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I. INTRODUCCIÓN
Rehabilitación, Fisioterapia o Kinesioterapia es, etiológicamente, “el arte de curar que
utiliza todas las técnicas del movimiento”. Es el conjunto de procedimientos dirigidos a ayudar
a una persona a alcanzar el más completo potencial físico, psicológico, social y educacional,
compatible con una deficiencia fisiológica o anatómica y limitaciones medioambientales. Integra
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un conjunto de terapias que emplean diversos agentes físicos (agua, electricidad, ondas, calor,
etc.) y que se complementan entre sí, según la afección a tratar.
La terapia física es una parte indispensable en el tratamiento de los pacientes con dolor.
Los fisioterapeutas hacen uso terapéutico de ejercicios, técnicas manuales y
modalidades físicas pasivas para hacer frente a los déficit en la flexibilidad, la fuerza, el
equilibrio, el control neuromuscular, la postura funcional, la movilidad, la locomoción y la
resistencia. Ambos tipos de terapeutas también ayudan a los pacientes a superar el miedo de
movimiento y el dolor relacionado con la actividad.
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con el dolor. El análisis de la función puede tener una gran variación de acuerdo a las
características individuales del paciente: edad, vocación, hobbies y comorbilidades médicas.
Dando como ejemplo dos pacientes, el primero uno de 23 años corredor profesional en el cual
el objetivo es centrarse exclusivamente en que vuelva a su actividad deportiva, la evaluación
deberá centrarse en su causas que limitan su actividad deportiva mientras que una paciente de
70 años edad un objetivo funcional puede incluir que pueda vestirse de forma independiente y
por lo tanto es evaluar la limitación de esta paciente para sus actividades básicas cotidianas por
causa del dolor.
Existe una variabilidad en el paciente que llega con dolor crónico, dado que este ya
tendrá cierto factor de inseguridad en sus actividades básicas cotidiana, de la vida diaria y las
demandas laborables de no poder ejercerlas, por ende entra en una frustración y alteración de
su estado de ánimo. Por lo tanto aquí se puede incluir un interrogatorio sobre las demandas en
su trabajo, condiciones en su lugar de trabajo, factores de estrés relacionados con el trabajo y
las relaciones de trabajo (paciente-empleador y paciente- compañeros de trabajo).
En el paciente con dolor se debe empezar el examen físico desde que entra a la consulta
para evaluar su aspecto general y el patrón de marcha habitual con el fin de hacer una idea de
la incapacidad que el dolor le produce
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Los signos y síntomas de Waddell
• Síntomas
1. Dolor en la punta del cóccix
2. Dolor en toda la extremidad inferior
3. Entumecimiento de toda la pierna
4. caminar con toda la extremidad inferior en bloque
5. La ausencia total de mejoría de dolor en el último Año.
6. Intolerancia o poca mejoría a muchos tratamientos
7. Admisión a urgencias de hospital en repetidas ocasiones.
• Signos
1. Sensibilidad: superficial o no anatómica (no toma un territorio dermatomerico)
2. Pruebas de simulación: carga axial o de rotación simulada
3. Pruebas de distracción: hallazgo exploración física se vuelve a probar con El paciente
distraído (es decir, elevación de pierna recta, sentada y supina)
4. Los cambios regionales: debilidad o cambios sensoriales
5. Sobre-reacción: respuesta exagerada a la exploración física.
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Estudiará el tipo morfológico del sujeto, así como el peso y la talla. Debe realizarse un
examen de frente, de espaldas y de perfil del paciente, en el que se observarán malformaciones,
si las hubiera, así como desequilibrios de su anatomía, deficiencias en el tono muscular, etc.
Del mismo modo, es importante la medición de la longitud de los miembros (que puede
poner en evidencia ciertas deformaciones ortopédicas y sus causas), las medidas de las
circunferencias (que pueden especificar una atrofia muscular, un edema…) y revisar la estática
del pie.
Debe preceder al examen muscular para estar seguros del grado de amplitud pasiva de
los movimientos. Hay que comenzar la exploración por el lado sano antes que por el afecto, para
permitir la comparación. Este examen puede ser global (movimientos combinados de varias
articulaciones) o analítico (articulación por articulación, movimiento por movimiento).
