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Historia de la Filoso�a curso 2023/2024

Unidad 1 ¿cómo se llevaba a cabo esa explicación antes de que se aprendiera a hacer
filoso�a? ¿Qué otra forma de saber u�lizaba el hombre con anterioridad a
1. Introducción ella?
Suele admi�rse sin mucha discusión que la filoso�a surgió en Jonia, colonia Esa forma primera de saber es el mito, del cual conviene que digamos algo
griega de Asia Menor, y, más concretamente, en una próspera ciudad antes de meternos con la filoso�a y su historia.
llamada Mileto, a finales del s. VII o comienzos del VI a. C. Este me�culoso
empeño por puntualizar históricamente puede parecer extraño tratándose Puede decirse que el mito es la única fuente que ha servido al hombre
como se trata, no de un acontecimiento polí�co o social (derrocamiento de primi�vo para pensar. Se trata de un conjunto de narraciones a través de
un monarca, descubrimiento de un nuevo país...), sino de la aparición de las cuales se fija y se conserva en la conciencia colec�va de los pueblos
una nueva forma de saber, la filoso�a. En general, los acontecimientos determinados contenidos doctrinales acerca del mundo, de los hombres y
polí�cos y sociales, y muchos de los culturales, suelen ser fácilmente los dioses.
localizables en el �empo. No así el surgimiento de una forma de saber, que,
por lo común, requiere un largo proceso de maduración. Igual ocurre con En algunos países de alto nivel de desarrollo para la época, muchos mitos
la ciencia y la técnica, otras dos formas de saber: es imposible precisar en fueron creaciones de autores de nombre conocido, como es el caso de
Grecia con poetas como Homero y Hesíodo. Pero, por lo común, su origen
qué momento aparecieron, entre otras cosas porque no hubo, sin duda,
es desconocido. Han sido creados por el pueblo mismo, como una forma de
ningún momento concreto en que aparecieran.
explicación total, en la que encuentran respuesta los problemas más
Lo que, en realidad, se quiere decir cuando se afirma que la filoso�a surgió fundamentales acerca de la naturaleza y origen del universo, del hombre,
en el s. VII o en el VI a. C. es simplemente que a esta época pertenecen los la civilización, la técnica...
primeros filósofos conocidos. Y esto sí es determinable históricamente. No
se niega, como es natural, la posibilidad de que exis�eran otros anteriores Son la expresión de lo que todo un pueblo piensa, pero, al mismo �empo,
esa expresión revierte sobre la colec�vidad en forma de sistema de
a ellos y que hayan permanecido ignorados hasta nuestros días. Mas como
creencias impuesto, esto es, como algo que hay que admi�r y en lo que hay
para la Historia sólo cuenta lo conocido, hay que dar por válida esa fecha -
que tener fe si es que se quiere seguir perteneciendo a la colec�vidad.
por lo demás, sólo aproximada, como indica�va de la aparición de eso que
posteriormente recibió el nombre de filoso�a. Aunque se trata, como hemos dicho, de una forma de explicación, hay, sin
Pero hemos dicho que lo que aparece entonces es nada menos que una embargo, en el mito un claro predominio de elementos imagina�vos
forma de saber, o lo que es lo mismo, una nueva forma de enfrentarse a la propiamente racionales. El mito, en efecto, más que producto de la razón,
realidad para intentar explicársela y comprenderla. Pues bien, si se �ene en es fruto de la imaginación, de una imaginación vivísima, capaz de elaborar
interpretaciones absurdas de la realidad y narrar acontecimientos que
cuenta que el afán de explicarse el mundo que le rodea es ineludible en el
pueden parecer increíbles, pero que, en su contenido, son considerados,
ser humano, ya que deriva de su propia naturaleza racional (Aristóteles
decía que «el hombre �ende por naturaleza a saber»), cabe preguntarse: unas y otros, absolutamente en serio.

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Es más: parece que los hombres primi�vos eran capaces de dis�nguir entre naturales y los hechos colec�vos, en la medida en que le advenían
lo que nosotros llamamos mitos, considerados por ellos como historias inesperadamente, eran explicados de manera puntual y circunstancial, es
verdaderas, y los cuentos y leyendas, que eran historias falsas. Los decir, según las exclusivas caracterís�cas del momento en que ocurrían.
primeros, los mitos, revelaban la existencia de lo sagrado y sólo podían Pero así no le era posible una explicación defini�va, para siempre. Por lo
narrarse o reproducirse en momentos muy determinados, mientras que los mismo, no podía prever el futuro, ni siquiera el futuro inmediato.
segundos pertenecían de lleno a la esfera de lo profano y podían ser
contados en cualquier momento. Para paliar en alguna medida esta inseguridad, el hombre del mito busca
predisponer a su favor a esas fuerzas sobrenaturales mediante ciertos ritos,
Por lo demás, las narraciones mí�cas -presentes, por otra parte, en todas forzar mediante la magia los acontecimientos a fin de que se produzcan de
las culturas-, ofrecen una variedad inmensa de contenidos: no todos los una manera propicia, e incluso an�cipar su conocimiento a través del
pueblos primi�vos explican de la misma manera el origen del fuego, por recurso a los oráculos.
ejemplo, o la reproducción cíclica de las cosechas. Pero más allá de esa
diversidad de contenidos es posible descubrir en los dis�ntos mitos ciertos Son, si nos fijamos bien, los mismos fines -prever para proveer- que los
caracteres comunes, que son, en defini�va, los que definen esta forma �empos posteriores, hasta nuestros días, han intentado alcanzar, mediante
concreta de pensar. la ciencia y el desarrollo de la técnica.
El paso del mito al logos
Uno de estos caracteres consiste en la personificación de las fuerzas
naturales, que hace que cada cosa o fenómeno sea vivido como originado Pero llega un momento en la evolución del ser humano en que la ac�tud
por un ser con voluntad propia y capaz, por lo tanto, de reacciones mental propia del hombre creador de mitos va siendo poco a poco
personales, como la irritación o la calma, la amenaza, etc. De aquí que el sus�tuida por un pensamiento no basado en la imaginación, sino en la
hombre primi�vo, ante acontecimientos que le sorprenden y asustan, no se razón. Al mito le sigue, pues, el pensamiento racional, esto es, el logos, si
pregunte, como tenderíamos a hacer nosotros, por cómo se ha producido, u�lizamos la expresión griega.
sino por quién lo ha producido. En ambos casos, el mo�vo de la pregunta
es el mismo: conocer la causa de los fenómenos. Pero en el caso del Es imposible saber con certeza cómo pudo ocurrir esta sus�tución, este
pensamiento mí�co esa causa es concebida siempre, imagina�vamente, paso del mito al logos. Fueron, sin duda, varios los factores determinantes.
como una especie de ser extranatural que actúa según su voluntad y, por Pero hay dos que, conjeturalmente, parecen ofrecer más garan�as de
tanto, con una inevitable carga de arbitrariedad. explicación.

Justamente en la medida en que el hombre del mito dependía del arbitrio Uno de ellos pudo ser, y hablamos siempre en términos de probabilidad, la
y del capricho de los dioses o de las veleidades imprevisibles de las adquisición de una conciencia cada vez mayor de la insuficiencia de las
personificaciones con que las fuerzas naturales le aparecían transfiguradas, explicaciones mí�cas para dar cuenta de los problemas y las situaciones en
ni siquiera en su vivir co�diano podía estar seguro de nada. Los fenómenos los que el hombre pudo verse involucrado: enfermedades, desgracias
colec�vas, quebrantos en las guerras, etc.

