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El dominio

Concepto
Está contenida en el art. 582 CC.
De acuerdo con esta definición, en nuestro país “dominio” y “propiedad” son sinónimos.
En doctrina extranjera se distingue entre:
Dominio: derecho que recae sobre cosa material.
Propiedad (que sería el género): derecho que recae sobre cosas materiales e
inmateriales.
La definición pertenece a las denominadas analíticas del dominio, las que, con un criterio
cuantitativo, se dedican a enumerar las facultades que el dominio confiere al propietario sobre
el objeto de su derecho.
Se oponen a éstas las definiciones sintéticas, las que, con un criterio
cualitativo, no se refieren al dominio como una suma de facultades, sino como un
señorío pleno sobre el objeto de la propiedad, con abstracción de las mayores o menores
facultades que confiere.
Por el concepto de “arbitrariedad” que utiliza la definición, ésta ha sido calificada de
clásica, estimándola absoluta, esto es, desprovista de contenido social.
Sin embargo, puede observarse que el complemento “no siendo contra la ley o
contra derecho ajeno”, permite sobradamente impedir el arbitrio, puesto que el
legislador y la jurisprudencia han quedado ampliamente facultados para conducir la
institución mediante esas limitaciones, que posibilitan elaboraciones para que cumpla
adecuada función.
Si nos estamos únicamente al art. 582 CC cabría concluir que el dominio recae solo sobre
cosas corporales, sin embargo, a continuación, en el art. 583 CC se dispone que sobre las
cosas incorporales hay también una especie de propiedad.
De manera que se puede tener dominio sobre los derechos, ya que, conforme al
art. 576 CC, las cosas incorporales son derechos reales o personales.
**Recordar la cosificación y propietarización de los derechos y sus
aplicaciones prácticas**
Características
1.- Real
2.- Absoluto
3.- Exclusivo
4.- Perpetuo
1.- Derecho real
Es el derecho real por excelencia, en el que la cosa sobre la cual recae se llega a identificar
con el derecho.
2.- Derecho absoluto
Confiere al titular la posibilidad de ejercitar sobre el objeto las más amplias facultades de
manera soberana e independiente.
Nuestro CC, siguiendo las codificaciones de la época, establece este carácter
absoluto señalando que el dominio permite al dueño gozar y disponer de la
cosa arbitrariamente, no siendo contra la ley o contra derecho ajeno.
**Los últimos constituyen los límites normales o naturales del dominio**
Es esta característica la que ha sido principalmente alterada en atención a la denominada
función social de la propiedad.
Según el art. 19 N°24 CPR la función social comprende cuanto exijan:
- los intereses generales de la Nación,
- la seguridad nacional,
- la utilidad y salubridad públicas y
- la conservación del patrimonio ambiental.
Algunos autores sustituyen esta característica por la de la generalidad del dominio, en
cuanto el propietario logra obtener toda utilidad o provecho que la cosa pueda proporcionar,
sin necesidad de texto o autorización especial, salvo las limitaciones derivadas de otros
derechos reales sobre la misma cosa.
Se señala, igualmente, que es un derecho independiente, en cuanto no presupone la existencia
de otro derecho real y oponen al dominio otros derechos reales que carecen de la generalidad
del dominio, otorgando solo facultades especiales y que son, además, dependientes, pues
presuponen la existencia del dominio radicado en otra persona.
3.- Derecho exclusivo
Se atribuye a un titular en forma privativa y no puede haber dos o más propietarios sobre una
misma cosa con iguales poderes sobre ella.
**La comunidad no constituye excepción a esta característica, porque en tal
caso lo que ocurre es que dos o más personas tienen derechos cuotativos sobre la
cosa, pero no son dueños del total, sino de su respectiva cuota**
Una importante forma de concreción de esta característica es la facultad de
excluir, por la cual el dueño puede impedir a los demás el uso o goce de la cosa de
que es propietario.
Excepciones a la facultad de excluir (elaboradas por la doctrina)
1.- El derecho de uso inocuo: es el que se tiene en la cosa de otro para obtener un
provecho sin causar al dueño perjuicio alguno o causándolo en medida insignificante.
En todo caso, su ejercicio requiere de específico control y prudencia.
