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“Indiferente será para mí

el lugar por donde comience, porque a este punto tendré


que volver de nuevo.”
Pareménides

LA CONFORMIDAD

La primer pregunta que me hace es:


¿En que te transformaste?

Estaba encerrado en un galpón lleno de esos cables que a simple vista se usan en el ámbito de la televisión
, aparatos, la mayoría rotos o que parecían en desuso, cuando una voz que no vino de parlantes, ni de un
aparato electrónico. Era tan humana que de plano cayó del techo o de mas allá.

No suelo ser una persona que se altere de golpe, tengo los nervios alterados parejos. Miré a los costados
sin prestarle caso a nada y al rato veo que unos de los monitores de los tantos que se encontraban
desparramados por todo el lugar se enciende y muestra una pareja muy joven con una niña de alrededor
tres años.
Miraban hacia mi, o era lo que sentí sin dudarlo.
La mujer me preguntó si iba a cenar y yo por supuesto le dije que si.

-Te esperamos a las 22hs mas o menos.

-¿que llevo? - dije

-Nada acá vemos.

¿Le estaba hablaba un monitor? - dije en voz alta. Pero un impulso involuntario me llevó a responder.

-Ok voy.

Se apagó el monitor.

La voz volvió como aplanadora.

¿tenés una cita?


SI - le dije-

Me amenazó o lo sentí así.


-Contame de que se tratá.

En el mismo monitor que estaba muy cerca mio en el piso, con un mate y un termo encima, aparecieron
imágenes de la casa de la pareja y su nena, como recorrido periodístico televisivo en los cuales hubo un
crimen y ya no hay cadáver pero si ropa suelta tirada en el piso, juguetes de la nena en su mayoría rotos, la
cocina...
La cámara se detiene sobre algo que no se distinguir.

La voz me increpa
-¿Entonces?

-Daniel y Virgina son unos uruguayos que viven en Villa Gesell, el trabaja en un supermercado a dos
cuadras de su casa. No me sale el nombre y lo rebauticé... Como hago con la mayoría de los nombres.

Miré hacia arriba, al techo, a más allá y nada.

-No me acerco a la gente sin motivo alguno, siempre voy con una necesidad encima, cuando era niño lo
hacia para buscar afecto, hoy creo que para buscar respuestas.

Volvía a mirar al techo y mas allá y nada


-¿Sabe que no me da para tutearlo?- insistí.

Me contestó que use el trato que se me antoje.

- Daniel se quedaba a veces atendiendo el hotel Royal , en el centro de la Villa. Era del mismo dueño del
supermercado en el que trabajaba. Este se llamaba Martín y hacía el horario nocturno, pero de vez en
cuando, me contó Daniel, andaba mal con su mujer y entonces le daba por bardear la noche y le pedía que
se quedara por unos mangos extras Era peón y sustituto en casi todo Daniel.

La cámara del monitor de la casa de Daniel y Virginia de detiene en un entrepiso con bolsas y bolsones
amontonados y se apaga.

Se prende otro monitor del montón, cantidad que no dejaba de asombrame y se ve el lobby del hotel Royal.

Espero un rato que me venga alguna pregunta de el techo o mas allá, pero nada.

Me quedo mirando como una pareja de adolescentes obesos entra al lobby, la obesidad hace trampas a
esa edad y en algunos casos no deja distinguir el sexo, generalmente pasa mas en el femenino. Por eso
podían ser dos hombres o una mujer y un varón. Le piden a Daniel una habitación para pasar la noche.
Daniel les dice que si. Ellos le avisan que antes van a cruzar al cyber y vuelven. Daniel les dice que no hay
problemas.
Ellos agregan que “están muertos” y lo dicen con vergüenza. Daniel les pregunta de donde son. El que
aparenta ser el varón le dice que son de la villa. Daniel no se sorprende. Pagan 200 pesos y
agradecen tímidos, se chocan entre si al dar la vuelta , la que parece una mujer abre a puerta de salida, al
cerrarla queda atascada una parte de su campera , mira a Daniel con cara de niña torpe y con una sonrisa
tironea para sacarla y se van. Ese monitor se apaga.

Mientras miraba el monitor apagado pensaba cuanto tiempo iba a estaba encerrado y que era este lugar .

Esto último no me inquietaba porque todo lo que me rodeaba era mas o menos conocido para mi, una
mezcla de estudio de televisión abandonado con un lugar de reparación de artículos electrónicos, extraño
era, me llamo la atención desde el principio aunque ahora lo sentía con mas precisión, el clima del galpón,
no era ni frío ni caluroso, era perfecto. Seco y agradable.

En ese instante una luz que se llama par mil iluminó una especie de tablero que tenía un medidor de
temperatura, un termómetro muy grande, y cuatro controles atornillados al tablero en filas de dos, los de
arriba tenían una inscripción abajo: SPLIT FRIO y el de al lado: SPLIT CALOR. Los de abajo en la otra fila
eran controles con dimer de ventiladores de techo que decían al costado: VENTILADOR 1-2. Terminé de
leer eso tan simple para cualquiera y los cuatro aparatos que dependían de esos controles empezaron a
funcionar. Salté hacia atrás y vi que el termómetro oscilaba. El split frío como el de calor estaban en su
temperatura máxima y mínima respectivamente y los dos ventiladores de techo al mango.

La voz me dijo

-Acomodate la temperatura a tu gusto.

Yo le respondí que que la que había estaba bien.

-No es responsabilidad nuestra lo que puede provocar la temperatura que se había programado. Es tuya
tener la que te venga en ganas.

Me puse a regularlos.

Primero apagué los ventiladores de techo y después los splits. Sentí que me ahogaba y se me doblaron las
rodillas, me agarré la garganta y tosí. Estiré la mano y prendí los ventiladores que me dieron cierta calma.

Me senté agitado en un silla con diseño raro que estaba enfrente del tablero y debajo de un tablón que
parecía una mesa de carpintería y le hablé al techo o mas allá

-Tengo problemas con los aparatos de calefacción, nunca pude llegar a un equilibrio con las temperaturas,
ni con las estufas a querosene, ni con las eléctricas, ni con las salamandras, ni los ventiladores de techo ni
de pie, ni con los aires acondicionados viejos o nuevos, ni en hoteles ,ni en mi casa de la infancia, ni donde
haya vivido o trabajado. Solo sentí ese “equilibrio” el rato antes de que me obligara a regular la temperatura.