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Pero quizá el más importante -en parte, consecuencia del anterior-, pudo De todas formas, lo que caracteriza la evolución de todo el pensamiento
ser el descubrimiento de que entre las cosas de la realidad se dan ciertas occidental, y esto es algo que no se puede negar, es precisamente el
conexiones constantes, es decir, que los fenómenos de la naturaleza esfuerzo consciente y reiterado por irse desprendiendo de toda adherencia
ocurren, en general, con una regularidad que permite prever con bastante mí�ca en pro de un pensamiento puramente racional. Que no lo haya
exac�tud cómo y cuándo se van a producir; la convicción, en defini�va, de alcanzado aún del todo no quita en absoluto mérito a ese esfuerzo.
que dichos fenómenos no surgen al azar o caprichosamente, sino en virtud
de unas leyes fijas e invariables que los rigen. Por otra parte, tampoco es seguro que el ser humano logre alguna vez
liberarse totalmente del mito: se trata de un factor aglu�nante que da
Como viene a decir Gusdorf, fue la idea de «ley» -eso que llamamos «ley sen�do general a la vida humana, completándolo precisamente en aquellos
�sica»- lo que determinó la verdadera toma de posesión de la realidad por aspectos con respecto a los cuales la razón nunca podrá dar la palabra
la reflexión, es decir, por el pensamiento racional. A par�r de entonces, ya defini�va.
no será preciso recurrir a fuerzas extraordinarias o a extrañas
personificaciones para explicarse los fenómenos naturales, sino que el Ocasiones frecuentes tendremos a lo largo de esta nuestra exposición de la
hombre, es�mulado por la fuerza de su propia razón, se siente capaz de historia general de la filoso�a de ir verificando hasta qué punto es verdad
ahondar en la comprensión de las cosas sin necesidad de trascender las esto de los límites de la razón para explicar el sen�do úl�mo de las cosas.
cosas mismas, esto es, sirviéndose tan sólo de los propios elementos que la De esta manera, los mitos presentes aún en nuestra cultura siguen
misma realidad le ofrece. cumpliendo la misma función sus�tutoria que cumplían en aquella fase
primi�va del pensamiento en que la razón aún no había iluminado al
El paso del mito al logos representa, indiscu�blemente, una mayor madurez espíritu humano con todo el esplendor de sus posibilidades.
y plenitud del espíritu humano. Pero hay que entender que este paso no
ocurre de un momento a otro, ni abarca a la totalidad del pensamiento 2. El surgimiento de la filoso�a occidental en Grecia
humano. Se trata de un proceso paula�no, que hace que las primeras En la Edad An�gua, Grecia no era una unidad polí�ca. Se trataba de un
manifestaciones del pensamiento filosófico estén todavía entreveradas de conjunto de ciudades y pueblos que compar�an una cultura, unas
elementos propios del mito. Ni siquiera se puede decir que el paso de los tradiciones religiosas y una misma lengua con diversos dialectos. La historia
siglos haya supuesto la desaparición total del mito. En la cultura de los griegos se organiza en las siguientes épocas:
superracionalizada de nuestro principio del s. XXI no es di�cil descubrir la
presencia de determinados contenidos mí�cos, algunos de ellos bastante 2.1. El desarrollo cultural en la época arcaica
intranquilizadores: las manifestaciones actuales de racismo, por ejemplo, En la época arcaica es cuando surgen los primeros filósofos. Los elementos
no son más que la expresión, convenientemente racionalizada en función culturales más destacados de este período fueron:
de las circunstancias actuales, de una ac�tud de base cuyo fundamento
úl�mo no es otro que un mito mantenido por tradición inveterada. • El desarrollo de la polis. Desde el siglo VIII a. C. se vivió una nueva época
de prosperidad en el mundo griego y se renovó la vida urbana. La polis

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(ciudad-estado) se convir�ó en la forma polí�ca dominante, regida por la primeras impresiones, de lo que percibimos a primera vista, sin reflexionar
aristocracia. La ciudad era el centro económico, cultural y polí�co que sobre sus razones, causas y consecuencias.
controlaba la región.
Los filósofos presocrá�cos fueron los primeros en emprender este camino
Hacia el siglo VII a. C., los gobiernos aristocrá�cos perdieron popularidad y de clarificación con plena intención y conciencia. Debido a ello, pueden ser
en muchas ciudades se hicieron con el poder los �ranos, con el apoyo de considerados como los “primeros ilustrados”, es decir, como aquellos que
las clases populares. se propusieron pensar por cuenta propia.
• La expansión por el Mediterráneo. Se produjo un notable incremento de Estudiar sus ideas no es, por tanto, una tarea arqueológica, sino una
la población y se empezaron a reestablecer lazos comerciales con el sur de exigencia de cualquier inteligencia cul�vada. Esta tarea resulta hoy tan
Italia y el Mediterráneo oriental (Siria y Fenicia). necesaria y actual como hace vein�séis siglos, porque corremos el riesgo
de engañarnos si no reflexionamos sobre lo que nos sucede.
El aumento del comercio y el crecimiento de la población dieron lugar a la
creación de colonias griegas en el Mediterráneo. Los colonizadores más 2.3. Las narraciones mí�cas
ac�vos fueron los griegos jonios, quienes, al principio, se dirigieron sobre
todo hacia Sicilia y el sur de Italia (Magna Grecia). Algunas colonias Las circunstancias intelectuales en las que nació la filoso�a en Grecia están
crecieron muy rápidamente y llegaron a contarse entre las ciudades griegas impregnadas por entero de las narraciones mí�cas. Los mitos, mediante
más pobladas, como fue el caso de Siracusa, en Sicilia. personajes inverosímiles y tramas fantás�cas, pretendían hacer
comprender las experiencias y situaciones de los seres humanos en el
• La escritura. En el siglo VIII a. C., los griegos adoptaron el alfabeto mundo, pero sin exac�tud lógica, histórica o cien�fica. Sus tramas se sitúan
consonán�co fenicio, añadiendo signos para las vocales. La escritura fue un en un �empo indeterminado y sin dar razones de por qué las cosas
elemento fundamental de fijación y transmisión de la cultura griega. Del sucedieron o suceden como ellos las cuentan.
alfabeto griego se derivarán otros alfabetos, como el la�no, que se usa en
mul�tud de lenguas, o el cirílico. De las narraciones mí�cas, transmi�das oralmente, han llegado hasta
nosotros versiones escritas por los dos poetas más importantes de la
2.2. Los primeros filósofos An�güedad clásica:
Desde sus primeras manifestaciones, la filoso�a se propuso esclarecer las • Homero, que vivió hacia el siglo VIII a. C. y es el autor de la Iliada y de la
causas y razones de lo que vemos y constatamos hasta donde nuestra Odisea. El asedio por los griegos de la legendaria Troya, argumento de la
inteligencia pudiese llegar. Este asunto resultó tan interesante para los Ilíada, y el retorno a su patria de Odiseo (Ulises), narrado en la Odisea,
griegos como lo es hoy día para nosotros, porque los seres humanos de sirven de mo�vo para transmi�r creencias mí�cas, ritos religiosos y
todos los �empos tenemos la saludable costumbre de no querer costumbres an�guas. Troya, en el siglo XIII a. C., cuando se supone que
engañarnos ni ser engañados. Y eso sucedería si nos fiásemos de las tuvieron lugar los acontecimientos de la Ilíada, era una ciudad no griega en
la costa noroccidental de la actual Turquía.

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• Hesíodo, que vivió entre los siglos VIII y VII a. C., es el autor de la Teogonía • En China, las obras de Confucio (551-479 a. C.) y sus seguidores dan
y de Los trabajos y los días, dos bellos poemas en los que se narra el origen origen al confucianismo, una filoso�a humanista centrada en los vínculos
del mundo, de los seres, de los dioses y de los humanos. sociales, la defensa del orden social y la virtud personal. Esta tradición será
predominante en China y en las culturas de Asia oriental.
2.4. La filoso�a en otras culturas
• En la India surgen reflexiones acerca de sus textos religiosos clásicos (los
La filoso�a no es una ac�vidad exclusiva del mundo griego. La filoso�a Vedas) que suponen una renovación é�ca y la renuncia al mundo material.
surgió independientemente en tres zonas dis�ntas y distantes de nuestro Destacan las Upanishads, con una fuerte carga meta�sica, así como las
planeta: en la India, en China y en Grecia. En los tres si�os y al mismo tradiciones filosóficas y é�cas iniciadas por Buda (budismo) y Mahavira
�empo (en el siglo VI a.C. y siguientes) observamos el esfuerzo de los (jainismo). El budismo tendrá una presencia muy destacada en gran parte
primeros filósofos por liberarse de las tradiciones del pensamiento arcaico de Asia.
y sus�tuirlas por una especulación más libre. También en cues�ones de
detalle hallamos sorprendentes analogías. Es evidente, por ejemplo, que la 3. Los mitos
doctrina pitagórica de la transmigración de las almas se parece
asombrosamente a la doctrina india del samsara. Pero las diferencias entre Los grandes temas de los mitos fueron el origen del cosmos, la
las tres culturas eran enormes. La filoso�a india surgió en un medio de interpretación de la naturaleza, la concepción del ser humano y de la moral,
sacerdotes y ascetas, y la china en un medio de funcionarios, ambas �erra y el papel de los dioses.
adentro, muy lejos del mar. La cultura griega, en cambio, surgió en islas y 3.1. El origen del cosmos
puertos de mar, entre comerciantes curiosos y marinos audaces, y en
ausencia de sacerdotes y funcionarios. Son varias las narraciones mí�cas sobre la cosmogonía, que significa 'origen
o formación del cosmos'. Según las narraciones transmi�das por Hesíodo,
Una de las más notables caracterís�cas de la cultura griega es su confianza originalmente solo había una mezcla informe y caó�ca de materiales, el
en el lenguaje. Según los daoístas chinos, “el dao que puede ser expresado Caos, que, por acción de la luz y el paso del �empo, se fue organizando,
en palabras no es el verdadero dao”, es decir, la naturaleza úl�ma del ocupando cada elemento su lugar: la �erra, el agua o mar, el aire y el fuego.
universo trasciende completamente las posibilidades del lenguaje. El griego
Heráklitos, por el contrario, pone la esencia úl�ma del universo en el lógos, En cada una de estas partes se fueron originando las diversas clases de
palabra griega que significa a la vez el lenguaje y lo lingüís�camente entes, que tendrían su lugar y unas funciones específicas en el conjunto.
ar�culable. Y Platón devalúa la realidad entera frente a las formas, que no Este conjunto ordenado y con asignación de funciones a los diversos seres
son sino la hipóstasis de los predicados lingüís�cos. es lo que los griegos llamaron Naturaleza (physis).

