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C. Fortete- S. Gionghi. Análisis descriptivo de violadores seriales y sus víctimas.

Los delitos de serialidad son fenómenos que ponen a prueba los sistemas de investigación penal y la falta de una
respuesta adecuada puede generar pánico social y crisis institucionales importantes. Es por ello que es necesario
estudiarlos para desarrollar estrategias que permitan su rápida detección y un abordaje que posibilite la prevención de
nuevos hechos y la identificación de su autor.
En la ciudad de Córdoba desde el año 2001 a 2011 inclusive distintas cámaras en lo criminal condenaron a 8
violadores seriales. Con la finalidad de conocer con mayor profundidad el fenómeno de la delincuencia sexual serial en el
ámbito local se comenzó una investigación descriptiva a partir de las sentencias. Para realizar el análisis se tuvo en cuenta
los aspectos relacionados al comportamiento delictivo sobre los que se asientan distintas teorías que dan sustento a las
técnicas de perfilación criminal, ya que el objetivo final es poder aplicar estos conocimientos en la adaptación de dichas
técnicas para usarlas en el ámbito local.
La perfilación criminal consiste en analizar el comportamiento del autor de un delito para hacer un perfil
criminológico (descripción física, psicológica, de estilo de vida y otras cualidades demográficas) para ayudar a los
investigadores en su búsqueda a través de la reducción del número de posibles sospechosos.
Existen fundamentalmente dos métodos sobre el que se asienta en estas técnicas, el inductivo y el deductivo.
El inductivo se basa en información estadística de delitos ocurridos en el pasado con autores conocidos. Esta
información es traducida a variables que se introducen en programas informáticos de espectro estadístico que
permite relacionar patrones delictivos y obtener rápidamente una clasificación del probable autor. El principio
que lo guía es que si un número de personas diferentes cometen delitos con semejanzas, evidentemente deben
compartir rasgos de personalidad comunes.
El deductivo se caracteriza por analizar exhaustivamente la escena del crimen, teniendo en cuenta las evidencias
tanto físicas como psicológicas presentes en el mismo.

