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San Jerónimo
(Eusebio Hierónimo, también llamado San Jerónimo de Estridón; Estridón, actual Croacia, hacia 374 - Belén,
420) Padre y doctor de la Iglesia especialmente recordado como autor de la Vulgata, una célebre traducción al
latín de las Sagradas Escrituras destinada a tener una amplísima difusión más allá incluso de la Edad Media. En
el siglo 4 empieza la traducción de la lengua vernácula o sea en distintos idiomas a partir de la vulgata.
Por eso la biblia Católica tiene que tener la palabra: NIHIL OBSTAT= que no hay ningún obstáculo para su
publicación.
Imprimátur = Es una declaración oficial por la jerarquía de la Iglesia católica de que una obra literaria o similar está
libre de error en materia de doctrina y moral católica, y se autoriza por lo tanto su lectura por los fieles católicos.

¿QUÉ IMPORTANCIA TUVO LA TRADUCCIÓN DE SAN JERÓNIMO?


La declaración de obra versionada auténtica, oficial y única de la traducción de San Jerónimo de las sagradas
escrituras del griego y el hebreo al latín supuso un hito histórico. Esta traducción directa a la lengua más conocida
o nativa fue declarada así en el año 1546.
La versión tenía el nombre de vulgata y de los masoréticos (es decir, ‘editada para el vulgo, (significa 'edición para
el pueblo') para la gente de a pie, para toda la población’). Lo que se pretendía con esta traducción es que todo el
mundo pudiese acceder a ese libro: tanto las personas encargadas de profesar la fe a otros creyentes como los
creyentes que podían acceder en primera persona a la obra.
Durante el Concilio de Trento de 1546, esta obra sagrada fue la que se consideró madre de todas las palabras
cristianas. No fue hasta el año 1979 cuando se promulgó una Nova Vulgata, que ha llegado hasta la actualidad
como texto bíblico oficial de la iglesia católica. A fin de cuentas, esta nueva versión para el vulgo no es más que una
pequeña adaptación y mejora de la expresión cristiana que se había tomado como base en el siglo XVI.
San Jerónimo dominaba el latín, su lengua materna, y conocía en profundidad la retórica clásica de esa lengua,
además tenía un amplio manejo del griego y sabía algo de hebreo cuando comenzó su proyecto de traducción, si
bien se mudó a Belén para perfeccionar sus conocimientos de ese idioma, convirtiéndose así en un filólogo trilingüe.
En el año 382, corrigió la versión latina existente del Nuevo Testamento y en la década de 390 comenzó a traducir
el Antiguo Testamento directamente del hebreo (ya había traducido fragmentos de la Septuaginta provenientes de
Alejandría). Completó su obra en el año 405.
Si Agustín de Hipona merece ser llamado el padre de la teología latina, Jerónimo lo es de la exégesis bíblica. Con
sus obras, resultantes de su notable erudición, ejerció un influjo duradero sobre la forma de traducción e
interpretación de las Sagradas Escrituras y en el uso del latín eclesiástico.

El Papa San Dámaso, que era poeta y literato, lo nombró entonces como su secretario, encargado de
redactar las cartas que el Pontífice enviaba, y algo más tarde le encomendó un oficio importantísimo: hacer
la traducción de la S. Biblia.

Las traducciones de la Biblia que existían en ese tiempo tenían muchas imperfecciones de lenguaje y varias
imprecisiones o traducciones no muy exactas.

Jerónimo, que escribía con gran elegancia el latín, tradujo a este idioma toda la S. Biblia, y esa traducción
llamada "Vulgata" (o traducción hecha para el pueblo o vulgo) fue la Biblia oficial para la Iglesia Católica
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durante 15 siglos. Únicamente en los últimos años ha sido reemplazada por traducciones más modernas y
más exactas, como por ej. La Biblia de Jerusalén y otras.

La Santa Iglesia Católica ha reconocido siempre a San Jerónimo como un hombre elegido por Dios para
explicar y hacer entender mejor la S. Biblia. Por eso ha sido nombrado Patrono de todos los que en el
mundo se dedican a hacer entender y amar más las Sagradas Escrituras.

