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CULTURA

Rector Ignacio Sánchez y


científico Alexis Kalergis, los
auténticos artífices del éxito de la
vacuna Sinovac en Chile

por Marco Fajardo 9 marzo, 2021

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El director del Instituto Milenio en


Inmunología e Inmunoterapia (IMII),
académico e investigador de la Universidad
Católica (UC), que dirige el rector Ignacio
Sánchez, había tenido buenas experiencias
previas con el laboratorio chino Sinovac
Biotech, que antes de la pandemia ya
contaba en el país con la autorización para
vacunas contra la hepatitis e influenza. El
científico señala que la estrategia científica
que utiliza Sinovac les dio confianza en
términos de seguridad e inmunogenicidad,
pues se trata de una vacuna basada en el
virus inactivado, una metodología más
tradicional, o de primera generación, que
ha sido usada en grandes poblaciones
humanas por varias décadas. El rector
Sánchez destacó que, a través del trabajo
científico de Kalergis –financiado con
fondos públicos y aportes privados–, la UC
pudo firmar un convenio que permitía al
país tener la disponibilidad de hasta 20
millones de dosis de vacuna por año, por
un período de tres años. Meses después de
que se materializara esta importante
alianza, el convenio recién le fue
traspasado al Gobierno a través del Minsal,
desde donde se desarrollaron –junto a la
Cancillería– las gestiones para tener el
número de vacunas que ha sido
responsable de la campaña de vacunación
masiva con Coronavac implementada en el
país.

Un contacto científico previo, la visión de la


Universidad Católica y la buena experiencia
anterior con otras vacunas, permitió la
importación de la vacuna china Sinovac a
Chile. Esa es la verdadera historia.

Para ello fue clave el equipo científico


liderado por el bioquímico Alexis Kalergis,
director del Instituto Milenio en
Inmunología e Inmunoterapia (IMII),
académico e investigador de la Universidad
Católica (UC), con un papel fundamental de
esa casa de estudios.

El científico cuenta que, antes de la


pandemia, comenzaron a explorar una
colaboración desde la UC con Sinovac,
junto con sus colegas Susan Bueno y Pablo
González, de la Facultad de Ciencias
Biológicas, para el desarrollo de vacunas
contra virus respiratorios. Hoy además se
realizan estudios clínicos con un
seguimiento a personas vacunadas.

“Durante el 2019 ya habíamos comenzado


a discutir los alcances de esta colaboración
científica, en base a nuestros resultados
con las vacunas para patógenos
respiratorios, como el virus respiratorio
sincicial (VRS) y el metapneumovirus,
ambas desarrolladas por la UC en nuestro
país”, recuerda.

Estudios clínicos

Cuando se desató la pandemia, Sinovac los


contactó para colaborar en el desarrollo de
su vacuna contra COVID-19, mediante la
realización de estudios clínicos en Chile.

“Dado que la estrategia científica que


utilizó Sinovac para generar esta vacuna
para COVID-19 nos dio confianza en
términos de seguridad e inmunogenicidad,
decidimos participar en la colaboración que
resultó en la firma de un acuerdo para
asegurar el suministro de millones de dosis
para Chile de forma oportuna y por medio
del Estado, que hoy en día ya están siendo
aplicadas de manera masiva en la
población a través del Programa Nacional
de Inmunizaciones del Minsal”, señala
Kalergis.

En ese sentido, destacó que el rol de la


ciencia y las universidades chilenas en este
proceso ha resultado clave, por medio del
trabajo local en torno a vacunas, así como a
través de la ejecución de estudios
científico-clínicos con colaboradores en
otros países.

Origen

El aporte de la UC se inició hace más de un


año, con el trabajo de sus investigadores en
conjunto con los de Sinovac Biotech,
explica el rector Ignacio Sánchez.

Desde la ciencia e investigación se crearon


lazos y confianzas que hicieron posible
desarrollar el proyecto de investigación de
Fase Clínica III, para probar la eficacia de la
vacuna en voluntarios, datos que serían de
gran relevancia para conocer el
comportamiento de la vacuna, destaca.