**Hay Códigos que lo establecen expresamente. Ej.: suizo**
2.- El derecho de acceso forzado (o coactivo): es el que se le reconoce al dueño o
administrador de una cosa para entrar transitoriamente a una propiedad ajena a
ejecutar algún acto relativo a la utilización de aquel objeto.
Ej.: recoger los frutos caídos en predio vecino en la forma que consagra el art.
943 CC; art. 620 CC.
3.- El principio del mal menor: en cuya virtud cualquier persona puede
aprovecharse de una cosa ajena para salvar una cosa o un bien jurídico de
mayor valor que el daño que puede causar ante un peligro inminente,
concediendo al dueño indemnización del daño causado.
Ej.: art. 36 inc. final Ley de Copropiedad Inmobiliaria N°19.537.
4.- Derecho perpetuo
El dominio sobre una cosa persiste mientras subsiste la cosa; no se extingue por el solo
transcurso del tiempo o por el no ejercicio del derecho.
Por lo mismo su acción protectora (reivindicatoria) no se extingue por el
transcurso del tiempo (es imprescriptible).
Sin embargo, puede perder el titular su derecho de dominio y extinguirse la
acción reivindicatoria cuando un tercero posee la cosa y llega a ganarla por
prescripción adquisitiva, teniendo lugar lo dispuesto en el art. 2517 CC.
**El carácter de perpetuo no es de la esencia de todo dominio y es posible concebir el
dominio limitado o eventualmente limitado, como es el caso de la propiedad fiduciaria o de
la propiedad intelectual o industrial**
Otras características del dominio (se avienen más con las definiciones sintéticas)
1.- Derecho abstracto
Tiene existencia distinta e independiente de las facultades que otorga.
Así, puede faltar alguna o algunas de las facultades, pero el dominio se mantiene.
Ej.: usufructo; cuando existe una cláusula de no enajenar.
2.- Derecho elástico
El derecho se puede reducir o ampliar.
Se reduce cuando concurre con otros derechos reales.
Ej.: cuando se constituye un usufructo.
Se amplia cuando esos otros derechos reales se extinguen.
Ej.: cuando el usufructo se extingue, el dominio se expande de inmediato,
recupera su plenitud sin necesidad de un nuevo acto.
Atributos o facultades del dominio
La concepción clásica del dominio del derecho romano asigna al propietario tres facultades:
1.- Uso
2.- Goce
3.- Disposición
1.- Facultad de uso (ius utendi)
El propietario puede utilizar o servirse de la cosa sin tocar sus frutos ni realizar una utilización
que implique su destrucción inmediata.
Si se llega a la apropiación de los frutos = goce
Si su utilización implica su destrucción inmediata = disposición
Nuestro CC (como el CC francés) no menciona separadamente este atributo, lo que ha
conducido a la doctrina a concluir que lo incluye en la facultad de goce.
Así aparece también la definición de usufructo (art. 764 CC) y arrendamiento
(art. 1915 CC) y en la de derecho real de uso (art. 811 CC).
Sin embargo, sí la refiere especialmente en otras disposiciones: arts. 575, 1916,
1946, 2174 y 2220 CC.
Y hay disposiciones que se refieren a ambas facultades separadamente: arts.
592, 598 y 602 CC.
Es claro, eso sí, que se trata de 2 facultades distintas, aunque en la realidad es difícil que
el goce concurra sin el uso.
**Si la cosa queda extinguida objetivamente por el primer uso (como un alimento) o para el
titular (como el dinero), el uso pasa a convertirse en consumo.
**Con frecuencia las cosas son susceptibles de varios usos, aunque también es frecuente que
hay uno que suele llamarse “el uso ordinario” o “el uso natural”, cuya determinación toma
importancia cuando se confiere el uso a una persona distinta del dueño (como un arrendatario,
comodatario, usuario).

2.- Facultad de goce (ius fruendi)


Habilita a su titular para apropiarse de los frutos y productos de una cosa.
No obstante que el art. 643 CC los llama productos, la doctrina siempre ha distinguido:
Frutos: los que la cosa da periódicamente, ayudada o no de la industria humana y
sin detrimento de la cosa fructuaria.
Productos: aquellos que carecen de periodicidad y disminuyen la cosa fructuaria.
Esto explica el art. 537 CC, conforme al cual no se contarán entre los frutos las
materias que separadas no renacen, ni aquellas cuya separación deteriora el
fundo o disminuye su valor.