No hubo respuesta.

Estaba enojado. Necesite putear por primera vez desde que comenzó esto y pegué un grito..

-¡La puta madre que lo pario! ¡¿qué hago acá!?

Frente a mi, encima del tablero, se prendió un reloj de leed que marcaba 1:06 minutos,
no dudé que marcaba el tiempo que estaba secuestrado ahí.

Me reproche puteando mas fuerte.

-¡Porque no probé de irme.! ¡Que idiota! ¡Que importa por donde llegué! ¡lo que importa es la salida o la
forma de irme!

Con la vista borrosa que queda después de un grito desgarrador caminé hasta lo que me pareció la puerta,
era un cuadrado, el diseño parecido de las rejillas comunes que se encuentran en cualquier piso que
necesite un desagote.
La tomé por una se esos huecos calados y se abrió liviana y fácil. Antes de salir me di vuelta para mirar
todo. Aunque hay cosas que se ven una sola vez en la vida y uno nunca puede concentrarse por la
irreversible exigencia de almacenar torpemente todo lo que vemos y tocamos.

La voz cayó entera sobre mi cuerpo, como si quisiera que el resto del lugar no escuchase.

-Te aclaré que tenemos tiempo.

Salí a la calle.
Al llegar a la esquina caigo en la cuenta que estoy en un barrio que le dicen Warnes.
Thames y Martinez rosas mas precisamente, un barrio de Capital, Villa Crespo, lleno de negocios de
repuestos y reparación de automóviles
Era la hora de máxima de actividad. Me quedé mirando un rato todo.

El lugar de que acaba de salir se parecía a estos otros que estoy viendo ahora mientras camino si le
prestaba atención al interior de los que iba cruzando mientras caminaba hacia juan B justo para doblar
hacia corrientes.
La luz del día parecía tan clara como el tono de la pregunta que aparecía a cada paso en falso que daba.
¿En que te transformaste?
Levantaba la cabeza y sacaba pecho para darme fuerzas para preguntarme
¿Quién querría saber eso y para que? ¿ Porqué ese barrio?
Bajé otra vez la cabeza y un vozarrón de un gordo con un niño sostenido por esos canguros atado a ese
ese cuerpo enorme gritaba :

-¡Mi billetera, mi billetera!

Le gritaba a una mujer, llevaba también un canguro colgado con el que sería el mellizo del que llevaba el
gordo, su esposa sin dudas.

Con violentos gritos e insultos se movía de un lado a otro, él, como orangután. Ella también pero con pasos
mas cortos, siempre en cualquier dirección. Los niños se bamboleaban pero no lloraban.

Paralizado quedé mirando los manotazos al aire que daba él y la cara roja y mojada en llanto de ella hasta
que un dolor en el pecho me provocó me hizo dar una media vuelta e intentar volver sobre mis pasos
haciendo el recorrido, no registrado, para regresar de donde había salido.

No tenía referencia alguna porque que no había vuelto la cabeza para ver la puerta aquella, para colmo
padezco una gran y famosa dificultad para orientarme, es común que tenga que dar un par de vueltas antes
de encontrar cualquier destino al que me dirijo.
De niño me había perdido con mi hermano del cual me sentía responsable, en la ciudad de La Plata,
anduvimos largo rato dando vueltas y llegue a pensar en un momento que pasaríamos a ser parte de otra
familia, otras costumbres . Eso me había generado miedo y fascinación.
Este recuerdo me devolvió a este lugar de que me había escapado.

Ahora estoy sentado en ese gran galpón y puedo decir que al levantar la cabeza, que la sentía pesada por
todo lo que me sucedió afuera, me sentía a gusto.

Esto que era realmente extraño a todo lo que venia pasando por mi vida me quitaba el miedo.
Ya hace tiempo que había dejado de tener atracción o curiosidad por los desconocido. Mas presisamente
cuando se diluyó la creencia en Dios y quedaba solo la idea, la cascara . Dejé de importarme en la
teología, y fundamentalmente en la filosofía que no puede dejar de convivir con ella.
Me asocié a lo humano a lo que tenía enfrente. La adolescencia fue la cómplice o culpable, descubrí que se
cree y se ama con intensidad solo lo que me atraía sexualmente.

En este momento podía arriesgar que comenzaba a creer en un techo o en una voz que caía de plano,
pero que carecía de universalidad.

(¿Estaba madurando? ¿En algo hay que creer?


Descartando ya a esta altura que la teoría del deso sexual es motiva.)

Quedé callado. Pero si estaba hablando en en voz alta.

Y fue cuando esa aplanadora que cae del techo y de mas allá me dice.
-Seguí. ¿Y estos quienes son?

Pensar algo no tenia la intimidad que lo diferenciaba del decir y me relajé mirando un monitor que
mostraba a un matrimonio en la playa y que seguro esa voz buscaba información de ellos.

-Fue después del mediodía y había dejado de buscar por un rato departamentos para alquilar. Gesell tiene
esa modalidad de la clase media de mantener una casa de veraneo los mas barata posible, por eso no
instalan gas natural, esa mañana fue intensa pero esperanzadora en mi objetivo y por eso decidí darme un
baño en en mar.

Apareció una bandada de adolescentes en el monitor.

-Como estaba solo necesité primero que me sacaran unas fotos con el celular, acostumbro a hacer retratos
en cantidad, le pedí que lo hicieran con la cámara de mi celular a un grupo de adolescentes tímidas pero
que la playa les permite ser un poco mas osadas. Fueron feos todos. Seguido necesité que alguien cuidara
mis pertenencias para meterme al mar. Miré alrededor y vi a a ese matrimonio que esta allí.

Instintivamente señalé el monitor.

-Tenían un perro dorado y hermoso. Me acerque exagerando amabilidad y les pregunté si podía dejarles
mis llaves, la muñequera de cuero, la billetera, la musculosa y las alpargatas para darme un chapuzón.
Disfrutaban del sol y aún mas que les haya enumerado mis cosas . Dijeron que si muy efusivos. Acaricié su
perro que los hizo pronunciar su nombre, caminé hasta la orilla y entre corriendo al mar llamándolo.

El monitor se apagó.

Quedé en en un silencio absoluto y traje a mi la pregunta. ¿En que me he transformado?


