantos recuerdos…
FULANO: Si… lo entiendo. Pero no me será fácil permanecer despierto. Conozca los hechos de memoria. Una y otra
vez me ha hablado de Blancanieves, de lo linda que era, de su madrastra…
PRÍNCIPE: Tiene razón… Y mucho le agradezco su sinceridad. Como le iba diciendo, Blancanieves era
una muchacha maravillosa… Una madrastra muy cruel la crío y la educó. Sucede que la madrastra era la mujer más
hermosa del lugar… Claro… no era un lugar muy especial. Era un lugar común…
FULANO: Odio los lugares comunes: boca de rubí, tus ojos son dos luceros, el soltero empedernido…
PRÍNCIPE: No me refiero a eso. Quiero decir que esta historia transcurre en un sitio sin rasgos peculiares… ¿me
sigue? Pero… volvamos a la mujer.
FULANO: Ya me ha contado, viejo… No hace falta que usted…
PRÍNCIPE: Bien, como le decía… la madrastra tenía un espejo mágico. El cristal tenía vida propia. Hablaba, opinaba,
respondía cualquier pregunta que ella le quisiera hacer…
FULANO: Discúlpeme, pero eso no se lo ceo. Esta parece una de las historias que cuenta el Bebe…
PRÍNCIPE: ¿Qué Bebe?
FULANO: Otro fernet, por favor…
PRÍNCIPE: Esta bien. Yo pago. Como le decía… Esta mujer tenía un espejo mágico y jamás dejaba de consultarlo…
¡Ah! ¡Me parece estar viéndola!
MADRASTRA: Espejo dime, sin dudar, quién es la más hermosa del lugar. Espejo de mi habitación, nunca me dejes
sin contestación.
ESPEJO: Usted es fina, coqueta y graciosa, usted señora es la más hermosa.
MADRASTA: Lo dice usted, y así será, pienso que soy la más hermosa del lugar.
PRÍNCIPE: El espejo contestaba todas sus preguntas…
MADRASTRA: Espejo… ¿Cómo se llama el estrecho que separa Siberia de Alaska?
ESPEJO: Estrecho de Behring, señora
MADRASTRA: ¿Cuál es la raíz cúbica de 125?
ESPEJO: Cinco, señora…
MADRASTRA: ¿Quién escribió el Martin Fierro?
ESPEJO: ¿Cuál de ellos señora?
MADRASTRA: El de José Hernández, por supuesto…
ESPEJO: Pues... José Hernández, señora.
MADRASTRA: Muy bien… Ahora me iré a dar una vuelta para causar la envidia de las damas y la admiración de los
caballeros.
PRÍNCIPE: Mientras tanto, la bella Blancanieves crecía en la inocencia de los juegos infantiles y la compañía cálida
de angelitos tan tiernos como ella…
BORRACHO: Blancanieves… dame un beso…
BLANCA: Si querés un beso págame otra cerveza…
BORRACHO: Esta bien… servite lo que quieras…
FULANO: Perdón… no escuché lo último que dijo…
PRÍNCIPE: Dijo: servite lo que quieras…
FULANO: Bueno… se agradece… ¡Mozo! ¡Otra vuelta!
PRÍNCIPE: Está bien. Yo pago. Como le decía: Blancanieves crecía día a día. En ella convivían la niña y la mujer…
NENA: Blancanieves… ¿Qué le as a pedir a los reyes?
BLANCA: Ehhhh… Una muñeca… y un corpiño número 95…
PRÍNCIPE: Y mientras Blancanieves se hacía cada vez más hermosa, la madrastra seguía consultando al espejo.
MADRASTRA: ¿Quién es más bella, dígame?
ESPEJO: Pero señora, bien sabemos que es usted…
PRÍNCIPE: El tiempo pasaba y el espejo siempre contestaba lo mismo. Sin embargo, la belleza de Blancanieves iba
en aumento. Una noche… ¡aahh!... No sé si debo contárselo…
FULANO: No… No me lo cuente…
PRÍNCIPE: Está bien. Tiene razón. Se lo voy a contar…
LOCUTOR: ACTO SEGUNDO: LA ESCENA TRANSCURRE EN LA FERIA DE LA ALDEA. LAS MUCHACHAS
LUCEN SUS MEJORES ATUENDOS. LOS JÓVENES COMPITEN EN INGENIO Y GALANURA INTENTANDO LAS
MAS AUDACES PIRUETAS VERBALES PARA OBTENER LA RECOMPENSA DE UNA SONRISA.
GASTÓN: ¡Que lomo, loca! ¡Sos la mejor que está de todas!
LOCUTOR: SIN EMBARGO, ESA EXUBERANCIA DE LA BELLEZA FEMENINA, ESA ECLOSIÓN DE LOS DONES
DE LA NATURALEZA, EMPALIDECÍA ANTE LA LLEGADA DE UNA MUCHACHA. SI: ADIVINARON. HABLABA
DE BLANCANIEVES.
BLANCA: ¡Permiso muchachos! ¡Llegó la diosa!
TODOS: ¡Potra! ¡Diosa! ¡Epa!
OSCAR: ¡Blancanieves ha crecido! Parece mentira que tenga apenas doce años…
(Recitativo)
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PEDRO: ¿Vieron que piel?
TURCO: ¿Vieron que boca?
JUAN: ¿Vieron que piernas?
MINA: Para mi es una negrita ordinaria…
TODOS: Es hermosa…
LOCUTOR: LA MADRASTRA, CON ADAMANTINA CRUELDAD, VIGILABA TODOS LOS MOVIMIENTOS DE LA
NIÑA. CONTABA PARA ELLO CON LA EFICAZ COLABORACIÓN DEL ESPEJO DELATOR.
MADRASTRA: Son las cinco de la mañana y esta atorranta todavía no ha vuelto. Después ls vecinos comentan. ¡Ah,
pero ahora mismo voy a averiguar qué está haciendo! ¡Espejo! ¡Espejo! ¿Dónde está Blancanieves?
ESPEJO: Engrupiendo a los borrachos en un boliche, señora.
MADRASTRA: ¡Ya me va a oír esa mosquita muerta! A propósito… ¿Quién es el autor de Romeo y Julieta?
ESPEJO: William Shakespeare, señora.
MADRASTRA: ¿Capital de Sudán?
ESPEJO: Jartum, señora.
MADRASTRA: Y ya que estoy, le voy a preguntar otra cosa:
Espejo dime, sin dudar
Quien es la más hermosa del lugar.
Espejo de mi habitación
Nunca me dejes sin contestación
ESPEJO:
Permítame que le diga una cosa,
Hoy Blancanieves es más hermosa.
MADRASTRA: Pero ¿qué has dicho? A que no te atreves a repetir eso, mentiroso.
ESPEJO: Yo se lo voy a reiterar: es Blancanieves la más linda del lugar.
MADRASTRA: ¡No! ¡No! ¡No puedo soportarlo! ¡Nadie puede ser más hermosa que yo! ¡Y menos esa mocosa que
apenas tiene once años! Pero esto no quedará así… ¡Juro que no quedará así!
PRÍNCIPE: Aquella siniestra mujer estaba enceguecida por el odio y el despecho. Inmediatamente convocó a su
presencia a uno de sus más crueles esbirros.
ESBIRRO: Madame, ordene lo que quiera.
FULANO: Perdón… no escuché bien. ¿Qué dijo el esbirro?
PRÍNCIPE: Ordene lo que quiera.
FULANO: Bueno, ya que es tan amable voy a pedir otro fernecito. ¡Mozo!
MOZO: Si, señor.
FULANO: Otro fernet… Y tráigase un poco de salame y queso para picar.
PRÍNCIPE: Yo pago, mozo… Bueno, como le venía diciendo, la mujer impartió inexorables instrucciones a
su servidor.
MADRASTRA: Debes matar a esa niña. ¿Está claro? Debes matarla. Llévate la niña al bosque y mátala que yo por
aquí no quiero verla más. Como prueba de tu crimen, me traerás el hígado en un papel, tomatelás.
ESBIRRO: Llevaré la niña al bosque, y sus órdenes siniestras cumpliré. Como prueba de mi crimen le traeré… Ay
discúlpeme madame, ya me olvidé.
MADRASTRA: Imbécil… me traerás el hígado de Blancanieves envuelto en papel de seda.
ESBIRRO: Bueno… O sea… Usted quiere que la asesine, ¿No es cierto?
MADRASTRA: Obedece… Mátala, y así volveré a ser la más bella.
PRÍNCIPE: Como ve, amigo, las cartas estaban echadas para Blancanieves. Pero usted no se imagina lo que ocurrió
después.
FULANO: Desde lego que sí. Me acuerdo perfectamente. Si quiere, no me lo cuente.
PRÍNCIPE: Esta bien… Entiendo… Lo voy a complacer… Le seguiré contando.
LOCUTOR: ACTO TERCERO. LA ESCENA SE DESARROLLA EN EL BOSQE. EN MEDIO DE LA ESPESA
FLORESTA, EL ESBIRRO TRANSMITE A BLANCANIEVES, CON LA MAYOR SOLEMNIDAD, LA NATRALEZA
FATAL DE LOS uDESIGNIOS DE SU AMA.
ESBIRRO: O sea… Te tengo que matar… ¿Viste?
BLANCA: Señor esbirro… Se lo pido por favor… No me mate.
ESBIRRO: Si por mi fuera, no te mataría… Pero me estás poniendo en un compromiso… ¿Viste? Yo soy
una persona que cuando prometo una cosa, la cumplo. Mi señora siempre me dice: Julio porque yo me llamo Julio -
¿nunca vas a dejar un crimen sin cometer?
BLANCA: Yo me escaparé, me esconderé en el bosque y no volveré nunca más.
ESBIRRO: ¿Sabés qué pasa? Que tu madrastra me pidió que le llevara tu hígado como prueba… Asique te voy a
matar.
BLANCA: Tengo una idea… Porque no va a la carnicería, compra medio kilo de hígado y se lo lleva a mi madrastra
diciéndole que es mío. Al fin y al cabo, todos los hígados se parecen.
ESBIRRO: Bueno, por esta vez, vaya y pase, pero no se lo digas a nadie, sino todo el mundo me va a pedir que no lo
mate.
BLANCA: Quédese tranquilo. Nadie volverá a verme jamás. Me voy al bosque.

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PRÍNCIPE: Y se internó en el bosque aquel de oscuridad. Pasó dos días y dos noches sin morfar. Vió una casita y se
metió… ¡Mozo, un vino por favor!
FULANO: ¡Que sean dos! No lo voy a dejar tomar solo.
LOCUTOR: ACTO TERCERO. SEGNDO CUADRO. CASITA EN EL BOSQUE. TRES AMBIENTES
PEQUEÑOS. BAÑITO, COCINITA, TERRACITA, JARDINCITO AL FRENTECITO. LA HERMOSA BLANCANIEVES
ENTRÓ A LA CASITA Y SE SRPRENDIÓ: TODO ALLÍ ERA DE PEQUEÑAS DIMENSIONES.
BLANCA: Oh… que sillitas tan chiquitas… y que mesitas tan pequeñas. Oh… hay comidita… que rica. Mmm… que
camitas tan chiquitas, juntaré cuatro y dormiré un poco. Estoy tan cansada… ahhhh.
PRÍNCIPE: Blancanieves se quedó dormida. Al rato llegaron los ocupantes de la vivienda que volvían de su trabajo.
Eran empleados de un escribano. Pero no eran personas corrientes… Eran… un poco bajitos.
FULANO: Enanos quiere decir usted.
PRÍNCIPE: Si. Eran siete y volvían por el camino.
(Recitativo)
ENANO 1: ¿Quién se sentó en mi sillita?
ENANO 2: ¿Quién pinchó con mi tenedorcito?
ENANO 3: ¿Quién tomó de mi vasito?
ENANO 4: ¿Quién comió mi choricito?
ENANO 5: ¡Hay alguien en mi camita!
ENANO 6: ¡Es una mina!
ENANO 7: Despiértese, despiértese, díganos ¿quién es usted?
BLANCA: Soy Blancanieves, ¿cómo les va? La vieja madrastra, me quiere matar. Y si me dejan vivir aquí, le prometo
morocho, muy bien a los ocho los voy a tratar.
ENANO 1: Vea señorita… no somos ocho… somos siete…
BLANCA: Es que, si no, no rima.
ENANO 2: Está bien. Que se quede…
TODOS: Si, si… ¡que se quede!
PRÍNCIPE: Y Blancanieves se quedó, nomás. Limpiaba, cocinaba, cosía, bordaba… Con la presencia de
Blancanieves la casa era otra casa, la mesa era otra mesa, cada plato era otro plato, cada copa era otra copa…
FULANO: Perdón… No le escuché bien… ¿otra qué?
PRÍNCIPE: Otra copa…
FULANO: Bueno… ya que insiste, n lo voy a despreciar… ¡Mozo!
PRÍNCIPE: Está bien. Pago yo… Pero a todo esto, el esbirro le llevó medio kilo de hígado de vaca a la madrastra…
ESBIRRO: Este es el hígado de Blancanieves, madame.
MADRASTRA: Está bien. Puede rajarse…
ESBIRRO: Se lo dejo en la cocina…
MADRASTRA: ¡Ahora sí! ¡Ahora sí! Vamos a ver que dice el espejito. Mágico espejo jamás puedes faltar a la verdad,
dime quien es otra vez la más hermosa del lugar.
ESPEJO: Es Blancanieves y está pasándola fenomenal.
MADRASTRA: ¡Maldición! ¿Así que no murió? Dime Espejo… ¿dónde puedo encontrarla?
ESPEJO: En la casa de los enanitos del bosque, señora.
MADRASTRA: Muy bien… ya que mi sirviente me engañó, deberé encargarme yo misma de este trabajo. Tengo un
plan: es hora de recurrir a mis pirulines envenenados…
PRÍNCIPE: Usted no va a poder creer lo que hizo la infame mujer…
FULANO: Se disfrazó de anciana…
PRÍNCIPE: Su intuición no lo engaña, amigo…
FULANO: ¿Intuición? Vengo escuchando esta historia todas las noches desde hace cuatro años…
PRÍNCIPE: Si, si, comprendo. Pero debe estar impaciente por enterarse de lo que viene…
FULANO: Ya sé lo que viene. Por mí, puede ahorrarse el cuento.
PRÍNCIPE: Como quiera… La madrastra, disfrazada de vendedora de pirulines, esperó la ausencia de los enanos
para concretar sus oscuros designios…
BLANCA: ¡Me caigo y me levanto!... Ya estoy harta de limpiarle la mugre a estos enanos roñosos… (Golpes en la
perta)
BLANCA: ¿Quién es?
MADRASTRA: Soy una anciana que vende pirulines…
BLANCA: ¿Pirulines? ¡Que ricos! ¿Cuánto cuestan?
MADRASTRA: Para ti, son gratis…
BLANCA: ¡Oh, gracias! ¡Siempre me han gustado tanto los pirulines!
PRÍNCIPE: Blancanieves empezó a comer el pirulín… Pero el pirulín estaba envenenado. La inocente niña cayó
redonda ahí mismo… Imagínese cando volvieron los enanos…
ENANO 1: ¡Blancanieves! ¡Blancanieves! ¿Qué te sucede?
ENANO 2: ¡Horror! ¡Sus ojos se cerraron!
ENANO 3: ¡Ha entregado su alma!
ENANO 4: ¡Abandonó este valle de lágrimas!
ENANO 5: ¡Dejó de sufrir!
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ENANO 6: ¡Reventó!
ENANO 7: ¡Horror! ¡No puede ser!
PRÍNCIPE: Ya en su casa, la madrastra quiso asegurarse del éxito de su repugnante acción. Y,
naturalmente, recurrió al espejo mágico…
MADRASTRA: Espejo dime, sin dudar, quien es la más hermosa del lugar. Espejo de mi habitación, nunca me dejes
sin contestación.
ESPEJO: Usted señora, a falta de otra cosa, es francamente la más hermosa.
MADRASTRA: Lo dice usted, lo digo yo, ahora es seguro: Blancanieves ya murió.
LOCUTOR: ACTO CUARTO. EN LA CASA DE LOS ENANOS, TODOS ESTABAN INCONSOLABLES. ESTABAN
MAS TRISTES QUE EL POBRE TOMÁS…
PRÍNCIPE: ¿Qué Tomás?
LOCUTOR: VEA… NO ACOSTMBRO A TOMAR MIENTRAS TRABAO, PERO YA QUE INVITA… ¡MOZO! UN
VINO TINTO POR FAVOR…
PRÍNCIPE: Está bien… Yo pago. En el momento culminante de la pena, golpearon a la puerta de la humilde casa…
(Golpes en la puerta)
ENANO 1: ¿Quién es?
PRÍNCIPE: Era el príncipe… Un muchacho alto, apesto, guapo… Ninguna mujer se le resistía. Cuando vio a
Blancanieves preguntó: ¿quién es esta hermosa joven? Y los enanos le respondieron:
ENANOS: ¡Blancanieves!
PRÍNCIPE: ¡Jamás había visto tanta belleza junta! ¡Lástima que ya no respire! Pero… un momento… ¡Esta joven no
está muerta! ¡Observen! ¡Parece que respira! ¡Solo tenía un pirulín atravesado en la garganta!
ENANOS: ¡Milagro! ¡Milagro!
BLANCANIEVES: ¿Qué me pasa? ¿Dónde estoy? Tuve un sueño aterrador. Deme un beso para ver si mi alma con
su aliento regresó… Venga y vamos a escapar de la muerte que es estar sin un amor…
PRÍNCIPE: La madrastra recibió su castigo. El Príncipe y Blancanieves se fueron a disfrutar de su felicidad y vivieron
juntos largos, largos años… Una historia triste, muy triste…
FULANO: Si… claro que es triste…
MOZO: Señor Azul… una señora pregunta por usted…
PRÍNCIPE: ¿Una señora?
MOZO: Si… una señora muy gorda… medio vieja, de ruleros. Está bastante enojada…
PRÍNCIPE: Mi mujer…
BLANCA: Si, tu mujer, atorrante, sinvergüenza…. Yo te voy a dar boliche a vos… ¡Rajá pa´ casa que tenés que
destapar el inodoro!
PRÍNCIPE: Ya voy, querida. ¡Que le va a hacer, amigo! La visa es así. Con permiso…
BLANCA: ¡Caminá, estúpido! ¡Caminá porque te juro que te mato!
MOZO: ¡Qué pena un señor tan amable con una mujer así!
FULANO: Bueno, él antes era un príncipe, después lo echaron…
MOZO: ¡Y a ella de dónde la sacó?
FULANO: Cómo ¿Usted no la conoce?
MOZO: No…
FULANO: La gorda Blancanieves, una bruja… Dicen que cando era joven era muy bonita… Después… en fin… el
tiempo…
LOCUTOR: SI. EL TIEMPO. EL ENEMIGO IMPLACABLE DE TODA BELLEZA Y TODA FELICIDAD.
RECUERDEN ESTA LECCIÓN… Y CUANO LLEGE EL MOMENTO, HAGAN AQUELLO QUE SE DEBE.
FULANO: Perdón… no lo escuché… ¿aquello?
LOCUTOR: QUE SE DEBE…
MOZO: Son ochocientos pesos caballeros…
LOCUTOR: ESTÁ BIEN. PAGO YO…

Consigna: Luego de la lectura cada grupo debe renarrar el texto para convertirlo en cuento. También
puede hacerlo el integrante del grupo que lo desee. Se les recuerda que no se trata de lectura en voz alta,
sino de renarrar el cuento.

BRAZZAVILLE, LA CAPITAL AFRICANA CON EL NOMBRE DE UN BLANCO


Que un país africano erija una estatua de 6 metros de alto en la parte más bulliciosa de su capital para rendir
homenaje a un hombre blanco no es algo que suceda todos los días. Sin embargo, Brazzaville siempre ha
mantenido una relación fuera de lo común con su primer amo, Pierre Savorgnan de Brazza.
En todo el continente africano, los nombres reminiscentes del poder colonial fueron borrados después de la
independencia. Por ejemplo, Leopoldoville, capital del Congo belga nombrada en honor al rey Leopoldo II,
se convirtió en Kinshasa luego de que el país adquiriera el nombre de Zaire.
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Pero Brazzaville fue una excepción, porque en realidad, era querido por los africanos, que lo consideraban un
explorador victoriano bondadoso y amable, alguien cuyo carisma le permitió llegar hasta el corazón de la
selva africana, a diferencia de su rival, Henry Morton Stanley, cuyo manejo del fusil y el látigo le valieron el
apodo de Rompe-rocas.
Cuando llegó la hora de narrar la historia de Brazza, el gobierno de Brazzaville decidió hacer las cosas con
estilo; edificó un rutilante mausoleo de mármol blanco a orillas del río Congo, con un museo, un jardín de
esculturas y una estatua gigante. Los restos de Brazza, de su esposa y sus cuatro hijos fueron trasladados a
Brazzaville y se prevé que el mausoleo sea inaugurado a mediados de este mes. Brazza falleció en 1905 en
Senegal, cuando viajaba a Francia para entregar un vergonzoso reporte en torno de la brutalidad del gobierno
colonial. Se suponía que el regreso de sus restos celebraría el centenario de su muerte.
“Sólo tenemos un año de retraso”, explicó Jean Marie Kamba, presidente de la Fundación Pierre Savorgnan
de Brazza, agencia gubernamental encargada de todo lo que tiene que ver con Brazza.
En un fresco sótano del mausoleo, único lugar que aparentemente escapa al intenso calor húmedo, se
encuentran seis criptas, algunas cubiertas con rosas de plástico. Pero ahora que los Brazza finalmente han
vuelto, ha surgido una controversia. Algunas personas no pueden dejar de burlarse del señor blanco, al que
califican de derroche, en un país donde las bananas son el único alimento de muchos niños.
“No me gusta” dijo Serge Louany, que tiene una maestría en Economía y, sin embargo, está desempleado.
“Ya hemos hecho suficiente por Brazza, y deberíamos dejar atrás la época colonial”.
La República del Congo es a menudo confundida con la vecina República Democrática del Congo, mucho
más grande y más caótica, y mucho menos francesa. Pero mientras que el otro Congo acaba de organizar sus
primeros comicios libres en cuarenta años, el ex Congo francés sigue gobernado por una elite militar, y los
políticos de la oposición han utilizado el asunto Brazza para criticar al gobierno.“Qué desperdicio”, expresó
Eugene Sama, líder de la opositora Unión para la Democracia y el Desarrollo. “Tenemos tantas necesidades
apremiantes, educación, carreteras, creación de empleos para todos estos hombres jóvenes, que es ridículo
utilizar el dinero del pueblo para edificar una cosa tan extravagante para un explorador europeo”.
No obstante, la Fundación Brazza hace caso omiso de las quejas. “Tenemos que preocuparnos por todas las
formas de pobreza, y eso incluye la pobreza cultural”, expresó Belinda Ayessa, otra funcionaria de la
fundación.

Marque con una X la respuesta correcta:

1. ¿Cuál es el tema del texto?


A) La construcción del mausoleo en homenaje a Brazza.
B) La oposición al gobierno por su derroche de dinero en Brazzaville.
C) La defensa de los pueblos africanos y la denuncia del colonialismo por parte de un europeo.
D) Las discusiones políticas acerca de las obras arquitectónicas para homenajear a un blanco.

2. ¿Quién está a favor de que se erija una estatua como homenaje a Brazza?
A) Jean-Marie Kamba. B) Eugene Sama.
C) Todos los habitantes del Congo. D) Todos los habitantes de la República del Congo.

3. “Pero Brazzaville fue una excepción, porque en realidad, era querido por los africanos, que lo consideraban un
explorador victoriano bondadoso y amable, alguien cuyo carisma le permitió llegar hasta el corazón de la selva
africana…”. ¿A qué se refiere la palabra subrayada?
A) A Brazzaville. B) A excepción. C) A Brazza. D) A corazón.

4. “Que un país africano erija una estatua de 6 metros de alto en la parte más bulliciosa de su capital para rendir
homenaje a un hombre blanco no es algo que suceda todos los días.” ¿Qué conclusión puede extraerse de este
párrafo?
A) Es habitual que se rinda homenaje a un blanco. B) Es raro que se rinda homenaje a un blanco.
C) Se rechaza que se rinda homenaje a un blanco. D) Se acepta que se rinda homenaje a un blanco.

5. Brazza murió cuando viajaba rumbo a Francia para informar sobre….


A) los éxitos del gobierno colonial europeo en África.

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B) el desarrollo que observó en la República del Congo.
C) la desocupación que observó en la república del Congo.
D) la crueldad del gobierno colonial europeo en África.

6. ¿De qué otro modo se lo llama a Brazza en el artículo?


A) Rompe-rocas. B) Presidente de la Fundación Brazza.
C) Explorador europeo. D) Rival.

7. “un país donde las bananas son el único alimento de muchos niños”. ¿Qué significa este comentario?
A) A los niños les gustan las bananas. B) Existe mucha riqueza.
C) Existe mucha pobreza. D) Los niños están bien alimentados.

8. “‘No me gusta’ dijo Serge Louany, que tiene una maestría en Economía y, sin embargo, está desempleado.”. ¿Qué
relación existe entre las dos informaciones que da Serge Louany?
A) Sabe mucho de economía, pero no sabe buscar empleo. B) Estudia y no tiene tiempo para trabajar.
C) Estudia pero no tiene interés en trabajar. D) Tiene un título universitario pero no encuentra trabajo.

9. “Tenemos que preocuparnos por todas las formas de pobreza, y eso incluye la pobreza cultural.”. ¿Cuál es la
postura de Belinda Ayessa, señalada en este enunciado?
A) Defiende utilizar dinero en la estatua ya que enriquece culturalmente a la comunidad.
B) Rechaza utilizar dinero en la estatua ya que los fondos deben ser usados para combatir la pobreza.
C) Defiende utilizar dinero en la estatua ya que la pobreza no es una preocupación en su país.
D) Rechaza utilizar dinero en la estatua ya que la pobreza es una preocupación en su país.

10. ¿En qué ámbito puede haberse generado el texto leído?


A) Jurídico. B) Periodístico. C) Literario. D) Histórico.

11. Por su estructura, ¿a qué tipo textual pertenece el texto leído?


A) Narrativo. B) Descriptivo. C) Expositivo. D) Argumentativo.

12. “…su rival, Henry Morton Stanley, cuyo manejo del fusil y el látigo le valieron el apodo de Rompe-rocas”. ¿A qué
se refiere el pronombre cuyo?
A) A Henry Morton Stanley. B) Al rival de Henry Morton Stanley.
C) A Brazza. D) A los congoleses, amenazados por el fusil y el látigo de Stanley.

13. “…su rival, Henry Morton Stanley, cuyo manejo del fusil y el látigo le valieron el apodo de Rompe-rocas”. ¿A qué
hace referencia la palabra subrayada?
A) Al apodo de Henry Morton Stanley. B) Al rival de Henry Morton Stanley.
C) A Henry Morton Stanley. D) Al manejo del fusil y el látigo por Stanley.

14. De acuerdo con el texto leído, ¿cuál es el resumen más adecuado?


A) En Brazzaville se construyó un inmenso mausoleo con un museo, un jardín y una estatua en homenaje a Pierre
Savorgnan de Brazza, un inglés estimado por los africanos. En cambio, en otros países, como Zaire o la República
Democrática del Congo, se han borrado de la historia los nombres de los funcionarios coloniales. Serge Louany critica
al gobierno por no ocuparse de la pobreza y el desempleo. Pero Jean Marie Kamba sostiene que llevan un año de
retraso.

B) No sucede todos los días que un país africano erija una estatua de 6 metros de alto en la parte más bulliciosa de su
capital para rendir homenaje a un hombre blanco. En todo el continente africano, los nombres coloniales fueron
borrados después de la independencia. Pero Brazzaville fue una excepción, porque Brazza, el blanco, era querido por
los africanos, a diferencia de su rival, Henry Morton Stanley, apodado Rompe-rocas. Los restos de Brazza y de su
familia fueron trasladados a Brazzaville para inaugurar el museo. Brazza falleció en 1905 en Senegal. Algunas personas
se burlan de él. La República del Congo es confundida con la República Democrática del Congo. Los políticos de
oposición critican al gobierno, no obstante, la Fundación Brazza hace caso omiso de las quejas.

C) Brazzaville, una capital africana, tiene el nombre de un blanco, debido a que, si bien pertenecía al gobierno colonial,
era bueno con los africanos y denunció a Henry Morton Stanley, apodado el Rompe-rocas. El europeo homenajeado

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se llamaba Pierre Savorgnan de Brazza y en homenaje a él se construyó un mausoleo, una estatua gigante, un jardín
y un museo que serán inaugurados cuando lleguen los restos de Brazza y de su familia. En el sótano del mausoleo,
hay seis criptas, algunas cubiertas con rosas de plástico. Los opositores al gobierno critican el mausoleo. Eugene Sama
dice que es un desperdicio porque tienen muchas necesidades y no vale la pena derrochar tanto dinero para
homenajear a un extranjero.

D) A diferencia de lo que ocurre en otras localidades africanas, en Brazzaville se construyó un inmenso mausoleo en
homenaje a Pierre Savorgnan de Brazza, un europeo estimado por los africanos, pues denunció los abusos del régimen
colonial en esta zona. Han surgido controversias ya que el mausoleo ha sido construido por el gobierno, y sus
funcionarios consideran que la obra enriquecerá culturalmente al país. Por su parte, los opositores critican a la elite
gobernante por haber derrochado los fondos públicos en un hombre de la colonia, cuando debieron gastarse en
combatir la pobreza y el desempleo que afectan al país.

15. El texto desarrolla las siguientes ideas:


1) Declaraciones de una funcionaria con respecto al valor simbólico del mausoleo.
2) Críticas al gobierno por recordar la época colonial.
3) Descripción del mausoleo.
4) Mención de la construcción de una estatua en honor a un blanco de la colonia.
5) Diferencias entre Brazzaville y otros pueblos del África por los nombres que eligen para las localidades.
6) Datos de la vida de Brazza.
7) Diferencias entre los gobiernos de las dos repúblicas congolesas.
8) Argumentos de la oposición relativos al derroche de fondos públicos en un país pobre.

¿Cuál es el orden en el que aparece la información del texto?


A) 4 – 6 – 8 – 1 – 2 – 5 – 3 - 7. B) 3 – 4 – 5 – 6 – 1 – 2 – 7 – 8.
C) 4 – 5 – 6 – 3 – 2 – 7 – 8 – 1. D) 3 – 5 – 4 – 6 – 7 – 2 – 8 – 1.

16. “‘No me gusta’ dijo Serge Louany, que tiene una maestría en Economía y, sin embargo, está desempleado.”. ¿Qué
información ha sido elidida en el siguiente fragmento, pero puede reconstruirse por el sentido del texto?
A) “No me gusta el desempleo ni la pobreza de este país”.
B) “No me gusta la construcción de mausoleo de Brazza porque es un derroche de dinero público”.
C) “No me gusta que se construya el mausoleo porque Brazza no ha aportado a la educación”.
D) “No me gusta que el gobierno relegue a los congoleses y beneficie a un europeo colonialista”.

17. ¿Cuál de estas palabras es un sinónimo de rutilante?


A) Esplendoroso. B) Monumental. C) Arquitectónico. D) Funerario.

18. ¿Qué palabra funciona en el texto como antónima de reminiscentes?


A) Evocados. B) Conmemorados. C) Añorados. D) Relegados.

19. ¿Qué significado tiene en el texto la palabra victoriano?


A) Que celebraba la victoria de los congoleses sobre el gobierno colonial.
B) Que era pariente de la reina Victoria, que gobernaba Inglaterra en esos años.
C) Que se comportaba como los europeos de la época victoriana y defendía al imperio.
D) Que estaba de acuerdo con el colonialismo inglés, pero era un hombre bondadoso.

ACTIVIDAD 1:

1-Lee atentamente el siguiente texto:

Las vacas no dan leche


Un campesino acostumbraba a decirles a sus hijos cuando eran niños:
—Cuando tengan 12 años les contaré el secreto de la vida.
Cuando el más grande cumplió los 12 años, le preguntó ansiosamente a su padre cuál era el secreto de la
vida.
El padre le respondió que se lo iba a decir, pero que no debía revelárselo a sus hermanos.
—El secreto de la vida es este: La vaca no da leche.
—¿Qué dices?, preguntó incrédulo el muchacho.

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—Tal cual lo escuchas, hijo: La vaca no da leche, hay que ordeñarla. Tienes que levantarte a las 4 de la
mañana, ir al campo, caminar por el corral lleno de excremento, atar la cola y las patas de la vaca, sentarte
en el banquito, colocar el balde y hacer los movimientos adecuados.
Ese es el secreto de la vida. La vaca, la cabra, no dan leche. Las ordeñas… o no tienes leche.

2. Según el padre, ¿cuál es el secreto de la vida?


__ La confianza.
__ El esfuerzo propio.
__ La perseverancia.
__ La comodidad.
__ El trabajo duro.
__ La codicia.
__ Disfrutar de la vida.
__ La pereza.
__ Valorar a los adultos.
__ Ninguno de los anteriores, para mí el secreto de la vida es …………………
3. ¿Por qué crees que el padre le pide a su hijo de doce años que no les diga el secreto a sus hermanos?
4. Lee el siguiente texto y luego contesta:
«Hay una generación que piensa que las vacas dan leche. Que las cosas son automáticas y gratis:
deseo, pido, y obtengo. Piensan que las cosas son automáticas y gratuitas. No. La vida no es
cuestión de desear, pedir y obtener. Las cosas que uno recibe son el esfuerzo de lo que uno hace.
La felicidad es el resultado del esfuerzo. La ausencia de esfuerzo genera frustración.
Quizás por culpa de la tecnología y en parte de nosotros los padres que queremos ahorrarles todas
las dificultades que pasamos a nuestros hijos, se ha ido creando una generación que no estudia, que
no lee y que no se esfuerza. Que lo espera todo sin tener que aportar y que solo vive para el placer.
Cuando no logra conseguir las cosas que ansía, no busca el camino duro, sino el fácil que a la larga
se convierte en el más duro.
Gracias a Dios la inmensa mayoría de nuestros hijos son buenos, pero hay que repetirles
incansablemente que la vida es sacrificio y esfuerzo, no solo placer.»
a) Según tu opinión, ¿considerás que sos parte de una generación que no valora el esfuerzo y se frustra si
no consigue lo que quiere? Explica.
b) Según el autor, ¿quiénes son los culpables de la cultura del menor esfuerzo?
c) Por lo general, cada generación repite o repitió en su momento estas frases: “Todo tiempo pasado fue
mejor” o “La mejor generación fue la nuestra y nunca más se repetirá”, ¿te parecen acertadas estas
frases? Cómo integrante de tu generación, ¿crees que algún día las citarías?