El objetivo que persigue cualquiera de los dos métodos es la elaboración de un perfil de autor desconocido para
circunscribir campos de búsqueda con relación a sospechosos y lugares, para asociar distintos hechos delictivos con un
autor o grupo de autores.
El análisis de delitos seriales se complementa con el análisis geográfico. Este es un análisis de suma importancia
para tareas investigativas, ya que la ubicación del autor en una determinada zona permite circunscribir y priorizar los
trabajos de búsqueda a una zona. Debe tenerse presente que siempre hay un delito sin esclarecer, porque no se pudo
individualizar el autor, hay dos preguntas claves para responder: quién puede ser el autor y dónde podría encontrarse
esta persona.
El objetivo del análisis geográfico es obtener información sobre la ubicación del posible domicilio o un punto de
anclaje del autor de un delito a través del análisis de la conducta espacial demostrada en la consumación del hecho o
en una serie de hechos.
Existen distintas teorías que explican el comportamiento espacial del autor:
El principio de proximidad postula que los delincuentes actúan generalmente cerca de su hogar cuando se encuentran
cumpliendo alguna rutina y se presenta la oportunidad. Se da cuando están presentes tres factores para que se
produzca el delito: una persona motivada para cometer el delito, un objetivo que le atrae y la ausencia de vigilancia.
La hipótesis del círculo de David Hunter plantea que los lugares donde se cometen los delitos están relacionados con
el domicilio del delincuente o con algún lugar importante para este. Canter hizo un estudio que demostró que entre
el 50% y el 75% de los violadores vivían en un área que podía ser definida por un círculo cuyo diámetro une los dos
lugares más alejados entre sí, llamándolo la hipótesis del círculo. A los delincuentes que viven dentro del círculo los
denominó "merodeadores", y al resto de agresores que no viven dentro del círculo los denominó como usted o
viajeros.
Luego, Canter junto con Goodwill llegaron a la conclusión de que en la realización del perfil geográfico hay que
tener en cuenta el lugar donde el agresor y víctima toman contacto, ya que es este lugar que más se relaciona con el
domicilio del agresor.
Por último, el principio de decaimiento desarrollado por Rossmo señala que a medida que un delincuente aumenta
la distancia de desplazamiento para cometer los delitos, la frecuencia de estos delitos disminuye. Esto se relaciona
con la preferencia para cometer delitos en la cercanía del domicilio y zonas en las que el delincuente se siente seguro.
El autor aclara que existe también una zona de seguridad o tapón cerca del domicilio en la que el delincuente no
comete sus delitos, ya que es una zona donde pueden ser reconocidos por las víctimas y testigos.
Diversos estudios también han demostrado que en los casos en que los autores han actuado haciendo uso de la
oportunidad, los lugares de abordaje de la víctima tienen alguna relación con las rutinas del victimario y, por el contrario,
en aquellos casos en los que el autor planificó el ataque, los lugares elegidos no están relacionados al autor, sino a la
oportunidad de acceder a una víctima en situación de vulnerabilidad.
Sin embargo, una rápida revisión bibliográfica nos permite ver que en Córdoba, a pesar de existir una amplia
casuística, no existen aún estudios criminológicos que específicamente hayan analizado en nuestro contexto sociocultural
las distintas teorías. Este es el motivo que llevó a comenzar esta investigación, de la cual adelantamos los primeros
resultados.
Resultado de la investigación.
De acuerdo a lo acreditado en las sentencias, los ataques de estos ocho violadores seriales fueron en perjuicio de
166 víctimas, distribuidas de la siguiente manera: el caso número 1 atacó a 8 víctimas, el número 2 actúa en perjuicio de
21 víctimas, el número 3 de 22 víctimas, el número 4 atacó a 80 víctimas, el número 5 a 9 víctimas, el número seis actuó
en perjuicio de 17 víctimas, el número 7 de 3 víctimas y el número 8 en perjuicio de 9 víctimas.
Con relación a la descripción de los victimarios podemos ver que se trata de varones de una edad promedio de 34
años al momento de iniciar la serie delictiva por la cual fueron condenados. Los 8 tenían su domicilio en la ciudad de
Córdoba, es decir, en la misma ciudad donde cometieron sus ataques. Todos tenían hijos y trabajo visible con el que
aparentemente se ganaban la vida. Seis de ellos tenían antecedentes delictivos previos y 2 contaban con antecedentes
específicos por delitos en contra de la integridad sexual, 2 reconocieron tener antecedentes de consumo de drogas al
declarar sus condiciones personales.
Con relación al modus operandi se analizó la descripción de los hechos para establecer el modo elegido por los victimarios
para concretar cada uno de sus ataques, para establecer si este se mantenía estable o se modificaba a lo largo de la carrera
delictiva. Se tuvo en cuenta características de la víctima y modo de seleccionarla, la manera de tomar contacto con la
misma, la forma de iniciar y mantener el control de esa, lugar seleccionado y modalidad de ejecución de la violación y
manera de abandonar a la víctima y el lugar del hecho.
Del análisis realizado se puede afirmar que el modus operandi se mantiene relativamente estable en todos los
casos estudiados, en los aspectos relacionados a los lugares y momentos del día elegidos para el abordaje la víctima, así
como en la modalidad de abordaje y control de la víctima y también con respecto a las características de la víctima y la
modalidad de ejecución del abuso sexual.
También es interesante observar el tiempo de actividad delictiva que tuvo cada uno hasta ser detenido, el tiempo
transcurrido varió entre los dos y los nueve los nueve años.
Es interesante observar que en todos los casos una vez iniciada una serie delictiva, solo fue desactivada por la
detención o muerte del victimario, confirmándose de esta manera las teorías al respecto, que señalan que un agresor
serial no suele tener un número límite de agresiones, sino que, por lo general, el límite lo determina su detención.
Con respecto a los días y horarios elegidos para cometer los hechos, prevalecen los días miércoles y lunes y los
horarios son variados. Puede establecerse alguna relación con la accesibilidad de la víctima elegida por el victimario por
ejemplo, en el caso N°5 el victimario seleccionó niñas en edad escolar y para atacar elegía los horarios en los que las niñas
están en la vía pública porque se trasladan a la escuela o desde este a su domicilio. En el caso N°1 el victimario seleccionada
mujeres que ofrecían casas a la venta y los ataques se relacionaban a los horarios concertados con las víctimas para
mostrar las viviendas.
Con relación a los lugares ninguna víctima fue abordada en lugares despoblados o descampados, por el contrario,
3 victimarios eligieron ingresar a la casa de la víctima, 3 abordarlas en la vía pública, 1 en la oficina dónde trabajaban y
otro en casas que estaban en venta.
En cuanto al comportamiento geográfico los principios desarrollados en párrafos anteriores se verifican
medianamente. El caso N°1 se trata de un autor que planificaba exhaustivamente cada hecho. Este sujeto atacaba mujeres
que ponían avisos de venta de casas en el diario local, se mostraba interesado y cuando le mostraban la vivienda abusaba
de ellas. Para provocar el encuentro y estar a solas con sus víctimas, en muchos de los casos contó con la complicidad de
una mujer que llamaba por teléfono a las mujeres que ponían los avisos de venta de casas, se ponían de acuerdo para ver
los inmuebles y luego concurría junto con el victimario. Mientras inspeccionaba la vivienda, la acompañante se retiraba
con alguna excusa y entonces el victimario quedaba a solas con su víctima para consumar el delito. Podemos ver que no
existe un patrón geográfico, los hechos están diseminados por toda la ciudad y el victimario ha tenido que desplazarse
grandes distancias para cometer cada uno de los hechos.
Por último, con relación al perfil de las víctimas, se realizó un análisis de todos los casos y se pudo observar que
no existe un estereotipo general de víctimas en estos hechos. Depende de las preferencias particulares de cada victimario
y de las circunstancias relacionadas a su accesibilidad. No hay un estereotipo de víctima definida únicamente por su edad,
características físicas, vestimenta, actividad que desarrolla, sino que estás características se relacionan a las preferencias
de los victimarios, pero fundamentalmente a las situaciones de oportunidad o situaciones del momento que las hacen
accesibles y vulnerables.
El análisis de los ocho casos nos permiten hacer las siguientes observaciones:
Las víctimas fueron todas del sexo femenino y responden a una amplia gama etaria.
Sí tenemos en cuenta los grupos de víctimas de cada violador serial en particular, puede observarse que en algunos
casos existe cierta prevalencia etaria.
En otros casos hay violadores que atacan a víctimas de edades variadas, pero con métodos específicos.
Sin duda que las circunstancias de vulnerabilidad y accesibilidad del momento son factores claves en la elección
de la víctima y que aún está factores son relativos.
Con relación a la actividad que desarrollaba la víctima en el momento de ser atacada, no se relaciona con
actividades de riesgo.
Queda por destacar que estos resultados corresponden a una primera etapa de la investigación y que en una etapa
posterior esperamos obtener más conclusiones con relación a que esos aspectos de los delitos sexuales de serialidad que
nos permiten aportar conocimientos útiles para agilizar las investigaciones, identificar más rápidamente a sus autores,
pero también para poder hacer prevención focalizada a cada caso en particular ya que los órganos de investigación penal
no solo tienen la obligación de esclarecer los delitos sino también evitar que sucedan nuevos hechos.

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