Si se tiene esto en consideración, no resulta muy justificado recurrir a la accesión (como lo
hace el art. 643 CC) para conferir al propietario de una cosa los frutos y productos de ella,
puesto que pertenecen al dueño por la facultad de goce.
3.- Facultad de abuso o disposición (ius abutendi)
Deriva del carácter absoluto del dominio y significa que el dueño puede disponer de la cosa
según su voluntad y arbitrio, sin perjuicio de las limitaciones que provengan de la ley y el
derecho ajeno.
Pueden distinguirse dos categorías de esta facultad de disposición:
1.- El dueño puede disponer materialmente de la cosa modificándola o
destruyéndola.
**Pero existen limitaciones contenidas en la legislación protectora de obras de
arte y monumentos históricos, y de la naturaleza. Así como también, leyes
económicas que impiden una destrucción caprichosa de artículos de consumo
esencial (ej.: alimentos, medicamentos, etc.) **
2.- El dueño puede disponer jurídicamente de la cosa celebrando negociaciones
con terceros respecto de ella, gravándola con prendas, hipotecas u otras
limitaciones y, en fin, transfiriéndola.
Estipulaciones limitativas de la facultad de disposición
Es la convención en virtud de la cual el propietario de un objeto se obliga a no disponer de
él.
Teóricamente puede referirse a no disponer material o jurídicamente.
La estipulación de no disponer materialmente no presenta mayor dificultad y, al
menos entre nosotros, no es frecuente.
La estipulación de no disponer jurídicamente (no enajenar) es más aplicada y
presenta conflicto, manteniendo la doctrina discusión acerca de su validez.
a.- Se ha sostenido la validez de estas estipulaciones, en virtud de los siguientes
argumentos:
- No hay prohibición expresa general de estos pactos y es principio,
generalmente aceptado, que en el derecho privado puede hacerse todo lo que no está
expresamente prohibido por la ley.
- Hay ocasiones en que la ley prohíbe expresamente esta cláusula, de donde se
desprende que por lo general es posible convenirla.
Ej. de prohibición: arts. 1126, 1964, 2031, 2415 CC.
Ej. de aceptación: arts. 751, 793, 1946 CC.
- Si el propietario puede desprender de todas las facultades (enajenación), más
bien podría desprenderse solo de la faculta de enajenación.
- El Reglamento del Registro Conservatorio permite precisamente inscribir, en el
registro correspondiente, “todo impedimento o prohibición referente a inmuebles, sea
convencional, legal o judicial, que embarace o límite de cualquier modo el libre
ejercicio del derecho de enajenar (art. 53 N°3).
b.- Han sido rechazadas, estimándolas nulas, en virtud de los siguientes argumentos:
- Atentarían en contra de la libre circulación de las riquezas.
Se sostiene que está libre circulación, y por consiguiente la proscripción de
trabas propias de la época feudal, establecida en diferentes disposiciones del CC
y en su mensaje es uno de los principios fundamentales del ordenamiento jurídicos y
puede tenerse incluso como una norma de orden público.
- Si en determinadas situaciones estas cláusulas están expresamente
permitidas, de allí se desprende que generalmente no se tienen por validas.
- El art. 1810 CC daría a entender que solo la ley puede prohibir enajenar.
- En cuanto al art. 53 Reg. CBR, sostienen que, como se trata de una norma
reglamentaria, no puede dársele eficacia en lo que no se acomoda con la ley y, por
tanto, rechazándose estas cláusulas por ley (CC) el Reglamento no podría
establecerlas.
**En contra se ha sostenido que habiéndose dictado en virtud del art. 695 CC
tendría fuerza de ley**
En esta posición las convenciones de no enajenar adolecerían de nulidad absoluta por
objeto ilícito (arts. 10, 1462, 1466 y 1682 CC).
c.- Ha sido aceptada la validez en términos relativos: si se establece por un tiempo no
prolongado y existe una justificación:
- Se recurre en este caso a la norma del art. 1126 CC, al que se confiere una
aplicación general, valiéndose del argumento a contrario sensu.
- Con ella quedaría descartado el argumento del atentado al principio de libre
circulación de los bienes que, por su naturaleza general, pareciera ser la razón
más contundente para negar validez a estos pactos.
En cuanto al contenido de la estipulación: impone una obligación de no hacer (no
celebrar acto enajenativo).