A través de este trabajo científico –


financiado con fondos públicos y aportes
privados–, la UC pudo firmar un convenio
que permitía al país tener la disponibilidad
de hasta 20 millones de dosis de vacuna por
año, por un período de tres años, añade.

Fue recién en septiembre del año pasado


que este convenio se le traspasó al
Ministerio de Salud (Minsal) y con el apoyo
de los comités científicos, el Comité Asesor
de Vacunas e Inmunizaciones (CAVEI) del
Ministerio de Salud y el Instituto de Salud
Pública (ISP), desde ahí, en conjunto con la
Cancillería, “se desarrollaron las gestiones
para tener el número de vacunas que ha
sido responsable de la campaña de
vacunación masiva con Coronavac
implementada en el país”.

Experiencia previa

Sinovac es una empresa biotecnológica


china que se especializa en el desarrollo de
vacunas y actualmente manufactura y
comercializa estos productos a más de 30
países en el mundo. Chile ya había
registrado anteriormente, por medio del
Instituto de Salud Pública, vacunas
producidas por Sinovac.

Fue además el primer laboratorio el mundo


que recibió precalificación por parte de la
OMS para la vacuna contra la influenza
porcina pandémica (H1N1).

El Instituto de Salud Pública de Chile había


otorgado el registro sanitario a Sinovac
para vacunas contra la hepatitis e
influenza.

En relación con Coronavac, la vacuna


desarrollada por Sinovac contra el COVID-
19, ha sido producida en una planta apta
para la producción de la vacuna en altas
cantidades, bajo un estándar de calidad
internacional de buenas prácticas de
manufactura (BPM o GMP, por sus siglas
en inglés), la cual fue inspeccionada por
representantes del ISP en diciembre
pasado, recibiendo una evaluación muy
favorable, destaca Kalergis.

“La decisión de trabajar con Sinovac y su


vacuna Coronavac se debió al conocimiento
científico de los investigadores, a la solidez
de la propuesta de vacuna –segura, que
utiliza virus muerto y tecnología estable,
de muchos años de experiencia, seguridad
y facilidad de transporte–, junto a la
trayectoria de la empresa tecnológica que
ha tenido presencia en nuestro país en
vacunas de influenza y de hepatitis”,
coincide el rector Sánchez.

“Existían sólidos antecedentes científicos


para apostar por esta vacuna y para
desarrollar el protocolo de investigación
con la UC, liderando un consorcio de ocho
instituciones universitarias”, precisa.

¿Por qué Sinovac?

El científico dice que la estrategia científica


que utiliza Sinovac les dio confianza en
términos de seguridad e inmunogenicidad,
ya que se trata de una vacuna basada en el
virus inactivado, que corresponde a una
metodología más tradicional, o de primera
generación, que ha sido usada en grandes
poblaciones humanas por varias décadas.

Algunos ejemplos de vacunas basadas en


virus inactivados son las de influenza y
poliomielitis.

“Además, por ser formulada con virus


inactivado, es muy probable que la
respuesta inmune inducida pueda
reconocer gran parte de las moléculas
presentes en el virus. Es posible que este
tipo de respuesta inmune sea más integral
y, por lo tanto, más difícil de evadir por las
variantes del virus, dado que en general los
cambios que tienen están concentradas en
algunas de las moléculas del virus”,
detalla.

“Por otra parte, conocíamos el trabajo y la


trayectoria que ha realizado Sinovac en
torno a la investigación, desarrollo y
manufactura de vacunas para prevenir
otras enfermedades”.

Pruebas clínicas

Chile además realiza actualmente un


estudio clínico de la vacuna.

El Estudio Clínico Coronavac03CL es


liderado por la UC y coordinado por un
equipo académico central, que incluye
además a académicas(os) de las Facultades
de Ciencias Biológicas, de Medicina y
Química (Susan Bueno y Katia Abarca;
Pablo González y José Vicente González).

En la ejecución del estudio clínico fase 3


participa también el Consorcio Científico
para Evaluar Vacunas COVID-19, que
incluye a centros como el Hospital Clínico y
la Clínica San Carlos de Apoquindo de la
Red de Salud UC-Christus, el Hospital Félix
Bulnes con la Universidad San Sebastián, el
Hospital Sótero del Río, Clínica los Andes y
Clínica Alemana, así como el Hospital
Gustavo Fricke y el Hospital Carlos Van
Buren en la Quinta Región.