Decidí recorrer el lugar.

Lo primero que me llamó la atención fueron tres cubículos, los que se usan para dividir gente en las
oficinas.
Lockets que venían de lugares diferentes porque variaban en tamaño y forma y color, la utilidad la
mantenían. Claramente los definía el rango de la oficina que había habitado, uno tenía un vidrio-ventana al
costado y en el frente, otro en una solo costado y el tercero ninguna.

Este último no me dejaba ver que había en su interior.

En los dos primeros era claro que habían trasladados con casi todo lo que lo hace útil a este tipo de oficina
móvil, computadora, tacho de basura, biromes y papeles en carpetas y algunas cosas personales que
generan poco interés para los demás por eso el dueño las abandona.
El tercer cubículo que carecía de ventanas generó mi interés y fue al primero y el único que entre.
Había una computadora y muchas fotos pegadas de Maxime, una revista que me gusta mucho sobre
mujeres en bolas.
Algo en el pecho y parte de brazo me señalo que estaba a gusto y seguro ahí, suelo tener la misma
sensación en los aviones, sumada una necesidad nueva o por lo menos que me tomaba por sorpresa de
encontrar un lugar privado y solitario dentro de ese galpón inmenso. No pensé en otra opción que
adoptarlo de inmediato yendo a buscar una silla que había de a montones desparramadas y muy distintas.
Aturdido y nervioso por la elección me decidí por un modelo común de oficina que tienen mucha mecánica
encima y la declaré mi preferida. No resulto ser la mas cómoda, probé otras pero volví a ella porque intuía
que con el tiempo los dos nos íbamos a adaptar.

Sentado prendí el ordenador y apareció un sistema windwos común a todos, revise si tenia archivos pero
no encontré nada. Todo parecía recién instalado.

El único programa que me servia, siempre usé los básicos, era un procesador de texto.

Me dispuse a a escribir:

"Tres paredes de durlok me encierran y mujeres en bolas me acosan."

No pude seguir, me levanté, fui hasta el tablero que regulaba la temperatura, había comenzado a tener frió
y la subí unos grados. Las luces subieron también. No me desagradó.

Volví al cubículo y agregue:

"Las luces suben con la temperatura "

Me quede mirando las mujeres en esas pose tan exageradas y salí. Me descubrí caminando en busca de
algo que no fuera electrónico, necesitaba un libro o una revista.
No había.

Volví al cubículo y escribí:

"No hay libros ni revistas, solo videos que aparecen y se van. Unos ya me resultan conocidos, los mas
cercanos al perímetro que me muevo, pero a otros no le he prestado atención. Me falta mucho por recorrer.”

Salí. Mirando el techo pensé porque hacia rato que esa voz no me hablaba.
Miré el reloj y decía 4:17.

Me puso contento el haber decidido hacer anotaciones en esa computadora, por la necesidad de leer y
releer que tengo como costumbre, aunque nunca había experimentado leerme de esta manera, menos aún
releerme.
Para no paralizarme con esto nuevo decidí que contaría lo que iba haciendo, solo eso.

Me dirigí hacia una puerta blanca que parecía no haberle prestado atención, quizá para no pensar en que
no existió hasta ese momento, la abrí. Esta daba a un pasillo con dos puertas de madera lustrosa a los
costados, una decía MUJERES y la otra la de la izquierda HOMBRES, seguro dos baños.

No dude en entrar al de mujeres.


Había tres compartimentos, un lavabo y un espejo donde me veo por primera vez desde que comenzó todo
esto.

¿En que te transformaste? Fue lo primero que dije cuando me vi reflejado.

Había jabón liquido, toallas y un secador de esos con viento y calor. Tengo el tics de peinarme prolijo y de
un manotazo despeinarme, así es como llevo mis cabellos. Lo hice y miré mi remera azul Nike y parte de los
jeans que llevaba puestos y salí para regresar al cubículo.

"Hay dos baños, uno de hombres y otro de mujeres , entré al de mujeres, me arreglé un poco y ahora tengo
ganas de salir un rato a la calle"

Salí del cubículo y encaré la puerta que abrí con alegría.


No estaba seguro hacia donde iba cuando cuando encaré Warnes para el lado de Canning. Al rato frené tan
de golpe en un una puerta que al girar la vista vi que daba entrada a un cyber , por el sacudón de la quietud
entre tambaleando, era un lugar lleno de adolescentes.

Pedí una maquina y me senté.


Al principio extrañe mi computadora del cubículo con mi silla que había elegido allá adentro y pensé no serle
infiel. La necesidad del uso de Internet me hizo compartila.
Abrí mi correo decidido a mandar mails a los amigos que estaba seguro se preocuparían por mi ausencia.
¿Pero que les iba a escribir? Pensaría que estaba drogado y perdido en algun After Hours, como lo hacen
casi siempre aunque les contara otra verdad, entonces como los presos les hacen sus hijos los iba a poner
al tanto de un viaje repentino, que implicaba retirarme a un lugar de la costa, Villa Gesell para ser mas
preciso, a escribir. Que iba ir dando noticias, que me sentía feliz por la decisión y que los quería mucho.

Pensé hablarles de Daniel y Virginia en el próximo mail.

Crear una combinación con lo que había visto en los monitores y sumarle los argumentos que el miedo y mi
falta de memoria me obligaron a inventar. No estaba temeroso ni preocupado de volver a mentir sobre lo
mismo, mal no me había ido, a mis amigos.

No tardé nada en cerrar todo para evitar encontrarme una respuesta inmediata de algún destinatario. No por
ahora.

Pagué y empecé a caminar de regreso. (En ese corto trayecto bauticé a ese lugar que ahora era mi
albergue “La Conformidad” porque sonaba a conforme y comunidad).

Cuando atravesé la puerta rejilla lo primero que hice fue preguntar en en voz alta.

-¿Porque me habrá hecho mentir sobre Villa Gesell?

La respuesta fue inmediata esta vez parecía que la Voz salía de mi.

-Porque llegaste sin necesidades- Y luego. -¿En qué te has transformado?

Miré el techo y mas allá y me di cuenta que estaba mareado.