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Janda y col, describieron dos síndromes: síndrome cruzado superior que se caracteriza
por contractura y músculos posturales hipertónicos como son pectoral mayor, fibras superiores
de trapecio y músculos elongados como son romboides, serrato anterior, y fibras mediales e
inferiores de trapecio, el cual se manifiesta como dolor cervical, hombros y cefalea. Síndrome
cruzado pélvico que se caracteriza por contractura y postura hipertónica de flexores de cadera
y extensores de columna lumbar con elongación y debilidad de músculos abdominales y glúteo
mayor, el cual se manifiesta con dolor crónico lumbar y región glútea.
Estudiará las posibilidades de independencia del paciente, tanto en la vida privada como
en la profesional. Debemos apreciar:
• La facilidad y la velocidad de los actos de la vida corriente (levantarse, vestirse,
abrir la puerta, comer, etc.);
• La marcha del sujeto, su equilibrio, sus posibilidades de subir y bajar escaleras.
La valoración del patrón de marcha abarca una información valiosa en la evaluación del
paciente con dolor.
Para una evaluación correcta del patrón de marcha, como toda evaluación del aparato
locomotor el paciente debe estar desnudo y descalzo, en una habitación como un espacio
amplio. Se debe pedir al paciente que haga varia repeticiones dado que en las primeras veces
que colocas al paciente a caminar, lo más posible es que no lo haga de la manera habitual pero
posteriormente adopta su patrón de marcha habitual.
Sensibilidad superficial:
• Dolor
• Calor-frío
• Contacto móvil
• Contacto inmóvil
• Vibración rápida
• Vibración lenta
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dolor, hay que decir que cuando aparece la deficiencia dolor, es necesaria una buena anamnesis,
exploración física y realización de pruebas complementarias de otras especialidades médicas,
quirúrgicas y psicosociales (exploraciones radiológicas, de laboratorio, etc.). Se utilizan aparatos,
como el algómetro de Kleen, que es un punzón con un muelle que regula la presión que puede
ejercerse sobre la piel en una escala de 0 a 7, comenzándose a percibir el dolor en el grado 5; o
bien la medida de la profundidad de la depresión de la piel que produce dolor. Con todo esto,
se puede distinguir entre dos tipos clásicos de dolor:
El diagnóstico entre los dos tipos de dolor se hace bajo sospecha o certidumbre causal
y por la localización, la duración y la cantidad de dolor.
Dentro del dolor patológico también se pueden distinguir otros cuatro tipos de dolores:
dolor superficial, dolor profundo, dolor neurológico y dolor psicológico.
a. El dolor superficial es agudo, vivo y bien localizado y va acompañado de actividad
muscular.
b. El dolor profundo es aflictivo y obtuso, de mala localización y suele ir acompañado de
disminución de la actividad muscular, con zonas de hiperestesia.
c. El dolor neurológico tiene su origen en lesiones del sistema nervioso central y se define
como una sensación quemante, intensa y desagradable, poco localizada y, con
frecuencia, prolongada. Está relacionado con el estado de ánimo y el estado afectivo y
se desencadena por estímulos que normalmente no son considerados como dolorosos.
d. El dolor psicológico suele afectar a pacientes con trastornos crónicos y no suele tener
relación con la causa orgánica. Se localiza mal y se relaciona con la personalidad del
individuo que lo padece.
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Asimismo, hay grados intermedios y se utiliza el signo (+) para el esbozo de la acción que
corresponde a cada grado y el signo (–) para la realización incompleta del movimiento que
corresponde a cada grado. Pueden añadirse letras, que corresponderían a cualidades
musculares como hipotonía, hipertonía, contractura, etc.
Cuando los dolores pueden referirse a raíces espinales C5, C7, C8, D1, L3, L4, L5, y S1,
producen un menoscabo de la extremidad superior ó inferior, según sea la ubicación de la
lesión. El menoscabo en la extremidad inferior sería del 5%. Si es la raíz C6 la afectada, el
menoscabo de la extremidad superior es del 8% (téngase en cuenta que esta última raíz citada,
recoge la sensibilidad de las caras dorsal y palmar del primer dedo).
La lesión que produce malestar o dolor de cada uno de los troncos nerviosos periféricos,
varía del 0% de los nervios motores hasta el 40% de menoscabo del territorio inervado por
nervios como el mediano.
Hay que hacer especial mención a la neuralgia del trigémino, que implica de un 10% -
50% de menoscabo global de la persona, dependiendo de la frecuencia y la severidad de los
ataques álgidos.
