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El valor para el perdón

En la época medieval vivía un príncipe terco e imparable, tenía muchos lujos y no le importaba si hacia
daño a alguien o como se sentían. El príncipe tenía dos mayordomo, uno podía ni ver a su familia por
cuidar al príncipe y el otro era pagado con un sueldo miserable por culpa del príncipe.

Un día el príncipe se puso a jugar en la recámara de su madre la cual estaba gravemente enferma, el
príncipe corría por todo el cuarto y un mayordomo intentaba de tenerlo. La reina era muy paciente pero
ese día estalló de ira y regañó al príncipe, lastimosamente tras su ataque la reina se desmayó y empero
su enfermedad.

El príncipe era muy terco y no se quería disculpar y debido a ello el mayordomo que intentaba detener
al príncipe iba a ser culpado por no estar al pendiente de la reina he iba a ser degollado. Tanta era la
terquedad del príncipe que no se quiso disculpar ni con su madre, ella se sentía muy triste y angustiada
por el hecho, sin embargo su enfermedad pudo vencerla y mientras caía una lágrima por su mejilla... la
reina falleció.

El príncipe al enterarse de la muerte de su madre se puso muy triste, su culpa era muy fuerte y sabía
que no podía hacer nada para remediarlo; en su desesperación el príncipe fue donde su padre el rey en
búsqueda de consejo, a lo que su padre comprendió su situación y atendió la petición de su hijo
contándole una historia.

Mucho antes del nacimiento del Dios de los judíos, en un depresivo hogar se encontraba una niña la cual
vivía en pobreza, ella era ambiciosa y no pensaba antes de actuar. Un día después de la cena la niña tras
pensarlo decidió escapar mientras su madre dormía. La niña se dispuso a explorar cada casa de su aldea,
mas no encontró nada interesante pues todos eran tan pobres como la niña, así que sin pensar en el
peligro o en las advertencias la niña fue para el bosque.

Tras caminar mucho se encontró una casa que era muy elegante. Un oso grande y tenebroso le abrió la
puerta y le invito a cenar, la niña sin decir nada entró a la casa del oso y se puso a mirar lo bonito que
era su hogar. El oso invito a la niña a que se siente para cenar y mientras ella comía el oso preparaba su
propio plato, a pesar de haber comido la niña estaba todavía hambrienta y mientras el oso no la veía se
comió su plato, tras tal acto la niña huyó de la casa del oso y mientras lo hacía se entraba más en el
oscuro y siniestro bosque.

Tiempo después se encontró con un dragón el cual llevaba bellas escamas, dientes relucientes y dos
anillos en dos garras de una pata. El dragón despertó de su siesta y vio la niña, al verla tan miserable le
dio como obsequio uno de sus anillos, pero la niña no se sentía conforme con solo un anillo así que
espero a que el dragón se fuera a dormir para quitarle el otro. La niña trataba de sacar el anillo de la
garra del dragón y estaba apunto de conseguirlo, sin embargo el dragón inesperadamente despertó de
su sueño y al ver que la niña intenta quitarle un anillo decidió comérsela.

La niña descendió por el largo cuello del dragón y se posó en el estómago de este, la niña entro en
desesperación y pensaba que era su fin, pero de pronto apareció un viejo que también estaba dentro
del dragón. La niña le preguntó al viejo ¿cómo había llegado aquí? El el viejo miró a la niña y tras un
breve suspiro le contó: el dragón y yo éramos muy buenos amigos, pero un día me di cuenta de que me
había quedado sin dinero y así me ocurrió vender los dientes del dragón pues eran bellos y me darían un
buen dinero, pero el dragón me descubrió antes de que yo pudiera hacer algo, de pronto el dragón me
trago y llevo aquí más de 30 años. La niña no quiere pasar la vida como el viejo así que grito con todas
sus fuerzas ¡Disculpa, perdóneme señor dragón!, pero el dragón no hacía caso, entonces la niña le dijo al
viejo que intentase disculparse con el dragón, sin embargo el viejo había aceptado su destino; la niña
sigue insistiendo y tras la terquedad de la joven, el viejo acepto.

Dentro del dragón se escuchó un grito tan fuerte cómo el canto de una ballena, "discúlpame señor de
dragón, todo fue mi culpa espero que me perdones para volver a ser amigos", luego de eso el estómago
del dragón empezó a temblar y el viejo fue regurgitado, la niña al presenciar esto se dio cuenta de la
importancia del perdón, así que decidió pedir perdón tan fuerte como lo había hecho el viejo y salió
regurgitada por el dragón.