Supuesta su validez, si el deudor la infringe sería aplicable el art. 1555 CC o
eventualmente el art. 1489 CC.
Se ha sostenido también que la cláusula implica una verdadera condición resolutoria que se
opera cuando el obligado a no enajenar enajena.
Entonces respecto del tercero adquirente le alcanzaran o no sus efectos en
conformidad a lo previsto en los arts. 1490 y 1491 CC.
Clasificaciones
1.- Atendiendo a su titularidad
a.- Individual: el propietario es un particular.
b.- Asociativa: el propietario es un grupo de individuos.
c.- Colectiva: el propietario es el Estado.
También se distingue:
a.- Exclusiva: aquella en que su titular es una persona, sea natural o jurídica.
b.- Pro indiviso: aquella que pertenece cuotitativamente a diversas personas
sobre una cosa.
2.- Atendiendo a la integridad de las facultades del derecho de propiedad
a.- Plena: aquella provista de todos los atributos: uso, goce y disposición.
b.- Nuda o mera propiedad: aquella que contiene solo el derecho de
disposición jurídica del objeto sobre que recae.
3.- Atendiendo a la naturaleza del objeto sobre el cual recae
a.- Civil o común
b.- Agraria
c.- Urbana
d.- Intelectual
e.- Industrial
f.- Minera
g.- Horizontal
4.- Atendiendo a su duración
a.- Absoluta: aquella que no está sometida a duración o término.
b.- Fiduciaria: aquella sometida al evento de traspasarse a otro si se cumple la
condición (art. 733 CC).
LA COPROPIEDAD
En la doctrina y en los textos legales frecuentemente se encuentra desorden en el empleo de
varios términos relacionados con esta materia: “indivisión”, “comunidad”, “condominio”,
“propiedad”.
El término indivisión parece ser el más comprensivo y puede ser utilizado para
referirse a los otros.
En cuanto a los términos condominio y copropiedad se tienen generalmente
como sinónimos.
Según algunos:
Comunidad: indivisión sobre una universalidad jurídica.
Copropiedad o condominio: indivisión que recae sobre especies o cuerpos
ciertos.
Según otros:
Comunidad (género): indivisión de cualquier derecho que pertenece a dos o
más personas y se ejerce sobre un mismo objeto.
Copropiedad o condominio (especie): indivisión del derecho de dominio.
Seguiremos la última nomenclatura, de manera que existe:
Comunidad, cuando dos o más sujetos tienen un derecho de idéntica naturaleza
jurídica sobre la totalidad de un mismo objeto.
Copropiedad o condominio, cuando dos o más sujetos tienen el dominio sobre la totalidad
de un mismo objeto.
Desde otro punto de vista se conocen:
- Comunidad proindiviso, que es la auténtica comunidad (en los términos
antes definidos) en la que el derecho de cada comunero se extiende a la totalidad
del objeto común.
- Comunidad prodiviso, en la que el derecho de cada sujeto recae sobre una
parte físicamente determinada del objeto de que se trata, ejerciéndolo
exclusivamente sobre esa parte y, además, se extiende a otros sectores de la
cosa en que hay efectiva comunión con los otros comuneros. Estas partes
comunes unen las distintas partes exclusivas de los indivisarios.
Ej.: propiedad por pisos y departamentos; bloques de construcción destinados a
estacionamientos de vehículos.
- A diferencia de algunos precedentes legislativos, nuestro CC dedica un título especial a
la comunidad, regulándola como un cuasicontrato, en el libro de las obligaciones (arts.
2304 y ss.) y no en el de los bienes como sucede en otras codificaciones, atendido que el
cuasicontrato no es el único origen de la comunidad.
- Hay, además, muchas disposiciones relativas a la comunidad diseminadas a través del CC,
en especial al tratarse de la “partición de los bienes hereditarios”, normas que, no obstante,
su ubicación, tienen aplicación general en virtud de normas expresas (arts. 1776, 2115, y
2313 CC).
Naturaleza jurídica de la copropiedad
Se han elaborado dos grandes concepciones, las que, ordinariamente, han inspirado las
diferentes reglamentaciones.
1.- Concepción romana o clásica
2.- Concepción germánica
1.- Concepción romana o clásica
La considera como una modalidad del dominio: cada comunero tiene una cuota o parte en
la cosa común y, además, tiene derecho a la cosa en su totalidad.