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El Sistema de Evaluación del Espectro Amplio (LRES), sirve para comprobar la ayuda que
necesita la persona y mide la gravedad de la discapacidad. Así, cuando se refiere al
funcionamiento de las extremidades, tiene en cuenta el dolor con respecto al uso que la persona
haga de su extremidad. Califica como uso regular cuando existe reducción de la fuerza o
incoordinación, o algún dolor o restricción del movimiento que permiten realizar uso ordinario
de la extremidad. El uso es pobre cuando utiliza la extremidad limitadamente, debido a la poca
fuerza o a la incoordinación o a la existencia de dolor o rigidez. Se dice que es nulo cuando no
utiliza la extremidad debido a un dolor excesivo o a una parálisis.
El perfil Pulses sirve para conocer hasta qué grado es dependiente una persona con
respecto a su autocuidado. Analiza la condición física (incluyendo enfermedades de las vísceras),
las actividades de autosuficiencia (alimentación, vestido, aseo, etc.), la movilidad (trasferencias,
deambulación, etc.), los componentes sensoriales (comunicación y visión), las funciones
escretoras (vejiga e intestino), la adaptabilidad intelectual y emocional, apoyo de la unidad
familiar, capacidad financiera e interacción social. Con este instrumento se puede calibrar la
influencia que tienen los síndromes dolorosos en las atenciones que uno tiene consigo mismo.
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El dolor crónico es una entidad incapacitante e interfiere con todos los aspectos de la
vida de la persona. Los terapeutas deben trabajar en estrecha colaboración con los médicos,
psicólogos, consejeros vocacionales/laborales, así como con otros profesionales sanitarios y con
el propio paciente. De este modo, puede establecer un programa de tratamiento integral que
asegure que se tratan todos los aspectos del dolor.
Las intervenciones para inhibir el dolor o para facilitar el impulso aferente indoloro se
incorporan mientras se tratan simultáneamente las deficiencias y las limitaciones funcionales
asociadas. El ejercicio terapéutico se emplea para tratar directamente el dolor mediante la
liberación de opiáceos endógenos e, indirectamente, mediante la facilitación del impulso
aferente indoloro, así como para el tratamiento de las deficiencias y limitaciones funcionales
asociadas. Los ejercicios elegidos deben tener objetivos muy distintos. El ejercicio puede
resultarse incomodo al individuo con dolor crónico, y tal vez sea necesario este malestar para
conseguir la inhibición del dolor mediante opiáceos endógenos. Este tipo de intervención
requiere formación amplia sobre el propósito del ejercicio y las opciones alternativas. Es esencial
asegurar la comunicación y la adhesión al programa.
Los objetivos del programa de ejercicio terapéutico van más allá del tratamiento de las
alteraciones musculoesqueleticas, también son de incumbencia las limitaciones funcionales y
las discapacidades asociadas relacionadas con la depresión, el sueño y el apetito. Aunque las
mediciones de las alteraciones tal vez no cambien después de la intervención con ejercicio
terapéutico, las mejoras de los patrones de sueño, del estado mental y del apetito pueden ser
las primeras señales de que la intervención tiene éxito.
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Para el dolor agudísimo producido por el calambre muscular no debido a rotura fibrilar,
se utiliza la maniobra pasiva intempestiva en contra de la acción del músculo contracturado,
consiguiéndose una analgesia y relajación inmediatas; por ejemplo, ante la contracción brutal
del músculo triceps sural, bastará con la movilización pasiva (efecto primario cinético) hacia la
extensión de rodilla y dorsiflexión de la articulación del tobillo.
Corrientes eléctricas
Las de baja frecuencia estimulan los nervios sensitivos, para producir analgesia, y los
nervios motores, para obtener artificialmente contracciones muscu-lares. Por su efecto primario
electroquímico y electrocinética se utilizan en forma de:
• Corrientes diadinámicas de Bernard, que son sinusoidales de 50 a 100 Hz.
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Esquema de Corrientes
diadinámicas de Bernard
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repiten las sesiones diariamente. Utiliza corriente continua interrum-pida periódicamente. Son
las más utilizadas en el tratamiento del dolor y pueden ser:
Ambas corrientes producen una fuerte analgesia, sobre todo en las primeras horas
después del tratamiento, que se prolonga a lo largo de las sesiones. Suelen aplicarse durante 15
minutos con una intensidad que se ajusta progresivamente al nivel de tolerancia del paciente.