Al mismo �empo que en Grecia, en otras culturas se desarrollan reflexiones La superación del Caos implica que la Naturaleza es la realidad más
a caballo entre la religión y la filoso�a: relevante y primordial del pensamiento griego. Aunque estrechamente
vinculadas, deben dis�nguirse dos acepciones del término naturaleza:

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La Naturaleza Naturaleza, con mayúscula, significa la totalidad creación, un concepto desconocido en todas las culturas an�guas fuera de
como totalidad ordenada y omnicomprensiva de todo lo que existe. la judeocris�ana.
ordenada En ella rige la jus�cia (diké): cada ser �ene la porción
3.3. Las ideas antropológicas y morales
que le corresponde en el conjunto. Para los griegos
an�guos, la jus�cia es antes un atributo o cualidad de En los mitos, son comunes las tramas en las que se ven enzarzados
la Naturaleza que una virtud moral o una prác�ca humanos y dioses. Son frecuentes las narraciones que aluden al poder de
social. los dioses, al ingenio humano, a las relaciones entre los sexos, a los
En este sen�do, se afirma que todo está y pertenece conflictos entre fuertes y débiles. Los mitos traen a un primer plano
a la Naturaleza. aspectos psicológicos y morales en torno al bien y el mal, a lo justo y lo
La naturaleza naturaleza, con minúscula, significa la esencia: injusto, a los conflictos entre los sen�mientos y la razón. En las narraciones
como la aquello que hace que cada en�dad o cosa actúe y se mí�cas, los elementos naturales y los personajes, incluidos los humanos, no
condición propia comporte de un determinado modo. Cada cosa �ene actúan con libertad: todo está some�do a la necesidad (ananké),
de algo su naturaleza, es decir, un modo específico de ser y reguladora de la Naturaleza, que impone un hado o des�no (moira) o un
actuar en la Naturaleza. rumbo fijo a la existencia de cada uno, incluidos los dioses.
Así, hablamos de que la naturaleza del agua es mojar;
la del viento, el ímpetu; y la del árbol, desprender 3.4. La concepción griega de los dioses
oxígeno mediante la acción de la luz. En las narraciones mí�cas, los elementos naturales (luz, �erra, mar,
firmamento) aparecen como fuerzas con poderes que los humanos no
Podemos decir sin contradicción que, en la Naturaleza, cada uno de los conocen ni pueden dominar. Adquieren así carácter sagrado, es decir, se
entes �ene su propia naturaleza. hacen "dignas de veneración" por su poder desconocido. Los dioses no son
personas ni superhombres, sino símbolos de las fuerzas naturales. Los
3.2. La ley cíclica de la Naturaleza dioses �enen los siguientes caracteres:
Son muchos los relatos en que la Naturaleza aparece como el origen Naturalismo. Cada uno expresa la sacralización simbólica de alguna fuerza,
universal de donde todo procede y adonde todo volverá necesariamente. poder o fenómeno natural. Por eso, cada uno �ene funciones o atributos
Las estaciones del año muestran que los seres nacen, viven y mueren según específicos en la Naturaleza.
la ley cíclica impuesta por la necesidad (ananké), que también afecta a los
humanos: todo volverá al origen natural de donde se ha desgajado. Antropomorfismo. Se les atribuyen caracteres y cualidades humanas,
buenas y malas, tanto �sicas como morales: fuerza, valor, pasión…, pero
Para los griegos, el nacimiento es interpretado como la separación de la también debilidad, indolencia, cobardía o malicia.
unidad de la Naturaleza, y la muerte, como el retorno a esa unidad. No
podían concebir algo como absolutamente nuevo, pues eso implicaría la

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Poder excepcional. Algunos son omniscientes, previsores del futuro. Todo decadencia y muerte. Suponía la idea del eterno retorno
en ellos es grande. También sus vicios, maldades, envidias y traiciones. Son o reencarnación. Se celebraba la fer�lidad mediante
inmortales, como la Naturaleza. orgías, que eran ceremonias secretas de carácter ritual.
-La culpabilidad existencial: la existencia individual
El sustan�vo griego dios y el adje�vo divino �enen el sen�do de poderoso,
suponía la culpa de haberse desgajado de la Naturaleza;
digno de veneración, desconocido. Por eso, para los griegos hay muchas
por eso se hacían ritos de purificación.
cosas "divinas", además de los dioses, como el alma humana, el rayo o la
Religiosidad Derivaba de los textos de Homero y estaba ligada a los
fuerza del viento. Lo "divino" para los griegos no �ene nada que ver con el
homérica doce dioses olímpicos. Transmi�ó problemas a la filoso�a,
sen�do cris�ano del término. En el contexto cris�ano, lo divino expresa un
como el conflicto entre des�no y libre albedrío, las dudas
modo de ser absolutamente dis�nto al de las realidades naturales. El Dios
sobre la jus�cia de los dioses o las contradicciones entre
cris�ano es trascendente a la Naturaleza: su ser está fuera del orden
conciencia individual y leyes.
natural.
3.5. La religiosidad de los griegos 3.6. El teatro trágico

En griego no existe ningún término para religión. Sin embargo, hay dos Los mitos nunca tuvieron el rango ni la autoridad de los textos o libros
términos que expresan su sen�do: eusébeia (piedad), ac�tud de respeto sagrados, como la Biblia o el Corán. Además, los mitos no fueron obra de
ante todo lo que emana de lo sagrado; y latreía (culto o adoración), que ninguna autoridad religiosa, sino de rapsodas y poetas populares. Sin
expresa la ac�tud de sumisión. Estos sen�mientos se manifestaron en embargo, sus narraciones tuvieron una influencia decisiva en el modo de
diversas formas de religiosidad: pensar griego, y bajo su influjo se desarrollaron la vida social, la
religiosidad, el teatro y la filoso�a.
Animismo Creencia que atribuía espíritus divinos a los seres
an�guo naturales (en los bosques habitan las ninfas, que De los mitos se extraen las tramas de las grandes tragedias que se
personifican los ríos, las plantas…). Este sen�do animista escribieron en la misma época que la primera filoso�a. Los autores
perdura en las demás formas religiosas y en toda la dramá�cos más notables fueron Esquilo, Sófocles y Eurípides. Las tragedias
cultura griega, también en la filoso�a. no eran pura diversión, sino espectáculos con una gran carga psicológica y
Religión de Consis�a en prác�cas y ritos secretos ligados a la fer�lidad social en los que todo el pueblo par�cipaba a través del coro.
los de la vida animal y vegetal. Una de sus variedades, Sus argumentos tratan de los grandes problemas que aparecen en los
misterios divulgada por el poeta Orfeo, se conoce como orfismo. mitos. Sus protagonistas suelen ser semidioses, héroes o reyes que caen en
Influyó en el pitagorismo y es esencial para comprender a alguna desgracia que acaba con su vida; porque la necesidad (ananké)
Platón. Sus tesis eran: gobierna la Naturaleza y cada uno de los mortales está some�do al hado o
-La concepción cíclica de los seres y de la vida, simbolizada des�no (moira).
por las estaciones del año: florecimiento, madurez,

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La representación trágica suponía una especie de terapia colec�va en la que 4.2. Los atributos del principio/razón
el protagonista individual personificaba conflictos que, por formar parte de
El principio/razón (arjé/logos) se caracteriza por ser:
la naturaleza humana, todos sen�an como propios.
4. La novedad de la filoso�a • Causa de los entes y origen de su vida. También es el poder que regula
sus cambios y movimientos. Es lo más divino, en cuanto que es lo más
Las primeras filoso�as propusieron la idea de que todas las cosas que poderoso, pues genera orden y armonía en la Naturaleza.
configuran la Naturaleza y suceden en ella son consecuencia de un principio
(arjé) que actúa desde dentro de las cosas mismas como poder que les da • Común a la Naturaleza y al ser humano. Por eso se establece un vínculo
origen, regula su estructura, establece sus funciones y prescribe su modo entre la realidad natural y la razón humana. Por esta vinculación, todo lo
de actuar. Este principio es la razón (logos), que hace comprensible la real se hace racional, en cuanto que las cosas pueden ser traídas a la
ar�culación y organización sistemá�ca de la Naturaleza. Incluso los dioses inteligencia y representadas en ella. Porque la Naturaleza �ene logos o
�enen en él su origen y están some�dos a su poder. razón, el ser humano puede comprenderla.
• Unificador. La infinidad de seres y fenómenos puede ser comprendida
Los dos términos, arjé y logos, expresan ma�ces de un mismo concepto:
como unidad. La diversidad y mul�plicidad son aparentes, puesto que las
Arjé significa 'principio, origen, fundamento, comienzo’. También �ene las cons�tuye un mismo y único principio/razón.
acepciones de ‘poder, mando, autoridad’. Es el principio ac�vo a par�r del
cual se han generado y se man�enen en su ser la totalidad de las cosas. Es • Inmutable y eterno. No sufre el cambio y las mutaciones porque es el que
el principio de la Naturaleza, entendida como totalidad, y la naturaleza o regula los cambios en las cosas y en la Naturaleza.
esencia de cada cosa singular. • Inteligible, pero no percep�ble por los sen�dos. Porque es lo más
Logos significa 'razón, capacidad de razonar, argumento, palabra’. El esencial a las cosas y a la Naturaleza. Los sen�dos captan lo que de él
principio es razón porque por él se hacen comprensibles, �enen sen�do aparece, que es el mundo sensible, pero el principio/razón solo es asequible
para el ser humano, los seres y el funcionamiento de la Naturaleza. Así, el al conocimiento intelectual.
logos es el efecto o consecuencia intelectual del principio: si • Impersonal. No es persona y no está dotado de libertad ni de inteligencia
comprendemos algo es porque �ene principios o se basa en ellos. previsora. Actúa y se impone de modo necesario, como ley natural, sin
Los dos términos ma�zan la misma convicción: todas las cosas se pueden excepción ni cambios de rumbo. Por eso, la Naturaleza está some�da a
reducir a una realidad única que es el principio de su ser (arjé) y que, a su leyes fijas, regida por la necesidad (ananké): no hay en ella libertad, sino
vez, es la razón o palabra (logos) que las hace comprensibles para el ser determinismo.
humano. Estas convicciones configuran la base conceptual de todos los primeros
filósofos anteriores a Sócrates, los llamados presocrá�cos. Las preguntas de