Fui hasta el cubículo y anote:

“Estuve en la calle, entré a un cyber, mandé mails a mis contactos mas cercanos diciéndoles de un viaje a
Gesell. La calle me resultó hostil. . Regresé feliz. He decidido acuartelarme si no encentró esa respuesta por
la que me tienen confinado y venga la orden de desalojo”

Largué una carcajada por la ridiculez que había escrito, mire las putas un rato, salí del cubículo y pase por
el baño a mear, en este oportunidad entre al de hombres.

Ya en el medio del galpón me decidí por un sillón de tres cuerpos que estaba muy cerca de la puerta que
permitía tener una visión mas abierta de lugar, me desparrame y empecé a contar los monitores que
resultaron ser 13. Los conté varias veces, soy fácil de distraerme en el conteo de cosas. . De golpe me paré
con ese impulso que da la culpa que nos hace cambiar de posición al acordarme del monitor del cubículo
que automáticamente bauticé “Monitor N 16” y Volví a desparramarme en el sillón. Los ojos se fueron
cerrando con la visión de algunos monitores prendidos apagarse brillantes en mi cabeza.

Amanecí con los ojos cerrados. No existe luz natural que dentro, solo la calle, pero me cuesta pensar que
ese sea mi referente del día y la noche en La Conformidad , preferí regirme por el sueño y la vigilia.

Sentí que tomaba la primera decisión ahí adentro.

La mitad de los monitores estaban encendidos y era un barullo o un ruido nuevo para mi.

Voy hacia el cubículo y escribo.

“Dormí en un sillón, no recuerdo lo que soñé. Tengo que prestarle mas atención a lo que pasa en esos
monitores, me cuesta elegir uno. Ya es hora que así sea.”
Me molestaba que la voz no me hablara ordenadamente y me asaltara cuando quisiera. Recién despierto
necesitaba su estimulo y no se hacía presente.

¿Porqué no tenía la necesidad de comer? - me pregunté-

La voz bajó plana y soberbia.

-Acá se come y se caga. Hay cuatro monitores que están transmitiendo lo mismo por no tener esa
necesidad “clara”, sera mejor que vaya a resolverlo.

Mire al techo y mas allá y me pregunté.


¿Debo crear las ganas de comer, procurar comida o intentar comer sin otorgar sentido?

Me encamine a comparar los monitores para saber de cuales me hablaba, cuatro que repetían las mismas
imágenes, no fue difícil dar con ellos.

No mintió o que se veía en los cuatro era lo mismo. No con la misma calidad ya que se trataba de
monitores de distinta marca y pulgadas.

En cada uno se repetía una terraza balcón de contra frente de una casa departamento de dos pisos. Sin
duda era en Villa Gesell. Sentados alrededor de una mesa estaba un matrimonio joven con una niña de
unos 5 años y un señor mayor de unos 70.

Desesperado por no saber que hacer y sentirme tan expuesto frente a ellos aplaudí para llamar su atención.
Me vi en un monitor reflejado diciendo:

-Buen día como les va y disculpen. Se que no me conocen, pero ando buscando casas o departamentos
para alquilar y como los veo a mano me tomo el atrevimiento de consultarles.

En el primer monitor se hizo presente un primer plano de la cara de la mujer que dio una aprobación.

-Como no. Pasá,


Dijo el hombre con la cámara del cuarto monitor que tenia una cámara apuntando a la mujer. Y agregó.

-Ella es Valeria, mi señora.

Dirigió la cámara al segundo y veo una niña ocultándose con las manos con la cara.
-Esta es mi hija Meli.

En un tercer monitor ya estaba el rostro arrugado el hombre mayor.


-Este es mi padre, un rompe huevos.

Y cuando vuelvo al cuarto se veo que el hombre apunta apuntó la cámara, como si fuera un arma, directo a
la sien.
-Soy Damián, el que lleva adelante todo esto y camarógrafo del canal local.

Da una orden a su mujer para que sirva algo para tomar y algo para picar.

Tenia enfrente a mi los cuatro monitores con cada integrante de esa familia prestándome mas atención de
la que necesitaba pero así y todo me sentía a gusto y cuando iba a pronunciar palabra cambia n los cuatro
rostros por la comida y la bebida que Valeria todavía vacilante colocaba con gracia y precisión para que
quedaran en primer plano repetido en los cuatro.
Acomodar así objetos frente a una cámara supuse que que ella lo aprendió de él, pero se escucho la vos de
Daniel dando ordenes en voz baja exigiendo para que entre todo en el plano y le de la luz necesaria.

-Para que resulte tentador- se escucho la voz de él con claridad.

El tenía oficio y ella también.

Dispuesto a servirme algo y así entrar en confianza estiré la mano hacia los monitores pero sincronizados a
la perfección empezaron a emitir distintos programas del canal local, uno jineteadas campestres, en otro el
noticiero diario, un programa infantil en el tercero y en el último un concurso de chistes con un conductor
vestido de hombre rico de campo.

Se apagan los tres primeros, en el cuarto Damián baja la cámara que muestra parte de un deck gastado y
se apaga también

Yo miro hacia el techo o mas allá y me quejo.

-¿Cómo mierda se si tengo la panza llena o no?

Plana y pareja me responde

-Porque si es así te van a dar ganas de cagar.

Corrí al cubículo y anote.

“Acá se caga para saber si uno comió”

La vos que baja plana y lo cubre todo me preguntó porque fui a llamar la atención de esa familia y quienes
eran.

- Una familia de de Ituzangó que conocí antes de llegar a la Villa me aconsejó que pase por esa casa en
busca de información de alquileres, son de los que conocen a todos en el pueblo y se la pasan de acá para
allá. Me caen muy bien, son amables, me invitaron a comer una matambre a la pizza a la hora de la cena.

- Vió comida y habló de comer, me imagino que tiene ganas de cagar.

En ese momento sentí retorsijones en la panza y me dirigí primero al cubículo.

“voy a cagar, necesito hacerlo por primera vez”

Corriendo abrí la puerta del pasillo y en la duda de ir al de mujeres u hombres me cague encima en medio
del pasillo.

Sentí que el problema de comer estaba resuelto pero no el de cagar a tiempo y tener ropa para sustituir
esta enchastrada.
Entré al baño de hombres y me desvestí entero, el echo de verme desnudo y lleno de mierda me generó
placer. Empece a echarme agua con la manos en cucharita y cuando corrió bastante mierda, me enjabone y
me enjuague, así volví a estar limpio, pero desnudo.

Fui hasta el cubículo y me senté para escribir.


