la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como el "Proceso
fisiológico que comienza en la concepción y ocasiona cambios en las características de las especies durante todo el ciclo de la vida; esos cambios producen una limitación de la adaptabilidad del organismo en relación con el medio. Los ritmos a que estos cambios se producen en los diversos órganos de un mismo individuo o en distintos individuos no son iguales". Envejecimiento exitoso, propuesto por Rowe, el cual hace referencia a la habilidad para mantenerse en bajo riesgo de enfermar, con un alto nivel de actividad física y mental y decididamente comprometido con la vida por medio del mantenimiento de relaciones interpersonales y de la participación en actividades significativas. Envejecimiento saludable, propuesto por la OMS (1998), definido como la etapa que comienza mucho antes de los 60 años. Esta solo puede obtenerse desarrollando desde edades tempranas hábitos y estilos de vida saludables, así como realizando prevención temprana de algunas enfermedades y discapacidades. Envejecimiento activo de la OMS (2002), enunciado como el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen. El término activo hace referencia a una participación continua en aspectos sociales, económicos, culturales, espirituales y cívicos, no solo a la capacidad para estar físicamente activo o participar en la mano de obra, si se quiere hacer del envejecimiento una experiencia positiva con una vida más larga.
Explica los Cambios en las estructuras corporales, diferencias de una
persona joven y una persona mayor y un plan de actividades de recuperación y mantenimiento para una persona mayor con cambios en sus estructuras. La vejez es un proceso natural de envejecimiento que afecta a todas las estructuras corporales. A medida que envejecemos, experimentamos una serie de cambios en nuestro cuerpo que pueden afectar nuestra salud y funcionamiento diario. Algunos de los cambios más comunes incluyen: Cambios en la piel: La piel se vuelve más delgada, menos elástica y más propensa a la sequedad. También pueden aparecer manchas y arrugas. Pérdida de masa muscular: Con la edad, es común perder masa muscular y fuerza. Esto puede llevar a una disminución de la movilidad y aumentar el riesgo de caídas. Cambios en el sistema óseo: Los huesos se vuelven más frágiles y propensos a fracturas. Esto se debe a una disminución de la densidad ósea, conocida como osteoporosis. Pérdida de audición y visión: Muchas personas experimentan una disminución en la audición y visión a medida que envejecen. Esto puede afectar la capacidad para comunicarse y realizar tareas diarias. Cambios en el sistema cardiovascular: El corazón y los vasos sanguíneos pueden volverse menos eficientes con la edad, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Cambios en el sistema respiratorio: Los pulmones pueden perder parte de su elasticidad, lo que dificulta la respiración y puede aumentar el riesgo de enfermedades respiratorias. Cambios hormonales: Las mujeres experimentan la menopausia, que se caracteriza por el cese de la menstruación y una disminución en los niveles de estrógeno. Los hombres también pueden experimentar una disminución en los niveles de testosterona. Disminución de la función cognitiva: Muchas personas experimentan una disminución en la función cognitiva a medida que envejecen, lo que puede afectar la memoria y la capacidad de tomar decisiones. Un plan de actividades de recuperación y mantenimiento para una persona mayor con cambios en sus estructuras puede incluir: Ejercicio de resistencia: Incorporar ejercicios de resistencia, como levantar pesas o hacer uso de bandas elásticas, puede ayudar a fortalecer los músculos y contrarrestar la sarcopenia. Se recomienda consultar con un entrenador personal o un fisioterapeuta para asegurarse de realizar los ejercicios de manera segura y adecuada. Ejercicio cardiovascular: Realizar actividades aeróbicas de bajo impacto, como caminar, nadar o andar en bicicleta, puede mejorar la resistencia cardiovascular y la salud del corazón. Estas actividades también pueden ayudar a mantener un peso saludable y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Flexibilidad y estiramiento: Realizar ejercicios de estiramiento regularmente puede mejorar la flexibilidad y la amplitud de movimiento, lo que puede ayudar a prevenir lesiones y mejorar la movilidad Ejercicios de equilibrio y coordinación: Practicar ejercicios específicos para mejorar el equilibrio y la coordinación, como el yoga o el tai chi, puede ayudar a reducir el riesgo de caídas y mejorar la estabilidad. Alimentación saludable: Mantener una dieta equilibrada y nutritiva puede ayudar a fortalecer los huesos y los músculos, y mantener un peso saludable. Se recomienda consultar con un nutricionista para adaptar la alimentación a las necesidades individuales. EXPLICA los Cambios en el Sistema Cardiovascular en el envejecimiento. El envejecimiento se asocia con una serie de cambios en el sistema cardiovascular que pueden afectar la estructura y función del corazón y los vasos sanguíneos. Estos cambios incluyen: Aterosclerosis: Con el envejecimiento, existe una acumulación de placa en las arterias, lo que reduce el flujo sanguíneo y aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca. Esto puede llevar a la formación de coágulos de sangre y bloqueos arteriales. Pérdida de elasticidad de los vasos sanguíneos: Las paredes de los vasos sanguíneos se vuelven menos flexibles y se endurecen con la edad. Esto puede provocar un aumento de la presión arterial y un mayor riesgo de enfermedades como la hipertensión. Disminución del gasto cardíaco: Con el envejecimiento, el corazón tiene una capacidad reducida para bombear la sangre de manera eficiente. Esto puede ser el resultado de cambios en la estructura y función del músculo cardíaco. Cambios en el sistema de conducción eléctrica: El sistema de conducción eléctrica del corazón también puede verse afectado por el envejecimiento. Esto puede llevar a arritmias cardíacas, como la fibrilación auricular. Reducción de la capacidad de respuesta del sistema nervioso autónomo: El sistema nervioso autónomo controla la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Con el envejecimiento, la capacidad de respuesta de este sistema disminuye, lo que puede provocar alteraciones en la regulación de la presión arterial y frecuencia cardíaca. Estos cambios en el sistema cardiovascular pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como enfermedades del corazón, hipertensión y accidente cerebrovascular. Es importante mantener un estilo de vida saludable, como hacer ejercicio regularmente, llevar una dieta equilibrada y controlar los factores de riesgo, como la presión arterial alta y el colesterol, para reducir el impacto negativo del envejecimiento en el sistema cardiovascular.