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Hoy en este día queremos felicitar a todas las mamas guerreras que siempre están ahí

para nosotros, muchas veces cuando llegamos a la pubertad o a la adolescencia vemos


a nuestras madres como los seres mas extraños de la tierra, decimos muchas veces
palabras hirientes una de ellas “te odio”, aunque parezca que a nuestra madre no le
afectara, en realidad ,por dentro ella llora de las palabras que decimos sin las
consecuencias pensar, la primera vez que nos ven en este mundo, nos convertimos en su
tesoro mas preciado como un pirata con su tesoro, siendo la luz de sus ojos. En nuestra
infancia fue ella nuestra primera maestra enseñándonos a caminar, escribir, hablar, leer,
al igual a conocer lo bueno y lo malo; llega el momento donde nos volvemos jóvenes y
comenzamos a pedir permisos para salir, y cuando nos conceden el permiso para salir
somos los más felices, pero mama esta preocupada hasta saber la hora en la que llegas,
en la que estas sano y salvo, y es allí donde recién puede dormir plácidamente. Toca la
hora de abrir las alas y volar, conocer el mundo exterior siendo esta una de las
despedidas más dolorosas ya que ahora tu madre ya no estará viviendo contigo por otra
parte el amor de una madre es tan grande que a pesar que ahora muchos kilómetros de
distancia al enterarse que estamos mal, moverían mar y tierra solo para cuidarnos. Ella
es la única que siempre estará en todas nuestras etapas a pesar que ya estemos mayores,
para una buena madre, seamos o no de su misma sangre, te da amor y comprensión,
como hay también muchas madres que lamentablemente no pueden tener hijos y por
ello adoptan niños, su corazón se llena de felicidad. Un día durante el reinado del rey Salomón,
dos mujeres entraron en la sala para ser juzgadas. Ambas aseguraban ser la madre del bebé.

Lo cierto es que una de las mujeres había perdido a su hijo. Había aplastado a su propio bebé mientras
dormía. Y ella, al descubrirlo, había enloquecido, robándole el bebé a otra madre que vivía en su misma
casa.

Pero… ¿cómo podía saber Salomón cuál de ellas de decía la verdad y qué madre estaba mintiendo?

– No le haga caso, gran rey Salomón-decía una- ¡Está mintiendo! El bebé es mi hijo.

– ¡No! ¡Es ella quien miente! ¡No escuchéis sus lamentos, porque son falsos!- decía la otra- Me robó el
bebé y ahora dice que es suyo. ¡Y el suyo murió!

El rey Salomón no podía saber cuál de las mujeres mentía, así que tras un rato de reflexión, se levantó de
su asiento, y con voz fuerte dijo:

Soldado, trae una espada y parte al bebé en dos. Así cada mujer tendrá una parte.

Entonces, la madre verdadera sintió un terrible dolor en su corazón y gritó:

– ¡No! ¡Por favor, no hagáis eso! ¡Dádselo a ella! ¡Es suyo! Pero no le hagáis daño al bebé.

La otra mujer, por su parte, murmuró:

– Pues ni tuyo, ni mío. Así no será de ninguna. Que lo partan en dos, pues.

Y antes de que el soldado llegara hasta el bebé con la espada, el rey Salomón dijo:

– Detente, soldado, ya no hace falta. Y entrégale a esta mujer que llora su bebé. Ahora sé que es ella,
porque una madre preferiría entregar a otro a su hijo antes de ver cómo le hacen daño.

“Cuando todo Israel oyó del juicio que el rey había pronunciado, temieron al rey, porque vieron que la
sabiduría de Dios estaba en él para administrar justicia” (1 Reyes 3:28), en esta historia nos da entender
que una madre con todo el amor que le tiene es capaz de entregárselo a otra persona con tal de que viva,
aunque le duela con toda el alma.

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