“Estoy desnudo”

De pronto mirando las minas en bolas me asalta una preocupación.


¿Cómo pude haberme comprometido cenar con las dos familias?.
Salí ansioso y en bolas a buscar una respuestas pero solo encontré un monitor prendido y fui hacia el.

Me puse a una distancia que no me permitía ver con nitidez lo que pasaba dentro de ese cuadrado.
Ya había caído trampa de tener que mentir varias veces sobre gente que nunca había visto, habitantes de
un balneario de la costa argentina que deteste toda mi vida. Di unos pasos para quedar mas cerca seguro
de había salido airoso en casi todo lo que me estaba sucediendo, pensar esto me levantó el animo que la
mierda me había bajado, entonces pregunté:

-¿Por le mentía, si no me habían amenazado de ninguna manera par que lo hiciera?


Con esa modalidad de disipar mis dudas en voz alta.
.
Largue un grito al techo y mas allá.
-Oiga usted. No se habrá equivocado de persona.

-De ninguna manera- La respuesta que vino del monitor que estaba encendido.

Ya pegado a la pantalla veo el entretecho lleno de bolsas y bolsones de la casa de Virginia y Daniel.
La vos pareció salir de entre ese montón de tela y plástico .
-¿Qué es lo que hay ahí? .-Preguntó
-Bolsas y bolsones- contesto enojado- supongo que llenos de cosas que han traído de Uruguay, y como la
casa es chica no han podido acomodarlas.

-Ve que es usted la persona indicada, no sospecha de nada, no imagina nada mas allá de lo que ve.

Lo sentí como una ofensa.

-Tiene razón- le dije orgulloso- Soy la persona. Sucede a veces que me cuesta asumirlo y sobre todo darlo
a entender a los demás.

-prefiere hablar de los otros y no de usted. Lo digo porque me hablo de toda esa gente de Villa Gesell como
si los conociera, para no sentirse ridículo e ignorante, me arriesgo a especular.

Me paré y fui hacia la puerta tuve la intención de abrirla y salir cuando me doy cuenta que estaba desnudo.

Decepcionado regrese al cubículo:

“No se que quieren acá de mi, no me importa que quieren. Pero estoy seguro que esa gente que esta en
esos monitores ya son conocidos y no puedo abandonarlos a ese voz demente que quien sabe que planea”

Pase largo rato sentado sin poder escribir una palabra mas. Pensé en masturbarme pero mi cabeza no
podía concentrase en nada de carácter sexual.

Escribí
“¿será que hay que creer para gozar?”

Me levanté y fui al baño.


Había dejado la ropa en remojo con el jabón liquido de manos, la enjuague y la escurrí lo mas posible para
que secara rápido.
Como por instinto prendí el split que daba calor y lo puse debajo, donde me pareció que caía los 29 grados
con mayor precisión.
Regrese al cubículo:

“Plan 1: prestarle atención a todos los monitores de una vez por todas.
Plan 2: ofrecerme como servidor suyo a la voz.
Plan 3: Una vez seca la ropa salir de aquí y mandar el primer mail con noticias mías”

Fuera de el cubículo me dispuse a encarara el Plan 1 y encontré que todos los monitores estaban
apagados y me decidí por el plan 2.
Levante la cabeza al techo y mas allá y le dije:

-Soy suyo sabe.

Nada.

-Quiero ponerme a su disposición, solo dígame lo que tengo que hacer.

Nada

-¿Somos socios quiere?

La temperatura volvió a ser la de mi llegada que tan poco había disfrutado.


La voz bajó plana desde el techo y mas allá.

-Cuesta hacerle entender a una persona que es la indicada. Solo basta aislarlo y darle ordenes.
Soltarlo para dejarlo elegir un rato y por ultimo crear una sociedad.
Hizo un soplido de fastidio.
-Acepto ser su socio. Un día de la semana que viene, hoy seguro no lo sabe pero es miércoles, usted
viajara a Villa Gesell.

Antes tiene que atender unos asuntos en esta ciudad, eso si anda con ganas, pero para no aturdirlo mas lo
veo mañana con su ropa puesta. Una cosa mas, disfrute de andar desnudo acá que nadie se le va a reír.
-¿Y mientras tanto?

Se prendieron todos los monitores a la vez.

-Mientras tanto usted puede ir eligiendo.

Por las luz que emitian todos juntos sentí pudor de mi desnudez y puse las manos tapando mi pija

-¿elegir que?

Nada.

No cabían dudas de que me estaba a hablando del plan 1 revisar los que emitían los monitores
desparramados a los que no les había prestado atención.

Dudo cuando comienzo algo, nunca supe cual era la punta del ovillo o si es primero el huevo o la gallina por
eso opté por los que estaban mas al fondo.
Para dar una idea del tamaño del galpón unos 70 metros habría desde la puerta de entrada a la pared del
fondo que solo tenia la puerta blanca que daba a los baños.

¿tendrían los monitores esa distribución por algo en especial?


Al parecer no, pero si tomaba en cuenta lo que había sucedido tenían cierta lógica que debía descular.

Fui caminado al fondo y hacia la izquierda. El fondo era mi frente y la puerta de salida mi atrás.
Tres monitores en semicírculo se disponían en el piso, un cuarto montado encima del que estaba en la
punta izquierda y otro mas unos dos metros atrás contra la pared. Cinco en total.

Me senté enfrentando al semicírculo y todos estaban emitiendo imágenes diferentes.

¿Quería significar algo que estuvieran juntos, casi pegados, los unía algo?

Bastó mirar como barriendo la vista por el conjunto de aparatos para darme cuenta que los lugares tenían
cosas en común, eran ambientes diferentes, pero los colores, la arquitectura y ciertos objetos se
correspondían.

El de la derecha habia un niño de unos 12 años mirando a cámara todo el tiempo, seguro estaba sentado
frente al monitor de su computadora, datrás de el pude ver que se trataba de un living de una casa, por los
espacios que dejaba el primer plano del niño, vi una mesa de algarrobo, y la silueta de señora adulta, casi
anciana que podría ser la abuela de este joven. Tomaba mate y miraba a cada rato hacia al costado derecho
del monitor.

El niño casi no tenia gestos ni se volteaba para ningún lado. Miraba como un horizonte falso.