La niña al salir presenció una trágica escena, el viejo se encontraba moribundo y con sus últimas fuerzas
se disculpo cara a cara con el dragón, tras la muerte del viejo el dragón vio a la niña y con los ojos
llorosos le dijo: Gracias niña, el viejo era el único amigo que tenía y no quería despedirme de él sin
reconciliarnos, yo no soy un ser como tú o como ningún otro ser en la tierra, algunos me llaman
mounstro o abominación sin siquiera conocerme, sin embargo el viejo fue el único que me
comprendió... Niña veo en tu corazón un gran arrepentimiento, verás yo puedo saber lo que siente cada
ser con sinceridad, por ello la primera vez que pediste perdón no te saque pues lo hacías para salvarte y
no como arrepentimiento. Tras la explicación del dragón la niña acepto las gracias que le brindo el
dragón y le pidió perdón nuevamente por sus acciones. Muy arrepentida volvió al bosque, pero sintió
consigo un gran vacío en su corazón que la carcomía enormemente, mientras se adentraba más y más al
espeso bosque.

Tras caminar ciegamente por el bosque la niña encontró nuevamente la casa del oso, ella recordó el
suceso con el dragón y se dio cuenta de que tenía que disculparse con el oso lo antes posible. La niña
tocó la puerta una vez, dos veces, tres, y hasta cuatro veces, sin embargo nadie abría la puerta; la niña
se quedó sentada al costado de la puerta durante toda la noche. Al día siguiente la muchacha fue
despertada de manera brusca y al abrir los ojos se dio cuenta de que era su madre que la miraba con
ojos de angustia, entonces la niña pregunto ¿qué hacía allí? La madre la miro y le dijo: Mírate cómo
estás, mi amor estás sucia y fría. Cuando la niña menos se lo esperaba el oso salió de su casa, ella sin
pensarlo fue directamente hacia él y desde el fondo de su corazón le pidió disculpas, dándole como
muestra es arrepentimiento el anillo que le había dado el dragón, frente a tal acto el oso se conmovió y
le dijo la niña: no te preocupes tu madre estaba muy preocupada por ti y pasamos la noche buscándote,
felizmente te hemos encontrado.

Tras oír la historia el príncipe se dio cuenta de los tantos errores que había cometido y a la gente a la
que había dañado, no solo a su madre sino también a los 3 mayordomos. El príncipe pregunto su padre
sobre el paradero de Los 3 mayordomos, entonces el padre le dijo: dos de ellos están en alguna parte
del Castillo, no obstante el que se encontraba con tu madre está haciendo mandado a la guillotina ahora
mismo. El niño salió disparado hacia donde se encontraba el tercer mayordomo, tras buscarlo un buen
rato encontró el lugar donde se encargaban de los condenados a muerte y mientras veía como la
guillotina se alzaba poco a poco hecho un grito que dejaría a todos a su alrededor boquiabiertos. El
príncipe le explicó al verdugo que la culpa de la muerte de su madre era la de él, el verdugo hizo caso
omiso, sin embargo el niño no se rindió y trato de detener al verdugo a la fuerza; de pronto se sintió una
presencia contundente, era el rey que ordenó al verdugo que se detenga.

Tras una breve conversación, el príncipe asumió la culpa de la muerte de su madre y pidió perdón al
mayordomo, el mayordomo perdonó al príncipe y le entrego algo que haría reflexionar al heredero y
encontrar la paz consigo mismo, era una carta que decía: "Hijo no me queda mucho tiempo, la muerte
me está pisando los talones y mi cuerpo no resiste más. Hay veces que no hay tiempo para las
despedidas, pero me quiero ir en paz así que no te culpes, porque yo ya te he perdonado, no se cual
será tu respuesta, pero agradezco que al menos hayas leído esto". El príncipe lloró, pero era en parte
por tristeza y por otra felicidad pues su madre lo había perdonado.

El príncipe converso con los dos mayordomos encargados de cuidarlo, les pidió perdón y trato de
arreglar los problemas de cada uno, siendo que a uno le permitió más tiempo para estar con su familia y
al otro le dio un salario mucho mayor al de antes, sin embargo no solo hizo eso sino que armó un gran
banquete para todos en el castillo, incluyendo a los empleados . Después de ese momento tan trágico
en su vida, el príncipe maduro en excelencia y aprendió que el perdón sincero arregla todo conflicto y no
cualquiera puede hacerlo siendo así una decisión difícil de tomar para los que no aprendieron está
valiosa la selección, hay personas que no perdonan, mientras que viven con rencor por el resto de su
vida y finalmente mueren con gran molestia en su corazón.

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