Cada comunero tiene una cuota que abstracta o ideal, puesto que la cosa no se halla
dividida materialmente, solo se concibe intelectualmente.
Cada comunero es dueño exclusivo de esa cuota o fracción y puede ejercitar
derechos sobre ella como tal.
Considerada la cosa en concreto y en su totalidad, todos tienen derecho a ella, pero
el derecho de cada uno está limitado necesariamente por el concurso de los demás, de
modo que ninguno puede ejercitar actos materiales o jurídicos sobre ella sin el
consentimiento de todos los otros.
Esta concepción es individualista.
Por una parte, permite a cada cual disponer de su cuota
Por otra entraba a los demás la utilización de la cosa.
Críticas
Las que se lo formulan son de tipo económico, puesto que las comunidades resultan
improductivas y no conducen a una buena explotación del bien común, dado que nadie se
siente dueño y no desea trabajar la cosa común para que los demás aprovechen luego su
trabajo.
2.- Concepción germánica
Abandona la noción de propiedad exclusiva, según ella la comunidad es una propiedad
colectiva, llamada también “de manos juntos” o “en mano común”, en que el objeto
pertenece a todos los comuneros considerados colectivamente como un solo titular.
Se trata de una concepción colectivista y que mira más bien al interés social,
puesto que no se tienen derechos sobre una cuota, todos tienen un derecho de
goce sobre el objeto cualitativamente igual, pero parcial, porque está limitado por el
derecho de los demás.
Se llega a negar incluso a los comuneros la acción para pedir la partición de la
cosa común.
**Sin embargo, esto último no es muy aceptado por los autores germánicos,
quienes observan que esta concepción, adoptada tan estrictamente, también
obstaculizaría el tráfico de los bienes comunes**
¿Cuál es la concepción que sigue el CC chileno?
La doctrina nacional estima que el CC adopta la concepción romana o clásica.
Argumentos:
- Por los antecedentes considerados para su elaboración.
- Por el contenido de varios preceptos, en virtud de los cuales se reconoce la
noción de cuota y se permite al comunero celebrar respecto de ella diversos actos
sin el consentimiento de los otros.
- Se les reconoce a los comuneros la facultad irrenunciable de pedir la partición de
la cosa común (art. 1317 CC).
Administración de la cosa común
Nada dice el CC a este respecto.
Aunque no está establecido expresamente, se entiende que en el derecho chileno
rige el llamado ius prohibiendo o derecho a prohibir o derecho a veto, por constituir una
notoria concreción de la doctrina romana.
Este derecho consiste en la facultad que tiene cada comunero de impedir las
actuaciones de los otros en la cosa común. En otros términos, cualquiera puede
oponerse a que en la cosa se ejecuten actos jurídicos o materiales (cualquiera
puede prohibirlo).
**Esta conclusión constituye un serio inconveniente de esta concepción que
llega a ser paralizante**
La doctrina extranjera ha acudido a diversos mecanismos para intentar sortear el
inconveniente del ius prohibendi que exige la unanimidad, entre los que pueden mencionarse:
1.- El considerar al comunero que actúa como un agente oficioso de los demás.
2.- La llamada doctrina del mandato tácito y recíproco, de acuerdo con el
cual se entiende que entre los comuneros existe un mandato que tiene las
características de ser tácito y recíproco, en virtud del cual cualquiera puede
realizar actos de administración de la cosa común.
La jurisprudencia chilena ha empleado la doctrina del mandato tácito y recíproco para
confirmar actos de administración, manifestando como soporte legal de ese mandato los arts.
2305 y 2081 CC.
**Lo aconsejable, para evitar problemas en la práctica, es designar un administrador**
Los comuneros pueden, de común acuerdo, designar un administrador común, el que tendrá
las facultades y deberá seguir las reglas establecidas en la designación.
- Si no se ha designado un administrador común, todos los comuneros participan
en la administración.
**Si alguno de los comuneros no está de acuerdo con la administración hecha por
los otros, cuenta con el ius prohibendi**
- Si no existe acuerdo respecto a la administración, los mismos comuneros
pueden recurrir a la justicia para que designe un administrador proindiviso
(arts. 653 y 654 CPC).