ACTIVIDAD 2: Lee atentamente el siguiente relato:

Matar a un niño de Stig Dagerman

Es un día suave y el sol está oblicuo sobre la llanura. Pronto sonarán las campanas, porque es domingo.
Entre dos campos de centeno, dos jóvenes han hallado una senda por la que nunca fueron antes, y en los
tres pueblos de la planicie resplandecen los vidrios de las ventanas. Algunos hombres se afeitan frente a los
espejos en las mesas de las cocinas, las mujeres cortan pan para el café, canturreando, y los niños están
sentados en el suelo, abrochándose la blusa. Es la mañana feliz de un día desgraciado, porque este día, en
el tercer pueblo, un hombre feliz matará a un niño. Todavía el niño está sentado en el suelo y abrocha su
camisa, y el hombre que se afeita dice que hoy darán un paseo en bote por el riachuelo, y la mujer canturrea
y coloca el pan, recién cortado, en un plato azul. Ninguna sombra atraviesa la cocina y, sin embargo, el
hombre que matará al niño está al lado del surtidor rojo de gasolina, en el primer pueblo. Es un hombre feliz
que mira por el visor de una máquina de fotos y ve un pequeño coche azul y, a su lado, a una muchacha
que ríe. Mientras la muchacha ríe y el hombre toma la hermosa fotografía, el vendedor de gasolina ajusta la
tapa del depósito y les asegura que tendrán un bonito día. La muchacha se sienta en el coche y el hombre
que matará al niño saca su billetera del bolsillo y comenta que viajarán hasta el mar, y en el mar pedirán
prestado un bote y remarán lejos, muy lejos. A través de los vidrios bajados, la muchacha, en el asiento
delantero, oye lo que él dice; cierra los ojos, ve el mar y al hombre junto a sí en el bote. No es ningún hombre
malo, es alegre y feliz, y antes de entrar en el automóvil se detiene un instante frente al radiador que centellea
al sol, y goza del brillo y del olor a gasolina y a ciruelo silvestre. No cae ninguna sombra sobre el coche y el
refulgente parachoques no tiene ninguna abolladura y no está rojo de sangre.

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Pero, al mismo tiempo que en el primer pueblo el hombre cierra la puerta izquierda del coche y tira del botón
de arranque, en el tercer pueblo la mujer abre su alacena, en la cocina, y no encuentra el azúcar. El niño,
que se ha abrochado la camisa y que se ha atado los cordones de los zapatos, está de rodillas en el sofá y
contempla el riachuelo que serpentea entre los alisos, y el negro bote que está medio varado sobre la hierba.
El hombre que perderá a su hijo está recién afeitado y, en ese momento, pliega el soporte del espejo. En la
mesa, las tazas de café, el pan, la leche y las moscas. Sólo falta el azúcar, y la madre ordena a su hijo que
corra a casa de los Larsson y pida prestados algunos terrones. Y mientras el niño abre la puerta, el padre le
grita que se dé prisa, porque el bote espera en la ribera. Remarán hasta tan lejos como nunca antes remaron.
Cuando el niño corre a través del jardín, en todo momento piensa en el riachuelo y en los peces que saltan,
y nadie le susurra que sólo le quedan ocho minutos de vida y que el bote permanecerá allí en donde está,
todo el día y muchos otros días. No está lejos la casa de los Larsson: únicamente cruzar el camino, y
mientras el niño corre atravesándolo, el pequeño coche azul entra en el otro pueblo. Es un pueblo pequeño
con pequeñas casas rojas, con gente que acaba de despertar, que está en la cocina con las tazas de café
levantadas y observan al coche venir por el otro lado del seto con grandes nubes de polvo detrás de sí. Va
muy rápido, y el hombre ve cómo los álamos y los postes de telégrafo, recién alquitranados, pasan como
sombras grises. Sopla el verano por la ventanilla. Salen velozmente del pueblo. El coche se mantiene seguro
en medio del camino. Están solos todavía. Es placentero viajar completamente solos por un liso y ancho
camino, y a campo abierto es mucho mejor aún. El hombre es feliz y fuerte, y en el codo derecho siente el
cuerpo de su futura mujer. No es ningún hombre malo. Tiene prisa por alcanzar el mar. No sería capaz de
matar a una mosca, pero, sin embargo, pronto matará a un niño. Mientras avanzan hacía el tercer pueblo,
cierra la muchacha otra vez los ojos y juega que no los abrirá hasta que puedan ver el mar, y al compás de
los suaves botes del coche, sueña en lo terso que estará.
¿Por qué la vida está construida con tanta crueldad, que un minuto antes de que un hombre feliz mate a un
niño, todavía es feliz y un minuto antes de que una mujer grite de horror, puede cerrar los ojos y soñar con
el ancho mar, y durante el último minuto de la vida de un niño pueden sus padres estar sentados en una
cocina y esperar el azúcar y hablar sobre los dientes blancos de su hijo y sobre un paseo en bote, y el niño
mismo puede cerrar una verja y empezar a atravesar un camino con algunos terrones en la mano derecha
envueltos en papel blanco; y durante este último minuto no ver otra cosa que un largo y brillante riachuelo
con grandes peces y un ancho bote con callados remos?
Después, todo es demasiado tarde. Después, hay un coche azul cruzado en el camino, y una mujer que
grita, retira la mano de la boca y la mano sangra. Después, un hombre abre la puerta de un coche y trata de
mantenerse en pie, aunque tiene un abismo de terror dentro de sí. Después hay algunos terrones de azúcar
blanca desparramados absurdamente entre la sangre y la arenilla, y un niño yace inmóvil boca abajo, con
la cara duramente apretada contra el camino. Después, llegan dos lívidas personas que todavía no han
podido beberse el café, que salen corriendo desde la verja y ven en el camino un espectáculo que jamás
olvidarán.
Porque no es verdad que el tiempo cure todas las heridas. El tiempo no cura la herida de un niño muerto y
cura muy mal el dolor de una madre que olvidó comprar azúcar y mandó a su hijo a través del camino para
pedirla prestada; e, igualmente, cura muy mal la congoja del hombre feliz, que lo mató.
Porque el que ha matado a un niño, no va al mar. El que ha matado a un niño vuelve lentamente a casa en
medio del silencio, y junto a sí lleva una mujer muda con la mano vendada; y en todos los pueblos por los
que pasan ven que no hay ni una sola persona alegre. Todas las sombras son más oscuras, y cuando se
separan todavía es en silencio; y el hombre que ha matado a un niño sabe que este silencio es su enemigo,
y que va a necesitar años de su vida para vencerlo, gritando que no fue culpa suya. Pero sabe que esto es
mentira, y en los sueños de muchas noches deseará en cambio tener un solo minuto de su vida pasada para
“hacer este solo minuto diferente”.
Pero tan cruel es la vida para el que ha matado a un niño, que después todo es demasiado tarde.

1. Cuenta con tus propias palabras y en no más de cinco renglones, el argumento del relato.
2. ¿Quién es el protagonista del relato? ¿Cómo se lo describe?
3. En esta historia, existen dos historias paralelas, ¿cuáles son?
4. ¿Qué pistas nos va dando el autor acerca de cómo morirá el niño? Menciónalas.
5. ¿Qué infieres del párrafo que está en negrita en el texto? Fundamenta tu respuesta
6. Se dice que todo aquello que puede ser evitado no es un accidente.
a) ¿Te parece que lo que sucedió con el niño puede ser llamado un accidente? ¿Por qué?
b) El atropellamiento, ¿fue intencional o accidental? Explica.
7. Según tu opinión, ¿cuál es el tema del texto?
8. ¿Qué se puede inferir del final del cuento? ¿Cuál es tu opinión acerca de esto?
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9. ¿Cuál es el mensaje o enseñanza que nos deja el relato?
10. ¿Qué tipo de relato es? Fundamenta y ejemplifica tu respuesta.

ACTIVIDAD 3: Lee atentamente el siguiente texto:

Los teléfonos móviles y la literatura por Hernán Casciari

Anoche le contaba a mi nieta un cuento infantil muy famoso, el de Hansel y Gretel de los hermanos Grimm.
En el momento más tenebroso de la aventura, los niños descubren que unos pájaros se han comido las
estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa.
Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer.
Mi nieta me dice, justo en ese punto de clímax narrativo… No importa. Que lo llamen al papá por el celular.
Entonces pensé, por primera vez, que mi nieta no tiene una noción de la vida ajena a la inalámbrica. Y al
mismo tiempo descubrí qué espantosa resultaría la literatura -toda ella, en general- si el teléfono móvil
hubiera existido siempre, como cree mi nieta.
Cuántos clásicos habrían perdido su nudo dramático, cuántas tramas hubieran muerto antes de nacer, y
sobre todo qué fácil se habrían solucionado los intríngulis más célebres de las grandes historias de ficción.
Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica, en cualquiera que se le ocurra. Desde la Odisea hasta
Pinocho, pasando por El viejo y el mar, Macbeth, El hombre de la esquina rosada o La familia de Pascual
Duarte. No importa si el argumento es elevado o popular, no importa la época ni la geografía. Piense el
lector, ahora mismo, en una historia clásica que conozca al dedillo, con introducción, con nudo y con
desenlace. ¿Ya está?
Muy bien. Ahora ponga un celular en el bolsillo del protagonista. No un viejo aparato negro empotrado en
una pared, sino un teléfono como los que existen hoy: con cobertura, con conexión a correo electrónico y
Chat, mensajes de texto y con la posibilidad de realizar llamadas internacionales cuatribanda. ¿Qué pasa
con la historia elegida? ¿Funciona la trama como una seda, ahora que los personajes pueden llamarse
desde cualquier sitio, ahora que tienen la opción de chatear, generar videoconferencias y enviarse mensajes
de texto? ¿Verdad que no funciona un carajo?
Mi nieta, sin darse cuenta, me abrió anoche la puerta a una teoría espeluznante: la telefonía inalámbrica va
a hacer añicos las viejas historias que narremos, las convertirá en anécdotas tecnológicas de calidad menor.
Con un teléfono en las manos, por ejemplo, Penélope ya no espera con incertidumbre a que el guerrero
Ulises regrese del combate.
Con un móvil en la canasta, Caperucita alerta a la abuela a tiempo y la llegada del leñador no es necesaria.
Con telefonito, el coronel sí tiene quién le escriba algún mensaje, aunque fuese spam.
Y Tom Sawyer no se pierde en el Missisipi, gracias al servicio de localización de personas de Telefónica.
Y el chanchito de la casa de madera le avisa a su hermano que el lobo está yendo para allí. Y Gepetto recibe
una alerta de la escuela, avisando que Pinocho no llegó por la mañana.
Un enorme porcentaje de las historias escritas (o cantadas, o representadas) en los veinte siglos que
anteceden al actual, han tenido como principal fuente de conflicto la distancia, el desencuentro y la
incomunicación. Han podido existir gracias a la ausencia de telefonía móvil.
Ninguna historia de amor, por ejemplo, habría sido trágica o complicada, si los amantes esquivos hubieran
tenido un teléfono en el bolsillo de la camisa.
La historia romántica por excelencia (Romeo y Julieta, de Shakespeare) basa toda su tensión dramática final
en una incomunicación fortuita: la amante finge un suicidio, el enamorado la cree muerta y se mata, y
entonces ella, al despertar, se suicida de verdad. Si Julieta hubiese tenido teléfono móvil, le habría escrito
un mensajito de texto a Romeo en el capítulo seis:

…»M HGO LA MUERTA,


PERO NO TOY MUERTA.
NO T PRCUPES NI HGAS
IDIOTCS. BSO».

Y todo el grandísimo problemón dramático de los capítulos siguientes se habría evaporado. Las últimas
cuarenta páginas de la obra no tendrían gollete, no se hubieran escrito nunca, si en la Verona del siglo
catorce hubiera existido la promoción ‘Banda ancha móvil’.
Muchas obras importantes, además, habrían tenido que cambiar su nombre por otros más adecuados.
La tecnología, por ejemplo, habría desterrado por completo la soledad en Aracataca y entonces la novela
de García Márquez se llamaría ‘Cien años sin conexión’: narraría las aventuras de una familia en donde
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todos tienen el mismo Nick (buendia23, a.buendia, aureliano goodmornig) pero a nadie le funciona el
Messenger.
La famosa novela de James M. Cain -‘El cartero llama dos veces’- escrita en 1934 y llevada más tarde al
cine, se llamaría ‘El gmail me duplica los correos entrantes’ y versaría sobre un marido cornudo que descubre
(leyendo el historial de chat de su esposa) el romance de la joven adúltera con un forastero de malvivir.
Samuel Beckett habría tenido que cambiar el nombre de su famosa tragicomedia en dos actos por un título
más acorde a los avances técnicos. Por ejemplo, ‘Godot tiene el teléfono apagado o está fuera del área de
cobertura’, la historia de dos hombres que esperan, en un páramo, la llegada de un tercero que no aparece
nunca o que se quedó sin saldo.
En la obra ‘El jotapegé de Dorian Grey’, Oscar Wilde contaría la historia de un joven que se mantiene siempre
lozano y sin arrugas, en virtud a un pacto con Adobe Photoshop, mientras que en la carpeta Images de su
teléfono una foto de su rostro se pixela sin remedio, paulatinamente, hasta perder definición.
La bruja del clásico Blancanieves no consultaría todas las noches al espejo sobre ‘quién es la mujer más
bella del mundo’, porque el coste por llamada del oráculo sería de 1,90 la conexión y 0,60 el minuto; se
contentaría con preguntarlo una o dos veces al mes. Y al final se cansaría. También nosotros nos
cansaríamos, nos aburriríamos, con estas historias de solución automática.
Todas las intrigas, los secretos y los destiempos de la literatura (los grandes obstáculos que siempre
generaron las grandes tramas) fracasarían en la era de la telefonía móvil y del wifi.
Todo ese maravilloso cine romántico en el que, al final, el muchacho corre como loco por la ciudad, a contra
reloj, porque su amada está a punto de tomar un avión, se soluciona hoy con un SMS de cuatro líneas.
Ya no hay ese apuro cursi, ese remordimiento, aquella explicación que nunca llega; no hay que detener a
los aviones ni cruzar los mares. No hay que dejar bolitas de pan en el bosque para recordar el camino de
regreso a casa. La telefonía inalámbrica -vino a decirme anoche la Nina, sin querer- nos va a entorpecer las
historias que contemos de ahora en adelante. Las hará más tristes, menos sosegadas, mucho más
predecibles.
Y me pregunto, ¿no estará acaso ocurriendo lo mismo con la vida real, no estaremos privándonos de
aventuras novelescas por culpa de la conexión permanente?
¿Alguno de nosotros, alguna vez, correrá desesperado al aeropuerto para decirle a la mujer que ama que
no suba a ese avión, que la vida es aquí y ahora?
No. Le enviaremos un mensaje de texto lastimoso, un mensaje breve desde el sofá. Cuatro líneas con
mayúsculas. Quizá le haremos una llamada perdida, y cruzaremos los dedos para que ella, la mujer amada,
no tenga su telefonito en modo vibrador.
¿Para qué hacer el esfuerzo de vivir al borde de la aventura, si algo siempre nos va a interrumpir la
incertidumbre? Una llamada a tiempo, un mensaje binario, una alarma.
Nuestro cielo ya está infectado de señales y secretos: cuidado que el duque está yendo allí para matarte,
ojo que la manzana está envenenada, no vuelvo esta noche a casa porque he bebido, si le das un beso a
la muchacha se despierta y te ama. Papá, ven a buscarnos que unos pájaros se han comido las migas de
pan.
Nuestras tramas están perdiendo el brillo. Las escritas, las vividas, incluso las imaginadas, porque nos
hemos convertido en héroes perezosos.
Consignas:
1. ¿Cuál es la tesis sostenida por el autor de este texto? ¿Qué situación provocó su reflexión?
2. ¿Qué argumentos menciona el autor para sostener su tesis? ¿Coincides con sus reflexiones?
3. En tu opinión:
a) ¿Cómo era la vida de las personas antes del desarrollo tecnológico?
b) ¿Cómo crees que sería tu vida sin la tecnología que conoces?
4. Teniendo en cuenta la invención del celular o móvil, realiza un cuadro comparativo con los puntos que
consideres positivos y negativos acerca de su existencia.
5. Los puntos negativos que mencionaste en el punto anterior, ¿se deben a al aparato o al usuario?
Explica.
6. Lee nuevamente el final del texto y responde:
“Nuestras tramas están perdiendo el brillo. Las escritas, las vividas, incluso las imaginadas, porque nos
hemos convertido en héroes perezosos.”
a) ¿Qué quiere decir el autor cuando afirma que nos hemos convertido en héroes perezosos?
b) ¿Qué cosas de la vida cotidiana han perdido “brillo” según tu opinión? ¿Se podría hacer algo para
cambiar esta situación?
7. ¿Qué enseñanza se puede extraer del texto?

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ACTIVIDAD 4: Lee atentamente el siguiente relato:

La piel de Judas
Juan José Panno

Rajá pa dentro, rajá para dentro te digo, que te voy a arrancar la cabeza, te miraste como tenés las rodillas
desgraciumana, me vas a volver loca, vos querés que me vuelva loca, que me internen en un manicomio
querés, decí, decí la verdad, callate la boca y andá a lavarte, mirá esas manos, vení para acá, vení para
acá, mirate esos tobillos, ayyyy, el soponcio me agarra el soponcio, el hígado, ahora vas a ver cuando vuelva
tu padre, porque con tu padre no jodés, claro, para eso está la señora, la sirvienta que te tiene que planchar
la ropa, preparar la comida y vos en lo único que pensás es en jugar a la pelota con esa manga de atorrantes,
te voy a mataaaar, un día se me va a terminar la paciencia y te voy a pegar una paliza que no te vas a olvidar
en tu vida, eso querés ¿no?, tiene razón la Pocha, a ustedes hay que tenerlos cortitos, porque una les da el
codo y se agarran todo el brazo, te dije media hora y mirá la hora que es, no me comés, no me hacés los
deberes y encima te pasás toda la tarde con esa pelota de porquería, nooo, pero ya vas a ver cuando vuelva
tu padre. ¿Sabés que sos vos? Sos la piel de Judas, la peste bubónica sos, callate la boca, chito, chito eh,
anda a lavarte, vení para acá, ¿te viste las zapatillas?, noooo que te vas a mirar vos si lo único que te importa
es jugar a la pelota con los desgraciados esos, meta pelota y pelota todo el día y a mí que me parta un rayo
¿te vas a ir a lavar o no te vas a ir a lavar? ¡Esas rodillas! percudidas las tenés, per-cu-di-das, te vas a tener
que lavar con acaroína, ayyy, tu hermano no era así, ah nooo, el Carlitos es una monada, nunca me llamaron
del colegio para decirme nada, nunca una palabra de más, un niño prodigio el Carlitos, no como vos, pedazo
de bestia…
Consignas:
1. ¿Qué significa ser un “Piel de Judas”? ¿Crees que la madre tiene razón cuando lo llama así?
2. ¿Cómo te imaginas a “Piel de Judas”? (Si prefieres puedes hacer un dibujo)
3. ¿Crees que la conducta de “Piel de Judas” es diferente a la mayoría de los niños?
4. Ahora lee el final verdadero del relato:
“…el Carlitos es una monada, nunca me llamaron del colegio para decirme nada, nunca una palabra de
más, un niño prodigio el Carlitos, no como vos, pedazo de bestia, machona de porquería, tendrías que
haber sido varón vos, siempre lo dije.

5. ¿Te sorprendiste cuando leíste el verdadero final? ¿Por qué?


6. ¿Crees que los estereotipos que tenemos internalizados en nuestra cultura influyeron para que no nos
imagináramos a una niña como protagonista del relato?
7. Explica el significado que tiene en el cuento la siguiente frase: “tendrías que haber sido varón vos”.
8. ¿Existen juegos para varones y juegos para mujeres? Justifica tu respuesta.
9. Lee las siguientes frases:

¡Portate bien que sos una nena!


¡Sentate bien que sos una nena!
¡Dejá de llorar, no seas nenita!
Los hombres no lloran.
No podés usar rosa, sos varón.
¡Qué machona que sos!

a) ¿Qué opinión tenés sobre ellas?


b) ¿Te sentís identificado con alguna de ellas?
c) ¿Conocés algunas otras frases típicas para criticar actividades de un género?
10. ¿Cómo clasificarías a este relato? Explica y ejemplifica el por qué.
ACTIVIDAD 5: Lee atentamente los siguientes textos:

“Negra de mierda”
Juan Solá
Mirá la negra de mierda, mirá cómo lleva los nenes en la motito. Tres gurisitos sin casco, cagándose de frío,
y la negra con ese culo enorme que ocupa todo el asiento. Qué hija de puta. Mirá, mirá cómo lleva a la
pendejita, medio dormida, casi cayéndosele de esas piernas gordas de tanta cerveza y torta frita. Y mirá el
otro, ahí atrás, agarradito como puede, tiritando, pobrecito. ¡Y mirá cómo lleva el bebé, negra hija de mil

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putas, metido adentro de la campera! Inconsciente de mierda, ojalá le saquen los hijos, ojalá se muera esta
negra de mierda.
La camioneta arrancó, rabiosa, y se perdió calle abajo, zambullendo a la negra y sus crías en una nube de
humo pegajoso. El que iba atrás tosió un poco y la motito se paró. El señor del golcito gris bocinó con furia
a sus espaldas y le ordenó que se moviera, pelotuda, y la puta que la parió.
La nena en la falda abrió los ojos despacito y preguntó si faltaba mucho. La madre le apoyó la mano
temblorosa sobre la frente sudada, comprobó que la fiebre seguía allí y murmuró un no mi amor, así, triste
y suavecito, como los quejidos del Nazareno, que llora acurrucado contra sus tetas tibias, o como el cinco
por seis treinta, cinco por siete treinta y cinco, que el Ismael recita con los brazos envolviéndole la panza
llena de pan y mate cocido, porque al otro día tiene prueba y la Brenda tiene fiebre, y el Nazareno llora de
hambre, y a esa hora el colectivo ya no entra hasta el barrio, y el Mario que no aparece desde la semana
pasada, y la motito que se para cada cinco cuadras, y el hospital que todavía está lejos, y doña Esther que
le dijo que para qué iba a tener otro hijo a los veintidós, que mejor abortara, y el Ismael que cada tanto dice
que tiene frío, y la Brenda que se va quedando dormida, y la negra de mierda que le pide al Ismael que diga
las tablas más fuerte, para que escuche la Brenda, para que no se duerma la Brenda, mientras que a ella le
arden los ojos de tanto aguantarse las ganas de llorar de miedo.

Consignas:
1. Luego de leer el texto, responde:
a) ¿Por qué las personas juzgan e insultan a la mujer? ¿Crees que tienen razones valederas para
hacerlo?
b) Según estas personas, ¿qué es ser “una negra de mierda”? Estás de acuerdo con ellos.
c) ¿Qué opinas sobre los valores de las personas que la llaman así?
d) ¿Por qué crees que ninguno pensó en ayudarla? ¿Qué hubieras hecho vos en la misma situación?
2. “La mujer de la motito”, según el punto de vista con que se vea, puede ser una víctima o una victimaria.
Qué opinas sobre ella con respecto a:
a) Conducir una moto sin casco y con tres niños a bordo.
b) La violencia y falta de empatía con la que es tratada.
c) Su pobreza y falta de recursos.
d) Su papel como madre y su responsabilidad con los chicos.
3. Según lo que vimos en clase, ¿cuál es la tesis sostenida por el autor? ¿Qué argumentos da para
sostenerla?
Temas: concepto de literatura. Reconocimiento de la literatura como producción discursiva. Teoría de la
recepción: el rol del lector literario.
¿QUÉ ES LA LITERATURA?

Se caracteriza como literario a un texto cuando no tiene una finalidad utilitaria sino estética. Para ello, el
escritor presenta un discurso donde se violenta en forma organizada el lenguaje ordinario y sus códigos.
Lo específicamente literario radica en la función poética del lenguaje, es decir, es más importante el “cómo”
y no el “qué”. El lenguaje se convierte en protagonista, se vuelve ambiguo, opaco, por eso es muy
importante la selección y la combinación de las palabras.
El escritor a través de su obra literaria entabla un tipo de comunicación con el lector. Este debe cooperar
para completar el sentido, pero para hacerlo debe conocer las características del discurso literario:

a. Es un discurso ficcional. La literatura no copia ni imita la realidad; crea una nueva por medio
de las palabras. El mundo literario tiene personajes, historias y leyes propias que se presentan como
creíbles para el lector. Para ello, el texto debe tener una lógica, debe poseer coherencia y causalidad
interna que permitan creer en lo que pasa.

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En esto reside lo ficcional: crear mundos posibles con las palabras, mundos verosímiles (creíbles,
no reales). Para entrar en ellos es necesario un pacto de lectura entre el lector y el autor, de otro
modo no se puede leer literatura. El lector sabe que este mundo es ficticio, pero elige entrar en él
porque su finalidad no es buscar información, sino el goce estético.
b. Es un discurso connotativo. A diferencia del lenguaje científico, fuertemente denotativo y en
el cual se reduce la ambigüedad, el lenguaje literario la potencia, lo que hace posible las diversas
interpretaciones. La connotación agrega sentidos y sugerencias elevando al máximo las
oportunidades de significación del enunciado. Por otra parte, el lector agrega significado a lo que
lee, ya que el lenguaje literario ofrece distintas posibilidades a cada uno según sus experiencias
vitales. La connotación es un efecto buscado por el escritor para lo cual utiliza figuras del discurso
y trabaja no sólo con el sentido de la palabra sino también con otros niveles: gráfico, prosódico,
fonológico y sintáctico.
c. Es un discurso polisémico. La literatura nunca es unívoca (no tiene un solo significado) sino
polisémica, es decir, sugiere varios significados. Nunca es totalmente explícita pues ofrece vacíos
que deben ser llenados por el lector para completar el sentido.

TEORÍA DE LA RESPUESTA LECTORA O TEORÍA DE LA RECEPCIÓN

El desafío que se le presenta a todo lector al abordar un texto literario no es fácil, pero tampoco imposible.
Para ello, él debe protagonizar una lectura inteligente y aproximarse a la obra literaria con herramientas
adecuadas que lo ayuden a comprenderla para obtener un mayor disfrute.
Un enfoque que ha logrado muchos seguidores es la teoría de la respuesta lectora o teoría de la recepción.
Los que adhieren a ella centran la atención en los destinatarios de la obra literaria, es decir, los lectores.

Normalmente, toda creación literaria es producto de un solo autor, quien escribe su obra dentro de un
contexto temporal y espacial. Pero ésta puede tener millones de receptores de distintas épocas y lugares.
Todo libro se recrea cada vez que se lee y la respuesta de los lectores varía según las circunstancias
temporales y espaciales. Es por esto que se ha desplazado la soberanía del autor a la del lector. Se exaltan
sus derechos, no sólo en los textos “abiertos” en los que se lo invita a participar, sino en todos los textos.

El lector se ha emancipado del autor. Esta teoría se opone a la creencia de que el significado depende
exclusivamente del texto literario y considera que es el lector quien está en la fase final del proceso de la
creación, el que le otorga el sentido. Esto puede traer el peligro del subjetivismo, es decir, que la respuesta
no esté debidamente fundamentada, por eso el lector debe asumir el compromiso y posicionarse a través

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de un “pacto de lectura”, es decir, la relación peculiar que establece el lector con el texto cuando interactúa
con él.

En el pacto o contrato, el autor o enunciador elige una determinada manera de organizar el contenido

mediante la selección de ciertas estrategias enunciativas y discursivas y de determinados soportes o


formatos. Esto exige –a su vez- por parte del lector (el enunciatario) un conjunto de estrategias de
cooperación interpretativa (lo que Umberto Eco denomina “lector modelo”).

ACTIVIDAD:
1. ¿Qué es la Literatura?
2. ¿En qué consiste la Teoría de la recepción?
3. ¿Qué supone la Teoría de la recepción sobre las creaciones literarias?
4. ¿Qué entiende por la frase “se ha desplazado la soberanía del autor a la del lector”?
5. ¿En qué consiste el llamado “peligro del subjetivismo”, y cómo puede evitarse?
6. ¿Qué implica el “pacto de lectura”?

ALGUNAS NOCIONES DE QUÉ ES LA LITERATURA REGIONAL

Podríamos comenzar diciendo que la literatura regional es un concepto -de reciente aparición- que hace
referencia a la literatura producida desde un área geográfica y cultural determinada, y que se ubica en una
escala inferior a la literatura nacional .Esta comprendería todas aquellas manifestaciones literarias
producidas en el interior de un país (así «literatura argentina», «literatura española» o «literatura italiana»),
en cambio ,una literatura regional se circunscribiría a los límites de una región más pequeña, como podría
ser la «literatura salteña», u otra cualquiera.
La historia nos cuenta que, desde ciertos puntos de vista, muchas veces relacionados con los ámbitos
pedagógicos y otras veces con los políticos, se ha venido reivindicando una mayor presencia de la literatura
propia de cada región, tanto en la vida cultural de la misma como en sus currículos educativos. Quienes esto
defienden entienden que la presencia de la literatura nacional ha terminado por anular a la regional, y que
ésta encuentra pocos focos de aparición ante la omnipresencia de una literatura mayor que niega las
diferencias y particularidades regionales. En especial, esto es más frecuente en países con conflictos
nacionales (como España y muchos estados de América Latina), y allí donde, como precisamente en el caso
latinoamericano, las literaturas nacionales se desarrollaron y proliferaron a la vez que las naciones mismas,
y se convirtieron muchas veces en vehículos para la propia construcción de la nación. En esos casos las
diferencias regionales solían ocultarse y ahora se reivindican.
Desde otro punto de vista, la literatura regional es reivindicada por quienes consideran que la globalización
amenaza con aniquilar las particularidades culturales, y eso puede ayudar a conservar los rasgos de
identidad de las regiones y las culturas amenazadas.

La literatura salteña
Un breve panorama de la literatura de Salta comienza quizás por mostrar autores tan renombrados como
Juan Carlos Dávalos, Manuel J Castilla, Juana Manuela Gorriti y otros. Recordemos que ésta última fue
nada menos que la primera novelista argentina y la que ejerció la profesión de escritora.

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El siglo XIX fue difícil para dedicarse a la profesión de escritor, tal como estaba aconteciendo en otras
partes de la nación, había que sobrevivir para formar parte de un Estado que no terminaba de
constituirse ni de reconocer qué territorios querían integrarlo.
El siglo XX, sólo se amplía con la aparición de una nueva clase de escritores que alternan la poética con
el género periodístico y las también despectivamente llamadas, poetisas. Eran las mujeres escritoras,
muchas veces consideradas como adornos del hogar que debían velar por la conservación de los valores
de la tradicional sociedad salteña. Escribían sobre temas limitados: el casto amor maternal, ligado a lo
hogareño, la religión y, a lo sumo, lo nacional idealizado y desvinculado de la política.
Hasta mediados del siglo XX, Salta ya tiene una identidad en el mapa de la literatura nacional porque ha
dado cuentistas notables; el movimiento “La carpa “; la imagen de tierra de poetas y los cantores que se
escuchan en las radios nacionales y se dejan ver en todos los festivales a lo largo y ancho del país hasta
la actualidad.

Textos literarios: el cuento y la novela


El género narrativo. Las obras de este género se caracterizan por la presencia de un narrador que cuenta
hechos que les suceden a personajes en tiempos y espacios más o menos definidos. El narrador, la voz que
el autor crea para contar la historia, puede conocer todos los hechos y presentarlos de manera objetiva
(tercera persona). Pero también puede presentar una visión parcial de la historia, en cuyo caso suele narrar
en primera persona, aunque también puede hacerlo en tercera y raramente en segunda. Las funciones que
opera el lenguaje pueden ser estética y referencial. La novela y el cuento son ejemplos de este género.
Narrar es contar o relatar hechos o acontecimientos reales o imaginarios. Narramos cuando contamos una
historia, una novela, un cuento, un mito o cuando contamos lo que hicimos el fin de semana, etc. La
narración se puede dividir en dos clases: narración literaria y narración no literaria.

Elementos de la narración

Marco narrativo. La estructura a partir de la cual se organizan los hechos de toda narración se denomina
marco narrativo. Al comienzo de cada historia suelen presentarse sus elementos.

Personajes
Lugar
• Es la primera información
Tiempo • Donde la historia que aparece sobre los
• Es el momento en el que los ocurre. si no está personajes ficticios que
acontecimientos se desarrollan . determinado el lugar intervendran en la
Los indicios temporales que la
narración puede dar aparecen
se puede conjeturar a narración. Da a los
explicitamente o a través de partir de ciertos lectores indicios de sus
referencias que el lector puede elementos del caracteristicas y de los
reponer. roles que cumplira en el
texto.
relato.

Los personajes son los seres a los que les ocurren los hechos que el narrador cuenta. Pueden ser personas,
animales e incluso objetos animados o inanimados. Cuando los personajes son seres inanimados se suelen
comportar como si lo fueran y actúan y sienten como seres humanos.
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Los personajes de una narración tienen una determinada personalidad: pueden ser generosos, avaros,
miedosos, malvados, divertidos... Pueden ser igual durante toda la historia o cambiar a lo largo de ella.

Los personajes se dividen en principales y secundarios. Entre los personajes principales se encuentra el
protagonista que es el que más destaca, el que lleva la parte más importante de la acción.

Los personajes secundarios también son fundamentales para la trama y para los sucesos que le ocurren al
personaje principal, pero la historia no se centra en ellos. Aparecen en distintos momentos de la narración
y cumplen diversos roles. Pueden dificultar el recorrido del protagonista y, por esto, aparecen enfrentados
como antagonista, un personaje negativo, "el malo". Otros, en cambio, facilitan las acciones del
protagonista y lo ayudan a alcanzar sus objetivos.

Las acciones son los hechos que se cuentan en el relato. Son causadas o experimentadas por un actor que
puede ser una persona, un animal o un fenómeno natural, que gramaticalmente se nombra mediante un
sustantivo o una construcción sustantiva equivalente. El actor realiza las acciones porque persigue un
objetivo: conseguir un objeto, acceder a un lugar, revelar una verdad, sentirse mejor, etc. En una narración
el actor principal es el protagonista y quien se le opone es el antagonista. a su vez tanto el protagonista
como el protagonista pueden ser acompañados por el ayudante, personaje secundario que colabora para
que aquellos logren sus objetivos.