Es la modalidad de corriente más conocida, tanto por su uso clínico como por la
posibilidad de utilizar pequeños aparatos portátiles individuales para el tratamiento. Están
especialmente indicadas en los dolores crónicos. Los tres tipos básicos y sus parámetros son:
1) TENS convencional o de frecuencia elevada: impulsos de menos de 0,2 ms,
frecuencias entre 50 y 150 Hz.
2) TENS tipo acupuntura o de frecuencia baja: impulsos de hasta 0,3 ms, frecuencia de
1 a 3 Hz.
3) TENS de aplicación breve e intensa: impulsos de menos de 0,2 ms, frecuencias
generalmente de más de 100 Hz.
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Se emplean por sus efectos polares, siendo posible la introducción de analgésicos por
vía cutánea a través de la iontoforesis.
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Puesto que el potencial eléctrico se aplica a través de la piel, los poros están abiertos
como resultado de la repulsión de dipolos vecinos y las moléculas de agua e iones fluirán por los
canales del poro para neutralizar el momento bipolar.
Los iones se clasifican en dos grupos: los que se pierden en el lugar por donde penetran,
denominados no difusibles, y los que llegan al tejido celular subcutáneo y de allí a la corriente
sanguínea, conocidos como difusibles.
Algunos de los fármacos que podemos utilizar en la iontoforesis para el tratamiento del
dolor son:
• Lidocaína (en artritis reumatoide, osteoartritis, enfermedad articular degenerativa,
cistitis intersticial, prostatitis, procesos inflamatorios producidos por radiaciones)
• Calcitonina (en enfermedad de Pager u osteítis deformante, hiperparatiroidismo,
metástasis óseas, estados hipercalcémicos, osteoporosis de eleva-da remodelación)
• Dexametasona (en enfermedades inflamatorias y alérgicas, edema cere-bral, como
prueba diagnóstica en la hiperfusión suprarrenal)
• Metilprednisolona (como glucocorticoide, en lupus eritematoso sistémico, psoriasis
severa, herpes zosterm, crisis asmática, reacciones anafilácticas, edema cerebral)
Aunque cada vez se utilizan menos, es necesario citarlas porque para algunos
tratamientos aún tienen utilidad y porque es un medio terapéutico analgésico importante. Se
basan en la posibilidad de producir interferencia de corrientes en un punto o zona a tratar. Se
utiliza la forma bipolar o tetrapolar con frecuencia de 2.000 a 4.000 Hz.
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Otro tipo de actividad eléctrica utilizable con efecto analgésico es la terapia de campos
magnéticos o magnetoterapia, cuya ventaja es la mayor penetración y selectividad sobre tejidos
a tratar, además de la ausencia de efectos térmicos locales. Con esta técnica conseguimos sobre
el paciente un efecto depresor o inhibidor, o estimulante. Esos efectos se advierten sobre la
actividad tónica muscular segmentaria y postural, la contracción muscular, el metabolismo y el
sistema nervioso vegetativo, los cuales podrían utilizarse con provecho en el marco de un
programa de reeducación funcional (actitud escoliótica, hemiplejía, algias vertebrales repetidas
espasticidad…).
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Aunque sus efectos primarios sean térmicos, los ultrasonidos son vibraciones mecánicas
cuya frecuencia es superior a 16.000 Hz, situándose las frecuencias terapéuticas cercanas a los
1.000 KHz. Poseen un buen efecto analgésico y son utilizables en patologías como las neuralgias
por neuritis. El calentamiento profundo de los tejidos que se produce con ultrasonido es un
tratamiento eficaz para estimular y acelerar la cicatrización hística. Este calentamiento se
produce al ser absorbida la energía ultrasónica por los tejidos. El flujo de ondas sonoras
alrededor de las estructuras hísticas cambia la permeabilidad de las membranas, la velocidad de
difusión y la actividad metabólica intracelular. Es posible que los ultrasonidos favorezcan la
reparación hística al facilitar los procesos anabólicos y catabólicos. Se ha demostrado que la
exposición a dosis terapéuticas de ultrasonidos aumenta la síntesis de proteínas fibroblásticas,
lo cual ha llevado a utilizar el tratamiento con ultrasonidos para favorecer la cicatrización de
úlceras de decúbito y aumentar la efectividad de los injertos de piel. También los ultrasonidos
han demostrado ser eficaces en la desaparición de las adherencias fibrosas de áreas intervenidas
quirúrgicamente y en el ablandamiento de tejido cicatrizal altamente colagenoso producido por
quemaduras o heridas.