Se cuenta que una noche de Navidad, después de que los fieles se fueron de la gruta de Belén, el santo se
quedó allí solo rezando y le pareció que el Niño Jesús le decía: "Jerónimo ¿qué me vas a regalar en mi
cumpleaños?". Él respondió: "Señor te regalo mi salud, mi fama, mi honor, para que dispongas de todo
como mejor te parezca". El Niño Jesús añadió: "¿Y ya no me regalas nada más?". Oh mi amado Salvador,
exclamó el anciano, por Ti repartí ya mis bienes entre los pobres. Por Ti he dedicado mi tiempo a estudiar
las Sagradas Escrituras... ¿qué más te puedo regalar? Si quisieras, te daría mi cuerpo para que lo quemaras
en una hoguera y así poder desgastarme todo por Ti". El Divino Niño le dijo: "Jerónimo: regálame tus
pecados para perdonártelos". El santo al oír esto se echó a llorar de emoción y exclamaba: "¡Loco tienes
que estar de amor, cuando me pides esto!". Y se dio cuenta de que lo que más deseaba Dios que le
ofrezcamos los pecadores es un corazón humillado y arrepentido, que le pide perdón por las faltas
cometidas.

Instauración del Canon bíblico[editar]

La traducción latina de la Biblia se convirtió en la versión más extendida, la denominada Vulgata.


En el sínodo del año 374, expidió un decreto en el cual se hizo un listado de los libros canónicos del
Antiguo y Nuevo Testamento. Por ello, le pidió al historiador Jerónimo de Estridón utilizar este canon y
escribir una nueva traducción de la Biblia que incluyera un Antiguo Testamento de 46 libros y el Nuevo
Testamento con sus 27 libros. Para conformar un total de 73 libros canónicos. Jerónimo viajó entonces a
oriente para hacer vida eremítica y volvió años después a Roma, pasando durante algún tiempo a ser su
secretario particular.1 Finalmente fue en el Concilio de Roma del año 382, comandado por el papa Dámaso
I, cuando la Iglesia Católica instituyó el Canon Bíblico con la lista del Nuevo Testamento de San Atanasio
y los libros del Antiguo Testamento de la Versión de los LXX; esta versión fue traducida del griego al latín
por San Jerónimo por encargo del mismo papa San Dámaso I, que en la práctica sería la primera Biblia en
el sentido concreto y pleno de la palabra.
Cuando Dámaso envió a Jerónimo a realizar su revisión de las versiones hebreas más tempranas de la
Biblia, este realizó una traducción conocida como la Vulgata, que se hizo popular por estar escrita en latín.
Esta versión fue aprobada por el Concilio de Trento en 1546, adoptada oficialmente en la liturgia24 y
empleada por la Iglesia Católica durante cerca de quince siglos4 sustituyendo a la Vetus Latina y
provocando que el latín se convirtiera en la lengua principal del culto.

La tradición señala que el Papa San Dámaso fue el que introdujo en las oraciones de los católicos el "Gloria
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén". Durante todo su pontificado se preocupó por conseguir que los obispos de todas las naciones
reconocieran al Sumo Pontífice de Roma como el obispo más importante del mundo.
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Murió el 11 de diciembre del año 384 a la edad de 80 años. Fue sepultado en la tumba que él mismo se
había preparado humildemente, alejado de las tumbas de los santos famosos de Roma. Después
construyeron sobre su sepulcro la basílica llamada San Dámaso.

El 30 de septiembre del año 420, cuando ya su cuerpo estaba debilitado por tantos trabajos y penitencias, y
la vista y la voz agotadas, y Jerónimo parecía más una sombra que un ser viviente, entregó su alma a Dios
para ir a recibir el premio de sus fatigas. Se acercaba ya a los 80 años. Más de la mitad los había dedicado a
la santidad.

¿Quién es el autor de la Biblia Latinoamericana?

Bernardo Hurault comenzó a redactarla en Chile en 1960. La traducción se elaboró del hebreo antiguo y
del griego koiné. Durante su preparación, Hurault incluyó en la versión sus propias homilías y cuestiones
suscitadas en la congregación donde trabajaba. Se publicó en 1972. Posteriormente se han realizado
nuevas ediciones que han corregido el texto bíblico, notas a pie de página e introducciones.
En el sínodo romano del año 374, San Dámaso I promulgó el Canon de Escritura Sagrada, es decir, una
lista de los libros de los Viejos y Nuevos Testamentos que deben ser considerados la palabra inspirada de
Dios.

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