En el segundo monitor se veía una cocina vaciá desde la puerta de entrada, dejaba ver una mesada , parte
de la heladera al costado izquierdo y una pequeña mesa con dos sillas enfrentadas.

En el tercero solo un montón de bicicletas apiladas, 4 o 5 en total, la imagen de este no era buena, daba la
impresión de ser parte de un garaje.

En el monitor que estaba montado sobre el de las bicicletas mostraba una pieza descuidada, llena de
objetos rotos, un ventilador, un sillón con tres patas, etc. En la pared del costado izquierdo sobresalían dos
jaulas con pequeños pájaros adentro.

Vuelvo a ver el monitor de la derecha y el joven no estaba, se encontraba en el de al lado abriendo la


heladera de la cocina pero la cerró sin sacar nada y regresó al monitor de la derecha, beso a la anciana, y
apareció en el monitor- garaje tomó una de las bicicletas y desapareció de todos.
La anciana paso cerca de donde estaban las bicicletas y al rato la veo en la pieza de arriba dándole
comida los pájaros que estaban en la jaula y desapareció también.

Todos los monitores que armaban ese semicírculo dejaron de ser habitados, parecían lugares muertos que
se acentuaba porque carecían de cualquier sonido ambiente de referencia. Levanté la cabeza para mirar el
del fondo, el que se encontraba pegado a la pared, emitía una luz mas fuerte.
Se ve a la anciana desvistiéndose y acostándose en una cama,. Todo bajo un plano abierto desde el
techo.
Empezó a rezar en voz alta con algo entre las manos, posiblemente un rosario. Yo la acompañe en el rezo
hasta que se durmió.

Cuando me paré sentí una especie de mareo seguro por la atención que había tenido que forzar siguiendo
los movimientos de esos de los pocos habitantes los cinco monitores.
¿Una casa construida por monitores? Riéndome me fui a recostar al sillón de 3 cuerpos que oficiaba de
lugar de descanso.

¿Quién quiere que vea estas imágenes?


¿Quien quiere que yo vea la vida a través de monitores?

Caí dormido.

No se cuanto habré dormido por que ese reloj que ahora marcaba 71:23 y solo me servia para saber que
hacia casi tres días que estaba viviendo ahí adentro descontando el escaso tiempo que había pasado fuera.
Dude si ese tiempo que marcaba el reloj de leeds tendría que registrarlo en mis anotaciones en el cubículo.
No lo pude decidir.
Me desperecé y note que tenia el miembro parado y duro, sentí vergüenza.
Mire el techo y mas allá.
Pensé en que imágenes podía traer a mi cabeza para masturbarme.
Las que en un tiempo eran recurrentes y comunes traer para este tipo de necesidad se correspondía a
personas que conozco fuera de este lugar pero pasaban a una velocidad imposible de hacer foco en alguna
y por mas esfuerzo que hice no podía detener ese sin-fin compuesto solo de manchas.
Intenté concentrarme en algunas que conocía de los monitores, solo como prueba, y para mi asombro
aparecían muy definidas y dispuestas.

De todos los personajes que fui poniendo en el centro de la escena me quede con dos, Virginia y Daniel.
Me revolqué con ellos obscenamente sin prejuicios. Sin que se oyera ninguna palabra por parte de los tres
acabe en el piso.

Sucio y relajado después de semejante paja me dirigí hacia el monitor que oficiaba de la “casa de ellos” y
los veo que salían de la cama desnudos yendo uno a la cocina y otro al baño.

¿Estuve ahí y no continuo con ellos por haber eyaculado?


¿Se desaparece temporariamente de la vida de los otros al terminar el coito?
¿Los actos no tiene que ser enteramente reales para que sucedan?

Me acerqué donde estaba la ropa y me alegró que estuviera seca y lista para usarla.

Me peine como de costumbre y me dispuse a salir a la calle. No antes sin preguntar al techo y mas allá si
necesitaba algo de afuera.
No hubo repuesta.

Abrir esa puerta rejilla y salir a la calle fue por unos minutos maravilloso, pero en el trayecto de dos cuadras
empecé a sentir la reponsabilidad de resolver el motivo de mi salida y regresar.
Entre cyber directamente a solucionar el tema de mi ausencia.

Se me cruzó por la cabeza leer diarios y algunos portales que tuvieran noticias pero no pude hacerlo, sentí
pánico. Mi correo tenía muchos mails de laburo y un montón de las respuestas que me habían escrito mis
amigos anoticiados de mi decisión.

Opte por leer algunas al azar, sorprendidos ponían empeño en desearme buenos augurios, otros me daban
menos crédito y leí uno que se ofendió por esa manera que tengo de “realizar actos impulsivos”.

Con apure redacte un mail con copia a todos. Pero decidí seguir explayarme sobre mi decisión viajar a Villa
Gesell para dejarlos a todos tranquilos y de paso convencerme de la decisión.

“Queridos amigos:
Sentado frente al monitor y escuchando un disco de Patti Smith pensaba que ya a esta altura me estoy
convirtiendo en un escapista profesional.

Los amigos que tienen mas experiencia o sensibilidad en el mundo de el espectáculo me podrán aconsejar
si no es hora de hacer un show, o al menos un par de presentaciones por pueblos de acá nomas,
dispuesto estoy para ser show-soporte de Lani Hanglin, siempre que estos pueblos no queden lejos de
Villa Gesell. En un rato les explico porque esto último de Villa Gesell no es un simple capricho.

Quizá este escrito sea parte de los primeros paso que como showman tenga que enfrentar.

Me engañaba cuando estaba convencido. “¡Estar convencido, dios mio!” ...

Me acuerdo del padre de un novio de la década del 90. Se llamaba Américo Argentino el padre de Pablo, y
estaba “convencido” que el CONVENCIMENTO es “ un método, opuesto al de la duda”, lo decía en voz
alta y lo practicaba por lo bajo para no pasar vergüenza como la mayoría de las veces que nos convencía
de lleno que era un reverendo pelotudo.
Basta con esto que les conté para que se imaginen que tenía una esposa gorda y dentista y que era mas
claro aún por que mi corazón se había enamorado ese pibe.

En ese lugar de “la familia de convencidos” ocurrió uno de mis primeros actos de escapismo trascendente.

Es verdad que esos tiempo, la de los primeros shows, tenían mas adrenalina y menos angustia que los de
ahora, esto me parece que se debe a que cuando uno se profesionaliza es natural que prevalezca la
segunda sobre la primera.