El masaje es uno de los procedimientos más antiguos para tratar estados dolorosos. Es
una manipulación de los tejidos blandos del cuerpo, más efectiva cuando se realiza con las
manos. Se realiza con el fin de provocar efectos sobre los sistemas nervioso y muscular y,
además, sobre la circulación local y general de la sangre y la linfa.
• El masaje superficial es relajante y produce una ligera reacción hiperémica cutánea que
puede contribuir al éxito de las otras terapias frente al dolor.
• El masaje de tejidos profundos, o de tejido conjuntivo, es aplicado a ligamentos,
tendones, músculos y aponeurosis. Su objetivo es movilizar estos tejidos, restaurar en
ellos el intercambio sanguíneo normal, mejorar la retracción y la extensión de los tejidos
blandos y reducir el volumen de las cicatrices. En los estadíos agudos, el masaje
profundo, pero suave, aplica fuerzas transversales a la dirección de las fibras
musculares. El estímulo provocado por el desplazamiento de los tejidos favorece la
realineación y el alargamiento de esas fibras y, además, disminuye la formación de
cicatrices. El aumento del flujo sanguíneo producido así, ayuda a eliminar los productos
de desecho y reduce el dolor de la isquemia.
En los estadíos crónicos, el masaje profundo se efectúa para romper el tejido cicatricial
y movilizar las estructuras de tejido blando. Esta técnica es útil cuando se aplica a aquellos
tejidos en los que la cicatriz es consecuencia de algún traumatismo (agudo o crónico) o proceso
inflamatorio. También es efectivo en el tratamiento de fibromialgias, procesos en los cuales
existen numerosos nódulos fibrosos (que reproducen dolor).
Entre los tipos de masaje más empleados en analgesia destacan: Masaje Trasverso
Profundo (Cyriax), masaje perióstico y amasamiento muscular. Las tres modalidades son
dolorosas en su aplicación y los efectos analgésicos se aprecian al terminar la sesión y a lo largo
del tratamiento.
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Con alguna de las técnicas de aplicación del masaje se liberan estructuras articulares y
periarticulares que no sólo influyen en el dolor, sino en la discapacidad que éste produce,
condicionando la vuelta de la función perdida (por ejemplo, la liberación de la escápula en un
hombro doloroso).
La utilización del agente físico movimiento, con su efecto primario cinético, está
ampliamente extendida en nuestra cultura, aunque en relación con el dolor patológico se
emplea solamente para combatir el menoscabo que produce. Es norma en toda cinesiterapia
(terapia por el movimiento), utilizar el límite de dolor cuando se movilizan articulaciones. En
todo caso, la cinesiterapia puede emplearse como elemento preventivo de futuros dolores e
inmovilidades, sobre todo en personas mayores, para evitar los dolores producidos por la
osteoporosis.
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La tracción axial vertical gravitatoria aprovecha la fuerza gravitatoria del peso del
paciente para favorecer la distracción de la columna. Para ello, en una cama rotatoria, se fija la
parte superior del torso mediante cinchas colocadas alrededor de brazos y caja torácica,
basculando al paciente hasta la vertical sin que se apoye en los pies. Ésto favorece la extensión
de la columna vertebral sin ninguna de las fuerzas compresivas que se producirían al estar de
pie.
La tracción vertebral invertida utiliza el mismo principio, pero fijando las piernas a la
mesa basculante y basculando al enfermo hasta colocarlo cabeza abajo. La aplicación de este
método puede ser gradual, variando progresivamente la inclinación de la unidad de tracción. Se
ha visto que con ambas técnicas se alarga la columna lumbar, se reduce la presión intradiscal y
disminuye la actividad mioeléctrica paravertebral.
La hidroterapia (agente físico el agua), actúa a tres niveles en los síndromes álgidos: por
efecto primario térmico (agua caliente); por efecto primario mecánico (chorros de agua a
presión para masaje), y, por efecto cinético (piscinas, tanques de Hubbart, etc.) como medio
desgravitante y donde se originan movimientos contra determinada resistencia. Hay que añadir
la posibilidad de utilizar el agua con algún soluto incorporado, para facilitar la llegada de
corriente eléctrica continua o galvánica al cuerpo humano. De estas cuatro maneras puede
producirse analgesia, el calor por su acción antiinflamatoria, la presión por el estímulo cutáneo
y la posibilidad de elongación de los tejidos, la desgravitación porque permite un aumento de la
funcionalidad articular y la corriente eléctrica como ya se ha descrito anteriormente.