Núcleos narrativos
Se llama acciones principales o núcleos narrativos a los hechos centrales que guardan relación entre si una
relación de causa y efecto, ya que un núcleo se produce como consecuencia de otro.
En todas las narraciones hay acciones básicas, los núcleos, que hacen avanzar el relato. Estas acciones
principales constituyen la columna vertebral del relato. No pueden alterarse ni suprimirse porque cambia
la historia.
Los núcleos narrativos mantienen entre sí una relación temporal (uno sucede después del otro) y causal (lo
que ocurrió primero es la causa de lo que sucede después).
Para consignar la secuencia narrativa se utilizan oraciones unimembres, para lo cual deben convertirse los
verbos en sustantivos (nominalización) Ejemplo: ahora, ellos han muerto… muerte de los personajes.
El narrador es la persona que cuenta la historia. Si cuentas lo que te ha sucedido, tú eres el narrador. En los
cuentos, el narrador es el que va contando lo que sucede y presentando a los personajes.
Los tipos de narradores son:

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Superestructura narrativa

Los relatos son narraciones que presentan las acciones de los personajes en un lugar y en un tiempo
determinado siguiendo la estructura básica, aunque a veces pueden faltar algunas de ellas.

o Situación inicial: (¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Quiénes?) se presenta el lugar, el tiempo y los


personajes, describiéndolos. Se plantean los primeros hechos del relato, las primeras
acciones de los personajes anteriores al conflicto. El marco puede cambiar a lo largo del
relato.
o Complicación: (¿Qué sucede que cambia la situación?) ocurre un hecho o varios que produce
algún cambio en la situación inicial. En el relato puede haber más de una complicación. Los
conflictos pueden producirse de tres maneras:
Entre personajes que quieren lo mismo para sí o que desean cosas opuestas.
Entre un personaje y su situación (por ejemplo, una enfermedad).
Entre el querer y el deber, por ejemplo, cuando un personaje desea algo, pero no puede conseguirlo porque no debe
hacerlo.
o Resolución: (¿Cómo se soluciona la complicación?) se puede resolver positivamente para los
personajes.
o Situación final: (¿Cómo se ha transformado la situación inicial?) es el desenlace de la historia
donde se presentan los cambios que se han producido respecto del inicio.
Evaluación: en algunos relatos el narrador expresa opiniones o comentarios sobre lo que está
comentando.
El cuento
El cuento es una narración breve en la que se relatan hechos ficticios. Los cuentos se caracterizan por tener
una cantidad pequeña de personajes y argumentos medianamente sencillos.
El cuento presenta varias características que lo diferencian de otros géneros narrativos breves:
• Narrativo: Una narración es el relato de unos hechos reales o imaginarios que les suceden a
unos personajes en un lugar. Cuando contamos algo que nos ha sucedido o que hemos soñado o
cuando contamos un cuento, estamos haciendo una narración.
• Ficción: aunque en algunos casos puede basarse en hechos reales o ser una ficción de un
marcado realismo, un cuento debe, para funcionar, recortarse de la realidad.
• Argumental: tiene una estructura de hechos entrelazados (acción – consecuencias) en un
formato de: introducción – nudo – desenlace.
• Única línea argumental: a diferencia de la novela, en el cuento todos los hechos se
encadenan en una sola sucesión de hechos.
• Un sólo personaje principal: aunque puede haber otros personajes, la historia hablará de
uno en particular, que es a quien le ocurren los hechos.
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• Brevedad: por y para cumplir con todas las demás características, el cuento debe ser breve.
• Prosa: el cuento debe estar escrito en prosa, o sea con párrafos, sangrías y punto y aparte.
• Se estructura en secuencias: Para ir creando los climas y construyendo los personajes,
necesariamente hay que ir armando fragmentos o secuencias descriptivas y explicativas.
✓ Es relatado por la figura del narrador: Esta figura es muy importante; en general se recurre al
narrador omnisciente, que conoce todo acerca de la historia y de los personajes y habla en tercera
persona. También es común el narrador protagonista, que habla desde su lugar, en primera
persona. O el narrador testigo, cuenta solo lo que ve o lo que le dijeron.

El cuento regional, puede estar narrado con un vocabulario característico de la región o un tipo de dialecto
específico; tiene una pintura de paisajes; la descripción de situaciones y lugares característicos. Su valor
quizás va más allá de lo literario, ya que representan en cierto modo, un testimonio social e histórico, de la
región que describe.
Tiempos de la narración
Los tiempos verbales nos sirven para indicar el momento en que sucede una acción y la relación entre las
distintas acciones de un texto.
Generalmente, en la narración se utiliza el tiempo pasado y para ello tomamos como base el pretérito
perfecto simple (tuvo, escuchó, siguió, etc.). Sin embargo, también es posible contar los sucesos en
presente, como si lo que ya ocurrió estuviese sucediendo en el momento en que lo relatamos (tiene,
escucha, sigue, etcétera).
En las narraciones en pasado se usa el pretérito perfecto simple para las acciones terminadas en el pasado
que quieren destacarse como principales. El pretérito imperfecto, en cambio, se emplea para las
descripciones y las acciones secundarias. Para referirnos a hechos anteriores a otros pasados recurrimos al
pretérito pluscuamperfecto y para indicar posterioridad respecto del pasado usamos el condicional simple:
Recorrió el camino. Era un camino conocido. Ya había estado allí en otra ocasión y volvería a recorrerlo
muchas veces más.
En la narración con base en presente, el pretérito perfecto compuesto indica acciones anteriores y el futuro
señala acciones posteriores: Recorro el camino. Es un camino conocido. Ya he estado allí en otra ocasión y
volveré a recorrerlo muchas veces más.

Estilo directo, indirecto

Cuando se hace referencia a lo que alguien dijo o pensó, se pueden utilizar dos estilos: el directo o el indirecto.

El estilo directo se usa para reproducir las palabras de una persona de la misma manera en que estas fueron dichas.
Para indicar que lo dicho es textual, se utilizan raya de diálogo o las comillas, luego de los dos puntos. (María advirtió:
- hoy no podré ir. / María advirtió: “hoy no podré ir”).

El estilo indirecto no reproduce las palabras del otro de manera exacta. Por este motivo, no se utilizan ni comillas ni
rayas de diálogos. (María dijo que hoy no podría ir.).
LA PILA DE LADRILLOS

Nos faltan hoy a la mañana, y eso que ayer tarde al rato nomás de que los trajeran yo en persona y a instancias de mi mujer
los fui apilando un poco más adentro del borde de la vereda, casi contra el alambrado, para evitar justamente dejarlos muy a la
mano; de modo que toda la satisfacción de la víspera de golpe se nos vuelve enojo indignado.
Razón hay, ahorrar mes por mes quién sabe cómo; privarnos del cine, de la pizzería, para poder comprar estos dos mil ladrillos
de primera, ahí, a la puerta, con la esperanza de construirnos al fin la galería que cómo nos hace falta, ahora que el aire frío entra
a pasearse como en su casa, hoy nomás ya amanecí resfriado y con tos, y que de las filas bien contadas de ayer nos falten como
treinta, no hay derecho, mi mujer se muere de bronca; -vos tenés la culpa, si los hubieras metido de una vez por todas adentro
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como yo te decía no pasaba esto; qué era un esfuercito más, pero vos no fiacoso del diablo, desesperado por irte a jugar a esa
maldita pelota con los vagos de la vuelta, ahora calculá lo que nos sale cada ladrillo, claro, como a vos la plata te cae de arriba,
vamos, che, pasá los ladrillos de una vez para adentro, rápido, qué esperas, ¿que nos dejen sin ninguno?... quién será ese hijo de
perra… y haceme el gran favor de no ensuciarte la ropa, que vos no la lavás, ya me duele la espalda de tanto refregarla, ¿te creés
que tengo pulmones de repuesto? …
El sábado, cuando me cambie y se entere que con los ladrillos me he manchado hasta la ropa interior, ni quiero imaginar la
que se va a armar. Me duelen brazos y manos, me salen callos, crece mi indignación al pensar que nos roben así, y yo pague el
pato. Los trasladó tal cual es su voluntad; por dentro del alambrado estarán más seguros a pesar de ser un alambre viejo y
remendado y tener una puerta de tablas mal atadas y un palo estropeado de tranca; de noche, cualquiera puede abrirla y entrarse
lo más pancho, aunque no creo que se animen, por otra parte está el perro que siempre es una garantía. No obstante, el cansancio
quisiera irme a jugar el picadito, pero mejor no, prefiero quedarme con las ganas, sino después quién le aguanta la lengua.
Esta mañana, luego de ver desilusionado que nos faltan otro treinta y pico y que se han entrado por la puerta, abriéndola y
dejándola cerrada como si tal cosa, me voy al trabajo fijándome casa por casa; aquí de día se hacen los inocentones, pero de
noche y favorecidos por la ausencia de luz eléctrica son capaces de robarle a la propia madre. Miro fondos a la intemperie, llenos
de basura, palos, piedras amontonadas como para un cimiento eternamente postergado, cosas viejas, cajones destartalados de
maderas podridas, algún cuadro de bicicleta descascarado y roto, alguna rueda torcida y semienterrada, macetas averiadas,
tarros oxidados, montones de yuyos secos, de botellas polvorientas; patios a veces bien barridos, otras abandonadas al descuido
y al olvido; ranchos de arpilleras y latas, dónde estarán mis ladrillos, piezas de adobe, quién los habrá robado, por ahí una de
material, pero de los ladrillos ni rastros. Allá viven dos hermanos solteros; no se juntan con nadie, tampoco saludan, por las
herramientas que trajinan y las ropas teñidas de mezcla se ve que son albañiles; salen de madrugada y recién vuelven al atardecer;
comerán en el mercado o en algún fondín; sólo los domingos se quedan en su rancho y aprovechan para irlo mejorando y escuchar
en la radio a todo lo que da no los partidos de Buenos Aires, sino del campeonato chileno; no los veo gran cosa; sé por chismes
que son de desconfiar y que el más joven afila con una sirvienta del centro; vaya a saber si serán o no éstos; pinta no les falta,
razones tampoco; debo tenerlos bien en cuenta.
A dos lotes está esa pareja llena de hijos criados a lo que sea; ella atiende su feria de mala muerte y él es jornalero; tienen una
pieza de adobes revocados y otra de ladrillos de segunda a medio terminar; les queda más de un metro para llegar al techo; éstos
son más sospechosos a pesar de mostrarse tan atentos;
-cómo le va señor, y la señora ¿bien?, me alegro, cómo no, lleve nomás lo que quiera, me lo paga cuando tenga, no hay apuro,
no hay de qué-; pero los recelos de mi mujer se justifican pues no hay domingo que el hombre no se mache y entonces toda su
melosa atención se va al diablo, pega a su mujer, patea a los chicos y quiere pelearse con el que se le ponga por delante; canta,
llora, nombra pueblos que en sus labios salivosos adquieren una extraña y nostálgica resonancia si uno fuera adivino… Más a
la esquina hay un diariero viudo con dos hijos, un varón grandote ya, que lo ayuda con los diarios, y la muchacha, quince años
más o menos, que los atiende a ambos; se levantan oscuro, tanto que a lo mejor, de pasada, se alzan unos cuantos ladrillos, total
quién se va a dar cuenta; también les gusta doblar el codo y los sábados se trenzan padre, hijo y otros amigotes, consiguen una
guitarra y hacen todo el ruido posible, en tanto la chica se las arregla con cualquiera, es una vergüenza, pobre muchacha. Ya
en la vereda del frente recuerdo tres o cuatro familias que viven amontonadas en los cuartos celestes de un conventillo; no los
conozco muy bien, hasta me cuesta ubicarlos; sé que la mayoría son de changadores, basureros o barrenderos municipales; la
pasan como la mona, pero nunca les faltan los cigarrillos ni el vino; todos tipos a quienes los ladrillos, aun cuando sea para
reducirlos jamás les vendrían mal, ¿eh?, por eso no hay que perderles pisada. Justo frente de nosotros vive un vendedor
ambulante de baratijas, viborero que le dicen; tiene de ayudante a su mujercita, morena y cimbuda; nunca está en casa, al clarear
salen en una moto Gilera en la que se dan maña para atar dos valijones donde fácilmente pueden caber una montonera de
ladrillos; ni los feriados paran en el barrio, se recogen sólo a dormir; poseen dos piecitas de material con una galería techo de
zinc, aunque parece que pagan alquiler, pues hay rumores de que más o menos a ocho cuadras se están construyendo la casa
propia; a ver si se la están haciendo poco a poco con ladrillos ajenos…
Más allá, y en un ranchito tembleque, que da no sé qué mirar, habita una viejita, la abuela le dicen, con su hijo, muchacho
joven, y sus dos nietitos, chiquitos todavía, que ella cuida, cura, lava, limpia, viste, alimenta, arrulla, mientras el alhaja del padre
se la pasa mujeriando y chupando; dicen que tenía una paraguaya buenamoza y trabajadora, la madre de las criaturas, que al
verlo tan chupín sin compostura se las piró en la primera ocasión con un lechero tentador, sin importarle un pepino de sus hijos;
y ahí está desde entonces la abuela cargando la culpa de la mañana a la noche, pagando por el hijo al que todavía consiente,
aguanta y, eso más, mantiene; al amanecer se va a pedir limosna por el centro luego de dar el mate a sus guaguas y dejarlos al
buen corazón de una vecina; mi mujer no la puede ni ver, no hay cosa que le fastidie más que saber de alguien que pide y peor si
se lo piden a ella, les cierra la puerta en las narices; una vez le regalé a la vieja dos chanchitos duros, más para el desperdicio que
para otra cosa, y mi mujer casi me mata; -botarate, desgraciado, así cuándo vamos a tener algo, regalá nomás, ragalálo todo; se
enjetó dos días y me costó un huevo abuenarla; desde entonces cada vez que pasa la vieja me pierdo a donde no me descubra y
me estire su palma vacía y arrugada. Regresa pasado el mediodía con lo que ha podido juntar: monedas, sobras de lejanísimos
almuerzos, algún pedazo bondadoso de carne fresca, verduras; sin descansar un segundo, ahora con los nietitos a la rastra y cada
uno con un tarro se va al cuartel por comida; a la siesta la contemplo al pasar, ya sea doblada sobre su fuentón, lavando ropa por
docenas y colgándola de un alambre yapado y flojo, o si no aquietándose al sol, los ojos cerrados, sentada en un banco, quizás
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dormida mientras los chicos juegan a su alrededor y su nene grandulón duerme la mona con la panza llena o se va a pescar como
un ricacho; quisiera saludarla pero siempre paso de largo; sé que a la tarde cocerá sus bollos y tortas en un horno casi derruido,
tapado con latas y piedras; pero el hijo es capaz de agenciarse los ladrillos para cambiarlos por bebida, ya lo veo al muy roñoso
llevándoselos de las pilas bien contadas en vez de trabajar decentemente. Ya en la propia esquina, hasta donde llega la luz
eléctrica, vive el almacenero, el más pudiente de la cuadra; almacén bien surtido, televisor, combinado, triciclo de reparto y una
camioneta rastrojera en la que, cargada hasta el anco, lleva mercaderías al campo; si él es vivo para los negocios, la mujer no se
le queda atrás en eso de dar menos y cobrar de más; tienen cuatro hijos el mayor de los cuales;
-vos sabés este año lo mandan a la Universidad de Córdoba, qué decís ¿dará? A mí se me hace que estos tienen plata nomás,
claro que los que la tienen hacen lo que se les antoja, en cambio nosotros mientras una pichulea, cuida el centavo, vos
despilafarrás a lo grande; todo el fondo de su inmensa propiedad está tapiado: paredes de ladrillos coronados con alambres de
púas y cascos de botellas; y los hijos son unos chocantes, se las dan de qué, vos vieras en el cine gastan cualquier cantidad de
chocolatines y caramelos que hasta sospecho si no meterán la uña en la caja del almacén; o nos hacen desaparecer los ladrillos,
mandados por la mamita; uno del aire no se hace rico, lástima que no se pueda ver el fondo de la casa.
Por el momento no recuerdo otros. A pocos saludamos y siempre de lejos, mi mujer no da confianza así nomás; además no
hace mucho que vinimos a vivir en nuestro lotecito comprado a cuotas mensuales, donde con sacrificios y privaciones nos vamos
haciendo la casa; con los únicos que a veces nos juntamos es con el matrimonio vecino; viven pegados a nuestro terreno, son dos
muy buenas personas, amables, que nos ayudaron mucho al principio; él es ferroviario jubilado y ella también jubilada, creo, los
dos ya viejos, con todos sus hijos casados y, como digo, atentos e inofensivos. Pero de los ladrillos ni señas, se han hecho
humo propiamente, quiénes serán los infelices. Al mediodía, lo primero que hace es encararme;
-porque sos un dormilón, dormís patas y todo, se te puede caer el techo encima que no sentirás nada, podrían entrarse hasta el
fondo, si quisieran, que al señor no se le mueve un pelo. - Entretanto tengo que pintar la fila de ladrillos con cal, señalarlos a
lo ancho y a lo largo. Y no es por santificarme, pero ella me gana en eso de dormir.
Esta noche al acostarnos confiamos en la seguridad de los ladrillos marcados. Trancamos con otro palo la puerta que; -en la
primera oportunidad tenés que arreglarla, es el colmo que ni de eso te importe; yo estoy desecho, marcucado, tosiendo; mañana
mismo buscáte un albañil que no sea carero-; me voy felizmente durmiendo, y hoy al alba nos vuelven a faltar como cuarenta;
soy culpable por traerla a esta calle de buscas y vividores, un inútil que me dejo robar los ladrillos, un incapaz, un dejado, sangre
de pato. Me contengo mirando el suelo, haciéndome el de buscar rastros, hasta que encuentro la huella de la carretilla y como si
hallara la joya más preciada se lo grito; se calla al fin y entre los dos la seguimos hasta que se enmaraña y se pierde entre los
huellones de la calle; en eso, repentinamente, me indica la carretilla que guardamos en el fondo, y tropezando vamos a ver que
es ella efectivamente por las manchas de polvo anaranjado, y, recién, indignados, comprobamos que no contentos con
chorearnos los ladrillos lo hacen en nuestra propia carretilla, qué descaro, ¿y el perro?... ¿no ladra, no muerde?, para qué lo
tenemos, perro de mierda; ah, no, debe ser uno de esta cuadra nomás, son los únicos a los que el perro de callejero conoce y no
mordería.
Mi mujer reniega a los gritos, insulta al vecindario completo, echa, comenzando por mí, a toda la culpa, Dios, la boquita que
tiene; yo también por lo bajo digo cosas; sale a la puerta mascullando a escudriñar las caras que encuentra; se hace, ya más
calmada, la de visitar vecinas, la de preguntarles por alguna flor, un yuyo, una plantita;
-qué será bueno para la tos, mi marido tiene una que no se le quiere ir; con el solo propósito de entrar, vichar, olfatear, hallar
indicios. Me hace subir al techo a tapar imaginarias goteras para desde allí campear, curiosear fondos al alcance de mi vista sin
ningún resultado; lo único que consigo es pegarme una helada bárbara que si no me tira a la cama con bronquitis raspando pasa;
pero de los ladrillos ni sombra; ¿serán de otro barrio? De alguna obra en construcción cercana, pero entonces ¿cómo se explica
lo del perro?; lo que sea y sin importar mi estado esta noche es mi deber hacerles guardia despierto para pillarlos con las manos
en la masa;
-total mañana sábado trabajás mediodía no más y a la tarde te desquitás del desvelo, y qué embromar son también tus ladrillos,
¿no? -
Sin discutirle arrimo una silla a la ventana, me envuelvo en dos frazadas, me duele la cabeza, tomo dos genioles juntos, apago
la luz de la lámpara y al par que mi mujer ronca como una bendita me quedo vigilando. La calle paulatinamente se aquieta,
escucho asegurar puertas, miro apagar débiles luces, el almacén de la esquina es lo último en cerrarse y quedar a oscuras; tengo
fiebre y una humedad intranquila en la frente y las manos, me arden las mejillas, tomo otro geniol, contengo la tos para no
despertarla; a eso de la medianoche y ya lejos se oye el motor de la moto acercándose con rapidez; llega el viborero con su mujer
erguida detrás; apaga la moto, la descargan, la guardan, al ratito se ilumina la ventana a la calle de una luz opaca e insegura, de
vela, me distraigo viéndola vacilar, crecer con súbita llamarada para el instante recogerse a sí misma y desaparecer casi; nada
más a lo largo de la calle solitaria y sombría; después también la apagan; estoy por mirar a otro lado cuando advierto que desde
su puerta con el mayor sigilo el viborero cruza hacia aquí, retengo la respiración, abro bien los ojos, conque esa tenemos, me
levanto sin dejar de mirar la sombra que sin duda se acerca decidida a los ladrillos y voy a darle la cana entre resuelto y miedoso
cuando escucho el chorrito urgente y tumultuoso a través del alambrado y contra las pilas inmóviles, tras lo cual se va
acomodándose y abrochándose y de una carrerita llega a su puerta, entra y la cierra en silencio; poco falta para que me ría a la
carcajadas; un tren a la distancia se fatiga, pasa por la esquina el último ómnibus a los barquinazos; después el sueño, los
ronquidos, algún rumor confuso, pasos borrándose, los ronquidos, el sueño. Cabeceo y a duras penas logro dominarme y redoblar
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la vigilancia rogando que venga ya, que no se demoren, me siento mal, no doy más, qué linda, blandita y tibia debe estar la cama.
Cerca ya del amanecer oigo voces que se aproximan, son las del diariero y de su hijo que pasan conversando, sus voces crecen
agigantadas por la paz de la hora y poco a poco, al irse alejando, se esfuman; ahí va la de la feria con su carrito, temprano al
mercado, ni mira siquiera las filas, y ahí el viborero de nuevo, su mujer, los valijones, el berrido de la moto y adiós; ya está bien
claro, no han venido, se la palpitaron los desgraciados; aun adormecido me lavo el sueño atrasado, el mate me pesa, qué desvelo
inútil, ella sigue durmiendo lo más dichosa, no, no la despierto; me voy a trabajar con la mala noche encima. Los ladrillos por
supuesto están intactos; con tal que no se le ocurra que los vigile todas las noches; tosiendo, escupiendo flema voy por la calle
donde ya está la abuela déle barrer su vereda de tierra; tiene el brasero encendido y encima la pava desportillada y tiznada para
el matecocido; me dan ganas de saludarla y la saludo, qué joder, buen día abuelita; deja bruscamente de barrer y ensaya un gesto
de querer decirme algo pero enseguida se retrae, se tapa la boca para ocultar las palabras o su sonrisa desdentada, yo en mi
apuro no le doy importancia; a lo mejor esta vieja sabe algo, ha visto a alguien o algo y no se anima a contármelo y yo bruto no
le di ocasión; por la intranquilidad y el decaimiento no trabajo como es debido.
Ahora al volver estoy más despejado, se me ha ido el sueño, no tengo deseos de dormir, mejor me iré a la cancha. Después de
comer me cambio y se arma la gorda por la ropa manchada; -pero qué clase de hombre sos que no podés acarrear unos ladrillos
locos sin ensuciarte, una trabaja como una burra y a vos qué se te importa, mirá, si seguís así me voy a la casa de mamá y no me
vez más, sos el colmo, ya sé, ya sé, yo te dije que los metieras más adentro, pero eso no era motivo para mancharte la ropa. -
Calladito me arreglo, cabeza de porquería me duele otra vez;
-y ahora, claro, te vas a tu cancha, y yo aquí encerrada en medio de ladrones… que si yo sabía esto no me casaba, te lo juro, no
me casaba con vos- ; y la tos me agarra y me sacude y esta puerta infeliz que al abrirla rechina y menos mal por fin la calle y su
solcito tibio.
Y si me anoto un poroto y le pregunto a la vieja qué es lo que sabe, hágame la gauchada abuelita, y vuelvo con la noticia tal
vez de quién es el ratero, de dónde están los ladrillos y mi mujer se abuena, me alaba, y recién puedo irme tranquilo al clásico;
me acerco resuelto al rancho, no sale la vieja sino uno de los changuitos, pero no me importa porque el chico tiene en cada mano
un pedazo reciente de ladrillo; me reconoce, los esconde detrás de la espalda y se mete a la pieza sin dejar de mirarme; en mi
sorpresa y mi ceguera empujo, qué me interesa, la puerta de lata llena de rendijas tapadas con papeles y detrás, en la penumbra
fresca, contra la pared y al lado de un baúl grande y viejo, están los ladrillos bien amontonados, aun los señalados con cal; así que
había sido este vago no más, no es de extrañarse, atorrante, rata inmunda, y la vieja asquerosa apañándolo, acaso ayudándolo,
y uno todavía teniéndole pena y lástima, que cómo trabaja, que cómo sufre la pobre, arpía, bruja, por su culpa lo que he tenido
que soportar, uno lamentándose por ella, que pobrecita, no merece el hijo que tiene; manga de rateros. Me doy vuelta
conmocionado y a la carrera se lo voy a contar a mi mujer; se pone como leche hervida, como con mal de rabia, sus ojos echan
chispas, se le traba la lengua de los insultos, delante de quien sea la amenaza, la maldice, siempre blandiendo el puño cerrado,
para ella la culpable de todo, la instigadora es la vieja; no atino a calmarla ni sé cómo y al contrario la apoyo, le hallo razón,
después de tantos días estamos de acuerdo en algo; entra a arreglarse temblando de bronca;
-ya mismo me voy a poner la denuncia y que se los lleven a todos, que sus nietos sucios también deben haber ayudado, roñosos,
que los metan adentro para que aprendan y lo paguen bien pagado, lo mismo tarde o temprano íbamos a saber, esta mañana mi
mamá le puso el cinco a la calavera para que no los dejara dormir, vos no, mejor no me acompañés, andáte tranquilo a tu cancha,
vos con tu genio sos capaz de
perdonarlos- ; y se va apurada, desafiante, sin dejar de murmurar, dejándome solo y por primera vez satisfecho; ésta se viene
con toda la policía y que embromar esa vieja se lo merece por apañadora.
Rumbeo a la cancha, paso silbando por frente al rancho, no ha vuelto todavía la tipa, ni se imaginará lo que le espera, la cana
con mi mujer al frente; sólo el changuito semi escondido me mira pasar con sus ojos huraños.
De distraído, en la esquina casi me la llevo por delante justo a la vieja, me entran súbitos deseos de espetarle aquí nomás una
por una todas las palabras de mi mujer, pero la vieja menos tomada de improviso y sujetando con una sola mano los desperdicios
que trae, con la otra temblona agarra la mía y se me adelanta: -Buena tarde, señor… hace días que pensaba hablarlo pero no
hallaba cómo, señor… usted sabe lo bien que me van a venir para arreglar mi hornito… gracias señor; Dios lo bendiga por los
ladrillitos que nos trae y nos deja… y tan oscuro y frío y tan tarde, señor… perdone que me ría pero parece un fantasma en medio
de la calle y pa’ peor casi desnudo… ji, ji, ji… gracias por los ladrillitos… muchas gracias, señor…

En Sombra de Fondo. Bs. As.: Legasa, 1982


Actividad 1
1) Lee e interpreta el cuento “La pila de ladrillos”. Luego realiza las consignas:
a- ¿Qué te transmitió la lectura de este cuento?
b- b- El texto contiene palabras de la ORALIDAD, expresiones típicas del habla salteña, ¿qué efecto piensas
que se logra con eso? Subraya las expresiones y arma un glosario con cinco ejemplos.
c- Te habrá llamado la atención, quizás, el pensamiento y los decires de los protagonistas compuesto
por el matrimonio: ¿cómo piensa la mujer?; ¿qué piensa de los vecinos, del marido, del robo de los

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ladrillos?; ¿cómo se posiciona la esposa en el rol de mujer, de la vida que le toca, del marido que posee?;
¿qué opinas del marido y su actuación?
d- ¿Qué ideas afloran sobre los vecinos del matrimonio en relación con el ámbito social, a la pertenencia
social, a la edad, a las actividades u oficios, a los medios de movilidad, a los intereses, a las viviendas, a los
comportamientos, entre otros? ¿Qué trabajos se mencionan?
e- Al tratarse de un cuento considerado regional dentro del denominado grupo de cuentos “Realistas”,
la descripción es un recurso importante, ¿qué EFECTO puede producir? Extrae del texto dos ejemplos de
descripciones. f- ¿Cómo finaliza el relato? ¿Quién sería el que roba los ladrillos?
g- ¿Qué temas están presentes en el cuento?
2) Identifica el marco narrativo del relato.
3) Pinta con un color determinado el tipo de narrador que relata la historia y luego con una X sus
características:

El narrador es protagonista. El narrador es omnisciente. El narrador es testigo.

Participa de los hechos.


No participa de los hechos.
Emplea la primera persona gramatical.
Emplea la tercera persona gramatical.
Sabe todo lo que piensan, sienten, dicen t hacen los personajes.
Conoce únicamente lo que a él le sucede y los hechos en los que interviene.

4)Selecciona un párrafo completo del texto. Identifica los verbos conjugados e indica cuál es el tiempo verbal utilizado.
Explica para que se usa (para las acciones principales, para los comentarios, descripciones, etc.).
5)Reescribe el mismo párrafo cambiando el tiempo de la narración y el tipo de narrador.
6)Completar la superestructura narrativa:

Situación inicial

Complicación

Resolución

Situación final

LA COLA DEL GATO (CUENTO)

Don Roque Pérez es el hombre más flemático de Salta. Tiene cuarenta años. Hace veinte que está empleado en una
oficina de la casa de Gobierno. Es solterón, metódico, cumplidor y beato.
Su vida es simple y redundante, como el rodar monótono de los días provincianos, o bien como marcha circular y
pacífica de un macho de noria.
La historia de este hombre contiene dos etapas, separadas entre sí por un acontecimiento trascendental que dejó en
su espíritu una perplejidad perdurable.
La primera etapa comprende su juventud, los diez años que pasó de dependiente en la tienda de Don Pepe Sarratea.
La segunda etapa comprende su madurez, sus veinte años de empleado público.

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Con una sonrisa indefinible y calmosa, mientras fuma un cigarrillo, don Roque Pérez cuenta su caso a un grupo de
oficinistas.
Cuando él era dependiente, dormía en la trastienda. El negocio de Sarratea ocupaba una vieja casuca que todavía
existe en una esquina de la plaza.
El dependiente barría la vereda todas las mañanas, plumereaba los estantes y aguardaba al patrón, que se presentaba
a las ocho.
Sarratea despachaba personalmente, detrás del mostrador; pero si había que bajar alguna pieza de un alto estante,
colocaba la escalera y el dependiente se encaramaba por ella.
A las nueve de la noche, Sarratea despedía a sus contertulios del barrio; guardábase el dinero en el bolsillo y se
marchaba a su casa. Entonces el dependiente trancaba las dos puertas de la tienda, rezaba su rosario y se metía en
cama.
Una noche entre las noches, Roque Pérez, después de acostarse, dirigió la vista al techo, y vio que colgaba una cola
de gato por una rotura del cañizo.
El agujero quedaba perpendicularmente sobre su cabeza, y la cola de gato apuntaba, naturalmente, a sus narices.
-¿Qué será eso?- pensó el dependiente -. ¿Qué será...?
Apagó la vela y se durmió.
Varias noches después del descubrimiento, Roque Pérez volvió a mirar la cola de gato. Al cabo de una hora de
contemplación, pensaba: "Que será esa cola...?" Y se decía: "Mañana voy aponer la escalera para ver lo que es..." Y
apagaba la vela y se dormía.
Todas las mañanas, al despertar, Roque Pérez se desperezaba y miraba la cola de gato.
La miraba todas las noches al acostarse. Y siempre pensaba: "En uno de estos días voy a poner la escalera".
Pero Roque Pérez era indolente, con esa profunda indolencia de los seres palúdicos. Él había tenido una idea: aquella
cola de gato debía significar algo. Para saber qué era había tiempo.
Así pasaron dos años, y pasaron cinco años, ¡y pasaron diez años...! El señor Sarratea murió de tabardillo; los
herederos liquidaron el negocio, Pérez tuvo que abandonar la vieja casuca.
Salió de allí con quinientos pesos de sueldos economizados y se contrató en la tienda de enfrente.
A poco de esto, alquiló la casa de Sarratea un boticario alemán que llegó a Salta con su mujer.
Lo primero que hizo el boticario, naturalmente, fue preocuparse por la limpieza del chiribitil, para instalar su botica.
Un día el boticario entró en la trastienda, y al revisar las paredes y los techos, vio la cola de gato. El alemán llamó a su
mujer y le mostró aquello. Pidieron prestada una escalera en la tienda de enfrente. Roque Pérez, en persona, trajo la
escalera. El boticario, ayudado por Pérez, la afianzó sobre un cajón para que alcanzase al techo, y se trepó.
Mientras el pobre Roque sostenía la escalera, el boticario, allá arriba, asió de la cola, tiró y cayó al suelo una moneda
de oro. Tiró más, y cayeron algunos cascotes y varias monedas. Luego, metiendo el brazo en un agujero del techo,
sacó un zurrón lleno de onzas de oro, y se lo arrojó a su mujer. Buscó más, y encontró otro zurrón, y cargando el
pesado fardo, bajó al suelo.
- Bueno - dijo el alemán todo sofocado, entregándole a Pérez una monedita -; aquí tiene usted su propina. Y gracias
por la escalera.
Ahora, don Roque, ante la rueda de empleados, da un chupón formidable a su cigarrillo, sonríe con calma, y con las
barbas llenas de humo, dice:
-Entonces fue cuando comprendí que mi destino era ser empleado público.

Dávalos Juan Carlos (1963) “La cola del gato” en Cuentos y relatos del norte argentino.
Buenos Aires

ACTIVIDADES:

1. Escribe V (verdadero) o F (falso) según corresponda. Para cada afirmación falsa justifica y ejemplifica con
fragmentos del cuento.

 Roque Pérez era el dueño de la tienda.


 Roque Pérez fue el primero en ver la cola de gato.
 La tienda fue comprada por un carnicero.
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 Roque Pérez averiguó enseguida de qué se trataba esa cola de gato.
 La cola de gato escondía muchos billetes.
 Roque Pérez supo de qué se trataba la cola de gato.