Algún día me gustaría que explote en detalles e inventos este gran show que di en el barrio de Tolosa
cercano a La plata. Se que lo disfrutarían: acá tendría que comentar lo de Villa Gesell pero lo dejo para mas
adelante.

¡Retomo! Me fui al carajo, algo que ya son acostumbrados testigos.

Decía que estaba “convencido”, pero esa palabra como al escribirla arrastró extraños recuerdos, la cambio
por confundido, no había caído en la cuenta que no eran excusas si no motivos los que llevaban profesar
esta profesión casi en desuso y absorbida al ámbito policial del delito y la fuga.

En mis primeros shows de escapismo usaba excusas para excederme en minutos de show, pensando que
era una manera de demostrar de lo que era capaz. No resultaba por los silbidos y alguna que otra puteada
que recibía.

Para no aburrirlos pego un salto y les hablo ya como escapista profesional y avezado
.
En cada uno de estos shows tengo un motivo y una circunstancia diferentes que van desde paranoias,
miedos, necesidades, simples ganas, actividad sexual intensa, drogas, lecturas absorbentes. Motivos
infinitos y variados

Un baúl entero mas ordenado que el viejo de las excusas.

En este por ahora mi ultimo show, la mudanza Villa Gesell, se puede resumir con la frase “la inestabilidad
del improvisado”. Aunque esto viene acompañado de detalles que el escapista profesional tiene prohibido
develar. Muchas veces se sospecha que en realidad son cosas que ni el mismo escapista puede explicar.

Un escapista tiene el apuro por desaparecer que lo hace cometer estas torpezas.

¿Quizá sea para desenmarañar esto “en que me he transformado a los 45”.?

¿Me voy ese rato ocuparme de otros personajes y proyectos que conviven en mi cabeza, sueño que estén
fuera de mi, tomen forma y llegue a realizarlos?

….

Les quiero decir que los quiero tanto pero tanto en esta tarde de sábado donde hay tanta gente qeu tiene un
muerto esperando que resucite.
La casa “esta en orden”.
Los beso mucho.
E.”

Clicke Send para no arrepentirme.

Resultaría mejor no adentrarme en el tema de Villa Gesell de lleno todavía, ya que no sabía cual era el plan
y detalle de mi socio.
De regreso recordé a Daniel y Virgina y los otros personajes que ya me los habían presentados como
habitantes de mi próximo destino y tuve el deseos de con el próximo mail entrarles con las tapones de
punta y contarles la fiesta que me había mandado con esa joven pareja.

A veces la vergüenza me hace ir dos veces al mismo lugar a reclamar lo mismo y entré decido a
repetir la escena sexual, con variantes que se me cruzaron en el camino de regreso, con Daniel
virginia cuando un http://www.youtube.com/watch?v=biQ4ESgwPCI&feature=fvwrel apareció en un
monitor que no había tenido en cuenta y estaba apoyado en el tablón escritorio que se encontraba debajo
del tablero que regulaba la temperatura, ¿Estar en un lugar común había sido motivo de torpeza de no
tenerlo en cuenta? Esa pregunta dio paso a pensar mis actos cotidiano y tuve temblores propios de los de
una fiebre muy alta, escalofríos por ya no sentirme parte de eso.
Una gran ausencia.

Lo miré con atención y cuando terminó saque en limpio que Juan Forn es un escritor que se había mudado
a Villa Gesell, mi próximo destino, después de una pancreatitis.
Le habían dicho “ tiene que parar antes de estar cansado” frase que me resonó un rato. Cuenta de la fisura
que había sentido cuando trabajaba en la redacción de Pagina 12 y que cuando salí de ese lugar el afuera
se le venía encima.
“vivir en el interior era como vivir en el pasado y que el era un persona del siglo XX” lo decía convencido.
Me cayo bien el tipo cuando lo escuche.

De inmediato, podría decir sin una pausa ya que estaba en esa especie de estudio de tv, en el mismo
monitor aparece el http://www.youtube.com/watch?v=rl4Elq_7hlc

Con este saqué en limpio que era Guillermo Sacccommano, escritor también, que se había mudado a Villa
Gesell bastante tiempo antes que Forn y que tenían en común un mismo libro de los que llamaron favoritos,
los Diarios de Franz Kafka.

Esperé un rato para ver si no aparecía alguno mas y como no sucedió me dirigí al cubículo.

“¿Y mi fisura con las productoras de tv? Siempre me costó mezclar la gente común con los intelectuales,
siempre los visité de distinta manera, fuera en Entre Ríos o en La Plata, o ahora en Buenos Aires. Nuca
logre juntar esos dos discursos, esos dos territorios.”

salí
En ese momento supe que la sociedad con esa voz tenia que ver con esa imposibilidad que me asaltó
recién.
¿Porqué quería que supiera de esos escritores, si hasta hace un rato estaba rodeado solo de gente común
que monitoreaba?

Faltaban un par de monitores para “chequear” y me avoqué a eso. Sentí que este era mi responsabilidad,
sin la ayuda del techo o mas allá.

Hasta hora eran 15 monitores los que convivían conmigo.

Quedaban solo 3 a simple vista siempre y cuando no se me escape alguno por estar en ubicado en otro
lugar que para mi era de uso domestico, esa sensación ahí carecía de importancia..

¿Alguno podría estar en los baños y yo no lo había prestado atención?


Inmediatamente me vinieron unas ganas tremendas de mear.

Mear parado o sentado no era la preocupación que me asaltaba cuando entraba al baño de mujeres o
hombres alternadamente mee sentía pleno sexualmente adoptando el lugar y la posición que elegía.
Mee en uno y me lave en las manos en el otro para comprobar que no había ningún monitor que se había
escapado de mi registro.
Salí para dar por finalizado el tema de los monitores pero opté por un descanso en el sillón , en realidad
quería excitarme otra vez y masturbarme tranquilo para seguir con la tarea. Sentirme relajado después de
la paliza de fantasías sexuales que venia pergeñando .

No pude.
Me levanté un poco desilusionado dispuesto a investigar los tres monitores que a simple vista me quedaban
por saber que es lo que mostraban.

Dos de ellos estaban delante de los tres cubículos de oficina sobre una mesa de cocina o de utilidad
extremadamente casera. Estaban separados por unos centímetros.