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todos ellos surgen de la misma inquietud e igual problema: determinar en surgiendo una especie de burguesía muy ac�va, formada por gente de
qué consiste ese principio/razón de todo lo que contemplan. Pero sus mundo, dotada de una ávida curiosidad, y a la que el contacto con otros
respuestas van a ser muy dis�ntas, estableciendo grandes diferencias entre pueblos había liberado lo suficientemente de prejuicios como para ir dando
filósofos y escuelas. de lado a tradiciones ancestrales y abrir su espíritu a innovaciones que
fueron decisivas para ellos mismos y, a la larga, para toda la cultura
Aristóteles se refiere a los presocrá�cos con varios nombres: fisiólogos, occidental.
estudiosos de la physis; filólogos, amantes del logos; o teólogos, estudiosos
de lo divino, en cuanto que el logos es "lo más divino". En este ambiente de riqueza y prosperidad, de es�mulo a la acción y al
pensamiento, propicio a la confrontación con sistemas de creencias y
5. Los primeros pasos del pensar filosófico: los jonios formas de pensar dis�ntas a las propias, surgió la filoso�a. Es cierto que en
Es tradicional considerar la historia de la filoso�a cons�tuida por una el mundo an�guo no fue Mileto la única ciudad que había atravesado una
primera etapa, que llegaría hasta el s. V a. C., integrada por una serie de situación similar: Sidón, en la cercana Fenicia, puede ser un ejemplo. Las
autores a los que se ha dado el nombre genérico de presocráticos. Pero razones úl�mas por las que tuvo que ser Mileto y no, antes, Tiro o cualquier
sería un error considerar a estos autores meros precursores del gran otra ciudad la que inaugurase históricamente esta nueva forma de saber
filósofo ateniense Sócrates, cuya vida se desarrolló precisamente en la cons�tuyen un problema de di�cil o imposible solución. Se ha hablado de
segunda mitad de ese siglo. El significado del término presocrático no se una feliz predisposición natural del pueblo griego para la especulación
agota en señalar una simple antecedencia cronológica, sino que, además, filosófica. Pero, como es natural, se trata de una mera conjetura.
pretende expresar, todo lo desacertadamente que se quiera, la realidad de Los interrogantes que se formulan estos primeros filósofos son inicialmente
una indudable unidad de contenido filosófico en la etapa a la que se refiere. los mismos a los que, con anterioridad, se había pretendido responder
Esto no quiere decir en absoluto que la filoso�a de este periodo fuese una mediante el mito: el problema general del origen de todo, el orden
constante repe�ción de determinadas formulaciones teóricas. Cuando existente en el cosmos, los cambios en las cosas... Pero ahora, como ya
hablamos de unidad de contenido, queremos aludir tan sólo a la sabemos, se va a intentar la respuesta desde una perspec�va nueva: desde
persistencia de una misma y casi exclusiva temá�ca -la naturaleza-, pero la razón.
tratada con enfoques, consideraciones y teorías enormemente Se trata, en defini�va, del problema de la mul�plicidad de las cosas, a las
diversificadas, como veremos en seguida. que, más allá de esa mul�plicidad, se las presupone un origen común.
Los primeros filósofos conocidos vivieron, como ya sabemos, en Mileto, Ahora bien, esta presuposición de un origen común implica la iden�dad de
ciudad que, por ciertas circunstancias históricas y geográficas fondo de toda la realidad existente. En efecto, si hay una realidad originaria
especialmente favorables y por su gran vitalidad, había alcanzado un grado de la que todo procede por transformación o cambio, quiere decirse que
tal de desarrollo económico y técnico que la colocaba, incluso, por encima todo �ene una naturaleza común, esto es, que todo, en úl�ma instancia,
de la propia metrópolis, Atenas. Allí, bajo un gobierno aristocrá�co, fue puede reducirse a una y la misma cosa.

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Este concepto de naturaleza (Physis) como sustrato común a todas las afirmación es el propio Aristóteles quien nos las sugiere. En cualquier caso,
cosas, como realidad subyacente a las cosas que cambian, y el concepto de se trata de una conclusión basada en observaciones sobre la realidad y en
arjé, como lo an�guo, lo arcaico, -lo que ya había-, es decir, como principio experiencias que eran comunes para el hombre de la época: que las �erras
de donde todo procede, son dos grandes elaboraciones conceptuales de la flotan sobre las aguas, la necesidad de este elemento para el
mente griega. Se trata, efec�vamente, de dos conceptos complementarios mantenimiento de toda clase de seres vivos, la presencia de humedad en
-en realidad, dos caras de una misma moneda-, con los que los primeros todos los estratos de la naturaleza, etc. Con este procedimiento, basado en
filósofos pretendieron dar cuenta por primera vez del problema del cambio la observación directa de la realidad, es como se empieza a superar el mito.
o, lo que es lo mismo, de la mul�plicidad de las cosas. Y este es el gran mérito de Tales.
Por supuesto que no todos los filósofos de Mileto -menos aún los restantes Del segundo de los filósofos de la escuela de Mileto, Anaximandro,
filósofos presocrá�cos- respondieron de la misma manera. De hecho, en los ligeramente posterior a Tales y, según alguna fuente, discípulo suyo,
aproximadamente 150 años que dura este periodo, serán muy diversas las sabemos que también se dedicó a la ac�vidad cien�fica, especialmente a la
soluciones que se aporten, lo que quiere decir que ninguna de ellas puede astronomía, y que fue el primero en dibujar un mapa del mundo conocido
considerarse defini�va. Pero cada una aporta algo posi�vo, una perspec�va hasta entonces. Existen referencias de que escribió un libro acerca de la
nueva, una dimensión dis�nta. En cualquier caso, lo importante es saber naturaleza, del cual sólo nos ha llegado un pequeñísimo fragmento, casi
que precisamente con este problema y con esta intención comienza su sólo palabras.
andadura por el mundo la filoso�a.
Parece ser que Anaximandro fue el primero que u�lizó la palabra arjé
Tales, Anaximandro, Anaxímenes (principio) para referirse a aquello de donde todo procede, pero pensó,
frente a Tales, que aquello de donde proceden todas las cosas no puede ser,
El primero de los filósofos conocidos fue Tales, de quien sabemos más bien a su vez, una cosa. El principio de todo, precisamente porque ha de ser
poco. En general, de los autores de Mileto, como de los presocrá�cos en principio de todo, no puede ser ninguna de las cosas existentes, como lo es
general, las no�cias que han llegado hasta nosotros son inseguras y el agua. Debe tratarse de algo indeterminado (ápeiron), suscep�ble, por
fragmentarias y proceden, por lo común, bien de filósofos, bien de tanto, de recibir cualquier determinación, es decir, de llegar a ser cualquier
comentaristas o recopiladores bastante posteriores a ellos. Por lo que cosa; algo, en fin, indefinido, carente de límites, lo infinito.
respecta a Tales, sabemos que fueron muy considerables sus conocimientos
matemá�cos y astronómicos. Puede ser considerado como el introductor Por supuesto, el ápeiron no es percep�ble por los sen�dos, pues entonces
en Grecia de la geometría egipcia y caldea, que desarrolló notablemente, y sería una cosa, ni podemos definirlo, puesto que carece de toda
llegó a predecir el eclipse de sol que se produjo el año 585 a. C. determinación. Su existencia, sin embargo, hay que admi�rla como
indudable, ya que a ello nos lleva nuestro razonamiento. Anaximandro dice
Por lo que se refiere a la filoso�a, Tales fue, según Aristóteles, el primero de él simplemente que abarca a todas las cosas y a todas gobierna, que es
que intentó una respuesta racional acerca de la naturaleza, afirmando que lo divino e inmortal, nunca envejece. Pese a esta terminología, se trata, sin
el principio de todas las cosas es el agua. Las posibles razones de esta