2. Responde:
a) ¿Qué trabajo realizaba don Roque Pérez?

b) ¿Qué acontecimiento extraño le ocurrió una noche?

c) ¿Qué hizo don Roque cuándo vio la cola de gato?

d) ¿Qué pasó con la cola de gato al final de la historia?

e) Averiguar qué es un boticario y zurrón.

f) ¿Qué tipo de narrador tiene el cuento?

g) ¿Esta historia nos enseña algo? ¿Qué cosa? Explica y ejemplifica con alguna situación de la vida
cotidiana.

h) Transcribe palabras de uso regional y escriban el significado de cada una, teniendo en cuenta el texto
y el significado de la lengua en uso en la sociedad salteña.

i) El texto es sobre ¿la sociedad salteña actual o la de otra época? Realiza un comentario con tus
apreciaciones.

j) El cuento “Morir en la pavada” y el cuento la “Cola del gato”. ¿Tienen algo en común? Establece
cómo se pueden relacionar ambos textos. Fundamenta tu respuesta.

3. Reflexiona a partir de la siguiente guía:


• ¿Qué opinión tienes sobre Roque Pérez?
• Si usted hubiera estado en el lugar del personaje principal ¿Le habría dado importancia a la
cola del gato? ¿Qué hubiera hecho?
• ¿En qué gastaría las monedas de oro?
• Supongamos que Roque hubiera encontrado las monedas ¿Qué cree que habría hecho con
ese dinero?

3 - Busca un cuento de Juan Carlos Dávalos y colocar el enlace de donde lo sacaron. Comenta brevemente
de qué se trata.

EL ZORRO, EL QUIRQUINCHO Y LA VENDEDORA DE PAN(SALTA)

Diz que de cuanta los animales hablaban y eran amistosos. Diz que después si han queríu comer unos a los otros. El
más jodíu ha salíu el zorro. Comu es un bicho vivo quere joder a los otros. Y áhi le salen mal las cosas a veces.
Diz que el zorro si había hecho compagre del quirquincho. Si había hecho compagre pa jodelo porque el quirquincho
parece medio opa.
Diz que si han encontrau a la orilla di un camino los dos compagres, y si han saludau:
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-Buen día, compagre, ¿cómo le va yendo? -ha dicho el quirquincho.
-Me va mal, compagre. Andoy sin comer. Ya mi han andau sonando las tripas -ha dicho el zorro. ¡Juna gran puta! Se
lu andaba por comer al compagre. El quirquincho si ha dau cuenta que el zorro lo quere comer y li ha dicho:
-Yo le guá avisar, compagre, cómo vamos a conseguir güena comida. Ya va a pasar una vendedora de pan. Yo me guá
hacer el muerto pa que mi alce en la batea del pan, y le guá tirar comida. Al rato ha llegau la vendedora. Ha visto al
quirquincho como helau en el camino, y ha dicho: -¡Ah! ¡Un quirquincho helau con el frío 'i la noche! Y gordito 'tá.
Lindo 'tá pa asarlo esta noche, en el juego.
Ha bajau la batea con pan. Que llevaba la batea en la cabeza.
Y lu ha puesto al quirquincho, con cuidau, en un ladito, al lau del pan. Áhi cerquita, el quirquincho ha empezau a
comer pan y li ha ido tirando al zorro. El zorro que iba escondiéndose por l' orilla del camino. Y así han comíu todo.
La vendedora de pan ha pasau por abajo di un árbol. El quirquincho si ha colgau de las ramas. Y después si ha juntau
con el zorro.
Ha llegau la vendedora ande tenía que entregar el pan. Ha bajau la batea, ¿y qui ha pasau?, no tenía pan ni 'taba el
quirquincho.
-¡Carajo! -que dice la vendedora-, ¡mi ha jodíu el quirquincho! ¡Mi ha comíu el pan!
Al otro día, el zorro dice que él s' iba a poner en el camino. El zorro si ha puesto como muerto, en el camino. Llega la
vendedora de pan. Lo ha visto al zorro y ha dicho:
-¡Una gran puta! El daño acá. Lu han de haber dejau medio muerto los perro di algún puestero. Yo lo guá terminar de
matar.
Agarra un palo, la vendedora, y le da unos palos al zorro, y el zorro sale disparando, los gritos. -Ha di andar de mala
suerte -li ha dicho el quirquincho-. ¿Pórque no porfia otra vez, compagre, a ver si le va mejor?
-Dejemé, compagre, no guá salir más al camino. La vendedora me va a joder. Diz que si han ido a
tierras lejas y el quirquincho si ha salvau del zorro.

NARRADOR: Manuel Iseas, 80 años. Obraje Las Chacras. Las Víboras. Anta. Salta, 1952.
REFERENCIA: El narrador de este relato regional es un viejo campesino de Anta, la región de los gauchos salteños. Es analfabeto,
pero inteligente y gran narrador. Ha pasado toda su vida en este lugar apartado de la selva subtropical, en donde a pesar de su
edad trabaja como hachero.

1. Completa el siguiente cuadro:


Situación inicial

Conflicto

Resolución

Situación Final

2. Escribe una renarración del relato de MANUEL sobre: “El zorro, el quirquincho y la vendedora de pan

CUENTO “EL ÚLTIMO MODELO”, DE CARLOS APARICIO


agitada explica: -se lo compré a un churro
bárbaro, ojos azules, de locura, si
Mi hermana entra casi corriendo vieran.
con el número en la mano y mostrándolo

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Siempre ha sido así, al menos desde que salgo a lustrar pues estoy medio enfermo,
comenzó a darse cuenta; además las veces hace frío, y la vieja me reta si me levanto, por
que vuelve del centro tiene cada ocurrencia, eso de los resfríos mal curados y las
que un morocho así, un porteño divino, un pulmonías; a mí no me gusta la cama, soy
chofer asá, no sé si lo inventa o de verdad le madrugador por costumbre de aprovechar
ocurre, lo que es muy posible viendo cómo el alba para traer agua del surtidor de la
va poblándose mujer cada día que pasa; vive esquina el año redondo en dos tarros de
divirtiéndonos a todos, claro, menos al viejo aceite vacíos; a esa hora, especialmente en
que si la sorprende la hace callar con la invierno, no se hace mucha cola; pero tengo
mano, sin que la tonta escarmiente, como que quedarme en cama; leo revistas de
ahora que en el entusiasmo no lo advierten chistes, duermo, vuelvo a dormir;
remendando la pared de arpillera cansándome doy vueltas y vueltas; me duele
blanqueada; y , entonces , el viejo: ¿qué la espalda y con la calentura todo se me
número?; y todos: agrava y vuelve insoportable. Cerca de las
¿qué número? y el número de rifa ya doce me despiertan los gritos
sobre la mesa mientras ella no atina sino a amontonados; entran mis hermanos en
despacharse a los tragos forzados tropel, como puestos de acuerdo; por
presintiendo seguro lo que le espera es un supuesto no está aún el viejo, él llega
número para un coche último modelo; ¿ve?, siempre después (y hay que esperarlo);
y hay otros premios, un combinado, cocinas, todos se confunden, hablan a la vez, no se
televisores, miren, planchas, qué tal si los entiende, qué diablos sucede, a lo mejor
tenemos suerte y nos sacamos algo; y el han hecho otra fechoría, hijitos son, el que
numerito colorinche al medio de nosotros, descarga en la playa de la Estación traerá un
con el verde dibujado en el centro y a su queso o una mortadela afanada, o no sé,
alrededor todas las otras cosas pero gritan y yo no aguanto, me visto a las
desafiándonos; el viejo, horno hasta apuradas y salgo a ver; mirá chanquito, toma
enrojecerse, hinchándosele el cuello y las el diario, leé, Primer Premio, Un Automóvil
palabras de repente guasas, y la Último Modelo nº 00487, nos sacamos el
mechoneada a la par, pobre vieja, pobre de auto hermano, es el mismito número, yo lo
nosotros, refugiados en un silencio común tenía anotado, mirá, mirá; no hay caso, es el
de impotencia; qué macana ha hecho; buen mismo número de verdad. ¿Dónde está el
mozo debe haber sido el tipo que le vendió número? ¿Quién lo tiene? ¿Quién? Y nadie
la rifa para gastarse la plata sabiendo que sabe, nadie, nadie, nadie, ni la vieja ni yo
apenas andamos, que en estas cosas, según mirándonos azorados; en eso llega el viejo;
el viejo, uno en la perra vida saca nada; ¿Qué pasa con tanto
además conociéndolo, si tenemos que alboroto? Viejo, nos
rendirle cuenta gota por gota de lo que sacamos el auto ¿El qué?
ganamos y ni así se lo conforma; mi hermana Y el viejo asusta los ojos, increíble, no puede
llora, se arrincona, se mete en su cama; ser
nosotros comemos lo más rápido posible y, Mirá aquí está el diario, es el mismo número,
como siempre en estas ocasiones, nos el mismo
levantamos apresuradamente y nos vamos El viejo tiembla entero al sacar el número
cada cual por su veredita. Agarro mi cajón de bien dobladito del bolsillo de atrás; y sí, es el
lustra y enfilo a la plaza queriéndome olvidar premio, porque compara los números y se
del mal rato. queda mudo, relee, nos mira y ya no sé nada
Han corrido varios días y recién me doy porque nos abrazamos incontenibles, mejor
cuenta de que no sé dónde está el número, que en año nuevo, besamos a mi hermana
qué lo han hecho, si lo han guardado, roto, que quiere llorar y no sabe cómo, el viejo
tirado; no me animo a preguntar, poco caso mismo la abraza como diculpándose:
me hacen y a ver si también la ligo. Hoy no

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Mi hijita Y ella sólo cinto algo más debajo de la cintura, así la
balbucea: botamanga aparece normal, lo mismo todos;
Han visto, han visto el viejo usa su traje marrón descolorido en
También no es para menos, nos miramos los codos y en las rodillas, y la vieja tapa
como con fiebre, nos cuesta aquietarnos, como puede con su chal viejo el único
hasta hablar; la vieja llora, colmada de vida vestido de invierno que tiene; los vecinos
de la noche a la mañana; podemos ir cuando nos miran entre cuchicheos, saludan
quieramos a Jujuy, a Tucumán y hasta a atentos, ya deben estar sabiendo los
Buenos Aires si se nos ocurre, Por qué no, se desgraciados, aquí todo se sabe rápido, y
nos fuga el hambre, ni vamos a trabajar, el estarán ardiendo de rabia y envidia por la
viejo se la pasa relamiéndose, qué debut, un vidurria que nos vamos a dar, nosotros que
auto, un auto, un auto, y flamante, de moda; ni bici podíamos tener, ahora con un autazo
vuelan planes, ideas, que lo manejaré yo, de los mejores; después de todo me da
que yo que yo, y el viejo, que cuando joven lástima que no les toque a ellos también la
fue camionero, termina que sólo lo va a suerte, como tengo pena por la casita que
manejar él y basta. Pero que importa si atrás se queda tan pobre y sola y que ni se
adentro entramos todos. No podemos imagina lo que dentro de poco se le va a
dormir, a oscuras nos decimos cosas, las parar afuera.
voces temblando de intimidad, de desahogo, Nos reciben amablemente las autoridades
de terrible felicidad. del colegio organizador de la monumental
Hasta que por los diarios nos citan para ir a rifa, como decían las propagandas; hay
cobrar el premio nuestra vida es la dicha sin fotógrafos que nos agrupan, nos manejan
nombre, nunca hemos vivido así, ni cuando como a niños, nos deslumbran y se van;
algún día la plata nos alcanza para hacernos señores bien trajeados, de corbata, algunos
un churrasco como la gente; incluso el viejo estrechan la mano del viejo, nos palmean,
es ahora un pedazo de pan, que chiquita los felicito, ¿qué suerte no?
andá a tal cosa, que hijita de aquí, que niñita El vejo
de allá, y para todos así, con cariño, sin Magnifico, magnífico
voracear; salimos a trabajar contentos, a las Con la mejor cara que puede poner, alguna
doce hablamos y hablamos, de los 180 que otra señora elegantona y desdeñosa
kilómetros que puede dar, de lo que gasta en mira de lejos sin asociarse a esta ceremonia
nafta, barajamos colores, modelos; cuando a que nos hace sentirnos los más importantes
alguno se le ocurre la idea de venderlo para esperando casi con las manos extendidas en
aprovechar la guita, el viejo lo fulmina de conjunto, el racimito tintineante de las llaves
una mirada que el viejo agarra después de limpiarse
Eso nunca, la primera vez que nos toca algo nerviosamente las manos en su propio saco;
hermoso hay que gozarlo como no sé si reírme o ponerme a lagrimear como
corresponde, además vender lo que da la la vieja, en su rincón eterno, hasta con
fortuna trae desgracia miedo de llevarse los dedos a los ojos, o
Y en verdad, yo siento que en lo íntimo nadie siquiera dar un paso, ahí grande, celeste, de
pensó seriamente en venderlo. De noche, puro cielo, nuestro, los asientos rojos, con
apagada la lámpara, conversamos y radio y todo, quién lo hubiera soñado,
conversamos, ya tarde, nos ha llegado a hermanita sos un kilo.
cada uno dulcemente el sueño, aunque no Nos atascamos pero cabemos todos, el viejo
quisiéramos dormir esperando tan al volante, yo a su lado, orgullosos, rellenos
intensamente el día del milagro. de emoción, conteniéndonos en
Vamos en montoncito a tomar el ómnibus de respirar, urgente por irnos, por empezar a
la esquina. Cada uno vestido con lo mejor. El rodar y rodar, qué grande, el viejo arranca
traje de la primera comunión ya me anda despacio, maneja con cuidado, se nota que
chico, pero igual me las arreglo; me ajusto el le cuesta acordarse, también hace ya tanto

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tiempo, se justifica, avanzamos para sentirte lejos y chau; no tiene ni una
mudos, viviendo torrencialmente gota, qué mala pata; con la vieja aún adentro
cada uno hacia su propio corazón, dueños lo empujamos entre todos para atrás, hasta
del mundo; hacía mucho que no andaba en la puertita otra vez, porque a nadie le sobra
un auto como éste, desde el último entierro cinco para nafta y por el contrario, si no
que los tuvo de alquiler, pero ahora es bien salimos urgentemente a changar, no
nuestro, mío. Llegamos derechito al barrio, comemos.
sin querer mirar a nadie, acaso con algo de El viejo le echa llave entero, se queda triste
vergüenza por ser tan afortunados; nos ven mirándolo un ratito, y de nuevo soy el que
pasar con ojos agrandados, ensayan un tiene que quedar a cuidarlo. Mucho ojo que
saludo, una pregunta indecisa. Lo para a la no se le acerquen, nosotros traeremos nafta.
puertita de madera atada con alambres, Qué más quiero, me quedo, no salgo a
quién se quiere bajar, quién habla, quién lustrar, de la escuela ni me acuerdo, meta a
desea desprenderse de ese aroma limpiarlo y tocarlo y mirar por las ventanillas
maravilloso de coche recién estrenado; el tablero de los números blancos y bonitos,
bajamos lentamente, el viejo cierra con espanto a los changos, amigos o no, que se
suma delicadeza las puertas, sube los aproximan maravillados siquiera a palparlo,
vidrios, controla las ruedas, quita una pelusa soy grande para mi edad por eso me
de aquí, una basurita de allá se empalaga respetan y me hacen casos llenos de envidia
contemplándolo ¿Qué lindo, ¿no?; de golpe
y de bronca, de lejos me gritan caguila, me
me llama Vos ponete ya nomás a limpiarlo,
insultan, bah, me les río; uno se anima
no hay que dejar que se ensucie, en estas
nomás, se sienta en el suelo; ¿Es tuyo?
calles de tierra se llena del polvo en seguida.
¿Y de quién más?
Y yo feliz, feliz acariciándolo, aunque sea al
¿Sabes manejar?
atardecer de irme a la esquina, de correr el
Y claro que sé
baldío de la vuelta donde la pelota sabe que
Los vecinos grandes también curiosean, a
le soy infaltable. Total, este sí es brillo mío,
ésos les contesto que sí, no les doy mucha
bien mío, y no el que le saco de zapatos
colada, por eso se alejan carajeando por lo
desconocidos todos los días en el centro.
bajito.
Nadie desea ni intenta salir ya mismo en el
Vuelven todos con la cara larga. Apenas
auto, el viejo menos; estamos cansados de
juntan para comprar un poco de salame, una
un cansancio nuevo, que nos agobia, nos
tira de pan francés y el vino, no sobra nada;
sujeta, nos empuja suavemente a la quietud,
a mi hermana no le quisieron dar vale, tiene
posterga el gran paseo por todas las calles,
casi toda la quincena adelantada; apenas
mañana sí vamos a salir temprano.
comemos, no dan ganas, apenas podemos
Esta noche alguno de nosotros debe pasarla
creer que esto sea así; el viejo rabiando por
en el coche, ustedes saben, la maldad no
la mínima cosa.
duerme, a ver si lo rayan, lo pinchan, todo se
Mejor no comer, ni verla a la vieja tragar más
puede esperar, todas las noches por turno
el miedo y la pena que el bocado, así
hasta que consigamos dónde guardarlo, uno
después de vivir la gloria, no hay ni de quién
tiene que desvelarse en el auto con tal nos
prestarse unos pesos después de deberles a
turnamos sin chistar, una porque es ley del
todos. Por más que nos desesperemos,
viejo y otra porque la compartimos
parece mentira que, con semejante auto a la
totalmente. Le toca al mayor que se va
puerta, por unos litros de nafta se arruine
silbando a cumplir.
todo. Yo sé que es verdad, que es difícil en
Pero hoy, a la media cuadra, cuando ni
esta época conseguir así nomás un trabajo
siquiera empezamos a tomarle el gusto a la
permanente, que todas son changuitas, y el
emoción de la primera vuelta, el auto se nos
día que fallan sonamos. No hay plata, no hay
para y no va más; el viejo desconcertado se
nafta, no hay coche. Será mañana entonces.
para y comprueba lo que dice gritando: Son
vivos estos cosos, te ponen la nafta justito
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Esta noche otro, al que le toque, hará vigilia consuelo, sugerir algo; de pronto el viejo se
en el auto. rehace, corre hasta el baúl, está abierto,
Hay ha sido un calco de ayer. Son rachas, no forzado, comprueba que la rueda de auxilio
hay caso, se dan siempre. Hasta el viejo que con otras cosas faltan. El viejo se revuelca de
nunca falla viene con las manos vacías; rabia. Comprar nafta vaya y pase, pero una
ahora no es solamente el coche inútil e llanta con cubierta y toso, ni soñando Patea
inmóvil, sino el hambre, un jarro de mate las sillas, rompe los últimos tres vasos. Nos
cocido con pan de ayer no basta; se hace la escondemos donde podemos. La plata
noche y se suma la pena, el desaliento; ya inservible se queda en el bolsillo. No se gasta
bien tarde llega mi hermana, y ella nos un centavo ni en nafta ni en comida. Para
levanta de un grito, trae plata, bastantes qué comer. El viejo ahora llora
pesos, el viejo ni le pregunta de dónde lo ha desconsoladamente.
sacado, se lo arrebata de un manotón , por Oscurecemos desde temprano. Nadie se
fin, se nos vuelve la emoción, alcanza para mueve para nada. Y si se mueve es sólo un
comer mañana y para varios litros de nafta, bulto; no prendemos luz alguna, nos vamos
qué bueno, ahora sí que es seguro; mi acostando casi a escondidas. Hay que dormir
hermano se va más contento que nunca a y nada más, hasta cuando sea, roncar como
cumplir su turno en el auto. Si no dan ganas el viejo.
de dormir. El mismo viejo decreta que Hoy a la mañana falta la otra rueda de
mañana nadie va a ir a trabajar, hay que adelante; el muñón al aire es la verdad que
desquitarse con una flor de paseo; podemos no queremos mirar, a la que evitamos darle
comprar carne para asado, irnos al campo. la cara, resignados como si esto en realidad
Soy el primero en levantarme. No quiero tenía que sucedernos. Bebemos por turnos
perder minuto. Ni me lavo. Así nomás salgo nuestros jarros de mate, sin comentarios, ya
corriendo al tiempo que voy despertando al para qué; el viejo prolonga su descorazón,
resto. La mañana es hermosa, el cielo busca la bolsa vacía, se la pone al hombro y
limpito, va a ser día de pleno sol. Corro se va callado. No nos animamos a decirle que
saltando alegre hasta al auto, y me quedo falta otra rueda. Aunque a lo mejor ya lo
clavado en el suelo, y yo no lo creo, me debe saber. Me voy al último; desde la
refriego los ojos por si acaso, no lo creo, la esquina miro al pobre auto inválido, no
sangre se me va de golpe, el habla, los puedo conformarme, una cosa tan linda así,
sentidos, voy a reírme de rabia, voy a llorar, el desgarrón es peor si adivino que la vieja
qué desgracia, qué macana, el auto está ahí, queda llorando. Tal vez si lo hubiéramos
pero en tres ruedas, lo juro, en tres ruedas, vendido habría sido mejor, nos
le falta la derecha de adelante, y en su lugar, comprábamos cosas, un lote, trajes, ripa,
unos ladrillos mal puestos sostienen a nivel zapatos, y nos sobraba para viajar a donde
al coche. ¿Y mi hermano? Duerme como una sea. Pero rechazamos desde el principio
piedra, lo zamarroneo, apenas lo despierto, semejante idea, ni pensarla, la plata es plata
se lo cuento por llorar, lo sacudo; mira y se acaba enseguida; en cambio un coche es
bruscamente, se queda amarillo, seco, ni un coche, y el viejo con el tiempo pensaba
habla, se baja a los saltos y horrorizado sale ponerlo de alquiler, nos llenábamos, ahora
disparando, yo me las pico, que el viejo me entiendo menos esta manera de sentir.
mata, se pierde, mechas al aire, por la Pasan los días y la destrucción es lenta pero
primera esquina; el viejo sale y le da un segura, como es mayor nuestra indiferencia.
ataque, me pega una patada que no me Un día, una puerta, el otro la antena de
duele más de lo que me está doliendo toda radio, y así se va desmantelando como presa
la vida; mis otros hermanos tiemblan, no de un viento sin piedad; también la lluvia y la
saben si ir corriendo o buscar por ahí o tierra van amarillando los metales ayer
meterse en el último rincón; aún la vieja se frescos y relucientes.
gana un empellón por intentar algún

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Nuestra vida ha retomado su curso normal: más si sólo lo iba a manejar él, me apuro lo
trabajar, vivir al día, sombras que pasamos a que puedo, corro, camino rápido, las últimas
su lado sin fijarnos que los chicos en cuadras me parecen eternas; repito, me da
bandada lo invaden, juegan con él, como con miedo pensar aunque todo puede ser; autiro
cualquier juguete, sin echar de menos lo que mío, viejito, hermanos míos, si fuera verdad;
le falta, ni averiguar quién lo mancha, lo pero sí, sí, sí, ese era el auto, seguro, se me
orina, lo desgarra. cae la bufanda, la alzo, la pongo al hombro
Solamente yo y sin que me vean, a veces, como sea; el cajón suena y resuena al
antes de acostarme, lo toco hallo sus compás alegre de las monedas en el bolsillo.
llagaduras, extraño la blandura de sus Llego ahogándome y tosiendo, me limpio la
asientos, me agarro al volente, lo vivo, lo nariz con la mano; y el auto no está en su
habito y lo vuelvo a hacer mío. lugar, donde lo dejé esta mañana, ni aparece
El viejo come callado, extraviado, no se por ninguna parte; entonces no me había
enoja, no grita, recibe la plata sin contarla. equivocado, era el auto, ya lo sabía, podía
Es como si la herrumbre que lentamente se haberlo apostado; no me animo a entrar, no
apodera del auto, contagiara también el se ve a nadie, no se siente nada detrás de la
fondo de su vida, traidoramente resuelta de puertita entreabierta, a lo mejor, quién dice,
milagro en fracaso. La vieja, dónde andará lo estoy por creer: pasan vecinos
mi hijo, llora que te llora. acarreando agua, otros toman sol
Es sábado. Atrás, el coche parece un despreocupadamente, no quiero
fantasma cuya memoria cruel se me pasa preguntarles, no quiero; empujo la puerta, la
lustrando y lustrando. El laburo es abro de par en par y lo hallo al viejo silbando
abundante por esto de los turistas, el centro despacito mientras se afana en arreglar una
parece un hormiguero, no necesito ser línea de pescar; me mira, hola y sigue
avarote para ganarme mis buenos pesos. No tranquilo, como si nada, se me cae algo del
voy a almorzar a casa. Me como dos corazón estrepitosamente al suelo, algo que
milanesas y sigo lustrando. no quiero pisar, pero que piso al primer
Además, me espanta el aire que se respira. paso; me acerco a la vieja y la encuentro
Como si todos los días estuviéramos de reanimada, feliz, la miro y con los ojos
duelo. Cuando son más o menos las seis de turbios se va secándose las manos en su
la tarde me doy por satisfecho. Con mi falda, es cierto, el hijo que faltaba duerme
cajoncito emprendo la retirada. Chupo en paz sobre la cama grande; sólo mi
pastillas de menta. Cuento mentalmente las hermana me toma de un brazo y entristecida
monedas que me voy a hacer van y vienen, me lo va contando, que desde el primer día
sentar. Los autos, muchos nuevos como el venían unos gitanos casi diariamente a
mío, pasan y repasan las calles; se buscarlo al viejo, que cuando lo hallaban le
estacionen, siguen, me dan ganas de ofertaban comprarle el auto o lo que iba
gritarles que yo también tengo uno igual. Los quedando de él; que el viejo emperrado que
otros changos ya no me cargan, ni me ponen no y que no; que ayer vinieron de nuevo y
apodos; último modelo, por ejemplo, desde charlaron como dos horas, que anoche el
que vieron que cachándome me entristecen. viejo llegó tardísimo y apenas pudo dormir
Pero ahora pasa el auto delante de mí, es el (yo también lo escuché darse vuelta y
auto, recién me doy cuenta cuando se aleja vuelta), amaneció enfermo y no salió a
y dobla en la esquina, es el auto, nuestro changar (de eso también me acuerdo), que
auto, estoy seguro, cómo no lo voy a esta mañana vinieron temprano, después
conocer, está bien lavado, entero, tiene que todos, menos el viejo, salimos para el
todavía en el baúl esa rayadura hecha como trabajo; que trajeron un remolque y se lo
con un punzón. El que lo maneja debe ser el llevaron, mientras el viejo se metía en el
viejo, no pude fijarme bien con todo este último lugar para no ver nada, que después
tránsito, pero tiene que ser el viejo, quién salió y cerca de las dos volvió con aquel

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sinvergüenza que tiene toda la culpa, y
míralo durmiendo lo más campante y que el
viejo sólo añadió que no era justo venderlo,
ni era justo dejarlo echarse a perder y que
por eso se lo dio a los gitanos, entendés, se
lo regaló a los gitanos.

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Actividades
1. Marca con una cruz la opción correcta.
a. ¿De qué color es el auto que se ganaron?
Blanco/ Gris / Celeste / Rojo
b. ¿Por qué el cuento se llama así?
Porque se ganaron un auto nuevo. / Porque es uno de los más modernos. / Porque tiene transmisión
electrónica. / Porque es el apodo del hijo menor. / Porque no va a salir otro igual.
2. ¿Qué pasa finalmente con el auto?
3.Ordena las secuencias de hechos según suceden en el cuento. Enuméralos.
- Alboroto y felicidad cuando se enteran de que ganaron el auto 0 km.
- Asignación de turnos para cuidar el auto que queda afuera.
- Huida del hermano para escapar de una posible paliza del padre
- Llegada de la hermana que trae dinero
- Confesión triste de la hermana de que el padre había regalado el auto a los gitanos.
- Cita del colegio organizador para la entrega del premio. La hermana entra con el número en la
mano - Robo de las ruedas del auto.
- Enojo y lamento del padre.
- Paseo frustrado porque el auto se quedó sin combustible.
- Determinación del padre que nadie trabajaría al día siguiente y saldrían de paseo
- Regreso a la casa de toda la familia.

4. A través de la narración se va creando todo un clima, en el que podemos conocer acerca de la


situación de la familia, y el rol de cada integrante de la misma. Responde:
a. ¿Quiénes son los integrantes de la familia? Describí la personalidad de cada integrante según la
información que te da el texto.
b. ¿Cuáles son los problemas de la familia? Busca ejemplos en el texto y escribilos. (2 o 3 ejemplos)
c. ¿Serán solo problemas de la familia del narrador – protagonista o son compartidos por los integrantes
del barrio donde viven? Justificar.
d. ¿La historia podría haber ocurrido en la vida real? ¿Por qué?
5. Aparicio desarrolla una técnica narrativa particular, en la historia encontramos muchas expresiones
de la oralidad como “el viejo horno hasta enrojecerse” (describiendo el enojo del padre). a. Busca otras
expresiones que se usan en la oralidad (cuando hablamos) y no cuando escribimos. Escribí 2 o 3
ejemplos del texto.
6. Elegí un momento del cuento y dibújalo. Escribí al lado un breve texto explicando ese momento de
la narración.

Cuento Las sobras, de Carlos Hugo Aparicio


Todo empezó desde que esos viejos se cambiaron a las dos únicas piezas de material en la cuadra;
construidas justo al frente de nosotros; él, enjuto, canoso erguido; ella más flaca aún, ambos altos y
arrogantes, bien vestidos, hasta con cierta elegancia; indiferentes a todo lo que no sea pasearse
pomposos y despectivos, sin mirar ni saludar a nadie. Nada sería si ellos también se hubiesen
acomodado a nuestro modo de vida; pero no, además de no darnos ni la hora son los únicos que comen
todos los días; y cómo comen: según se comenta, platos exquisitos y carísimos. Antes de su llegada era
más fácil sobrellevar las peores privaciones al saberlas rutinarias y compartidas; hay veces que
nosotros no comemos o solamente tomamos un jarro de mate cocido chuyo con pan de ayer en las
veinticuatro horas, o si comemos no vamos más allá de un sancochado que tratamos de hacer durar
dos días por lo menos; hay temporadas en que las changas escasean hasta en la playa de la Estación y
el mercado mismo; y si yo no me consigo alguna, vuelvo sin un peso; mi mujer que me espera con la
olla déle hervir, lista para el caldo, tiene que tirar el agua; mis hijos que me aguardaron sentados en el
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umbral, comprenden en silencio y van tragando saliva a arrinconarse; y el deseo puntual nos invade
como mala hierba, lo siento endurecerse en mi estómago, secarme la boca, agrietarse en mis labios,
alargármelo al día caprichosamente; mis hijos no aguantan los rincones, salen a merodear por el patio
desparejo o bien se la pasan tirados en la cama, agarrándose de vez en cuando la barriga, demacrados
y tensos; mi mujer, mirándome de reojo cada vez que pasa por mi lado, aprovecha para lavar, secar y
volver a acomodar el servicio gastado.
Incluso cuando trabajo, normalmente apenas nos alcanza para una sopa sustanciosa, un guiso así
nomás, el pan y la botella de vino con su correspondiente sifón de soda; y no somos sólo nosotros: en
esta cuadra casi todos la pasan igual, comen un día, ayunan el otro, según como anden las changas;
cómo será que cuando a alguien le va bien y saca lo bastante como para asado, la calle entera se llena
de olor a churrasco y la casa suertuda parece de fiesta. Pero ahora con esos cosos se acabó el
conformismo; tienen la maldita costumbre de madrugar, arreglarse como para misa o baile y cada uno
con su bolsa red vacía, oscuro todavía, del brazo, lentos, majestuosos, altaneros, irse de compras, al
mercado, por supuesto, y volver a media mañana más solemnes aún, cargados de paquetes, las bolsas
gordas y por rebalsar de mercaderías; los banquetes que se darán, pues son los únicos que ni bien
terminan de almorzar sacan el tacho de basura más lindo que se pueda comprar repleto de restos de
comida, sobras de las semerendas comilonas, puramente los huesitos desnudos de los asados, presas
descarnadas de pollo al horno o gallinas hervidas, chalas marchitas de tamales y humitas, papas o
zapallitos rellenos a medio terminar, sobrantes fríos de guisos de arroz o fideos, pucheros gordos
parcialmente desbastados, a veces milanesas o bifes enteros sin un mordisco, ensaladas de toda clase,
mayonesas rarísimas, salsas de cualquier variedad; es de no acabar enumerando y se me hace agua la
boca de sólo recordar; eso sin contar las botellas vacías de cerveza, vinos finos, licores y bebidas
desconocidas. Qué contraste con el cajón de basurita que sacamos el resto del barrio, por lo general,
latas destartaladas o cajas desarmándose, chuecas y colmadas sólo de cenizas, jirones de ropa,
papeles amarillentos, alguno que otro zapato torcido, sin suela o con la suela agujereada, alpargatas
bigotudas o destrozadas, trapos viejos y sucios, botellas desfondadas o descogotadas, vidrios rotos,
yuyos secos y envases cubiertos de polvo duro.
Ahí en la vereda permanece el rico tarro de basura en espera del camión basurero, mientras la pareja
de viejos, bien comida y bebida, duerme su siesta que se prolonga casi hasta la oración y nosotros nos
pasamos y repasamos la lengua por los labios resecos, cada uno con su trompada de plomo en las
entrañas. Para peor la escasez de trabajo ha llegado al extremo de hacerse ya común que los que
eventualmente no tengan de comer aprovechen la calle desierta de la doca para asaltar la basura y
llevarse a las apuradas lo rescatable; nosotros por fortuna hasta ahora no hicimos semejante cosa;
preferimos revolcarnos, las tripas silbando, antes de comer las sobras de nadie, por más ricas que
sean. Yo los espío por la ventana, el viejo en mangas de camisa, con expresión satisfecha, relamiéndose
todavía, deja el tarro en la vereda, y limpiándose los dientes con un palillo, sin despojarse de su
arrogancia, vuelve a meterse para dormir su clásica siestita con la barriga feliz. Entonces, tras una leve
y silenciosa calma, aparecen los galgos de turno, poco a poco van pasando de la desconfianza al
descaro absoluto; disimulan a un principio, después ya ni les debe importar ser descubiertos; los
rostros largos, angulosos, tirantes en la luz morosa del mediodía; con avidez demente se precipitan
sobre el tacho, lo hurgan frenéticos, deshacen los paquetes de diarios en los que la pareja envuelve
siempre sus desperdicios y sin elegir mucho se llevan presurosos lo que aún sirve, no importa si está
algo rancio o pasado, mientras sus hijos los esperan inmóviles de ansiedad en las puertas de sus casas.
Al rato nomás llega ruidoso el camión basurero y en un segundo el tarro queda vacío y volcado en la
calle solitaria.
Nosotros muy rara vez hablamos de ellos; mi mujer, por ahí comenta, distraída, los rumores de que
ambos son jubilados, gentes de tener, con hijos pudientes; es de extrañar que se hayan venido a vivir

