EDIPO

Cuando el varón entra en la fase fálica de su desarrollo libidinal (a partir de

los dos o tres años) ha recibido sensaciones placenteras de su miembro
sexual y realiza una estimulación manual, deviene el amante de la madre.
Desea poseerla corporalmente y procura seducirla mostrándole su miembro,
el cual está orgulloso. Su masculinidad busca sustituir junto a ella al padre,
quien hasta entonces fue su envidiado arquetipo por la fuerza corporal y

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autoridad. El padre es su rival, estorba y quiere quitárselo de su camino.
La madre comprende que la excitación del niño se dirige a ella, por eso le
prohíbe el quehacer manual con su miembro. Como la prohibición dura poco,
lo amenaza con quitarle la cosa. Para hacerla más creíble y terrorífica se lo

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dirá al padre y él le cortara el miembro. Esta amenaza sólo produce efectos si
puede recordar los genitales femeninos o poco después los ve, genitales a los
que les falta esa pieza apreciada, entonces cree en lo que le dijeron y
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vivencio, y cae bajo el complejo de castración. Para salvar su miembro,
renuncia a la posesión de la madre. Toma una actitud pasiva hacia los padres
y a consecuencia de la amenaza ahora solo fantasea. La vivencia integra, cae
bajo represión, y posteriormente perturban el desarrollo yoico tras la
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pubertad.
La niña por su lado no tiene que temer la pérdida del pene, pero no puede
menos que reaccionar por no haberlo recibido. Desde el comienzo envidia al
varoncito por su posesión; se puede decir que todo su desarrollo se consuma
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bajo el signo de la envidia del pene. Al principio emprende vanas tentativas

por equipararse al muchacho y, más tarde, con mejor éxito, unos empeños
por resarcirse de su defecto, empeños que pueden conducir a la actitud


femenina normal. Si en la fase fálica intenta conseguir placer como el

muchacho, por estimulación manual de los genitales, suele no conseguir una
satisfacción suficiente y extiende el juicio de la inferioridad de su mutilado
pene a su persona total. Por regla general, abandona pronto la masturbación,
porque no quiere acordarse de la superioridad de su hermano varón o su
compañerito de juegos, y se extraña por completo de la sexualidad.
Si la niña pequeña persevera en su primer deseo de convertirse en un
«varón», en el caso extremo terminará como una homosexual manifiesta; de

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lo contrario, expresará en su posterior conducta de vida unos acusados
rasgos masculinos, escogerá una profesión masculina, etc.
El otro camino pasa por el desasimiento de la madre amada, a quien la hija,
bajó la envidia del pene, no puede perdonar que la haya hecho defectuosa.
Resigna a la madre y la sustituye por otra persona como objeto de amor: el
padre. Cuando uno pierde un objeto de amor, se identifica con él. La
identificación-madre puede relevar a la ligazón-madre. La hijita se pone en el

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lugar de la madre (tal como lo hizo siempre en el juego); quiere sustituirla al
lado del padre, y ahora odia a la madre antes amada. Su nueva relación con
el padre al principio se da por el deseo de disponer de su pene, pero culmina
con otro deseo, el de recibir un regalo de él, más específicamente, un hijo.
Así, el deseo del hijo ha remplazado al deseo del pene o, al menos, se ha

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escindido de este.
La asimetría de los edipos consiste justamente es esto; mientras que en el
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varón, el complejo de castración pone fin al complejo de Edipo, es decir, a
raíz de la amenaza de cortarle el pene, el nene renuncia al amor de la madre,
en el niña, es justamente el complejo de castración lo que da inicio al
complejo de Edipo, odio a la madre por hacerla inferior, y en su lugar,
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empieza a desear el amor del padre, en un principio su pene, y después un

hijo de este.
Como sale la niña?
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Ahora bien, para poder tramitar ese deseo insatisfecho de completud (pene
del padre-hijo del padre) Freud plantea 3 caminos diferentes.

-Femineidad normal: Se busca la pareja de la exogamia, es decir la elección



de objeto acorde a los ideales del Yo

-Complejo de masculinidad: En ocasiones relacionado a las parejas

homosexuaes la nena se comporta como un varón desmintiendo la falta de
pene (o sea que si se comporta como varón va a tener pene)

-Completo desinterés hacia la sexualidad: Es la persona que no quiere saber

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nada con lo sexual, es decir que está en una posición de "Si no tengo el pene
de mi papá entonces no quiero ninguno

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