“Las personas participantes en el estudio


tendrán un seguimiento de un año después
de recibir dos dosis de la vacuna”, subraya
Kalergis.

“Este estudio es de gran importancia,


porque permitirá confirmar seguridad,
sumarnos a los análisis de eficacia, así
como el poder conocer el tipo y duración de
la inmunidad que induce la vacuna en
personas de nuestro país”, señala.

El estudio clínico fase 3 en Chile comenzó a


fines de noviembre y a la fecha se han
reclutado más de 2 mil personas
voluntarias que se han inmunizado.

“En las próximas semanas esperamos


contar con todos los voluntarios enrolados,
que serían cerca de 2.300 personas, en dos
etapas: primero trabajadores de la salud y
luego población general. Contamos a la
fecha con resultados preliminares
favorables de calidad y de los primeros
participantes con evaluaciones de
seguridad en los sujetos vacunados e
inducción de inmunidad, los cuales han
sido a la fecha muy alentadores”.

Kalergis insiste en que es muy importante


el estudio en Chile, “dado que nos dará
información de primera fuente sobre la
seguridad de la vacuna y la inducción de
inmunidad en nuestra población. Como
parte de este trabajo científico para aportar
al control de la pandemia del COVID-19,
seguiremos enfocados de lleno en el trabajo
en colaboración para el desarrollo de
vacunas para el SARS-CoV-2”.

Ventajas

El científico además resalta las virtudes de


la vacuna de Sinovac.

“Las principales fortalezas de esta vacuna


son su estabilidad térmica, ya que para ser
almacenada requiere de un refrigerador
normal con temperaturas entre 2º y 8º C, lo
que agiliza la logística de distribución a
cada rincón de nuestro país y, por otro
lado, al ser una vacuna de virus inactivado
que contiene las 4 proteínas del virus, es
más difícil que su efectividad se pierda por
mutaciones”, explica.

Añade que las vacunas formuladas sobre la


base de varios elementos del virus generan
una inmunidad más integral y que
neutraliza varios componentes del virus, lo
que haría más difícil para una variante del
virus el escapar de la inmunidad.

Por último, la inactivación viral es una


estrategia de vacunación que tiene varias
décadas de uso en grandes poblaciones
humanas, demostrando seguridad y
efectividad para otras enfermedades
virales como la influenza y la poliomielitis.

Evaluación

Asimismo, el rector y Kalergis hacen una


positiva evaluación del proceso de
vacunación con Sinovac realizado en Chile.

“Es evidente que hasta ahora el programa


de vacunación masiva se ha basado de
manera prioritaria en la vacuna Coronavac
de Sinoivac, han llegado cerca de 8
millones de dosis y está programado que
durante este año Sinovac aporte 20
millones”, resalta el rector.

“Es importante el esquema de haber


negociado con varios proveedores de
vacunas para poder tener mayor seguridad
en la provisión. Sin embargo, hasta ahora
esta vacuna ha sostenido la mayor parte del
proceso de vacunación nacional. Esto nos
alegra, nos emociona y nos compromete a
seguir aportando con mayor énfasis a
través de los datos que se obtengan del
estudio clínico, el que ha sido de gran
importancia para obtener información de
la respuesta inmune en las personas
mayores”, celebra.

“El proceso de vacunación se ha


desarrollado de manera impecable, con una
excelente programación y una
implementación muy profesional.
Debemos felicitar al Ministerio de Salud, a
los consejos asesores y a los municipios por
esta implementación y desarrollo del
Programa. En un mes se ha vacunado a casi
cuatro millones de personas, manteniendo
el orden y esquema sugerido por la
autoridad sanitaria, el distanciamiento, las
medidas sanitarias y manejando de manera
muy delicada a la población de riesgo”,
puntualiza.