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aquí, todos los días se compran de lo mejor y comen los dos solitarios en su comedor con la mesa
regiamente puesta; son muy exigentes en sus gustos y al parecer gozan de muy buen apetito; que la
flacura es señal de nobleza, y qué sé yo, a decir verdad yo nunca los he visto salir separados, ni hablar
con nadie, ni recibir visitas; de la noche a la mañana aparecieron en el barrio y ahí están. Pero desde
entonces la hora en que el hombre sale con el tacho de basura entre brazos es esperada por todos los
de la cuadra para tratar de adivinar el manjar del día con los ojos desencajados por la curiosidad y la
apetencia defraudada.
Ahora que los rigores crecen hasta hacerse insoportables, mi mujer no aguanta y me lo da en la cara
cada vez con mayor inquina, me cuenta a los gritos de los deshechos que ella temprano, por curiosear
nomás, fue a ver; desenvolvió a los tirones varios envoltorios de diarios grasosos y se encontró con
sobras de tallarines al tuco que parecían riquísimos; en otros paquetes, pedazos de bife de lomo con
lechuga repollada ya marchita; irritada aún más ante mi pasividad e indiferencia, me amenaza con
traer esas sobras y dárselas a los chicos si yo no hago algo para remediar la situación; ni siquiera me
disculpo, ni le contesto, ni la reto, me da rabia entender que tiene razón. Pero antes de que esos se
trasladaran aquí esto no sucedía, nunca me reprochaba de este modo, comíamos callados lo que
podíamos o sino nos aguantábamos sin chistar, aunque estuviéramos galgueando francamente; por
eso les comienzo a tener bronca, se me hace que nos muestran sus sobras deliberadamente, y para
colmo uno los busca para saludarlos y amistarse y ellos de adrede esquivan la mirada sin renunciar
jamás a ese chocante aire de superioridad.
Cuando miro a mis hijos deambular desorientados, no quedarse tranquilos en ningún sitio
perseguidos por las ganas tenaces, reclamar de una sola, larga, lastimera mirada lo que no puedo
darles, me asaltan deseos de ir a hablarles, de golpearles la puerta y suplicarles que si ellos comen tan
bien todos los días alguna vez se compadezcan no de mi mujer ni de mí, sino de esas pobres criaturitas;
menos mal que logro contenerme, tampoco caería en la bajeza de ir a desparramar la basura como
los otros; mi mujer sí me atemoriza porque ella es capaz; no me gusta nada su forma de observar a los
que abordan desesperados el tarro salvador. Para mayor desgracia, aunque desde hace más de seis
días trabajo para una cortada de ladrillos, cargando los camiones en la fábrica y descargándolos en las
obras, hasta la fecha el patrón no me ha pagado ni cinco, no he podido sacarle ni un peso partido por
la mitad.
Vuelva mañana, a mí el gobierno tampoco me paga, no tengo plata, se lo juro, espéreme unos días, no
niego que le estoy debiendo, le pagaré hasta el último centavo, qué se cree, no acostumbro a trampear
a nadie, usted no es el único que tiene que cobrar.
Hoy ya cansado no he salido al trabajo; mi mujer intenta preguntarme o reclamarme o secretearme
algo y no se decide, da vueltas sin terminar de animarse, se traga las palabras y sigue muda barriendo
enérgicamente el piso de tierra; me encierro en la pieza, a los chicos los mando a jugar afuera, me tiro
a la cama, con las manos en la nuca y los ojos fijo en el techo de zinc; paso las horas sintiendo crecer
el hormigueo desconsolado del estómago; los escucho caminar, que mueven las sillas, que cuchichean,
sé que la luz se les empieza a estirar dolorosamente, que la cara se les desfigura en muecas
involuntarias, que los retortijones son agudos y quejosos; hoy no tenemos ni el mate cocido con un
pan duro que nos venía salvando, no hay ni una mísera ni asquerosa miga.
Me levanto, por la ventana miro justo cuando el viejo saca ritualmente el tacho de hierro galvanizado
repleto de paquete con sobras, lo deja y, limpiándose la boca, se pierde otra vez; la saliva me duele en
un trago, lastimoso y eterno, la paz es casi total, parece que en esta oportunidad, a excepción nuestra,
todos los demás comen pues nadie revolotea en torno al tacho destellando al sol; de improviso mi
mujer se le aproxima, después de vacilar dos o tres veces sólo husmea, revisa los envoltorios y regresa
despaciosa sin traer, menos mal, absolutamente nada; suerte perra, también si el tipo no me paga

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siquiera algo esta noche mañana mismo lo demando; afuera prosiguen los susurros y las pisadas
furtivas, que nos hacen cómplices y rivales al mismo tiempo.
La noche está bien fresca, sin embargo el patrón me hace esperar en la calle un buen rato antes de
atenderme; vive en el barrio residencial al pie del cerro donde domina la luz de mercurio, las casas son
tipo chalet y la suya una de las más lindas, con auto flamante a la puerta, jardín cuidado con esmero,
llamador eléctrico y un montón de cosas más; debe estar cenando el dichoso; para llegar hasta aquí
me caminé como treinta cuadras , solo por las calles, las manos en los bolsillos y un silbido animoso
en los labios; rezo para que me pague así mañana nos hacemos un churrasco y empezamos a
ponernos al día. Me hace pasar a su escritorio bien tibio, confortable, iluminado profusamente y lujoso,
debe de tener aire acondicionado; si éste pudiera leerme en la cara seguro que sin titubear me paga
hasta con aumento, se explica muy atento que aún no ha cobrado, qué mala suerte, ¿usted sabe?, por
favor espéreme algunos días más, la situación se ha puesto muy difícil, no paga nadie; a propósito,
¿por qué no me salió hoy a trabajar?, oiga, no me haga eso, no me falle que me perjudica, si quiere
trabajar conmigo, trabaje, sino dígamelo y listo, hay que ser un poco más responsable.
Pero señor, va a hacer la semana que en mi casa no comemos como la gente, míreme la cara si no me
cree, por mi mujer y por mis hijos se lo piso, señor, siquiera deme algo a cuenta.
Y qué quiere que le haga, ese es asunto suyo, a mí también me deben y no chucherías y tampoco me
pagan, vuelva mañana, a lo mejor hasta entonces entra algo y puedo darle un adelanto, ahora no tengo
plata.
No sé qué contestarle, se me traba la lengua; su mujer entra con un paquete en vuelto en papel de
estraza, me lo da, ni escucho lo que me dice, lo acepto en silencio mientras el patrón vuelve a sentarse
y hurgar, o se hace de hurgar en su escritorio dándome a entender que ha terminado conmigo; salgo
con el paquete en brazos, el aire el frío hiela la transpiración de mi frente, siento necesidad de
desahogarme con algo o con alguien, ¿y esto qué será? Abro a los manotazos el envoltorio y hay
pedazos de milanesas mezclados con una ensalada casi rancia ya, papas mordidas, carnes
despreciadas, dos puñados de papas fritas, un puchero entero pero con el caracú sorbido; sin vacilar
vuelvo a envolverlos y con toda la furia posible los arrojo en el primer tacho con que tropiezo; camino
dos, tres, cuatro pasos, lo pienso mejor, los desando, alzo con toda mi bronca otra vez el dichoso
paquete y lo tiro en el tarro grande que a la puerta del patrón ya está listo esperando el camión
basurero del amanecer; refregándome las manos en mi saco me retiro lleno de indignación y
desconcierto; yo sobras no como de nadie, y mi familia menos, que se las pierdan ya saben dónde;
quiero silbar y no me sale, meto eso sí las manos en los bolsillos del pantalón y comienzo a caminar lo
más ligero que puedo las treinta cuadras de vuelta.
Llego después de medianoche y hallo la casa iluminada, los chicos se han despertado con fiebre,,
gimotean, se quejan, lloran, les duele la cabeza, les tironea el vientre, se agitan, transpiran, tienen sed;
mi mujer hace hervir agua con borra vieja de café, con eso se conforman, al fin se duermen; yo no, yo
no puedo dormir reuniendo fuerzas para ir nomás a hablarles, explicarles, pedirles que por un día se
apiaden de mis hijos y los hagan almorzar con ellos; o no, mejor que nos faciliten o nos presten algunos
trozos de pan, de carne, algo de lechuga, una ollita con sopa.
Madrugo para verlos salir, como siempre los dos del brazo, elegantes, desdeñosos, se creerán de la
sociedad por el porte que gastan, cada uno con la correspondiente bolsa de mercado; los sigo con la
irada hasta que, extraña pareja, en la soledad aún oscura de la calle, dan vuelta en la esquina; me
pregunto si se compadecerán de mi situación, o masticando todavía algún bocado apetitoso, me
cerrarán la puerta en las narices.
Paso toda la bendita mañana esperándolos volver; no sé qué pensar, en qué creer, cómo hallar las
palabras convenientes, los gestos apropiados, se me seca la garganta, me lastima el vacío del

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estómago; hasta que por fin retornan como de costumbre llenos de paquetes, las bolsas colmadas,
suertudos, qué comidas se preparan ahora.
Transcurren más de dos horas, ya es como la una de la tarde y no acabo de resolverme; todo el tiempo
tratando den serenarme y juntar ánimos, dándome confianza hasta en voz alta, qué hacer, cómo tomar
la resolución definitiva; mis hijos sin contenerse gimen tirados en cualquier parte; entonces mi mujer
abre la puerta de un golpe y comienza a voracearme, a insultarme, a maldecirme, fura de sí; no doy
más, de pronto descontrolado por completo salgo y cruzo corriendo la calle, después de todo no
pueden ser tan inhumanos. Dios quiera que no lo sean, estoy por llegar cuando el viejo saca el tacho
repleto de desperdicios, lo coloca inmutable en el sitio habitual y sin reparar en mí me da presto la
espalda y se vuelve limpiándose los dedos en un pedazo de papel de diario.
Me abalanzo de un salto sobre el tacho y sin cuidarme de que me estén mirando me pongo a hurgar
la basura, abro a las apuradas el primer paquete en vuelto en diarios viejos y son sólo cáscaras de
naranjas y mandarinas; pero al deshacer el siguiente los trozos de milanesas mezclados con la
ensalada casi rancia ya, las papas mordidas, las carnes despreciadas, los dos puñados de papas fritas,
el puchero entero del caracú sorbido van uno tras otro cayendo de mis manos inmóviles
semienvueltos en el mismo papel de estraza sin que yo haga el mínimo ademán de contenerlos o
alzarlos desde la vereda llena de tierra.

Actividades
1. En la narración se va creando todo un clima, en el que podemos conocer la situación de la familia, y
el rol de cada integrante de esta. Responde:

a. ¿Quiénes son los integrantes de la familia? Describí la personalidad del protagonista y de su esposa.
b. ¿Cuáles son los problemas de la familia? Busca ejemplos en el texto que hagan referencia a ellos
c. ¿Serán solo problemas de la familia del narrador – protagonista o son compartidos por los integrantes
del barrio donde viven? Justificar.
d. ¿La historia podría haber ocurrido en la vida real? ¿Por qué?
e. Explica el significado del cuento
f. El cuento aborda las problemáticas del hambre, la desocupación y la pobreza: explica cómo se da
cada una y ejemplifica con fragmentos del cuento.
g. ¿Qué ocurre al final del cuento?, ¿de qué se da cuenta el protagonista?

El ankuto pila, de Jorge Accame


En casi todas las selvas del norte argentino existe un animal que raramente se muestra a los ojos del hombre. Es
esquivo y sabe ocultarse con extraña habilidad. La gente lo llama ankuto pila. Se trata de una especie de oso flaco sin
pelo (pila significa en quichua precisamente “pelado” o “desnudo”), no mayor que un perro ovejero, con orejas de
mono, cuerpo fofo (pero, desdobla abdomen abajo como las olas de un arroyo. Algo parecido al Aye-Aye de
Madagascar, aunque de color pardo claro y brillante y sin ojos saltones. Aún nadie ha podido estudiar bien sus
características; se cree sin embargo que pertenece a la misma familia del coatí.
Los contados campesinos que han cazado un ankuto (casi siempre cachorros que han perdido a la madre) y lo
mantuvieron en cautiverio, pudieron comprobar sus propiedades de rastreador. Este animal sirve para rastrear
cualquier cosa, pero su instinto parece conocer una principal obsesión: es un sabueso infalible para hallar víctimas
heridas o muertas por grandes felinos.

Hace tiempo, en la provincia de Jujuy, por la zona del Ramal se registró una historia de la que muy pocos supieron.

Me la refirió en San Pedro uno de sus protagonistas, Daniel Naser.

Por los sesenta, Daniel era un hombre joven con fama de picaflor.
Las familias de media docena de niñas lo buscaban para cobrarle cuentas de amor pendientes, pero él siempre se las
ingeniaba para prorrogar los plazos.
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Aquella noche, calurosa y húmeda, había ido con Clara Singh a dar un paseo. Sobre ellos caía la constante nieve
negra de la carbonilla. Entre los meses de marzo y octubre, en los campos del Ramal se queman los rastrojos de la
caña de azúcar y ascienden al cielo largos y delgados tirabuzones de hollín, que luego bajan mansamente y tiznan
de negro todo lo que tocan.

La pareja alcanzó el borde de la plantación y se recostó sobre el pasto.


Naser besó a Clara y luego, al apartarse de ella, descubrió por sobre su hombro la cabeza de un tigre en el cañaveral.
Tratando de mantener la calma, le avisó a su amiga y los dos se pusieron de pie lentamente. Se dirigieron a un
estanque que cerca de allí formaba la acequia de riego. Con la piel erizada en sus espaldas, caminaron unos pasos,
mientras el jaguar se movía tras ellos y hacía crepitar muy suavemente las hojas de las cañas. Daniel Naser nunca
supo qué sucedió con Clara. Al llegar al estanque vio a un niño sumergido hasta el cuello y eso lo distrajo un segundo.
Cuando se volvió, la chica ya no estaba. Se introdujo en el agua y allí, junto al niño, aguardó sin querer los rugidos y
los gritos de terror. Sin embargo, no escuchó nada. Durante los extensos minutos que permaneció en el estanque,
sólo pudo percibir el ronroneo de la acequia y el breve oleaje golpeando contra la orilla. O su propio jadeo agitado,
cuando las puntas de algún pasto le acariciaban los pelos de la cabeza. O la respiración del niño, que no dejaba de
mirarlo desde la oscuridad y a quien recién entonces reconoció como Marcos Singh, el hermano menor de Clara.
Daniel supuso que lo había enviado su padre para que los siguiera.

Aunque aquella calma los inquietaba, de golpe y sin decirse nada, decidieron abandonar el refugio y correr a las casas.

Al rato regresaban con familiares y perros horadando la noche.

No encontraron ni rastros de Clara.


El padre de la chica era el único poseedor en el pueblo de un ankuto pila y al amanecer lo sacó de su jaula. Una
partida de hombres, entre los que el viejo Singh aceptó a Daniel, salió rumbo al monte. Naser describe al padre de
Clara como un campesino de mirada intensa y pocas palabras, temido por sus explosiones de furia inesperadas. Ya
anciano, en una pelea, le había cortado el brazo, con un golpe limpio de machete, a un muchachón cargoso que
insistía en hablar mal de su mula.

Los hombres caminaron por horas dentro del monte, llevando al ankuto atado con correa y collar. El animal iba
andando en cuatro patas, con un trotecito que hacía temblar su cuerpo como una gelatina; de pronto, en un
descampado se irguió frente a una gran arboleda. Se paró sobre las patas traseras, abrió grande la boca y pegó un
grito. Es curioso, pero los gritos de estos animales cuando hallan lo que buscan tienen algo de madre desesperada,
como si supieran en qué condiciones están las víctimas antes de que nadie haya podido verlas. El ankuto miró
fijamente hacia un punto entre la espesa muralla de árboles. Con un tirón se soltó y se lanzó a correr. Al principio
corría parado, como un mono, pendulando hacia uno y otro lado, de manera que a los hombres se les hacía posible
seguirlo a corta distancia. Pero a los pocos metros retomó su posición natural y emprendió una carrera a toda
velocidad, desapareciendo en las altísimas matas de pasto.

Lo encontraron a la media hora, entre los quebrachos. Se hallaba sentado en el piso, cubierto de sangre, y parecía
abatido; casi ni se movió cuando los hombres se acercaron. A pocos metros había una familia de jaguares, es decir, lo
que quedaba de ella. Los cachorros estaban desmembrados; había pedazos esparcidos por todas partes, arrancados
por una fuerza no terrestre. La madre de los tigrecitos colgaba blandamente de la rama de un árbol, con los huesos
rotos, como un muñeco de trapo.

Los hombres nunca pudieron convencerse totalmente de que el ankuto hubiera sido capaz de semejante matanza.
Sin embargo, no había huellas de ningún otro animal y los cuerpos de los jaguares aún estaban calientes.

Inútilmente, revisaron cada palmo de terreno varios kilómetros a la redonda. La muchacha no apareció. Pero sabían
que el ankuto no se equivocaba. Clara había sido devorada por los jaguares, aunque jamás pudieran hallar las pruebas.
Al día siguiente, regresaron a las casas con el ankuto que se dejó conducir dócilmente sujeto a la correa.

Un último dato: Daniel Naser fue aceptado por el viejo Singh como parte de la familia. Entre ellos no volvió a
mencionarse el nombre de Clara.

Daniel se casó a los pocos años con otra de sus hijas.

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JORGE ACCAME
Nació en Buenos Aires en 1956 y vive en Jujuy desde 1982. Como profesor de Letras ha ejercido la
docencia a nivel secundario y universitario. Algunas de sus obras son: Días de pesca, ¿Quién pidió un
vaso de agua?, Cuarteto en el monte, El jaguar, Diario de un explorador, El puente del diablo; y obras
de teatro como Pajaritos en la calle y
Casa de piedra. El cuento “El ankuto pila” fue tomado de su libro Cumbia (Buenos Aires, 2003).

El hombre muerto
El hombre y su machete acababan de limpiar la quinta calle del bananal.
Faltábanles aún dos calles; pero como en éstas abundaban las chircas y malvas silvestres, la tarea que
tenían por delante era muy poca cosa. El hombre echó, en consecuencia, una mirada satisfecha a los
arbustos rozados y cruzó el alambrado para tenderse un rato en la gramilla. Mas al bajar el alambre de
púa y pasar el cuerpo, su pie izquierdo resbaló sobre un trozo de corteza desprendida del poste, al tiempo
que el machete se le escapaba de la mano. Mientras caía, el hombre tuvo la impresión sumamente lejana
de no ver el machete de plano en el suelo.
Ya estaba tendido en la gramilla, acostado sobre el lado derecho, tal como él quería. La boca, que
acababa de abrírsele en toda su extensión, acababa también de cerrarse. Estaba como hubiera deseado
estar, las rodillas dobladas y la mano izquierda sobre el pecho. Sólo que tras el antebrazo, e
inmediatamente por debajo del cinto, surgían de su camisa el puño y la mitad de la hoja del machete,
pero el resto no se veía.
El hombre intentó mover la cabeza en vano. Echó una mirada de reojo a la empuñadura del machete,
húmeda aún del sudor de su mano. Apreció mentalmente la extensión y la trayectoria del machete dentro
de su vientre, y adquirió fría, matemática e inexorable, la seguridad de que acababa de llegar al término
de su existencia. La muerte en el transcurso de la vida se piensa muchas veces en que un día, tras años,
meses, semanas y días preparatorios, llegaremos a nuestro turno al umbral de la muerte. Es la ley fatal,
aceptada y prevista; tanto, que solemos dejarnos llevar placenteramente por la imaginación a ese
momento supremo entre todos, en que lanzamos el último suspiro.
Pero entre el instante actual y esa postrera expiración, ¡qué de sueños, trastornos, esperanzas y dramas
presumimos en nuestra vida! ¡Qué nos reserva aún esta existencia llena de vigor, antes de su eliminación
del escenario humano! Es éste el consuelo, el placer y la razón de nuestras divagaciones mortuorias:
¡Tan lejos está la muerte, y tan imprevisto lo que debemos vivir aún! ¿Aún…?
No han pasado dos segundos: el sol está exactamente a la misma altura; las sombras no han avanzado
un milímetro. Bruscamente, acaban de resolverse para el hombre tendido las divagaciones a largo plazo:
se está muriendo. Muerto. Puede considerarse muerto en su cómoda postura. Pero el hombre abre los
ojos y mira. ¿Qué tiempo ha pasado? ¿Qué cataclismo ha sobrevivido en el mundo? ¿Qué trastorno de
la naturaleza trasuda el horrible acontecimiento?
Va a morir. Fría, fatal e ineludiblemente, va a morir.
El hombre resiste -¡es tan imprevisto ese horror!- y piensa: es una pesadilla; ¡esto es! ¿Qué ha cambiado?
Nada. Y mira: ¿no es acaso ese el bananal? ¿No viene todas las mañanas a limpiarlo? ¿Quién lo conoce
como él? Ve perfectamente el bananal, muy raleado, y las anchas hojas desnudas al sol. Allí están, muy
cerca, deshilachadas por el viento. Pero ahora no se mueven… Es la calma del mediodía; pero deben ser
las doce. Por entre los bananos, allá arriba, el hombre ve desde el duro suelo el techo rojo de su casa. A
la izquierda entrevé el monte y la capuera de canelas. No alcanza a ver más, pero sabe muy bien que a
sus espaldas está el camino al puerto nuevo; y que en la dirección de su cabeza, allá abajo, yace en el
fondo del valle el Paraná dormido como un lago. Todo, todo exactamente como siempre; el sol de fuego,
el aire vibrante y solitario, los bananos inmóviles, el alambrado de postes muy gruesos y altos que pronto
tendrá que cambiar…
¡Muerto! ¿Pero es posible? ¿No es éste uno de los tantos días en que ha salido al amanecer de su casa
con el machete en la mano? ¿No está allí mismo con el machete en la mano? ¿No está allí mismo, a cuatro
metros de él, su caballo, su malacara, oliendo parsimoniosamente el alambre de púa? ¡Pero sí! Alguien
silba. No puede ver, porque está de espaldas al camino; mas siente resonar en el puentecito los pasos del

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caballo… Es el muchacho que pasa todas las mañanas hacia el puerto nuevo, a las once y media. Y siempre
silbando… Desde el poste descascarado que toca casi con las botas, hasta el cerco vivo de monte que
separa el bananal del camino, hay quince metros largos. Lo sabe perfectamente bien, porque él mismo, al
levantar el alambrado, midió la distancia.
¿Qué pasa, entonces? ¿Es ése o no un natural mediodía de los tantos en Misiones, en su monte, en su
potrero, en el bananal ralo? ¡Sin duda! Gramilla corta, conos de hormigas, silencio, sol a plomo… Nada,
nada ha cambiado. Sólo él es distinto. Desde hace dos minutos su persona, su personalidad viviente,
nada tiene ya que ver ni con el potrero, que formó él mismo a azada, durante cinco meses consecutivos,
ni con el bananal, obras de sus solas manos. Ni con su familia. Ha sido arrancado bruscamente,
naturalmente, por obra de una cáscara lustrosa y un machete en el vientre. Hace dos minutos: Se muere.
El hombre muy fatigado y tendido en la gramilla sobre el costado derecho, se resiste siempre a admitir un
fenómeno de esa trascendencia, ante el aspecto normal y monótono de cuanto mira. Sabe bien la hora:
las once y media… El muchacho de todos los días acaba de pasar el puente.
¡Pero no es posible que haya resbalado…! El mango de su machete (pronto deberá cambiarlo por otro;
tiene ya poco vuelo) estaba perfectamente oprimido entre su mano izquierda y el alambre de púa. Tras
diez años de bosque, él sabe muy bien cómo se maneja un machete de monte. Está solamente muy
fatigado del trabajo de esa mañana, y descansa un rato como de costumbre. ¿La prueba…
¡Pero esa gramilla que entra ahora por la comisura de su boca la plantó él mismo en panes de tierra
distantes un metro uno de otro! ¡Ya ése es su bananal; ¡y ése es su malacara, resoplando cauteloso ante
las púas del alambre! Lo ve perfectamente; sabe que no se atreve a doblar la esquina del alambrado,
porque él está echado casi al pie del poste. Lo distingue muy bien; y ve los hilos oscuros de sudor que
arrancan de la cruz y del anca. El sol cae a plomo, y la calma es muy grande, pues ni un fleco de los
bananos se mueve. Todos los días, como ése, ha visto las mismas cosas.
…Muy fatigado, pero descansa solo. Deben de haber pasado ya varios minutos… Y a las doce menos
cuarto, desde allá arriba, desde el chalet de techo rojo, se desprenderán hacia el bananal su mujer y sus
dos hijos, a buscarlo para almorzar. Oye siempre, antes que las demás, la voz de su chico menor que
quiere soltarse de la mano de su madre: ¡Piapiá! ¡Piapiá! ¿No es eso…? ¡Claro, oye! Ya es la hora. Oye
efectivamente la voz de su hijo… ¡Qué pesadilla…! ¡Pero es uno de los tantos días, trivial como todos,
claro está! Luz excesiva, sombras amarillentas, calor silencioso de horno sobre la carne, que hace sudar
al malacara inmóvil ante el bananal prohibido.
…Muy cansado, mucho, pero nada más. ¡Cuántas veces, a mediodía como ahora, ha cruzado volviendo
a casa ese potrero, que era capuera cuando él llegó, y antes había sido monte virgen! Volvía entonces,
muy fatigado también, con su machete pendiente de la mano izquierda, a lentos pasos. Puede aún
alejarse con la mente, si quiere; puede si quiere abandonar un instante su cuerpo y ver desde el tejamar
por él construido, el trivial paisaje de siempre: el pedregullo volcánico con gramas rígidas; el bananal y su
arena roja: el alambrado empequeñecido en la pendiente, que se acoda hacia el camino. Y más lejos aún
ver el potrero, obra sola de sus manos. Y al pie de un poste descascarado, echado sobre el costado
derecho y las piernas recogidas, exactamente como todos los días, puede verse a él mismo, como un
pequeño bulto asoleado sobre la gramilla -descansando, porque está muy cansado.
Pero el caballo rayado de sudor, e inmóvil de cautela ante el esquinado del alambrado, ve también al
hombre en el suelo y no se atreve a costear el bananal como desearía. Ante las voces que ya están
próximas -¡Piapiá!- vuelve un largo, largo rato las orejas inmóviles al bulto: y tranquilizado al fin, se decide
a pasar entre el poste y el hombre tendido que ya ha descansado.
Horacio Quiroga. Los desterrados, 1926.Los desterrados y otros textos. Antología,
1907-1937, ed. Jorge Lafforgue, Madrid, Castalia, 1990, págs. 239-243

El zorro, el quirquincho y la perdiz


JUJUY
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Resulta de que el quirquincho preparaba todos los años para el carnaval, sus carpas, sus fiestas, unos bailongos
tremendos... Todos los mozos y las mozas solían ir a esas carpas porque el quirquincho es buen músico y toca muy
bien la quena. El zorro 'taba envidioso y siempre pensando qué puede hacer para que las mujeres lo sigan a él.
Entonces un día, haciendosé el buenito también, le pregunta a la perdiz:
-¡Ay!, comadre, ¡cómo podré hacer yo para aprender a tocar la quena! -dice-. Todas las mozas se van con el
quirquincho porque él sabe tocar muy bien la quena, y conmigo, yo guitarreo y guitarreo, pero nu hay caso -dice-, la
gente no se viene conmigo.
-Y bueno, compadre -dice-, yo le voy hablar al quirquincho y vamos a ver qué podemos hacer. Yo creo que él enseña
también porque a varios les ha enseñado a tocar la quena.
-Pero, ¿querrá enseñarme a mí? Yo creo, que nu hai querer -decía el zorro.
-No, sí hai querer -le dice la perdiz-. Ya le voy a hablar yo.
Bué...
Se va la perdiz y le habla al quirquincho, y le dice:
-Mirá -le dice-, el zorro quiere aprender a tocar la quena, pero ahora es la nuestra. Ahora nos podemos vengar de
todas las que nos hace este sinvergüenza.
-¿Y qué vamos hacer? -le dice el quirquincho.
-Mirá -le dice-, lo que podemos hacer, es coserle la boca. Yo le voy a decir que vos le vas a coser la boca, con esa
condición, para enseñarle a tocar la quena.
-Bueno, comadre.
Bué... Se ha vuelto la perdiz.
Cuando vuelve el zorro a la casa de la perdiz, le dice:
-Mire, compadre, el quirquincho le va enseñar a tocar la quena a usté, pero con una condición: usté se tiene que dejar
coser la boca, porque con la boca tan grande, el aire se le sale para todos lados y es imposible que aprenda a tocar la
quena.
-Bueno, comadre.
-Pero, ¿usté va aguantar el dolor, compadre? Mire que duele mucho.
-Sí, voy aguantar; con tal de aprender a tocar la quena, cualquier cosa aguanto.
-Bueno -dice-, a tal hora vaya usté a la casa del quirquincho, que él le va a coser.
Se fue, efectivamente, y el quirquincho le fruncía bien la boca, le cosía de un lado, le cosía del otro, hasta que le había
dejado apenas un aujerito. Y el quirquincho, contento, le dice:
-Bueno, de aquí a unos cuatro días, que ya 'tén las puntadas ésas, cicatrizadas, venga usté que le voy a enseñar a tocar
la quena.
Se fue el zorro y volvió a los cuatro o cinco días. Empezó con las lecciones y le iba, pero, a las mil maravillas. Aprendió
a tocar la quena, pero de primera. Ya cerca del carnaval, el zorro se ensayaba todos los días en la puerta de la casa. Y
la gente lo escuchaba admirado de sentir qué hermoso sabía ejecutar el instrumento. —327→
Entonce puso él también una carpa. Y toda la gente se iba con el zorro, porque el zorro es más farrista que el
quirquincho. Había comprado, pero cantidá de bebidas, de adornos para su carpa, de manera que toda la gente se
fue con él.
Bueno... Y una tarde el quirquincho le dice a la perdiz:
-¡Ay! -dice-, comadre -dice-, yo creo que usté mi ha arruinau el negocio a mí -dice-. Yo no vendo ninguna entrada y el
zorro 'tá lleno de gente.
-Quedesé tranquilo, compadre, ya va ver lo que le voy hacer yo esta noche. Cuando 'tén bajando al carnaval del cerro,
áhi va ser la nuestra.
Bueno, y el zorro venía batiendo banderas. Tenía buenos hombres que tocaban el bombo, cantores y todo. La
cumparsa venía de primera. Y la perdiz 'taba echadita, agachadita bien contra la pirca. Y el zorro pasaba bailando. Y
sale la perdiz por entre medio 'e las piernas, le pega el silbido ¡Shish!... Y el zorro, ¡guac!... hizo. Había abierto la boca
de oreja a oreja otra vez y se le acabó el carnaval. Le quedó más grande la boca todavía.

Delia Corvacho de Saravia, 46 años. Humahuaca. Jujuy, 1970. Aprendió este cuento a la abuela
en Humahuaca, doña Rosa Centini de Uro, nativa de la Quebrada, y que sabe muchos otros. La
narradora es maestra de escuela. La variante del cuento refleja el ambiente de la Quebrada de
Humahuaca en la época del carnaval.

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El camión colorado de Martha Grondona
Ya estábamos cansados. Muy cansados. Habíamos pedaleado tres horas en bicicleta por un camino de tierra, bastante
desparejo.
Las bicicletas son todo terreno y aunque la mía tiene asiento con suspensión, bien acolchado, yo tenía la cola dolorida.
Me imagino los otros. Las piernas se me agarrotaban de a ratos. A los demás les pasaba lo mismo, según lo
manifestaron después. Sólo por hacerse los valientes no confesaban el cansancio.
Habíamos salido temprano; apenas asomaba el sol por el cerro San Bernardo cuando salimos al camino, después de
escuchar cada uno, pacientemente, las recomendaciones de nuestros padres.
Sobre los cercos las campanillas azules brillaban por las gotitas de rocío que aún no se habían evaporado. Algunos
pirpintos las revoloteaban. Los pájaros picoteaban en el suelo buscando semillas o alguna lombriz para desayunar
junto a sus pichones. Era una linda mañana. Un camión vacío pasó muy cerca de nosotros y dobló hacia el rio; nos
hicimos a un lado rápidamente. No le prestamos mucha atención.
Ya no doy más, paremos un rato.
Esteban dijo: Bueno, está bien. Descansaremos diez minutos, no más. Hay que llegar a mediodía para almorzar.
Todavía nos falta como una hora y media.
No sé por qué siempre hacíamos lo que él quería. Debíamos llegar a la finca de su abuelo adonde nos esperarían con
un buen asado.
Los tres quedamos a la orilla del camino. Apoyamos las bicicletas sobre el cerco y nos sentamos en el suelo.
Al parecer, la máquina niveladora había pasado recién. A los costados del camino se alineaban largos montículos de
tierra y pedregullo. Observábamos la tierra oscura y de pronto nos dimos cuenta de que teníamos hambre.
Mamá me había preparado unos sándwiches de pan francés, con milanesas que quedaron del almuerzo de ayer.
Por si tienen ganas de comer algo a media mañana.
Esteban traía algo de fruta y Daniel latitas de naranjada.
Mientras comíamos, mirábamos despreocupados a los pajaritos que volaban sobre las ramas de los arbustos
animándose de a poco a acercarse y picotear las migas que dejábamos caer. Disfrutamos nuestra comida. Era un
camino poco transitado, sólo pasó una camioneta des- tartalada y un ciclista silbando tranquilo. Nos saludó con la
mano.
¡Eh, changos flojos!
Se escuchaba trinar a los pájaros y alguna bandada de loros alborotadores.
Ya dispuestos a continuar nuestro camino vimos, a unos treinta metros, el camión que salió hacia el camino, bramando
velocidad. Era un Scania colorado, de esos grandes, de cabina bien alta, cargado con piedras. El mismo que nos había
pasado temprano. Si, se había desviado hacia el río a levantar su carga.
El chofer hizo una maniobra rápida para doblar y entrar al camino y se metió en el montículo de la otra orilla. Nos
salpicó de tierra. ¡Cuidado! Gritamos los tres al unísono.
De pronto se desequilibró y volcó suavemente hacia nosotros. Nos sorprendió; no tuvimos tiempo.
El camión quedó recostado sobre el montículo. Podíamos movernos un poco y tratamos de salir; sólo teníamos
aprisionados los pies debajo del camión. Notamos que de a poco el camión iba ladeándose más sobre
nosotros.
Yo estaba paralizado de miedo. ¡¿Quién puede oírnos en este camino?!
Daniel lloraba y pedía por favor que lo ayudaran. El otro estaba pálido, creo que se desmayó del susto.
Los pies me dolían, era imposible sacarlos. Pensé, tal vez está por aquí la niveladora y el conductor nos escuche.
Cualquiera que pase se detendrá para ver el camión volcado y si alguien necesita auxilio. Enseguida avisarían, de algún
modo, a la ciudad para que nos ayuden. El campamento de Vialidad debe estar cerca ya que las máquinas están
arreglando el camino. Seguro que tienen un teléfono o pueden comunicarse por radio, al menos.
Apreté fuerte los ojos y grité con todas mis fuerzas, como para hacerme oír. ¡Socorro! ¡Socorro!
Soy un chico todavía, por qué tengo que morir así; estoy sano, soy bueno y estudioso. A veces me porto mal. Pero soy
chico y no puedo hacer todo bien.
De pronto me tocaron el brazo, luego la cabeza.
¡Mamá! Grité con voz ronca. Por qué será que uno siempre se acuerda de la madre cuando se siente en peligro.
Mi corazón latía acelerado. Me pasé la mano por los ojos y la frente; estaba empapado en transpiración. No veía bien;
me froté los ojos con ambas manos. Me abracé a mamá.
En la penumbra del dormitorio vi a mi hermano durmiendo plácido en la cama de al lado.
Mamá me habló muy suave al oído.
Te dejo la luz prendida, hijito.
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De un salto me senté en la cama.
Al encender la luz advertí que mi perro estaba echado sobre mis pies.
Albertito, ya te dije que Colita debe dormir en su cucha.