La doctrina suele advertir que el legislador chileno no favorece el estado de indivisión,
fundamentalmente porque:
- Constituye fuente permanente de discordia entre los comuneros en el
aprovechamiento de la cosa común.
- Inhibe las posibilidades de inversiones y mejoras, por la incertidumbre sobre la
suerte definitiva del objeto.
- Impide la libre circulación de los bienes comunes.
**Conforme al art. 1317 CC la partición de la cosa común podrá siempre pedirse, de lo que
se deriva que la acción de partición es imprescriptible**
Clases de indivisión
1.- Según el objeto sobre el cual recae
a.- Comunidad sobre cosa universal
b.- Comunidad sobre cosa singular
Esta es la única clasificación que reconoce el CC en los arts. 1317 y 2304.
En cuanto a la clase de universalidades sobre las cuales puede haber comunidad, en la
doctrina nacional no ha habido muchas precisiones, sin existir acuerdo.
Algunos, entienden que puede haber comunidad tanto en universalidades de
hecho como en universalidades jurídicas, señalando como ejemplo la herencia,
la que queda al disolverse la sociedad conyugal, la que queda a la disolución de una
sociedad y, en general, cada vez que la comunidad recae sobre un patrimonio o masa de
bienes con activos y pasivo propios.

Otros niegan la posición anterior sosteniendo que, siendo un rango distintivo de


as universalidades jurídicas el que tengan un pasivo, en Chile no puede haber
comunidad sobre universalidades jurídicas, porque en virtud de lo dispuesto en los
arts. 1354 y 2306 CC: habiendo dos o más comuneros, el pasivo está siempre dividido
entre los copartícipes por el solo ministerio de la ley.
Por eso las universalidades que podrían ser jurídicas cuando pertenecen a un
solo titular, cuando pasan a pertenecer a dos o más sujetos son universalidades
de hecho, puesto que carecen de pasivo común.
Problema de la comunicabilidad entre la cuota y los bienes que integran la comunidad
Este problema de importantes consecuencias prácticas se presenta cuando la comunidad recae
sobre una universalidad y consiste en determinar si la cuota de cada comunero se traspasa o
no a cada uno de los bienes que integran la universalidad.
Advertencias previas
La generalidad de la doctrina nacional acepta que el CC ha seguido la noción
romana de la comunidad la que exhibe las siguientes características:
1.- En la partición de la comunidad, asigna a la adjudicación un efecto
atributivo.
- La partición es el conjunto de actos tendientes a distribuir los bienes entre los
comuneros en proporción a sus cuotas.
- La adjudicación es el acto por el cual el comunero recibe un bien
determinado de la comunidad en pago de su cuota.
- Conferir efecto atributivo a la adjudicación significa que cuando a un comunero
se le adjudica un bien, él se hace dueño de ese objeto desde el día de la
adjudicación. La adjudicación constituye título translaticio de dominio.
**El efecto atributivo se opone al efecto declarativo de la adjudicación, por el
cual se considera que el adjudicatario es dueño del objeto adjudicado desde el
día en que se originó la comunidad y, recíprocamente, se estima que nunca tuvo
derechos en los demás bienes que se adjudican a otros, es decir, la adjudicación produce
efectos retroactivos, declara un dominio ya existente**
La importancia de optar por una u otra alternativa se puede observar en las enajenaciones o
gravámenes celebrados con terceros por uno solo de los comuneros (quien posteriormente se
adjudica la cosa enajenada o gravada) durante la indivisión.
Con el efecto atributivo el acto fue celebrado por quien no era dueño, porque lo
es solo desde la partición.
Con el efecto declarativo el acto lo celebró el dueño, porque lo era desde
que se originó la comunidad.
****En este punto el CC chileno se apartó de la concepción romana y consagró el efecto
declarativo de la adjudicación (art. 1344 CC) ****
2.- En cuanto a la relación de la cuota y los bienes que integran la universalidad, la
concepción romana las considera comunicadas.
Esta comunicación existe en dos sentidos:
a.- La cuota en la universalidad se aplica o imprime en cada uno de los bienes que la
integran y en cada parte de ellos.
Ej.: son tres comuneros y en la comunidad existen un automóvil, una casa y un
fundo, cada comunero tiene un tercio del automóvil, la casa y el fundo.
b.- La naturaleza de los bienes queda impresa o se refleja en la cuota, de modo que
la naturaleza de esta será la que tengan aquellos.