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embargo, de algo �sico, material. La verdad es que, para la época, apenas polí�co tanto de Crotona como de otras ciudades, lo que hizo que, en un
si cabía concebirlo de otra manera. momento dado, los miembros de la secta se viesen implicados en una
revuelta democrá�ca contra el poder y perseguidos. Parece ser que el
El úl�mo de los filósofos destacados de esta escuela de Mileto es edificio donde estaban fue incendiado y que allí encontraron la muerte
Anaxímenes, que vivió hacia mediados del s. VI a. C., discípulo muchos de ellos. Pitágoras sería, según cierta tradición, uno de los pocos
probablemente de Anaximandro, y dedicado también, según parece, a la que consiguieron huir, viniendo a morir no mucho después en la cercana
astronomía y meteorología. Siguiendo a su maestro, piensa que el principio ciudad de Metaponto.
originario debe ser, efec�vamente, algo indeterminado, pero no
necesariamente desligado de la experiencia, como el ápeiron. De entre Pero, ¿quién fue Pitágoras? La figura del fundador del pitagorismo ha
todos los elementos, le parece que es el aire el que mejor reúne estos llegado hasta nosotros enormemente desvirtuada por la leyenda, una
requisitos: es más universal aún que el agua, totalmente informe y, por leyenda que, por lo demás, ya le envolvía en su propia época: se le hizo, por
tanto, con una mayor capacidad de transformación, bien en agua, bien en ejemplo, proceder del dios Apolo, y él mismo fue considerado una especie
fuego, según el grado de densidad. Efec�vamente, el aire enrarecido se de semidiós, un sabio dotado de dones sobrenaturales, capaz de estar a la
convierte en fuego; condensado, en viento y nube y, aún más condensado, vez en dos ciudades dis�ntas, y de quien, entre otras cosas, se contaba que,
en agua, �erra y piedra. De la combinación de esos cuatro elementos, se en cierta ocasión en que se puso de pie en el estadio, se pudo ver que tenía
forman todas las cosas naturales. un muslo de oro.
Con esto no sólo queda establecido cuál es el origen de todo, sino también Pero más allá de la leyenda, parece seguro que Pitágoras nació en la isla de
el modo en que, a par�r de ese origen, se forman todas las cosas. Samos, cercana a Mileto, y que vivió probablemente del 571 al 497 a. C. Por
razones polí�cas, se vio obligado a emigrar y, luego de realizar algunos
6. El pitagorismo viajes, acabó afincándose, ya a edad avanzada, en Crotona, donde fundó
En al año 494 a. C., Mileto fue destruida por los persas y la filoso�a se una secta o asociación filosófico-religiosa, que pronto empezó a ejercer una
desplaza desde la Jonia a casi el extremo opuesto del Mediterráneo, a la fuerte influencia en toda la Magna Grecia. Esta asociación pitagórica, y el
Magna Grecia o Sur de Italia, en una de cuyas ciudades, Crotona, cuenta la llamado primer pitagorismo en general, perduró durante
tradición que Pitágoras fundó una secta de hombres dedicados a la aproximadamente una centuria. Siglos después, allá por el III d. C., volvió a
contemplación. surgir con el mismo carácter sectario, pero con modificaciones importantes
en el contenido filosófico de su doctrina.
Resulta imposible desentrañar el misterio de esta escuela filosófica,
fuertemente impregnada de sen�do religioso y que llegó a ejercer una gran Como asociación religiosa, tuvieron un fuerte sen�do de la hermandad y,
influencia polí�ca. El pitagorismo fue, acaso, el poder espiritual más fuerte, llevados de un sen�miento profundo de la indignidad del cuerpo y de la
más paradójico y enigmá�co del mundo griego. Precisamente, fueron sus materia, despreciaron el trabajo prác�co. Establecieron, como normas de
conocidas, o simplemente sospechadas, vinculaciones con el estamento la secta, una serie de pintorescas prohibiciones, como la de abstenerse de

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comer habas, no recoger lo que se ha caído, no remover la lumbre con el cul�var cualquier rama de la cultura o dedicarse a la ciencia, eran ascetas
hierro, etc., normas cuyo verdadero sen�do se nos escapa en muchas que sólo atendían a las reglas prác�cas de conducta y vivían como
ocasiones, pero que, en cualquier caso, hay que interpretar en el contexto peregrinos y pordioseros. Los matemá�cos, por su parte, eran los sabios
de una profunda orientación religiosa que exigía una preocupación propiamente dichos: establecieron el año cósmico, afirmaron el dualismo
insistente por la propia purificación. de la naturaleza humana, cul�varon la música y la astronomía y,
preocupados por encontrar el origen y el fundamento del equilibrio y la
A este respecto, hay que señalar que la doctrina de la inmortalidad del alma armonía existente en el universo, intentaron la fusión de ambas. Pero sobre
cons�tuye el corazón mismo del pitagorismo. Antes de Pitágoras, era todo desarrollaron, hasta límites insospechados entonces, las matemá�cas
general la creencia de que el ser del hombre no finaliza completamente con como ciencia.
la muerte. Pero se concebía el más allá como un sombrío lugar silencioso,
donde del hombre sólo persiste una especie de sombra fantasmagórica sin Es verdad que Tales de Mileto, y otros antes que él en Egipto y en Babilonia,
vida real. Este residuo débil, tenue, era lo que los griegos primi�vos habían llegado a la formulación de proposiciones matemá�cas aisladas,
entendían por alma. acompañándolas, como es natural, de su correspondiente jus�ficación
teórica. Pero es Pitágoras quien da el paso decisivo en favor de la
Para los pitagóricos, sin embargo, siguiendo en esto la doctrina del orfismo, cons�tución de la matemá�ca como ciencia al hacer derivar cualquier
con el que Pitágoras estuvo, sin duda, en contacto, lo que permanece tras proposición verdadera de un conjunto único de afirmaciones de las que
la muerte no es en modo alguno una imagen desvaída, un pálido reflejo del aquélla se deduce. A par�r de entonces, las matemá�cas ya no son un
hombre que fue, sino lo verdaderamente vivo de él, el alma, concebida ya agregado de teoremas independientes, sino que éstos se ar�culan
como una en�dad absolutamente independiente, cuya vida es la autén�ca teóricamente en un sistema coherente que los engloba y jus�fica.
vida, la más verdadera e intensa. La existencia humana, es decir, la
existencia encarnada del alma, no sería, así, más que una de las posibles Fueron precisamente los descubrimientos que hicieron en el campo de las
vidas del alma, aquella en la que está prisionera del cuerpo y, por lo mismo, matemá�cas los que acabaron por determinar la postura de los pitagóricos
necesitada de purificación. respecto al problema de la arjé, esto es, del principio úl�mo de todas las
cosas. Es Aristóteles quien les atribuye la siguiente afirmación: Todo el
Todo esto en cuanto al pitagorismo como secta religiosa. Como asociación edificio del Cielo es armonía y número. Y esta otra: ¿Qué es lo más perfecto?
filosófica, fueron decisivas las inves�gaciones llevadas a cabo en el campo El número. ¿Qué es lo más bello? El número. Las cosas son números,
de la ciencia, especialmente en el de las matemá�cas. Fueron ellos los que, establecieron, en defini�va, los pitagóricos. Pero no resulta fácil esclarecer
por primera vez, hicieron de esta ciencia un conjunto sistemá�co de con absoluta seguridad el sen�do preciso de esta afirmación.
conocimientos, que además desarrollaron notablemente.
Todo parece indicar que para la escuela pitagórica el número, de naturaleza
A propósito de esto, conviene saber que no todos los componentes de la divina, es la esencia úl�ma de toda la realidad. Según esto, las cosas, más
hermandad pitagórica gozaban del mismo estatuto. Estaban divididos en allá de nuestra percepción sensible, son números, sólo accesibles a la
acusmá�cos y matemá�cos. Los primeros, a quienes estaba prohibido

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mente pura del iniciado. Y lo que les hizo llegar a esta conclusión fue, con de gran valor mís�co, la famosa tetractys, al que atribuían carácter sagrado.
toda probabilidad, una serie de descubrimientos de dis�nta índole, como, Compuesto por los cuatro primeros números enteros, su suma da 10, que
por ejemplo, de la relación numérica existente entre las longitudes de las engloba toda la naturaleza del número, dado que todos los demás números
cuerdas de la lira y los sonidos que son capaces de emi�r, o la relación se ob�enen por repe�ción de la década. En fin, las combinaciones entre
asimismo cuan�ta�va entre los movimientos de los dis�ntos astros, que números permi�an extraer las más extrañas consecuencias, prever el
ellos generalizaron hasta abarcar a toda la realidad. futuro, la realización de prác�cas mágicas, etc.
Lo específicamente pitagórico no se reduce, por tanto, al cul�vo de las Como dice un autor, todo esto puede parecer trivial, pero fue el primer paso
matemá�cas, sino que radica, más bien, en la audaz extrapolación que dado con interés hacia el estudio de las propiedades abstractas de los
hacen de la matemá�ca a todo el campo de lo real. Las cosas son números, números reales. Además de creer que los números determinaban la forma
es decir, todas las cosas, en su esencia úl�ma, son de naturaleza numérica, de los objetos, pensaron también que eran, de algún modo misterioso, el
matemá�ca. El número, la can�dad es la base de todo. material básico de que constan las cosas. El mismo Dios era numérico para
los pitagóricos.
La trascendencia histórica de tal afirmación desborda por completo el
ámbito de la cultura griega para pasar a ser ingrediente básico de la ciencia Lo que a través de este �po de especulaciones se manifiesta es nada menos
y de la filoso�a europea de todos los �empos. Cuando en el siglo XVII, que el sueño de la razón por captar el universo en su totalidad bajo la forma
Galileo, fundador de la ciencia moderna, afirma que el libro de la naturaleza de números enteros. Ellos se imaginaban estar tras las huellas del misterio
está escrito en lenguaje matemá�co, está estableciendo un principio de úl�mo de las cosas, de desvelar el lado oculto de toda la realidad, y todo
incalculable influencia sobre el espíritu europeo moderno. Pues bien, esta ello al modo más genuinamente griego: bajo la forma de la armonía y la
postura puede y debe ser considerada como fruto maduro de las primi�vas claridad racional.
especulaciones de la secta pitagórica.
En síntesis, la filoso�a fue prac�cada por los pitagóricos como una vía hacia
Los pitagóricos llegaron a la convicción de que toda forma o estructura la virtud, la geometría como un instrumento de purificación. Frente a la
posee su propio número, y esta convicción se fundamenta, a su vez, en la infinitud en que el hombre vivía inmerso, frente al espanto que le producía
tesis de que hay una cierta relación entre los números y las figuras la magnitud inconmensurable y el misterio del universo, encontró en el
geométricas. Esto, que pasando los siglos, significará nada menos que el número una realidad precisa, cognoscible, de perfiles ní�dos,
hallazgo de la trigonometría, sólo respondía en su origen al propósito de transparentes. Fue esto lo que dio al número ese halo mís�co y lo que le
representar los números, en vez de por letras, por puntos: el 1 era el punto; otorgó el poder de marcar tan profundamente la vida de los hombres.
el 2, la línea; el 3, el triángulo o la superficie; el 4, la pirámide o cuerpo
sólido, etc. Había números triangulares (1, 3, 6, 10); dos números 7. La escuela de Elea
triangulares sucesivos formaban un número cuadrado; había, en fin, La escuela eleá�ca prolonga la obra de los pitagóricos en la línea de una
números sólidos, cubos, piramidales, etc. Pero sobre todo había un número mayor racionalización e intelectualización de la filoso�a. Todavía los