La Pieza de Carlos Aparicio


Descendió del ómnibus en la esquina hasta donde llega el asfalto, caminó con paso rápido la cuadra y media de
tierra lamentándose del polvo que le iba opacando el lustre de los zapatos guinda y renegó por tener que aflojarse el
nudo de la corbata qué calor, la recontra pobre el
traje beiy a rayas blancas retirado no hacía una hora de la tintorería, y llegó recién al baldío de yuyos secos y en
parte quemados donde hacia el fondo se divisaba la pieza de paredes de madera y lata con techo de chapas
afirmadas por piedras grandes puestas desordenadas encima; un poco antes y al costado izquierdo y detrás de un
cerco bajo hecho con baterías de auto viejas apiladas, a cuyo borde asomaba destellando el manubrio de una
bicicleta, se podía ver también el cuartito de bloques en el que entró, ya quitándose el saco.
Salió en seguida, ahora de mameluco gris, gorra café y botines negros deslustrados y después de escupir un par de
veces sobre el suelo entró en la pieza donde ella se levantó bruscamente al verlo, se acomodó toda alarmada los
cabellos oscuros con ambas manos y pegó el grito para abalanzarse llorando a sus brazos por qué, señor, por qué, ay,
ay, ay, pobre mi hijito, mi criaturita, ay, ay, ay, pobrecito y la saliva le saltaba de la boca y se le convulsionaba el
cuerpo que él sujetaba y apretaba contra su pecho sin dejar de acariciarle la cabeza
calmáte ya, calmáte, querés?, qué le vamos a hacer, negra, calmesé mi vida
carraspeó no vas a ganar nada con llorar, hay que conformarse nomás, que tiró, qué desgracia la nuestra lo se le
aflojaba la voz cada vez más temblorosa, y ella volvió a sacudirse como atravesada por un repentino frío
no, no, no, y no, yo no me conformo, por qué Dios es tan injusto, ah?, ah?, querés decirme?, ay, ay, mi changuito
calmáte, negra, ya calmáte, nada se consigue con llorar y lamentarse, más bien recemos por su almita, ya, querés?
se persinó y la hizo sentar sobre una silla junto a la mesa; ella, su cabeza por hundirse entre los hombros vencidos, del
todo suelto el chal negro que se fue lentamente al piso de tierra apisonada dejándola en su batón de flores
despintadas, apoyó el rostro entre las manos, la espalda un arco, y siguió sollozando sordamente apenas asentada en
su par de zapatos salpicados de barro y con los tacos chuecos. Él se acercó temerosamente a la cama arrimada a una
de las paredes forradas de arpilleras; sobre el lecho sin destender yacía el chico vestido a las apuradas con el traje azul
marino olor a naftalina, ése de su primera comunión, peinado a la gomina hacia atrás y las manos cruzadas sobre el
pecho
hijito, mirá vos mi hijito la voz ronca cedía, se debilitaba, comenzaba a querer quebrarse del todo
por qué nos abandonás así se sacó la gorra, la tiró con fuerza al piso y se sentó a los pies de la cama, agitándose
también por el llanto que le deformaba la cara entonces entró la chica, bastante agitada, en punta de pie, luego de
mirar la hora se sacó el reloj pulsera que guardó apresuradamente en un bolsillo de la campera antes de quitarsela
también y acomodarla así nomás sobre el cajón del calentador; se quedó vestida con una blusita y una falda por encima
de las rodillas sobre un par de mocasines marrones embarrados; tosió, se aclaró la garganta
y ahora ¿de dónde diablos saco el cuaderno para la colecta?, ya nadie nos quiere fiar, que no?
antes de acercarse a la mujer, pasarle un brazo por encima de los hombros y comenzar a lagrimear calladamente,
apoyando una mejilla sobre la cabeza de ella.
Lloraban así los tres, casi en silencio, en una quietud parecida a la pose para una fotografia dentro de la pieza de
paredes con algunas rendijas por donde entraba la luz del sol, y se colaba el polvo.
Al rato, el primero en salir fue el hombre del mameluco, con la gorra en la mano, secándose los ojos, se dirigió rápida-
mente hacia el cuartito de bloques, entró. Después de unos minutos apareció terminándo- se de peinar, trajeado como
antes y ajustándose el nudo de la misma corbata se fue por la calle, sus zapatos refulgiendo, apurándose para no
perder el ómnibus de la esquina. Luego fue la mujer de los tacos chuecos y el batón gastado quien también se metió
en la pequeña habitación para re- aparecer bien pintada y recién peinados sus cabellos rubios, de elegante vestido
rosa, cartera, tacos altos; caminando con dificultad se asomó a la calle donde la esperaban en un autazo; abrió la
puerta, se introdujo entre risas, y el hombre al volante se inclinó para abrazarla y besarla prolongadamente en la boca.
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Hasta eso la chica ahora de bleicer blanco, vaqueros celestes ajustados, sandalias grises de taco bajo y bol- són al tono
en un brazo ya salía del cuartito de bloques y se iba, airosa en su apuro, para desaparecer en la primera esquina.
No pasó mucho antes que saliera de la pieza el chico en su lustroso traje de primera comunión. Entró en el cuartito
gris y a los minutos volvió afuera vestido ya de chomba amarilla, yins y zapatillas de basque. Agarró la bicicleta oculta
detrás del cerco de baterías, la montó al vuelo y de pie sobre los pedales, el mechón enrulado tapándole la frente, y
moviendo con exageración los labios al masticar el chicle, pegó un pique para llegar a la calle y también perderse de
vista.

Cuento "No dejes que una bomba dañe el clavel de la bandeja"


Esteban Valentino (en Un desierto lleno de gente, 2002)
Cuando Emilio Careaga vio por primera vez a Mercedes Padierna pensó que algo no andaba bien, que un ser
tan maravillosamente bello no debía andar por allí con toda esa forma de mujer arriba suyo con el solo
propósito de hacerlo sufrir, de hacerle sentir que él era tan irremediablemente lejano a ella, que ella era tan
absolutamente imposible para él.
“Porque –pensó– si algo sé con certeza en este mundo es que esa chica no es para mí. Bah, esas chicas jamás
son para uno. Las cosas nunca son perfectas, siempre hay un detalle que funciona mal. Las chicas lindas son
lindas, pero al final de la fiesta se las toman con otro”.
Emilio Careaga tenía quince años recién cumplidos; Mercedes Padierna, catorce ya algo transitados, y
formaban parte del grupo de invitados a la fiesta de una prima de Emilio que él casi nunca veía. Mercedes
se había pasado toda la noche en un rincón apartado del salón y parecía con más ganas de irse que de seguir
dejándose admirar. Los compañeros de Emilio, que habían logrado acceder al baile gracias a cuidadas
falsificaciones de la única invitación original, lo rodearon con sus vasos en la mano, miraron a Mercedes y
empezaron a darle lecciones de cómo actuar en estos casos.
–Vos mirá y aprendé, Negro –le dijo el Colo.
–¡Tenés que aprender rápido, Careaga, porque si no la segunda lección va a ser en la morgue! –gritó el
sargento Vélez en medio del ruido infernal que los rodeaba.
Afuera de la trinchera, la llanura de Goose Green era el mejor simulacro de la peor pesadilla de cualquier ser
humano. Las balas de mortero caían por todos lados y, por más novato que fuera, Emilio Careaga sabía que
para su trayectoria parabólica no había trinchera que sirviera. Si el disparo caía adentro era el fin y le bastaba
mirar hacia cualquiera de sus costados, a sus compañeros muertos o con piernas o brazos de menos, para
convencerse. Hacía apenas cuarenta y cinco días que había llegado a Malvinas en ese mayo del 82, pero al
menos esa lección –no sabía qué número sería en la lista de Vélez– la conocía de memoria. Tampoco pudo
preguntárselo porque quince minutos después el sargento quiso hacer una salida y se quedó en la boca de
la trinchera con la cara hacia arriba, a menos de tres metros de Emilio Careaga, que ahora estaba solo, lleno
de amigos heridos o muertos que lo miraban y con los morteros que seguían jugando a las escondidas con
sus ganas de seguir vivo.
“A ver, Emilito –decía la bomba–, ¿te encuentro, no te encuentro? Booooommmmm. Pucha, no te encontré.
Bueno. Otra vez será. Ya vendrá la piedra libre, Emilio, en ese agujero lleno de agua sucia, y entonces no te
va a poder librar nadie para todos los compañeros. Ya vendrá, Emilito, ya vendrá. Yo puedo tomarme mi
tiempo. Busco lento, pero tengo muchos ojos.
A ver ahora, a ver, a ver... Boooooooommm-mmm... Piedra li... No... pero, sangre... Otra vez sangre... No
eras vos... Me equivoqué de nuevo... Bueno ¿seguimos jugando? Dale. Ahora me toca a mí. Sí, ya sé que soy
un poco tramposa. Siempre me toca a mí”.
–Ahora me toca a mí –dijo Jorge. El Colo se había acercado hasta Mercedes, la había invitado a bailar y se
había ganado el no más contundente que recordara en su larga historia de conquistador. Jorge era el número
dos en la lista de los irresistibles del curso. “Él sí va a ganar –pensó Emilio–. Él seguro que sí. Si el Colo falló
debe haber sido por una distracción momentánea, pero ahora Jorge va preparado y a él no se le va a escapar
esa frutillita con crema”. Desde chico tenía esa costumbre de comparar todo con la comida y, ahora que
había crecido, su hábito se había vuelto casi manía. “Bah, no es tan terrible, después de todo”, se dijo
mientras miraba a Jorge que empezaba su ataque final sobre la posición de Mercedes. “Cuestión de tiempo,
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ahora”, volvió a pensar Emilio. Los minutos que pasaron, ya demasiados para otra seca negativa, parecieron
darle la razón. Pero no. Mercedes había sido más amable, había consentido que Jorge hablara todo lo que
quisiera, pero el resultado había sido el mismo. Bailar, ni loca. Y además ¿sabés qué? Lo que quiero en
realidad es estar sola. ¿Me disculpas?
–Esa piba es más difícil que un teorema –dijo Jorge con la mirada inundada de derrota.
Alejandro copó la parada. Miró a sus compañeros de toda la vida con cierto aire de superioridad y se dirigió
hacia Mercedes con la idea de demostrar que la estrategia de Jorge y el Colo había sido equivocada y que en
cambio la suya sería la correcta. Se paró delante de ella y le dijo en voz baja.
–Ya sé que lo que más querés ahora es estar sola. Está bien. Permitirme estar aquí a tu lado sin decir nada.
Yo tampoco quiero estar con nadie, pero me parece que estar con vos va a ser una forma de sentirme menos
solo.
“¿Qué hago ahora que estoy solo con estos chicos vivos que me miran, pero sobre todo con estos chicos
muertos que me miran?”, se dijo Emilio Careaga desde sus dieciocho años y meses llenos de terror y ganas
de dormir. Empezaba la noche, los morteros ingleses se habían callado y solo algunas ráfagas de
ametralladora cruzaban la llanura de vez en cuando para que lo que quedaba de los chicos argentinos
recordara que la pesadilla seguía allí. Uno de sus compañeros de infierno, con una esquirla de granada
clavada en su rodilla derecha, se arrastró en la oscuridad hasta ponerse a su lado.
–Che, Negro, ahora que Vélez no está más, me parece que vos estás al mando. A Emilio Careaga le pareció
casi gracioso que justo él tuviera que escuchar una frase así, tan cerca del ridículo. Lo único que quería era
dormir y una voz con una esquirla en la rodilla le decía que a partir de ese momento tenía que empezar a
decidir.
–¿Al mando de qué, Flaco? ¿Vos me estás cargando? Si yo soy el único entero y vos que apenas podés
arrastrarte sos el que me sigue.
–Bueno, si hay que rendirse, alguien tiene que hacerlo.
“¿Así que esto es la guerra?”, pensó Emilio Careaga. Una forma de estar solo. Una manera de dejar de tener
dieciocho años y meses y pasar a tener yo qué sé cuántos. Y encima esta voz llena de esquirlas me dice que
tengo que encontrar una forma de sacarlos de aquí. Y digo yo, ¿cómo se rinde uno?
–Me rindo, Loco –dijo Alejandro–. Esa mina es un témpano. Le largué el mejor verso que se me ocurrió y no
le saqué ni una sonrisa.
El único que faltaba era Emilio, pero él ya había resuelto que Alejandro iba a ser el último en fracasar ante
las murallas de Mercedes Padierna. Su razonamiento era simple. Si estos que eran su ejemplo de éxito ante
las mujeres habían fallado, él no tenía ninguna posibilidad de triunfo. Pasaría el resto de la noche soñándola
de lejos y dejaría que el futuro le agregara una nostalgia más a su lista de amores que no fueron.
Un par de horas más tarde, Emilio seguía con las ganas clavadas en Mercedes, cuando ese milagro de catorce
años empezó a caminar hacia el lugar donde él estaba parado. Fue muy cuidadoso en eso de decir que
Mercedes caminaba hacia el lugar que ocupaba y no hacia él, porque lo segundo le parecía territorio de su
fantasía y no de lo que estaba pasando. Pero fuera como fuese, Mercedes Padierna ya estaba a tiro de caricia.
Y entonces alguien le susurró a Emilio lo que debía hacer y lo que debía decir. Alguna fuerza ajena a su
intención inicial de permanecer paralizado le movió su brazo y se lo llevó hasta una bandeja de copas de
jerez con claveles que un mozo transportaba por el salón. Emilio manoteó una de las flores y poniéndosela
delante de los ojos claros de Mercedes Padierna le pudo decir con un rocío de sonidos que le salió de la
garganta:
–Tomá. Es para vos.
Mercedes Padierna se quedó dura delante del clavel.
Lo tomó entre sus manos y se permitió la primera sonrisa de la fiesta. Miró a Emilio a través de la flor y le
respondió con una mezcla de suavidad y firmeza.
–Gracias.
Y agregó.
–¿Querés bailar?

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Emilio Careaga recordaba esa noche de oscuridad y silencio a su novia Mercedes Padierna y se preguntaba
si ella sabría que ahora que la esquirla le había dicho que tendría que ser él quien los sacara a todos de ese
pozo inmundo estaba pensando en ella, en aquella noche que se animó a darle el clavel y en lo importante
que fue para su vida que ella se lo hubiera aceptado y sobre todo que lo hubiera invitado a bailar.
“Cuando me dijeron que tenía que venir a Malvinas yo ya había sido recreado por vos, Mercedes, y entonces
venir a la guerra con tu recuerdo fue también venir con aquel clavel que me hizo tanto mejor de lo que era.
Ahora se largó a llover a cántaros, Mercedes, y ya no me importa. Mi amigo herido está llorando y yo lo tomo
en mis brazos para decirle que está bien, que no se preocupe, que esta lluvia que nos empapa a los dos y a
los otros que también se fueron acercando hasta donde estamos nosotros no nos va a matar, y le acaricio la
frente y le vuelvo a decir que no se preocupe, que yo los voy a sacar vivos de esta zanja cada vez más llena
de agua y que si hay que rendirse lo vamos a hacer juntos y reúno a todos y les digo que ahora hay que
esperar a que amanezca. Me acuerdo de una canción de Sui Generis y empiezo a cantarla en voz muy baja.
Los demás me escuchan y, cosa rara, nadie me pide que me calle. A ver, vamos, me echó de su cuarto /
gritándome / no tienes profesión / tuve que enfrentarme a mi condición / en invierno no hay sol. Y ya sé que
no, Mercedes. Hay esta maldita lluvia que nos congela y hay tu recuerdo menos mal”.
Bueno, bailemos –contestó Emilio. Y al final de esa noche le dijo a Mercedes Padierna: –¿Sabés? En unos
días me voy al sur de vacaciones y me gustaría que me extrañaras.
Ella le sonrió con todo el cuerpo y le dijo que ya vería.
La claridad estaba llegando a Goose Green y a un grupo de muchachos empapados que miraban con miedo
el horizonte. Una constelación de fusiles empezó a acercarse a lo que quedaba de la trinchera y Emilio
Careaga supo que esa mañana se terminaba para ellos la guerra y que ahora sabía algo más de sí mismo.
Mientras seguía acariciando el pelo de su compañero se dijo que él había nacido, entre otras cosas, para que
Mercedes Padierna le repitiera para siempre que esos fusiles podían ser el fin del mundo pero que no lo
serán, amor, no lo serán porque una vez, cuando tenías quince recién cumplidos, estiraste el brazo y sacaste
un clavel de una bandeja para dármelo.
Responder:
1. ” No dejes que una bomba dañe el clavel de tu bandeja” cuenta la historia de Emilio Careaga. Para
hacerlo, el narrador no utiliza una sola voz, sino que mediante un procedimiento narrativo va
intercalando voces y párrafos que refieren a distintos momentos importantes en la vida del
protagonista.
2. ¿Podemos decir que esos momentos corresponden al pasado y al presente del Emilio? ¿Cuáles son?
Busca indicios (pistas) en el texto que te permitan armar el marco correspondiente a cada uno de
esos momentos.
3. ¿Qué suceso, hecho o acontecimiento histórico se ficcionaliza en el cuento? Transcribe una cita
textual que fundamente tu respuesta.
4. ¿Quién es y qué importancia va a tener Mercedes Padierna en esta historia? ¿Por qué te parece que
él la recuerda a ella en determinados momentos?

Cuantas historias de personajes especiales que dicen existir en estas tierras nos contaron y hasta quizás
vimos en carne propia a esos seres sobrenaturales que de solo escuchar esas narraciones nos provoca un
poco de miedo y asombro.

Leer este cuento


–Qué le habrá pasao que no vuelve –dijo don Baltasar mirando el monte desde la puerta de tablas del
rancho.
–Y, si ha yebao las boliyas, dejuro que estará entretenío con los hijos de la Juana, pué -comentó doña
Eulalia con el disfraz que cosía sobre las rodillas.
El calor de la siesta quemaba. El monte parecía de rescoldo bajo el cielo sin manchas. Las moscas
zangoloteaban la quincha, azotaban la vieja fiambrera de los quesos y había que espantarlas a cada

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momento. Ese día empezaba el carnaval, por eso doña Eulalia preparaba los disfraces y había mandado a
Josesito a buscar los caballos para bajar a la carpa.
Adentro del rancho estaba fresco. El hombre se quitó las alpargatas bigotudas y se tumbó en el catre. Pero
pronto lo alertó un relincho y tras el relincho el grito que le dio su mujer:
–¡Salí a ver, Balta, salí a ver! ¡Ha yegao sin jinete el zaino del chango!
Don Baltasar pegó un brinco. Afuera estaba el caballo sin montura, rayado por el sudor y los garabatos recios.
Doña Eulalia le pasó una mano por el lomo y el bicho bellaqueó impresionado. Josesito nunca demoraba.
Siempre regresaba a más tardar en cuatro horas, pero había pasado un día entero y entonces era lógico
afligirse.
Aguardaron un rato. Eulalia siguió preparando los disfraces para ir a la carpa de los Colchi. Arriba andaban
los chalchaleros y los ketupíes dibujando fiestas en las ramas. Lejos remaban dos pares de cuervos y una
brasita salpicaba los brazos de piedra de un algarrobo negro.
El niño no apareció y su padre salió en su búsqueda montando su presuroso alazán. La víbora bermeja y
polvosa del camino lo hundió en la maraña espinuda del monte. La casa de su hermana quedaba dos leguas
al sur y la carpa de los Colchi al naciente, bajando al poblado de Cámara.
Esquivo garabatos, lianas que colgaban como horcas de diamantes y descendió hacia un ciénego. Sobre su
matriz maloliente, atestada de pastos barbudos, trató de encontrar indicios de su hijo. Pero sólo halló
algunos cuernos resecos y osamentas quebradas de vacunos chupados por el pantano negro.
Continuó camino. Llegó a la casa de su hermana a las seis de la tarde. Una horda de perros y de chicos
descalzos salió a recibirlo. Don Baltasar no bajó. Pregunto por Josesito y le dijeron que no lo veían desde
hacía dos semanas, la última vez que había llegado a dejar los caballos, Don Baltasar se estremeció y maldijo
que alrededor de su rancho no hubiera pastaje, sino solamente un manchón de tierra dura, con ráfagas de
espinas y llaretas por eso mantenía sus caballos, sus vacas y sus cerdos en tierras de su hermana. Se pasó un
pañuelo por la frente. Lo invitaron a bajar para servirse unos mates cebados con bollo y contestó que no,
que estaba preocupado, que iba a ponerse en campaña ahí mismo de buscar en el monte. Allí se le sumaron
tres sobrinos. Pensar que la carpa de los Colchi se llevaría mil diablos, déle embanderar el viento con las
zambas, los gatos y los chamamés del bandoneón de Iñiguez. Además se estarían organizando carreras
cuadreras, competencias de sortijas y partidos de truco y algunos chupines se estarían camorreando con los
cuchillos desnudos. Y al otro día: más baile, bien tempranito una yerra, como debe ser, con el lucero en lo
alto y el humo sabroso de la carne asada chicoteando el olfato. Tamales y locro al mediodía, vino y
empanadas, folklore a la siesta, taba, domas, riñas de gallos, mujeres…
Entrada la oración, el grupo andaba entre pencales llamando con silbidos y gritos. En los palos más altos se
prendían a llorar los cacuyes y de lejos se voraceaban los zorros. Pronto la oscuridad los metió en su embudo.
Prendieron los mecheros y parecían tucu-tucus cortando a machetazos las ramas de estorbo. En el fondo de
la noche campaneaba un arroyo y los sapos de piedra hacían gárgaras con sus cantos.
La noche fue larga. El vientito del alba despertó las charatas, una línea de sangre subrayó el naciente y trepó
un sol picante como locro pulsudo. A las diez de la mañana, con el vapor de las raíces inflamando la tierra,
resonó un grito:
–¡Aquí, tío Balta, venga para aquí!
Y todos corrieron en esa dirección. Yo estaba presente en la escena, pero siempre escondido entre los
churquis más chatos. De verme, seguro que me echaban la culpa como después hicieron. En un descampado
pequeño, redondo como un anillo, estaba Josesito, tirado como un títere en el suelo, rodeado de qimiles,
cardones y abigarrados chaguarales que zafaban de sus vainas por accionar sus serruchos. Estaba
ensangrentado, las ropitas rotas, sucio de tierra. Un montón de bolillas brillaban desparramadas alrededor
de su cuerpo. Don Baltasar tiró el machete y se agachó para alzarlo.
–M’hijito –decía-. Pobrecito m’hijito…
El verano zumbaba con sus tábanos negros y el cielo de acero inoxidable enjaulaba el aliento. El chico todavía
respiraba. Salieron macheteando. Llevaron al niño a la casa de su tía y varios comedidos se arrimaron a
atenderlo. Lo lavaron con agua de tusca, le pusieron ropa limpia, le dieron un brebaje de yuyos y después lo
acostaron en un catre mullido.

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–Si Dios quiere y la Virgen se va a recuperar –dijo una viejita rezadora. Los otros asintieron moviendo sus
cabezas de bueyes.
El calor de la siesta creció como un río y fue insoportable. El niño afiebrado comenzó a delirar. Veía un
montón de gallos blancos, de víboras con ojos de personas, de pescados que reían a carcajadas y viejitos con
llamas de fuego en las manos. Más tardes, cuando nombró al changuito sombrerudo, todos se espantaron,
a todos les entró un susto bárbaro.
–E un changuito sombrerudo, mamá…, mireló, e sombrerudo…, me llama…, me quiere llevá…, tiene boliyas…,
muchas boliyas… ¿Quiere que vaya a jugá con él en el monte?...
–¡Ha sio el duende! –exclamaron todos.
–¡El duende, tatita, ha sio el duende!
Dicen en el noroeste argentino que el duende es un chico petiso, con un sombrero enorme que le hace tanta
sombra que no se le puede ver la cara. Se trata de un ser sobrenatural que se hace de los niños que mueren
sin ser bautizados. Tiene una mano de fierro y la otra de lana. Dicen que aparece en los caminos o en las
casas botadas y que de pronto pregunta: “¿Con qué mano quieres que te pegue?”, si le contestan con la de
lana pega con la de fierro y se le responden con la de fierro pega con la de lana. A todos los que son
empecinados jugadores de taba, de naipes y de bolillas, él –que es el mismísimo diablo- los persigue, los
tienta, los conquista y luego les da muerte para robarles el ama.
Josesito no mejoró y falleció esa tarde. En la carpa de los Colchi, cuando el fuelle de Iñiguez se tomaba un
descanso, el tocadiscos a batería se pelaba largando chacareras y los paisanos levantaban polvaredas con el
baile. Todos los paisanos andaban disfrazados como en una comparsa, algunos de diablo, otros de cóndor,
otros de indio con unas plumas de suri atadas en la cabeza.
Lo velaron todita la noche y al día siguiente, ya con el caer de la tarde, deslizaron al muerto al entierro. Lo
llevaron a pulso. Atrás venían la tía Juana, los primos, don Nicasio Chaile, las viejitas rezadoras de negro, tres
negros cortadores de ladrillos que andaban de leñadores para quemar sus tabiques y unos cazadores furtivos
que llegaron aquel día con sus rifles de luto. Don Baltasar y doña Eulalia marchaban cabizbajos. Los cuatro
carboneros que llevaba el cajón del angelito sudaban a mares. El viento caliente se llevaba los rezos y
también el jadeo de los chocos que acezaban sin pausa.
Le dieron sepultura en un viejo cementerio, ya casi borrado, que estaba a media legua del rancho de Juana.
Había mucho yuyo y las tumbas ya ni se veían. Algunas tenían cruces destartaladas y largos balagates se
hundían en sus huecos. Allí lloraron Juana y Eulalia. Don Baltasar echó el primer puñado de tierra, y una vieja
de negro, chumada por la viudez y los años, rezó un Padrenuestro y un Rosario infinitos. Su boca desdentada
parecía de caucho.
Después se fueron yendo de a uno. Algunos se dieron vuelta cuando alguien dijo que sobre la sepultura había
un zorrito blanco olfateando.
–¡Qué va a ser ningún zorro! –dijeron. -¡Y menos blanco! ¡De haber sido un zorro los perros lo sacaban a
los brincos!
Y cuando el sol se hundió en el silencio del monte, con la tarde sangrando en la cresta de los árboles, mi
zorrito blanco y yo, el duende, pusimos en la tumba del niño unas florcitas de acacia. Él fue nuestro amigo.
Las veces que habremos tinqueado bolillas en algún descampado. Yo no lo maté como dice la gente. Tal vez
ha sido un puma muerto de hambre, pero yo no fui, mamacita, claro que yo no fui.

Carlos Jesús Maita, Rosario de la Frontera, Salta, 1979

Después de leer esta mágica historia podés elegir entre estas actividades para realizar.
• Producir una entrevista con el duende para saber qué pasó con el niño, y conocer más cosas
de su vida.
• Escribir una noticia para que salga en la televisión
• LOS GÉNEROS DISCURSIVOS
• La noción de género se remonta a la Antigüedad clásica. La retórica griega establecía, como
respuesta a las necesidades de administrar la vida de la ciudad y los conflictos comerciales, tres
grandes géneros de discurso: el género deliberativo para la asamblea, el género judicial para el
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tribunal y el género epidíctico para las ceremonias. En la tradición de la crítica literaria se han
elaborado clasificaciones para los textos literarios, atendiendo a criterios diversos: según la
composición, la forma y el contenido (se distingue entre poesía, teatro, novela y ensayo); según el
modo de concebir la representación de la realidad (géneros románticos, realistas, naturalistas,
surrealistas, etc.); o según la organización enunciativa de los textos (géneros fantásticos,
autobiográficos, novela histórica, etc.).
• En el Análisis del discurso y la Lingüística del texto, se aplica el concepto de género para la
descripción de los textos en general, y no solo los literarios. M. Bajtín (1952-53), deslingándose de
la tradición literaria, plantea de forma novedosa el estudio de los géneros discursivos en relación con
las que él llama «esferas de actividad social» de cada comunidad de hablantes. Según este lingüista
ruso, la riqueza y diversidad de los géneros discursivos es inmensa, porque las posibilidades de la
actividad humana son inagotables y en cada ámbito de uso (comercial, científico, familiar, etc.) existe
un amplio repertorio de géneros discursivos que se diferencia y crece a medida que se desarrolla y
se hace más compleja cada situación de comunicación. En este sentido, Swales (1990) y J. M. Adam
(1999) han destacado el carácter histórico y cultural de los géneros discursivos: por un lado, los
géneros pueden cambiar y desarrollarse para responder a los cambios sociales (ello explica, por
ejemplo, la aparición de géneros nuevos, como los géneros electrónicos: chat, foro de discusión,
etc.); por otro lado, en cada cultura las características discursivas y lingüísticas de un mismo género
pueden variar (es el caso de la entrevista televisiva, un género muy marcado culturalmente).
• Las sociedades se organizan en ámbitos o esferas en los cuales las personas transcurren sus vidas.
Así, por ejemplo, un adolescente puede organizar sus días entre el ámbito familiar y el escolar y/o el
laboral (además del religioso, deportivo, político, artístico, etc.). Cada una de esas esferas genera
formas específicas de comunicación que contribuyen a constituirlas y que son previas a cada sujeto
que forma parte de ellas. Es decir, la lengua se usa en discursos, cuyas características responden al
tipo de actividad humana en que se producen y en la que cumplen una función social determinada
(científica, administrativa, política, escolar, etc.). Justamente, las actividades de las personas
determinan un uso particular de la lengua, porque cada una de esas actividades tiene condiciones
específicas. Por ejemplo, el discurso científico, que difunde conocimientos nuevos entre un público
especializado, usa un lenguaje propio de la disciplina y es predominantemente argumentativo, ya
que debe convencer de ideas que aún no están aceptadas por la comunidad científica y con razones
válidas a un público capacitado y exigente.
Así, los géneros discursivos son conjuntos de discursos con características propias según el ámbito social
que los genera.