“Esto se puede realizar debido a que


nuestro país tiene larga experiencia en los
procesos y campañas de vacunación. Lo que
se ha podido realizar en nuestro país es un
orgullo para todos los chilenos y nos pone
en un liderazgo internacional, no solo en
Latinoamérica sino a nivel global”.

Cultura de inmunización

Para Kalergis, el liderazgo y el éxito que ha


demostrado Chile en el proceso de
vacunación masiva se debe a que el país
cuenta con una cultura histórica en
materias relativas a la inmunización, lo que
va acompañado a la gran red y experiencia
que tiene también el sistema de salud, ya
que cada año ejecuta el Programa Nacional
de Inmunización con una cobertura
cercana al 95% en muchas de sus vacunas.

“Me parece un logro notable de nuestro


país, que ha sido destacado por medios
internacionales. El compromiso ciudadano,
en particular de las personas adultas
mayores, es claramente destacable. Pienso
que estamos viviendo un momento
histórico, donde ha quedado en evidencia
que, gracias a la colaboración y
asociatividad del mundo científico y
médico, junto a entidades
gubernamentales como los ministerios de
Salud, Ciencia y de Relaciones Exteriores,
así como los gobiernos locales
(municipios) y regionales, más el sector
privado, Chile hoy puede contar con un
gran número de dosis de vacunas para su
compatriotas, que logrará salvar vidas y
nos permitirá avanzar hacia el control de la
pandemia”, asegura.

El director del IMII también resalta la


contribución de la Atención Primaria de
Salud, los consultorios y CESFAMs al
proceso, y la participación ciudadana, que
han permitido que desde los primeros días
de iniciada la campaña de vacunación haya
sido todo un éxito.

“Esto se debe a nuestra historia como país


en la ejecución y el desarrollo del Plan
Nacional de Inmunización, el que siempre
ha contado con una red que permite una
alta cobertura y la participación
ciudadana”, dice.

Producción local de vacunas

Cabe destacar que Chile fabricó vacunas –


la antitetánica– hasta 1982, cuando
terminó su producción en el Instituto de
Salud Pública (ISP) en virtud de la nueva
Constitución de la dictadura, que restringió
fuertemente el rol del Estado.

Hoy existen varios grupos a nivel nacional


que realizan investigación en
microbiología, inmunología y desarrollo en
vacunas tanto para humanos como para
animales, que han sido apoyados por
agencias científicas públicas y por el sector
privado.

Para Kalergis, es “evidente” que en


tiempos de pandemia la sinergia ciencia-
Estado-empresa-ciudadanía es más
necesaria que nunca.

“Señales muy recientes en esta dirección


las hemos recibido desde la Fundación
COPEC-UC, institución privada que ha
apoyado nuestra iniciativa de desarrollo de
una vacuna nacional para COVID-19. Esta
iniciativa además cuenta con apoyo
internacional a través de 3M. De esta
manera, la investigación científica en Chile
sobre vacunas se ha posicionado a nivel
nacional e internacional”, enfatiza.

Sin embargo, “lo que faltaría es que


nuestro país invierta en generar
capacidades para la manufactura y
producción a gran escala de vacunas en
Chile, dado que las que son para uso
humano son adquiridas de laboratorios
extranjeros que poseen alta capacidad de
producción y distribución”.

“Este es un desafío importante y ha


quedado en evidencia que requiere
atención urgente de las autoridades, dada
la pandemia de SARS-CoV-2. En esta
dirección, de manera conjunta, las
Universidades Católica, de Chile y de
Antofagasta, estamos trabajando en un
proyecto con apoyo de gobiernos
regionales y algunos parlamentarios, para
recuperar nuestra capacidad de
manufacturar vacunas. Es importante tener
en cuenta que esta no es la primera ni será
la última pandemia, por lo que debemos
como país comenzar a trabajar en
implementar mecanismos para el
desarrollo, manufactura y distribución de
vacunas seguras y de alta calidad en Chile”,
concluye.

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ALEXIS KALERGIS

INSTITUTO MILENIO DE INMUNOLOGÍA E


INMUNOTERAPIA (IMII)

RECTOR IGNACIO SÁNCHEZ SINOVAC

UNIVERSIDAD CATÓLICA

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