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Importancia del cuidado del agua

Esto pudiera resultar obvio, pero sin agua no podríamos vivir. Todos los ciclos
bioquímicos y físicos de nuestro planeta involucran el agua de una forma u
otra. Está en los océanos que componen dos tercios de nuestro planeta, en el vapor
de agua de nuestra atmósfera y en densas capas de hielo en los polos, que operan
como enormes aires acondicionados para mantener el clima estable.

Sin embargo, el manejo del agua por nuestra especie dista mucho de ser el
ideal. Es frecuente el desperdicio, contaminación y derroche del agua,
mientras una parte importante de la población mundial carece de ella y muere de
sed. Algunos datos de las Naciones Unidas (2017) que detallan la magnitud de
esto son los siguientes:

 La escasez de agua afecta a cuatro de cada 10 personas en el mundo.


 2,1 billones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable.
 4,5 billones de personas carecen de servicios de saneamiento confiables.
 1,5 millones de niños mueren al año debido a enfermedades vinculadas
con agua contaminada.
 80% de las aguas residuales retornan al ecosistema sin ningún tipo de
tratamiento.
 70% del agua extraída del ecosistema en el mundo es consumida por
la agricultura.
 75% del agua extraída con fines industriales en el planeta se destina a la
producción de energía.
 90% de los desastres naturales del mundo están vinculados de un modo u
otro al agua.
 Apenas 3% del agua total del planeta es agua dulce consumible por
el ser humano.
Recomendaciones para el cuidado del agua
A continuación, se detallarán algunas recomendaciones para el correcto manejo del agua y
para reducir el impacto que en ella y en el ecosistema tienen las actividades humanas:

 Atender las fugas de agua en el sanitario. Una pérdida de agua de esta naturaleza
significa el sacrificio en vano de 100 a 1.000 litros de agua diariamente.
 Cerrar los grifos que no se utilizan. Al bañarnos, lavarnos las manos, cepillarnos
los dientes u otras actividades cotidianas, podemos cerrar el grifo y volverlo a abrir,
en lugar de dejar el agua correr sin darle uso.
 Emplear agua reciclada para regar las plantas. En la medida de lo posible, no
destine aguas limpias para el mantenimiento de las plantas, especialmente si se trata
de céspedes o largas extensiones vegetales.
 Utilizar la lavadora con cargas completas. Aprovechemos al máximo la enorme
cantidad de agua que estas máquinas emplean para lavar la ropa, al igual que los
lavavajillas y otros aparatos semejantes.
 Consumir productos eco-friendly. Especialmente aquellos productos que terminen
vertidos en el alcantarillado o en otras fuentes de agua, ya que así no añadimos
contaminantes adicionales a las aguas servidas. Debemos evitar también verter
aceites usados por el drenaje.
 Evitar actividades despilfarradoras. Como el riego de carreteras de tierra, el
lavado de aceras con manguera, especialmente durante el día. Acudir lo menos
posible a los autolavados.
 Emplear la energía eléctrica de manera responsable. Aunque no lo parezca, el
despilfarro de electricidad también conduce al despilfarro de agua, ya que en su casi
totalidad la energía se obtiene de fuentes vinculadas al agua.
 Educar en el consumo responsable. Enseñemos a nuestros hijos, amigos, vecinos
y conocidos a respetar y conservar el agua. Exijamos a nuestros gobiernos locales y
nacionales campañas para la concientización y el ahorro de agua, así como la
instalación de plantas de tratamiento de aguas servidas y la vigilancia del uso que
dan al agua las grandes empresas e industrias.
¿Qué es el cuidado del agua?
Cuando hablamos del cuidado del agua, nos referimos al uso racional
del agua. Esto implica velar por la protección de las fuentes de agua
limpia y consumible en nuestro planeta, procurando no contaminarla,
no malbaratarla y así preservar este líquido vital no sólo para nuestra
especie, sino para la vida entera en el planeta Tierra.

Como bien sabemos, el agua es indispensable para sostener el clima


del planeta estable, para procesos vitales de todos
los organismos (como la fotosíntesis) y para redistribuir
determinados elementos químicos a lo largo del planeta (como el
carbono).

Al mismo tiempo, es un ingrediente abundante y común de la gran


mayoría de las actividades humanas. Para empezar, se utiliza en la vida
cotidiana, por ejemplo, para ducharnos, lavar, evacuar nuestros
desperdicios, etc. Por otro lado, se emplea en labores agrícolas,
industriales. Además, nuestro organismo requiere su consumo directo, ya
que está compuesto en un 70% de agua.

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