CARACTERÍSTICAS DE LOS DISCURSOS


Para clasificar los discursos en relación con la esfera social en que circula, se tienen en cuenta su contenido
temático, su estilo verbal y el tipo de composición.
• El contenido temático refiere a los temas que puede tratar un género discursivo. Así, es probable
que el discurso político trate temas como educación, salud, justicia, economía, etc.; pero difícilmente
se referirá al tipo de medicamentos adecuados para combatir la neumonía, tema del que
seguramente se ocupará el discurso médico.
• El estilo verbal refiere a la selección de las palabras del discurso (por ejemplo, si se utilizan
términos técnicos o no), del registro formal o informal de la lengua y de formas sintácticas más o
menos complejas. Por ejemplo, en un mensaje de WhatsApp entre amigos, seguramente las palabras
pertenecerán al lenguaje cotidiano, el registro será informal y la sintaxis, común. Por el contrario, en
una carta solicitando una beca de estudios al director de una institución, las palabras serán
cuidadosamente elegidas; el registro, formal; y la sintaxis, más sofisticada.
• La composición refiere a cómo se estructuran las clases de textos pertenecientes a cada género
discursivo. Así, en el discurso publicitario y el político (que procuran convencer al destinatario de que
adopte ciertas actitudes, creencias o ideas) predominan las secuencias textuales argumentativas. En
cambio, en el discurso médico que se expresa, por ejemplo, en la preinscripción de la dosis de un
medicamento, predominan las secuencias instruccionales.
ACTIVIDAD:
1) ¿Qué discursos sociales se evidencian en los siguientes tres casos?:
Continuemos con la teoría sobre los géneros discursivos…
Los géneros discursivos son sumamente heterogéneos: abarcan desde una carta familiar hasta un
tratado científico en varios tomos. Por eso, es útil clasificarlos en dos categorías:

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• Los géneros discursivos primarios: son los que corresponden a la comunicación cotidiana, oral o escrita
(una carta familiar, un mensaje escrito o por audio de WhatsApp, una charla, etc.)
• Los géneros discursivos secundarios: son complejos, más desarrollados y elaborados, preferentemente
escritos (una novela, un tratado científico, un editorial periodístico, un discurso político, una conferencia,
etc.).
Desde esta perspectiva, la literatura se considera como un género discursivo secundario debido a su
complejidad (en términos de Bajtín), puesto que se desarrolla en condiciones de la comunicación cultural
más desarrollada, y es capaz de absorber y reelaborar gran cantidad de otros géneros. Por ejemplo,
dentro de una novela, podemos encontrar otros géneros de diversos ámbitos: una carta, un mensaje de
texto, un mapa de un tesoro, una noticia periodística…por eso, leyendo literatura se aprehenden muchos
saberes de otros campos, no solo literarios (fisiología, psicología, antropología, cosmovisiones de
épocas lejanas).
En general, los géneros discursivos son estables, pero relativamente estables porque, en cada esfera
de la praxis cotidiana, existe todo un repertorio de discursos que crece y se modifica. Por ejemplo, el
periodismo escrito o televisivo crea nuevos subgéneros cada día y presenta variaciones respecto de
otros ya existentes. A su vez, en la medida en que hay nuevas prácticas sociales, surgen nuevos géneros
discursivos. Es el caso de la informática, que en los últimos años ha construido un discurso que se ha
difundido rápidamente, es fácilmente reconocible y profusamente usado.
ACTIVIDAD:
2) Lea el siguiente fragmento de la contratapa de la novela Historia del cerco de Lisboa, del escritor
portugués José Saramago:
En la Lisboa actual, un solitario cincuentón, el corrector de pruebas Raimundo Silva, cede al impulso
irrazonado de modificar el texto de una historia del cerco de Lisboa que corrige para una editorial, e
invierte así la realidad de un hecho histórico conocido: el sitio de la ciudad en manos islámicas, por parte
de los portugueses, con la ayuda de los cruzados, en 1147. A partir de ese percance, el lector asiste a
una reinvención novelada del episodio medieval, reelaborado por Silva, al tiempo que a la relación
amorosa de este con María Sara […] Así, el suceso amoroso se convierte a la vez en leyenda amorosa
y en obra literaria. a) Identifiquen en el fragmento los géneros discursivos que se mencionan. Luego,
elaboren un cuadro en el que revelen las similitudes y las diferencias que existen entre ellos.
b) ¿A qué género discursivo de los que identificaron se le exige adecuación a la realidad?, ¿por qué?
c) Justifiquen esta afirmación del fragmento: “A partir de ese percance, el lector asiste a una reinvención
novelada del episodio medieval”.
----------------
LOS GÉNEROS LITERARIOS
La palabra “género” (del latín “genus”: familia, clase, tipo) refiere, en literatura, a un conjunto de textos
que tienen ciertas características comunes que los diferencian de otros. La primera clasificación de los
textos literarios en géneros es la propuesta por Aristóteles en la Poética (año 335 A.C.). En esta obra, la
primera
que hace un estudio sobre la literatura, el filósofo griego plantea que la literatura es imitación y que la
distinción en géneros se sustenta sobre los modos de imitación que propone cada texto. De esta manera,
es posible determinar tres géneros: el lírico, el épico (narrativo) y el dramático. Si bien tradicionalmente
se han distinguido tres géneros literarios, en la actualidad, también se incluye el ensayístico.
*GÉNERO NARRATIVO
La finalidad del texto narrativo consiste en contar hechos, reales o ficticios, que suceden a unos
personajes en un espacio y en un tiempo determinados. La narración puede entenderse como un
proceso cuya finalidad es la producción de textos narrativos. Un texto narrativo es la composición desde
una perspectiva ficcional de un discurso imaginario confeccionado por un narrador que, a través de su
voz narrativa dominada por un punto de vista, crea un mundo de interrelaciones entre personajes
participantes en una sucesión de acciones organizadas y encaminadas a ofrecer una lectura de la
realidad. En un texto narrativo tendremos que distinguir entre la historia o trama y el relato o discurso.
La historia es la sucesión cronológica de acontecimientos que suceden, mientras que el relato o discurso
narrativo consta de los mismos hechos en el orden en que el autor los da a conocer. Simplificando, se
suele afirmar que la historia es lo que se cuenta y el discurso, cómo se cuenta.
- ELEMENTOS DE LA NARRACIÓN: estructura, marco (personajes, espacio y tiempo), actantes, tema.
1. Estructura narrativa: situación inicial (estado del protagonista al comienzo de la historia); complicación
(alteración dada por una situación interior o exterior al protagonista); resolución (favorable o desfavorable
al protagonista) y situación final (nuevo estado de la situación; no siempre se explicita, a veces el lector
debe inferirla).

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2. Personajes: son los que llevan a cabo las acciones contadas por el narrador. Tienen un carácter
humano, lo que no implica que sean humanos. Las clasificaciones y caracterizaciones más conocidas y
difundidas por la tradición del análisis literario son, según distintos criterios, las siguientes:
a) Por su importancia dentro de la historia:
• Principales, que desarrollan la acción principal.
• Secundarios, menos relevantes, pero que pueden adquirir relevancia en algún
episodio.
• Fugaces: aparecen en algún episodio con una función no fundamental y
desparecen.
b) Por las relaciones de oposición entre ellos.
• Protagonista: desempeña la función principal.
• Antagonista: se opone al protagonista.
3. El tema: idea esencial que surge del texto.
4. El contexto:
a) el espacio (lugar donde ocurren los hechos).
b) el tiempo (que insumen las acciones ej. Un día, meses, etc.)
- ELEMENTOS DEL DISCURSO: narrador; procedimientos o modos del relato y recursos literarios.
1. Narrador: El narrador es un personaje creado por el autor que tiene la misión de contar la historia. Hay
diferentes tipos de narrador según la información de que dispone para contar la historia y del punto de
vista que adopta. Tipos de narrador:
a) DE 3ª PERSONA -NARRADOR OMNISCIENTTE (que todo lo sabe). El narrador omnisciente es aquel
cuyo conocimiento de los hechos es total y absoluto. Sabe lo que piensan y sienten los personajes: sus
sentimientos, sensaciones, intenciones, planes…
b) NARRADOR OBSERVADOR o TESTIGO. Sólo cuenta lo que puede observar. El narrador muestra lo
que ve, de modo parecido a como lo hace una cámara de cine.
c) DE 1 ª PERSONA -NARRADOR PROTAGONISTA. El narrador es también el protagonista de la
historia (autobiografía real o ficticia).
2. Procedimientos o modos del relato:
a) Marcas del narrador y del narratario: palabras o expresiones que indican opiniones o puntos de vista
del narrador o bien referencias explícitas o implícitas al destinatario de la narración (narratario).
b) Dislocaciones temporales: la narración no sigue muchas veces el orden cronológico de los hechos.
Puede comenzar por el final, o por algún hecho intermedio y luego insertar los hechos anteriores a través
del racconto o relato retrospectivo.
c) Modos del relato: es la forma en que el narrador refiere la historia. Puede contarla en estilo directo
(reproduciendo textualmente las palabras de los personajes) o en estilo indirecto (el narrador cuenta lo
que dice o hace el personaje).
d) Recursos literarios: uso de imágenes sensoriales, comparaciones, metáforas, comparaciones, etc.
*GÉNERO DRAMÁTICO
El género dramático es aquel que representa algún episodio o conflicto de la vida de los seres humanos
por medio del diálogo de los personajes.
La palabra dramático proviene de “drama”; esta palabra corresponde al nombre genérico de toda
creación literaria en la que un artista llamado dramaturgo concibe y desarrolla un acontecimiento dentro
de un espacio y tiempos determinados. Los hechos se refieren a personas o caracteres que simbolizan
en forma concreta y directa un conflicto humano.
Este género está destinado a ser representado públicamente frente a un auditorio, por lo tanto, este
género abarca a todas manifestaciones teatrales, a todo lo escrito para el teatro y a todo lo que es
susceptible de representación escénica ante un público.
Los textos teatrales pertenecen al género dramático y se escriben en forma de diálogo, con la posibilidad
de ser representados en un espacio teatral. A diferencia de lo que ocurre en los cuentos y las novelas,
en un drama no hay un narrador que organiza la historia y la relata, sino que esta se desarrolla a partir
de los diálogos y las relaciones entre los personajes. Del mismo modo, los diálogos ponen de manifiesto
el carácter de los personajes.
Toda obra teatral se organiza alrededor de uno o más conflictos, que desencadenan la acción dramática.
Un conflicto surge cuando los intereses o los deseos de un personaje chocan con los de otro. A medida
que cada personaje intenta imponer su deseo, crece la tensión dramática. Esta disputa se manifiesta
mediante los diálogos y las acotaciones. El conflicto se resuelve, o bien cuando prevalece la voluntad de
un personaje, o bien cuando ocurre algún hecho que modifica la situación inicial.

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Intercaladas con los diálogos, el texto contiene acotaciones escénicas y didascalias. Estas son
descripciones que detallan diversos aspectos de la representación de la obra. Se las distingue de los
diálogos porque se escriben entre paréntesis y, por lo general, en letras cursivas. Algunas acotaciones
se refieren al decorado o a la escenografía y a otros elementos de la puesta en escena, como la
iluminación, el sonido, el vestuario y el maquillaje. Otras, en cambio, describen estados de ánimo,
movimientos o gestos de los personajes, además de indicar el nombre del personaje al que corresponde
cada intervención.
La tragedia y la comedia son los géneros más antiguos del teatro. La tragedia clásica se caracteriza para
presentar personajes históricos o mitológicos (reyes, héroes y semidioses), que sufren una desgracia
inmerecida por voluntad de los dioses o del destino. El desenlace es siempre infortunado, ya que termina
con la muerte o el castigo del héroe. La comedia pone en escena situaciones de la vida cotidiana y
muestra el comportamiento del hombre común, señalando sus vicios y defectos mediante la burla y la
ironía.
Aspectos formales de la obra dramática
Una obra dramática (obra de teatro) está formada por dos tipos de textos: texto principal o primario y
texto secundario. o Texto principal: Es el contenido, propiamente, de la obra (el parlamento de los
personajes).
Utiliza cuatro formas de expresión:
▪ Diálogo: Es la conversación entre dos personajes.
▪ Monólogo: Es el modo de expresarse cuando un solo personaje está hablando. Se llama también
soliloquio.
▪ Aparte: Es la forma de hablar de uno o varios personajes que utilizan cuando dicen algo sobre la obra,
y los demás personajes fingen no enterarse.
▪ Off: Cuando se habla fuera de escena.
o Texto secundario: organización de la obra en:
▪ Actos: Es una unidad temporal y narrativa, que está marcado por la subida y bajada el telón.
▪ Cuadros: Parte del texto que está marcada por el cambio total o parcial del decorado. ▪ Escenas: Parte
de la obra que viene determinada por la entrada o salida de los actores. Cada vez que cambia el número
de actores en escena, cambia la escena. ▪ Acotaciones o didascalias.
*GÉNERO LÍRICO
La lírica o género lírico es un género literario en el que el autor quiere transmitir sentimientos, emociones
o sensaciones respecto a una persona u objeto de inspiración. La expresión habitual del género lírico es
el poema. Aunque los textos líricos suelen utilizar como forma de expresión el verso, hay también textos
líricos en prosa.
Se llama género lírico porque en la antigua Grecia este género se cantaba, y era acompañado por un
instrumento llamado lira. Su forma más habitual es el verso y la primera persona. Comunica las más
íntimas vivencias del hombre, lo subjetivo, los estados anímicos.
Las características del género lírico:
Predominan siempre los sentimientos y emociones del autor.
El hablante lírico se expresa en primera o tercera persona. Es el personaje o ser ficticio creado por el
poeta para trasmitir al lector su realidad, su propia forma de verla y sentirla; es decir, es el que entrega
el contenido del poema, el que trasmite estas impresiones, sentimientos y emociones al lector, él se
encarga de mostrar la realidad del poeta.
El lenguaje poético se centra en la función poética, es decir, el emisor trabaja sobre la forma del poema
(e) mensaje) a fin de crear belleza con las palabras y generar el ritmo que lo caracteriza. Para lograrlo,
el poeta estudia, con cuidado, no sólo qué decir, sino cómo hacerlo, explora las múltiples posibilidades
de significación de las palabras que, puestas en relación unas con otras, sugieren más de lo que dicen
habitualmente. Para lograr este trabajo estético, los poetas juegan con ciertas formas que le son propias,
y utilizan recursos literarios y sonoros.
Elementos del texto lírico: o El verso: (Del latín versus, renglón). Palabra o conjunto de palabras sujeto
a una medida, un ritmo y una rima.
o Estrofa: es el conjunto de versos. Según la cantidad de estos puede ser dística o pareada, terceto,
cuarteto, quintilla, etc.
o Métrica: es la medida del verso. Esta se obtiene realizando la separación en sílabas. Algunos poemas
tienen métrica regular ya que se construyen con versos de la misma medida, otros, en cambio, presentan
métrica irregular porque están formados por versos de medidas diferentes.

TEXTO ARGUMENTATIVO

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ESTRATEGIAS ARGUMENTATIVAS

Estrategia Características y ejemplo Marcadores textuales

EJEMPLIFICACIÓN Se enuncian casos puntuales o particulares que sostienen la idea Por ejemplo, pongamos
general. Por ejemplo: en el texto Tecnología y familia: “Es frecuente ver por caso, o la simple
que los adolescentes y jóvenes –por estar frente a las pantallas- invierten enumeración de casos
peligrosamente sus horarios, le quitan horas al sueño y, básicamente, enlazados con comas (,).
restan contacto con personas reales, amigos o miembros de la familia.”
Cada una de esos actos adolescentes mencionados son ejemplos de
actos o consecuencias negativas del uso de internet.

CITA DE Se trata de incluir una voz especializada, reconocida, respetable, que Uso de comillas “…” o letra
AUTORIDAD plantea lo mismo que aquello que el emisor defiende. Es algo así como cursiva y la mención de la
decir “no sólo lo pienso o digo yo, sino también ésta otra persona persona autorizada.
reconocida o respetable”. También puede hacer referencia a
estadísticas, al resultado de investigaciones o al saber popular
(refranes).

PLANTEO DE La intención es mostrar lo razonable de la idea (tesis) enunciando la/s Por lo tanto, por eso, en
CAUSA causa/s que llevan finalmente a una conclusión lógica que, presentada consecuencia, por que,
CONSECUENCIA así, parece ser irrefutable (indiscutible). Por ejemplo: en Tecnología y consecuentemente, dado
familia: “Es cierto que internet (…). Por eso la pérdida de la noción de que, por ende, etc.
contacto personal –físico y emocional que en el mundo de la red es
sustituido por la transmisión y la interacción virtual-, podría afectar a las
relaciones familiares.”

PREGUNTA El emisor interpela al receptor formulando una pregunta que ya tiene Se enuncia usando los
RETÓRICA la respuesta en sí misma, que tiene una única respuesta, que es dada signos de pregunta o
inconscientemente por el receptor y esto lo lleva a estar de acuerdo, interrogación ¿…?
ya que es su propia respuesta.
No todas las preguntas de un texto argumentativo son retóricas.
Tienen que cumplir con las características mencionadas arriba. Por
ejemplo, en las publicidades de pañales para bebés, suele plantearse:
“¿Querés que tu bebé duerma sequito toda la noche?”, no creo
que alguien responda que no. Todos queremos –si somos padres- que
los bebés duerman sin que se les rebalse el pañal. Así que hay sólo
una respuesta posible y, en consecuencia, pensamos: si quiero que
mi bebé duerma sequito, debo comprar pañales X. Al menos, ésa es
la intención.

ANALOGÍA El emisor establece una comparación entre la idea que defiende y otra Como, como si…, tal
idea sobre la que supone que el receptor está de acuerdo. Si el como… al igual que…
receptor acepta que las dos ideas son similares, estará de acuerdo
con la idea del emisor.

CONCESIÓN El emisor reconoce que ciertos puntos de vista de sus oponentes son Es cierto que…, Si bien…,
válidos. Pero lo hace para luego recurrir a la refutación, para terminar aunque… No puede
descalificándolos. Ejemplo: en el texto Tecnología y familia, la autora negarse que…
afirma: “Es cierto que Internet es un instrumento que posibilita una
nueva forma de relación interpersonal” para luego decir… (vean el
ejemplo de Refutación)

REFUTACIÓN En su texto, el emisor incluye voces que se oponen a su tesis para Pero, sin embargo, no
discutirlas, contradecirlas o descalificarlas. Ejemplo: “… pero ésta es obstante,
muy distinta a la relación íntima y cara a cara que se da en las
familias.”

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IRONÍA Es una burla disimulada que quiere decir –en realidad- lo contario a
lo que se está diciendo.

ACTIVIDAD DE INTEGRACIÓN CON ESI


2. Lean el siguiente texto introductorio:

La identidad personal y el valor de la belleza física.


El concepto de belleza, como el de todos los valores, es relativo: cambia con las épocas y, en la
actualidad, se ha transformado en un problema porque lo que podía ser considerado una virtud de la
persona, se ha convertido en un aspecto, se ha focalizado en lo físico. En nuestro país esto es notable,
puesto que la Argentina se encuentra entre los países que más cirugías estéticas se practican.
El tratamiento que los medios de comunicación periodística dan al tema tiene un papel importante en
la sociedad de consumo en la que vivimos. Ellos proponen un modelo de belleza único, que implica la
adopción de los servicios y los productos que ofrecen: hay que tener el cabello rubio (con las mejores
tinturas), los ojos claros (con lentes de contacto), el cuerpo delgado (servicio de dietas) y atlético
(gimnasios varios), disfrutar de la juventud juntándonos con amigos (a tomar cerveza), etc. Hasta se
hacen diferencias tan sutiles como que, dos amas de casa compiten usando jabones diferentes, la
“más linda” es la que usa la marca del auspiciante. Los medios trabajan con una aceptación masiva
de sus propuestas, porque –en general- no nos detenemos a pensar qué mensaje se esconde detrás
del mensaje que nos muestran.
Así, la publicidad –consecuencia de la sociedad de consumo-, logra crear hábitos de compra
distorsionando valores: el éxito en los distintos ámbitos de la vida depende de los productos o servicios
que usamos, y nuestra belleza depende de lo mucho o poco que nos parezcamos al modelo, al
estereotipo, impuesto por los medios.
¿Cómo podemos cambiar esto? Reconociendo que nuestra felicidad y nuestra belleza son en realidad
emociones y valores que no se compran; que lo que verdaderamente importa, no se puede tocar –
como los sentimientos- ni mucho menos comprar. Valoremos nuestros afectos, somos mucho más que
una imagen.

3. Ahora lean el texto que sigue y, por último, desarrollen las consignas que se encuentran al final
del mismo.
SOY ASÍ: me acepto, me respeto y me valoro
Un estereotipo, según el diccionario, es una imagen socialmente compartida muy simplificada y con pocos detalles,
carente de fundamento científico, con que se pretende definir, caracterizar y calificar a un pueblo, un grupo social,
una etnia, un grupo de edad, etc.
Existen ciertos estereotipos de “personas perfectas”, que circulan en la sociedad, y que nos hacen querer vernos como
ellos y ellas: cuando encendemos el televisor, cuando leemos una revista, cuando miramos los carteles de la publicidad
en la calle.
El problema con estos estereotipos de belleza, de personas exitosas y populares, es que si no tenemos esos atributos,
no nos sentimos valiosos y valiosas, no nos aceptamos como somos y tratamos de cambiar u ocultar nuestra apariencia
o características propias. Además, muchas veces resulta perjudicial para nuestra salud.
Los estereotipos nos impiden percibir y valorar las diferencias que hay entre nosotros y que nos convierten en personas
únicas. En esta diversidad hay una gran riqueza sobre la que es importante reflexionar. Esto nos va a permitir valorar
las posibilidades y características que tiene cada persona.
Después de todo, la felicidad y el amor no están relacionados con cuerpos y rostros ideales, sino con la posibilidad de
establecer vínculos sinceros con los y las demás.
a) Elaboren un texto de opinión que tenga como principales destinatarios a los jóvenes, en el que
expresen una crítica a la imposición de modelos y múltiples formas de consumo, globalizada
por los medios masivos de comunicación.

PASOS PARA LA ESCRITURA DE UN TEXTO ARGUMENTATIVO


a) Piensen para qué y para quién lo escribirán.
b) Presenten el punto de partida: hecho que motiva la escritura (tema).
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c) Expongan la tesis que van a defender. No olviden que debe formularse con una oración afirmativa o negativa que
exprese una opinión.
d) Escriban los argumentos que van a utilizar para demostrar o defender su tesis y las ideas que van a refutar sobre
las opiniones contrarias a la suya.
e) Adapten los argumentos elaborados en d) a las estrategias argumentativas más convenientes para expresar cada
uno.
f) Usen los marcadores textuales con los que pueden introducir las estrategias argumentativas en el texto.
g) Busquen un título que atraiga a sus lectores.
h) Retomen su tesis en la conclusión para escribir un cierre adecuado que recuerde al lector de qué se viene
hablando y sugieran, soliciten, exijan, etc. una toma de postura al respecto.
i) Revisen que tenga sentido la relación de ideas entre oración y oración y, luego, entre párrafos (así aseguramos la
coherencia).

LOS TEXTOS DE OPINIÓN


Los editoriales, las cartas de lectores, las críticas de espectáculos o reseñas, los ensayos, son textos de
opinión, en los cuales el emisor expresa su parecer acerca de algún tema y lo fundamenta por medio de
argumentos con la intención de persuadir al lector.
El emisor está muy presente en el texto y, como marcas de su presencia, encontramos una gran cantidad
de subjetivemas o modalizadores de los enunciados.

Los SUBJETIVEMAS son aquellos sustantivos, verbos, adjetivos, adverbios, construcciones o


términos lingüísticos que, en general, manifiestas una valoración por parte del hablante. Por ejemplo,
en la frase: “Ese estúpido programa” el adjetivo resaltado marca una valoración negativa respecto
del programa del que habla; o en “La policía reprimió a los manifestantes” el verbo resaltado muestra
que se opina que hubo uso de la fuerza, ya que no es lo mismo decir: “La policía contuvo a los
manifestantes” o “La policía controló la manifestación.”

Los MODALIZADORES DE LOS ENUNCIADOS son aquellos términos o construcciones lingüísticas


–frases- que muestran la posición del hablante ante lo que dice. Tiñen con su sentido – certeza, duda,
valoración, etc.- el resto del enunciado: “Evidentemente el conductor del programa es muy tonto”
(certeza); “Tal vez, el conductor sea algo tonto” (duda); “Lamentablemente, el conductor es muy
tonto” (valoración).
Pueden funcionar como modalizadores los adverbios y frases adverbiales como las de los ejemplos
anteriores; los verbos “creer” y “suponer” para expresar duda, la no certeza, y “saber” para indicar
certeza. Los modos verbales: subjuntivo para la duda e indicativo para la certeza.

En estos textos hay también diversas formas de polifonía, es decir, de inclusión de otras voces en el
propio texto. Esto ocurre porque, al expresar su opinión, el emisor establece una especie de diálogo con
aquellos que piensan como él y con aquellos que no, e incluye estas voces en su discurso, ya sea para
refutarlas o para apoyarse en ellas. Por ejemplo, la estrategia llamada: cita de autoridad, es un apoyo a la
propia tesis y la concesión presenta la opinión contraria dándole algo de razón, para luego refutarla.

LA OPINIÓN DE LOS MEDIOS


En sociedades como la nuestra, los medios masivos de comunicación cumplen un papel muy influyente
en la determinación de cuáles son los temas sobre los que vale la pena o es necesario tener una opinión
formada
Todos los diarios, los noticieros de televisión y de radio, dedican un espacio para la opinión –editoriales,
notas, cartas de lectores, etc.- incluso algunos programas se dedican exclusivamente a discutir en vivo
temas de actualidad, al debate. De este modo influyen sobre la opinión pública.
Tradicionalmente se discutía sobre temas de política o de economía o sobre hechos que impactaban en
la sociedad. Desde hace un tiempo, otros temas que se trataban en la intimidad de la familia o con los
amigos, han llegado a los medios: la infidelidad; la amistad entre el hombre y la mujer; la violencia familiar,
la homosexualidad, etc.
También hubo un cambio de las voces que opinan. Antes eran los expertos, los especialistas, los que
ocupaban esos espacios; en la actualidad se busca conocer, además, la opinión de una figura pública,
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pero no especializada en el tema en cuestión (una actriz opina sobre temas familiares) o de la gente
común; para esto los móviles salen a preguntar a las personas en la calle o se realizan encuestan para
conocer qué se piensa sobre tal o cual tema. Por su parte, las redes sociales son, hoy por hoy, canales
de expresión de opiniones que -además de veloces- son globales.

LA GENTE COMÚN TAMBIÉN OPINA: CARTA DE LECTORES


Ya hemos mencionado que se trata de un tipo textual que es predominantemente argumentativo, dado
que un lector se transforma en autor (emisor), pues se dirige a un periódico o una revista para comentar,
criticar o hacer elogios a una materia o carta publicada en ediciones anteriores; o –también-, para
presentar, comentar y dar su opinión con relación a temas del cotidiano o de interés de la comunidad.
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS IMPORTANTES DE ESTE GÉNERO:
• Dónde lo encontramos:
Generalmente, en un lugar reservado para la opinión de los lectores en periódicos y
revistas. • Con relación a la estructura:
La carta de lector presenta la siguiente estructura:
✓ Título: expresa una idea general del tema principal que va a ser tratado en la carta. ✓ Saludo: puede
ser formal o no y, casi siempre, dirigido al Director del periódico/revista. Por ejemplo: Señor director:
(revisen los textos Tirar para adelante; Tecnología y familia; Padres y límites, como ejemplos).
✓ Cuerpo del texto: responde a la superestructura del texto argumentativo que venimos estudiando
(Punto de partida: presentación del tema; Tesis: opinión; Demostración: estrategias argumentativas y
Conclusión: cierre retomando la tesis).
✓ Despedida: generalmente un vocativo o saludo de despedida. Como, por ejemplo: atentamente,
saludos cordiales, etc.
✓ Sección de contacto: al finalizar la carta su autor la firma, es decir, escribe su nombre, documento de
identidad (a veces no se lo publica por su seguridad); lugar de procedencia y –en algunos casos su
correo electrónico.

• Con relación al texto:


✓Presenta un lenguaje simple y claro, característicos de los lectores del periódico o revista donde
se encuentre la carta. El escritor debe cuidar su uso del lenguaje, ya que la carta será
publicada y leída por muchas personas.
✓ Posee un carácter argumentativo, ya que tiene el propósito de defender y/o rechazar una idea
que fue publicada anteriormente o presentar una serie de razones que apoyen la idea nueva
que se quiere defender;
✓ El foco está en el receptor ya que la finalidad es influir en su forma de pensar y de actuar y, por
eso - a veces-, usa la segunda persona (tú, vos, ustedes) para simular un diálogo con los
receptores, alternándola con la primera persona singular o plural (yo, nosotros) que es la que
se emplea con frecuencia.
__________________________________________________________________________
ACTIVIDADES
1. Lean las siguientes cartas de lectores que fueron publicadas en el Diario argentino “La Nación”
Día del Niño
Señor Director:
La Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación,
propuso rebautizar el Día del Niño y llamarlo el Día de las Infancias. Recuerdo mi infancia con gran felicidad.
Tuve amigos, familia, maestros... ¡y los mejores padres! No festejábamos el Día del Niño ni de la Infancia,
porque, como se decía en casa, todos los días eran nuestro día.
Pienso que preocuparse por la manera de nombrar este día más que por garantizar que las necesidades
básicas de la infancia estén cubiertas, es estar verdaderamente fuera de foco, ¿acaso importa cómo se llame
si de todos modos los niños no serán cuidados como merecen?
Durante mi infancia, los niños no necesitábamos juguetes para ser creativos y no aburrirnos jamás. Nuestros
mayores nos dieron infinito amor, cimentaron nuestra autoestima y nos dieron las armas morales e
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intelectuales para vivir la vida como una promesa para desarrollar nuestros dones. Es cierto que los tiempos
han cambiado, que, atendiendo a los Derechos del Niño, se piensa que tienen sobre todo derecho a jugar,
pero muchas veces con esa excusa son abandonados por sus familiares cercanos a largas horas de exposición
a distintos tipos de pantallas que lejos están de brindar educación en valores.
¿Cómo festejan los niños hoy, en cuarentena, cada día de su niñez? Sin amigos, sin salidas, sin desafíos
intelectuales, con padres sobrepasados por los problemas diarios ¿Y la única idea que se les cae es cambiar el
título del festejo?
Evidentemente los adultos que pueden cambiar las cosas no están a la altura de las circunstancias.
Patricia Dirube
DNI 4.540.116

Inclusión educativa
Señor Director:
La última Ley de Educación Nacional N° 26.206/06, garantiza la inclusión a la escuela común, de niños con capacidades
diferentes. A pesar de ello, debo decir que no siempre se desarrolla de la mejor manera posible y que todavía hay
mucho trabajo por hacer en la materia.
Es cierto que la inclusión es una herramienta más para el desarrollo de niños y jóvenes con distintas dificultades. Sin
embargo, genera una situación compleja, porque que el niño esté incluido en una escuela común no significa que va
a aprender al ritmo de los demás, ni que tampoco desaparecerán por milagro sus retos personales y que todo su
entorno se adaptará a él como si nada ¡Ingresar es solo el comienzo!
El verdadero trabajo es adaptar y modificar el entorno y crear inclusión. La inclusión incomoda al estudiante, al
maestro, al padre, a los compañeros y a todos en general. Nuestro esfuerzo se engrandece y se enfoca en el estudiante
con discapacidad, "nuestro hijo", ¿es tan difícil de entender que necesitamos del compromiso de toda la comunidad?
No les quitemos a nuestros hijos con discapacidad estas oportunidades de crecer y adaptarse al mundo. Entendamos
que tenemos que remar todos hacia el mismo objetivo y, así, más fácil será llegar.
Mariana Conca
DNI 23.992.018
2. Después de la lectura, elegir una de las cartas y desarrollar los siguientes puntos:
a) ¿El título de la carta ayuda a anticipar su contenido?
b) ¿Cuál es el tema o problema que trata la carta?, ¿qué habrá motivado a su autor a escribirla?
c) Señala o transcribe las estrategias argumentativas empleadas para demostrar la opinión.
d) Marca o transcribe los marcadores textuales de las estrategias que señalaste en c).
e) Reconoce y transcribe los subjetivemas y/o modalizadores de los enunciados presentes.
f) En la conclusión, ¿propone alguna solución a su planteo?
g) ¿Cuál es tu postura o punto de vista respecto a la opinión expuesta en la carta? ¿Por qué?
h) Escribí un texto argumentativo que –de alguna manera- le responda a la carta que elegiste

ARGUMENTAR es intentar conducir, a través del discurso (de las palabras), a un receptor o un auditorio
determinado, a realizar cierta acción (hacer o pensar algo). Así, una argumentación está construida siempre para
alguien, para un receptor o receptores determinado/s a quien/es se quiere convencer. Por eso, utiliza la función
apelativa del lenguaje. Argumentar es, por tanto, aportar razones para defender una opinión o justificar una actitud
o una acción. Las situaciones más comunes en que se emplea la argumentación son las siguientes:

Situaciones de carácter interpersonal: vida cotidiana (discusión entre dos personas con diferente punto de
vista), entrevista laboral, etc. Se caracterizan por la utilización de un discurso poco planificado.
Situaciones de carácter social: cartas al director, artículos de opinión, manifiestos, anuncios publicitarios,
debates, mesas redondas... Emplean un discurso más planificado y estructurado, con una gramática más
elaborada y precisa.
Situaciones técnicas: ámbito científico, jurídico y administrativo... (artículos de investigación, tratados,
instancias, alegatos, sentencias, demandas...). Usan estructuras muy formalizadas, en un discurso técnico.
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Situaciones académicas: los exámenes, informes, trabajos académicos.
Además, podemos encontrarla en:
• Discursos políticos en los cuales, por ejemplo, candidatos de un partido político X, expresan los motivos
o razones por los cuales las personas de la comunidad deberían elegirlo, darles su voto.
• Discurso periodístico: en el que aparece –además- ramificada (la argumentación) en diferentes clases de
textos conocidos generalmente como Textos de opinión: Carta de lectores, Editoriales, Reseñas críticas, Etc.
en los que se dan a conocer las ideas que una persona o medio de comunicación tiene sobre un hecho o
asunto (tema) de interés general en la comunidad –por ejemplo-: el embarazo adolescente; la legalización
del aborto; el bullying en las escuelas; el impacto de las nuevas tecnologías en la vida de los seres humanos,
el uso y abuso de drogas, Etc.; con el fin de convencernos de aceptar sus puntos de vista al respecto, esto
es, pensar igual y actuar en consecuencia.
• Discurso publicitario donde la intención en convencernos de consumir algún producto o servicio.
TE INVITO A LEER UN TEXTO ARGUMENTATIVO

Agitadores de la lectura
El que lee conoce gente, la concibe junto con el escritor, toma palabras y, procesándolas en su imaginación, funda
mundos y se alimenta de ideas

Por Sergio Sinay


Escritor, especialista en vínculos humanos.

