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Ante todo, ¿Qué es un monstruo?

Resulta imposible o difícil encontrar un pueblo cuya cultura no cuente con referencia a diversos monstruos. Se trata
de seres fantásticos que han surgido de una alteración del orden regular de la naturaleza y que, por lo general,
producen espanto, aunque el término designa también algo simplemente extraordinario. Si bien esta última
acepción no implica necesariamente que el monstruo tenga cualidades negativas, la palabra está fuertemente
asociada a la maldad y la falta de belleza. En efecto en la tradición -mitológica, literaria y cinematográfica-, los
monstruos son malignos y particularmente feos.

Estos seres creados por la imaginación de los seres humanos vienen a explicar -por ejemplo, en la mitología
grecolatina- algunos de los infortunios padecidos por seres humanos. Frente a lo inexplicable, a hechos cuya lógica
escapaba en el momento al pensamiento racional, se apelaba a adjudicar las acciones a distintos tipos de
monstruos.

Durante el siglo XX, abundaron las explicaciones psicoanalíticas que justificaban la abundancia de seres
monstruosos en la tradición popular. Una de ellas, vinculada fundamentalmente a los cuentos de hadas y su galería
de personajes terroríficos -ogros, dragones y demás aberraciones-pertenecen al reconocido psicoanalista Bruno
Bettelheim (Austria, 1903/1990), quien, en Psicoanálisis de los cuentos, afirma que los relatos de hadas encarnan
una forma particular de afrontar los temores propios del género humano y, a la vez, constituyen un medio eficaz
para que las angustias de los niños y las niñas se concreten y, en consecuencia, se vuelvan más manejables.

Otros se ocuparon de la novela gótica, género narrativo que surgió en Inglaterra durante el último tercio del siglo
XVIII. Entre sus principales exponentes se encuentran Mary Shelley, con Frankenstein, 1818, y Bran Stoker con
Drácula, 1897. Las novelas góticas están ambientadas en un escenario lúgubre y desolado, por lo general un castillo
o una abadía en ruinas, y tienen un monstruo como protagonista. ¿Qué función social tenía esa literatura? Según
los especialistas, posibilitaba tratar de temas prohibidos, censurados por la sociedad y por la psiquis misma de los
autores y los lectores. Lo fantástico, entonces, era un arma de combate contras ambas censuras: los excesos
relatados eran aceptados porque se los atribuía al monstruo.

Monstruos Marinos

Parece que el mar se presta a las fabulaciones, según la mitología


grecolatina, Escila, un monstruo escondido en el estrecho de Mesina,
Italia, devora cuanto pasaba a su alcance, es decir, a marinos y
embarcaciones. La parte superior del cuerpo de Escila tenia la figura de
una mujer, pero la parte inferior estaba rodeada por seis feroces perros.
Este monstruo es citado en la Odisea (Adjudicada a Homero, poeta
griego) y en la Eneida (Poema compuesto por el romano Virgilio).

También Caribdis vivía en el estrecho de Mesina. Según el mito, Caribdis


había llevado una vida humana durante la cual había demostrado gran
voracidad; por esta razón, Zeus la había castigado precipitándola al mar,
donde se convirtió en monstruo. A intervalos regulares todos los días,
Caribdis absorbía grandes cantidades de agua de mar que mas tarde
vomitaba. La presencia de estos dos seres mitológicos en este paraje
explicaba los numerosos naufragios que en él tenía lugar.

Otro monstruo marino del que se cuidaban griegos y romanos era la


Sirena, que hasta la Edad Media no tuvo cabeza ni torso de mujer ni cola
de pez, sino cuerpo de ave. A diferencia de los otros seres, las sirenas
eran inalcanzables y hermosas. La literatura clásica las describe
asomándose a la superficie del agua o sentadas en una roca, peinándose
su largo y rubio cabello. Sin embargo, tras tal encanto, se encendía un espíritu maligno puesto que con sus cantos
las sirenas hacían que los hombres se enamoraran y los arrastraban al fin del mar para devorarlos o transformarlos
en sus amantes. La leyenda se inició, probablemente, en relatos de marineros que tomaron mamíferos marinos
como sirenas.

Ya en pleno Renacimiento, los viajeros que navegaron hacia América con los adelantados españoles y que dejaron
diarios de sus travesías describen animales fabulosos como pobladores de las aguas del Océano Atlántico. Es
posible que, en estos casos, no se tratara de dar explicaciones a lo que no se podía explicar científicamente, sino de
hacer mas entretenido el relato para quienes permanecían en el viejo continente.
Dossier Monstruos, Cien y Literatura. Longseller, 2003.

BESTIARIOS
Los bestiarios son una especie de enciclopedias de bestias, muy
populares en la Edad Media. en estas obras se acumulaba todo el
conocimiento sobre animales reales o imaginarios de los que se tenía
noticia. Pero, hay que aclarar que, para la mentalidad medieval, el
significado de “imaginario” era diferente del actual. Si alguien
mencionaba a un animal, por muy raro que él pareciese se creía en su
existencia real y merecía consignarse en esos textos, donde figuran,
se describen y explican las características de animales existentes -
como las águilas- junto a las de otros que nunca existieron -como los
dragones o los unicornios-.

Cabe destacarse que estos compendios de fábulas se hicieron sumamente famosos en la Edad Media, la
gente se desesperaba y animaba muchísimo leyendo sus páginas que describían las acciones de estos
animales, que en muchos casos hasta presentaban atributos humanos, características monstruosas, y su
interacción con el mundo natural que los rodeaba.

Bestiario aéreo: El Grifo

De todas las aves del cielo, el grifo es la más grande de todas.


Curiosamente es un cuadrúpedo con alas. todas las extremidades de su
cuerpo son como las de un león, pero su rostro y sus alas son como las de
un águila. Las alas son tan grandes y extensas que, si volara en una calle
de la actualidad, tocaría con ellas las calles de ambos lados. Además, las
alas son muy fuertes y mientras vuela, con el viento que producen pueden
derribar a un hombre.

Sus miembros tienen las garras grandes y amplias, con ellas puede aferrar
con facilidad el cuerpo de un hombre totalmente armado. Terminan en
unas uñas del tamaño de los cuernos de un buey.

Es tremendamente hostil a los caballos y por eso es su alimento preferido. Los utiliza frecuentemente para
dar de comer a sus crías, llevándolos al nido con jinete y todo.

Según algunos antiguos autores, viven en los montes hiperbóreos. Otros, más imprecisos, aseguran que vive
en el lejano Oriente, en un golfo de la corriente oceánica. Algunos sostienen que los Grifos custodian oro y
piedras preciosas en algún lugar inaccesible de Asia.

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