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pitagóricos habían dis�nguido y aun opuesto el tes�monio cambiante de El sen�do de este proemio es bastante claro, pese a que durante mucho
los sen�dos a la realidad inmaterial que descubre la razón, aunque dando �empo apenas se le concedió importancia, considerándosele como un
un mayor valor a esto úl�mo frente a los sen�dos; los eléa�cos van a mero preámbulo al resto del poema. El paso de la noche al día significa el
descalificar completamente este tes�monio sensorial en favor de la razón. tránsito de la conciencia mí�ca a la filosófica. La luz del día es el reino de la
Los pitagóricos descubren la unidad inmaterial tras la mul�plicidad de las verdad. Una verdad que está oculta, que requiere un gran esfuerzo para ser
cosas, pero todavía admiten esta mul�plicidad; los eléatas dan un paso más encontrada y que, en defini�va, sólo con la ayuda de los dioses es posible
y establecerán el carácter puramente apariencial de las cosas, afirmando llegar a conocer.
como única realidad lo uno, eterno e inmóvil.
“Y ahora es necesario que te enteres de todo: por un lado, el corazón
Aun admi�endo, como algunos consideran, que Jenófanes de Colofón (570- inestremecible de la verdad bien redonda; por otro, las opiniones de los
475 a. C.) fuera el fundador de la escuela eleá�ca, cosa que no está clara, mortales, para las cuales no hay fe verdadera.” Frag. 1. En Op. cit., vol. 1, p.
su figura más importante es con mucho Parménides. Vamos a centrarnos, 476).
pues, en este autor.
He aquí la primera manifestación de la diosa: el filósofo ha de hacerse cargo
De Parménides apenas si sabemos otra cosa que nació en Elea, tanto de la verdad como de la mera opinión (doxa), éste, el de la opinión,
probablemente hacia el 516-511 a. C., que vivió en dicha ciudad y que tuvo que nunca representa la verdad porque no es fiable, es el camino que
que disfrutar de cierta prevalencia polí�ca, ya que, según parece, le fue recorre la generalidad de los hombres; al filósofo, por el contrario, está
encomendada la redacción de la cons�tución por la que había de regirse la reservado el camino seguro de la verdad, que no es otro que el de la razón.
ciudad.
Este camino es, según Parménides, uno solo: que el ser es y es imposible
Escribió un poema, Sobre la naturaleza, del que se conserva un que no sea. El no ser, por otra parte, es inconcebible, puesto que lo que no
considerable número de fragmentos, lo que convierte probablemente a es no puede ser conocido ni expresado: la vía del no ser es imprac�cable
Parménides en el primer filósofo a quien es posible interpretar, si bien no para la razón.
totalmente, basándose en sus propios textos.
La aplicación radical de este principio, «que el ser es y el no ser no es», llevó
El poema de Parménides, del que conocemos unos 150 versas, se compone a Parménides a establecer para el ser una serie de caracteres, que él
de un proemio y dos partes. El proemio, que nos ha llegado integro, �ene enumera y razona en la parte primera y más importante del poema: así,
un carácter claramente alegórico. En él el poeta se nos presenta a sí mismo dice que es eterno e imperecedero (¿de dónde, si no, podría haber surgido
conducido en una carroza �rada por corceles y acompañado por las el ser o adónde podría ir? Del no ser o al no ser es imposible, puesto que el
Helíades, las hijas del sol, desde la morada de la noche hasta la luz del día. no ser no es); que es único (si hubiera más de un ser, ¿qué habría entre
El camino es di�cil y sólo esforzadamente consigue llegar a la mansión de ellos? ¿el no ser?); inmutable (pues no hay cambio posible en el ser, ya que
la diosa, quien, tras acogerle benévolamente, se decide a premiar su el cambio consiste en llegar a ser o en dejar de ser y ambos casos implica
empeño comunicándole la verdad. afirmar la existencia del no ser); por úl�mo, es indivisible, por razones

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similares a las que jus�fican la unicidad, y perfecto, es decir, acabado, siglos hasta nuestros días, muy especialmente en el ámbito de las
completo, semejante a la masa de una esfera bien redonda, dado que al ser matemá�cas, para las que ha cons�tuido un importante factor de avance al
nada puede faltarle para ser. incitar a una reflexión sin la que hoy no se comprenderían nociones como
las de infinito y con�nuo, espacio, �empo y movimiento.
La conclusión a que se llega después de este largo y pormenorizado
razonamiento es que no hay más que una sola realidad, el ser. La La importancia histórica de Parménides es enorme. Puede afirmarse que
mul�plicidad de las cosas y los cambios que en ellas se producen son mera con él la filoso�a alcanza su primer nivel importante de madurez. Para
apariencia, pura ilusión de nuestros sen�dos: ni existe la diversidad de las Zubiri, es a par�r de él cuando comienza la filoso�a en sen�do estricto, esto
cosas, ni el cambio o la movilidad. De aquí que, sobre el mundo �sico, cuya es, como meditación sobre aquello que el propio Zubiri considera un
realidad es sólo aparente, no sea posible un autén�co conocimiento; sólo descubrimiento casi sobrehumano: el ser. A par�r de ahora, la filoso�a será
caben opiniones, no certezas. La certeza nos la da la razón, y ésta, como fundamentalmente un intento de esclarecimiento de aquello en que las
hemos visto, nos lleva a admi�r la unidad absoluta y completa, eterna e cosas genéricamente consisten, aquello que las cons�tuye como cosas,
imperecedera, de lo único verdaderamente existente, que es el ser. como entes, aquello, en fin, que nos permite referirnos a la totalidad de las
cosas existentes diciendo de ellas que son.
Un discípulo de Parménides, Zenón, intentó apoyar la argumentación de su
maestro, especialmente en lo que se refiere a la imposibilidad del Esto no quiere decir que sea la concepción de Parménides la que se haya
movimiento. Zenón es considerado como el fundador del método aceptado por siempre. El hecho de que la filoso�a posterior haya
dialéc�co, consistente en aceptar, en principio, las afirmaciones del evolucionado predominantemente tomando como punto de referencia al
adversario para mostrar a con�nuación las contradicciones en que se basan filósofo de Elea no implica que se haya mantenido fiel a las peculiaridades
y las dificultades a que dan lugar. Siguiendo este método, Zenón elaboró de su pensamiento.
una serie de argumentos, conocidos con el nombre de aporías (voz griega
que significa dificultad), uno de los cuales, el más famoso quizá, es aquel en Para que nos entendamos mejor: se man�ene la pregunta por el ser en los
que se razona por qué el veloz Aquiles, capaz de correr diez veces más términos planteados por el filósofo de Elea, pero la contestación se dispara
rápido que cualquiera de sus contrincantes, nunca lograría alcanzar a la en múl�ples líneas de desarrollo, en cuya diversidad radica precisamente la
lenta tortuga por muy rápido que fuese, ya que mientras recorre ésta algo riqueza esencial de la filoso�a como expresión del esfuerzo realizado por el
hombre por encontrar el sen�do úl�mo del mundo en que está inmerso,
habrá avanzado. Lo mismo ha de ocurrir cuando Aquiles recorra la nueva
que eso es lo que, en el fondo, está implícito en la pregunta de Parménides.
distancia. Y así siempre. A este absurdo nos llevaría aceptar la existencia del
movimiento: luego no se puede admi�r su existencia. 8. La filoso�a del devenir: Heráclito
La validez, tanto de este argumento como de los otros tres que nos ha Mucho más resalta la importancia de su pensamiento si se lo empareja con
dejado Zenón, puede ser todo lo dudosa que se quiera. Pero ello no ha sido el de otro autor de su misma época, aunque residente en el otro extremo
obstáculo para que el interés por ellos se haya mantenido a lo largo de los del Mediterráneo, otra vez en la Jonia, Heráclito, autor al que la historia ha