Entre la palabra libro y la palabra libre hay apenas una letra de diferencia, lo cual quizá no es simple casualidad, ya que
el libro nos hace libres. No está de más recordarlo en un momento en que se confunde con frecuencia y con liviandad
la conexión (un fenómeno tecnológico) con la comunicación (un fenómeno que involucra nuestros atributos
emocionales, espirituales, psíquicos e intelectuales y que no necesita necesariamente aparatos). Hasta tal punto llega
la confusión que un fanático, en nuestro país, escribió que, si se puede salvar un disco rígido, para nada importa que
se quemen todos los libros del mundo. Eso sí, para comunicar su propuesta se valió de un medio impreso.
Desde que en el siglo XV el alemán Gutenberg inventó la imprenta, el libro no sólo se consagró como uno de los más
formidables inventos de la humanidad, sino que también empezó a vivir bajo el presagio de que pronto desaparecería,
ya fuese porque no interesaría a nadie o porque sería desplazado por otros recursos (la fotografía, la radio, el cine, la
televisión, internet y la computadora). La mayoría de esos agüeros ha desaparecido, desmentidos por el tiempo y los
acontecimientos. Mientras tanto, las grandes ideas que perduran, las historias que nos conmueven por sus contenidos
y por la belleza y la calidad de su narración, las más profundas exploraciones de la experiencia y la existencia humana
perduran en forma de libro. También, muchas de las grandes estupideces y las ideologías más perversas se han
divulgado a través de ese medio. Así como (más allá de sus usos útiles) muchas veces las pantallas estrechan nuestros
horizontes, nos aíslan del mundo, comen nuestro tiempo, aplanan nuestra imaginación y, en el afán de la velocidad,
de la multiplicidad, de cosechar la “amistad” de multitudes anónimas y virtuales, van destruyendo nuestra sintaxis,
empobreciendo nuestro lenguaje, secando nuestra capacidad de crear metáforas, el libro nos lleva en la dirección
opuesta. “El que lee nunca está sólo”, decía el Negro Fontanarrosa. Y es así. El que lee conoce gente, la concibe junto
con el escritor (un mismo personaje es distinto en la fantasía de cada lector), toma palabras y, procesándolas en su
imaginación, ahonda conceptos, funda mundos, se alimenta de ideas y argumentos, se embaraza de temas de
conversación que luego comparte o divulga, enriquece su vocabulario, se deleita con el silencioso sonido de las
palabras. La lectura fomenta la actividad emotiva, intelectual e imaginativa; las pantallas nos reducen a la pasividad al
entregamos todo dicho o todo visto.
Mientras que la conexión virtual destruye vocablos abreviándolos de un modo patético, el libro es el soporte que
conserva, nutre, celebra y enaltece el lenguaje, la más poderosa herramienta de comunicación humana, cuya forma
actual fue concebida hace cinco mil años por los sumerios y desarrollada luego a lo largo de la historia de la especie. Y
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pueden conservar, incrementar y contagiar el único vicio que nutre, que mejora la vida y que hasta puede permitir
vislumbrar su sentido: el vicio de la lectura.
“¿Un libro puede salvar una vida?”, le preguntaron a Paul Holdengraber, director de la Biblioteca Pública de Nueva
York. “Incluso una sola línea puede hacerlo respondió”. “Pero para eso hay que leer con humor”. ¿Y qué es leer con
humor? “No identificarse con una sola mirada y permitir que todas te cosquilleen, teniendo una mirada golosa y
juguetona. Un fanático es alguien que ha leído sin humor”. Holdengraber se llama a sí mismo “agitador de la lectura”,
dice que el libro es un tercer pulmón que nos permite respirar el mundo y recuerda que “el libro es algo que se puede
tocar, que emborracha por el tacto. Y, precisamente en un mundo cada vez más virtual y televisual, su presencia táctil
ganará aura. ¡Una biblioteca será el Palacio del Aura!”. Bienvenidos los agitadores de la lectura.

Extraído de Revista Nueva.

Guía de lectura:
1. Lean solamente el título y predigan sobre qué tratará el texto.
2. ¿Qué tema trata el texto y cuál es la postura del autor?
a) Con cuál de las siguientes afirmaciones se relaciona el texto. Justifique

• El libro es la más poderosa herramienta de comunicación humana.


• Las nuevas tecnologías sustituirán a los libros.
• La lectura enriquece más que cualquier medio tecnológico.

3- En el texto encontrarás las siguientes afirmaciones “El que lee nunca está sólo” y “¿Un libro puede salvar una
vida?”, cuáles son tus posturas con respecto a estas.

Oración compuesta por coordinación y yuxtaposición


Subraye los verbos. Luego separe las proposiciones entre corchetes. A continuación, analice
sintácticamente las proposiciones.

1- En una gran ciudad, vivían dos amigos, un varón y una nena; Matu y Angie eran los nombres de los
chicos, pero ninguno había visitado el barrio del otro, el Muro les impedía el paso hacia el otro lado.
2- Matu vivía feliz, con su familia, en la parte pobre de la ciudad y Angie habitaba la zona más cara y rica;
era la misma ciudad, sin embargo, entre este y oeste dividía a las familias una frontera muy recta y hostil,
un muro de cemento; a ellos les preocupaba muchísimo la existencia del Muro de Berlín.
3- A través de la ciudad corría un río muy caudaloso, el Spree, y sus orillas eran adornadas por muchísimas
flores, pero desde allí todos divisaban muchas fábricas y casas, y el tramo del río estaba dividido.
4- Matías vivía no muy lejos del Spree, cerca de allí era usado por él y sus amigos como campo de fútbol un
pequeño parque; era un terreno baldío, apto para sus diversiones.
5- En su sueño, a Matu le ocurrían cosas extrañas, imaginó el puerto de Hamburgo, como en una película;
junto a inmensos cruceros y pequeños botes, su barquito de madera cruzaba la zona de la frontera y su
impulso lo llevaba aún más lejos, al océano.
6- El barquito de vela de Matu navegaba con el viento a favor, pero su capitán no sabía su dirección ni era
imaginado por él el destino del viaje soñado; en ese sueño el río Elba parecía tremendamente ancho, como
un mar, y ya no se divisaban sus orillas, sino sólo aparecían barcos, grandes, con enormes anclas y
poderosísimos motores.
7- Ese día de verano era muy caluroso, a los niños berlineses les fascinaban estos días; soñadores,
pensaban en la posibilidad de viajes lejanos, por mar, pero sus deseos no les eran concedidos por sus
familiares, debido a razones políticas.
8- El sueño del niño berlinés era fantástico, su barquito entraba, velocísimo, en el puerto, y después zarpaba
hacia el Atlántico, con ayuda del viento; las olas parecían muy altas sin embargo su barquito le hacía frente
al oleaje y soportaba los embates

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9- Danzaba de la cresta de una ola a otra, bailaba a la par de enormes buques petroleros y de fragatas de
velas blancas, era avistado por tripulantes de buques de carga de todos los países y una vez le rozó la proa
un barco gigante como el Titanic.
10- De pronto, en su sueño, emergió una tormenta; era impetuosa, como un huracán y sacudía los mástiles
de aquí para allá, pero el bote no sucumbió, sino navegó seguro.
11- El barquito de madera fue construido por las manos de Matu, iba como en una montaña rusa; subía y
bajaba, y cubrían el cielo más nubes negras, presagio de tragedias, sin embargo, Matu sonrió contento,
pensaba en el destino feliz del botecito soñado, en países lejanos.
12- Con las manos bajo la nuca, soñoliento, ahora pensaba en algo lindo; el cielo estaba despejado y era
divisada por la tripulación una extensa y blanca playa, con palmeras, pero el sueño de repente llegó a su fin
y a Matu esto le disgustó mucho.
13- Algo le hizo cosquillas a Matu, en la nariz; lo sacó con la mano, pero de nuevo algo le tocó la nariz, de
una forma muy molesta; Matu abrió los ojos y la cara de Pepo apareció, sonriente y pícara, era Pepo Klemm,
su mejor amigo.
14- Vivían en la misma cuadra y en la escuela sus bancos estaban juntos; al pobre Pepo le había tocado el
sobrenombre más ridículo de la escuela y esto lo avergonzaba.
15- En la escuela a todos les habían puesto un sobrenombre desde el jardín de infantes; generalmente era
aceptado por los chicos el apodo, pero, por culpa de las burlas, a Damián le desagradaba su extraño apodo.
16- Lamentablemente, Pepo no era bueno en la escuela; la señorita Merz, la maestra del curso, le había
organizado a él clases de apoyo después de hora, pero a Pepo le costaban las materias, el niño a menudo
era ayudado por sus compañeros con sus tareas, durante unos treinta minutos al día, sin embargo, Pepo
siempre razonaba de un modo distinto
17- Por su extraño modo de pensar, Damián parecía de otro planeta y quizás en ese sitio nadie pensaba del
derecho, sino caminaba al revés, como los cangrejos.
18- Incómodo, no respondió Matu a las preguntas de su amigo, ni le contó a Pepo sus sueños con un barquito
y una botella, pero después pensó en las palabras de su amigo, y le parecieron geniales, absolutamente
apropiadas.
19- Sus deseos encontrarían un destino real; sería enviado por Matu, a través del río, un mensaje en una
botella; el vidrio conservaría intacto el papel y a la botella vacía el mar no le haría daño; soportaría el oleaje
como un cangrejo.
20- El objetivo de Matu parecía posible, pero, fascinado, no medía las consecuencias del riesgoso viaje;
Pepo intuía la genialidad de sus palabras y, lleno de ansiedad, le ofrecía ayuda a su amigo, sin embargo, su
atención no fue correspondida aún por Matu.
21- Al mediodía, el asfalto de las calles de Buenos Aires huele a petróleo; a los transeúntes les disgusta ese
olor a quemado, pero nadie en la ciudad está dispuesto a intervenir.
22- La multitud cruza la calle Santa Fe y el tránsito aturde a todos, pero mucha gente ya no lo siente con
tanta intensidad; ha sido convencida por los otros vecinos de la inutilidad de las quejas y ya está
acostumbrada.
23- Por el movimiento de la gente, los viajeros perciben la tensión en sus rostros y mentes; caminan
preocupados por el estrés de sus trabajos, pero la familia de Robbie vive en un departamento alto con aire
acondicionado y no es arrastrada por la gente a ese movimiento enloquecedor.
24- Dormido, María lo observa mejor, sólo asoma una nuca con muchos rulos, y no se le nota el pelo largo;
desde su mesita de luz, sale una melodía; parece una canción de folklore norteamericano.
25- Allí, las persianas están bajas y apenas atraviesan las cortinas los reflejos del sol, a raíz del viento suave;
de pronto alguien detiene sus pisadas frente a la puerta y es sorprendido por la voz del niño.
26- Tenía el nombre de Charlie Mears; era hijo único de madre viuda; vivía en el norte de Londres, lejos del
centro, pero venía aquí todos los días, a su empleo en un banco; tenía veinte años y estaba lleno de
aspiraciones.
27- Un día vi a Charlie, un poco nervioso, en la sala de billares, y lo asusté, no obstante, se calmó y luego
lo invité a casa; fue el primer jalón de nuestra amistad.

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28- Sin el ruido de las calles y sin sus amigos, visitaba mi casa, de tarde; hablaba de sí mismo, o me contaba
acerca de su trabajo; no confiaba en sus talentos, sin embargo, tenía pretensiones literarias.
29- Un día de tantos, jugaba en la quinta de la casa de la familia, en Buenos Aires, y di con un pequeño
sapo; no huyó como sus congéneres más corpulentos, sino se hinchó extraordinariamente bajo mis
pedradas.
30- Me horrorizaban los sapos; les huía o los aplastaba; por eso el pequeño u obstinado batracio sucumbió
a los golpes de mis piedras.
31- Como todos los muchachos criados en la vida semicampestre, yo era un sabio en lagartos y sapos; la
casa estaba situada cerca de un arroyo, lejos de la ciudad, y eso aumentaba la frecuencia de mis encuentros
con esos y otros bichos, pero esta vez me sorprendí.
32- El raro sapito era enteramente desconocido o era un monstruo; el encuentro con el extraño animal sería
circunstancia de consulta o daría lugar a uno de esos largos relatos.
33- Tomé a mi víctima, con toda la precaución del caso, y pregunté por ella a la vieja criada; tenía yo ocho
años y ella contaba con sesenta, sin embargo, el asunto interesaba a ambos, por su rareza.
34- La mujer estaba, como de costumbre, sentada a la puerta de la cocina, y yo esperaba una respuesta
con su acostumbrada benevolencia, pero le conté todo y ella actuó sorprendentemente.
35- Arrebató de mis manos, con violencia, el despanzurrado animalejo; para mi sorpresa, era un escuerzo y
posiblemente tenía poderes sobrenaturales, traería mala suerte a toda nuestra familia.

Lea el siguiente texto y coloque los signos de puntuación:

FUTURIBLES PARA EL AÑO 2000

Por Mario Bunge un futurible es un futuro posible imaginado por alguien al acercarse el fin del segundo
milenio muchos nos preguntamos qué pueden esperar los del tercero podría diseñarse tres futuribles para
el tercer milenio la extinción de la humanidad el retorno a la barbarie y el avance a una sociedad mundial
solidaria equitativa y austera veamos de qué se trataría en cada caso todos saben que la extinción de la
humanidad ya no es mera fantasía de fanáticos religiosos sino una posibilidad real desde agosto de 1945 si
se desencadenara una guerra mundial nuclear al cabo de pocas semanas no quedarían organismos con
vida en el planeta unos morirían inmediatamente por efecto de las explosiones otros incinerados por las
tormentas ígneas en ciudades y bosques otros por intoxicación radiactiva y los restantes a causa del invierno
nuclear en resumen el primer futurible es el omnicidio el fin de la biósfera que es lo más parecido al fin del
mundo profetizado por sacerdotes hindúes hebreos cristianos y mayas el segundo futurible es el retorno a
la barbarie en realidad este retorno ya ha comenzado con la explosión demográfica la explotación
desaforada de los recursos minerales y el deterioro del medio ambiente de proseguir estos procesos las
generaciones del siglo venidero verán agotarse definitivamente las reservas de petróleo y otros minerales
que sustentan a la industria moderna para ganar un poco de tiempo las elites más agresivas atacarían a
muchos países del Tercer Mundo con la complicidad de las oligarquías locales a fin de apoderarse de sus
recursos naturales no quedarían metales para construir nuevas máquinas casas puentes ni carreteras de
hormigón armado ni quedaría petróleo ni otros combustibles fósiles para activar vehículos ni fabricar
fertilizantes artificiales y plásticos el Tercer Mundo se convertiría en un vasto desierto en el que sólo
funcionarían las industrias extractivas los dueños del mundo brutalizados por sus propias conquistas
territoriales y económicas se desinteresarían de la ciencia de las artes y de las humanidades se romanizarían
a esa barbarie ya nos estamos encaminando baste ver los datos alarmantes acerca del crecimiento
demográfico del agotamiento de los recursos naturales no renovables de los conflictos bélicos del deterioro
del medio ambiente y de la decadencia tecnológica que aparecen en los informes anuales World
Development Reports del Banco Mundial y del Worldwatch Institute el tercer futurible es la sociedad mundial
solidaria equitativa y austera sería una sociedad encabezada por un gobierno multinacional que asegurase
la paz la explotación racional de los recursos la preservación del ambiente y el control de la natalidad con
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una población mundial 10 veces menor que la actual y dedicada a menesteres pacíficos la humanidad podría
sobrevivir varios milenios acaso millones de años sin embargo para evitar desheredar a la posteridad la
humanidad tendría que adoptar un estilo de vida más austero que el que llevan las clases medias europeas
y norteamericanas en la actualidad el estilo del consumo conspicuo como lo caracteriza Thorstein Veblen ya
en 1899 cuál de los tres futuribles es el más posible el primero la extinción final y total de la vida u omnicidio
es perfectamente posible dada la acumulación de chatarra nuclear y la ambición de ciertos mandatarios el
segundo futurible o retorno a la barbarie ya está siendo actualizado la población mundial sigue creciendo a
una velocidad aterradora por ejemplo se estima que Nigeria sobrepasará los 500 millones y la India los 1700
antes de llegar al punto de crecimiento nulo creo que la única esperanza de supervivencia de la especie
humana radica en el tercer futurible es perfectamente factible y no requiere revoluciones sociales ni la cesión
total de las soberanías nacionales sino tan sólo su restricción en beneficio de todos sólo requiere que los
estadistas entiendan de una vez qué está pasando qué pasará si el mundo se sigue arruinando y qué podría
lograrse de diseñarse y ponerse en práctica un proyecto internacional para salvar a la especie humana de
la barbarie o incluso de su extinción el que uno de los tres futuribles o un cuarto se haga realidad no depende
sino de nosotros

En el siguiente texto coloque los signos de puntuación, las tildes y las mayúsculas.

ODÍN
se refiere que a la corte de olaf tryggvason que se habia convertido a la nueva fe llego una noche un hombre
viejo envuelto en una capa oscura y con el ala del sombrero sobre los ojos el rey le pregunto si sabia hacer
algo el forastero contesto que sabia tocar el arpa y contar cuentos toco en el arpa aires antiguos hablo de
gudrun y de gunnar y finalmente refirio el nacimiento de odin dijo que tres parcas vinieron que las dos
primeras le prometieron grandes felicidades y que la tercera dijo colerica el niño no vivira mas que la vela
que esta ardiendo a su lado entonces los padres apagaron la vela para que odin no muriera olaf tryggvason
descreyo de la historia el forastero repitio que era cierta saco la vela y la encendio mientras la miraban arder
el hombre dijo que era tarde y que tenia que irse cuando la vela se hubo consumido lo buscaron a unos
pasos de la casa del rey odin habia muerto
Jorge Luis Borges

Coloque las tildes, según corresponda.

No se si me dira que si o que no.


Aun debil y enfadada, se pondria de tu parte.
¿Se puede saber quien te crees que eres?
Como es joven pensaba que lo que buscaba era mas bien otra cosa.
Te puedes imaginar rapidamente quien lo hizo; ya lo decia mi madre: “Quien mal anda, mal acaba”.
Si el compra el perro, lo sacare a pasear.
Todo lo hace fragilmente pero por si misma; no te dejare ayudarla.
Se comprensivo, aunque es verdad que se ha equivocado.
De la luz, de ese modo veremos mas claramente.
Yo dejo las cosas donde me parece. No se por que tienes que ser tan obsesivamente ordenada.
Por mucho que estudies, aun se mas que tu.
Me sienta mal el cafe y el te, mas lo necesito para despertarme.
Mi falta de oido musical es una desgracia para mi, no distingo un mi de un fa o un si.
¿Crees que ese es el motivo por que lo hizo? Yo creo que lo hizo por que asi conseguiria mas dinero.
Aun diciendomelo tu no me lo puedo creer.
No se que mas da rabia, si que me lo de o que no me lo de.
¿Por que bebes esa porqueria? ¿Por que sale por la tele?

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Di la verdad, a mi me parece que a ti no te gusta.
Naturalmente, el gerente trata de descubrir cuando perdio las llaves.
Nunca entiendo que esperan los profesores de un examen, ¿que contemos lo que hay en los apuntes o que
hagamos un analisis original? ¿Que es mejor?
Siempre queria saber el porque de todo.
No me interesa cuanto pesabas cuando naciste.

LA ACENTUACIÓN – REGLAS
Los monosílabos son palabras átonas. Las palabras con más de una sílaba se acentúan, es decir, una de sus
sílabas, llamada sílaba tónica, posee una intensidad mayor que las otras.
Por su acentuación, las palabras con más de una sílaba se clasifican en agudas (se acentúan en la última
sílaba: actriz, bombón, libertad, retén), en graves (se acentúan en la penúltima sílaba: árbol, arboleda, asesino,
mástil, ámbar, coherencia), en esdrújulas (se acentúan en la antepenúltima sílaba: análisis, cómputo, límite,
aéreo) y en sobresdrújulas (se acentúan antes de la antepenúltima sílaba: denúnciaselo, cuéntensela, etc.)
En español, toda sílaba está compuesta de una o más vocales. Las vocales fueres (a, e, o) siempre son núcleo
silábico. Las vocales débiles (i, u) pueden ser núcleo silábico o margen silábico. Ejemplos: se/cuen/cia –
a/é/re/o – nú/cle/o – ruin – ca/suís/ti/ca – re/ír – hia/to – ru/bí/es – Pa/ra/guay

La tilde o acento ortográfico se coloca en palabras con más de una sílaba o en algunos monosílabos para
señalar la intensidad en la escritura. Así, permite distinguir palabras como público, publico o publicó; término,
termino o terminó; frío o frió.
La mayoría de las palabras en español son graves y terminan en vocal, o en vocal más n o s. La tilde es casi
una excepción.

Reglas de tildación
Terminadas en vocal, Otras terminaciones
vocal + n,
vocal + s
Palabras con más de Graves No llevan tilde: Sí llevan tilde:
examen, sepas, vigile lápiz, fénix ,ítem
una sílaba Agudas Sí llevan tilde: No llevan tilde:
canción, compás, libertad, pasar,
ananá. conocer.
Esdrújulas Sí llevan tilde: plástico, héroe, histórico
Sobresdrújulas Sí llevan tilde: tráiganmela, tírenselo
Palabras monosílabas No llevan tilde: me, con, sin, Dios, vos, ven

El hiato
Cuando hay diptongo (unión entre una vocal fuerte y una vocal débil, o unión de dos vocales débiles en la
misma sílaba), la tilde se escribe siempre sobre la vocal fuerte, ya que constituye el núcleo silábico: sabréis –
renuncié.
Pero cuando el acento recae sobre una vocal débil que está en contacto con una fuerte, siempre se pone
tilde sobre la vocal débil: a este acento se lo llama hiato. Ej: raíz, país, laúd, leído, río, sabía.

Tildación de palabras compuestas


Las palabras compuestas sin guión respetan las reglas generales de acentuación, independientemente de
cómo se acentúen por separado las partes que las conforman. Por ejemplo: ciempiés, decimoséptimo;
baloncesto.
Las palabras compuestas con guión conservan la acentuación de cada uno de los términos que las
conforman (teórico-práctico, anglo-francés)
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Los adverbios terminados en –mente llevan tilde sólo si la lleva el adjetivo del que derivan. Por ejemplo,
honesto + mente: honestamente; hábil + mente: hábilmente; rápido + mente: rápidamente.

Acento diacrítico en monosílabos


Algunos monosílabos llevan tilde para diferenciarse de otros que son homófonos, es decir, que se escriben
de la misma forma pero tienen distinto significado o distinta función gramatical.
Son los siguientes:
Mí: pronombre personal (Lo hice por mí misma)
Mi: adjetivo posesivo – nota musical (Creo que era de mi madre – Después de mi viene un fa)
Tú: pronombre personal (Ésta de la foto eras tú)
Tu: adjetivo posesivo (Esto es de tu amigo)
Él: pronombre personal (Me lo dijo él)
El: artículo (El coche está bien)
Té: sustantivo (Quiero té en la merienda)
Te: pronombre personal (No te doy nada)
Sé: verbo ser o saber (Sé más amable – No sé de qué me hablas)
Se: pronombre persona (Se lo dijo a Ana – Se ve que es verdad)
Dé: verbo dar (No creo que me lo dé)
De: preposición (Creo que es de oro)
Sí: adverbio de afirmación – pronombre personal (Me contestó que sí - Se hizo daño a sí mismo)
Si: conjunción subordinante o condicional – nota musical (No sé si vendrá – Si viene tarde, me marcharé –
Confundió un si con una la)
Más: adverbio de cantidad (No quiero más pan)
Mas: conjunción adversativa –puede reemplazarse por pero-(Es rico, mas no feliz)
Aún: es bisílabo; adverbio de tiempo –puede reemplazarse por todavía- (Aún no he terminado de trabajar).
Lleva tilde debido al hiato.
Aun: es monosílabo; conjunción –puede reemplazarse por incluso- (Aun sin dinero, me iría)

Acento diacrítico se interrogativos y exclamativos


No llevan tilde Sí llevan tilde
Pronombres relativos y conjunciones Pronombres interrogativos y exclamativos
Que: Dice que vendrá – Ésta es la casa que Qué: ¿Qué querés? Me gustaría saber qué
quiero buscás. ¿Qué día!
Cual: Lo hizo tal cual (tal como) lo pediste Cuál: Yo sé cuál ha comprado. ¿Cuál te gusta?
Quien: Llama a quien (la persona que) quieras Quién: No sé por quién (qué persona) me ha
tomado. ¿Para quién es? ¡Quién lo diría!
Cuanto: Como cuanto (la cantidad que) puede Cuánto: Ignoro cuánto (qué cantidad, en qué
medida) tiempo me queda. ¿Cuántas te has
comido? ¡Hay que ver cuánto creciste!
Como: Hablo como (de la manera que) quiero Cómo: Me pregunto cómo (de qué manera) lo
Come tanto como yo. haces. ¡Cómo te pones de mala! ¿Cómo has
venido?
Donde: Lo he comprado donde (en el lugar en Dónde: Dime dónde (en qué lugar) estás. Mira
el que) lo fabrican. dónde estaba. ¿Por dónde sale?
Cuando: Llegaré cuando (en el momento en
que) pueda.

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Cuándo: Explicáme cuándo (en qué momento)
Porque: Encendió el fuego porque (por la saliste. ¿Desde cuándo lo tienes? ¡Cuándo
razón de que) tenía frío. cambiarás!
Por qué: Contáme por qué (por qué razón) lo
dejaste. ¿Por qué sos tan pesado? ¡Cuando
sepa por qué lo hizo…!

Reglas ortográficas
USO DE B
1- Verbos terminados en bir, buir. Ejemplos: atribuir, escribir.
Excepciones: vivir, servir, hervir.
2- Sustantivos terminados en bilidad. Ej: amabilidad.
Excepciones: movilidad, civilidad.
3- Terminación de verbos en pretérito imperfecto de indicativo. Ej: cantaba, saltaba.
* Observar - verbos: agrava, clava, lava, excava (en tiempo presente de modo indicativo)
diferencias - sustantivos: pava, lava (del volcán), esclava, ochava.
con - adjetivos: octava, onceava, brava.
4- Palabras que empiezan con bu, bui, bur, bus, bene, bien, bi, bis, biz, bios, bibl. Ej: búfalo, benévolo,
bizcocho, biología.
USO DE V
1- Después de la sílaba ad, se escribe con v. Ej: adverso.
2- Palabras que terminan en ava, ave, avo, eva, eve, evo, iva, ivo. Ej: doceava, suave, bravo, longeva,
activo.
3- Palabras terminadas en ívoro, ívora, vira, viro. Ej: herbívoro, Elvira.
Excepción: víbora.
USO DE C
1- Palabras terminadas en encio, encia, incia, oncio, uncio. Ej: provincia, soponcio, anuncio.
Excepciones: ansia, Hortensia.
2- Formas del plural de palabras terminadas en z. Ej: perdices, voces, raíces, peces.
* Observar diferencias con: reveses (de revés), daneses (de danés), portugueses (de portugués), dioses
(de dios).
3- Verbos terminados en cer, cir, ciar. Ej: crecer, complacer, amanecer, cocer (de cocinar), propiciar,
hacer, decir.
Excepciones: ansiar, extasiar, lisiar, coser (vestidos), ser, asir.
4- Palabras terminadas en cente, ciente. Ej: adolescente, convincente, consciente.
Excepciones: ausente, presente.
5- Palabras terminadas en cito, cita, cillo, cilla. Ej: hombrecito, padrecito, pancito, hombrecillo.
* Observar diferencias con: de oso osito - de beso besito - de mesa mesita - de masa masita.

6- Palabras derivadas de otras que llevan z. Ej: de mozo mocito.


USO DE Z
1- Sustantivos abstractos terminados en eza. Ej: belleza, dureza.
2- Sustantivos abstractos terminados en anza. Ej: bonanza, confianza.
3- Adjetivos terminados en izco, uzco. Ej: negruzco, blanquizco.
Excepciones: pardusco, verdusco.

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4- Palabras terminadas en azo, aza, zuelo, zuela. Ej: golpazo, botellazo, bocaza, ladronzuelo.
5- Formas del presente de indicativo y subjuntivo de verbos terminados en cer, cir. Ej: nazcan, padezco,
reduzca, conozco.
6- Formas verbales terminadas en iza. Ej: armoniza, agoniza, ameniza.
USO DE S
1- Palabras terminadas en oso, osa; és, ense (gentilicios). Ej: inglés, portugués, canadiense, ateniense,
gloriosa, vanidoso.
2- Palabras terminadas en ísimo, ísima (superlativos), ésimo, ésima. Ej: lindísimo, bellísima, vigésimo,
milésima.
Excepciones: décimo, duodécimo.
PALABRAS TERMINADAS EN SIÓN Y CIÓN
Para resolver problemas en caso de duda, debemos vincular la palabra con otra de la misma familia que
lleva con seguridad S o T.

- de S deriva S. Ej: de iluso ilusión - de impreso impresión.

- de T deriva C. Ej: de relato relación - de compositor composición - de descripto descripción.


* En muchas palabras, es imposible aplicar este procedimiento.

OBSERVAR: Las siguientes palabras pueden escribirse de dos maneras diferentes: cenit o zenit, cinc o
zinc, sonso o zonzo, santafesino o santafecino.
USO DE G Y J (ge, gi, je, ji)
1- Llevan G palabras formadas por geo (tierra), gen, ger, gir, gerar, gia, gio, gión, gésimo, gesimal, gía.
Ej: geología, geometría, gente, genio, imagen, agente, recoger, rugir, refrigerar, magia, colegio,
región, octogesimal, vigésimo, antología, biología.
Excepciones: tejer, crujir, berenjena, ajeno, ajenjo, conejera.
2- Llevan J palabras terminadas en aje, jero, jera, jería. Ej: mensaje, paisaje, mensajero, tijera,
consejera, cerrajería, conserjería.
Excepciones: ambages, ligero.
3- Llevan J verbos decir, traer (y derivados), y terminados en ducir (como conducir, reducir) en pretérito
perfecto simple de indicativo. Ej: dije, traje, desdije, contrajo, redujeron, condujo.
USO DE H
1- Palabras que llevan hecto (cien), helio (sol), hemi (mitad), hemo (sangre), hepta (siete), hexa (seis),
hidro (agua), hiper (exceso sobre), hipo (debajo, deficiencia), hipo (caballo), homo (igual). Ej:
hectogramo, helioterapia, hemisferio, hematoma, heptágono, hexágono, hidrografía, hipertenso,
hipotenso, hipódromo, homónimo.
2- Delante de diptongos ia, ie, iu, ue, ui, se coloca h. Ej: huevo, huida.

3- * Observar: - con h exhumar, exhortar, exhibir, almohada, hilado, rehusar.


- sin h exuberante, exorbitante, eximir, toalla, ilación, reunir.
USO DE CONSONANTES M, N Y R. USO DE DOS CONSONANTES
1- Algunas consonantes suelen repetirse en la escritura; son las consonantes dobles: nn, rr, ll. Presentan estas
características:
• se deben pronunciar ambas nn. Ej: perenne.
• se convierten en otro sonido: rr. Ej: carro.
• equivalen a otra consonante en el español de Argentina: ll se pronuncia como “y”.
2- Otras veces se asocian dos consonantes distintas, que se separan en el silabeo: ac-to (ct); ad-ver-tir
(dv, rt); ig-no-to (gn); al-re-de-dor (lr); cal-vo (lv); cam-bio (mb); him-no (mn); com-prar (mp); en-ca-ra-
mar (nc); con-de-nar (nd); en-fi-lar (nf); en-gra-nar (ng); En-ri-que (nr); en-sam-blar (ns, mb); en-
via-do (nv); es-ce-na (sc); des-de-cir (sd); es-fe-ra (sf); es-la-vo (sl); es-me-rar (sm); des-nu-do (sn); as-pi-
rar (sp); dis-rit-mia (sr, tm); es-tas (st); des-vió (sv).
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3- • M se escribe siempre antes de B o P. Ej: embate, empleo.
• N se escribe delante de M, V, N. Ej: inmenso, convite, innato.
4- • Se escribe rr en sílaba interna cuando está entre dos vocales. Ej: carro, corre.
• Se escribe r en sílaba interna cuando está entre una vocal y una consonante. Ej: enredadera, Israel.
5- Al comienzo de palabra, r se pronuncia como “rr”. Ej: Roma, rato, risa, reto.

REGLAS DE PUNTUACIÓN
1- Uso del punto
El punto y seguido separa oraciones relacionadas entre sí por su contenido. El punto y aparte señala el final
del párrafo. Se lo emplea para pasar a otro tema o subtema. El punto final se coloca cuando termina el texto.

2- Uso de la coma
a) Se usa coma para separar, dentro de una enumeración, los elementos de una serie. Ej:
Pedimos una hamburguesa con todo: mayonesa, tomate, lechuga, pepino, cebolla y queso.

b) Se usa coma para encerrar aclaraciones o explicaciones intercaladas en una oración. Ej: Cuando fuimos al
restaurante Lucy y yo, los más exagerados, pedimos una hamburguesa completa.

c) Se usa coma antes y después de las expresiones sin embargo – sin duda – efectivamente – por último – en
consecuencia – por así decirlo – no obstante – es decir – en efecto, entre otras, cuando se intercalan en una
oración. Ej: Nos gusta esa comida, pero nos damos cuenta, no obstante, de que comer exclusivamente ese tipo
de alimentos no nos hace bien

d) Se usa coma para señalar la elipsis verbal (cuando la coma reemplaza a un verbo). Ej: Unos decían que la
fiesta debía ser el viernes; otros, el sábado.

e) Se usa coma para indicar que se alteró el orden habitual de la oración (sujeto, verbo, objeto,
circunstanciales): A mi madre, yo la voy a llamar hoy por teléfono.

f) Se usa coma para separar el vocativo del resto de la oración: Florencia, vení en un ratito.

3- Uso de los dos puntos


a) Se usan después de las palabras: siguiente, por ejemplo, a saber, como sigue, o cada vez que se haga una descripción.

b) Después del encabezamiento, al comienzo de una carta, para anunciar un texto. Ejemplos: estimado señor, recordado
amigo, querida mamá, etc.

c) Antes de una cita textual. Ej: Pedro dijo: “No sabía que llegarías tan temprano”

d) Antes de una enumeración o después de ella, cuando le sigue una expresión que la resume: Había muchos animales:
papagayos, avestruces, tortugas gigantes, iguanas: todos eran animales exóticos.

4- Uso del punto y coma


a) Se usa punto y coma, para separar ideas diferentes dentro de una oración. Ej: Mi mamá canta muy bien; mi
hermana lo hace pésimo; yo tampoco soy buena en eso.

b) Su usa punto y coma para separar partes que ya incluyen comas: El patio estaba oscuro y en un principio
no pudo ver nada; después, fijándose bien, observó una forma larga que daba vueltas sobre sí misma.

5- Signos de interrogación y de exclamación:

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Los signos de interrogación se usan en las oraciones interrogativas directas. Los de exclamación, en las
oraciones admirativas, exhortativas e imperativas que posean gran afectividad: ¿Será posible que haya
ocurrido esto? ¡Que vivan los novios!

6- Uso de las comillas


a) Se emplean para cotar textualmente palabras ajenas, a continuación de un verbo de decir y dos puntos.
Ella anunció: “Volveré pronto”.

b) Se las usa para destacar una palabra o expresión que se usa irónicamente o de la que el hablante quiere
distanciarse. Beto me dijo que no iba a la pileta porque se llenaba de “mequetrefes”.

7- Uso de la raya de diálogo


Se la emplea para indicar el cambio de interlocutor y, en las narraciones, para intercalar o introducir una
aclaración del narrador entre las palabras de los personajes. – ¿Estás aquí? – dijo el pequeño Miles. Y
después, de forma sorprendente: – ¿Es ella, verdad?

8- Uso del paréntesis, la raya mediana y el guión


La raya mediana se emplea con el valor de un paréntesis: para introducir en una frase un comentario o
aclaración. El guión es más corto que la raya de diálogo: se lo emplea para cortar palabras al final de la
línea, para unir partes de una palabra compuesta (físico-químico) y para separar las fechas de nacimiento y
muerte de una persona (1899-1984). Ejemplo: Los La noche en la playa es

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