- Si en la comunidad hay solo muebles la cuota es mueble
- Si en la comunidad hay solo inmuebles la cuota es inmueble.
- Si en la comunidad hay ambas clases de bienes la cuota es mixta.
¿El CC chileno acogió o no la comunicación entre la cuota y los bienes?
La doctrina nacional dominante admitiendo que el CC se inspira en la concepción romana,
estima que no se ha seguido hasta este punto y, por tanto, el derecho de cada comunero
recae sobre el todo común, abstractamente considerado, y no sobre las cosas o partes
materiales del mismo.
Argumentos
a.- El art. 1909 CC, en virtud del cual el que cede a título oneroso un derecho de
herencia o legado sin especificar los efectos de que se compone, no se hace responsable
sino de su calidad de heredero o legatario. Norma que se justificaría precisamente porque
su derecho recae nada más que sobre la universalidad.
b.- El art. 686 CC que ordena la inscripción del dominio y de otros derechos
reales cuando recaen sobre inmuebles no menciona el derecho real de herencia,
lo que se debe a que, por recaer sobre una abstracción, no es mueble ni inmueble.
c.- El efecto declarativo de la adjudicación, establecido expresamente en el art.
1344 CC, opuesto al efecto atributivo que tenía en Roma y que sería también contrario
a la comunicabilidad.
Otros (Silva Segura) han sostenido que, habiéndose adoptado en nuestro derecho la
concepción romana, la comunicación entre la cuota y cada uno de los bienes no está
excluida.
Argumentos
a.- Conforme al art. 951 inc. 2° CC, se sucede a título singular cuando se sucede en
una o más cosas especies o cuerpos ciertos, o en una o más especies indeterminadas
de cierto género.
Conforme al art. 580 CC, los derechos y acciones se reputan bienes mubles o
inmuebles, según lo sea la cosa en que han de ejercerse, o que se debe.
Estas disposiciones demostrarían la orientación concreta del CC respecto de la
comunicabilidad en cosa universal, en cuanto lo que tienen los comuneros son bienes
y no una mera abstracción jurídica.
b.- El efecto declarativo de la partición no puede tenerse como argumento
concluyente para rechazar la comunicación, ya que se trata de una ficción y su
finalidad es proteger a los comuneros de la enajenación que pueda hacer uno de ellos
durante la comunidad, pero en realidad todos han sido dueños de la totalidad.
Además, debe tenerse presente que la partición no es el único medio de poner
término a la comunidad (art. 2312 CC), por ello no siempre habrá efecto declarativo.
**Puede terminar la comunidad por la reunión de todas las cuotas en manos de
una misma persona (art. 2312 N°1 CC), aquí no habría efecto declarativo**
c.- Cuando se está en presencia de la comunidad hereditaria debe distinguirse entre:
- El derecho real de herencia, el que sí recae sobre la universalidad jurídica que es
la herencia.
- La comunidad de dominio que se origina entre todos los comuneros, la que
recae sobre una universalidad de hecho ya que las deudas están divididas (art. 1354
CC).
En esa comunidad sobre el activo hereditario la cuota de cada comunero se
comunica a cada bien de que se compone la comunidad, porque el art. 1909 CC
se refiere a materia de herencia y no de dominio.
Importancia de seguir una u otra tesis:
Si no se produce comunicación la cuota no participa del carácter de los bienes
que componen la comunidad y con ello escapa a la clasificación de los bienes
muebles e inmuebles.
Esto a su vez trae varias consecuencias, entre otras:
- Si se enajena la cuota, su tradición no requerirá de inscripción conservatoria, ya
que ella está establecida para la enajenación de inmuebles y la cuota no lo es, por más que
haya inmuebles en su contenido concreto, por tanto, bastará cualquiera de las formas
de tradición de los muebles del art. 684 CC, que constituye la regla general.
- Si el indivisario es incapaz, para enajenar su cuota no se requiere de las
formalidades habilitantes prescritas para enajenar bienes raíces suyos.
Si la comunicación es admitida, las consecuencias antes señaladas se
transforman en las inversas, pudiendo decirse que, en general, existiendo inmuebles
en la comunidad deberá cumplirse con las solemnidades que la ley exige para el caso
de que los actos versen sobre inmuebles y podrán rescindirse por lesión enorme si se
cumplen los supuestos.