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el flujo sanguíneo y la congestión del área traumatizada y retrasa la salida de líquido (plasma).
La vasodilatación que sigue a la aplicación del frío favorece la llegada de elementos nutritivos y
la eliminación de metabolitos. Inmediatamente después de esta fase de vasodilatación se aplica
nuevamente frío, de modo que se produce otra vasoconstricción, con el beneficio reseñado
antes. La aplicación de frío puede hacerse incluso después de pasada la fase aguda, si se observa
que es más eficaz en el tratamiento tardío del edema y de la lesión dolorosa. En la segunda fase,
el calor aumenta realmente el edema al incrementarse el flujo sanguíneo y la congestión en un
área con mayor fragilidad capilar. Con ello aumenta considerablemente la pérdida de plasma en
los tejidos y, en consecuencia, la formación de edema. Pasada la fase aguda, la aplicación de
calor resulta beneficiosa porque la vasodilatación aumenta el flujo sanguíneo del área
traumatizada.
La ozonoterapia se utiliza desde comienzos del siglo XX, aunque fue durante la Primera
Guerra Mundial cuando se usó por primera vez para desinfectar las heridas de los soldados.
Desde entonces el método ha evolucionado, y en la actualidad se utiliza en muchos lugares del
mundo para tratar numerosas patologías.
Para conseguir que los resultados de un programa de educación física sean satisfactorios
es importante explicarlo de forma adecuada. Los participantes han de comprender los efectos
beneficiosos que dicho programa tendrá sobre su estado general. Necesitan conocer
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instrucciones específicas para cada ejercicio, los parámetros que deben vigilar y el significado
fisiológico. El método de instrucción en grupo ha sido utilizado en la mayoría de las unidades de
dolor crónico, y es cada vez más popular en la “escuela lumbar”.
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Los fines que se persiguen con la relajación son: - obtener un apaciguamiento psíquico
que brinde calma y dominio de sí mismo,
- descubrir el cuerpo y sentirse bien con uno mismo,
- adquirir un descanso reparador con aumento de las capacidades vitales y supresión de
las tensiones superfluas (Schultz).
Para realizar las sesiones de relajación es muy importante la colocación en posición basal
estable (decúbito dorsal), en una habitación con temperatura agradable, con ambiente sereno
y permitir así la desconexión con el mundo exterior.
Las dos primeras (gravedad y calor) son las más importantes en kinesioterapia y con
mucha frecuencia, permiten llegar a un buen estado de serenidad y a la desconexión.
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El término relajación significa aflojar, distraer la atención para estar menos tenso. No ha
de sorprender, pues, que en ciertas condiciones en las que hay manifestación física de
preocupación tensa por un estímulo doloroso, la relajación pueda actuar favorablemente. A
pesar de que puede ser inducida de muchas maneras, (relajación muscular progresiva,
imaginación dirigida, entrenamiento disciplinario, biofeedback y autohipnosis), se ha visto que
el proceso mental subyacente produce un estado psicológico anormal, que no parece depender
de la técnica que lo ha provocado. Este estado psicológico, descrito por Berson como reacción
de relajación, se cree que es una respuesta innata de características idénticas a la reacción de
lucha o de huída descrita por Cannon. La reacción de relajación no debe confundirse con la
relajación simple. Para lograrlo hay que repetir grupos de instrucciones, que pueden consistir
en sonidos, palabras, frases u oraciones, y adoptar una actitud totalmente pasiva. La reacción
de relajación puede ser inducida.
Los cambios psicológicos, que tienen lugar con la reacción de relajación han sido
utilizados como tratamiento principal o de apoyo en numerosos estados médicos causados o
exacerbados por el estrés o por la hiperactividad del sistema nervioso simpático. Las diferentes
técnicas que originan la reacción de relajación han sido utilizadas eficazmente para mejorar los
síntomas cardiovasculares del tipo de la hipertensión arterial y ciertas disritmias cardíacas. En el
campo del dolor, por ejemplo, se ha demostrado que la migraña y las cefaleas tensionales
mejoran al provocar la reacción de relajación con técnicas diversas. La eficacia de cada una de
éstas es prácticamente la misma, sin que ninguna técnica sea superior a cualquier otra.
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