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tenido especial empeño en presentar siempre como contrapuesto a entender. Tanto por su carácter personal, como por estas peculiaridades de
Parménides, como símbolo de la oposición más radical a su pensamiento. su obra, mereció de sus contemporáneos el apela�vo de «el Oscuro».
Sin embargo, es casi seguro que no llegaron a conocerse; tampoco,
probablemente, conocieron su respec�vas formas de pensar. Se habla de Lo fundamental del pensamiento de Heráclito radica en su doctrina sobre
una posible intermediación de Jenófanes, a quien nos hemos referido el devenir. Parte de una concepción puramente dinámica de la realidad.
anteriormente, quien, nacido en Colofón, también en la Jonia, y afincado Según esta concepción, la realidad toda es un constante fluir (panta rei), en
después en Elea, pudo hacer de transmisor de pensamiento de Heráclito. el que nada hay fijo y permanente; es como un río, en el que, por más que
Pero se trata de una mera conjetura. se quiera, nadie puede bañarse dos veces, pues son aguas dis�ntas las que
afluyen cada vez.
En cualquier caso, sea intencionada o espontánea, la contraposición existe,
aunque no exactamente en los términos un tanto demagógicos y fáciles Se trata, como se ve, de una posición ciertamente opuesta a la de
planteados por la historia. Se ha insis�do, por ejemplo, en que allí donde Parménides. Para Heráclito, la realidad primera con la que nos encontramos
Parménides exalta la razón, negando toda validez al conocimiento sensible, es la del cambio.
Heráclito reivindica la exclusividad de los sen�dos, negando valor a la razón; «Las cosas frías se calientan, lo caliente se enfría, lo húmedo se seca, lo
y allí donde el primero niega el mundo de la mul�plicidad y del cambio, reseco se humedece.»
Heráclito hará de su afirmación el fundamento de su filoso�a.
No se sabe si meramente como símbolo de esa movilidad constante o
Veremos en seguida lo que hay de exagerado en esto. Lo cual no quiere porque Heráclito, tan próximo geográfica y cronológicamente a los milesios,
decir, repe�mos, que no haya contraposición entre ellos. De hecho, se formule la pregunta por la arjé dentro del espíritu de aquellos primeros
Heráclito y Parménides como más adelante ocurrirá, aunque en otro filósofos, el caso es que vuelve a poner como origen de todo un principio
sen�do, con Platón y Aristóteles, cons�tuyen el punto de par�da de dos �sico, esta vez el fuego.
líneas de pensamiento totalmente divergentes, cuya alternancia a lo largo
de la historia ha singularizado unas épocas frente a otras hasta nuestros “Este mundo, el mismo para todos, ninguno de los dioses ni de los hombres
días. De aquí la trascendencia de ambos pensadores. lo ha hecho, sino que exis�ó siempre, existe y exis�rá en tanto fuego
siempre vivo, encendiéndose con medida y con medida apagándose.”
Heráclito nació en Efeso hacia el año 540 a. C. De familia aristocrá�ca,
rechazó la posibilidad de desempeñar importantes cargos polí�cos, acaso El fuego no es sólo aquello a par�r de lo cual todas las cosas se hacen, sino
el propio gobierno de la ciudad, para dedicarse, apartado del mundo, a la que es también la fuerza o principio vital que las transforma. Tiene en sí la
meditación filosófica. Retraído, solitario y orgulloso, nos dejó escrita una exigencia de mul�plicarse y dar origen a la diversidad de las cosas, pero, al
obra, Sobre la naturaleza, compuesta a base de sentencias breves, mismo �empo, �ene la necesidad, al cabo de un largo periodo de �empo
dogmá�cas, en un es�lo denso y metafórico, que las hace di�ciles de (año cósmico), de reunificarse todo de nuevo en el fuego, para volver a
empezar.

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La raíz del devenir constante de la realidad no es otra que la tensión entre guerra, establece la realidad de una unidad y armonía de fondo, sustrato de
cosas contrarias. Heráclito erige así el conflicto, la discordia, como un la misma diversidad, a la que sólo se puede acceder por la razón.
elemento posi�vo, generador de nuevas realidades. Por eso, Heráclito
censura fuertemente a Homero cuando implora que cese la discordia tanto 9. Los intentos de conciliación
entre los dioses como entre los hombres: con ello el gran poeta está, de Todo cambia y nada permanece, había dicho Heráclito. El ser es y el no-ser
hecho, maldiciendo la generación de todas las cosas y pidiendo, aun sin no es, había dicho Parménides, para acabar negando el movimiento. Ante
saberlo, que el mundo se destruya, ya que sin lucha y sin contraposición no la ya clásica, contraposición entre lo uno y lo múl�ple, lo fijo y lo
hay generación. Recuerda, a este respecto, Aristóteles, atribuyéndoselo a permanente, estos dos autores habían optado, pues, por el expediente,
Heráclito, que si no exis�eran hembra y macho, que son contrarios, no nada fácil por otra parte, de afirmar uno de los polos de la contraposición,
habría animales y, si no exis�eran lo agudo y lo grave, no habría armonía. negando el otro. Pero la postura de Heráclito, afirmando la movilidad
No es cierto, pues, que de la contraposición entre cosas contrarias, del permanente, exige la renuncia a saber qué son las cosas, en qué consisten.
enfrentamiento y del conflicto surja el desorden: antes bien, lo que se Por su parte, la afirmación del ser parmenídeo conlleva la negación de algo
produce es la armonía, la unidad del cosmos. tan evidente como la existencia de la mul�plicidad y el cambio.

Expresión de esta armonía es, pues, el Logos, razón inmanente al cosmos, Es explicable que los filósofos inmediatamente posteriores se resis�eran a
ley reguladora que preside todo el devenir de las cosas. Iden�ficado a veces aceptar posturas tan excluyentes y que intentaran un esfuerzo de
ley la divinidad, es lo que establece una relación constante entre todos los conciliación entre ambas, de manera que no fuese preciso sacrificar
elementos del universo. ninguno de los dos elementos con que la realidad se nos presenta. La
concepción del ser de Parménides sigue, ciertamente, ejerciendo sobre
Es la armonía invisible que vale más que la visible, para alcanzar la cual hay estos filósofos posteriores una fuerte atracción, pero no hasta el punto de
que trascender las meras opiniones de los mortales, despreciar el tener que aceptar la inexistencia del movimiento y la mul�plicidad.
tes�monio de los sen�dos y atender sólo a la razón. Conocer ese Logos es
La solución que ellos van a aportar irá en la línea de mul�plicar los principios
una necesidad moral: en conocerlo y actuar de acuerdo con él consiste la
fijos de las cosas: no hay un solo ser, sino varios, todos, eso sí, con los
sabiduría y la rec�tud.
mismos caracteres del ser de Parménides, salvo, claro está, el de la
Frente al pensamiento inmovilista de Parménides, Heráclito subraya la unicidad. A par�r de esos principios o elementos básicos se origina, por
evidencia del dinamismo de lo real. Hasta entonces, nadie había reparado combinación, la diversidad de las cosas.
como él en el devenir; pero, además, �ene el mérito de intentar explicarlo
desde el mismo devenir, como resultado de una tensión dialéc�ca Con esto quedan a la vez jus�ficadas la permanencia y la mul�plicidad. Pero
cons�tu�va de la misma realidad. No obstante, Heráclito no se queda en el acto seguido se hace preciso explicar en virtud de qué esos elementos
mero devenir, como cierta tradición filosófica ha pretendido, sino que, pasivos empiezan en un momento dado a combinarse entre sí. En efecto, si
buscando más allá de la diversidad, de la oposición, de la discordia y de la los elementos originarios son inmutables, es decir, pasivos, ¿cómo se