Si la comunidad recae sobre una cosa singular, no hay duda de que la cuota de cada uno
de radica en el único objeto de la comunidad y, por tanto, participa de su carácter.
En consecuencia, los actos sobre la cuota estarán sometidos a las reglas de los
actos sobre el respectivo objeto.
2.- Según su origen, puede derivar:
a.- De un hecho, como ocurre en comunidad hereditaria, la que nace con el
hecho de la muerte del causante.
b.- De la voluntad del titular, esto es cuando dos o más personas deciden adquirir en
común un bien determinado o cuando un propietario enajena una cuota de su dominio.
c.- De la ley, como ocurre con la servidumbre y la propiedad horizontal.
3.- Según su duración
a.- Comunidades temporales, que, por regla general, son indeterminadas en el
tiempo. Pueden tener duración relativamente determinada en virtud del “pacto de
indivisión”, en cuanto no puede estipularse por más de 5 años, pero cumplido
este término puede, sin embargo, renovarse (art. 1317 CC).
b.- Comunidades perpetuas, que son establecidas por la ley, aunque en fondo
derivan más bien de la naturaleza misma de las cosas, como es el caso de la
comunidad que tiene lugar en la propiedad horizontal.
4.- La frecuencia con que se desarrollan en la actualidad comunidades que funcionan
como patrimonios dinámicos, en productiva actividad económica, ha permitido
distinguir entre:
a.- Comunidades activas, las que constituyen una masa de bienes que funcionan
desarrollando una determinada actividad económica.
Ej.: las sucesiones hereditarias en que hay un establecimiento comercial o
industrial que continua indiviso entre los herederos.
b.- Comunidades pasivas, las que no son más que un conjunto de bienes que
esperan estáticamente la remoción de algún obstáculo para ser divididos entre los
comuneros.
**De la lectura de las normas del cuasicontrato de comunidad (arts. 2304 y ss.
CC) se colige que nuestro CC tiene más bien la visión de estas comunidades
pasivas**
Derechos y obligaciones de los copropietarios
Con la concepción romana, en nuestro CC los derechos y obligaciones de los comuneros en
la cosa común se precisan a través de la noción de cuota o cuota-parte.
La cuota es la porción ideal, determinada o determinables, que cada comunero
tiene en el objeto de la comunidad.
- Estas cuotas pueden ser iguales o diferentes. A falta de prueba en contrario,
conforme lo dispuesto en los arts. 1098 y 2307 CC, deben entenderse iguales.
Normalmente se expresan en fracciones o porcentajes.
Derechos:
1.- El comunero puede disponer libremente de su cuota por acto entre vivos o por
causa de muerte; puede reivindicarla; puede ser embargada.
Esto sin perjuicio de los actos materiales que los comuneros pueden ejecutar en
la cosa común (arts. 2305 y 2081 CC).
2.- Los frutos de la cosa común deben dividirse entre los comuneros a prorrata de
sus cuotas (art. 2310 CC).
3.- Cada comunero puede servirse de la cosa común y emplearla según su destino
natural, siempre que no entrabe el justo uso de los demás comuneros (art. 2305
y 2081 CC).
No obstante, cualquiera de los comuneros puede pedir judicialmente el cese del
goce gratuito que de la cosa común hace otro comunero.
Obligaciones:
1.- Contribuir a las obras y reparaciones de la comunidad proporcionalmente a su
cuota (art. 2309 CC).
2.- Abstenerse de hacer innovaciones en los bienes inmuebles sin el consentimiento
de los demás comuneros (art. 2305 y 2081 CC).
3.- Restituir a la comunidad lo que saca de ella, incluso los intereses corrientes de
los dineros comunes que haya empleado en sus negocios particulares (art. 2308
CC).
4.- En las prestaciones a son obligados entre sí los comuneros, la cuota del
insolvente gravará a los otros (art. 2311 CC).
5.- Cada comunero es responsable hasta de la culpa leve por los daños que haya
causado en las cosas y negocios comunes.
Extinción de la comunidad
Esta materia se encuentra regulada en el art. 2312 CC, conforme al cual la comunidad
termina:
1.- Por la reunión de las cuotas de todos los comuneros en una sola persona.
2.- Por la destrucción de la cosa común.
3.- Por la división del haber común.

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