El tercero estaba solo, en lugar mas insólito o ridículo, al costado de la puerta rejilla de entrada como si
estuviera necesitando que alguien lo sacara a la calle o lo entrara definitivamente para darle un lugar
privilegiado.

Me pregunte si estos tres se había prendido alguna vez y luego apagado como le había pasado al resto de
los 15 monitores pero no lo recordaba. Fui a revisar las anotaciones del cubículo por si había dejado algo
escrito al respecto y no encontré nada.

Nunca en los momentos en que necesito que se defina o resuelva algo pongo todo mi empeño, por el
contrario, dejo que se libren las cosas como el conjunto de circunstancia lo planea. Era en los momentos
que me entregaba.
Me tiré en el sillón a a esperar.

¿Cómo sería mi casa en Gesell? ¿Qué estaría haciendo en ese momento un flaco que días atrás procuré
sus favores sexuales? ¿Existe una playa vacía y acondicionada para mis caprichos, una playa solitaria y
generosa pero sin la presencia humana? Esto ultimo provocó un relax máximo y sueño.

Cuando desperté me di cuenta que solo habían sido un par de minutos porque todavía tenía frescos mis
pensamientos pero para mi asombro los tres monitores que esperaba que emitieran o mostraran su
esplendor electrónico y luminoso estaban en eso.
Me acerque a los que estaban sobre la mesa de cocina, mostraba un departamento vacío en Villa Gesell y
el de al lado una playa solitaria y soleada.
El que estaba como a punto de rajarse por la puerta si me perturbó, era Ismael, el muchacho al cual había
recurrido por placeres sexuales hacia unos días, se lo veía dando vueltas por una calle que podía ser
cualquiera.
¿Podía decir que estaba todo listo?

Bajo plana cubriéndolo todo.

-Pareciera que esta listo, lo que tenías que hacer por acá está resuelto, falta que me des una descripción de
las cosas que te vas a llevar y porque. Que estén a tu alcance me encargo yo. No podés arrastrar muchas,
distraen el objetivo.

Desapareció. Sentí una soledad inmensa pero necesaria.

Me senté en el sillón y repasé mi relación con los objetos que me acompañan en la vida y me di cuenta que
siempre les daba una existencia efímera, menos a los libros, y en particular a algunos y agregue la ropa que
no tiene mas explicación que la sociabilidad.

Empecé a elaborar una lista de libros en mi cabeza y se me venían millones o miles para no ser exagerado.

¡Que difícil! ¿Si arrastro mi biblioteca entera? Prometió acercármelas.

Bajó murmurando:

-¡Que difícil se te hace elegir! - se quejaba - Para no entrometerme en temas que no me interesa, como, “de
lo que trata un libro” te voy a dar solo el numero. Vas a poder trasladar es el mismo numero de monitores
que hay en este estudio.

Fui hasta el cubículo.


Me ayudaría con el aislamiento a elegirlos.
Poseído, estado que no permite la duda escribí:
“Libros:

El volante y Festival - Aira (porque me quedaron pendientes y rompe con prejuicios)

En busca del tiempo perdido - Proust (es una releectura encarada de otra manera y es un libro que da
respuestas como I ching, La Biblia, Dostoyevski...)

Como se escribe una vida - Michael Holdroyd (porque quiero contar Vidas)

Poesía - Ruben Dario (Porque necesito el inicio del castellano de la mano del que lo elaboro de primera
mano)

Conversaciones con el profesor Y - Celine (porque en un momento necesito alguien que putee)

La santidad del jugador de juegos de azar - Hector Libertella (porque es un modelo de escritor que me
interesa)

Los incautos - Ortiz

Diarios - John Cheever (me acompañan siempre)

Obras completas Tomo 1 - Borges (porque no? seria la respuesta)

El Sermón de La Victoria - Jorge Belgrano Rawson (lo quiero usar como material para un proyecto que tenía
en danza)

Austerltitz - W. G. sebald (Por modelo de estructura)

Nosotros Los Caserta - Aurora Venturini (porque quiero que una mujer habite entre tantos hombres y cuanto
mejor que sea una anciana sabia)

I ching (mi oráculo)

Los Diarios de Kafka coronarían la lista, estoy viendo si lo adquiero acá o en La Villa.

Sinué el Egipcio - Mikka Waltari (porque se lo recomendé a Robert y porque laiseca siempre habla de el y
el me lo regalo a mi, a veces se necesitan aventuras)

Por favor. ¡Plágienme! (para que me justifique de casi todo)”

Terminé agotado, ya comenté que las matemáticas, las elecciones, el orden y la justificación no son mi
fuerte.

Empece a pensar que mas necesitaba pero no me pude quedar sentado, necesite salir a caminar por el
galpón.
Hacer esa lista en mi cabeza primero y cuando se me ocurriera algo esencial, jugar una carrera con mi
memoria hasta el cubículo y si era el vencedor anotarlo.

Agregue:

“Ropa:

4 jeans
1 pantalón de gimnasia.
3 buzos
7 camisas
8 remeras
3 swetwers
4 shorts
2 musculosas
3 camperas
ropa interior
sabanas
toallas
Un neceser con pastillas y cremas.”

Me pareció suficiente, no soy muy afecto a la ropa.

Caminé otro rato y volví a terminar de saldar esa deuda.

“Mi laptop, los cables necesarios para conexiones que suelo hacer y el celular.”

Al ponerme a caminar otra vez como método para prensar en mis necesidades el propio silencio me hizo
agregó algo fundamental en mi vida. y era la música.

Escribí:

“Parlantes”

Me pareció que nada mas y podía decir que estaba tranquilo.

¿Lo que iba a hacer allá? Me tenía sin cuidado, confiaba. ¿En quién? No lo sabía pero confiaba.

Me tiré en el sillón ya tranquilo, parecía estar todo en orden.

El monitor de la casa de Daniel y Virginia se encendió y ambos en primer plano, ella con la nena en brazos,
me contaron los felices que se sentían que mañana yo estuviera por allá.

Era claro que el martes 10 de abril, saqué cuentas con lo que marcaba el reloj de leeds, estaba partiendo
para Villa gesell.

¿Quién les habrá dado esa información?

Los vericuetos paranoicos que suele ofrecerme buenos aires ya no me atormentaban.


Comencé a sentir ansiedad por desembarcar en Gesell.

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