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origina en ellos el movimiento? ¿De dónde procede su dinamismo? No �sica, ni aluda a algún �po de potencia trascendente a los elementos
parece haber otra salida que admi�r la existencia de un nuevo principio, mismos, sino que son los nombres con los que designa las dos grandes
esta vez ac�vo, del que dependería el cambio y, en úl�ma instancia, la fuerzas de atracción (Amor) y repulsión (Odio) que rigen inmanentemente
mul�plicidad de las cosas. la Naturaleza toda. El dominio de uno u otro principio es alterna�vo.
Pero el modo de entender todos esos mecanismos es dis�nto según los De hecho, el proceso está dividido en cuatro fases. En un primer momento,
autores. Empédocles (492-432), por ejemplo, nacido en Agrigento (Sicilia), domina el Amor y los cuatro elementos aparecen perfectamente agrupados
una de las figuras más extrañas, contradictorias y legendarias del mundo formando una especie de esfera (sphairos). Es el equivalente al ser de
an�guo, mís�co, poeta, cien�fico, profeta, polí�co, con fama de Parménides, -semejante a la masa de una esfera bien redonda, como se
taumaturgo y que llegó a presentarse a sí mismo como especie de semidiós, recordará. La disgregación empieza con la irrupción del Odio, que rompe
encuentra el fundamento de todo en lo que él llama raíces (rixómata aquella unidad perfecta y produce la paula�na dispersión de los elementos
pánton), que no son sino los famosos cuatro elementos -�erra, aire, agua y hasta alcanzar su máxima separación. Es el momento de la diversidad
fuego-, cuyas múl�ples combinaciones dan lugar a toda clase de seres, (Heráclito). En esta fase del proceso, la de la progresiva dispersión, nos
tanto vivos como inertes. encontraríamos ahora, según Empédocles. Una vez que se alcance la
máxima desunión, el proceso se reinver�rá, esta vez en favor del Amor, que
El ser, pues, no es uno, como decía Parménides, sino múl�ple. Esto irá poco a poco dominando, hasta alcanzar su triunfo pleno en la vuelta otra
representa, ya de entrada, renunciar a la vieja aspiración de encontrar una vez a la unidad. Pero será para empezar de nuevo, en un ciclo que se
única arjé para todas las cosas. El principio no es uno, sino varios. Y el repe�rá eternamente.
mundo no es más que el resultado de la mezcla y separación de esas
realidades primarias. Como vemos, Empédocles es, ciertamente, un pensador ecléc�co. Pero no
se limita simplemente a tomar doctrinas de los pensadores anteriores, sino
Pero, para poder explicar el movimiento, a estas sustancias primigenias, que aporta soluciones originales. Él pretende salvar, por un lado, la
que son eternas e imperecederas, Empédocles añade dos principios más, pluralidad y el movimiento de las cosas par�culares y, por otro, la unidad e
especie de fuerzas cósmicas, que son las encargadas de realizar la mezcla y inmutabilidad del ser, que ahora aparece compuesto por los cuatro
la separación. elementos. Con todo, está claro que para él, como para casi todo el
Estos dos principios ac�vos son el Amor y el Odio, que actúan sobre los pensamiento griego, lo perfecto sigue siendo lo uno: la mul�plicidad es
elementos básicos, agrupándolos y disgregándolos alterna�vamente, en un fruto de la imperfección, del odio, del enfrentamiento y la discordia.
proceso cíclico tan eterno como los propios elementos que se agrupan y Dis�nta es la solución que ofrece Anaxágoras (500-428). Nacido en
disgregan. Claxomenes (Jonia), se establece en Atenas como amigo y protegido de
Con estas expresiones de Amor y Odio (Rencor y Amistad) acaso Pericles, siendo el primer pensador que abre, al fin, una escuela filosófica
Empédocles no pretenda atribuir ningún �po de afec�vidad a la realidad en dicha ciudad. Acusado, seguramente por razones polí�cas, de impiedad

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(asebeia), fue procesado y hubo de abandonar Atenas, refugiándose en la trata de un entendimiento (nous), esto es, de una mente ordenadora, hace
ciudad de Lámpsaco, donde vivió hasta su muerte. pensar en una concepción teleológica, finalista, del mundo, como si todo el
dinamismo de lo real respondiese a un plan preconcebido.
También para Anaxágoras resulta imposible deducir toda la realidad de un
único principio. Pero, frente a Empédocles, que sostenía que hay cuatro Con Demócrito suele terminarse la exposición de la filoso�a presocrá�ca.
principios, él defiende un número indefinido de ellos, tantos como especies Pese a ser ya contemporáneo de Sócrates, por la temá�ca de su
de cosas hay. Se trata de pequeñísimas par�culas materiales, pensamiento centrada totalmente en la physis, y porque en él no se
cualita�vamente diferentes, dotadas con caracterís�cas idén�cas a las del advierte aún ninguna de las modulaciones que a la filoso�a aportarán los
ser parmenídeo y que en un principio se encuentran en perfecta confusión, sofistas, que estudiaremos en el tema siguiente, hay que considerarlo más
cons�tuyendo una completa unidad, al modo del sphairos de Empédocles. vinculado a la línea de pensamiento que �ene su comienzo con los
A estas par�culas Anaxágoras las llamó spérmata (semillas), porque son los pensadores de Mileto. Esto no le hace aparecer en absoluto como un
gérmenes de todas las cosas. Aristóteles les dio el nombre de pensador desfasado. Al contrario. Desde nuestra perspec�va, es decir,
homeomerías, y con este nombre se las viene designando desde entonces. desde la óp�ca de nuestro siglo, más bien debe decirse que Demócrito está
enormemente próximo a nosotros.
En cada cuerpo hay, según Anaxágoras, infinito número de homeomerías
de todas clases. Esto quiere decir que en cada una de las cosas existentes Demócrito nació en Abdera (Tracia) hacia el 460 a. C., y es poco lo que sabe
están presentes todas las cualidades que permiten definir cualquier cosas. de su vida. Parece que fue un empedernido viajero, que en Atenas pasó
Todo hay parte de todo, dice (frag. 11). prác�camente inadver�do. Llegué a Atenas y nadie me conoció, dice él
mismo (frag. 116). Desde luego, Sócrates y Platón lo ignoraron. Platón ni
Pero la proporción en que están presentes las dis�ntas clases de siquiera lo cita una vez, aunque parece claro que tuvo presente su
homeomerías es dis�nta. La homeomería dominante es la que determina pensamiento en algunas de sus obras, sobre todo en el Timeo. Aristóteles,
lo que una cosa es. en cambio, lo cita con respeto y hasta con admiración. Se le atribuye un
Frente a este principio material, y para explicar la diversidad y el cambio, número muy elevado de obras, pero apenas si se conservan algunos
Anaxágoras señala la existencia de un principio espiritual, el Nous (mente o fragmentos.
espíritu), que gobierna y ordena todo. Este Nous, penetrando en la masa Demócrito coincide con Anaxágoras en concebir la realidad formada por
de las homeomerías, imprime en éstas un movimiento de torbellino, que una pluralidad infinita de elementos, a par�r de los cuales se originan todas
da lugar, por separación y agregación de porciones (moirai) de las cosas. Pero esos elementos primigenios, en número infinito, como ya
homeomerías, a la mul�plicidad de las cosas. Es suges�va la descripción hemos dicho, no son diferentes entre sí, como ocurría en Anaxágoras, sino
que de este Nous o intelecto hace Anaxágoras. que poseen todos la misma naturaleza. Demócrito los llama átomos,
Es la primera vez que aparece en la historia de la filoso�a la idea de un palabra que quiere decir indivisible. Básicamente, pues, la realidad es
gobierno del mundo por una realidad dis�nta de ese mundo. Y como se totalmente homogénea. Las únicas diferencias que se pueden señalar en

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los átomos se dan en la forma y en el tamaño. Hay, por consiguiente, en él los demás materialismos que se han dado posteriormente. En efecto, si no
un claro predominio de lo cuan�ta�vo sobre lo cualita�vo. Es más: lo hay más que una sola realidad, forzosamente ha de ser eterna (¿cómo
cualita�vo en sí mismo no existe; no es más que el resultado de la forma podría, si no, haber surgido?) y ha de tener en sí misma la raíz de su propio
concreta en que los átomos se agrupan. La cualidad, pues, no es una dinamismo (¿cómo podría haberlo adquirido?). Por otra parte, esta
propiedad de las cosas mismas, sino el aspecto exterior con que se nos posición anula toda posibilidad de un finalismo de la naturaleza, aunque se
presentan los átomos al agruparse. trate de un finalismo tan simple como el de Anaxágoras, y nos mete de lleno
en un mecanicismo, en el que todo ha de ser explicable a par�r de leyes
Demócrito no recurre a ningún principio especial para explicar el puramente �sicas expresables matemá�camente.
movimiento. Son los átomos mismos los que están dotados de un
movimiento eterno que los hace entrechocar al azar, de manera que Este ha sido el camino que, fundamentalmente, ha seguido la ciencia, sobre
muchos de ellos salen rebotados, de acuerdo con leyes puramente �sicas, todo a par�r de los siglos XVI y XVII, y de aquí la proximidad a nosotros de
pero otros muchos, encajando entre sí en virtud de la diversidad de forma la figura de Demócrito. Los caminos de la filoso�a han sido mucho más
y tamaño, forman agrupaciones de átomos que son las diversas realidades complejos.
de que está cons�tuido el universo.
Para Demócrito, pues, no hay otra realidad que los átomos materiales. Y las
cosas no son más que agrupaciones de átomos. Los cambios que se dan en
las cosas son producidos por el propio movimiento de los átomos. El alma
es también un compuesto de átomos. Y los dioses. Sólo que de átomos más
su�les.
Todavía, sin embargo, para explicar el movimiento, �ene que admi�r
Demócrito la existencia de un tercer elemento, que es el que cita en el texto
reproducido más arriba: se trata del vacío. En efecto, sin él, esto es, sin un
espacio vacío, no podría producirse el movimiento. Y que el vacío existe se
prueba por la diferencia de pesos que se observa en cuerpos que �enen el
mismo volumen.
Estamos, en resumen, ante un materialismo, quizá el primer materialismo
absolutamente racional de la historia. No hay más que una sola realidad:
los átomos materiales. Después admi�rá el vacío, esto es, el no ser, para
poder jus�ficar la realización del movimiento. Y en este materialismo de
Demócrito podemos encontrar aspectos que serán una constante en todos

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